—. My Hero Academia 180 grados.—

44. Donde Izuku elige su nombre de héroe


—¡Hola a todos! Mi nombre es Mirio Togata y es un gusto conocerlos —se presentó con entusiasmo y una gran sonrisa mientras levantaba la mano en señal de saludo. Su voz resonó con energía en el gimnasio, donde los alumnos de las clases 1-A y 1-B estaban sentados en el suelo, observándolo con atención —. Soy alumno de tercer año en esta academia, al igual que mis amigos Tamaki y Nejire que me acompañan el día de hoy.

Izuku parpadeó, sorprendido. Su mente se trasladó de inmediato al artículo que había leído en su celular el año pasado. "El futuro Símbolo de la Paz" , acompañado de una foto de Togata con una pose similar a All Might, en la que el héroe da un golpe hacia el cielo. Ahora que lo tenía frente a él, no pudo evitar intentar analizarlo con más atención.

A su lado, Bakugo frunció el ceño con evidente desagrado. No se molestó en ocultar su expresión, apretando la mandíbula de forma que sus dientes quedaron a la vista. Mientras tanto, Mirio continuaba hablando con la misma actitud despreocupada.

—Como deben saber, estamos aquí para darles la charla sobre sexualidad y métodos anticonceptivos para alumnos de nuevo ingreso. Espero que estén listos.

El silencio cayó como un manto pesado sobre el gimnasio. Todos se quedaron blancos y rígidos, por la impresión.

En un rincón, Tamaki hundió aún más la cabeza entre sus brazos, como si quisiera volverse invisible. Nejire, en cambio, observó a todos con genuina curiosidad, inclinando la cabeza de un lado a otro al notar sus expresiones congeladas.

Mirio soltó una carcajada antes de aclarar rápidamente:

—¡Claro que eso solo fue una broma para romper el hielo! Aunque… parece que no fue una muy graciosa.

Los alumnos apenas reaccionaron, todavía procesando la idea inicial.

—Por supuesto, esa charla no nos corresponde a nosotros. El encargado de darla será el director Aizawa el próximo miércoles, de manera individual.

De nuevo no hubo reacción.

—Otra broma. —Mirio suspiró, llevándose una mano a la nuca con un aire despreocupado—. Y aunque parece que hoy tengo una mala racha con mis chistes, ¡no me rendiré en mi intento por hacerlos reír!

—¡Qué pequeños son algunos de ustedes! —exclamó Nejire de repente, inclinándose hacia ellos con una expresión curiosa—. No recuerdo que fuéramos así en primer año. ¿Tú lo recuerdas, Tamaki?

—Quiero irme a casa —murmuró sin levantar la vista—. No me gustan las multitudes.

—Bien, bien —intervino Mirio con una sonrisa—. Dejemos las bromas y pasemos al verdadero motivo por el que estamos aquí.

Algunos alumnos se tensaron ligeramente, esperando otro chiste malo.

—Alégrense! Hoy elegirán sus nombres de héroes y recibirán sus trajes! —anunció, cruzando los brazos con entusiasmo—. Como saben, hubieron algunos retrasos en la entrega debido a los ataques en las intersecciones del tren bala hace dos semanas. Eso afectó el trabajo del departamento de objetos de soporte, pero finalmente está todo listo.

Antes de que pudiera continuar, una voz áspera interrumpió con brusquedad:

—¡¿Y por qué demonios son ustedes los que están aquí en lugar de las chicas gato?! — cuestionó Bakugo —¡¿No se supone que ellas son las encargadas de las clases de nuevo ingreso?!

Iida, que hasta ese momento había permanecido estoico, apretó los puños con fuerza, como si estuviera frustrado por no haber sido él quien formulara la pregunta primero.

Mirio, sin inmutarse por el tono brusco de Bakugo, se rascó la cabeza con aire despreocupado.

—Bueno, las Wild Wild Pussy Cats recibieron un llamado de otra agencia está mañana que no pudieron ignorar. Y por eso nos pidieron a nosotros que les ayudáramos en esta primera hora.

—Desde el principio me dieron la impresión de que eran unas gatas irresponsables —gruñó Bakugo en voz baja, pero lo suficientemente alto para ser escuchado.

Mirio rió suavemente.

—Vamos, no digas eso. Lo entenderán cuando ustedes mismos trabajen en agencias el próximo año. La cooperación entre héroes es indispensable para que todo funcione bien.

Bakugo desvió la mirada, pero no replicó.

Mirio aprovechó el momento para retomar la conversación con su entusiasmo habitual.

—Bien, creo que estaría bien si nosotros tres les contamos un poco sobre cómo elegimos nuestros nombres de héroes. Tal vez eso les ayude a inspirarse para escoger los suyos.

