Capítulo 3:

Empuje


—Gané... —

Yuya susurró, con su rostro lleno de alivio. Incredulidad y esperanza. Tumbándose sin cuidado en la comodidad de su propia cama.

—Realmente gané. —Susurró una vez más, como si lo que sucedió esa mañana no hubiera sucedido realmente.

Aun su mente estaba tardando en procesar toda aquella conmoción.

—No puedo creerlo. ¡Gané! —

Gritó esta vez a los cuatro vientos, contento consigo mismo por primera vez en mucho tiempo.

Alzando sus brazos en jubilo, intento que su emoción pasara sin mucho recato. Sin embargo, solo bastaba mirar a su lado para observar el poster pegado con la figura de su padre.

—¿Me viste papá? Pude limpiar nuestros nombres. ¿Estas orgulloso? Fue un combate duro, pero mantuve en todo momento tus enseñanzas. —

Yuya coloco una mano sobre el poster, como si en verdad hablara con su padre.

Sus ojos escocieron y aunque intento mantener sus propios sentimientos a raya, por alguna razón. No pudo evitar llorar en esta ocasión.

—Hice todo lo que pude, me esforcé. Y gané. Papá... ¿Es ésto lo que habías esperado de mí? —

Cuestionó al frío muro, esperando que de alguna manera milagrosa el retrato hablara; no obstante, esto no sucedió.

Por lo que volvió a recuperar su mano.

¿Había forma real de saber si esto estaba bien? Quién sabe, pero Yuya, esperaba sinceramente que su padre, sea donde esté, le este bendiciendo con la fe de un creyente.

Ese era el trabajo de los padres, entonces...

Yuya consideraba que tenía que ser así.

Un padre que apoya a su hijo. Justo como los padres e hijos que ve en los parques, o en los centros comerciales.

—No me has abandonado realmente ¿verdad? Me has estado cuidado de lejos. —

Dijo con un tono extraño, volviendo a colocar su mano sobre el poster. A la vez que ocultaba su mirada.

Sí, era mejor pensar que su padre no lo abandono por voluntad propia. A atreverse a pensar que fue a propósito.

Su padre no era ese tipo de hombre, que abandona a su familia a su suerte, así que...

—Espérame, te encontraré donde estés. Y juntos volveremos a casa. Nos reiremos de esta situación, y podremos seguir avanzando. —

Mm, era doloroso escucharse.

Y el nudo en su garganta lo hizo mas difícil, pero Yuya lo aguanto.

Tanto sufrimiento, el día de mañana haría que valiera la pena.

—El día de mañana... —

Dijo, antes de que una nueva emoción reverberara en sus adentros. Haciéndole levantar su mirada llorosa.

—¡El día de mañana será diferente! Nadie se atreverá a mirarme hacia abajo. He limpiado nuestro nombre, el apellido que nos causó vergüenza durante tres años. ¡Lo he limpiado! Entonces... —

¿Entonces qué...?

Yuya se detuvo a sí mismo ante sus propios pensamientos.

¿Qué tenía que hacer ahora que había alcanzado su propio objetivo?

—… —

Fue extraño.

Había pelado tanto el que iba a limpiar su nombre que ahora que lo había obtenido, sinceramente no sabía que hacer.

¿Debía seguir actuando como normalmente lo hacía?

¿Desempeñar dignamente el papel de bufón?

Yuya se sentía envuelto en sentimientos complejos.

¿Cómo debía reaccionar ante esto?

Era verdad que se sentía feliz, pero algo de todo esto, no podía convencerlo del todo.

Había sido él quien peleo con las enseñanzas de su padre para ganar, ¿cierto? Había sido el quién se levanto con un orgullo en alto para demostrar que su apellido no era ni pertenencia a alguien cobarde ¿verdad?

Pero entonces... ¿Porqué se sentía con un gran vacío?

Yuya no podía entender ese complejo sentimiento enterrado en su propio corazón, por lo que alzando su mirada hacia el poster de su habitación. Decidió practicar lo que su padre le enseñó.

"Si quieres llorar, ríe en su lugar, esa puede ser una buena solución."

Sí, Yuya no tenía porque soportar un sentimiento tan complejo, así que sencillamente sonrió.

Como si no pasara nada.

Esa era la mejor solución.


La mañana siguiente como el corazón de Yuya dicto, fue diferente.

Ya no había miradas que le siguieran con desprecio, o con la típica curiosidad. Sencillamente, como si el apellido Sakaki que había causado vergüenza a su persona hubiera dejado de existir, los demás parecían hacer gala de otra novedad.

