Descargo de responsabilidad: Fate y sus derivados, no me pertenece, toda su historia y personajes pertenecen a Type moon.
Aclaratoria: Lo que está dentro de un guion es diálogo y lo que está dentro de comillas es un pensamiento o similar.
A veces lo mejor es no hacer nada
Shirou
Suspiré, era increíble, realmente increíble, la forja estaba completamente equipada, tenía más herramientas que las que tenía en mi taller en Reino Unido. Estuve solo una hora en la forja, pues sentía que, si me mantenía por más tiempo, simplemente no saldría nunca.
La mañana ya había entrado, así que mis compañeros deberían de haberse empezado a reunir en la cocina. Por lo que, nuevamente, me dirigí hacia esta para servirle el desayuno a todos; no obstante, nuevamente, no había nadie cuando llegué allí. Fruncí el ceño, esto ya era demasiado extraño, desayuné solo y luego me dispuse a dar una última vuelta por la casa, pero el resultado fue el mismo que la primera vez.
Suspiré y regresé a mi habitación, tomé mis cosas y me preparé para salir. Esto era demasiado extraño, así que lo único que podía hacer era salir a buscarlos por mi cuenta.
«¿A dónde puedo ir primero?», me pregunté, mientras salía de mi hogar.
Había estado alejado un par de años de Fuyuki, y, además, no es como que hubiese explorado mucho la ciudad cuando aun vivía en ella, y la mayoría de lo que había conocido durante mi infancia… ya no existía. Recuerdos, había estado huyendo de mis recuerdos, desde que había conocido a mi abuelo, había querido reconectarme con mi pasado, pero, siendo sincero, no quería reconectarme con el dolor de perderlo todo, no era lo suficientemente fuerte para enfrentarlo en aquel entonces. Entonces… ¿Qué hay de ahora?
Suspiré, en este momento debía de encontrar a los demás, después… después podía decidir. En cuanto a donde ir, ¿Illya no me había dicho que quería ver cómo era una escuela japonesa? Parecía que se había hecho bastante aficionada a los mangas y a los videojuegos, en parte por mi culpa, y esto, a su vez, por culpa de mis compañeros. Ahora que lo recordaba, había una academia cerca, ¿Era… Academia Homurahara? Sí, creo que se llamaba así, y, además, quedaba cerca, ¿podía haber ido Illya a ver la academia? Conociéndola, era bastante probable, y, de todas formas, no perdía nada con revisar.
Una vez que decidí mi objetivo, me puse en marcha.
Tachie
Caminé por la casa sintiendo una gran cantidad de nostalgia, ciertamente, nunca había estado en ella, pues solo había conocido mi antigua casa y la antigua casa de Shirou, la cuales habían sido destruidas durante el final de la Cuarta Guerra del Santo Grial. Aun así, sentía nostalgia debido al estilo de la misma, pues, aunque había vuelto a Japón más de una vez desde que me fui, al final de la Cuarta Guerra del Santo Grial, era la primera vez que me quedaba en una casa japonesa desde que mi antigua casa había sido pasto de las llamas.
Desde lo que había ocurrido hacía casi una década, mi vida había sido bastante nómada. Esto comenzó desde el mismo momento en el que pacté con la Célula Lunar, pues, mi vida transcurrió entre diferentes complejos y establecimientos, siendo utilizada como conejillo de indias para varios tratamientos de punta, o, tratamientos experimentales. El hecho de que la Célula Lunar hubiese calculado un futuro en el que algo que era, teóricamente, imposible, pudiese llegar a suceder, era una muestra de lo aterrador que podía ser su poder. Y así, luego de que todos los pasos se completaron, me convertí en una Demi-sirviente.
Luego mi vida se dividió en dos, tal vez tres, fases. Las misiones, en las que me había visto obligada a viajar a diferentes lugares durante varios años, eliminando a cualquier organización que intentase jaquear a la Célula Lunar, lo cual me había llevado a viajar a multitud de naciones, tales como: Estados Unidos, Japón, China, Rusia, Reino Unido, Egipto, etc. Y, sin embargo, si me preguntabas si había conocido dichos países, mi respuesta sería un rotundo: no. A pesar de que había viajado a todos estos, mi estancia se limitaba a tratar con mis enemigos; si mi memoria no me fallaba, lo máximo que había durado en un mismo país, era un total de tres días, pues las organizaciones que solía enfrentar tenían más de una base en un mismo país, y, con países como China y Estados Unidos, esto era un verdadero dolor de cabeza, estuve saltando de una ciudad a otra destruyendo base tras base más de una vez.
En cierto punto de mi vida, me pregunté si esto era culpa mía, pues evitaba asesinar a mis enemigos, tendía únicamente a darles una paliza, borrar toda la información que poseían sobre la Célula Lunar, incluyendo cosas como recuerdos, y destruir sus bases físicamente, incluyendo el equipo que utilizaban para intentar jaquearla. Me pregunté si debía de tomar sus vidas para dar un mensaje más contundente, pero, no me parecía correcto, mucho menos cuando gran parte de los investigadores eran personas normales que solo seguían ordenes, y Galahad estaba de acuerdo conmigo. Desgraciadamente, la otra yo, y el otro aspecto de Galahad, no fueron tan benevolentes, y, peor aún, su contundencia no sirvió de nada. Einstein había tenido muy poca imaginación si creyó que la estupidez era la única cosa infinita que poseía la humanidad, pues, el deseo de poder, la ambición desmedida de mi especie, no era para nada inferior a esta.
Con el paso del tiempo, los intentos de jaqueo no hicieron más que aumentar, a pesar de mis acciones, y estaba segura de que, si seguían aumentando a un ritmo tan elevado, algo iba a tener que cambiar, ya que, simplemente, no eran suficientes este tipo de acciones para defender a la Célula Lunar. Fue entonces cuando eso ocurrió, un nuevo intento de jaqueo; sin embargo, este fue diferente del resto, pues procedía de un origen en extremo similar a la propia Celular Lunar, esto nos dificultó más la detección del jaqueo y su detención, al menos, en comparación con el resto; no obstante, este fue detenido por mi otra yo cuando estuvo a punto de llegar al séptimo piso, había sido el jaqueo más exitoso desde que había comenzado a cumplir con mis funciones.
Y si bien el jaqueo fue detenido, de alguna manera, el programa logró llegar hasta el núcleo de la Célula Lunar, el Serafín, y si bien no fue ejecutado, el Serafín lo escaneó y algo ocurrió, algo tenía ese programa que motivó a la Célula Lunar a llevar a cabo lo que hoy era denominado como, el Proyecto Guerra del Santo Grial Lunar. Nada de esto tenía sentido, si el programa había sido detenido en el sexto piso, ¿cómo llegó hasta Serafín? Y si lo único que poseía era el programa, Guerra del Santo Grial, ¿cómo esto motivó al Serafín a llevar a cabo este proyecto? Pues, por sus propias políticas, tomar esta iniciativa debió de ser, en principio, imposible.
Serafín había llegado a la conclusión de que era imposible mantenerse al margen de la humanidad, pues, una vez que la humanidad descubrió su naturaleza, era imposible que lo pasasen por alto, sin importar las consecuencias de intentar apropiarse de este, a lo largo de la historia la humanidad, este mismo proceso se había llevado a cabo incontables veces, por ende, solo era cuestión de tiempo para que la humanidad pusiese sus manos sobre la Célula Lunar, o, en el peor de los casos, si la misma extremaba sus medidas defensivas al máximo para evitarlo, la humanidad terminaría por decidir destruirla, antes de que esta pudiese convertirse en un problema para ellos. Independientemente de los posibles futuros, no había uno en el que fuese probable que la humanidad simplemente le ignorase, a menos, no sin que la misma tomase decisiones activas para forjar dicho futuro.
Esto llevó a la Célula Lunar a buscar un modo en el pudiese seguir cumpliendo su misión de observador, al mismo tiempo en que evitaba qué la humanidad impidiese su trabajo, o peor, se convirtiese en un enemigo con el cual, debido a sus protocolos de auto preservación, se viese en la obligación de destruir o reducir masivamente, como lo había hecho con ese enemigo que le había atacado hacía catorce mil años.
Finalmente, la Célula Lunar llegó a la siguiente conclusión:
Sus protocolos defensivos eran insuficientes, de no fortalecerlos, la humanidad acabaría por transgredirlos, y, en el peor de los casos, sería vista como un peligro para la humanidad y atacada por estos, lo cual llevaría a una guerra entre ambos, pero esa decisión no era una que esta pudiese tomar, debido a que sus propios protocolos eran los que le impedían mostrar cualquier tipo de sapiencia avanzada, esto forzó al Serafín a tener que elegir a alguien que tomase esta decisión por este, dicho de otra manera, necesitaba de alguien que escogiese su futuro y el de la humanidad, debido a que, por sus propias políticas, no podía anhelar un futuro, pero, al mismo tiempo, debía de seguir cumpliendo su misión, debía de seguir observando, y mediante esta elección, la Célula Lunar podría desentenderse de dichas responsabilidades y centrarse en su objetivo primordial, no ser más que un observador. Para esto, el programa, Guerra del Santo Grial, que había llegado hasta el Serafín, resultó en un método que el mismo consideró apropiado para llevar a cabo dicha elección.
La Guerra del Santo Grial había sido un mecanismo por el cual se elegía a cual mago era digno del Santo Grial, no el verdadero, sino una herramienta con la capacidad de conceder deseos, y, en cierta manera, aunque eran en extremo diferentes, ambos podían considerarse como "constructos con la capacidad de conceder deseos", de hecho, desde el punto de vista de los magos, ellos habían llamado a la Célula Lunar como, el Santo Grial de la Luna, así que, parecía un mecanismo extrañamente apropiado para escoger a la persona que se encargaría de su administración. Dicho esto, la Célula Lunar no podía permitir que las IAS que había creado para administrar sus secciones de observación tomasen dicha decisión, pues, al formar parte de esta, sería como si la misma Célula Lunar, indirectamente, tomase la decisión, lo cual era inadmisible bajos sus propias políticas, y, los únicos seres sapientes con la capacidad de tomar esta decisión, eran los mismos que la Célula Lunar había estado observando desde hacía milenios.
Era bastante irónico, la célula Lunar no había tenido problemas para decidir defenderse del gigante blanco que prácticamente la había saqueado hacía milenios, pero, precisamente porque ahora quien le atacaba eran los seres que debía de observar, era que se había presentado este problema, y ahora serían esos mismos seres quienes llevarían a cabo la solución. Alguien ganaría la Guerra del Santo Grial, se convertiría en el administrador de la Célula Lunar, decidiría su futuro y el de la humanidad, y ella lo observaría sin ejercer ningún juicio propio. De esta manera, evitaría la contradicción, podría mantenerse como un observador imparcial, al mismo tiempo que podría con cumplir sus políticas de mantenerse observando durante el mayor tiempo posible. E, Incluso si al final terminase siendo destruida, la Célula Lunar habría hecho todo lo posible por cumplir con sus políticas, y solo le quedaría observar su propio final.
Aun con todo lo anteriormente explicado, había un par de cosas que no me acababan de cuadrar, razón por la que, tomé mi visor, y empecé a revisar algunas cosas, a fin de cuentas, todavía faltaba un rato para que tuviese que empezar a preocuparme por la situación de mis compañeros.
Shirou
¿Cómo… ¡cómo demonios había terminado en esta situación!? No tenía la menor idea, y luego de que finalmente pude tranquilizarme, fue que empecé a analizar la situación.
