NOTA DE LA AUTORA: Lectores, ¿cómo están? Hoy tenemos actualización rápida para compensar el mes que los dejé sin noticias, ya saben, hay que ser justos y agradecer su paciencia.
En el episodio anterior, vimos a una maquiavélica Julia Kennedy con su plan malvado para salirse con la suya, pero la pregunta es: ¿lo logrará?
No les dejaré más palabrería y vayamos al capítulo. Pero antes de empezar demos un aplauso y una ovación de pie a nuestra querida Beta GeishaPax, por ayudarme siempre con la historia, y sobretodo porque acaba de ser su cumpleaños. Hermana, ya te había felicitado, pero sigo con los buenos deseos por aquí, ¡te quiero mucho!
Ahora sí, ¡a leer!
RESPUESTA A REVIEWS.
Darkmatter Black: ¡Hola! Lo sé Julia es odiosa, pero espera a que avance la historia, quizás quieras patearla aún más. Joey es un tipo lindo, guapo, rico, ¡lo tiene todo! Pero ya veremos con él y lo que pasa en la historia. Muchas gracias por tus comentarios y espero disfrutes la actualización.
GeishaPax: Sister del mal :3 el mundo va a arder gracias a ti jajajajaja Viva el cleon, y ya quiero actualización de TEOMR. I 3 U.
Mercy Medical angel: ¡Hi! Creo que muchos quieren asesinar a Julia y eso que aún no ha hecho las cosas realmente malas jejeje. Después del episodio de hoy, ya me contarás qué opinas de ella. Gracias por tu review y ojalá te guste la actualización.
josmardata36: Hola, un gusto leerte. A mi también me encantó el remake, la verdad lo disfruto muchísimo y no he dejado de jugarlo, CAPCOM ha hecho un gran trabajo y sí, yo también extraño a Konami con Silent Hill, espero reaccionen.
Muchas gracias por tus buenos comentarios, son muy halagadores y me motivan a hacer las cosas mejor. Tienes razón, la historia va lenta, a fuego lento, pero de repente será momento de cambiar la velocidad y las cosas se vendrán abajo como en un juego de Jenga, todo será de golpe c: jaja bueno no tanto, pero algo así. En el episodio de hoy tendrás algunas de las respuestas a tus preguntas, así que ya me contarás qué te pareció. Disfruta mucho el capítulo.
Nivek Uchiha: ¡Hola! Muchas gracias por tu review, y respecto del remake, tengo entendido que algunas cosas si son canónicas, pero lo del what if si estuvo del asco, prefiero quedarme con lo mejor del juego. Disfruta la actualización.
manu: Hola, tengo varios fics planeados, sólo tenme paciencia y ya verás de qué tratan. Pienso que un remake de Resident Evil 3 estaría épico y si creo que habrá momentos de atracción entre Jill y Carlos, en el original había demasiadas insinuasiones por parte de él, además de arriesgarse a encontrar la cura para ella. Jill y Carlos me gustan mucho como pareja, ojalá se haga canónica. Del Resident evil 8 cualquiera me gustaría como protagonista, menos Ethan y esa basura que participó en Resident Evil 8, aunque por la cronología que quedó pendiente en Resident Evil 6, creo que el más idóneo debería ser Jake, pero personalmente, me gustaría que volviera algún personaje de antaño, ya sea Billy Coen, Carlos Oliveira o mi favorita Sheva Alomar, sé que es mucho pedir, pero de Capcom se puede esperar cualquier cosa. La relación de Ada y Leon es complicada, de hecho yo no la llamaría relación, es más una convivencia por intereses. Sí conozco la relación de Batman y Cat Woman, pero Bruce es más listo que Leon. Disfruta la actualización.