Era curioso como es que se manejaba la propia sociedad, pero para Yuya, la respuesta fue relativamente buena.

—Ya no tendré que esconderme ni pelear... —Susurró con un deje lleno de alivió.

Por lo que apurando su paso para llegar a la escuela su escuela de duelo, corrió las últimas calles. Logrando detenerse justo cuando percibió la larga fila que peleaba para entrar al dichoso recinto.

—¿Qué es esto...? ¿Qué esta pasando? —

Su mirada confusa fue lo que vago de aquí allá, no obstante apenas Yuzu lo miro rápidamente dejo de atender a la multitud para jalarlo hacia dentro.

—¡Yuya! ¡Llegas tarde! ¡Todos estaban esperándote! —

¿Qué...? ¿Todas esas personas...? ¿Estaban esperándole...?

Mm, Yuya se sintió mareado por un momento, sin embargo se recompuso una vez Yuzu le pidió algo.

—Ellos quieren ver la invocación péndulo. ¡La invocación péndulo! ¡Yuya! Complace a tus fans. —

Uy, y eso basto lo suficiente para que el corazón de Yuya diera un vuelco y su rostro se enrojeciera.

"¿Ahora tengo fans?"

Una pizca de altanería se coloco a su pecho, y aunque intento no levantar su mentón con orgullo. La situación misma le ganó.

Él había orado por un milagro, y que estuviera sucediendo ésto justo ahora, bueno...

—¡Bien! Entonces complaceré a mis fans. —

Era mas de lo que podía pedir.

"Obsérvame papá, cumpliré con tus expectativas."

Y con un animo renovado, se encaminó junto a los demás al campo de duelo.

No obstante...

Como sí el destino se burlara de él, algo sucedió.

*Error*

—¿Por qué...? ¿Por qué no funciona? —

Las cartas que lo habían acompañado y llevado a la victoria, justo ahora. En un momento tan importante, dejaron de funcionar.

Y por ende, la poderosa invocación péndulo, también lo abandono.

"¿Porqué...?"

Se cuestiono con horror.

"¿Porqué ahora?"

—¿Yuya...? —

Yuzu le llamo con disco de duelo en alto, mientras esperaba que él terminara su turno.

—¿Hay algo mal? —

—Maldición... —Yuya se sentía terriblemente avergonzado, y aunque intento una y otra vez ajustar la escala para hacer la invocación péndulo...

No lo logró.

Cosa por la cual sus "fans" ahora mismo comenzaron a insultarlo.

—Sakaki Yuya no lo logró. —

—Oye, ¿realmente fue él quien ganó? No creía que realmente alguien como él pudiera ganarle al campeón. —

—Es un fraude, justo como su padre. —

Una risa seca y burlona se escuchó por allá, y aunque Yuya intento ver quien fue, la masa de personas lo oculto.

—Bueno, ¿quién lo diría? La manzana no cae lejos del árbol. —

Varias personas comenzaron a reír, y aunque Yuya salio rápidamente para explicar lo que quizá habia salido mal, nadie realmente lo escucho.

—¿Si quiera las cartas péndulo son legales? Pienso que ha llegado demasiado lejos. —

—¿Qué...? —

Yuya se sentía destrozado.

¿Como fue posible que un buen día se transformara en uno horrible?

Sus piernas estaban perdiendo fuerza, y aunque siguió intentando, alguien mas dijo:

—Las cartas deben ser un fraude como lo es esta escuela. Nada bueno debe salir de ella, vámonos. —

—¡E-Esperen...! ¡Eso no...! —

Yuya realmente intentó explicar, gritarles que no era un fraude. Que esas cartas eran legales y que fueron un valioso regalo; pero por mas que intento detener a la multitud, ninguno realmente cedió a sus palabras.

—Obsérvalo, es tan patético. —

—Deberíamos irnos, puede que su suciedad sea contagiosa. —

Las palabras eran como filosas espadas desgarrando su carne, y aunque Yuya realmente decía la verdad. Fue mas el peso de su propio fracaso el que lo condenó.

Pensar que hace poco se había sentido feliz.

Fue un estúpido error de su parte asumir que todo iría bien.

"Maldición..."

Yuya sintió sus ojos escocer.

Y aunque se detuvo en un punto como para considerar estar solo, se negó a derramar una sola lágrima.

"No, llorar esta mal."

