Esta obra es una creación original y está protegida por derechos de autor. Los personajes y elementos del universo de Fairy Tail pertenecen al autor mangaka Hiro Mashima
Fairy Tail: Nueva Extalia
Capítulo 13: Memorias
Arco del Nuevo Reino
Han pasado cuatro días desde la feroz batalla que dejó a Carla gravemente herida. El día se mostraba gris y nublado, con una ligera lluvia que caía en una constante llovizna, como si el cielo compartiera el luto y la preocupación por el estado de Carla. Su cuerpo, en un estado crítico, yacía en una cama de la clínica. Estaba envuelta en vendajes que cubrían gran parte de su cuerpo, con una máscara de oxígeno cubriendo su rostro y una máquina asistiendo su respiración. Los vendajes protegían sus costillas rotas y el pecho herido, mientras que sus brazos y abdomen estaban envueltos para cubrir las profundas heridas y cortes que había sufrido. Un tubo delgado salía de su costado, ayudando a que su pulmón anteriormente colapsado se mantuviera funcionando. A su alrededor, monitores pitaban suavemente, manteniendo registro de sus latidos y del oxígeno en su sangre.
La atmósfera lúgubre del día parecía reflejar el estado sombrío de Carla, atrapada en una inconsciencia llena de angustia. Aunque su cuerpo permanecía inmóvil, su mente seguía atrapada en el eco de aquella batalla, reviviendo una y otra vez los momentos más oscuros.
[...]
[...]
[...]
Oscuridad. Carla no podía ver nada, pero podía sentir el frío punzante en el aire... Sus oídos captaban el eco de pasos que resonaban a su alrededor, acercándose con una intensidad creciente. Sabía lo que venía, pero su cuerpo no respondía. Quería moverse, quería escapar, pero estaba atrapada, paralizada por el miedo.
"¿Acaso estoy... muerta?" murmuró Carla con cierto temor en su voz, el corazón martillándole en el pecho. La idea de que pudiera haber sido asesinada por Happy la aterrorizaba más de lo que podía admitir. "¿Q-qué es este lugar?"
De repente, la oscuridad se rompió. Un resplandor cegador iluminó el lugar, y frente a ella apareció una figura que conocía demasiado bien. Happy. Pero no era el Happy amable y risueño que había conocido por tantos años. Este Happy tenía el rostro torcido por la ira, sus ojos eran pozos oscuros llenos de odio. No había rastro de compasión en ellos.
"No... De nuevo no," susurró Carla, su voz apenas un hilo quebrado por el pánico. El recuerdo de su última pelea aún fresco en su mente, el dolor y la furia aún vivos en su pecho. Retrocedió un paso, pero el suelo parecía moverse bajo sus pies, como si el mismo mundo conspirara para mantenerla atrapada.
Carla dio un paso atrás, su corazón latía con fuerza. "No... No puedes ser tú...". Pero la voz no salía de su garganta. La figura de Happy se acercó más, su aura cargada de una rabia que la asfixiaba.
La primera vez que le golpeó, fue como si su mundo se derrumbara.
"¡Gyahhh!" El grito de Carla se ahogó en la nada, su cuerpo doblándose por el dolor que se extendió desde su costado hasta cada rincón de su ser. No podía respirar. Se desplomó al suelo, sus garras intentando sostenerse de algo, cualquier cosa, para no caer del todo.
"¿Estoy...?" Carla se detuvo bruscamente, un nudo formándose en su garganta. "¿En el infierno?" Las palabras apenas salieron de sus labios, llenas de temor y duda, como si pronunciarlas en voz alta pudiera convertir esa aterradora posibilidad en realidad.
"No puede ser verdad..." pensó, aterrorizada. "Ayuda..." Suplico ella al aire.
Pero en este sitio no había piedad. Happy, o lo que sea que fuera esa criatura con su rostro, seguía avanzando, su puño levantado una vez más.
"¡"¡P-para!" Suplicó Carla, su voz apenas un susurro ahogado por el miedo. Pero la figura no se detuvo. Otro golpe, esta vez directo a su abdomen.
El dolor era insoportable, cada fibra de su ser gritaba por ayuda, pero en este sitio no había piedad.
."¡D-detente!" gritó, su voz quebrada, cada golpe era una mezcla de dolor físico y emocional que la consumía. ¿Cómo había llegado a este punto? Este era Happy, su compañero, alguien que había prometido protegerla. ¿Cómo podía estar haciéndole esto?
En ese momento, un golpe final, dirigido directamente a su rostro, se acercó con una furia imparable. Carla sintió su cuerpo tensarse, su mente gritar en desesperación. "¡No...! ¡No otra vez!"
Ella intentaba moverse, intentaba defenderse, pero cada músculo de su cuerpo estaba inutilizado, dominado por el terror.
El miedo inundó su mente por completo. En un destello de desesperación, cerró los ojos justo antes del impacto. Sintió el viento silbar alrededor de ella, anticipando el dolor final, pero entonces… todo se detuvo.
[...]
[...]
[...]
Carla abrió los ojos de golpe. ¿Todo lo que había visto era solo una pesadilla? Su corazón latía con una fuerza desbocada en su pecho, y el aire que intentaba inhalar se sentía denso y asfixiante. Quería gritar, pero algo en su garganta lo impedía. El pánico la envolvió. Sus manos intentaron moverse instintivamente hacia su boca, pero estaban pesadas, débiles. Apenas pudo alzar los dedos.
Estaba... ¿atada? No, no atada, pero algo la mantenía en su lugar. Mientras luchaba por procesar lo que estaba sucediendo, se dio cuenta de que había tubos, catéteres insertados en sus brazos. Y lo peor, algo en su garganta, lo que le impedía gritar. Estaba intubada.
Sus ojos se movieron rápidamente, escaneando el entorno en busca de respuestas. Esto no era el campo de batalla donde había caído. Era una habitación, pero no un hospital. ¿Dónde estaba? Nada en el lugar le resultaba familiar.
Las paredes viejas y despintadas parecían encerrar un aire rancio y lleno de polvo, lo que mareaba aún más sus sentidos. Intentó moverse, pero el dolor la golpeó de inmediato, enviando punzadas agudas a través de su cuerpo. Una pequeña lágrima recorrió por su mejilla vendada.
"¡Mmmph!" Intentó hablar, pero el tubo en su garganta bloqueaba cualquier intento de palabra. Su respiración se aceleró y el pánico volvió a apoderarse de ella. La sensación de impotencia de la pesadilla seguía latente, atrapándola en su cuerpo debilitado.
"¡Carla!" Una voz familiar rompió el tormento.
Carla giró los ojos hacia el sonido. Touka estaba allí, en la habitación, observándola con una mezcla de alivio y preocupación. Al ver que Carla había despertado, Touka se apresuró hacia ella.
"¡Oh, gracias al cielo! Estás despierta." La voz de Touka era suave pero firme. Había estado esperando esto durante días.
Carla trató de decir algo, pero el tubo en su garganta seguía impidiendo cualquier sonido coherente. Touka se dio cuenta de inmediato y llamó con urgencia a la enfermera.
"Tranquila, Carla." dijo Touka, colocándole una mano en la frente con delicadeza. "Todo va a estar bien. Te vamos a quitar ese tubo, pero necesito que te calmes, ¿de acuerdo?"
Carla intentó asentir, aunque con gran esfuerzo. Quería llorar. No sabía si era por el alivio de estar viva o por el terror residual de la pesadilla, pero las emociones estaban a punto de desbordarla. Entonces, algo más la golpeó: no solo era el dolor físico, sino también el miedo por lo que había sucedido antes de caer inconsciente.
La enfermera llegó en cuestión de segundos. Carla cerró el único ojo que no estaba vendado, mientras la profesional trabajaba cuidadosamente para retirarle el tubo de la garganta.
"La señorita Carla a recuperado la conciencia, por lo que debo notificarles a nuestros patrones sobre su estado de salud. ¿Entendido señorita Touka?" Explicó la enfermera con cierta severidad mientras hacia movimientos delicados con el fin de retirar el tubo.
Touka asintió cabizbajo mientras ella apartaba la mirada de la enfermera. Ella no soportaba ver esta clase de procedimientos.
El proceso fue incómodo, pero en cuanto el tubo salió, Carla sintió una oleada de alivio. Tosió varias veces, su garganta ardiendo con cada esfuerzo.
"¿Dónde estoy…?" su voz salió áspera, casi inaudible. "¿Que ocurrió con... él?" Pregunto temerosamente refiriéndose a Happy.
