Capítulo 1 ~ Resonancia ~
Dulce calor... dulce y abrasador calor...
Eso y nada más era por lo que se encontraba pasando el planeta Cold número dos mil trescientos cuarenta y tres, del cuadrante norte 'CEERS - noventa y seis mil doscientos dieciséis'...
Una actividad cósmica tan molesta para los que no eran nativos de su gloria, como encantadora para los residentes eternos de la misma...
Esto era así gracias a que el sistema solar era guiado desde su centro, por un monumental sol escarlata... una estrella tan brillante que era muy eficiente en quemar tus sueños y esperanzas de tener un día de trabajo normal y corriente.
Una circunstancia extravagante y ligeramente irritante que se interponía con el buen humor por el que se encontraba pasando la gran figura que se movía con gracia y elegancia a través de la nave nodriza, que oculta, volaba por la superficie del planeta.
Una figura de un porte imponente y autoritario que con dignidad iba transitando por los brillantes y extravagantes pasillos de aquel destructor espacial; con el único consuelo de que el sonido de sus pesados pasos cortaban ese silencio tan apabullante… estaban tan cerca.
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*¡Impacto!*
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O así era hasta que un estruendoso estallido sacudió los cimientos del crucero estelar, obligando a varios de los guardias presentes a estabilizarse y comenzar una carrera por llegar a sus puestos de batalla correspondientes.
La misma figura fue la primera en lanzarse a una gran velocidad, recorriendo los largos y prominentes pasillos tecnológicos hasta dar con un gran salón repleto de múltiples especies de diferentes formas y tamaños; cada una verificaba multitud de computadoras y artefactos avanzados e indescriptibles.
"¡Comandante, nos han detectado! ¡El ejército de King Cold nos descubrió!" Exclamó uno de los aliens completamente alarmado, fomentando el pánico entre sus compañeros. "¡Rompieron el camuflaje, vienen en camino!"
Muchos más comenzaron a gritar y lamentarse aterrorizados antes de que un enorme ser de aspecto gris levantará la voz.
"¡Cálmense todos ustedes!" Exclamó el mismo con autoridad; tratándose de una criatura bípeda, con facciones extrañas, como lo podía ser su mandíbula cuádruple junto a un corazón violeta que cubría toda su anatomía. "¡Nunca lo olviden soldados! ¡Para esto nos preparamos, somos la resistencia del cuadrante norte contra el imperio de Cold! ¡Compórtense como tal!"
"¡Si señor!" Respondieron un tanto más inspirados, moviéndose con velocidad pese a las sacudidas de la infraestructura, más que dispuestos a acatar sus órdenes hasta el final.
"¡Nanaya, te necesito aquí!" Continuó la criatura al llamar a la misma figura que con una velocidad abrumadora segundo a su comandante.
"¡Aquí estoy señor!" Anuncio la mujer con firmeza.
"Parece ser que nuestro pequeño plan de ataque sorpresa a esta colonia del demonio, resultará poco fructífera después de todo." Dijo este con un gesto abatido. "Es obvio que mejoraron sus sistemas para detectar enemigos".
"¿Piensa que descubrió cómo usar el kí?" Cuestionó la chica un tanto sorprendida y alarmada.
"No... es seguro que solo mejoraron su tecnología... ese King Cold y su gente simplemente conquistan hasta desaparecer todo lo que construyó la desdichada civilización, nunca miran más allá de sus narices." El alien no pudo evitar soltar una socarrona carcajada. "Esa será la misma razón por la que caerán algún día..."
"No diga eso señor, saldremos de esta..." La tal Nanaya trato de animar al comandante ante su evidente resignación por la muerte inminente que se avecina. "¿Aún no recibimos respuesta de la patrulla galáctica?"
"No, ellos están más que derrotados, saben que no tienen oportunidad contra la organización interplanetaria de comercio, así que nunca intervendrán ni siquiera en sus propias fronteras". La mirada del alienígena pese a titubear por un segundo, rápido se volvió a tornar un poco más firme. "Pero yo no planeo rendirme, no permitiré que estos tiranos destruyan más mundos mientras respira... tú por otro lado, deberás irte de inmediato..."
"¡¿Qu-Que?!" Murmuró está incrédula por las palabras de su dirigente. Más una repentina explosión hizo estremecer la nave de extremo a extremo.