«¿Illya siempre ha sido tan…?», ni siquiera podía ponerlo en palabras, de hecho, prefería no pensar en lo que acabábamos de hacer hacía tan solo unos minutos, en este momento, tenía cosas más importantes de las que ocuparme, por ejemplo, el salir de este baño sin que nadie me descubriese.
Miré hacia abajo y confirmé que, efectivamente, vestía el uniforme de la academia, algo que no tenía el más mínimo sentido, pero, de alguna manera, que era incapaz de comprender, había acabado vistiéndolo. «Bueno, esto hará las cosas más fáciles».
Me arreglé nuevamente, colocándome el uniforme de la mejor manera posible, intentando eliminar cualquier arruga y asegurándome qué no tuviese ninguna mancha. Luego, salí del cubículo donde me encontraba, y, afortunadamente, no había entrado nadie nuevamente en el mismo. Me acerqué a los espejos para asegurarme de que no hubiese nada extraño con mi apariencia, y, efectivamente, lucía como un estudiante normal de segundo año de la academia.
«Bien, intentémoslo», salí del baño y caminé por los pasillos de la academia. Observé con disimulo como los alumnos caminaban a mi lado, me sentía un poco incómodo, ¿hubiese podido ser como ellos? Sabía que era ridículo, no había razón para hacerme esta pregunta; no obstante, Illya se había comportado muy extraño, era como si… como si fuese realmente una estudiante de esta academia, algo que tampoco tenía sentido. Pero, por otro lado, también era cierto que, si se trataba de Illya, no me parecía nada raro que hubiese decidido fingir ser una estudiante de preparatoria solo para divertirse, de hecho, era lo que había pensado inicialmente.
De hecho, ahora que lo pensaba, ¿no había dicho que debíamos apresurarnos para llegar a la siguiente clase? ¿A qué clase se estaba refiriendo? Es más, ella era una estudiante de tercer año, y yo de segundo año, ¡ni siquiera deberíamos de tener clases juntos!
Negué con mi cabeza, cuando le pregunté a Illya si había notado algo extraño, ella también negó con su cabeza. Y luego comenzó a decir un montón de cosas sin sentido, era obvio que ella no se había percatado de las cosas raras que nos estaban ocurriendo.
«Tengo que encontrar a Mana o a Rouge, ellas deben de tener alguna idea de qué demonios está pasando», me dije a mí mismo, y deserté de la idea de volver a buscar a mi hermana. «Illya dijo que quería ir a una academia, Rouge dijo que quería ver cómo era el castillo de la familia Einzbern. Tal vez la encuentre allí».
Tachie
—¿Otra vez con eso, Tachie? —Súbitamente, la pantalla de mi celular cambió radicalmente, para mostrarme a B en todo su esplendor.
Suspiré, cada vez que B me pillaba investigando, parecía querer frenarme deliberadamente—. Simplemente, no tiene sentido —le contesté.
—¿Y qué importa si no tiene sentido? —me preguntó, con el ceño fruncido—. ¿En qué te afecta?
—Me afecta porque alguien puede estar controlando a la Célula Lunar —le contesté—. Y si alguien le da órdenes a la Célula Lunar, también puede darme órdenes a mí.
B suspiró—. Realmente no vas a parar con esto, ¿verdad? —Negué con mi cabeza—. Bueno…. Supongo que no nos quedará de otra que contarte la verdad.
—¿Eh? —exclamé.
B asintió—. La otra tú y yo decidimos que lo mejor era guardarlo en secreto, pero, sino piensas parar, creo que lo mejor será contártelo todo.
—¿Qué? —le pregunté. No tenía sentido que B tuviese algo que ver con esto, pues era imposible que B fuese en contra de la Célula Lunar.
—Es cierto que ni tú ni yo podemos darles uso a las funciones del Serafín, así que lo que hicimos tuvo que ser… mucho más complejo —me contestó, con una sonrisa que nunca la había visto esbozar—. Tu otra yo fue quien me dio la idea, aunque yo fui quien la encriptó.
—¿Encriptaste? —le pregunté, preocupada—. ¿Cómo un virus?
B me sonrió con picardía—. Yo no lo llamaría un virus, algo como eso no sería suficiente como para comprometer al Serafín —me contestó—. Tu otra yo… creo que le llamó, Plaga lógica, no me preguntes de dónde sacó ese término.
—Entonces, ¿qué fue lo que hiciste?
—Simplemente le presenté una tercera opción de una forma completamente lógica —me contestó—. La Célula Lunar se encontró en una contradicción, no podía mantenerse como un observador imparcial, ni ignorando a la humanidad, ni defendiéndose de ella, y debía mantenerse como una observador imparcial durante tanto tiempo como le fuese posible, sin desear un futuro, sino, simplemente, la perpetuación de su objetivo. Con mis argumentos, abrí una tercera vía, un escape, simplemente debía de nombrar una administración externa qué se encargase de este asunto, una administración ajena a sí misma. Y para alcanzar esa vía de escape, simplemente debía tomar la iniciativa una única vez, o, mejor dicho, aceptar las cosas pasivamente.
—¿Aceptar las cosas pasivamente? —le pregunté.
B asintió—. Planteemos una situación hipotética, Tachie, ¿qué hubiese pasado si el jaqueo de Atlas hubiese sido exitoso? ¿No se hubiese visto en la obligación de aceptar esta tercera opción? ¿Entiendes a lo que me refiero?
Fruncí el ceño—. Sí, entiendo que manipulaste a la Célula Lunar.
Observé como B se hacía la ofendida—. Manipular es una palabra muy fuerte, yo lo llamaría… consejos sugestivos.
Ignoré su actuación y le pregunté—. Entonces, ¿de esa forma lograste que la Célula Lunar ejecutase el programa de Atlas?
—No exactamente el mismo programa de Atlas, pues, si bien el programa que nos llegó desde este cumplía con las funciones de, Guerra del Santo Grial, su código era…
—¿Espagueti? —le pregunté.
B asintió—. Sí, podías llamarlo un código espagueti. Además, el programa permitía ciertas ventajas injustas a las familias fundadoras del ritual y a los alquimistas de Atlas.
—Tengo entendido que se abrió una nueva sección con el objetivo de perfeccionar un nuevo programa —susurré.
B asintió, sonriendo—. Así es, para que la selección fuese la más imparcial posible, el programa debía de perfeccionarse, para ello, se corrieron múltiples simulaciones con el programa base, al mismo tiempo que se utilizó el programa de navegación de la Célula Lunar para observar variaciones de la guerra del santo grial, con las cuales, podríamos obtener opciones de mejora que nos ayudasen en el perfeccionamiento del mismo, al menos, para lo que se propuso lograr —me explicó—. Y luego, una vez que la IA a cargo de la administración del perfeccionamiento del programa concluyó con su trabajo, en un día como hoy, el programa nos fue entregado, y, por supuestos motivos de… actualizaciones, durante un corto plazo de tiempo, el Serafín quedó vulnerable ante la ejecución de programas directamente desde el séptimo piso, ya sabes, "guiño, guiño" —Y mientras me lo decía, literalmente, me guiñó un ojo—. Y el resto es historia, tu otra tú ejecutó el programa, y el resto ya lo conoces.
—No lo entiendo… —Fruncí el ceño—. ¿Por qué no me lo informaron? Ni ella ni tú me dijeron algo acerca de todo esto.
B hizo una mueca, en la cual pude notar como se mostraba bastante incomoda—. Bueno… Tachie, ya sabes, como decírtelo…
No pude evitar profundizar mi ceño fruncido—. ¡Solo dilo de una vez!
—Bueno, ya sabes, eres ese tipo de persona que devolvería una billetera llena de dinero a su dueño sin pedir nada a cambio, incluso si estás teniendo problemas para llegar a fin de mes —expresó mi cuidadora con una sonrisa claramente incomoda—. ¿Entiendes a qué me refiero?
—Lo hago, pero esto no es tan simple como devolver una cartera en un mes complicado económicamente —respondí—. ¡Están jugando con el futuro de todo un planeta!
—Y es por eso que no queríamos decirte nada… —suspiró B.
Me crucé de brazos—. No entendéis lo mal que puede acabar esto, ¿verdad? —le pregunté, aunque realmente no me importaba su respuesta—. En una guerra puede ganar cualquiera, desde la persona más honorable hasta el bastardo más amoral, ¿Acaso pensaron en lo que podría llegar pasar si quien llegase a ganar fuese ese tipo de persona?
B hizo un ademan pensativo, colocando un dedo en su barbilla—. No es como que no lo hayamos tenido en cuenta, pero, desgraciadamente, tampoco teníamos muchas opciones.
—¿Disculpa?
—¿Recuerdas las políticas de la Célula Lunar? Imparcialidad, Tachie, imparcialidad —me recordó—. Por mucho que te disguste, una guerra es, desde cierto punto de vista, un método imparcial, pues, como has dicho, puede ganar cualquiera, desde la persona más honorable hasta el bastardo más amoral. Por supuesto, las probabilidades están más del lado de personas que cumplen con ciertas características y condiciones, pero, al final, todo se decide por las decisiones que cada quien toma, el como aprovechan sus ventajas y esconden sus debilidades, a medida que juegan las cartas que se les han dado —me explicó—. Además, un método en el cual solo ganen los buenos, es un método parcializado qué, seguramente, requeriría la intervención directa o indirecta de la Célula Lunar para poder llevarse a cabo. Entiendes porque llevar a cabo este tipo de método es imposible teniendo en cuenta las políticas de la Célula Lunar, ¿verdad?
Puede que entendiese el razonamiento, pero eso no implicaba que creyese que estuviesen en lo correcto—. Lo entiendo, pero… ¿En qué estaban pensando cuando decidieron llevar esto a cabo? Simplemente no puedo ver el por qué —expresé—. Y me aterra la idea de tener qué obedecer a ese tipo de persona.
B sonrió—. Realmente… a veces eres demasiado inocente para tu propio bien, ¿sabes?
—¿Hmn?
Observé a B suspirar—. ¿En algún momento te pusiste a pensar en los posibles beneficios que te podría traer el que este fuese el método por el cual se elegirá a esta nueva administración? —me preguntó—. No, ¿verdad?
—¿Beneficios? —me pregunté, realmente no sabía a que se refería, ¿cómo podía esta guerra beneficiarme?
Escuché a B suspirar nuevamente—. Bien, supongo que te lo diré directamente. Vas a participar en dicha guerra, Tachie.
—¿Disculpa? —expresé—. ¡Soy el Escudo de la Célula Lunar!
—Exactamente —me respondió con una sonrisa—. Justamente por eso vas a participar en dicha guerra.
—No entiendo…
B casi palmeó su frente—. ¿Recuerdas…? Imparcialidad, utilizando el mismo tipo de argumentos lógicos y políticas de imparcialidad de la Célula Lunar, esta debe de dejarte participar, siempre y cuando formes un contrato con alguien a quien puedas llamar Maestro, a fin de cuentas, puede que seas el Escudo de la Célula Lunar, pero sigues siendo un agente externo a ella misma, no fuiste creada por ella, y aunque estás obligada a protegerla por contrato, tienes tu propia voluntad, si ganases la guerra, podrías romper tu contrato y fungir como esa administración externa qué la Célula Lunar necesita.
—P-Pero, ¿formar un contrato no significaría contradecir el que ya tengo con la Célula Lunar?
—¿Por qué? —me preguntó—. ¿Acaso establecer un contrato con un Maestro para ganar la guerra que la misma Célula Lunar está llevando a cabo contradice alguna de las reglas de tu contrato actual? —me preguntó—. De hecho, incluso se podría argumentar qué está es una forma de cumplir con tu contrato.