Se repitió en su mente como un mantra.

Y recordando las sabias palabras de su padre, coloco sus inseparables goggles frente a sus ojos.

Al menos de esta manera, nadie sería capaz de juzgarle.

Yuya estaba también por retirarse ante la mirada decepcionada de su amiga, más antes de que eso sucediera, su amigo, Gongenzaka salió a relucir otro tema.

—¡Yuya! ¿Cómo puedes irte aun cuando uno de tus fans aun te sigue esperando? —

¿Cómo dijo...?

Yuya se sintió aturdido, y cuando dio media vuelta para mirar a su varonil amigo, se percato de un pequeño de cabello azul.

"Ese niño..."

Yuya pudo reconocerlo de un vistazo, hace poco él después de todo le había prometido que le enseñaría todo lo que había aprendido, así que... ¿Cómo podría olvidarlo?

—Este niño. —Dijo Gongenzaka seriamente. —Dice que tiene algo que decirte. —

El niño, aunque tímido comprendió que era su turno para hablar, así que dio un paso adelante.

—¡Yo creo que el hermano Yuya dice la verdad! ¡Yo te vi luchar contra el campeón! ¡El hermano Yuya jamás haría trampa! ¡Yo creo en Sakaki Yuya! —

Uh, ¿pero que era esto?

¿Un niño defendía su manchado honor?

Tenía que reconocerle sus grandes agallas, no cualquiera se aventaría al barro junto a él.

—Gracias... Espero no haberte decepcionado tanto. Lamento que hayas tenido que ver eso. —

Dijo en un tono ambiguo, levantando una vez mas sus preciados goggles.

Mm, a este punto se sentía que tenia una responsabilidad, y aun mas con la mirada brillante que el pequeño niño le dirigió, sin embargo, siquiera antes de decidir que hacer a continuación, una voz ajena se sumo.

—Veo que Sakaki Yuya esta pasando por una situación difícil, es comprensible cuando solo la sociedad élite fue capaz de hacerse con la invocación péndulo. —

"¡Esta persona...!"

Yuya sintió que su corazón dio un nuevo vuelco y sus manos comenzaron a temblar, y dando un paso hacia atrás, observó al hombre que justamente el día de ayer conoció en el centro comercial.

—Lamento no haberme anunciado, pero tenia muchas ganas de verte. —

El tono fue cautivante, pero Yuya aunque sintió que su rostro se lleno de vergüenza, no se dejo ilusionar. Por lo que intentó controlar su expresión.

—¿Yuya? ¿Quién es...? —

Gongenzaka preguntó a su lado, pero basto la voz sorprendida de Yuzu para presentar al recién llegado.

—¡¿Tsukumo Hoshiyomi?! ¿Qué hace un magnate en la escuela? ¡Yuya...! —

Ah, y las miradas no tardaron en dirigirse a él para pedir explicaciones.


Por supuesto que un don nadie como él conociera a un gran magnate daba mucho de que hablar, pero justo ahora se sentía lo suficientemente avergonzado como para prestar la debida atención.

—Yuya, ¿realmente conoces a este hombre? —Preguntó Yuzu, con un tono ansioso y en un breve susurro, mientras analizaba al hombre sentado cómodamente frente a ellos.

El cabello largo que caía en suaves ondas, los rasgos maduros y finos; las ropas caras.

Hoshiyomi Tsukumo gritaba glamour, y aunque la única fémina del grupo estaba encantada, Yuya fue un caso aparte.

Pues aun sentía ese extraño sentimiento en la boca de su estomago.

"¿Porqué te emociona tanto...?"

Quiso reclamar, pero lo que salió de su boca fue un suspiro.

—Te dije que lo conocí ayer. —

—Pero... —

Ah, Yuya no tenia que ser tan listo como para saber que ese tono vacilante de su amiga escondía algo.

'¿Cómo es que alguien como tú lo conoce?'

La incógnita estaba impresa en la cara de Yuzu, pero Yuya prefirió ignorarla junto al sentimiento de vergüenza.

Era mejor resolver cualquier mal entendido justo ahora.

Así que mirando un poco mas decidido al único adulto de la habitación, dijo.

—Creo que ya ha escuchado las noticias, es verdad que gane el encuentro con el campeón. Pero me temo fue un golpe se suerte, el día de hoy no pude replicar la invocación péndulo. —

Era doloroso admitirlo, pero Yuya estaba decidido a no dejarse humillar aun más.

