- . My Hero Academia 180 grados. -
13. Donde Deku habla con Uraraka sobre su pelea con Kachan, le cuenta sobre su pasado y le dice que es linda
(Segmentos marcados con * por temas sugerentes IzuxOcha)
Acostado en su cama, Deku sostenía el celular pegado a su mejilla, la luz tenue de la pantalla apenas iluminando el contorno de su rostro mientras miraba fijamente el techo oscurecido de su habitación. El silencio del cuarto contrastaba con la suave voz de Uraraka que llegaba desde el otro lado del auricular.
—¿Y tu mamá te regañó? —preguntó ella, su tono de voz preocupado, pero cálido.
—No y tampoco me castigó —dijo colocándose una bolsa de hielo en su ojo — Lo primero que le dije fue que con quien me pelee fue con Kachan y ella de inmediato asumió que sólo fue en defensa propia.
— Pero eso es cierto.
—Si bien Kachan fue el que inicio la pelea... siendo totalmente honesto... desde hace tiempo quería enfrentarme a él. Aunque no me mal entiendas Uraraka. A pesar de lo que pasó antes, no le guardo ningún rencor a Kachan por meterse conmigo en la escuela. Es sólo que, ahora que me he vuelto un poco más fuerte, una parte de mí quería comprobar si la brecha entre ambos seguía siendo demasiado grande o si se había acortado aunque sea sólo un poco.
—Ya veo... ¿Y cómo te sientes ahora?
Deku pensó en eso por un momento. Mientras yacía en la tranquilidad de su habitación, las cosas parecían más claras.
—Creo que mejor. Durante la pelea pude expresarle mi intención de alcanzarlo y a su vez pude entender a Kachan un poco más. Él me dijo que no quiere ser tratado como si fuera alguien débil y que le molestó que le ofreciera ayuda.
—Pero todo eso empezó cuando solo tenían cuatro años —replicó Uraraka con una ligera incredulidad—. ¿No debería Bakugo haberlo superado ya?
—Suena bastante inmaduro, verdad? —admitió— Pero al escucharlo y meditarlo después con calma, me hizo comprender que yo también me he sentido un poco de esa manera por algo que dijo mi mamá a esa misma edad.
Deku rememoró la escena en su mente.
—Cuando tenía cuatro años y el doctor me dijo que debía darme por vencido respecto a mi idea de convertirme en un héroe y luego en casa le pregunté a mi mamá si aún podía ser como All Might, ella empezó a llorar y me dijo que lo sentía— Los ojos de Deku se entrecerraron mientras el peso de aquel recuerdo caía sobre él. Aún podía sentir el eco de esa desesperanza infantil, la sensación de que su sueño se desmoronaba. —Esas eran las palabras que menos quería escuchar en ese momento. Era como si me pidiera que me rindiera y al mismo tiempo como si sintiera pena por mi. Por eso creo que ahora no le podría restar importancia a lo que le molestó a Kachan en primer lugar.
—Pero no lo hiciste de manera consciente, ¿cierto? —Uraraka intentó suavizar el peso de la conversación—. Supongo que te preocupaste genuinamente por Bakugo cuando le ofreciste ayuda.
—Eso mismo le expliqué a mi mamá cuando hablamos. No quería hacerla sentir mal después de tanto tiempo. —Deku se giró lentamente sobre la cama, el colchón crujió bajo su peso mientras colocaba el hielo de nuevo en su ojo—. Después le dije que quería intentar el examen para la U.A., y me prometió que me apoyaría de ahora en adelante.
—Me alegro mucho por ti, Deku! Entonces, yo tenía razón!
Deku sonrió, sintiendo una calidez en el pecho ante las palabras de Uraraka, aunque reaccionó de pronto.
—Ah! Lo siento. Creo que llevó mucho tiempo hablando de mi. Debo estar aburriéndote.
—En absoluto! Estás historias de rivalidades entre chicos son tan interesantes como si las estuviera leyendo directo de un manga. Definitivamente ustedes dos serían los protagonistas!
Deku no pudo evitar soltar una risa nerviosa ante esa imagen mental.
—Jajaja, eres muy linda, Uraraka.
—Ah...
—Ah ..?
En un segundo la incomodidad entre ambos fue palpable aunque no estuvieran físicamente en el mismo lugar y Midoriya se maldijo de nuevo por estar pensando y sintiendo una sensación demasiado comprometedora entre ellos dos.