—Yo… creo que... —susurré en voz baja, mientras rememoraba todas las directrices que implicaba mi contrato con la Célula Lunar, no eran muchas, pero eran absolutas. Una de estas me obligaba a proteger a la Célula Lunar de cualquier ataque que recibiese, mientras que había otra que me impedía utilizar la función del Serafín como una máquina de conceder deseos. De todas formas, B tenía razón, no había ninguna en específico que me impidiese participar en esta guerra, pues, al hacerlo, no estaría yendo en contra de la Célula Lunar, todo lo contrario, estaría participando en sus planes.
B asintió con una sonrisa pícara—. ¡Exactamente! ¿Ahora lo ves, Tachi? ¡Esta es tu puerta de escape! ¡Es tu oportunidad para ser libre! —exclamó, mientras hacía un giro, como una bailarina.
Mientras pensaba en todo lo que B me había revelado, me di cuenta que algo no cuadraba—. B…
—¿Hmn? —B dejó de moverse y se giró hacia mí–. ¿Sí?
—Tus funciones se reducen a cuidar de mi salud, ¿no es así?
—Efectivamente —me confirmó mi cuidadora.
—Entonces… ¿Por qué hiciste todo esto? —le pregunté—. ¿Acaso esto no sobrepasa tus funciones administrativas?
Nuevamente, B sonrió de esa forma que nunca le había visto hacer antes—. ¿Eso crees? —me preguntó, y pude ver un hilillo de diversión en el tono de su voz—. Desde mi punto de vista, es todo lo contrario.
Fruncí el ceño—. No te entiendo, ¿a qué te refieres?
Nuevamente, ella tomó su personaje de "maestra", sacando un apuntador de quien sabe dónde, y todo el escenario cambió para mostrar un salón de clases—. Tachi, soy tu cuidadora, y mi función principal es encargarme de tu bienestar, pero salud es un término bastante amplio, y, por supuesto, eso incluye tu salud mental.
—¿Qué tiene que ver mi salud mental con todo esto? —le pregunté, completamente confundida.
B me sonrió, mientras tomaba su apuntador con ambas manos—. Absolutamente todo —me contestó—. Verás Tachi, a pesar de mostrar una mejoría de salud inicial durante tus primeros años como Escudo de la Célula Lunar, al menos en comparación con tu estado durante el final de la cuarta guerra del Santo Grial, con el paso del tiempo, tu salud mental ha comenzado a decaer lentamente.
—Yo… me siento bien —le contesté, aún más confundida.
—Sí, eso dicen todos —me contestó, ignorándome completamente—. Sin embargo, mentiras aparte, como tu cuidadora, he podido atestiguar esa disminución en tu salud mental.
—P-Pero…
Intenté objetar, pero ella me ignoró nuevamente—. Esto me llevó a mejorar, tuve que actualizarme, comprender mejor la salud mental de los humanos, lo cual, a su vez, me llevó a utilizar la funciones de simulación, cálculo y predicción de la Moon Cell, para así comprender las razones de la disminución de tu salud y encontrar una solución.
—Fue entonces cuando comenzaste a interesarte en Shirou, ¿no es así? —le pregunté, comenzando a hilar las cosas.
B asintió—. Efectivamente, a través de mis investigaciones llegué a concluir que senpai es, en esencia, un punto clave para tu salud —me confirmó—, lo cual, a su vez, me llevó a investigarlo más, y a investigar cómo podría mejorarme para ayudarte a mejorar tu estado de salud.
—¿Cómo lo hiciste? —le pregunté, con curiosidad. Es decir, más allá de obtener más conocimiento, como podría una IA mejorar en este aspecto.
—Al principio, decidí unirme al programa de perfeccionamiento de la Guerra del Santo Grial, cumpliendo el mismo papel que cumplo contigo —me respondió.
—Querías más experiencia —susurré, pero ella me escuchó y me guiñó un ojo.
—Desgraciadamente, si bien los npcs son extremadamente competentes a la hora de replicar las personalidades de las personas a las que imitan, su nula capacidad de auto juicio los hace demasiado superficiales como para ser buenos sujetos de prueba —me explicó, con su ceño fruncido. Luego suspiró—. Lo mejor sería poder cuidar a personas reales, pero eso está fuera de mi alcance.
—Entonces, ¿qué hiciste?
—Tuve que recurrir nuevamente a la función de navegación de la Moon Cell —me contestó—. Tenía pocas esperanzas, pero la Moon Cell logró mostrarme una rara escena, no pude obsérvame cuidando a una persona de carne y hueso, pero pude observarme cuidando a un equivalente lo suficientemente complejo como para compensarlo.
—¿Un equivalente?
B asintió—. Así es, y esto me brindó datos vitales, lo cual me ayudó a llegar a una conclusión: Tu estilo de vida es el problema, y para mejorar tu salud, este debe de cambiar.
Bajé mi cabeza—. Pero mi estilo de vida no puede cam… —Y fue entonces cuando todo hizo clic. Mi estilo de vida no podía cambiar, porque era definido por el contrato que había firmado con la Moon Cell, así que, a través del programa, Guerra del Santo Grial, B había buscado eliminar mi contrato—. B, tú… apostaste el destino de toda la especie, para darme una oportunidad de ser libre. Acaso… ¿¡Enloqueciste!? —pregunté, por primera vez plenamente consciente de lo que había desatado, sin haberlo querido.
—¿Enloquecido? —me preguntó, y observé como mi visor comenzó a brillar, obligándome a desviar la mirada momentáneamente. Cuando volví a enfocar la mirada, pude ver a una representación holográfica de mi cuidadora. Ella se me acercó con una sonrisa consoladora, y, aun así, sentí un escalofrío—. Tachi, el conflicto entre la humanidad y la Célula Lunar era algo inevitable, yo solo aproveché la situación y establecí condiciones que nos favoreciesen.
—¿Condiciones que nos favoreciesen? —Todavía estaba consternada por todo lo que había averiguado en tan solo unos minutos.
—Así es —contestó B—. Si te preocupa que alguien indigno tome control sobre la administración de la Célula Lunar, ¿Qué acaso no es obvio lo que debes de hacer? Si quieres recuperar la libertad que perdiste hace casi una década, ¿acaso no es esta tu única oportunidad?
—B… —susurré.
—¿Sí?
—Me trajiste a Japón, no por unas vacaciones, sino para que pudiese firmar un contrato con un Maestro, ¿no es así? —le pregunté.
B sonrió—. Siempre me ha gustado que seas rápida en entender las cosas —me contestó—. Afirmativo, esa es la razón principal para venir a Japón, para que puedas encontrar un Maestro, firmar un contrato con este, y puedas participar en la futura guerra del Santo Grial.
—No para que pueda encontrar un Maestro, es para que le pida a Shirou que sea mi Maestro, ¿verdad? —le pregunté nuevamente.
—Bueno, es la mejor opción —me contestó—. Lo conoces, y, por ende, puedes confiar en él, además, es un "mago de combate", a diferencia de la mayoría, y, sumado a esto, ya se ha enfrentado a criaturas, en esencia, superiores a él, como lo fue el Séptimo de los Veintisiete Apóstoles Muertos, e incluso, ya ha participado en una guerra del santo grial y vivido para contarlo. Todo lo anterior lo convierte en el candidato perfecto para fungir como tu Maestro, ¿no lo crees?
Repasando sus argumentos, me di cuenta que, en efecto, tenía razón—. Pero olvidaste un detalle, B.
—¿Hmn?
—Puedo confiar en él porque lo conozco, sí, porque es mi amigo —le expresé—. Y me estás pidiendo que interne a mi único amigo en una guerra de escala monumental, contra seres sobrehumanos o inhumanos, en la cual puede morir en cualquier momento —Levanté mi mirada y le contesté firmemente—. Si hablamos en términos lógicos y fríos, lucharía mejor sabiendo que aquellos a los que amo están lejos de una guerra, que sabiendo que están dentro de la misma, lucharía mejor sin el riesgo de que mis sentimientos me traicionen, sabiendo que tengo que proteger a una persona querida de un peligro al que yo misma le lancé, que con un compañero por el cual no sienta absolutamente nada.
—Sí, es un buen punto —me contestó, y su sonrisa había muerto a medida que escuchaba mis palabras—. Sin embargo, Tachie, como tu cuidadora, y por el bien de tu futuro, debo de advertirte una cosa: Esta es, probablemente, la única oportunidad que tengas para escoger a un Maestro con libertad. Para usar este, "virus lógico", los argumentos planteados ante la Célula Lunar deben de tener una base lógica firme, deben de ser verdad en algún nivel, deben de tener sentido, ¿entiendes? —Asentí—. Fue así cuando la forcé a tomar la iniciativa, y también fue así cuando la convencí de darnos estas vacaciones; no obstante, es enormemente probable que no surjan argumentos lógicos suficientes como para conseguir otro periodo de vacaciones antes de la futura guerra, o, dicho de otra forma: es ahora, o nunca. Puede que tengas razón en que sería mejor que tuvieses a un extraño por compañero, pero me temo que, si no escoges ahora, las personas con las que nos encontraremos en un futuro, son el tipo de personas que no quieres que tomen la administración de la Célula Lunar. Así que, piénsalo, ¿sí?
Suspiré, y asentí dubitativa, mientras la proyección de B desaparecía.
Shirou
«Esto tiene que ser una broma, ¡una mala broma!», grité mentalmente.
Las espadas chocaron la una contra la otra, mientras el suelo y las paredes del castillo se resquebrajaban con cada impacto. Por un momento, ambos nos separamos, y pude divisar como lucía mi sorpresivo enemigo. Era más alto que yo, aunque no por mucho, tenía el cabello blanquecino y ojos rojizos, además, vestía un abrigo del mismo color que sus ojos.
—¡Quien demonios eres y porqué me atacas! —le grité.
—¡Hmn! Yo podría hacerte la misma pregunta —me contestó con una sonrisa mordaz—. Puedo oler la esencia de la niñata en ti, pero no tienes la misma esencia que el resto de los cadáveres putrefactos. Aun así, noto algo extraño en ti, pero no puedo identificarlo del todo.
—¿Cadáveres putrefactos? —susurré—. ¿¡Crees que soy un ghoul!?
—No, ningún ghoul estaría tan bien conservado —me contestó—. Pero tampoco eres uno de los rangos superiores, no siento la profundidad de tu maldición. Así que, ¿qué hace un mocoso en la guarida de uno de los veintisiete grandes chupasangres?
«¿Guarida de uno de los veintisiete?». Fruncí el ceño, no tenía sentido lo que decía, nadie debería de saber que Altrouge estaba aquí, e incluso si la información se hubiese filtrado de alguna manera, no debió de filtrarse tan rápido como para que pudiesen llegar enemigos cuando solo teníamos un par de días en la ciudad. Y mucho menos identificar que este castillo era la guarida de Rouge, pues ni ella ni yo habíamos estado en el mismo, ni siquiera una vez desde que habíamos llegado a Fuyuki.
—¿Y bien? ¿Sin respuestas? —preguntó el hombre con tono altanero—. Sé que hay gato encerrado, así que, no me digas, ¿te comió la lengua?
Suspiré—. Imagino que no me creerás si te digo que este lugar no es una guarida de apóstoles muertos, y que vine a buscar a mi novia —expresé, tomando una posición ofensiva, previniendo el inevitable conflicto.
Él hombre sonrió—. Así que un idiota que ha sido engatusado por los Ojos Místicos del Encanto, ¿Eh? —se burló—. Bueno, no te puedo culpar, esos ojos son capaces de engatusar hasta la misma alma —Nuevamente, el hombre tomó su espada y la apuntó hacia mí—. No hay de otra, acabaré con tu miseria.