Los alumnos comenzaron a prestar más atención en su nueva tarea al pasarse las pizarras blancas dónde anotarían. La idea de elegir sus nombres de héroes era un hito importante en su camino, y casi todos parecían entusiasmados.

—Yo empezaré —anunció Mirio mirando a sus dos amigos que no parecían con intenciones de tomar la iniciativa por motivos diferentes —. Mi nombre de héroe es Lemillion.

Se irguió con orgullo, poniendo ambas manos en su cintura como si estuviera posando para una foto.

—Al principio quería ser el héroe número uno y proteger a la mayor cantidad de personas posible, pero pronto entendí que no importa cuán fuerte seas, siempre hay límites. Así que me hice una pregunta: ¿qué es lo que realmente quiero lograr? Y la respuesta fue sencilla: quiero salvar al menos a un millón de personas. —Sonrió ampliamente—. Puede que no sea un número exacto, pero si lucho con todas mis fuerzas, sé que podré acercarme a esa meta. Por eso elegí Lemillion.

Un murmullo de asombro recorrió a los alumnos.

—¡Me toca! —exclamó Nejire, levantando la mano con emoción—. Mi nombre de héroe es Nejire Chan~.

—¿Pero no es solo tu nombre con "Chan" al final? —preguntó Mina, ladeando la cabeza con confusión.

—¡Exacto! —respondió ella sin dudar—. Pensé que podía ser algo simple, siempre y cuando tuviera un significado especial para mí. Desde pequeña siempre me ha gustado hacer preguntas y conocer más sobre las personas, y mi don se trata de ondas que se propagan y fluyen en todas direcciones. Así que quería que mi nombre reflejara esa energía y cercanía. Algo que hiciera sentir a las personas cómodas conmigo. —Sonrió con dulzura—. Y además, ¡suena lindo!

Algunas estudiantes intercambiaron miradas. No podían negar que Nejire tenía un carisma evidente, y su lógica, aunque sencilla, parecía tenerla satisfecha.

—Tamaki, es tu turno —dijo Mirio con una sonrisa alentadora.

Tamaki pareció encogerse en su lugar, incómodo con tantas miradas sobre él. Por un momento pareció querer vomitar, escondiendo su boca tras su mano.

—Vamos. Nada malo va a pasar —lo animó Mirio, dándole unas palmadas en la espalda.

Tamaki suspiró con resignación antes de hablar en un tono apenas más audible.

—Suneater…

Algunos alumnos se inclinaron ligeramente hacia adelante, esperando más detalles. Ante su silencio, Nejire intervino con emoción levantando la mano.

—¡Suneater es un nombre increíble! Tamaki lo eligió porque cree que si come algo, puede absorber su poder, ¡como si estuviera devorando la misma energía del sol!

—No lo digas de forma tan exagerada… —murmuró Tamaki, apartando la mirada con evidente incomodidad—. Solo… Mirio me decía que yo podía brillar más de lo que creía, como el sol… pero yo no me siento como el sol. Así que… pensé que, en lugar de eso, sería alguien que consume su poder para seguir adelante.

Hubo un breve silencio tras su explicación. No muchos sabían qué responder, pero la sinceridad en sus palabras pareció estar basada en algo profundo y personal para él.

—Eso suena increíblemente poderoso —dijo Kirishima con admiración—. ¡Un nombre realmente fuerte!

Tamaki se removió en su lugar, murmurando un agradecimiento mientras se cubría el rostro con las manos.

Mirio rio con calidez y dio un paso al frente.

—Así que ya ven, elegir un nombre de héroe no es solo cuestión de sonar genial. Es algo que los represente, que refleje quiénes son, como se sienten y qué quieren lograr. Así que piénsenlo bien, ¡y elijan con entusiasmo!

El ánimo creció entre los alumnos, que comenzaron a debatir entre ellos ideas para sus nombres de héroe. Algunos escribían rápidamente en sus pizarras para luego borrar, mientras otros seguían meditando en silencio

—¿Ya tenemos algún voluntario para comenzar? —preguntó Mirio después de un rato, escaneando con la mirada a ambos grupos.

Hubo un instante de silencio incómodo. Nadie parecía querer ser el primero en dar un paso al frente, hasta que, tras una breve vacilación, una mano se alzó en el aire. Al principio dudosa, pero luego firme.

—¡Oh, vaya, qué sorpresa! —exclamó Mirio con una sonrisa genuina—. ¡Eres el chico del karaoke de ayer!

Su reconocimiento pareció estar llena de una calidez inesperada, pero Izuku solo pudo asentir con una tímida sonrisa mientras avanzaba con pasos tensos hasta el centro del gimnasio. Sujetaba su pizarra con ambas manos, manteniéndola pegada a su pecho, como si ocultara un secreto importante.