"ACCIDENTALLY IN LAW"
Por Light of Moon 12
CAPÍTULO 14: PROBLEMAS MARITALES
Las cosas seguían su curso natural en la casa Kennedy. El reciente matrimonio entre Leon Scott y Claire tenía que comenzar a comportarse como tal ante la gente y era una actividad que poco a poco iba haciéndose cotidiana; como saludarse con un beso en los labios, o llamárse "cielo", "cariño" en público, aunque en la recámara tenían que volver a la realidad.
La noche anterior, Leon había dejado un expediente que había revisado en su habitación hasta tarde, y ahora tenía problemas para encontrarlo. Se preguntaba si Claire lo había visto o si las mucamas lo habían guardado en el despacho. A veces olvidaba que en esa casa siempre había gente las veinticuatro horas que podían mover y retirar sus pertenencias en el nombre del orden.
En medio de su búsqueda, abrió un cajón de la mesita de noche y encontró allí un libro grueso, con empastado de cuero y el título escrito con letras finas en relieve.
Se trataba de un ejemplar de "Los Miserables" pero el título y al parecer todo el libro, estaba en francés.
Más por curiosidad que por otro motivo, lo tomó entre sus manos y se puso a hojearlo. En verdad era una edición única y a leguas se veía costosa. Y sobretodo, difícil de conseguir.
En ese momento, Claire entró en la habitación y lo descubrió con el libro en las manos.
—Perdona, estaba buscando mi expediente y…
—No te preocupes. —Dijo la pelirroja, y entregándole una carpeta negra bastante amplia. —Toma, Ginna lo guardó en el despacho.
El rubio suspiró aliviado.
—Gracias, creí que lo había perdido. —Agradeció sosteniendo la carpeta que buscaba.
—De nada, ya puedes respirar tranquilo. —Respondió la pelirroja en tono burlón.
Se disponía a colocar de nuevo el libro en su lugar, pero al estar allí la Redfield, no resistió la curiosidad de preguntarle dónde lo había conseguido.
—Lindo ejemplar, en verdad es una edición de colección, ¿dónde la conseguiste?
—Oh, lo notaste. —Comentó metiéndose al vestidor a cambiarse los zapatos. —Sí es una edición bastante coleccionable. Joey me la regaló. —Dijo con naturalidad, mientras se desabrochaba las correas de los zapatos.
Ese dato no lo esperaba y los desconcertó totalmente.
—¿Ah sí? ¿Cuándo? —Preguntó intentando demostrar desinterés.
—El día de la fiesta de compromiso, me lo dió como un obsequio de bodas. Sabía que era mi libro favorito y se tomó ese detalle. —Respondió mientras salía con unos tenis cómodos.
—¿Es tu libro favorito? —Cuestionó intrigado.
—Sí, lo ha sido desde que era estudiante.
Ese detalle lo dejó pensativo. ¿Hace cuántos años que conocía a Claire Redfield y no tenía ni idea de sus gustos, lo que le apasionaba, lo que le disgustaba. Y Joey en poco tiempo ya tenía más información que él. A pesar de que legalmente era su esposo, se sentía desplazado y como un idiota ante su mujer.
—Debo volver al trabajo.
En la oficina blanca y decorada elegantemente, permanecía Julia Kennedy trabajando en su computadora, revisando el último balance de las finanzas que entregaría su padre como Presidente de la Chambéry Inc.
Realmente los números eran bastante favorables, Richard Kennedy era un genio de las finanzas y sabía dirigir la empresa como todo un líder, sin duda Leon tenía unos zapatos difíciles de llenar, y la menor de los Kennedy, dudaba que su hermano cumpliera esa expectativa.
—Señorita Kennedy, su hermano está aquí. —Habló su asistente a través de la línea.
—Hazlo pasar.
Joey Kennedy apareció en la oficina y con un ademán le indicó que se sentará.
—Ya estoy aquí. —Contestó el exitoso hombre de leyes tomando asiento frente al escritorio. —¿Qué necesitas?
—Quiero un informe detallado de la situación jurídica de la empresa, de los últimos cinco años.
—¿Ya eres abogada también? —Comentó con sarcasmo el ojiverde.