"Sobre eso... hay algo que debo decirte." Touka respondió ambiguamente, el silencio que siguió fue pesado.
Carla supo de inmediato que algo estaba mal, que las cosas no estaban ni cerca de estar bien. "¿Dónde estamos?"
"No te preocupes por eso ahora." dijo Touka suavemente. "Necesitas descansar y recuperarte. Te contaré todo cuando descanses. De verdad necesitas descansar."
Pero Carla, aún debilitada y apenas consciente del mundo a su alrededor, sabía que las respuestas que buscaba no serían fáciles de escuchar.
"Con su permiso me retiro, y en cualquier momento el médico a cargo vendrá para examinarla." El sonido de la puerta cerrándose resonó en la habitación, indicando la salida de la enfermera.
La sala se había llenado de un silencio bastante incómodo. Hasta el más mínimo caer de un alfiler, podría escucharse en ese momento.
Touka suspiró, aliviada de que Carla estuviera despierta, pero preocupada por su evidente angustia. Se acercó a la cama, con una expresión de genuina preocupación en su rostro.
"Carla, sé que esto es difícil, pero necesitas intentar descansar. Es lo mejor para tu recuperación." Explicó Touka con un tono que buscaba calmar la creciente angustia de Carla.
Incapaz de responder, Carla simplemente se limito a cerrar los ojos, buscando descanso, pero en la oscuridad solo encontró el rostro de Happy, distorsionado por la rabia y la furia. El mismo rostro que había visto en su pesadilla. Su corazón dio un vuelco, y abrió los ojos de golpe, su respiración se aceleró una vez más.
"¡No...! ¡Es él de nuevo!" Apenas Carla pudo responder entre lágrimas.
"¡Carla, tranquila!" La voz de Touka la ancló a la realidad, aunque apenas. Touka estaba a su lado, sujetando su mano con firmeza, intentando proyectar calma. "Estás a salvo aquí. Nadie va a hacerte daño."
Pero Carla no podía ignorar la imagen que se repetía en su mente. Cada vez que cerraba los ojos, veía a Happy, sentía su furia, y la culpa la abrumaba. No podía escapar, ni siquiera dentro de su propia mente.
"Touka..." la voz de Carla era apenas un susurro, temblorosa. "No puedo... No puedo dejar de verlo. Está... Está furioso conmigo."
"Carla, no pienses en eso ahora. Necesitas descansar para recuperarte."
"Es mi culpa..." Las palabras escaparon de sus labios antes de que pudiera detenerlas. "Todo esto... Es por mi culpa."
Touka frunció el ceño, sin entender del todo. "¿De qué estás hablando? Esto no es culpa tuya."
Pero Carla ya estaba atrapada en los recuerdos, en el doloroso reconocimiento de que había sido su secreto el que había desencadenado todo lo que ocurrió. El temor, la desconfianza, y finalmente, la pelea que casi la mata.
"Si no hubiera..." comenzó Carla, pero su voz se quebró. No podía decirlo. No podía admitirlo en voz alta, no después de todo lo que había pasado. "No es ..." Carla desvío la mirada para tratar desviar la atención.
Touka suspiró mientras se acomodaba en su propia silla. "¡Huff! ¡Solo descansa, vale!"
Carla asintió silenciosamente. Había logrado desviar la atención, pero ahora los recuerdos ya no podían dejar de pensar en el motivo de todo esté asunto: Su secreto. Debido a esto sus recuerdos seguían volviendo a cruzar por sus pensamientos, y sin piedad, arrastrándola de nuevo al momento en que todo comenzó.
Flashback
Año x791
Posterior a la batalla contra Tártaros.
Había pasado una semana desde la dura batalla contra el gremio oscuro, Tártaros, donde cada uno de los integrantes de Fairy Tail enfrentó desafíos brutales. Sin embargo, el resultado fue especialmente cruel y triste para los Dragon Slayers, pues casi tras finalizar la batalla, los dragones, que habían estado buscando durante tantos años, dejaron este mundo, poniendo fin a la era de los dragones.
A raíz de los eventos, el gremio de Fairy Tail fue disuelto por el maestro Makarov, en una decisión que tomó a todos por sorpresa, dejando a muchos desorientados y tristes. La noticia, inesperada y dolorosa, marcó el final de una era para Fairy Tail.
Además, la partida de Natsu y Happy para entrenar durante un año dejó a la mayoría sin palabras y, aunque habían dejado una carta para Lucy, ella se sintió herida y molesta. Sentía que no querían dejarla sola en un momento tan difícil, después de una batalla donde casi todos perdieron algo importante.
Dormitorio Femenino, Fairy Hills.
A raíz de todos los eventos que llevaron a la disolución del gremio, la situación en Fairy Hills era bastante desoladora, ya que debido a que la mayoría de sus huéspedes habían decidido dejar el dormitorio, ahora no era viable alquilar un apartamento, sobretodo cuando el gremio, su fuente principal de ingresos, había desaparecido.
Así que no era ninguna sorpresa que en el dormitorio se pudiera observar a varias de las habitantes empacando y preparándose física y emocionalmente para dejar el apartamento donde habían pasado varios años de su vida.
Esto también aplicaba a Wendy y Carla, quienes estaban en su respectivo apartamento empacando y guardando todas sus pertenencias para poder mudarse.
"¡Uff! Esto es bastante agotador..." Se quejaba Wendy, quien estaba cargando una pesada caja sellada.
"Ni lo menciones, niña" Expresó Carla, con un tono claro de molestia. Ella se encontraba sellando otra caja con sus pertenencias.
¿Sigues molesta?" Preguntó Wendy mientras empezaba a mover uno de sus muebles. "¡No crees que deberías..."
"¡Mis emociones son asunto mío, Wendy!" Interrumpió Carla, con seriedad en su voz. Su compañera peliazul simplemente se limitó a suspirar.
La atmósfera estaba cargada de tristeza y desazón, con las dos jóvenes ahora trabajando en silencio. Las paredes, ahora despojadas de decoraciones del gremio, parecían reflejar el cambio en sus vidas.
Un golpe suave en la puerta rompió el silencio. Wendy levantó la cabeza y, con una voz algo apagada pero educada, dijo: "¡Adelante, la puerta está abierta!"
La puerta se abrió lentamente, revelando a Levy, quien entró en la habitación con una sonrisa amable pero cansada. Su presencia parecía traer un pequeño rayo de sol al ambiente sombrío del dormitorio.
"Levy-san, ¿qué te trae por aquí?" preguntó Wendy, forzando una pequeña sonrisa mientras sacudía el polvo de su ropa.
Levy observó el estado del apartamento, notando las cajas esparcidas por todos lados, y la expresión perdida en el rostro de Wendy.
"Vine a ver cómo estaban y... a ofrecer mi ayuda, si la necesitan," dijo suavemente, mientras se dirigía a Wendy con una expresión comprensiva. "¿Puedo ayudarte con algo?"
"Oh, Levy-san, sí, por favor." Wendy dejó escapar un suspiro de alivio y agradecimiento, inclinándose un poco para mostrar su gratitud. "Cualquier ayuda es bienvenida."
Levy asintió, y sin decir más, comenzó a ayudar a Wendy a empacar. Mientras lo hacía, no pudo evitar que sus ojos se desviaran hacia Carla, que estaba parada junto a la ventana, inmóvil, con los brazos cruzados y el ceño fruncido.
La gata blanca miraba hacia el exterior, pero parecía perdida en sus pensamientos, casi como si estuviera tratando de encontrar respuestas en el cielo grisáceo.
El silencio en la habitación era pesado, casi tangible, y el sentimiento de pérdida se hacía cada vez más palpable con cada caja que era sellada y apartada. Después de unos minutos de trabajar en silencio, Levy finalmente rompió el hielo.
"Carla parece... más callada de lo usual," comentó Levy en voz baja, mirando de reojo a Wendy mientras colocaba algunos libros en una caja.
Wendy, quien había estado doblando algunas prendas de ropa, asintió lentamente. "Sí, lo está," respondió con suavidad, sin dejar de trabajar. "Ha sido un tiempo difícil para todos, pero creo que hay algo más que la está molestando."
Levy levantó una ceja, interesada, pero manteniendo su tono delicado. "¿Tiene que ver con la disolución del gremio?"
Wendy negó con la cabeza ligeramente. "No exactamente... Aunque eso también ha sido muy duro para ella. Pero creo que lo que más le molesta es que Natsu y Happy se hayan ido sin despedirse."