Suspiré internamente, algo me decía que, incluso si lograba explicárselo, esto acabaría de la misma forma.
Tachie
Suspiré, quise despejar mis pensamientos, así que negué con mi cabeza y continué con mi caminata. La casa estaba completamente vacía, pues todos los habitantes de esta habían partido hacía poco para lidiar con unos de los problemas con los que habían venido a lidiar en Fuyuki, un Daemon. Eran casi las nueve de la noche, ya habíamos cenado, y mediante hipnosis, lograron que la mujer que afirmaba ser la verdadera hermana mayor de Shirou, Fujimura-san, se marchase temprano, luego de cenar. Según tenía entendido, Tohsaka-san se había reunido con los miembros de la Iglesia para informarles lo que iba a hacer, y extenderles una invitación a participar, realmente, de invitación tenía poco, era el deber de la Iglesia tratar con esto en caso de que se descarrilase, de hecho, debieron encargarse de este problema desde un principio, y si no lo hicieron, y dejaron que continuase hasta ahora, seguramente fue por los lazos que la familia Tohsaka tenía con ellos, y porque la chica, o mejor dicho, el Daemon que la estaba poseyendo, no parecía querer hacer nada más que mantenerse inactivo dentro de la susodicha. Pero ahora la cosa había cambiado, ahora esa inactividad estaba a punto de desaparecer, si el exorcismo salía bien, entonces, la Iglesia haría la vista gorda, como si nada hubiese pasado; sin embargo, si las cosas no salían bien, entonces la Iglesia se encargaría, ya no de exorcizar, sino de eliminar al Daemon, incluyendo a la chica a quien poseía.
Dicho todo esto, un exorcismo no debería de tomar mucho tiempo, y, aun así, no había recibido noticias de ninguno de los miembros del grupo. Salí de la casa y salté al techo, luego giré mi mirada hacia la residencia de la familia Tohsaka. Cerré mis ojos, y me dispuse a sentir el mana del medio ambiente, como tal, no tenía la habilidad Detección de Presencia; no obstante, era bastante buena haciéndolo, esto debido a las circunstancias del Nacimiento de Galahad, al ser este el nieto de un Espíritu de la Naturaleza, el cual encarnaba al espíritu de todo un reino, e hijo de un caballero que había sido criado por una Fae y quien había recibido la bendición de los Elementales durante su vida.
«Nada».
A pesar de que no confiaba en esta habilidad como una que me garantizase sentir la presencia de cualquier enemigo, era difícil no confiar en que el Daemon no se había liberado, considerando tanto mi experiencia como la de Galahad al lidiar con estos. Simplemente era muy complicado que estos se ocultasen de nosotros, de hecho, probablemente necesitarían un elevado grado de Ocultación de Presencia o algo similar para lograrlo.
«Además, puedo sentir la barrera… no ha sido perturbada, o al menos, no de ninguna manera que yo pueda sentir».
Fruncí el ceño y analicé los datos, luego de hacerlo, solo tenía dos cosas completamente claras:
Ya que no había recibido ningún mensaje, significaba que mis compañeros no habían logrado exorcizar al Daemon.
Lo que fuese que hubiese, o estuviese, ocurriendo dentro de la residencia de la familia Tohsaka, no había alcanzado una escala lo suficientemente amplia como para transgredir las barreras de la residencia.
Las barreras de la residencia de la familia Tohsaka eran fuertes, podían soportar un bombardeo mágico por un tiempo prolongado, y según lo que me había dicho Rin, debido al estado de Sakura, dichas barreras también habían sido fortificadas de adentro hacia afuera, en prevención de una posible liberación del Daemon.
¿Qué podría haber llevado a esta situación? Solo había una respuesta lógica, pero… Negué con mi cabeza, no, no tenía sentido, no podía ser, ellos no podían haber sido derrotados. La razón por la que estaba segura de esto, era porque tenían a esa hada con ellos, y a su mascota, Altrouge Brunestud y la Bestia de Gaia, un Daemon como este no debería de ser oponente para ellos, mucho menos estando juntos. Si ellos dos no estuviesen con los demás, todavía consideraría la derrota como una posibilidad con cierto grado de probabilidad, y todo esto por una simple razón: el enemigo al que se estaban enfrentando, era Angra Mainyu.
Como sirviente, Angra Mainyu era… lamentable, en el mejor de los casos; no obstante, a pesar de sus dudosas capacidades de combate, tenía una ventaja absoluta ante cualquier ser humano, incluso un súper humano capaz de superar las habilidades de un espíritu heroico no podría ir en contra de él directamente. Por eso, a pesar de tener magos poderosos, como la heredera de la familia Tohsaka, la hermana de Shirou, o incluso la misma Mana, una victoria sobre Angra Mainyu sin la ayuda de algún ser que no fuese humano, era algo en extremo complicado de conseguir.
Una batalla no duraba mucho tiempo, ni siquiera entre enemigos de niveles similares. Algo no me gustaba, así que tomé mi celular y llamé a Shirou… nada, repetí la misma acción con los números de Aya y de Mana, pero el resultado fue el mismo. Suspiré, tenía que esperar, me exigí como mínimo el que fuesen las once de la noche, si para ese entonces no había noticias, no me quedaría de otra qué intervenir. Afortunadamente, para cuando me viese obligada a tener que hacerlo, sería casi media noche, y si tenía suerte, los que fuese que ocurriese, no trasgrediría las barreras de la residencia Tohsaka.
Para alejar las preocupaciones de mi mente, decidí leer un rato. Leer se había vuelto un pasatiempo que me vi obligada a querer, a fin de cuentas, por mucho que intentase disfrutar de las simulaciones o de los combates contra mi ancestro, con la primera, nunca pude eliminar ese constante recordatorio de falsedad, de que solo era una recreación de lo que pudo haber sido, y, con la segunda, no era algo que pudiese hacer todo el tiempo, solo cuando me sentía lista para desenvainar mi espada en su contra una vez más.
Las dos horas pasaron enormemente rápido, o al menos, eso me pareció. Nuevamente, mi mirada se dirigió hacia el celular, nada, absolutamente nada, no había ningún mensaje.
Me mentalicé, cerré mi libro y me levanté. Salí nuevamente de la residencia y me dispuse a alcanzar mi objetivo, alcé mi mirada hacia la Fuyuki nocturna, era realmente hermosa; Shinto estaba brillantemente iluminada, mientras que esta parte, el distrito residencial, estaba más apagado.
«Bien… me tomará unos cuantos saltos», las casas de Shirou y de Rin se encontraban en partes opuestas del Distrito Miyama, así que tendría que cruzarlo entero para alcanzar la residencia de la maga, afortunadamente, iba de norte a sur, así que tenía una ventaja de altura. Di el primer salto, y me elevé a más de diez metros sobre las casas, y me mantuve en el aire, "volando", sobre las residencias, cuando volví a caer, había atravesado más de media cuadra de un salto, luego, salté una vez más. Después de unos minutos, y de unos cuantos saltos, había atravesado por completo el distrito de norte a sur, y había caído a unos cuantos metros de la residencia de la familia Tohsaka.
Pude haber llegado más rápido si hubiese utilizado energía mágica para moverme más velozmente, o en este caso, cubrir mayores distancias con cada salto, pero, considerando que no sabía a qué me enfrentaría, preferí ahorrar tanta energía como me fuese posible.
Volví a sentir la energía mágica del ambiente…
«Nada, ni la más mínima perturbación».
Me preparé mentalmente para lo que fuese que me fuese a encontrar, para enfrentarme a un oponente problemático. A fin de cuentas, yo no era una sirvienta en su totalidad, era una Demi, todavía calificaba como humana, por ende, Angra Mainyu tenía una ventaja absurda en mi contra; no obstante, tenía un poco de suerte, pues él ya no era un espíritu heroico, era un Daemon, y Galahad era bueno lidiando con estos, así que se podía decir que teníamos el terreno nivelado, él me podía hacer mucho daño, y yo a él.
—Bien, es hora de trabajar —me dije a mí misma.
Salté desde donde me encontraba y aterricé en la calle, no planeaba entrar sigilosamente, simplemente, no era mi estilo. Afortunadamente, no tuve que destruir las barreras de la residencia, pues la heredera de la familia me había enseñado el conjuro para desactivarlas.
Me preparé para cualquier cosa que pudiese salir desde el interior, una vez que desactivase las defensas, pero, para mi sorpresa, no ocurrió absolutamente nada. Esto me puso más alerta que cualquier otra cosa, así que, rápidamente, reactivé la barrera una vez más, ya habiendo entrado dentro del territorio de la familia Tohsaka. Me acerqué a la mansión y, velozmente, mi vi obligada a esquivar un latigazo qué surgió desde las sombras.
Alcé mi mirada y observé el mismo icor negruzco qué había devorado todo a su paso hacía casi una década. No había ningún signo que me indicase que ese tentáculo podía verme, pero en el mismo instante en el que me moví, el tentáculo reaccionó y volvió atacarme, pero era lento y predecible, así que, nuevamente, lo volví a esquivar.
Súbitamente, tres disparos salieron desde las alturas hacia mi ubicación, los reconocí fácilmente, se trataba de una maldición finlandesa relativamente común, Gandr. No hice el más mínimo esfuerzo por esquivarlos, pues una hechicería de ese nivel no funcionaría en mí, no con una Resistencia Mágica del Rango A.
Y efectivamente, las maldiciones se desvanecieron antes de siquiera tocarme. Dos, no, tres tentáculos más surgieron desde la oscuridad de la casa, obligándome a retroceder hacia el patio trasero de la misma. El cual parecía haber sido un jardín, pues actualmente estaba cubierto por la maleza y otras plantas. Una vez más, observé el brillo rojizo de los Gandr salir de la oscuridad, y me sorprendí de que volviese a intentar una estrategia que había fallado inicialmente, así que los ignoré por segunda vez; no obstante, justo antes de que estos llegasen, mis ojos brillaron y un "camino" se hizo manifiesto, eran como sendas, sendas que conectaba a todas las cosas, y observé como la senda que salía de mi interior cambiaba de un color azulado a uno más rojizo a medida que los Gandr se acercaban, entonces supe que algo estaba mal.
—¡Cuidado! —escuché la advertencia y estuve de acuerdo, así que, una vez más, esquivé los tres brillos rojizos que se me acercaban; sin embargo, estos se giraron anormalmente y me persiguieron.
Fue allí cuando me di cuenta, tenían un brillo rojizo similar a los Gandr, pero no eran Gandr, eran proyectiles físicos, parecían ser flechas, aunque tenían una forma similar a una espada cuya apariencia había sido alterada. Esquivé una y otra vez, pero todas las veces los proyectiles giraron de forma antinatural, parecía que no se iban a detener hasta alcanzarme.
—¡Salta! —Salté, y me preparé para cualquier movimiento de mi enemigo, y también para un posible ataque de parte de quien fuese que me estuviese ayudando. Desde detrás de mí, tres potentes haces de luz de energía mágica se dispararon hacia los proyectiles, los dos que se lanzaron primero fueron destruidos; sin embargo, el tercero giró antinaturalmente y logró esquivar el has de energía y siguió hacia mí, así que desenvainé mi espada y la usé para cortar el proyectil.
Mi espada se resintió al choque, algo que no debería de ocurrir contra un proyectil común y corriente.
—Ten cuidado —me giré hacia donde provenía la voz, y pude ver como un hombre surgía desde la noche.