—Así que si esta aquí para recuperar las cartas, yo... —

Yuya sacó su deck, pero justo como llegó, el CEO rápidamente negó.

—Creo que esta atando malos cabos, yo vine expresamente a ver a Sakaki Yuya, no ha recuperar las cartas. ¿Dígame, tan malo fue mi regalo? —

Yuya sintió una extraña punzada en su corazón, mas guardando la poca compostura que le quedaba, trato de responder.

—N-No quise decir eso. Es solo que... —

Hoshiyomi pareció complacido con su reacción, pues una vez Yuya se enredo en sus propias palabras, con una suave sonrisa añadió.

—En ese caso, le pido conserve las cartas. Fue un regalo después de todo; además es de mala educación rechazar un regalo. ¿No le parece? —

"¿Pero que está diciendo?"

Yuya sentía su rostro calentarse, mas se negó a parecer aun mas débil.

—Me quedare con las cartas, solo por educación. —Recalcó. —Pero cambiando de tema, ¿qué es lo que hace aquí? Si no le molesta. —

Vaya, el sonrojo de Yuya era adorable.

Y aunque Hoshiyomi deseo por un momento empujar mas al menor, respondió con toda propiedad.

—Como dije, he venido a conocerte, y también, a ofrecer mi patrocinio. Estoy buscando a fuertes duelistas, y tú, sin duda cumples con cada uno de mis estándares. —

¿¡Cómo dice...!?

—¡¿Desea reclutar a Yuya?! —Gritó de pronto Yuzu impresionada, aunque rápidamente se calmo al percibir la mirada del adulto a su persona.

¿Estaba hablando en serio?

Yuzu observo de soslayo a su amigo, quien parecía atragantarse con su mismo aire, y meditando volvió su vista al adulto.

¿Realmente ese hombre? Hoshiyomi Tsukumo, ¿desea patrocinar a Yuya?

Los sentimientos que abrumaron a Yuzu fueron contradictorios, pero no los expresó.

¿Quién en el mundo esperaba que Yuya, un niño abandonado, recibiera tan buena propuesta? ¿Qué hay de ella?

—¡Ah...! —

Un sentimiento de culpa pronto comenzó a invadirla.

¿Qué estaba pensando justo ahora?

No, ella debía estar feliz por su amigo. No tenía porque codiciar lo que era suyo, entonces...

"Solo debo apoyarlo."

—¿Esta seguro de que solamente desea eso de Yuya? ¿No es bastante sospechoso que venga con esta propuesta en este momento? —

Hoshiyomi, que parecía hacer gala de su orgullo, no se mostro ofendido por el repentino ataque de la fémina, sino que incluso pareció divertirse.

—¿Tengo que darle mis razones? Señorita se que desea hablar por su amigo, pero hasta donde yo tengo conocimiento. El joven Sakaki puede hablar por sí mismo. —

La arrogancia estaba en el tono, y aunque Yuzu se sintió avergonzada. Prefirió hacerse la desentendida.

Para Hoshiyomi era mas que obvio la envidia de aquella que se llamaba Yuzu, pero no había recorrido toda la carretera solo para hablar con ella, por lo que cambiando de postura, regreso a su primer interlocutor.

—Entonces joven Sakaki, ¿qué dice? ¿Le gustaría ser patrocinado en mi nombre? —

Yuya pareció vacilar por un momento, pero luego de un largo debate interno, soltó.

Con un tono tímido.

—Pero no he logrado dominar la invocación péndulo. —

¿Y eso era el problema?

—Por supuesto, si me dejas ayudarte. Prometo hacerte dominar la invocación péndulo. —

—… —

—Y sí lo que te preocupa es decepcionarme, créeme. Hablas con el hombre correcto, con mi patrocinio, no volverás a decepcionar a nadie. —

Las palabras eran afiladas, pero precisas, así que no fue sorpresa que Yuya, rápidamente atendiera a ellas.

—¿No decepcionare a nadie? —

—Jamás, con mi enseñanza y mi cuidado, nunca volverás a decepcionar a nadie. —

—¡Oye...! —

—¡Usted...! —

Los amigos de Yuya intentaron reclamarle, sin embargo, ¿no esto era lo que hacían siempre con su pobre Yuya?

No, esta vez Hoshiyomi iba a tomar la delantera.

—He hablado ya con mis consejeros, y ven en ti un gran potencial. Así que, ¿qué dices? —

Yuya volvió a mirarle, y aunque había miedo y dudas. Dio una conveniente respuesta.