"¡Impacto directo! ¡Prepárense para abordarje enemigo!" Anuncio una voz femenina por la alta voz, alarmando aún más a los presentes.
"Sabes porque..." Continuó el alienígena mientras se reincorporaba de su asiento, alzándose en toda su altura. "Tú sabes lo que eres... puedes negar tu herencia, pero sigues siendo un Sayayin, tu poder aumentar sin parar... eres el arma más importante que la rebelión posee en contra del imperio."
La mujer no respondió de inmediato, manteniendo una mirada baja, evidenciando que acabó sumida en sus pensamientos internos pese al calor de la batalla que comenzaba a desencadenarse.
"Confía en mí, es lo mejor." Con esto dicho, el enorme alienígena lanzó un sonido rugido al momento en que abandonaba la cabina de navegación junto al resto de científicos asustados, que en una actitud valiente, cargaron con diversas y avanzadas armas, buscando hacer un fútil intento por ser de una última utilidad.
Dejando completamente sola a la guerrilla, que por un segundo dudo de su capacidad para recapacitar ante la decisión que había tomado.
"Lo siento comandante, pero no abandone a mi raza por nada". Con esto dicho, Nanaya rápido salió disparada en un estallido de la sala, directo al campo de batalla.
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El escenario desolador en el que se había convertido la nave de la rebelión era agravante.
Con todo el costado derecho de la misma destrozado, dejando expuesta una gran cantidad de circuitos y cableado. Permitiendo en consecuencia el abordaje por parte del gran ejército de King Cold en su interior como un enjambre de langostas hambrientas.
No obstante, los guerreros en el interior de la misma no se dejaron amedrentar. No por nada su objetivo era invadir un punto de control muy importante para los líderes militares del imperio del demonio.
Resumiendo la batalla en una guerra sin cuartel, donde los destellos volaban como proyectiles capaces de incinerar la armadura y carne de sus objetivos en segundos, mientras que varios conectaban golpes y patas tan poderosas que sacudían el suelo.
"¡No se rindan!" Dictó el comandante con fuerza al momento en que rompía las costillas de un alienígena portador de la clásica armadura del imperio. "¡Moriremos defendiendo lo que creíamos!" Rápido evadió una tecleada desde atrás antes de soltar un poderoso puñetazo directo en el rostro de su enemigo.
Otro par de soldados rápido hicieron el intento de embestirlo en conjunto, más no fue difícil para el comandante partirlos en dos con un simple movimiento de su brazo cubierto por una delgada pero formidable barrera de energía azulada.
"Vaya, vaya, debo admitirlo, pareces duro anciano." Exclamó una voz oscura desde la distancia; revelándose como una alienígena de piel índigo, escamoso y con cara de pez. Con excepción de sus botas, que son verdes, además de portar una capa violeta que ondeaba sutil. "Deben ser muy tontos como para pensar que podrían invadir un planeta protegido por las tropas del soberano King Cold".
El comandante de los rebeldes no respondió de inmediato, en lugar de eso rápido tomó una pose de lucha singular.
"Oh, ¿una pelea de inmediato?" Indagó el hombre púrpura con una desagradable carcajada. "Es tu funeral de todas formas viejo, tú decides."
"¡Arhaa!" El comandante soltó un rugido primal al momento en que embestía a su contrincante como un cohete, impactando un poderoso puño iluminado en el antebrazo de la alienígena sonriente. Comenzando consecutivamente un poderoso y atronador intercambio de puños y patadas sin igual que dejo a varios de los guerreros y soldados presentes pasmados.
"¡Vamos hombre, dama más batalla!" Bramó el cara de pez con enjundia al momento en que bloqueaba y paraba varios de los potentes golpes de su enemigo. "¡Demuestra porque se sentían capaces de hacernos frente!"
Casi como si respondiera, el cuerpo del rebelde fue cubierto al instante por un gran oleaje de energía transparente que pese a su naturaleza relajada, se iba agitando como una poderosa llamada. Conectando varios golpes en su enemigo con la suficiente fuerza como para desequilibrar su postura antes de atinar un puño en su pecho que lo hizo jadear.
"Bien... aghr... esa no me la esperaba-bhrga!" El alien no pudo terminar con su frase cuando un poderoso golpe finalmente conecto con su clavícula, sacándole el aire. "¡Mal-Maldición!" Y sin terminar con su abrumadora embestida, el comandante rápido golpeó con un poderoso puntapié al alienígena, derribándolo al fin y haciendo que mordiera el polvo.