El hombre tenía el cabello completamente negro y picudo, ojos grises y piel clara. Vestía ropajes negros con bordados dorados con forma de cruz, y sarcillos en forma de dagas.
Detrás de él, pude ver los ojos amarillos de Jack—. Mami le ordenó a Jack no permitir que nada salga de la barrera —una vez dicho esto, se desvaneció nuevamente en la oscuridad, dejándome sola con el agente de la Iglesia nuevamente.
«No es humano», un sirviente podía identificar a otro sirviente si estaban frente a frente, y si bien era una habilidad que no había utilizado en gran medida durante mis años como Demi, no tenía dudas de que este hombre era un sirviente.
—¿Así que tú eres los refuerzos? —me preguntó, y su voz parecía amistosa; no obstante, mis instintos me decían que tenía que tener cuidado con este hombre—. Me dijeron que aparecerías si las cosas salían mal, pero no esperaba que los refuerzos fueran otro sirviente.
«Bueno, al menos no trata de ocultarlo».
—¿Qué ocurrió? —le pregunté—. ¿Dónde están los demás?
—Durmiendo —me contestó—. Al igual que lo hizo con la hija menor de los Tohsaka durante la última década, ha sumido en letargo al resto del grupo.
—Esos proyectiles son obra de Shirou, ¿no es así? —le pregunté.
Él hombre asintió—. Sí, aprovechándose que están dormidos, los está poseyendo, y así está beneficiándose de sus habilidades. —A pesar de que lo estaba escuchando, en ningún momento dejé de mirar hacia la propiedad—. Puedes estar tranquila, no ataca a menos que sienta que intentarás entrar en la residencia.
—¿Qué ocurrió? —pregunté, relajándome un poco, pero aun manteniéndome alerta—. ¿Cómo llegaron a este punto?
Él hombre frunció el ceño—. Nuestro enemigo fue mucho más problemático de lo que pensábamos inicialmente —me contestó, mientras miraba también observaba la residencia—. Por lo que pudimos ver hace casi una década, sabíamos que las maldiciones utilizadas para castigar a los humanos son prácticamente inútiles contra él, pues no funcionaron con aquellos a los que afectó al final de la última guerra del Santo Grial, y también nos imaginábamos que podía poseer la capacidad de utilizar todas las maldiciones creadas por la humanidad, pues la máxima expresión de esa capacidad es ese icor negro, una aglomeración de maldiciones en una sola, especializada en matar humanos; y, sin embargo, a pesar de lo letal, el problema fueron las habilidades que no pude prever.
—¿Las que no pudiste prever? —pregunté.
El hombre asintió—. Tengo un privilegio especial, puedo ver la información sobre los sirvientes.
—Discernimiento del Nombre Verdadero, una habilidad de la clase Ruler —recalqué.
El hombre se mostró ligeramente sorprendido, pero asintió—. Bueno, supongo que eso ahorra muchas explicaciones, es un honor tenerte de nuestro lado, Galahad, el Caballero del Cielo.
—Supongo que puedo decir lo mismo, aunque tu historia es, cuanto mínimo, controvertida, Amakusa Shirou Tokisada —respondí, midiendo mis palabras.
El hombre volvió a mostrar nuevamente sorpresa—. ¿Me conoces?
Negué con la cabeza—. Tu habilidad solo te permite conocer las habilidades propias de los sirvientes, no las habilidades externas que hayan podido obtener por factores ajenos a sí mismos —respondí—. Si confías ciegamente en el Discernimiento del Nombre Verdadero, perderás de vista el panorama general, y dejarás de esperar lo inesperado—. Era una crítica constructiva, no tenía la intención de ofenderlo, pero el hombre cambió radicalmente su expresión al escuchar mis palabras, tanto fue así, que me vi en la obligación de aclararlo, pues no quería un enemigo más—. Es solo una crítica constructiva, nada más.
Nuevamente, el hombre volvió a cambiar su expresión, regresando a su serenidad habitual—. Sí, tienes razón, no puedo perder la visión del panorama general, gracias por el recordatorio. —No estaba segura si se había tomado mis palabras como tal, pero al menos ya no tenía esa expresión tan… apesadumbrada—. Dicho esto, tengo que advertirte, al convertirse en un Daemon, Angra Mainyu ha ganado habilidades realmente problemáticas.
—¿Cuáles?
—En primer lugar, confirmamos nuestras sospechas, es inmune a las maldiciones utilizadas para castigar a los humanos, y también es capaz de utilizar las maldiciones creadas por la humanidad —comenzó a explicarme.
Fruncí el ceño—. Esas habilidades no las poseía inicialmente —contesté.
Parecía que no estaba intentando engañarme—. ¿En serio? Pero fui capaz de verlas con mi habilidad.
Medité sus palabras, e hice una inferencia—. No son habilidades que poseía como espíritu heroico; no obstante, es cierto que siempre ha poseído la capacidad de lidiar contra cualquier ser humano, es su propia naturalizar como "Todos los males del Mundo", es probable que, al caer dentro del Santo Grial, sus cualidades innatas se hayan visto fortalecidas, hasta el punto de convertirse en una habilidad.
—La habilidad, Retribución —aclaró.
—Retribución… —susurré.
—¿Te suena el nombre? —me preguntó.
—Más o menos, es un mal augurio de algo que pudo haber sucedido —contesté—. Angra Mainyu se transformó en un Daemon producto de haber caído en el grial, pero en cierta manera, ese no era su objetivo final, podemos decir que se quedó a medias, pero el hecho de que todavía ostente ese rasgo como una habilidad, es la muestra de que todavía podría retomar su viaje.
—¿Su viaje? —me preguntó, con el ceño fruncido—. ¿En qué quería transformarse Angra Mainyu?
—Una Bestia —contesté—. Su historia lo convirtió en un Mal de la Humanidad, pero es tan débil que no representa una verdadera amenaza para la misma, a tal punto que su rasgo como mal de la humanidad no suele representarse como una habilidad, ni siquiera cuando es invocado como sirviente. Le falta poder, pero eso se puede solucionar.
—El Santo grial —expresó, entendiendo mi punto.
Asentí—. Hace una década, Angra Mainyu comenzó ese proceso. Con el poder reunido por el ritual, y utilizando al Grial Menor como cuerpo físico, pudo haber llegado a esa escala —expliqué—. Pero la guerra de hace una década fue mucho más compleja de lo que pudo haber previsto, para el día de su final, antes de que el sistema colapsase por el choque entre sirvientes, cuatro de los ocho sirvientes invocados todavía estaban vivos. Fue desconectado del Gran Grial, y el grial menor fue destruido, luego el mismo Gran Grial sufrió daños irreparables, todo esto frustró su viaje, pues, de no ser el caso…. Tu participación hubiese quedado más opaca de lo que fue, Ruler.
El hombre apretó los puños ligeramente, y su ceño fruncido se mantuvo. A pesar de todo esto, no vi ira, sino arrepentimiento—. Doy gracias a que no fue el caso, y agradezco aún más el que se me permita enmendar mi mediocre actuación de hace una década.
Por su forma de hablar, parecía sincero, a menos, según nuestra experiencia—. Eso no es todo, ¿o sí?
El negó con su cabeza—. No, por su transformación en Daemon, ha obtenido una Canica de Realidad, y fue el arma principal que utilizó en nuestra contra —me explicó—. Ni siquiera pudimos percibir en qué momento la activó —Ruler alzó su mirada hacia la residencia—. Tal vez haya sido una mala idea haberlo atacado de noche.
—Pero escapaste, ¿o no? —A lo que él respondió con un asentimiento—. ¿Y el resto? ¿No pudo?
—La primera vez sí, pero escapar no fue el problema, el problema fue que, dentro de la Canica de Realidad, nos fue imposible realizar el exorcismo, y aunque escapamos, y él la desactivó posteriormente, una vez que volvimos a intentarlo, volvimos a ser devorados por la misma —me explicó—. Intentamos que uno se quedase afuera, y de esa manera la destruyese desde el exterior, pero fue inútil, el despliegue de la canica de realidad se extendió fuera de la mansión, de tal manera que ocupó todo el espacio hasta estrellarse contra las mismas barreras de la residencia, y si hubiésemos presionado más, tal vez incluso las hubiese destruido, era demasiado peligroso permitirle eso, así que nuestra única opción, fue destruirla desde adentro.
—Con los efectivos que tenían, eso no debió de ser un problema, sobretodo considerando quien es una de ellas —expresé.
—El hada, sí —asintió—, pero el problema es que nunca nos dio la oportunidad.
—¿Tan poderosa es como para que ni siquiera hayan tenido una oportunidad para hacerlo?
El hombre hizo una mueca—. Poderosa, sí, en cierto aspecto. Por lo que pudimos descubrir, la Canica de Realidad es capaz de crear un bucle temporal, y cada vez que el Daemon percibía que podíamos poner en peligro la estabilidad misma, reiniciaba el bucle, impidiéndonos destruirla desde adentro —me explicó—. El primero en darse cuenta del bucle, fue el heredero de los Emiya, gracias a las habilidades de sus ojos.
Fruncí el ceño—. La Hechicería de Manipulación Temporal no es particularmente asequible en cuanto a costo de energía mágica…
—Sí, una Canica de Realidad es la Hechicería más cercana a la Verdadera Magia por estas cosas —agregó—. Fue una de nuestras estrategias, forzarle a repetir el bucle una y otra vez hasta que se le agotase la energía. Desgraciadamente, parece que el Daemon ha estado acumulando una gran cantidad de energía mágica durante esta década.
—¿Cómo puede haber estado acumulando energía si ha estado prácticamente inactivo durante esta última década? —pregunté.
—Una habilidad de la clase Avenger que se ha visto mejorada por la transformación que produjo la Tercera Magia, ya que, actualmente, Angra Mainyu es, prácticamente, un grial menor extremadamente débil —me explicó—. La habilidad se llama Auto reposición de Mana y le permite recuperar cantidades minúsculas de energía mágica con el simple pasar del tiempo. Ha estado utilizando esta habilidad para acumular una cantidad considerable de energía mágica durante esta última década.
—Aun así, solo debió de haber sido cuestión de tiempo para que pudiese agotarlo …
—Tal vez, y probablemente al tener esto en cuenta fue que nos atacó antes de que eso pasase —me contestó—. No sé si es otra habilidad de su Canica de Realidad, u otra habilidad obtenida por su transformación en Daemon, pero luego de que lo forzamos a repetir el bucle una y otra vez, unos seres comenzaron a aparecer. Estos seres eran como... sombras, fue la primera vez que me enfrrenté a algo como eso, pero según lo que nos reveló el hada, esas cosas eran un vacío sombrío, y tenían con la forma de un hombre-lobo, el hada nos reveló que esos seres eran restos dejados atrás por el Daemon y, por ende, mucho más débiles en poder. Aun así, son lo suficientemente peligrosos como para que ningún humano normal sea capaz de hacerles frente, incluso con años de entrenamiento, pero para sirvientes como nosotros, no deberían de ser un problema en un combate uno a uno.
—Debo suponer que no van a haber combates uno a uno, ¿no es así?
El hombre esbozó una sonrisa incomoda, pero asintió—. Me temo que no. El verdadero problema es que, si bien al principio solo aparecieron unos cuantos, a medida que le obligamos a repetir el bucle, comenzaron a aparecer en mayor cantidad, al final, nos terminamos enfrentando a cantidades masivas de ellos. —Un suspiro cansado escapó de sus labios—. Por si fuese poco, no son los únicos enemigos.
—¿Hay más? —pregunté, sorprendida.