—Tú sólo hazlo.
—Si piensas ponerle el pie a Leon por el lado legal, vas a fallar. —Advirtió. —Ese es mi trabajo y créeme, velar legalmente por la empresa, es lo que mejor sé hacer.
—No te preocupes Joey, nunca dudaría de tu capacidad. —Dijo la rubia cruzándose de brazos. —Sólo quiero saber en dónde estoy parada. Además, el primer obstáculo en la vida perfecta de nuestro hermano se lo pondrá él sólo.
—En verdad no te entiendo.
—Ya lo verás. —Contestó con suficiencia. —Por cierto, ¿qué le ven tú y Leon a esa tal Claire?
Al litigante le tomó con la guardia baja que su hermana mencionara a la pelirroja.
—¿Qué tiene que ver Claire en todo esto? —Repuso a la defensiva.
—Tranquilo, sólo tengo curiosidad de saber qué tiene de especial esa mujer para que tenga tanta suerte con los hombres.
El castaño volteó la vista a otro lado. Le incomodaban ese tipo de cuestionamientos.
—Sabes que ante mí no tienes que fingir, hermanito. —Mencionó burlona. —El hecho de que te guste tanto esa pelirroja es el motivo del cual estés aquí, ayudándome a "proteger nuestros intereses." —Terminó haciendo énfasis en la última oración. —¿Qué tiene de extraordinario?
—Que ella no es como tú, ni como ninguna de las mujeres de nuestro alrededor. —Contestó finalmente cabreado.
—Eso fue duro, licenciado Kennedy. —Respondió con fingida preocupación. —No creas que tu Claire es una santa, yo todavía tengo mis dudas de su relación con nuestro hermano.
—Dios, ¿acaso tanto fijador para el cabello afectó tu cerebro? Julia, ella y Leon están casados, ¿qué otra prueba quieres de que su relación es verdadera?
Entonces, la rubia le acercó un pequeño sobre amarillo y se lo entregó al abogado en sus manos.
—Ábrelo, a estas alturas, Leon también debió de recibir uno y seguramente, ahora lo está viendo.
Se trataban de un par de fotografías, donde se podía ver a la activista en compañía de un varón desconocido, en un restaurante lujoso. Tenía toda la pinta de ser una cena romántica, pero lo extraño es que en una de ellas, Claire mostraba con orgullo en la mano izquierda un anillo en su dedo anular, que sin duda era una sortija de compromiso.
—¿Qué es esto? —Preguntó totalmente desconcertado. —¿De dónde lo sacaste?
—Eso no importa, Joey. Son fotografías de la noche en que Neil Fisher le pidió matrimonio a tu querida Claire, en 2011.
—No jodas.—Comentó con incredulidad dejando las fotografías en el escritorio. —En esa época ella y Leon ya tenían una relación.
—Al parecer no. Ya que en ese entonces, nuestro querido hermano estaba investigando los que serían los pormenores de una misión en Eslavia del Este. —Explicó con convicción. —Así que, aquí sólo hay dos teorías; la primera es que Claire engañó a Leon teniendo una doble vida y viviendo un romance con el entonces director de Terra Save, o mi teoría favorita; la presunta historia de amor que nos quieren vender a todos, fue una total farsa.
Joey Kennedy se retiró sin hacer algún otro comentario y llevándose el par de fotografías consigo, retirándose a su despacho con un enorme dilema en la cabeza.
—¿Quién me envió esto? —Preguntó Leon con tono severo.
—No lo sé, señor. —Respondió nerviosa la recepcionista que era quien entregaba la correspondencia. —Sólo recibí la correspondencia como cada mañana, y firmo de recibido. Es el cartero quien se encarga de todo eso.
Suspiró y se metió nuevamente a su oficina, azotando la puerta a su paso.