La expresión de Levy se suavizó, y suspiró profundamente. "Entiendo... Esos dos siempre han sido un poco impulsivos, pero debió ser difícil para Carla, especialmente viniendo de Happy."
Las orejas de Carla, aunque apenas perceptible, se movieron ligeramente al escuchar la conversación, pero no dio señales de participar. Wendy, notando la pequeña reacción, decidió continuar.
"Carla está realmente preocupada con Happy," explicó Wendy, mientras seguía doblando la ropa. "Ella esperaba que, al menos, él se despidiera o dejara una nota para ella. Pero en lugar de eso, simplemente se fue."
Levy dejó escapar una pequeña risa triste, mientras asentía. "Esos chicos... siempre tan obstinados. Pero... ¿no dejaron una carta para Lucy?"
"Sí, pero..." Wendy hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas. "Lucy estaba muy molesta, porque no quería que la dejaran sola después de todo lo que pasó. Y supongo que Carla se siente de manera similar. Pero con ella... es más un sentimiento de traición. Pensaba que, después de todo lo que han pasado juntos, Happy al menos le debía una despedida."
El bufido de Carla resonó en la habitación, y aunque estaba de espaldas a Wendy y Levy, su frustración era evidente. "No estoy preocupada por él," murmuró Carla, casi para sí misma, pero lo suficientemente alto como para que las demás pudieran escuchar. "Estoy molesta porque... él simplemente se fue. Ni una palabra, ni una nota. Nada."
Levy dejó de empacar por un momento, girándose hacia Carla. "Es comprensible, Carla. Después de todo, él es uno de nuestros compañeros... es natural que te sientas así. Pero... conociendo a Natsu y Happy, estoy segura de que no querían causarle ningún dolor a nadie, sobre todo después de lo que hemos pasado."
Carla permaneció en silencio, sus ojos aún fijos en el horizonte. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, murmuró: "Tal vez tengas razón... pero eso no cambia cómo me siento ahora."
Wendy, Levy y Carla continuaron empacando en silencio, pero la atmósfera en la habitación se volvió un poco más liviana, aunque la tristeza aún colgaba en el aire como una sombra persistente.
En ese momento, las tres comprendieron que, aunque el gremio ya no existía y muchos de sus compañeros habían tomado caminos separados, los lazos que habían formado en Fairy Tail eran demasiado fuertes para ser rotos por la distancia o el tiempo.
Y aunque Carla aún estaba molesta con Happy, en el fondo, también sabía que la razón por la que estaba tan enojada era porque le importaba profundamente.
Esa misma noche
La noche había avanzado y el apartamento, ahora casi vacío, estaba envuelto en una tranquilidad pesada. Wendy y Carla, que habían pasado el día empacando sus pertenencias, se encontraban en el dormitorio de ambas chicas. Levy había partido horas antes, dejándolas solas en su última noche en Fairy Hills.
Carla estaba sentada en la cama, rodeada de cajas, con una expresión cansada y desanimada. Wendy, que había estado organizando algunas cosas, decidió romper el silencio con un tono ligero y amistoso.
"Carla," dijo Wendy mientras se sentaba a su lado en la cama, "me he dado cuenta de que has estado bastante callada últimamente, es decir más de lo normal."
Carla suspiró, mirando a Wendy con una expresión que combinaba cansancio y desdén. "Solo estoy agotada, Wendy. Empacar es más cansado de lo que pensé."
Wendy asintió, pero no se dejó desanimar. "Lo sé. Pero también noto que sigues molesta. ¿Te ocurre algo? ¿Acaso la conversación con Levy-san te afectó?"
Carla se encogió de hombros. "No es nada importante. Solo sigo molesta por todo lo que ha pasado. La disolución del gremio, la partida de Natsu y Happy... es mucho para procesar.
Wendy, con un tono de comprensión, respondió, "Sí, ha sido un cambio grande. Pero me parece que hay algo más, especialmente cuando pienso en cómo te afectó la batalla contra Tártaros."
Carla estaba sentada en la cama, rodeada de cajas, con una expresión cansada y desanimada. Wendy, por su parte, había encontrado un pequeño respiro para iniciar una conversación que había estado esperando el momento adecuado para abordar.
Carla frunció el ceño, sin querer profundizar en el tema. "¿A qué te refieres?"
Debido a todo lo que ha ocurrido, no hemos tenido tiempo para charlar de este tema." Wendy continuó, con un tono amistoso pero curioso, mientras se acercaba hacia su compañera felina. "Después de la batalla contra Natsu-san y ese demonio de Tártaros, Jackal, cuando Happy nos salvó de la explosión, todos pensamos que él había muerto. Recuerdo que lloraste por su 'muerte'."
Carla, con el ceño fruncido, miró por la ventana, sin responder de inmediato.
Wendy observó a su amiga, notando su incomodidad. "Sabes," dijo Wendy, con un tono más suave y reflexivo, "esa fue la primera vez que te vi tan afectada por alguien. Normalmente eres bastante reservada con tus sentimientos."
El rubor apareció en las mejillas de Carla, y ella intentó desviar la mirada. "Solo estaba preocupada por él en ese momento. No es que signifique algo más. ¿A qué viene ese interés?" El rostro de Carla mostraba una preocupación, ya que tenía una idea de adonde se dirigía esta conversación, y no le gustaba para nada esa idea.
Wendy, sin perder su tono ligero, insistió, "Bueno, es que ni siquiera Natsu mostró tanta preocupación en ese momento, y él es más cercano a Happy. Natsu-san estaba más atónito que triste. En cambio, tú fuiste la única que lloró por Happy.
Carla intentó ignorar el comentario, pero Wendy prosiguió. "Me parece que no hemos hablado mucho de esto, y con todo lo que ha pasado, no es de extrañar. Pero me pregunto, ¿por qué fue tan importante para ti esa reacción?"
Carla desvió la mirada, cruzando los brazos, y un leve rubor apareció en sus mejillas. "No hay mucho que decir. Simplemente pensé que Happy había muerto y eso fue aterrador."
Wendy, con una sonrisa, dijo, "Podría ser. Pero me alegra ver que has mejorado tu relación con Happy, a pesar de cómo solías verlo. Es un cambio positivo."
Carla se relajó un poco, aunque todavía estaba a la defensiva. "Sí, él es un buen amigo. Eso es todo y nada más."
Wendy, con una sonrisa sutil, se acercó un poco más. "Eso es cierto, pero ahora que Happy se ha ido, ¿no crees que es un poco más complicado? Parece que no solo te preocupaba su seguridad, sino que esa situación te afectó más de lo que esperabas."
Carla estaba bastante nerviosa y a la defensiva, ¿a que se debía esa insistencia de Wendy sobre esa demostración de tristeza?
"Sabes algo, Carla, leí esta frase en un libro…" Wendy, con un tono más contemplativo, agregó, "a veces, las cosas pueden cambiar sin que te des cuenta. ¿Quién sabe? Quizás en el futuro puedas sentir algo más por él, pero no lo podremos saber por qué ahora él está lo..."
Wendy se detuvo un momento, como si algo hubiera encajado en su mente. Su expresión se iluminó con una chispa de comprensión. "¡Ah, ya entiendo!
Carla intentó mantener su postura, pero Wendy, con un tono juguetón, agregó: "Tal vez la razón por la que estás tan molesta no es solo que se haya ido sin decir adiós. Quizás, ahora que él no está, te sientes frustrada porque no pudiste aclararle por qué lloraste. Quizás temes que él pueda malinterpretar tus sentimientos." Dedujo la peliazul. "No estás segura si es solo afecto o algo más. Es un gran paso para tu relación con él, pero no sé si eso cambiará las cosas en el futuro."
Carla se sonrojó furiosamente y trató de hablar, pero Wendy siguió con su tono travieso. "Recuerdo que durante nuestra batalla contra Ezel, usaste tu magia de Precognición para buscar futuros posibles y evitar el peor desenlace. ¿No te parece que podrías hacer lo mismo ahora? Buscar un futuro donde tú y Happy estén juntos, solo para ver si tus sentimientos son claros para él."
Carla se puso visiblemente incómoda y bastante enojada. "¡No voy a hacer eso! Eso solo confirmaría lo que estás sugiriendo, y no tengo ningún sentimiento especial por ese idiota gato azul."
Visiblemente enojada, Carla tomó algunas prendas de ropa y se dirigió al baño con la intención de bañarse. La puerta del baño se cerró con un clic, dejando a Wendy sola en el dormitorio.