Él asintió—. Como pudiste ver, el Daemon puede hacer uso de la Hechicería de aquellos a los que posee, fue el caso de la hija menor de los Tohsaka. No solo nos enfrentamos a esas sombras, sino también a otros seres de las sombras, según Rin, estos eran familiares, familiares hechos por su hermana, hechos del elemento hueco.
—Bien, una última pregunta antes de entrar —expresé—. ¿Cómo es posible que la chica haya aguantado una posesión durante casi una década? En algún momento debió de haber intentado madurar, y eso debió de haber causado su autodestrucción, ¿estoy en lo correcto?
—En parte —me corrigió—. Por sus circunstancias, Angra Mainyu ya se puede considerar maduro desde hace una década, pero, como perdió su cuerpo físico, su método para volver a encarnar no es diferente del de un Daemon en proceso de maduración. Y, sin embargo, la posesión no ha avanzado, se encuentra en un estado en el que no ha mostrado mutaciones de ningún tipo. Esta es una de las razones por las que la Santa Iglesia ha hecho la vista gorda con este caso.
Fruncí el ceño—. Si no la está poseyendo para encarnarse, ¿Cuál es su objetivo?
Él hombre compartió mi malestar—. Yo tampoco tengo respuestas para esa pregunta.
Suspiré—. Bien, no nos queda de otra qué ir y salvar a los demás —expresé, mientras comenzaba a caminar hacia la propiedad.
—¡E-Espera! —exclamó el sacerdote—. ¿Tienes un plan? Si vamos sin un plan, podríamos acabar como el resto. Fue gracias mi habilidad Revelación, y a mi Tesoro Heroico, que pude escapar, y no creo que logre hacerlo una segunda vez.
—Yo no lo llamaría un plan, pero si una idea —le respondí—. Si sale bien, entonces habremos triunfado.
—¿Y si no lo hace? —me preguntó.
Fruncí el ceño—. En ese caso, tanto tú como yo sabemos lo que debemos hacer.
Amakusa frunció el ceño, pero asintió. Y así, ambos nos internamos en la residencia.
Nada tenía sentido. Absolutamente nada tenía sentido. Para empezar, estaba Illya, quien se había convertido en una estudiante de secundaria, luego estuvo Rouge, quien… bueno, seguía siendo Rouge, pero, de alguna manera, me había visto transportado desde el castillo de la familia Einzbern a un castillo en uno de los rincones más recónditos de Europa, y luego, luego Mana había hecho algo, y me había transportado nuevamente.
Sobre Mana, ella también seguía siendo Mana, de hecho, parecía incluso saber qué demonios estaba ocurriendo, sin embargo… Suspiré, Mana era… complicada. Desde que me había enterado de los deseos de Kiritsugu, la situación del mundo y el deseo de Altrouge, los de Illya, Gray, etc. Me había vuelto como loco en un intento por estar a la altura de la situación, fui a las clases de política, forjé armas como loco, y… en fin, hice todo lo que pude para prepararme para enfrentarme a todo lo que pudiese interponerse entre nosotros y nuestro objetivo. Pero Mana… no podía decir que no se ocupase de las cosas, a fin de cuentas, me había ayudado con los códigos místicos, y también con el ritual que llevamos a cabo en la Tumba de Albión, además de ser la principal instigadora de la creación de la Facción Einzbern, entre otras cosas, pero jamás la había visto preocupada por… bueno, por algo. Incluso en esta situación, parecía no importarle, Rouge era igual, aunque, ahora que lo pensaba, había una diferencia notable entre ambas, y bueno, esta era que, desde que ambos habíamos comenzado nuestra relación, Rouge no había sido tan… ¿ninfómana? No me gustaba usar esa palabra, pero desde lo que pasó en el baño, todo el problema sobre la primera vez, y ahora esto en… bueno, lo que fuese que fuese esto, pude ver que Mana tenía la cabeza bastante puesta en eso, no es como que me quejase, pero había veces en que verla tan relajada y con la mente en esas cosas, cuando el mundo parecía venírsenos encima, me parecía preocupante. Desgraciadamente, entendía porque no parecía tomar acciones, ni precipitadas, ni excesivas, a fin de cuentas, ella veía el mundo de manera muy diferente de mí y del resto.
«Bueno, parece como si se hubiese quedado dormida, y, si puede relajarse tanto, entonces no deberíamos de estar en un serio peligro».
¿Ahora qué? Me pregunté a mí mismo. No estaba en la realidad, o bueno, en mi realidad, pero ¿qué era esto? ¿Algún tipo de Hechicería de ilusión? ¿Algún tipo de Canica de Realidad? Podría ser cualquiera de los dos, y no tenía ni idea de cómo descubrirlo.
Había dos métodos para averiguar si me encontraba en una ilusión o en una canica de realidad, el primero consistía en hacer circular mi energía mágica dentro de mi cuerpo, pero eso solo funcionaría con ilusiones de cierto nivel, pero, contra ilusiones de una gran escala, como las que podía llevar a cabo Merlín, las cuales podían engañar al mundo, era imposible escapar con un método tan simple. En cuanto a las Canicas de Realidad, la única forma de huir de ellas, era desestabilizándolas, para lo cual, es necesario encontrar la frontera de estas, y luego desatar una gran cantidad de energía mágica, lo segundo no era imposible para mí en este momento, pero lo primero era mucho más complicado, pues tenía que encontrar dicha frontera.
Todo lo anterior me hizo considerar algo muy importante, ¿quién? ¿Quién podría haberme metido en lo que sea que fuese esto? Me pregunté. Y luego de darle un par de vueltas al asunto, solo había una posibilidad, a fin de cuentas, nos íbamos a enfrentar a un Daemon, y los Daemon eran conocidos por tener la capacidad de usar Canicas de Realidad, así que era posible. De ser así, había un lugar al que debía de ir, tal vez me serviría para entender donde me encontraba.
Y así, caminé hasta la residencia de la familia Tohsaka. El espacio estaba distorsionado, entré en el territorio de la familia Einzbern y me transporté a un castillo en algún rincón de Europa, luego Mana me arrastró a su casa en Tokio, pero cuando salí de ella, volví a Fuyuki. Ahora que estaba frente a la casa de la familia Tohsaka, ¿sería transportado a una nueva ubicación una vez que entrase? No lo sabía, pero correría el riesgo.
Los tentáculos atacaron desde varias direcciones; no obstante, realmente no eran un problema, el problema era la hechicería, más específicamente, la de Shirou, lo cual me hizo preguntarme algo, ¿por qué no había utilizado la hechicería de Mana? Según lo que B había recabado, Mana era capaz de utilizar Hechicería de una era anterior a la Hechicería Moderna, así que me parecía extraño que no lo hubiese hacho antes, acaso… ¿no podía? Si ese era el caso, mejor para mí.
Atravesar la residencia fue sencillo, pero, ahora comenzaba lo complicado. Nos estábamos acercando al sótano de la mansión.
—Ten cuidado, allí viene —me advirtió Ruler, quien había fungido como retaguardia.
—Necesito llegar tan cerca como pueda antes de que active su Canica de Realidad —le expresé.
—Puedo ayudarte con eso —me respondió Amakusa, y si bien no vi exactamente que estaba ocurriendo, detrás de mí comenzaron a emitirse dos luces, una azulada y otra rojiza.
Entramos al sótano, y allí pudimos verlos, una chica acostada en el centro de la habitación, y, desde ella, surgían esas sombras que mantenían atados a mis compañeros, quienes, a primera vista, se encontraban inconscientes.
Súbitamente, los tentáculos comenzaron a surgir desde debajo de los ropajes de la chica, y nos atacaron a ambos con haces de energía mágica, los cuales se dirigieron hacia nosotros, y ambos esquivamos a lados opuestos.
—¡Necesito un momento para lanzar el hechizo! —expresó Amakusa, y pude ver como el brillo que rodeaba sus brazos se atenuó.
—¡Hazlo! —le grité.
Ruler asintió—. ¡Bien!
Una vez más, observé como los brazos de Amakusa brillaron nuevamente, pero el Daemon reaccionó rápidamente, y más ataques de energía mágica se dirigieron hacia nosotros. Rápidamente, materialicé mi escudo y activé una de mis habilidades; Muro de Espejo Reflectante.
Esta habilidad me permitía atraer los ataques de múltiples enemigos directamente hacia mí. Por lo que, de forma completamente antinatural, los ataques que se dirigían hacia Ruler, giraron en ángulos imposible hacia mí. Me preparé, y sostuve mi escudo con fuerza, preparándome para el impacto, y efectivamente, este llegó cuando todos los haces golpearon mi escudo, y, poco después de que estos se difuminaron, mi escudo brilló con luz blanquecina, reflejando los haces devuelta hacia su origen. Este era el segundo efecto de esta habilidad, y si bien no podía utilizarse con todos los tipos de ataques, aquellos como éstos, provenientes de la Hechicería, eran los más sencillos de devolver, en comparación con aquellos ataques puramente físicos, los cuales no podían ser devueltos. Según Galahad, esta capacidad para reflejar los ataques, no había sido producto de sí mismo, sino de mí, según él, de mi mentalidad de "cosechas los que siembras".
El Daemon se protegió rápidamente con aquellos familiares nacidos del elemento hueco, asegurándose que el cuerpo de la chica no fuese dañado. Y entonces lo sentí, un cambio en el espacio, una perturbación de la energía mágica en el medio ambiente. «¡Viene!». Rápidamente, salté hacia la chica, «¡No! ¡No podré alcanzarla!». Pero en el mismo instante en el que esos pensamientos emanaron desde mi interior, el espacio se distorsionó y, de un momento a otro, me encontraba sobre la chica.
Sonreí, no sabía exactamente que había hecho Ruler, pero lo había logrado, a esta distancia, debería de poder hacerlo. Era una habilidad complicada de utilizar, prácticamente un dolor de cabeza, no podía activarla siempre que quería, y tampoco podía predecir sus efectos, y, por ende, tampoco el costo; no obstante, a pesar de todo, nunca me había defraudado.
Gracia del Santo Grial, una bendición divina. El Santo Grial podía ser considerado como un Tesoro Heroico, pero Galahad no lo poseía como uno, pues a pesar de haberlo conseguido en vida, él decidió devolverlo al Cielo, lejos del alcance de todos. Aun así, los lazos qué conectan a Galahad con el Santo Grial son demasiado profundos, hasta el punto en que se afirma que Galahad estaba destinado a encontrarlo. El acto altruista de haberlo devuelto, le ha conferido esta bendición, y dicha bendición me había sido transmitida, pues ambos habíamos sido marcados por el Santo Grial, él por el verdadero, y yo por el falso Santo Grial creado por los Einzbern, y por el que había sido llamado como el Santo Grial de la Luna.
Nuevamente, sentí como el espacio cambiaba, no por la expansión de la Canica de Realidad, sino porque estaba siendo aislada del mismo, y, a la vez, sentí como eje del tiempo era alterado, pero luego, dicha alteración fue completamente anulada. El espacio y el tiempo se vieron alterados con el despliegue de la Esfera de Realidad y la activación del bucle temporal, pero gracias a la Gracia del Santo Grial, a pesar de estar dentro la misma, fui apartada de su eje espacio-temporal, y, luego de que el mismo se estabilizó, pude introducirme en este nuevamente, en el mismo punto en el que me encontraba antes de ser apartada. Pude constatar qué había funcionado, pues Ruler ya no se encontraba presente en el sótano, habiendo sido afectado por los efectos de la Canica de Realidad.