Se recargó con ambas manos sobre su escritorio y se puso a pensar quién rayos pudo haberle envíado esas fotografías de Claire y Neil. Se sentó en su enorme silla de cuero, lleno de frustración, pero sabía que enfadarse con los empleados por recibir la paquetería y mensajería de la empresa y la suya no resolvería nada.
Era obvio que alguien planeaba chantajearlo, o mínimo causarle un problema con su esposa, pero, ¿quién?
La primera persona que se vino a su mente era Stacy Watson, pero ella desde el día de su matrimonio había abandonado la mansión Kennedy y además; ¿cómo rayos obtendría estas fotos? Eran imágenes inéditas, nunca las había visto en redes sociales, ni siquiera Claire se las había mostrado antes, es más, ni siquiera sabía que Claire había llegado tan lejos con el dirigente de Terra Save.
Eso último era lo que más le estaba causando ruido; no le importaba tanto el hecho de que alguien pretendiera causar problemas en su matrimonio. En el fondo, lo que realmente le molestaba era suponer que su esposa se había enamorado realmente de alguien más en el pasado. Estaba consciente que la pelirroja tenía un pasado, e incluso sabía que estuvo saliendo durante un tiempo con el bastardo de Neil Fisher, pero no imaginó que esa relación hubiera tenido un giro tan serio.
Miró en el portaretratos que descansaba sobre su escritorio, reflejando una imagen de el día de su boda. La tomó cuidadosamente entre sus manos y entonces lo supo.
No había vuelta de hoja; estaba celoso. Sumamente celoso.
Celoso porque Claire no le hubiese dicho nada sobre el paso que iba a dar con el director de Terra Save, celoso porque sabía que ese bastardo sólo había jugado con ella y la había traicionado, y sobretodo, celoso de imaginar que Claire se pudo haber enamorado de otro.
Miró que las fotografías estaban fechadas del año 2011. ¿Qué estaba haciendo él en ese año?
Haciendo memoria, recordó que estuvo en Eslavia del Este, cuando aún no trabajaba directamente para el Presidente de los Estados Unidos y de vez en cuando se daba el lujo de "visitar" a Ada Wong. Durante todo ese año, no se había visto con la pelirroja, sino hasta finales de 2012, cuando sucedió el secuestro de Sherry Birkin y Jake Muller.
"Joder, no tengo derecho a reclamar nada." Pensó para sí mismo, pero no menos enfadado.
La "relación" con su esposa era mera pantalla y aunque no fuera así, fue un hecho que sucedió en el pasado y que no tendría porqué interferir en el presente, pero lo que lo sacaba de sus casillas, era pensar que un cretino como Neil Fisher si había logrado enamorarla, algo que él, ahora estaba anhelando y que no podía conseguir.
Sentía una envidia tremenda y unos celos terribles de que los besos y los " te quiero" de la pelirroja, destinados a ese traidor si eran reales. Que esa felicidad reflejada en la fotografía mostrando su insignia de compromiso si era genuina, y que era más verdadera que la foto que compartía con ella, donde lucía un vestido de novia.
¿Por qué sucedían estas cosas? ¿Por qué ahora que se sentía más enamorado de la mujer que se ostentaba como su esposa y que comenzaba a quererla como tal?
Con enfado, metió el par de fotografías en un cajón bajo llave y decidió tratar de olvidarse del asunto.
Tenía ganas de preguntarle a su esposa sobre Neil y lo que había pasado con él, pero no iba a hacerlo. Si eso era tan privado como para que en su momento decidiera no contarle, era porque seguramente aún le afectaba, o le resultaba doloroso. Y no sería él quien le provocara un mal rato. Prefería mil veces, tragarse sus celos y pasarlo por alto.
Y así iba a ser.
Llegó a casa antes que todos, aún inseguro de lo que iba a hacer.
Una cosa era estar chantajeado por su hermana para hacer quedar a Leon como un inexperto en los negocios y otra muy distinta joderle la vida y el matrimonio a él y a Claire.
Eso era bajo incluso para Julia.