Aunque la conversación había sido incómoda, Wendy sabía que había tocado un punto importante y que tal vez, algún día, Carla podría ver las cosas desde una nueva perspectiva.
Un rato después
Carla se sumergió en la bañera llena de agua caliente, el vapor envolviéndola mientras intentaba calmar su mente tumultuosa. Cerró los ojos, tratando de alejar las inquietantes ideas sobre Happy que habían surgido tras la conversación con Wendy.
Mientras el agua caliente caía sobre su blanco pelaje, sus pensamientos seguían regresando a las palabras de Wendy. "Recuerdo que lloraste por Happy en la batalla contra Tártaros. Eso debería significar algo", había dicho Wendy o al menos era lo que ella quería decir.
"No es así", se decía Carla, tratando de convencerse. "Lloré porque estaba preocupada, porque pensaba que había perdido a un amigo. Eso no significa que tenga sentimientos románticos por él."
Sin embargo, el conflicto interno persistía, y las dudas comenzaron a colarse en su mente. "¿De verdad estoy considerando ver el futuro como me sugirió Wendy? Un futuro junto a Happy... No creo que eso exista. Es decir, yo junto a él... ¿Qué tiene de especial Happy?"
Carla intentó enfocarse en las cualidades que solía considerar irritantes de Happy. "Es un gato idiota, un inmaduro y infantil Exceed... que siempre está dispuesto a ayudar a sus amigos, incluso si su inmadurez es molesta. Eso es todo."
A pesar de sus esfuerzos por negar cualquier sentimiento, el rubor en sus mejillas se intensificaban. "Es un buen amigo, sí, pero eso no significa nada más. Estoy enfadada porque se fue sin una palabra, sin decirnos nada. Eso es todo."
El autoengaño se resquebrajaba lentamente, y Carla se vio obligada a admitir que, aunque no quisiera reconocerlo, había una parte de ella que estaba afectada por la partida de Happy de una manera que no podía ignorar completamente. Una sensación de curiosidad empezó a rondar por su cabeza, resonando con bastante fuerza. "Si busco ese futuro, tal vez pueda probar que no es así. Que mis sentimientos no son románticos. Solo estoy buscando respuestas, nada más. Es solo curiosidad"
Con una determinación vacilante, Carla decidió usar su magia de Precognición mientras estaba en la bañera. Sumergió sus dedos en el agua, cerró los ojos y se concentró, buscando entre los posibles futuros. "Solo voy a ver qué pasa en este escenario. No significa nada."
Sin embargo, lo que encontró fue muy diferente de lo que esperaba.
Nada.
"¿Qué? ¿No puedo ver nada?" Se preguntó ella misma.
Al intentar ver el futuro en el que ella y Happy estarían juntos, se topó con una oscuridad impenetrable. No había imágenes, ni sensaciones, solo un vacío absoluto, una nada opresiva que parecía extenderse infinitamente.
Carla abrió los ojos de golpe, su corazón acelerado y su respiración entrecortada. Un escalofrío recorrió su cuerpo, a pesar del calor del agua. "¿Qué... qué significa esto?" murmuró para sí misma, incapaz de comprender lo que acababa de presenciar.
Las dudas comenzaron a invadir su mente, cada una más aterradora que la anterior. "¿Por qué no puedo ver nada? ¿Es que no hay futuro para nosotros? ¿O es que... uno de los dos no llegará a ese futuro?"
La idea la golpeó como un rayo. La visión de la nada podría significar que, en el futuro donde ella y Happy estarían juntos, algo terrible sucedería. Quizás alguno de los dos... o ambos... no sobrevivirián para ver ese futuro.
El agua caliente que la envolvía ya no le ofrecía consuelo, sino que se sentía sofocante, como si la oscuridad que había visto en su visión la estuviera atrapando, ahogándola.
Carla apretó los puños, intentando mantener la calma, pero la posibilidad de que la visión fuera un presagio de muerte se apoderaba de ella."¿Será esto lo que me espera? ¿La razón por la que no puedo ver nada es porque... no hay nada que ver? ¿Un final donde no hay ni siquiera un futuro?"
Su mente comenzó a desbordarse con teorías, cada una más oscura que la anterior. ¿Era una advertencia? ¿Significaba que su relación con Happy estaba condenada antes de comenzar? ¿O peor aún, que su destino estaba ligado a la muerte si continuaban juntos? La desesperación comenzó a asentarse en su corazón.
Todo lo que había intentado negar, todo lo que había tratado de ignorar sobre sus sentimientos, ahora se entrelazaba con un miedo profundo e incontrolable. La visión de la nada, ese vacío absoluto, la dejó más asustada de lo que podría admitir.
Carla salió de la bañera apresuradamente, con el cuerpo temblando y el corazón latiendo desbocado. La oscuridad de la visión seguía persiguiéndola, envolviendo su mente con una negrura que no podía sacudirse.
Mientras se secaba, no podía dejar de pensar en el significado de esa visión, en lo que podría significar para ella y para Happy. "¿Estamos… condenados?" se preguntó en voz baja, mientras sus pensamientos continuaban enredándose en un torbellino de miedo y confusión. "¿O acaso... es peor de lo que imagino?"
[...]
[...]
[...]
La habitación de Wendy y Carla estaba bañada por la luz tenue de una lámpara de noche, el silencio solo roto por el suave murmullo del viento afuera. Carla, aún perturbada por la visión oscura que había experimentado, se encontraba en la cama, tratando de relajarse antes de dormir. La visión había dejado una marca indeleble en su mente, una incertidumbre profunda que no podía ignorar.
A pesar de sus intentos por aparentar calma, sus pensamientos seguían regresando a la inmensa oscuridad que había visto en su visión. Se preguntaba qué podría significar aquel vacío abrumador. ¿Era una señal de que el futuro con Happy jamás se materializaría? ¿O era un presagio de algo más siniestro? Trató de ignorar las inquietantes teorías que se formaban en su mente, desde la posibilidad de un futuro sin ellos hasta la idea aterradora de la muerte inminente.
Carla se había acurrucado en la cama, aún con los pensamientos agitados por la visión aterradora que había tenido. Wendy, ya acomodada a su lado, la abrazaba con ternura, tratando de ofrecerle consuelo.
Carla intentó mostrarse tranquila, aunque su mente seguía escarbando sobre el asunto del vacío en la visión que había visto. Se esforzó por poner en orden sus pensamientos mientras Wendy dormía tranquila a su lado.
Con el paso de los minutos, Carla decidió aferrarse a una esperanza, por más débil que fuera. Pensó que tal vez la visión era un obstáculo pasajero, una prueba que pronto podría superar. Quizás, con el tiempo, podría volver a ver el futuro con más claridad y obtener una visión más prometedora.
"Es solo una visión pasajera," murmuró Carla para sí misma, con un tono que buscaba convencerse. "Probablemente, solo es un mal momento o tal vez se deba a que Happy haya partido de viaje. Con el tiempo, podré ver esa visión claramente y todo tendrá sentido."
Wendy, sintiendo el leve movimiento de Carla, abrió los ojos y la miró con una mezcla de preocupación y cariño. "¿Todo bien, Carla?" preguntó, notando la inquietud en la voz de su amiga.
Carla sonrió débilmente, tratando de disimular sus pensamientos perturbadores. "Sí, Wendy. Solo estoy algo cansada. Ha sido un día largo y complicado, ¿sabes?"
Wendy la abrazó un poco más fuerte, sin dejar de mirar a Carla con ojos comprensivos. "Lo sé, y entiendo que todo esto de la mudanza puede ser abrumador. Si necesitas hablar de algo, siempre estoy aquí para escucharte."
Carla asintió, agradecida por el apoyo, aunque sus pensamientos seguían atrapados en la oscuridad de la visión. "Gracias, Wendy. Solo necesito descansar un poco. Estoy segura de que mañana que nos mudemos, será un mejor día."
Mientras Carla se acomodaba en el abrazo reconfortante de Wendy, intentó aferrarse a la idea de que la visión era solo una fase pasajera. Se permitió descansar en los brazos de su amiga, con la esperanza de que el sueño le brindará un alivio temporal de la confusión que sentía.
Fin del Flashback
Carla yacía en la cama del centro médico, sus ojos fijos en el techo mientras sus pensamientos giraban en torno a los recuerdos que la habían atormentado. Sentía el peso del recuerdo que había tenido, una que no se desvanecía como ella había esperado.