El resto de guerreros rebeldes rápido tomó está victoria de su comandante como un incentivo para empezar un contraataque brutal sobre los soldados, que asustados, fueron muriendo uno a uno.
"Esa es tu respuesta..." Dictó el guerrero de cuatro mandíbulas antes de que levantará una mano, más que listo para terminar el trabajo sobre el agonizante alienígena. "Ahora muere".
No obstante, una segunda voz detuvo todo accionar de su parte.
"No, hoy, tú morirás." Antes de que el comandante pudiera reaccionar, un puño de color rosa cubría su campo de visión por completo.
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El caos en el interior de la nave era apabullante, con varios cadáveres de ambos bandos esparcidos a montones por la estructura.
Y aún así, el ejército del demonio del frío superó a sus enemigos en cantidad de bajas evitadas, sincronizando a sus soldados para que amedrentaran a sus contrincantes con ataques rastreros y golpes en conjunto.
Sin embargo, Nanaya rápido fue capaz de equilibrar la balanza al llegar al epicentro de la batalla. Embistiendo a varios soldados de Cold con una poderosa patada cargada antes de impactar varias haces de energía dorada sobre estos.
Un soldado quiso pasarse de listo al atraparla en un agarre sorpresivo, tarde cayó en cuenta de que la mujer había solidificado su energía tan particular hasta el punto en que había creado dos cuchillas en ambas manos. Y esta no desaprovechó la oportunidad, cercenando ambos brazos de su enemigo antes de proceder a decapitarlo.
Luego de este acto tan brutal, varios de los soldados restantes en la habitación optaron rápidamente por retroceder, evitando una muerte dolorosa y mortal en el proceso.
Así, este pequeño lapso de tiempo fuera, permitió que la mujer pudiera serenarse y pensar en su siguiente movimiento. Además de poder apreciar con cierto ojo calculador sus dos armas moldeadas en base a un kí muy particular.
Pues el poder que desprendían ambas cuchillas etéreas, era por decir poco, extravagante en el mejor de los casos. Ya que en lugar de manifestarse como el resto de energías vitales de otros Sayayin con los que alguna vez convivió; eran portadoras de un tono dorado muy profundo, y en su superficie, un brillo anaranjado la cubría, desprendiendo de su estructura un humo espectral junto a pequeñas partículas similares a cristales, casi como si fueran fragmentos de estrellas.
Si, sin duda su poder siempre había sido una gran incógnita tanto para ella como para sus aliados.
"¡Aghrahhh!" Más un desgarrador gritó saco a Nanaya de su pequeño momento de introspección al reconocer al portador.
"¡Maldición!" Así la mujer salió disparada como un misil hasta su origen. "¡No, no, no, no!" Realmente deseaba que no fuera lo que ella pensaba y era consciente de que era.
Moviéndose como un torbellino a través de los desgarrados pasillos de la nave devastada hasta dar con su objetivo no tan agradable.
Y lo que encontró no la pudo dejar más impactada, pues la escena delante suyo era completamente devastadora; con la totalidad de los guerreros de la rebelión muertos a los pies de la inmensa aglomeración de soldados del tirano. Y con una figura mórbida en el podio que miraba con desprecio los restos polvorientos del comandante como si no fueran nada más que basura.
"Al final lo único que pudo hacer es deleitarnos con un grito, ¡jejeje!" La muchedumbre de soldados le siguió el juego, soltando una ola de carcajadas sinceras o meramente de cortesía para con su jefe.
La criatura en si era un horrible ser de cuerpo obeso, piel de color rosa junto a varios pinchos que sobresalían de su anatomía tan desagradable.
Ese era sin lugar a dudas, uno de los guardaespaldas personales de King Cold. Uno de los militares más poderosos en el ejército del conquistador.
No obstante, la furia que surgió luego del dolor de ver a un amigo muerto de manera tan deshonrosa fue más poderosa que la temible reputación del adefesio.
"¡Dodoria!" Gritó Nanaya con fuerza, expulsando una poderosa ola de poder al son que preparaba su par de cuchillas de ki, más que lista para cortar la cabeza del monstruo delante suyo.