No tenía duda de lo que había visto, pero Julia había llegado muy lejos esta vez. No iba a permitir que su hermana limpiara el piso con el nombre de Claire Redfield y con el de su hermano. Lo tenía decidido, pero aún no sabía cómo.
Se encontraba recargado sobre la chimenea de mármol mientras pensaba en voz alta;
—¿Cómo rayos voy a explicarle eso a Claire?
—¿Explicarme qué, Joey?
"Mierda."
Por primera vez desde que conoció a la pelirroja, no se alegraba de verla.
—¡Claire! ¿Cómo estás? —Habló con nerviosismo en afán de distraerla y cambiar el tema.
—Muy bien, intrigada por saber qué es lo que tienes que decirme.
Al ver a la activista cruzarse de brazos y mirarlo con ojos acusadores, supo que ya no había marcha atrás.
—Necesito hablar contigo.
—¿Sobre qué? —Preguntó intrigada.
—No te lo puedo decir aquí, por favor, vamos a otro lado.
La motociclista retirada obedeció y siguió a su cuñado hasta el otro extremo del jardín botánico, al fondo de la residencia, donde se aseguraba que nadie podría escucharlos.
—Joey, ¿por qué tanto misterio? Estás comenzando a preocuparme. —Comentó comenzando a sentirse nerviosa por la actitud inquieta del castaño.
—No sé por dónde empezar. —Confesó mirando hacia todos lados, atento de que nadie los mirara. —Así que sólo te daré esto.
Metiendo la mano en el bolsillo interno de su saco, le entregó el par de fotografías boca abajo, de manera que aún no viera las imágenes, como si estuviese haciendo algo ilegal.
La Redfield tomó el par de hojas de papel mate, y al mirarlas, reconoció inmediatamente las imágenes, lo que la hizo palidecer.
Simplemente, era imposible que esas fotografías siguieran existiendo. Habían sido tomadas desde el teléfono móvil de Neil Fisher y nadie más las tenía, ni siquiera ella.
—¿De dónde sacaste esto? —Fue lo primero que se le ocurrió preguntar.
—Escucha, eso no importa. —Respondió y luego agregó; —Lo único que quería decirte es que le enviaron una copia idéntica a Leon, y vengo a ponerte sobre aviso.
—Pero, ¿por qué? —Objetó confundida.
—No lo sé, Claire. —Mintió. —Sólo llegaron en la correspondencia, en un sobre sin remitente.
Ese dato le preocupó en demasía. No tenía ni idea de quién o mejor aún, cómo consiguieron esas fotografías, cuando la única persona de quien podían obtenerlas, llevaba varios años de fallecido.
—Nadie más sabe sobre esto, toma tus precauciones. —Advirtió el castaño.
—Joey… —Pronunció su nombre en medio de una mezcla de duda y agradecimiento. —¿Por qué me ayudas?
La pregunta genuina, lo sacó de balance. Lo mejor era responder lo más honesto y apegado a la realidad.
—Mira, no voy a cuestionarte si lo de las fotos es real o es mentira, pero de lo que estoy seguro es que hay alguien que quiere ponerles el pie a ti y a mi hermano. Y quiero que tengan cuidado.
Y en parte, era verdad. A pesar de que Joey quedaba entre la espada y la pared al no poder delatar a Julia, eso no implicaba que pudiera dar una mano a Leon, y sobretodo, ayudar también a Claire. Era un vacío legal, si no estaba prohibido, era permitido.
La pelirroja escuchó con atención cada palabra de su cuñado que no dejaba de sorprenderla, era una mejor persona de lo que creía.
—Joey, gracias. —Agradeció con humildad a la vez que le daba un abrazo inesperado.
El gesto, aunque repentino, no cambió los efectos que causaban dentro de él. Nunca había disfrutado tanto el abrazo de una mujer.
Mientras tanto, en su mente, Claire Redfield, pensaba en cuál sería la reacción de su esposo al enterarse.