"¿Cuánto tiempo ha pasado desde esa visión? Creo que han sido cuatro años," reflexionaba Carla, sintiendo cómo la ansiedad crecía con el paso del tiempo sin respuestas.
"Desde aquel día," pensó con un profundo suspiro, "he vuelto a ver esa visión una y otra vez, pero nada ha cambiado. No puedo ver nada concreto. Es como si el futuro estuviera envuelto en sombras, y esas sombras me impiden ver lo que realmente sucederá."
Carla había intentado buscar respuestas en cualquier lugar sin levantar sospechas. Había acudido a su madre, Shaggotte, y de manera implícita había preguntado sobre la posibilidad de no poder ver un futuro en específico. Pero su madre no pudo ofrecerle una respuesta clara.
"Durante todo este tiempo, sin levantar sospechas, busqué algún tipo de indicio, alguna señal que me ayudara a comprender qué estaba pasando," pensaba Carla mientras la frustración de no obtener respuestas se mezclaba con el temor de que su visión pudiera significar algo terrible.
El miedo se entrelazaba con la culpa. Carla sabía que no podía compartir esta visión con nadie. No quería preocupar a sus compañeros ni cargarles con una incertidumbre que ni ella misma podía desentrañar. Pero había algo más, algo que le quemaba en el interior cada vez que recordaba aquella visión.
"No podía permitir que nadie supiera lo que realmente había visto," se dijo a sí misma con firmeza. "No podían saber que había buscado un futuro en el que Happy y yo estuviéramos juntos. No podían saber que consideré esa posibilidad, porque eso significaría que tengo sentimientos por él. Si ellos supieran, si viesen que me importa de verdad, ¿qué pensarían de mí? Siempre he negado que Happy significa algo para mí más allá de ser un compañero. Pero si ellos supieran… ¡No!"
"Nadie debe saberlo", pensó Carla con determinación, cerrando los ojos con fuerza. "Nadie debe saber que consideré la posibilidad de estar con él... de qué me importa más de lo que estoy dispuesta a admitir."
Las dudas la atormentaban. Sentía que había traicionado sus propias convicciones al permitir que esa visión se infiltrará en sus pensamientos y emociones. No podía enfrentarse a la posibilidad de que sus compañeros, y sobre todo Happy, supieran que había considerado un futuro en el que estuvieran juntos. No podía soportar la idea de que su secreto fuera revelado, de que su vulnerabilidad quedará expuesta ante todos.
Giró lentamente la cabeza hacia un lado, donde Touka estaba sentada, con una expresión de preocupación evidente mientras vigilaba atentamente a Carla.
"Touka…" murmuró Carla de manera inaudible.
Sus pensamientos se dirigieron hacia ella, que permanecía cerca, y recordó cómo en un principio había creído que la aparición de Touka en sus vidas, hacía un par de años, era la causa de esa visión oscura. "Pensé que ella era la culpable, que su llegada había desatado esa terrible premonición. Pero no... estaba equivocada."
Desde la llegada de Touka, Carla no había podido evitar preguntarse si esa visión oscura solo se aplicaba a un futuro donde ella y Happy estuvieran juntos, o si se extendía a otros posibles futuros. Así que, con gran molestia, se había obligado a buscar un futuro donde Happy y Touka terminaran juntos.
"Lo peor de todo es que incluso busqué futuros donde ellos dos estuvieran juntos... y los vi todos, tan claros como el agua. Sin embargo, solo ese futuro... el futuro en el que Happy y yo estamos juntos... sigue envuelto en sombras." Un sentimiento de pesadez la envolvió.
"¿Por qué solo ese destino me está vedado? ¿Qué significa todo esto?" Carla se preguntaba, sintiendo cómo esa espina clavada en su mente se volvía cada vez más dolorosa. La falta de respuestas solo la hacía sentir más inquieta, como si estuviera atrapada en una oscuridad sin salida, una pregunta que no la dejaba en paz.
La frustración y el dolor que sentía eran insoportables. Pero, por más que intentaba enterrarlos, esos sentimientos la habían llevado a decisiones desesperadas. "Ese maldito trato con Adrien... ¿Qué estaba pensando?" Carla cerró los ojos con fuerza, como si pudiera borrar la culpa que la consumía. "Estaba tan desesperada por encontrar respuestas que acepté su propuesta, sin pensar en las consecuencias. Creí que, tal vez, Shaddick era la responsable de esa visión, que ella estaba detrás de todo. Pero... qué terrible error cometí."
El rostro de Happy apareció en su mente, su mirada de dolor, de traición, cuando ella comenzó a decirle aquellas cosas horribles.
Estaba enfadada, frustrada por no haber encontrado las respuestas que tanto necesitaba. Esa frustración la había llevado a tomar una decisión impulsiva y peligrosa: enfrentar a Happy, obligarlo a pelear. "Yo lo provoqué," pensó Carla, sintiendo un nudo en la garganta. "Él no quería pelear, pero yo lo empujé, lo obligué. Y lo hice de la peor manera posible… diciéndole cosas horribles sobre él y sobre nuestra amistad."
Las palabras que le había lanzado a Happy habían sido crueles, diseñadas para herirlo donde más le dolía. Carla había apelado a sus inseguridades, había cuestionado la validez de su amistad y lo había hecho sentir pequeño, insignificante. Lo había roto emocionalmente, y al hacerlo, había desatado algo terrible en él.
"Todo lo que vi fue su dolor, su ira… y luego, me atacó. Nunca lo había visto así, nunca había sentido tanto miedo."
Happy la había golpeado con una furia imparable, una furia que ella misma había desatado. Las heridas que había sufrido eran graves, y si no hubiera sido por la intervención de Touka, no estaría viva para pensar en lo que había hecho. "Casi me mata…" pensó Carla, con una mezcla de horror y tristeza. "Pero, ¿puedo culparlo? Lo destruí emocionalmente, lo empujé más allá de su límite. Esto… todo esto es mi culpa."
El dolor físico que sentía ahora era nada comparado con el dolor emocional que la corroía por dentro. "Lo que no puedo soportar es saber que, en mi desesperación, rompí todos los lazos de amistad y confianza que habíamos formado durante tantos años. Le fallé a Happy... les fallé a todos." Carla apretó los puños, sintiendo las lágrimas amenazando con escapar de sus ojos.
"Y ahora, aquí estoy, en esta cama, pagando el precio por mi estupidez. No puedo dejar de pensar en las consecuencias de esa pelea, en lo que le he hecho a Happy. Todo esto... todo esto es por culpa de ese maldito secreto, por culpa de esa visión que no puedo entender. ¿Y si nunca encuentro respuestas? ¿Y si todo esto fue en vano?"
Carla sintió su corazón acelerarse y, aunque tenía miedo, debía aceptar lo que estaba sucediendo cada vez que recordaba a Happy. "Desde que desperté en este lugar, cada vez que intento pensar en Happy, un temor inunda mi corazón, y una sensación paralizante me impide pensar con claridad." Su corazón latía con fuerza, como si quisiera salir de su pecho, mientras una sensación asfixiante le impedía respirar normalmente. Era como si su cuerpo recordara la furia de Happy antes que su mente pudiera procesarlo, cada golpe, cada mirada llena de ira volvían con fuerza en flashes aterradores que la paralizaban.
Carla sabía que estaba aterrorizada, no solo por lo que Happy le hizo, sino porque su mente ya no podía separar al amigo que tanto quiso de la criatura imparable que casi la mata. Este miedo la consumía, haciéndola dudar de todo lo que alguna vez creyó saber sobre él, sobre su amistad, y sobre sí misma.
"Perdón..." susurró Carla. Luego cerró los ojos, tratando de encontrar descanso en medio de la tormenta emocional que la envolvía. Sabía que debía descansar, que su cuerpo lo necesitaba, pero su mente seguía atrapada en el conflicto interno, en el peso de un secreto que la consumía poco a poco.
Al día siguiente
Era el mediodía, y el sol en su punto más alto, iluminando levemente la habitación donde yacía Carla profundamente dormida, sumida en un sueño oscuro y sin sueños. Sin embargo, de repente, un sobresalto la despertó abruptamente.
"¡Ahhh!" Su respiración se volvió irregular y su corazón latía a mil por hora.
"¡No!" Su cuerpo se tensó y sus ojos se abrieron de golpe, llevándola de regreso a una realidad que no deseaba enfrentar. El eco de su pesadilla aún resonaba en su mente: la imagen de Happy, su mirada llena de furia y sus golpes implacables, se repetía como una película aterradora.