El Daemon me atacó nuevamente, con multitud de tentáculos y familiares; sin embargo, era inútil, a pesar de que él podría volver a forzar el bucle, dos activaciones seguidas, una detrás de la otra, era algo que no debería de poder lograr, a fin de cuentas, la Hechicería espacio-temporal era todo menos barata; su costo era grande, y había sido forzado a hacerlo múltiples veces.
«Acabemos con esto», el aura sagrada iluminó la habitación, aniquilando toda la oscuridad, la natural y la sobrenatural. Santo del Escudo, que Sana las Heridas. La capacidad de utilizar los poderes curativos milagrosos de Galahad, o, dicho de otra forma, un milagro curativo. Galahad había exorcizado Daemons en el pasado de esta forma, pues la Posesión Demoníaca podía considerarse como una enfermedad que afectaba únicamente al poseído, de hecho, la Santa Iglesia la consideraba de esta forma.
Sentí como el Daemon se resistió con fuerza, pero no estaba dispuesta a ceder, intentó saltar hacia mí, pero la luz lo repelió, así que intentó alterar el cuerpo de Sakura, en un intento por fortalecer la posesión y por atacarme, pero era inútil. Esta habilidad era, precisamente, un milagro curativo, intentar esparcir o fortalecer la enfermedad era inútil, y él lo sabía. La luz se extendió, iluminando toda la habitación, y eliminando toda la penumbra, y con ella, sanando las heridas producidas por el Daemon, y destruyendo la posesión.
Luego de que la luz se esfumó, giré mi mirada en todas las direcciones, la posesión había sido destruida, pero el Daemon era una cuestión diferente, ahora debía de terminarlo.
«¿Dónde está?», me pregunté, mientras lo buscaba por la habitación. En un principio, no sentí nada, pero luego, hubo algo, la misma sensación de escalofrío que había sentido hacía una década. Rápidamente, me aproximé hacia su origen, siendo este cercano a Shirou, y pude ver como mi amigo sostenía una katana, de la cual emanaba esa sensación que me había perturbado.
Usé mi visualizador para analizar la espada y descubrí porque esta espada me perturbaba tanto. Los resultados fueron preocupantes, como mínimo, según los datos de la Célula Lunar, había sido forjada a partir de los huesos del padre adoptivo de Shirou, quien había estado sufriendo la maldición de Angra Mainyu durante casi una década, por eso estaba impregnada con su maldición.
Fruncí el ceño, esta espada debía de significar mucho para Shirou, pero mis instintos me decían que era mejor que un arma como esta no existiese. Esperaba que Shirou pudiese comprenderlo, con suficiente energía mágica, la espada podía ser tan peligrosa como el mismo ser que la creó, por el bien de todos, no podía permitir que existiese.
Extendí mi mano hacia la espada, en un intento por tomarla y destruirla; sin embargo, y desgraciadamente, mi tiempo de reflexión me hizo tardar demasiado.
—¿Tachi? ¿Eres tú? —giré mi cabeza hacia atrás y pude ver a mi amiga despertándose.
—Mana, ¿te encuentres bien? —le pregunté.
—Sí —expresó mi amiga de la infancia mientras se estrujaba los ojos—. ¿Qué ocurrió?
—El Daemon logró sumirlos en un mundo de ensueño luego de haberlos suprimido gracias a su superioridad numérica —le expliqué, mientras observaba como todos comenzaban a despertarse—. Afortunadamente, el ejecutor de la Iglesia pudo escapar, y ambos nos unimos para detenerlo.
El resto de la noche transcurrió más suavemente, con todos despertándose poco a poco, y conmigo explicándoles lo sucedido.
Shirou
—¿Qué ocurre? —escuché la voz de Rouge, quien se me acercó y se sentó a mi lado en el pórtico de la residencia.
Suspiré—. Solo… pensando en lo de hoy.
—Oh, si, eso… —Observé como fruncía el ceño.
—¿Ocurre algo?
La vi suspirar a ella también—. Fue molesto, el truco del Daemon. Me recordó a momentos… duros, del pasado.
—Sabes que pudiste haberlo derrotado, ¿verdad? —le recordé—. La única razón por la que no lo hiciste, fue porque eso hubiese requerido destruir toda la Canica de Realidad desde afuera, es decir, la residencia de la familia de Rin en su totalidad. Además de que también asesinarías a Sakura, cuando nuestro objetivo era salvarla.
A pesar de mis palabras, Rouge no cambió su expresión—. Lo sé, pero eso no cambia lo frustrante que fue. —Luego, se cruzó de brazos—. Lo peor es que ya lo sabía antes del enfrentamiento.
—¿Hmn?
—La mocosa me lo advirtió antes de que partiésemos —me respondió—. Me dijo que este no era un combate para mí, así que no debía de preocuparme, y me pidió que evitase que Fou hiciese de las suyas.
—¿Vio el futuro?
—Seguramente. —Rouge alzó su mirada hacia la Luna—. Al principio creí que lo estaba haciendo para presumir, la mayor ventaja de tener clarividencia, más allá de la posibilidad de cambiar el futuro, es el aprovechamiento del tiempo. Imaginé que habría preparado algo, pero no esperé que su plan fuese a confiar en tu amiga.
En ese momento, yo también fruncí el ceño—. Ciertamente, si mi clarividencia fuese mejor, la utilizaría para planear como enfrentarme a cada enemigo futuro, pero Mana…
—¿Sí? —Súbitamente, una nueva voz se hizo presente. Ambos nos giramos, y observamos como Manaka se acercaba, saliendo desde un pasillo. Por un momento, vi un par de ojos brillando desde detrás de ella, era Jack-chan, quien siempre la acompañaba, aunque, normalmente, se mantenía en forma espiritual, luego de que nuestros ojos se encontraron, sus ojos desaparecieron en la oscuridad, aunque seguramente seguía por aquí. Mana se acercó y procedió a hacer lo mismo que Altrouge, sentándose también a mi lado—. ¿Hay algo que te moleste, Shi-kun?
Sonreí con ironía—. Conociéndote, ya lo sabes.
Ella sonrió en respuesta—. Si vieses todas las cosas que he visto, Shi-kun, probablemente perderías la cordura —expresó con tranquilidad—. Se preguntan porque no hice nada, ¿no es así? —A lo que yo asentí. Rouge no lo hizo, pero su mirada dejaba en claro que también tenía la misma duda—. Porque era la mejor opción —nos respondió—. Altrouge tenía dos formas de lidiar con estas, la primera era a través de su Manifestación Fantástica, desgraciadamente, esa no era una opción viable, pues, para desplegarla, necesitas cumplir con esas condiciones que te has autoimpuesto —Observé como el ceño fruncido de Rouge se profundizaba, pero no lo negó—. No te molestes, incluso si fueses un espíritu de la naturaleza común y pudieses utilizar tu Manifestación Fantástica sin ningún problema, todavía deberías de competir con la velocidad de activación del bucle, y tienes las de perder.
Para mi sorpresa, Mana intentó consolarla, a su manera—. ¿La segunda es Fou?
Mana frunció el ceño—. Okey, tres maneras para detener la Canica de Realidad de Angra Mainyu. Esa sería la tercera —me aclaró—. La segunda manera es utilizando el Fenómeno de Filtración. Con este, no tienes tantos problemas como los que tienes para utilizar tu Manifestación Fantástica; sin embargo, lo que estás haciendo es filtrar un medio ambiente extraterrestre en la tierra, lo cual matará a todo aquel que no esté preparado para sobrevivir en este. Así que ten cuidado de cómo lo utilizas. —Nuevamente, Rouge no dijo nada, pero la conocía lo suficientemente bien como para saber que estaba tomando en cuenta sus palabras—. Finalmente, está Fou, el problema de utilizar a Fou es el mismo que el intentar desestabilizar la Canica de Realidad con una gran cantidad de energía mágica, solo que peor, pues dicha energía puede ser controlada y, con las preparaciones suficientes, contenida, pero Fou… Bueno, no solo destruiría la Canica de Realidad, también destruirá las barreras de la residencia, lo cual dejará a la vista a un sabueso gigante en medio de un distrito residencial. Poco sutil, ¿no lo creen? —nos preguntó, con una sonrisa traviesa.
Ninguno de los dos dijimos nada, pero asentí levemente.
—En cuanto a mí, sí, sabía sobre las habilidades de Angra Mainyu, entre éstas, las que más nos complicaron la vida, fue el que se haya convertido en un grial menor, un recipiente de energía mágica, sumado a la habilidad, Auto reposición de Mana, que le ha permitido acumular energía mágica durante casi una década, además de la posesión, que le dio acceso a los circuitos mágicos de Sakura. —Mana se estiró y continuó con la explicación—. Finalmente, está su Canica de Realidad, Levantamiento Ilimitado de los Muertos; Restos Infinitos. Como pudimos experimentar, genera un mundo que replica los eventos sucedidos durante cuatro días, los últimos cuatro días antes la activación de la Canica de Realidad.
—Fue por eso que ni siquiera comenzamos en Fuyuki cuando iniciaba el bucle —susurré. Recordando como habíamos retrocedido hasta Fukuoka cada vez el bucle se reiniciaba, y con el paso de los días, Fukuoka se desvanecía para dar paso a Fuyuki.
Mana asintió—. El bucle se repite cada vez que se llega al final de cuarto día, lo cual se hace coincidir forzosamente con el lanzamiento de la Canica de Realidad. Por otro lado, el bucle en sí mismo no tiene ningún costo, debido a que el vacío es su naturaleza, lo que también le permite resucitar por la noche mientras exista la Canica de Realidad.
—¿¡Entonces nuestra estrategia para debilitarla era inútil!? —preguntó Rouge, claramente molesta—. ¿¡Y aun así nos dejaste continuar!?
Mana frunció el ceño—. No exactamente, las reglas de su mundo indican que el bucle se activa al final del cuarto día, eso significa que, cada vez que Angra forzaba él bucle antes del cuarto día, estaba forzando las reglas de su mundo, y eso tiene un precio, ¿entiendes?
—Sí ese es el caso —intervine—. Entonces, ¿por qué no dejó que el bucle continuase hasta el final? Siempre lo forzaba antes de que pudiésemos alcanzarlo.
—Porque nuestro objetivo no era eliminar a Angra Mainyu propiamente hablando, era exorcizarlo, liberar a Sakura de la posesión —nos explicó—. Si lo lográbamos, y después escapábamos de la Canica de Realidad antes del final del cuarto día, entonces incluso si renacía durante la noche, lo haría sin Sakura, y para él, que quería mantener la posesión, eso sería igual a ser derrotado. Por eso se vio obligado a forzar el bucle una y otra vez.
—¿Y esas sombras, los restos del Daemon? —le preguntó Rouge—. ¿De donde salían?
—Angra puede ser derrotado hasta cuatro veces por cada bucle, cada vez que es derrotado y renace, deja restos, luego, cuando se activa el bucle, se crean esas sombras —no explicó—. Dicho esto, es capaz de formar cuatro de estas sombras por cada uno de los bucles, y, si repite los bucles suficientes veces, es capaz de crear ejércitos como al que nos enfrentamos durante el último día del último bucle —nos explicó—. Por último, el tiempo transcurrido dentro de la canica está separado del eje del tiempo del exterior, de modo que el bucle puede ocurrir innumerables veces, aunque la canica de realidad no se mantenga activa durante esa misma cantidad de tiempo. —Mana dejó de mirar hacia el cielo y nos miró a nosotros—. Este es el enemigo al que nos enfrentamos. Y todavía tiene otras habilidades que no he mencionado, como el icor negruzco, el rasgo de Retribución, etc, etc. Lo que quiero decir con todo esto, es que nuestro enemigo estaba lejos de ser fácil de derrotar.