Durante la cena, todo transcurrió aparentemente normal para todos, menos para ella.
A pesar de que no había nada fuera de lo normal, notó a Leon más serio de habitual, permanecía callado y pensativo, además de que apenas y había tocado su cena.
Por su parte, ella también había estado inquieta. El tema de su ex jefe y también ex pareja de Terra Save era un tema que estaba muerto y enterrado, del cual no le gustaba hablar. Y que alguien tuviera acceso a ese recuerdo y lo sacara a la luz después de tanto tiempo, le causaba conflicto y un choque emocional.
Cuando terminaron de cenar, Leon fue el primero en despedirse y levantarse de la mesa, y casi por instinto, Claire sintió la necesidad de seguirlo.
Se metió a la habitación que compartían sin hacer ruido y unos instantes después, la pelirroja también ingresó al aposento. Para cuando llegó a la recámara, su esposo estaba en el vestidor para quitarse el saco y la corbata.
Bien, tenía unos segundos más para pensar en lo que iba a decir. Es cierto, Leon no le había preguntado nada y ni siquiera le había comentado el incidente, pero aún así, sentía la necesidad de explicarle. No eran marido y mujer en la práctica, pero de alguna forma, ella quería ganarse su confianza; y si quería lograrlo, tendría que empezar a liberar los secretos que habían estado de por medio.
Salió del vestidor llevando en las manos una muda de ropa para meterse en la ducha y luego irse a dormir, cuando se topó con la Redfield en su camino.
—¿Estás bien? —Preguntó con cierta inquietud por el estado taciturno de su esposo.
—Sí. —Respondió con fingida naturalidad. —Es sólo que he estado algo estresado por la toma de protesta y demás pendientes de la empresa. —Mintió.
—Sé lo que pasó esta mañana.
El oír lo que la pelirroja acababa de decir, terminó con su pantalla de serenidad.
—¿Quién te lo dijo?
—Nadie, también me llegó una copia. —Mencionó a la vez que le mostraba las fotografías. Leon era inteligente, así que tenía todo un plan para no meter a Joey en esto.
El rubio las tomó y las dejo enseguida en el tocador, sin prestarles mucha atención. Toda la mañana había observado esas imágenes y ya las tenía lo suficientemente grabadas en su cabeza.
—Pienso que alguien lo hizo buscando que peleáramos. —Comentó sin hacer mayor énfasis.
—No, es algo más. —Dijo convencida.
—¿Cómo estás tan segura?
—Porque esas fotografías eran imposibles de conseguir. Sólo Neil las tenía en su poder y a su muerte, Terra Save confiscó todos sus objetos personales y medios de información para entregárselas al resguardo de la B.S.A.A. —Explicó mortificada.
—Nos espían. —Concluyó el agente del gobierno, sin pensarlo demasiado.
—Eso me temo.
Era grave lo que su cónyuge le había dicho, pero al menos esa noche ya no tenía humor para seguir pensando en el asunto. La carga mental del día lo tenía muy cansado y prefería descansar hoy y pensar en alguna solución mañana.
—Ya encontraremos una forma de averiguar quién está detrás de todo esto, pero por ahora lo mejor es tener cuidado y comportarnos como si nada pasara. Si ese alguien planeaba causarnos un problema de cualquier índole, lo confundiremos cuando se descubra que todo está bien entre nosotros. —Terminó dispuesto a darse la vuelta para meterse en la ducha.
Aparentemente, Leon no le había tomado mucha importancia al asunto, pero eso no terminaba de tranquilizarla.
Ya iba camino hacia la puerta del baño, cuando nuevamente su esposa lo detuvo.
—Leon… —Dijo con voz un poco insegura, pero luego tomó valor nuevamente. —Quiero que hablemos de eso.
El interpelado dio un suspiro hondo y volteó nuevamente hacia ella. Estaba decidido a no interferir ni a indagar más sobre el tema.