Antes de hablar, dejó que su mirada recorriera el lugar. Buscó instintivamente a tres personas en particular. Bakugo, que parecía frustrado con su pizarra al escribir y borrar, Todoroki, observándolo con una serenidad impenetrable, y finalmente, Uraraka. Ella estaba prácticamente al centro de su visión, mirándolo con atención. Cuando sus ojos se encontraron, sintió que su rostro se calentaba de inmediato.

—Bueno… yo… —comenzó a decir, pero su voz titubeó, su garganta cerrándose por los nervios.

Antes de que el silencio se prolongara demasiado, Mirio le dio una palmada amistosa en la espalda, sacándolo de su trance.

—Vamos, no seas tímido. Es normal estar un poco nervioso al hablar frente a todos, pero no pasará nada.

—G-Gracias… —murmuró Izuku, respirando hondo para recuperar la compostura.

Sabía que tenía que decir, solo le faltaba determinación.

—Tal vez no todos los que me conozcan lo sepan, pero yo ya tengo un alias —continuó Izuku, sus dedos aferrándose con más fuerza a la pizarra—. Antes, nunca hubiera considerado aceptarlo. De hecho, me molestaba… Pensaba que si llegaba a tener un nombre de héroe, debía ser algo grandioso, algo que fuera similar al héroe que más admiro. Pero… ahora siento que ya no es apropiado. Tal vez porque… algunas cosas cambian cuando creces.

Hizo una breve pausa, sus ojos nuevamente encontrándose con los de Uraraka. Había algo en ese momento que le recordó al instante exacto en que se conocieron de cabeza.

—Bueno, ¿y entonces cuál es tu nombre de héroe? —preguntó Mirio, notando que Izuku parecía haberse quedado atrapado en sus pensamientos.

— Ah… Bueno, yo… mi nombre de héroe es…

Izuku parpadeó y, con un suspiro, finalmente giró su pizarra donde estaba escrito "Deku"

A pesar de que Bakugo reaccionó con fastidio y otros con asombro por su elección, Izuku sonrió con confianza.

—Alguien me hizo ver que este nombre podía significar algo bueno —dijo, su voz firme y clara—. Y le dio un giro a mi vida.

En su mente, los recuerdos comenzaron a resurgir.

Uraraka, con esa sonrisa sincera, diciéndole que le gustaba el nombre "Deku" porque sonaba a "Puedes hacerlo"

Él gritándole a Bakugo en la construcción al hacerle frente y diciéndole que Deku ya no significaría "inútil".

Izuku siguió mirando a Uraraka y luego a todos.

— Cuando esa persona me lo dijo, dejó de sentirse como un insulto… y comenzó a sentirse como un nombre que me daba fuerza. ¡Así que decidí convertirlo en algo mío! —apretó los puños, con determinación ardiendo en su pecho—. ¡Así que de ahora en adelante, yo seré el héroe Deku!

Mirio sonrió ampliamente y asintió con aprobación. Uraraka también sonrió.

—Entiendo lo que dices, Midoriya, pero ¿estás seguro? —preguntó Kirishima con un tono amable pero preocupado—. Podrían llamarte así toda la vida.

Izuku inhaló profundamente. Y luego, con una sonrisa tranquila, respondió:

—Sí. Estoy seguro. Y no me importaría que me llamen así toda la vida y de ahora en adelante…

Sus ojos verdes volvieron a posarse en Uraraka.

—Especialmente la persona que le dio un nuevo significado a ese nombre.

Uraraka pareció recibir un impacto directo con esa última frase. Su rostro enrojeció al instante, y se encogió sobre sí misma, escondiendo su cara entre sus rodillas.

—Oigan, ¿es solo idea mía o eso sonó como una propuesta de matrimonio? —comentó Nejire, inclinándose hacia el grupo con evidente emoción—. Díganme.

—Vamos, di algo o todos pensarán que es cierto —dijo Mirio con gracia, viendo cómo Izuku volvía a su lugar junto a Bakugo, con las mejillas encendidas pero con una expresión de satisfacción evidente.

Shoto tuvo el pensamiento gracioso de un conejito verde con una mirada tierna y determinada al mirar a su amigo.

—No lo está negando —murmuró Tamaki desde su rincón, de espaldas a todos. Nadie notó la pequeña sonrisa que se dibujó en su rostro al recordar a su vez al pequeño Mirio de años atrás.

—Bien. Bien. Continuemos ¿Quien será el siguiente? — prosiguió Mirio con entusiasmo.

Mientras alguien más pasaba al frente, Izuku le dirigió una nueva mirada a Uraraka que seguía erguida sobre sus rodillas mientras Mina parecía decirle algo. De pronto no pudo evitar preocuparse ¿Había estado bien o acaso había excedido algún límite?

...

Notas de la autora.-

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