'Es como si estuviéramos acostados juntos' pensó sintiendo cómo el calor subía a sus mejillas.
¿En qué momento se había acostado hablando por teléfono con Uraraka? ¿Estaba demasiado distraído para no notarlo? Y lo más importante "¿Estaba disfrutando de esa incomodidad de alguna forma ahora?"
Negó fuertemente con la cabeza sentándose en la cama.
—Tú también… eres muy lindo, Deku — respondió suavemente Uraraka y entonces Midoriya sintió un terrible flechazo en su corazón.
'¡Ahora si se lo estaba diciendo a el!'
Las manos empezaron a temblarle, y sin querer, dejó caer el teléfono. Cuando trató de recuperarlo, sus dedos se deslizaron torpemente sobre la pantalla y, para su horror, colgó la llamada. Ante eso quedó completamente blanco haciendo la pose de la pintura del grito.
¡Noooooo!
'¡Tenía que volver a llamarle!' se dijo al lograr recuperarse un poco de la impresión. Pero, antes de que pudiera hacerlo, el celular vibró en sus manos, mostrando un mensaje de Uraraka en la pantalla.
'Debes estar cansado. Nos vemos mañana. Descansa'
Deku soltó un suspiro de alivio, aunque el calor en sus mejillas seguía presente.
'Hasta mañana y lo siento" respondió de inmediato, asegurándose de no cometer otro error.
Finalmente, con más calma, dejó el celular junto a la almohada y se recostó de lado. Pero, por más que intentaba relajarse, su mente seguía enredada en esa extraña sensación. El eco de las palabras de Uraraka resonaba en su cabeza, haciendo que su corazón latiera más rápido cada vez que lo recordaba.
'Sería posible que durmiera ahora que se sentía tan ansioso?'
Completamente sonrojada y en pijama Uraraka presionó su celular a la altura de su pecho.
—Deku.
.
*.
El resplandor del amanecer ya comenzaba a teñir el horizonte de dorado mientras las olas rompían suavemente en la playa. Una ligera brisa salada acariciaba el ambiente, trayendo consigo una sensación de serenidad que contrastaba con la tensión que poco a poco se acumulaba entre Izuku y Uraraka. Sus pies, firmemente plantados en la arena, parecían una representación física de su determinación mientras ambos se preparaban para el enfrentamiento.
—Me alegra que hayas aceptado venir más temprano, Deku —dijo Uraraka con una sonrisa que iluminaba su rostro, pero también con una seriedad en su mirada que no podía ignorarse—. Hoy veremos los frutos de nuestros entrenamientos. Tu estilo de pelea mixto contra mis artes marciales. Y no quiero que me tengas consideraciones especiales, ¿entendido? Ni porque somos amigos ni porque soy una chica.
Izuku asintió lentamente, sintiendo el peso de las palabras de Uraraka. La brisa jugaba con su cabello verde, pero su mirada estaba clavada en ella, concentrado, como si supiera que el día sería decisivo para ambos.
—Entendido, Uraraka. Sin consideraciones —respondió con voz firme, adoptando una postura defensiva mientras parecía que su mente ya calculaba posibles movimientos y estrategias.
El sol, aún bajo, comenzaba a elevarse sobre el horizonte, envolviéndolos en una luz cálida que bañaba la escena. Era como si el mundo estuviera en calma, observando en silencio lo que estaba a punto de ocurrir.
Sin previo aviso, Uraraka fue la primera en moverse, lanzándose hacia él con una velocidad que tomaba por sorpresa a cualquiera que subestimara su fuerza. Un puño dirigido con precisión fue seguido por una patada voladora. Izuku, aunque impresionado, bloqueó ambos ataques con agilidad, su mente en completo foco mientras analizaba cada movimiento.
El sonido de la arena bajo sus pies marcaba el ritmo de sus pasos. Uraraka retrocedió solo un poco, sus ojos mostrando una chispa de sorpresa. Sin embargo, antes de que pudiera recomponerse del todo, Izuku la empujó suavemente con ambas manos en el pecho, haciéndola retroceder sobre la arena.
Un rubor leve apareció en las mejillas de Uraraka, pero lo disimuló lo mejor que pudo mientras sus ojos se mantenían fijos en él. No iba a dejar que un pequeño empujón la distrajera.