La sensación de miedo era intensa; su corazón latía desbocado, golpeando contra su pecho con una fuerza casi dolorosa. Su respiración se volvió entrecortada, y una oleada de pánico la envolvió. El terror parecía paralizarla, haciendo que cada vez que intentaba respirar profundamente, el aire se le escapara de los pulmones.
"Era una pesadilla... Otra vez." Carla suspiro aliviada.
Carla se esforzó por calmarse, cerrando los ojos y tomando respiraciones lentas y profundas. A medida que el terror se desvanecía lentamente, comenzó a darse cuenta de que estaba en una cama, en un lugar seguro, y no en la oscuridad de su pesadilla. "Estoy a salvo." Recordó ella.
Su cuerpo temblaba, pero la realidad se imponía sobre el sueño, y el dolor agudo de su estado físico se mezclaba con el terror emocional.
Carla vio por la ventana, el sol del mediodía, volvió su mirada a su propio cuerpo, para ver su estado, entonces ella empezó a sentir algo de lástima por sí misma. "Debo intentar levantarme, aunque no pueda..."
Con un esfuerzo considerable, Carla se incorporó lentamente en la cama. "¿Uhhh?" Notó que, aunque aún sentía debilidad y malestar, su estado era mucho mejor que en los días anteriores. Podía sentarse sin sentir que su cuerpo iba a colapsar, y el dolor en sus heridas había disminuido notablemente.
"No duele tanto como antes." Carla murmuró para sí misma.
A pesar de la mejora en su salud, el sobresalto de la pesadilla aún la mantenía en un estado de alerta.
Al mirar a su alrededor, se percató de que había un asiento vacío no se encontraba a su lado. "¿Touka...?"
Aunque no quisiera admitirlo, la ausencia de Touka a su lado también le hizo preguntarse si había pasado algo durante su sueño. La inquietud por no saber dónde estaba su amiga se mezcló con su alivio por sentirse mejor, creando una sensación de confusión y preocupación en su mente mientras intentaba recuperarse de su susto.
Carla seguía sentada en la cama, aún procesando la ausencia de su compañera Touka. Pero su tranquilidad se vio interrumpida cuando escuchó un pequeño alboroto en el pasillo.
"¿Cómo se encuentra ella, doctor?" Carla escuchó una voz dulce, pero se notaba que estaba llena de preocupación.
"Ella se está recuperando a un ritmo más rápido de lo esperado. Hace unos minutos verifique su estado mientras estaba dormida. Es cuestión de tiempo hasta que despierte"
Carla no entendía nada de lo que estaba escuchando, pero ella concluyó que estaban hablando de ella. ¿Pero quién se preocuparía por su estado de salud, a parte de Touka?
"¡Kya! Por supuesto, compramos lo necesario para asegurarnos de que ella se encuentre a salvo y se recupere lo más pronto posible." Dijo una voz más seria.
"Pueden entrar hasta que la paciente despierte. Más tarde haré una visita para comprobar su estado."
"¡Muchas gracias, doctor!" Agradeció la voz dulce.
Voces y pasos apresurados se acercaban a su habitación, haciéndola fruncir el ceño con curiosidad y preocupació de que pudiera hacer algo más, la puerta se abrió y una pareja de Exceeds mayores que ella apareció en el umbral.
"Lucky-san y Marl-san" Carla los reconoció al instante, pues eran los padres de Happy. Su presencia en ese lugar la sorprendió y, por un momento, no supo cómo reaccionar
Marl, una Exceed de pelaje azul con una mirada cálida y amorosa, fue la primera en acercarse a Carla. Con una expresión de profundo alivio, se arrodilló junto a la cama, tomando suavemente la mano de Carla entre las suyas. "Gracias a los cielos que estás bien, querida," dijo con una voz llena de ternura maternal. "Nos has tenido muy preocupados."
"Señora Marl..." Carla sentía que no tenías palabras que pudieran expresar esa calidez maternal, que está sintiendo por parte de Marl.
Lucky, por su parte, tenía una expresión más seria. Su pelaje blanco y barba oscura, sus ojos penetrantes le daban una presencia imponente. "Carla," dijo con tono grave mientras se acercaba a su esposa y a la cama de la joven Exceed. "Hace varios días, en medio de la noche y bajo una tormenta, te encontramos gravemente herida en los límites de la ciudad. Estabas tan mal que apenas respirabas."
El corazón de Carla se encogió al escuchar esas palabras, y de repente, los recuerdos de la terrible noche comenzaron a aflorar en su mente. "Señor Lucky, yo..." Intento decir Carla pero él mencionado Exceed hizo una seña para que parara.
Lucky continuó, su voz firme pero con un toque de preocupación. "No había tiempo que perder, te llevé rápidamente aquí para que pudieras recibir la atención médica que necesitabas".
Marl asintió suavemente, acariciando la mano de Carla como si tratara de consolarla. "Sabemos lo importante que eres para nuestro hijo, y cuando nos enteramos de lo que te había pasado, no dudamos en hacer lo necesario para que te recuperaras." Luego, con una sonrisa reconfortante, añadió: "Por eso compramos una lágrima de sanación para ti. Ha estado trabajando en tu cuerpo desde el principio, acelerando tu recuperación."
"Eso explica porque me sentía mejor..." Carla sintió una mezcla de gratitud y culpabilidad. Sabía que los padres de Happy estaban siendo increíblemente generosos y amables, pero eso solo hacía que el nudo en su estómago se apretara más. ¿Cómo podía enfrentar la verdad con ellos? ¿Cómo podía decirles que era su propio hijo quien le había causado tanto daño?
Sin embargo, antes de que pudiera siquiera comenzar a formular una respuesta, Lucky cambió el tono de la conversación. Su mirada se volvió más intensa y su voz adquirió una nota de severidad. "Carla," comenzó, "necesitamos saber algo. ¿Quién te hizo esto? ¿Quién es responsable de tus heridas?"
La pregunta cayó como un martillo en el corazón de Carla. Sus ojos se abrieron con sorpresa y, por un instante, no supo qué decir. El dilema se presentó con toda su crudeza: si les decía la verdad, destruiría a esa amable pareja que ahora la miraba con tanto cariño y preocupación. Pero, ¿cómo podía mentirles?
Las palabras se atoraron en su garganta, y por un momento, todo lo que pudo hacer fue mirar a los ojos de Marl y Lucky, viendo el dolor y el miedo que reflejaban. Sabía que, cualquiera fuera su respuesta, nada volvería a ser igual
Carla abrió la boca para hablar, sus labios temblando mientras se preparaba para confesar la verdad. Sabía que debía decirles lo que realmente había sucedido, a pesar de lo doloroso que sería para ellos. "Señor Lucky, señora Marl... lo que sucedió fue que H..."
El corazón de Carla estaba a punto de romperse al pronunciar el nombre de Happy, pero antes de que pudiera continuar, la puerta de la habitación se abrió de golpe.
"¡Disculpen mi intromisión!" Touka, visiblemente agitada y con una expresión de cansancio, entró rápidamente.
Su mirada se dirigió a los padres de Happy y luego a Carla, mostrando una mezcla de alivio y preocupación.
"¡Touka!" exclamó Lucky, visiblemente molesto. "¿Dónde has estado? ¿Por qué no nos has dicho qué ocurrió? Cada vez que veníamos a ver a Carla, tú no estabas aquí."
Touka bajó la cabeza, claramente afectada por el reproche. "Lo siento, Lucky-san, Marl-san," dijo con voz cansada. "He estado esperando a que Carla despertara y, además, estaba ocupada con algo urgente."
Su tono denotaba una mezcla de disculpas y preocupación, y alzó la vista para enfrentarse a Lucky. "Lo que sucedió fue durante un trabajo que nos encomendaron."
"¡Kya! No entiendo nada de lo que dices. ¡Explícate bien, jovencita!" Exclamó Lucky, aún molesto.
Touka, con un aire serio, continuó su explicación. "Fue un monstruo que la reina Shaggotte nos encomendó enfrentar en una misión. Happy, después de creer que Carla había muerto por la caída, ha estado buscando a ese monstruo durante días."
Carla la miró con incredulidad, sorprendida por la mentira que Touka estaba tratando de encubrir. "¿Qué estás haciendo, Touka? Si ellos descubren que mentiste, o peor aún, contactan a mi madre para verificar la veracidad, estarás en grandes problemas, no solo con ellos, sino con mi madre," pensó Carla, preocupada por las consecuencias de la mentira de Touka.