El susodicho por otro lado se limitó a arquear una ceja, curioso. "Oh, ¿quedó una? elimínenla." Al instante un par de soldados asintieron a su superior, lanzándose en contra de la última rebelde con confianza.
Más Nanaya tenía puesta su mirada asesina en otro ser, por lo que en un abrir y cerrar de ojos, ambos soldados fueron rebanados como filetes, cayendo muertos sobre el frío suelo.
"Oh, esa es una forma de pelea muy particular". Reflexiono Dodoria ciertamente curioso, y con un gesto, el resto de soldados se lanzaron en conjunto pese a sus dudas, grave error.
Nanaya rápido se lanzó como un torbellino directo al montón de enemigos, moviendo sus cuchillas doradas a velocidades increíbles; cortando y partiendo la carne de cada desdichado que osaba interponerse en su camino, dirigiendo su camino poco a poco hasta un anonadado Dodoria que verificaba con su scouter el nivel de pelea de la mujer.
"Pero si esto no es posible... cada soldado tiene un decente nivel de pelea... ya deberían haberla abrumado, su poder ni siquiera a aumentado..." Más las divagaciones del alienígena rosado tuvieron que detenerse cuando la guerrera ya casi había terminado con todos los soldados. "Bueno, eso no importa ya..."
Y solo cuando Nanaya planto cara al alíen rosa, lista para cortarlo a no más de un par de metros, fue que Dodoria actuó. Tomando una gran cantidad de aire antes de expulsar desde su interior una contundente y poderosa ráfaga de energía.
Con la mujer que apenas pudo bloquear el ataque con ambas cuchillas cruzadas, y pese a la intensidad se mantuvo firme, provocando una explosión directa que la hizo tambalearse por unos segundos antes de plantar los pies firmemente en el suelo con convicción, ahora sin sus armas de kí que se habían desvanecido como cristales.
"Vaya, ese ataque hubiera diezmado a un guerrero notable, me impresiona cucaracha." Dictó Dodoria con una ladina sonrisa.
"Púdrete gordo..." Nanaya usa el último gramo de dignidad que le quedaba para burlarse del engendro delante suyo. Cosa que resultó, pues la bestia rosada rápido frunció el señor furioso.
"Oh, conque eres de esas maleducadas..." Los pocos músculos que el alienígen presumía se ensancharon aún más. "¡Pues te daré una lección!" Una bola de energía resurgió de su palma, preparándola en contra de la insolente basura a sus ojos.
Pese a esto, Nanaya no se desánimo, preparando una propia fuente de energía humeante y etérea en su brazo derecho, detrás oculta de su espalda.
Ella era consciente de que no resultaría, pero no le daría el gusto al bastardo de salir completamente ileso de este encuentro... mínimo un rasguño sería suficiente para que la recordara cada vez que vea su repugnante reflejo.
"¡Muere!" Bramó Dodoria al instante en que lanzaba su ataque sobre una aparentemente indefensa Nanaya. No obstante, la misma a su máxima velocidad, evadió de milagro el golpe que destrozó una gran extensión de la agonizante nave, antes de revelar su brazo que era iluminado por su poder tan pintoresco. "¿Oh?" Fue todo lo que soltó Dodoria antes de que un tajo del golpe de Nanaya cortará de manera superficial la base de su pecho hasta su ojo izquierdo. Aparentemente sin dañarlo de gravedad en un inicio, más para el asombro de la misma mujer, provocando un daño contundente que quemo la carne del alienígena y destrozó su globo ocular. "¡Aghraa!" Chillo el engendro mientras tomaba con ambas palmas su cara desfigurada.
"Vaya..." Murmuró Nanaya que por su parte, contemplaba su brazo que aún fulguraba con ese humo etéreo que tanto caracterizaba a su propio kí.
"¡Maldita zorra!" Gruño Dodoria al abrir su único ojo restante, preparando un segundo pero más poderoso ataque que la chica peli negra estaba segura acabaría con su vida.
"Maldita sea..." Farfullo la misma lista para recibir a la futura muerte con la mayor dignidad que podía demostrar.
Tal vez debía haber hecho caso al comandante sobre escapar y luchar otro día...
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~Ella... Ella es lo que necesitamos... llámala... Trunks... dile a Sheng Long que la traiga aquí...~
Continuará...
Pequeño aviso, debido a un error de la aplicación, me vi forzado a eliminarla, por eso la vuelvo a publicar, espero esta vez no haya problema.