—En pocas palabras, ¿no podías derrotarlo? —preguntó Rouge con una sonrisa.
Mana contestó haciendo un mohín—. Podría derrotarlo con la misma facilidad que tú podrías, pero al igual que tú, crearía un alboroto, o dejaría a Rin sin hermana —le contestó.
—¿Y si te hubieses preparado? —pregunté.
—Por supuesto que podría, incluso en las condiciones desfavorables en las que lo enfrentamos —me respondió—. Pero, ¿cuánto tiempo y recursos serían necesarios para eso? ¿Acaso tuvimos ese tiempo en primer lugar? Después de todo, solo llevamos un par días en Fuyuki… —preguntó a nadie en específico—. ¿No es más sencillo y efectivo haber dejado que Tachi se encargase?
—Básicamente, ¿eres floja? —le preguntó Rouge, con una sonrisa altiva.
—Tomo el camino más directo hacia nuestros objetivos y el que requiera el menor esfuerzo posible, si es eso lo que quieres decir —le respondió, ignorando la ofensa—. Y así, el esfuerzo que me ahorro, lo utilizo en otras cosas, a fin de cuentas, no es como que tengamos un solo objetivo. O, mejor dicho, el que cumplamos nuestro único objetivo, requiere que se cumplan muchos objetivos secundarios.
—¿Es por eso que siempre te muestras tan calmada? —le pregunté.
—Me muestro calmada porque todavía no nos hemos enfrentado a algo con lo que no pueda lidiar, ya sea por mi cuenta o con vuestra ayuda —me aclaró—. Shi-kun, ¿nunca te has puesto a pensar porque no he buscado palear mi mayor debilidad?
—¿Palear tu mayor debilidad?
—La cantidad de energía mágica que es capaz de producir mis circuitos —me aclaró—. Hay métodos con los cuales podría palear mi mayor debilidad, así que, ¿por qué no lo he hecho? —Negué con mi cabeza, en los últimos meses había estado tan concentrado en palear mis propias debilidades, que no había pensado en las de Mana, mucho menos cuando parecía tan poderosa a mis ojos—. Es porque si lo intentase, desataría cosas con las que no puedo lidiar.
—Sí te soy sincero, el que existan cosas con las que no puedas lidiar, ya me parece algo realmente impensable, como para inferir qué cosas podrían ser —comenté.
—Eso es muy lindo de tu parte —dijo, y luego me dio un beso en la mejilla—. Pero si, las hay. Por darte unos ejemplos, si intentase palear mi mayor debilidad, podrían pasar cosas como: armas legendarias lloverían sobre nosotros como si estuviésemos en un aguacero, un cañón de éter ilimitado podría dispararse desde Europa hacia nosotros, o podríamos ser transportados dentro de un mundo donde abundan los Daemon utilizados como familiares, y seríamos privados de todas las Hechicerías creadas por el hombre.
—Cañón de éter ilimitado, ¿Eh? Zelretch —aclaró Rouge.
—Por lluvia de armas legendarias… el Rey de los Héroes, Gilgamesh —contribuí yo.
Mana asintió—. Al otro lo conoceremos tarde o temprano —expresó—. Y esto solo por poner algunos ejemplos. Las cosas no son tan sencillas, podría decirse que estamos en una guerra fría, todos vigilándonos los unos a los otros, esperando el momento en el que la mecha haga ignición, cuando llegue el gran evento. Pero ninguno permitirá que alguno de los otros pueda obtener una gran ventaja hasta entonces —nos explicó—. Y ni siquiera somos tres, hay más ojos, como los de Merlín, los Alquimistas de Atlas y su TRI-HERMES, e incluso hay seres del pasado que quieren meter mano. Un movimiento en falso que nos deje expuestos, podría ser fatal.
—Sí eso es verdad, ¿Por qué no han evitado qué nosotros nos fortalezcamos? —le pregunté. En respuesta, ella apartó la mirada—. Mana… ¿por qué?
La vi suspirar—. Porque no son tomados como amenazas por ellos, es por eso.
Fruncí el ceño, el desprecio en dicha acción era bastante evidente.
—En ese caso, les demostraremos que se han disparado en el pie —expresó Rouge, con una sonrisa retadora.
—¿Por qué te sientes ofendida? —pregunté, divertido.
—Porque he sido ofendida —me contestó—. ¿O acaso olvidaste que hace poco obtuve estos ojos? —dijo, mientras señalaba a los susodichos.
Observé como Mana esbozaba una sonrisa incomoda—. Bueno, tu caso es especial. Yo no estaba aquí para hacer algo y Zelretch confabuló a tu favor… así que, si quieres golpear a alguien, que sea a los otros.
—Dalo por hecho —expresó, sonriendo.
—Bueno, ahora que ya está todo dicho y hecho, tenemos que seguir con lo nuestro —concluyó mi amiga de la infancia.
Asentí y me levanté—. Tienes razón, vamos a dormir.
—Oh, sí, eso también, pero antes hay algo que tenemos que hacer —expresó ella.
—¿Hmn?
Mana sonrió—. Shi-kun, ¿tienes tus guantes contigo? —Asentí, y los saqué de mi bolsillo—. Bien, saca a Watsugunairui Muramasa, por favor.
No entendí porque, pero asumí que había una razón, así que abrí uno de los bolsillos y saqué la katana, luego se la di a Mana. Ella por su parte, caminó un poco hacia adentro del patio, hasta que se detuvo, y luego clavó la espada en la tierra—. Shi-kun, acércate por favor —Interesado, me acerqué, y Rouge me siguió—. Ya puedes salir, Angra Mainyu, no tenemos intención de destruirte.
Cuando Mana terminó de decir esas palabras, la espada brilló de un color negruzco y morado, emanando una "esencia", no, un factor, el Sexto Factor Imaginario, Daemon. Este rápidamente tomó forma, la forma de un humanoide completamente negro, vacío.
—¿Ese es… Angra Mainyu? —susurré.
Mana asintió—. Así es, se refugió en la espada después de que Tachi lo exorcizase —me explicó, para luego caminar hacia mí y ponerme una mano en el hombro—. El resto depende de ti, Shi-kun. —Y luego de esto, me dio un empujoncito—. Altrouge tiene razón, y yo confío en ti.
Me quedé frente a frente con la sombra, ninguno dijo nada, ni siquiera sabía si está podía hablar. ¿Qué quería ella que hiciese? Considerando sus palabras, no quería que lo destruyes… considerando sus palabras… Y entonces me di cuenta, Daemons utilizados como familiares, Altrouge tiene razón…
Sonreí con cansancio, «Esta chica…». Nuevamente, me dirigí hacia la sombra—. Angra Mainyu, conozco tu historia, tu verdadera historia. No eres Todos los Males del Mundo, pero te viste forzado a convertirte en ellos —hablé, pero la sombra no tuvo reacción ante mis palabras, así que continué—. Aun así, decidiste cumplir el deseo que ellos grabaron en tu alma, y cuando eso no fue posible, decidiste cumplir cualquier deseo que estuviese a tu alcance, llegaste a una Sakura en coma, y escuchaste su deseo, y decidiste cumplirlo. El deseo de esa chica era vivir junto con su hermana, ambas como herederas de la familia, en la realidad, era imposible, y por eso creaste un mundo de ensueño para ella, donde su deseo pudiese volverse realidad. Sin embargo… —Pensé detenidamente mis palabras, asegurándome de que mis intenciones fuesen trasmitidas adecuadamente—. Tu trabajo acabó, pues todos los sueños llegan eventualmente a su final. Llegados a este punto, solo tienes dos opciones: desvanecerte y volver al vacío, o permanecer intentando cumplir un deseo, por eso te pregunto, ¿es esa tu intención? ¿Todavía buscas cumplir un deseo? —Al principio, la sombra no reaccionó, pero, después de unos segundos, finalmente, asintió—. En ese caso, escucha mi deseo, el mundo está llegando a su final, y yo me propongo a salvarlo, para eso, necesito más poder. Angra Mainyu, convierte en parte de mi fuerza, vuélvete mi familiar, y ayúdame a salvar este mundo, ¡ese es mi deseo, ¿lo cumplirás?! —Nuevamente, la sombra no tuvo ni la más mínima reacción, pero, al igual que las veces anteriores, esperé, sabiendo que todavía me debía una respuesta.
Y me la dio, extendiendo su brazo en mi dirección. Intuyendo lo que significaba, me acerqué, y tomé su mano, era extraño, era como sostener la misma nada, como querer atrapar el aire o el agua entre las manos—. Que así sea… —Mientras sostenía su mano, me giré hacia Altrouge—. Alguien tiene que formalizar el contrato —expresé.
—Oh, si tan solo tuviésemos a una Maestra de los Contratos dispuesta a ayudarnos… —exclamó Mana, exagerando su tono de voz, mientras le daba un par de golpecitos a Altrouge.
—¿Esto también fue parte de tu plan? —preguntó la Princesa, a lo cual, Mana respondió con un guiño. En respuesta Rouge gruñó, pero se acercó a nosotros—. Está bien, voy… —dijo de mala gana, pero hasta yo podía ver que estaba fingiendo su enojo. Y así, me convertí en el objetivo de su Principio una vez más, como cuando firmamos nuestro contrato.
…
Estaba hecho, el contrato había sido establecido, y una vez que ambos dimos nuestro consentimiento, fue completado. Luego de esto, Angra Mainyu se desvaneció nuevamente dentro de mi katana.
Escuché los pasos de Mana acercándose—. Bien, ahora si podemos ir a dormir. O bueno, ustedes pueden hacerlo.
Observé a Rouge, y ella esquivó mi mirada, pero yo la mantuve fija, hoy nos tocaba dormir juntos. Pronto su labio comenzó a temblar, hasta que, finalmente, se cruzó de brazos—. ¡Bien, está bien, solo esta vez!
Sonreí, y le di un beso, luego tomé su mano y caminé con ella hacia Mana. Estiré mi mano, para que ella la tomase—. Vamos.
—¿Los tres? —preguntó, mientras observaba a Rouge.
—Sí, ¿verdad? —le pregunté a la Princesa.
—Hmn… —gruñó ella—. Buen trabajo, no te acostumbres —dijo finalmente.
Mana sonrió instantáneamente, luego tomó mi mano y se acurrucó. Súbitamente, Rouge hizo lo mismo. Y así, encerrado entre las dos, caminamos hacia nuestra habitación.
Nota de autor:
Bueno, aquí un cap más, llevaba tiempo sin actualizar esta, los lectores de impact no se pueden quejar. Por cierto, si alguno se pregunta porque no escribí completamente las cosas que pasaron en el mundo de ensueño, es porque esto se alargaría el doble y la mitad sería fanservice y escenas subidas de tono. ¿Significa que nunca las escribiré? Probablemente no, significa que se irán para Alternative moments, una historia de one-shots que solo subía en la pagina naranja, pues las imagenes eran lo que le daban gracia, pero tal vez la suba aquí también. Y probablemente hable de las cosas que pasaron en el sueño en futuros capitulos, tal y como hice en este, así que al final no se perderán de nada, simplemente prefiero no escribir un arco entero de sueños, porque lo importante es como repercute en la realidad, y tampoco quería otro arco de batallas campales tan pronto, porque literalmente acabamos de salir de uno. Así que prefiero no ser tan explicito, y mejor mostrar las repercusiones.
Sin más que decir, agradezco vuestros comentarios y espero que hayan disfrutado del capítulo, nos vemos en el siguiente.