—Ok, Claire… —Empezó con cuidado, seleccionando cuidadosamente las palabras de lo que iba a decir. —Realmente no tienes que hacer esto, yo no soy nadie para pedirte explicaciones, al contrario, agradezco infinitamente todo lo que estás haciendo por mí…
"Yo no soy nadie…" Repitió mentalmente la pelirroja. Pensaba que no era nadie, cuando para ella, él comenzaba a serlo todo.
—Y si en su momento no quisiste hablar de ello, tus razones habrás tenido y lo respeto. —Finalizó el rubio sentándose a su lado sobre la enorme cama, aunque en el fondo, sí deseaba saber porqué ella lo había ocultado.
—Sí tuve razones para no hablar de ello, pero ahora quiero contárte. —Dijo con firmeza y mirándolo directamente a los ojos.
Kennedy irguió la postura y dejó la ropa que llevaba en las manos a un lado. Estaba muy interesado en lo que ella tenía por hablarle.
—¿Recuerdas que te conté que salía con Neil? —Le preguntó.
—Sí, me lo contaste. Pero nunca imaginé que lo que tenías con él había llegado tan lejos. —Admitió con cierta confusión en la voz.
—Bueno, yo tampoco lo creía. —Mencionó con una sonrisa triste. —Cuando conocí a Neil, noté que era un hombre interesante; inteligente, formal, atractivo…
El rubio puso cara seria. Estaba atento pero intentaba disimular que le molestaba escuchar a Claire hablando bien de otro.
—Pero más allá de eso, era atento y se preocupaba por mí. ¿Irónico, no crees? —Dijo encogiéndose de hombros. —Sólo fue cuestión de tiempo para que cayera en su trampa, y así fue. Me enamoré de él. Y creía que él también de mí.
Al mirar en los ojos azules de la pelirroja, se dio cuenta que había tristeza en ellos. Entonces se enfureció. Más allá de los celos que podía sentir por el ex director de Terra Save, era más por el hecho de que la habían lastimado.
—Un día me invitó a cenar y me dijo que lo nuestro era más serio de lo que incluso él imaginó. Quería que diéramos el siguiente paso y me propuso matrimonio. —Después de esa frase, se detuvo unos segundos y trató de contener el nudo que se formaba en su garganta. —Obviamente acepté, pero pactamos que sería un secreto entre nosotros; secreto que daríamos a conocer después de la dichosa cena de Terra Save.
Con esa cena, se refería al secuestro que había sufrido a ese lugar maldito, junto con Moira Burton.
Suspiró y se cruzó de hombros.
—El resto ya lo supones; ese día fue el secuestro, me enteré que Neil era un traidor y fue que me di cuenta que sólo me había utilizado para sus fines. Por eso yo no contaba con esas fotografías, ni con ningún recuerdo de esa noche, porque todas las conservó Fisher. Y el anillo de compromiso, obviamente me deshice de él, lo lancé al mar con las pocas fuerzas que me quedaban, junto con todo lo que una vez creí. Caí como una tonta, jugó conmigo. —Concluyó con amargura. —Y yo creí en él, me ilusioné como una idiota… Neil se llevó ese secreto a la tumba, y yo también pensaba hacerlo.
Leon no daba crédito a lo que la pelirroja acababa de revelarle. Ese bastardo, que esperaba estuviera ardiendo en lo más recóndito del infierno, había dañado a Claire mucho más de lo que pensaba. Le alegraba que estuviera muerto, ya que de lo contrario, lo buscaría para ir a pegarle un tiro entre ceja y ceja. Dios, no podía creer que alguien se atreviera a dañar de esa forma a alguien como ella; a la Redfield que era un ser hermoso a sus ojos.
Se lamentó tanto el no haber estado con ella cuando todo eso pasó, que si de sus manos dependiera cambiar el pasado para evitarle ese dolor, lo habría hecho sin pensarlo dos veces.
Sentía tanta rabia, que sólo podía equipararse con las ganas que tenía de protegerla, de hacerla sentir lo que realmente valía para él.