La explicación de Touka se sintió como una mentira piadosa destinada a proteger a Happy, y la tensión en el ambiente se hizo palpable.
Los ojos de Lucky y Marl se llenaron de lágrimas de alivio al escuchar la versión de Touka. La preocupación y el miedo en sus rostros se desvanecieron, sustituidos por una mezcla de sorpresa y gratitud.
"¿Así que Happy ha estado buscando al monstruo?" preguntó Marl, con voz temblorosa pero aliviada. "Eso es un consuelo. Estábamos aterrorizados de que nuestro hijo pudiera haber sido el causante de todo esto."
Lucky asintió lentamente, su expresión aún seria pero claramente aliviada. "Gracias por aclararlo, Touka. No sabíamos qué pensar."
Con los padres de Happy ahora aliviados, Touka se acercó a Carla con una expresión triste en el rostro. "Lo siento, Carla. Sabía que no era justo hacerlos esperar, pero no quería que se destrozaran al saber la verdad." Susurró al oído de Carla mientras la abrazaba.
"Hablaremos de esto más tarde a solas," le susurró Carla, aunque aliviada por el gesto de Touka, no pudo evitar sentirse conflictuada. Agradecía el gesto, pero no podía sacudirse el peso de la verdad que aún llevaba dentro. La mentira, aunque momentáneamente tranquilizadora, no resolvía el verdadero conflicto que enfrentaba.
"De igual manera, Touka, fue bastante molesto que no nos hayas dicho la verdad desde un inicio," dijo Lucky, aún molesto.
"Pero a pesar de eso, has demostrado ser una gran amiga de Carla al permanecer a su lado durante todo este tiempo, y eso nos dice mucho de ti." Marl, con una suavidad maternal, agregó: "Creo que vemos por qué Happy es tu amigo. Sabemos que nuestro Happy tiene grandes amigos que se preocupan el uno por el otro."
Al escuchar eso, Touka desvió la mirada, sintiendo una tristeza al saber que Happy fue el causante de las heridas de Carla, aunque su madre no conocía la verdad del asunto.
"¡Gracias, señora Marl!" exclamó Touka, bastante contenta, pues había ganado puntos de confianza con la madre de su amado Happy.
"¡Tsk!" espetó Lucky, aún molesto. "¡Cuídala, Touka! Te lo encomiendo. Nosotros vamos a buscar algo de comer para ustedes."
Touka asintió temerosa mientras hacía una reverencia. "¡Aye, señor!" respondió ella con la actitud que solía imitar de Happy.
"Parece que las tonterías de mi hijo se te quedaron pegadas a ti. Marl, vamos." Lucky llamó a su esposa y ambos Exceeds se dirigieron a la salida de la habitación.
Con el sonido de la puerta cerrándose, el ambiente en la habitación se tornó tenso y silencioso. Carla, que hasta entonces había estado sumida en un mar de emociones conflictivas, miró a Touka con una mezcla de confusión y molestia.
"Touka, ¿por qué les mentiste a los padres de Happy?" preguntó Carla, intentando mantener su voz firme. Había algo en la mentira de Touka que la inquietaba profundamente, algo que iba más allá del simple hecho de cubrir a Happy.
Touka bajó la mirada, sus ojos reflejando un cansancio emocional. "Sabes tan bien como yo que la verdad los habría destrozado, Carla. No podía dejar que ellos pensaran que su propio hijo... que Happy..." Su voz se quebró un poco antes de recomponerse. "Estoy segura de que Happy, en su esencia, es inocente. Algo le sucedió, algo fuera de su control."
Carla, todavía sintiendo la rabia y la frustración arremolinándose en su interior, frunció el ceño. "Touka, estoy en este estado por su culpa. ¿Cómo puedes defenderlo tan fácilmente?"
Touka se molestó un poco. "Tú tampoco tienes derecho a estar enojada con él. Los dos son tan culpables en este asunto de la pelea. Pero tú fuiste la principal instigadora. Lo provocaste hasta quebrantar sus sentimientos. ¿No es verdad?"
Carla se sorprendió de que Touka hubiera averiguado eso tan rápido, pero no pensaba contradecirla, ya que sabía que tenía razón. Empezó a sollozar. "Tienes razón, Touka, yo lo provoqué y le dije cosas horribles."
Touka se sintió algo mal al escuchar a Carla sollozar, pero tenía que seguir. "Además de eso, cometiste el error de haber confiado en ese tal Adrien, que es un desconocido, y no en Happy, quien es nuestro amigo y compañero de gremio."
"Es verdad, debí haber escuchado las advertencias de Happy," murmuró Carla, triste. "Pero estaba enojada porque él me había hecho perder algo importante que había estado buscando desde hace tiempo."
"¿Y eso que buscabas era más importante que tu amistad con Happy como para pelearte con él?" preguntó Touka, algo incrédula.
Carla se quedó callada por un momento, y aunque no quería revelar el verdadero motivo, es decir, su secreto sobre la visión oscura, tenía que recurrir a la misma respuesta que le dio a Happy. "Hace unos días, en pleno viaje hacia aquí, me preguntó cuál es mi objetivo, y yo le dije que quería obtener información sobre mi padre, que falleció hace años. Una información que mi propia madre me ha negado hasta que cumpla la mayoría de edad."
Esto sorprendió a Touka. "Eso sí que no lo sabía, pero de igual manera, creo que debiste haber priorizado tu amistad y confianza en Happy, en lugar de la información sobre alguien ya muerto."
Carla continuó derramando lágrimas. "¿Cómo supones que debería haber reaccionado en esa situación?"
Touka simplemente se abalanzó sobre Carla y empezó a consolarla. "Los amigos estamos para apoyarnos el uno al otro. Me hubiera gustado que hubieras recordado eso en ese momento."
Carla correspondió al abrazo, mientras desahogaba sus penas en el hombro de Touka. "Tienes razón, pero lo hecho ya no se puede deshacer. Yo lo provoqué y resquebraje sus emociones, y como consecuencia, sentí su furia, su enojo y el odio que había acumulado por tanto tiempo. Fue tanto odio que casi me asesina si no fuera por ti..." lloraba en el hombro de Touka. "Ahora hemos perdido al Happy que tanto conocíamos, y es por mi culpa."
Touka se separó de Carla y dio un paso adelante, su mirada ahora fija en Carla. "Sobre eso, Carla, hay algo que debo decirte..." Hizo una pequeña pausa mientras utilizaba un tono serio en su voz. "Después de tu caída, Happy volvió en sí."
"¿Qué...?" preguntó Carla, incrédula. "Vi su odio, Touka. ¿Cómo puedes decir...?"
Touka interrumpió a Carla. "Lo primero que hizo fue llorar, lleno de desesperación, diciéndome que te salvará a ti a cualquier costo, incluso me dijo que me olvidara de él y me enfocara en rescatarte."
"¿Pero cómo puedes estar tan segura?" preguntó Carla.
"Porque lo vi, Carla. Vi el verdadero dolor en sus ojos. Era él, no el monstruo que te atacó," respondió Touka, confiando en Happy.
Carla se quedó en silencio, procesando las palabras de Touka. Una parte de ella quería aferrarse a la ira, al dolor, pero otra parte, más profunda, reconocía la verdad en las palabras de su amiga. Aun así, no podía aceptar la idea sin más. "¿Y si todo esto es solo una excusa? ¿Cómo puedes estar tan segura?"
Touka respiró hondo, intentando calmarse antes de continuar. "He estado investigando, Carla. Lo que sucedió con Happy no tiene sentido, a menos que algo o alguien lo haya manipulado. Hay cosas que no conocemos, fuerzas que podrían haberlo controlado. Y temo... que su vida corra peligro."
"¿Peligro? ¿Por qué?" cuestionó Carla.
"Mientras tú te recuperabas," Touka se rascó la mejilla, algo nerviosa. "Yo me enfoqué en investigar sobre la situación actual de Happy. ¿Por qué crees que los padres de Happy parecían molestos por la falta de información?"
"No lo sé, quizás porque son los padres del Exceed que amas," respondió Carla, levantando una ceja.
"Esa es una de las razones," rió un poquito Touka. "Pero en realidad, tenía miedo de confrontarlos, sobre todo porque Happy te había hecho esto," dijo Touka, señalando el estado de Carla.
"Entiendo."
"Así que mientras evitaba confrontarlos y decirles la verdad, estos cinco días me puse a investigar sobre la situación de Happy, y para mi sorpresa, me encontré con Stella y me ayudó con la información."