Sin embargo, mientras avanzaba de nuevo, notó algo. Aunque Izuku estaba bloqueando sus ataques y calculando sus movimientos, no la atacaba realmente. Solo se limitaba a desviar sus golpes, a apartarla con movimientos suaves. La frustración creció dentro de ella, y tras un último intercambio de golpes, Uraraka se detuvo, jadeando ligeramente.
—Deku… —dijo, su voz cargada de determinación y un toque de irritación—. No me estás atacando de verdad. Te dije que sin consideraciones. ¡Pelea conmigo como si estuvieras enfrentándote a Bakugo!
Izuku, sorprendido por la intensidad de sus palabras, se quedó en silencio por un momento. Pero algo dentro de él hizo clic. No podía subestimarla, no cuando ella le estaba pidiendo que diera todo de sí. Cerró los puños y asintió con seriedad.
Sin decir una palabra, Izuku avanzó. Esta vez, sus movimientos eran más rápidos, más precisos. Uraraka apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando él lanzó una serie de ataques calculados. Cada golpe llevaba una intención real, una fuerza controlada, pero poderosa. Ella retrocedió, sintiendo la arena moverse bajo sus pies mientras intentaba mantener el equilibrio.
Izuku no se detuvo. En un abrir y cerrar de ojos, utilizó la misma maniobra que había practicado con Bakugo, atrapando a Uraraka con una llave rápida y efectiva, derribándola en la arena con suavidad pero con firmeza.
La respiración de ambos era pesada, sus cuerpos jadeaban por el esfuerzo. Uraraka, tendida sobre la arena, miraba el cielo azul por un momento, tratando de comprender cómo Izuku había logrado dominarla tan rápidamente. Sorprendida, dejó escapar un suspiro y, finalmente, levantó el pulgar hacia él, admitiendo su derrota con una sonrisa.
—Está bien, Deku… —dijo, su voz entrecortada pero llena de admiración—. Tú ganas. Eres increíblemente rápido.
Izuku, respirando también con dificultad, se inclinó hacia ella, apoyando sus manos a ambos lados de su cuerpo, creando una barrera entre ambos. Sus ojos verdes, aún brillantes de la emoción de la batalla, la miraron con una intensidad que Uraraka no había visto antes.
—Uraraka… —comenzó, su voz un poco temblorosa—. Dijiste sin consideraciones, ¿verdad? —hizo una pausa, reuniendo valor—. Entonces… tengo que confesarte algo. Yo no te considero solo una amiga.
Uraraka sintió que su corazón latía con fuerza en su pecho. Sus palabras la tomaron completamente por sorpresa, y el rubor en sus mejillas se intensificó. A pesar de la confusión, no pudo evitar sonreír, una risa suave escapando de sus labios.
—Esa frase te salió un poco rara, Deku… —murmuró ella, sus ojos encontrándose con los de él, que brillaban con una mezcla de nerviosismo y sinceridad—. Pero… te entiendo. Yo tampoco te veo solo como un amigo.
El momento se volvió aún más íntimo mientras Izuku se inclinaba un poco más, y Uraraka, sintiendo que algo especial estaba a punto de suceder, cerró los ojos, su corazón acelerado con la anticipación.
Sin embargo, pasaron varios segundos y no sintió lo que esperaba. Confundida, abrió los ojos solo para encontrar a Izuku mirándola con una expresión increíblemente concentrada.
—Sin consideraciones,— murmuró, y antes de que Uraraka pudiera procesar lo que estaba pasando, Izuku comenzó a quitarse la camiseta.
—¿De-Deku, qué haces?!— exclamó Uraraka, su mente hecha un caos.
—Sin consideraciones...— repitió él, acercándose peligrosamente, sus manos bajando hasta tocarle uno de los pechos.
—Uraraka...— dijo, con una intensidad que la dejó sin aliento.
—Nooo! —De nuevo, antes de que pudiera procesar las cosas con calma, y movida por un reflejo más fuerte que cualquier otra emoción, le dio un puñetazo tan fuerte que hundió la cara de Izuku de manera caricaturesca en el centro del rostro.
En la realidad, Uraraka despertó sobresaltada, dándose cuenta de que se había golpeado su propia cara mientras dormía. La oscuridad de su habitación era lo único que la rodeaba, pero su corazón aún latía desbocado por la intensidad del sueño.
