OOO

Hay que estar atentos y no confiar en nadie.

También necesito que protejas a Sasuke.

OOO

Después de desayunar un omelette hecho por Itachi, Sasuke lo acompañó a la entrada principal del castillo de Izanagi, donde los esperaba un carruaje previamente preparado. En cuanto subieron, el anciano y amigable chofer agitó las cuerdas de los caballos, dirigiendo sus cascos colina abajo.

Solo les llevó unos minutos llegar al pueblo. Antes de salir, Itachi se aseguró de que el cabello y el rostro del muchacho estuvieran bien cubiertos con la capucha de la capa negra que se puso en los hombros.

Asustándolo con la posibilidad de que los carniceros estuvieran escondidos en los callejones, esperando el momento indicado para llevárselo. No obstante, cuando la puerta del carruaje se abrió, su preocupación se esfumó tan rápido como llegó.

El sitio era tan cálido como el interior del castillo. La gente sonreía, gustosa de llevar a cabo sus trabajos de ese día. Hombres y mujeres cargaban cajas con alimentos frescos, depositándolos después en mesas de madera cubiertas por manteles.

En otra parte de la calle principal, se dispersaba el delicioso aroma de pan recién horneado. Y en una tienda más especial y moderna, mujeres de rasgos finos se probaban con libertad y felicidad, los lujosos vestidos hechos por los sastres. Ambos hombres.

Sasuke no se imaginaba llevando a cabo aquella labor, quedando más aturdido por ver a unos metros, a una mujer de aspecto fornido, venciendo en fuerza el brazo de un varón, con su morena piel cubierta por tatuajes de peces.

Las personas a su alrededor estallaron en carcajadas, distrayéndolo lo suficiente como para chocar de lleno con una puerta de madera, dejando salir a una doncella que cargaba en sus brazos grandes bolsas de papel.

Mientras se recomponía del golpe, Itachi ayudó a la dama a poner las cosas en la carreta que la esperaba. Una vez que se marchó, fue con el muchacho, retirando sus manos de su rostro.

Su nariz estaba roja. Pero, por suerte, no desprendía ningún rastro de sangre. Suspiró aliviado. Sacó un curita blanco de uno de sus bolsillos y se lo colocó en la herida, logrando que hiciera una mueca rara al verlo sobre su piel.

-No te alejes. - pidió sonriente, ganándose un puchero de su parte.

Continuando con su trayecto, compraron varias frutas, verduras, pastas, panes salados y pescados de apariencias extravagantes que Sasuke nunca había visto en su vida.

Luego de pasar a un último lugar para conseguir arándanos y moras azules, ambos se reunieron al final del pueblo con el mismo señor que los llevó y regresaron al castillo.

Para la gran sorpresa de ambos, Kensuke los esperaba en la entrada, teniendo cara de pocos amigos. Bajaron del transporte, dándole las gracias al chofer, y se aproximaron a la puerta.

-La señorita quiere verlos. - comentó.

Al escucharlo, se retiraron de inmediato a los aposentos de su reina, encontrándola sentada frente a su escritorio. La rodeaban varios instrumentos de vidrio, burbujeando mezclas brillantes de color neón. Al virar hacia ellos, sonrió. Tomó un libro de su estante y se acercó a Sasuke. Los instrumentos la siguieron.

-Lee los primeros dos capítulos. - le pidió, distrayéndolo para que saliera en automático de la alcoba y que Itachi pudiera cerrar con llave. - ¿Cómo les fue?

-Escuchar la palabra "afrodisíaco" y saber que alguien no lo quiere en el castillo le sentó mal. - explicó el mayordomo. - Pero creo que bajar al pueblo cambió su estado de ánimo.

-Bien... - asintió la dama, moviendo con sus dedos dos frascos de cristal que la rodeaban, además de otros objetos. - He terminado de analizar el pedazo de cerámica que me diste hace rato. La mayor parte de la mezcla estaba compuesta por té de manzanilla. Solo usaron cinco gotas del afrodisíaco.

-Entonces, ¿Podría volver a pasar?

-Es posible. Hay que estar atentos y no confiar en nadie. También necesito que protejas a Sasuke. No te separes de él mientras hagan sus actividades.

Itachi asintió. Sakura apartó los frascos e hizo unas anotaciones en unos papeles que tomó de su mesa circular.