"¿La asistente de Adrien?" preguntó Carla al recordar a la Exceed de color rosa. De repente, un detalle vino a su mente: Adrien había mencionado que Happy tenía impregnado el aroma de Stella debido a un contacto sumamente cercano.
Carla estaba escuchando atentamente, pero algo le llamó la atención. "¿Por qué te ayudó Stella?"
"Eso mismo me pregunté, y ella me dijo que estaba devolviéndole un favor a Happy," explicó Touka, algo molesta. "Según ella, Happy le dio información importante sobre alguien a quien andaba buscando."
"¿Esa es la razón por la que Happy tenía el aroma de Stella?" se preguntó Carla en voz baja. "Espera, recuerdo que Adrien mencionó que Stella había renunciado a su trabajo como su asistente, y después de un rato empezó a culpar a Happy por eso."
"Eso significa que su historia tiene sentido," respondió Touka. "Además, Stella nos dio una pista bastante importante."
"¿Qué pista?" preguntó Carla, intrigada.
"Ella me aseguró que durante su encuentro con Happy, él, de la nada, se abalanzó sobre ella..." Touka se detuvo, su expresión se tornó molesta. "Y la abrazó por sorpresa mientras le decía algo que ella buscaba, pero que jamás le había mencionado a nadie: información sobre su hermano desaparecido. Pero además, mencionó que Happy estaba actuando como si fuera otra persona completamente diferente antes de que ella se marchara."
"Entonces, ¿es realmente posible que Happy esté poseído o influenciado por algo más?" Carla se sorprendió por esa revelación.
"Aún no termina," dijo Touka mientras sacaba la mochila verde que Happy usaba siempre. "Stella me dio esto antes de irse. Me dijo que estaba cerca de un pasaje cercano al calabozo. Así que, probablemente, Happy esté capturado."
Carla la miró, con los ojos entrecerrados. "¿Fue capturado? ¿Por quién?"
Touka tragó saliva, su expresión se volvió aún más sombría. "Por la guardia fantasma. Creo que lo tienen en el calabozo del castillo, esperando... su ejecución por atacar a un miembro de la familia real, es decir a ti."
La revelación golpeó a Carla como un balde de agua fría. Su corazón dio un vuelco mientras las palabras de Touka resonaban en su mente. La imagen de Happy, solo y encarcelado, esperando un destino cruel, era casi más de lo que podía soportar.
"Tenemos que hacer algo, Carla," continuó Touka, su voz ahora firme y decidida. "No podemos dejar que esto suceda. Debemos descubrir la verdad y salvarlo. Por mucho que duela, no podemos permitir que Happy pague por algo que no fue su culpa."
Carla, todavía escéptica, pero sintiendo que la determinación de Touka estaba empezando a influir en ella, asintió lentamente. "A pesar de que me haya lastimado y este atemorizada de escuchar su nombre, debo enfrentar mis miedos y rescatarlo para obtener respuestas."
Touka aceptó las palabras de Carla sin vacilar. "Lo sé, y lo acepto. Pero por favor, confía en mí una vez más. Happy necesita nuestra ayuda."
Carla suspiró profundamente, su mente todavía llena de dudas, pero con una chispa de esperanza que comenzaba a encenderse en su interior. "Entonces, ¿cuál es el siguiente paso?"
"Debemos esperar a que te recuperes. No podemos hacer mucho hasta entonces. Mientras tanto, yo seguiré buscando información con respecto al calabozo."
Las dos Exceeds compartieron una mirada cargada de determinación. A pesar de todo lo que había ocurrido, sabían que no podían abandonar a Happy. No hasta que supieran la verdad, no hasta que lo salvaran, incluso si eso significaba enfrentarse a las fuerzas más oscuras del reino de Nueva Extalía.
Castillo Real
En las profundidades del castillo, en la zona mas baja y oscura del sótano, se encontraba el calabozo real el cual es un lugar lúgubre y desolado. Las paredes de piedra, cubiertas de musgo y humedad, absorbían la poca luz que se filtraba desde las rendijas superiores. El aire era pesado, denso, y el hedor a humedad y descomposición impregnaba cada rincón. Ratas corrían por el suelo y se escondían en las sombras, creando un ambiente inquietante.
Un leve y triste murmullo, se repetía incesantemente. "Perdón... Carla." Se trata de un Exceed azul, era Happy.
Happy, se encontraba encadenado con grilletes oxidados en ambos brazos y cuello, estaba arrodillado en medio de la celda. Cada grillete estaba conectado a una cadena gruesa que mantenía a Happy en una postura forzada. Sus heridas estaban maltratadas, sin atención médica adecuada. Su pelaje estaba sucio y manchado de sangre, sus ojos reflejaban el sufrimiento y una tristeza profunda.
"Perdóname... Carla." Repitió con una vez más, con un tono casi sin vida.
Las pisadas de un Exceed Rojo alertaban que una presencia se acercaba, se trataba de Adrien, que al pisar, sus pasos resonaban por el oscuro corredor. Su presencia era imponente y su actitud despreciativa se hacía evidente en cada paso que daba. Cuando finalmente llegó a la celda de Happy, Adrien se detuvo frente a la reja y observó al prisionero con una fría indiferencia.
"¿Increíble, verdad?" dijo Adrien con una sonrisa sardónica. "Aún estás aquí, en este rincón repugnante, esperando a su ejecución, qué para mi opinión, se esta tardando mucho."
"Supongo que Shaddick cambió de planes. Será por qué aún no encontramos el cuerpo de Carla. Es posible. " Pensó en sus adentros.
Adrien sacó un comunicador de su bolsillo y habló con una voz suave pero autoritaria. "El prisionero sigue sin responder a nada, su condición emocional es deplorable. Pero aún puede ser valioso para lo que tenemos en mente o al menos es lo que creo."
Con un gesto de desdén, Adrien miró a Happy, quien apenas levantaba la vista, con los ojos rojos y vacíos. "No puedo creer que todavía estés con vida. Realmente, la reina tiene un talento para mantener a los inservibles en pie."
Adrien se acercó a las rejas, el desdén en su rostro se acentuaba. "Debo admitir que esto es casi un desperdicio. Pero como siempre, el caos tiene su propósito. Por ahora, tu sufrimiento y tu existencia puede ser parte de un juego más grande."
Con una última mirada de desdén, Adrien se dio la vuelta y comenzó a alejarse. Sus pasos se desvanecieron lentamente, dejándolo solo en la oscuridad y el silencio, mientras las ratas continuaban su danza inquietante alrededor del calabozo.
Fin del Capítulo 13
Hola a todos, habéis llegado al final de este gran e importante capítulo que revela, el secreto que ha estado guardando Carla desde el principio de esta historia. Es bastante importante e interesante para el futuro de esta historia, así que intenten adivinar la razón detrás de esa visión oscura.
Ha pasado casi 1 mes desde el último capítulo, y les pido disculpas, pero a parte de problemas de salud y la universidad, me ha costado bastante escribir este capítulo, sobretodo por todo lo que implicaba, ya que como habéis leído, hay una escena, dentro del terreno del manga, y hacer coincidir las fechas, y personalidades sean bastante complicado.
Ya que ahora me encuentro en vacaciones, quiero terminar este arco argumental, en este mes, ya que si mi cálculo no me falla serían alrededor de 4 -5 capítulos para terminar este arco, donde recién empieza el gran viaje de los Exceeds. Esta historia, va para largo, ya que algunos arcos argumentales son sumamente cortos (3-4 capítulos) y el más largo, además del arco final, sería de 15-20 capítulos.
Este capítulo fue tan largo, que considere en separarlo en dos partes, pero pensé que debería subirlo en unos solo, ya que es mejor que lo lean todo para que no se pierdan en el ritmo de la historia. Además de que lo he hecho sufrir a todos esperando.
Respondiendo comentarios:
AzurekMagician: Puede que ambos Exceeds estén en sus puntos más bajos, pero quién dice que no pueden caer más bajo, bueno no exactamente ellos. Solo espera a ver lo que se tiene preparado para el final del arco argumental.
MAB: Me da gusto que te haya gustado la historia, por favor sé paciente para los siguientes capítulos, que la situación se pondrá más fea.
Si les gusto el capítulo, házmelo saber con una reseña o un mensaje privado, si quieres estar al pendiente de cada actualización de esta historia, solamente pon ese corazón de favoritos. Os estaré esperando.
InsideBlu se despide, hasta la próxima.
¡Good Bye!
Próximo Capítulo 14: Vestigios y Sombras