"No, no!" pensó negando y llevándose las manos a las mejillas, aún sonrojada. —¡Deku es el más lindo y el más inocente de todos! ¡Él nunca haría algo así! —Se dio unos pequeños golpecitos en la cabeza, tratando de borrar las imágenes del sueño. —¡Eso no fue nada lindo! ¡Nada lindo en absoluto!
.
*.
Midoriya sentía algo raro. Sabía que seguía acostado en su cama y presentía que aún era de noche pero no podía moverse o abrir los ojos. Era probablemente una de esas parálisis del sueño que ya había experimentado en alguna otra ocasión. En medio de eso, de alguna forma era consciente de que sólo era cuestión de tiempo para que pudiera volver a moverse, así que espero.
El tiempo transcurría lentamente, en un silencio casi absoluto. Entonces, sin previo aviso, sintió el peso de una presencia sobre él. Lejos de la típica sensación aterradora que las historias contaban sobre este tipo de experiencias, aquella presencia resultaba extrañamente cálida, como si perteneciera a alguien familiar, alguien cercano. Esa figura se movía debajo de sus cobijas con una familiaridad inquietante, avanzando lentamente desde su estómago hacia su pecho.
"Deku..." la voz era suave, dulce, llena de afecto.
No podía ver quién era, pero no necesitaba abrir los ojos para saberlo. Era Uraraka, su presencia era inconfundible, y de alguna forma, su corazón comenzó a latir con fuerza al saberlo. Sentía su calor presionando contra su pecho, y a medida que ella subía, su respiración se volvía errática con su ritmo cardíaco estaba aumentando.
"Deku..." repitió, esta vez más cerca, su aliento cálido rozándole la piel.
Sabía que su cara y su cuerpo se estaban calentando y aunque intentaba calmarse, no podía evitar que su cuerpo reaccionara de esa manera. La presión en su pecho, el calor del cuerpo de Uraraka tan cerca del suyo... Era todo tan confuso. Intentó moverse, hacer algo para salir de esa situación, pero seguía inmóvil.
Entonces, de repente, sintió el abrazo de Uraraka, apretando su cabeza contra sus pechos con una ternura que lo dejó sin aliento. El suave latido de su corazón resonaba contra su rostro, cada pulsación aumentaba su propio ritmo cardíaco.
"...eres muy lindo" susurró.
Sus palabras lo sacudieron como una corriente eléctrica.'Oh no! Qué era esto? Una fantasía en medio de la parálisis?, pensó, tratando de encontrar algún sentido en la situación. Todo se sentía tan real, tan cálido, pero... No podía ser verdad, Tenía que hacer algo! No estaba bien!'
Luchaba internamente por no dejarse llevar, intentando convencer a su mente de que debía salir de esa confusión. Pero cuanto más lo intentaba, más se daba cuenta de lo difícil que era. El peso de Uraraka sobre él, la calidez de su cuerpo, la suavidad de su piel contra la suya... Era abrumador.
Pasaron varios minutos en los que solo podía sentir cómo el cuerpo de Uraraka se acomodaba junto al suyo, como si estuviera buscando la posición perfecta. Su brazo derecho extendido quedó atrapado debajo de ella, y aunque intentaba moverse, apenas lograba hacer que sus dedos se estremecieran.
Finalmente, con un esfuerzo titánico, logró girar su cuerpo hacia la derecha, su respiración entrecortada por el esfuerzo. Pero, en lugar de despertar del todo, la fantasía persistía. Ahora, el cuerpo de Uraraka se acurrucaba contra el suyo, su cadera presionando suavemente contra su abdomen, su nuca justo debajo de su nariz.
'Olía muy bien' 'Era como si estuvieran acostados juntos'
Sabía que esos pensamientos habían estado en su mente por lo que no iba a pretender que está fantasía había surgido de la nada. Había estado pensando en Uraraka últimamente, en lo que sentía por ella, en cómo la admiraba. Y ahora, esa mezcla de sueño y parálisis solo hacía que todos esos sentimientos se intensificaran.
Con una sensación de aceptación y dejándose llevar sólo un poco más por esa fantasía, imaginó que rodeaba la cintura de Uraraka con su brazo, abrazándola suavemente y hundió su nariz en el hueco de su nuca, donde imaginó que el calor y su aroma lo inundarían. Y muy pronto volvió a quedarse dormido.
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Notas de la autora.
Listo el capitulo trece. Sus comentarios siempre son bienvenidos! Muchas gracias por leer, seguir y darle like. Saludos!