-Por cierto, señorita... - la llamó, carraspeando para obtener su atención. - anoche, mientras estuvimos afuera del castillo, alcancé a ver a un chico, junto a una ventana del tercer piso.

Sus ojos verde jade se abrieron como platos.

-Recuerdo que era de estatura baja. Desapareció cuando se percató de que lo estaba viendo.

-¿Sospechas de alguien en especial?

-Me gustaría seguir investigando antes de darle una conclusión.

-Está bien. - dejó los papeles en la mesa. - Dile a Sasuke que entre y espéralo afuera, por favor.

Itachi la reverenció, acatando su ordenes. En cuanto las botas del menor pisaron la alfombra, le arrebató el libro de sus manos, desconcertándolo.

-Te lo devolveré más tarde. - le aseguró con una sonrisa amigable, saliendo finalmente del cuarto.

Observando la puerta cerrada, el muchacho giró lentamente hacia su acompañante. Mientras ordenaba con sus hechizos los frascos que la rodeaban, en la mesa de su escritorio, imágenes de sus sueños reaparecieron, dándole la impresión de haber hecho algo más que solo besarla.

-"Tu subiste después con otras intenciones".

-¿Estás bien? - lo cuestionó Sakura de pronto, acelerando los latidos de su corazón por lo cerca que estaba de él.

-¿Qué? - preguntó, quedándose inmóvil.

La mujer le sonrió. Aproximó su mano derecha a su rostro y le quitó la bandita de la nariz, curándole el enrojecimiento del golpe con una pomada. Sasuke empezó a sentirse más culpable, agachando la cabeza para evitar mirarla.

-Lo lamento. - musitó, sorprendiéndola. - Alguien... puso un afrodisíaco en un té que dejaron anoche en mi escritorio y... - su corazón dio un vuelco, teniendo presente otra parte de su sueño, donde le hacía el amor a una mujer. - no recuerdo lo que hice.

Sakura lo vio con comprensión. Acortó la distancia entre ellos, puso sus manos en sus mejillas y le dio un pequeño beso en la frente. Sasuke se sonrojó, abriendo sus ojos como platos. Era la primera vez que alguien lo besaba con amabilidad. Y no con el deseo de satisfacerse a sí mismo. Se sentía tan bien que quería que durara un poco más. Por desgracia, la pelirrosa se apartó.

-Te juro por mi título de reina que anoche no hiciste nada malo. - comentó, dejándolo más pasmado de lo que ya estaba. - Si, subiste aquí, pero... al abrir la puerta caíste dormido en mis brazos. - le dio la espalda. Caminó unos pasos hacia su cama y se sentó en la orilla. - Te traje aquí. Llamé a Itachi y él te llevó a tu habitación. - alzó la mirada y sonrió. - Fue todo.

Sasuke parpadeó, aturdido.

-¿De verdad?

La dama asintió, invocando una silla con un hechizo de monstruo.

-¿Hay alguna otra cosa que te preocupe?

El joven lo meditó bien. Podría hablarle del extraño sueño que tuvo esa mañana, pero no quería verse como una especie de acosador pervertido. En especial, después del incidente de anoche del que no tiene recuerdo alguno. Suspiró, dándose por vencido y tomando asiento en la silla.

-No, nada. - comentó, inclinándose sobre la mesa circular y apoyando el peso de su cabeza en su mano derecha.

A Sakura le llamó la atención aquel brusco cambio de actitud, pero decidió dejarlo pasar para no presionarlo. Aclarándose la garganta, se levantó y caminó hacia la mesa.

-Hay... - susurró, con la vista dirigida al piso. - algo que necesito pedirte.

Sasuke la vio de reojo, arqueando una ceja con curiosidad.

-Quiero que testifiques contra Toneri, en la próxima reunión que tendré con mis hermanos.

Fin del capítulo.


Avanzando lento pero seguro :D

Le mando un saludo mega especial a mariaclaralr1, por su comentario en un capi anterior. (Muchas gracias por tus buenos deseos TwT).

Espero el capi de esta ocasión les haya gustado! Posiblemente también tengamos capi nuevo la prox. semana! :3 No se lo pierdan! Hasta la próxima. Y muchísimas gracias por seguir leyendo mi historia. Cuídense mucho.