La activista bajó la mirada, y él tomó con cuidado sus mejillas para obligarla a levantar el rostro, y que lo mirara de cerca.
—No fuiste una tonta, Claire. —Le dijo con ternura. —Nunca serás culpable por los malos actos de los demás. En verdad, lo siento mucho.
—¿Por qué? —Preguntó ella confundida.
—Por no haber estado ahí y no haberte hecho sentir lo mucho que vales.
Se acercó de manera invasiva a su rostro, a sólo centímetros de sus labios y ella no opuso resistencia. Sintió de cerca la respiración pesada del agente de gobierno y el corazón empezó a alborotársele en el pecho. Ya se habían besado varias veces, pero ninguno de los dos tenía duda, de que este acto estaba siendo genuino.
Con timidez se atrevió a llevar sus manos a la mandíbula de Leon, y él al sentir el tacto cálido cerró los ojos. Sólo era cuestión de acercarse un poco más y todo estaría dicho.
Nunca antes, había deseado tanto besar los labios de una mujer, como los de la que a los ojos del mundo llamaba "esposa".
Claire cerró finalmente los ojos, dando pauta al siguiente paso y él se acercó más.
De repente, alguien comenzó a tocar la puerta de la habitación.
—Alguien llama. —Susurró despacio la antigua motociclista.
—Que esperen. —Contestó en automático, rozando los labios de su esposa.
Ignoraron campalmente el llamado de la entrada pero los toquidos se volvieron más insistentes.
—¡¿Qué?! —Gritó con molestia el agente, enfadado de que estuvieran interrumpiendo su momento.
—Señor Kennedy, su padre quiere hablar con usted, pregunta si puede venir un momento. —Anunció la mucama desde el otro lado de la puerta.
—Ve. —Dijo en voz baja la pelirroja. —Tal vez es algo importante.
Kennedy apretó los puños y se levantó sin ganas de separarse de ella. ¿Por qué tenían que venir a fastidiarlo en el momento menos oportuno?
Se levantó sin decir nada y caminó a trompicones hacia la entrada de la habitación, mientras Claire Redfield lo miraba irse, sosteniendo una de sus manos en sus labios rojos. Todo había pasado tan rápido y de una forma tan inesperada que aún no terminaba de comprenderlo; pero lo que sí sabía, era que no quería que su esposo se marchara.
—Leon. —Lo llamó de nueva cuenta.
Él se detuvo y volteó a mirarla.
—La cama es grande. —Comentó con nerviosismo.
El rubio captó de inmediato el mensaje oculto de la activista, haciendo referencia a que después de esas noches en el sofá, ella por fin compartiría su cama con él. Pensar en ello lo alborotó internamente.
—Vuelvo enseguida.
Caminó agitado hasta el primer piso hacia el despacho de su padre. No sabía si el estupor era porque había llegado a la oficina en tiempo récord o porque no sabía lo que iba a pasar cuando llegara al dormitorio.
Entró sin tocar la puerta y su padre ya lo estaba esperando en el enorme sofá de cuero. Inmediatamente que lo miró, Richard se dió cuenta del estupor de su hijo.
—¿Estás bien? —Preguntó el hombre de negocios mientras cruzaba una pierna.
—Sí. —Repuso con seriedad acompasando su respiración y disimulando su irritación.
—¿Interrumpí algo?
—Por Dios, papá, no. —Dijo sentándose en el sillón contiguo de la salita.
—Bueno, sólo quería avisarte que acaba de llamar la señora Watson, diciendo que el evento de tu toma de protesta no lo organizará ella, sino Stacy. —Informó con naturalidad. —¿Tienes algún problema con ello?
Normalmente, Emily era la encargada de organizar los eventos sociales de la compañía, pero en esta ocasión parecía que su hija quería tomar protagonismo. Realmente le importaba un carajo quien organizara ese show y en este momento menos.
—Ninguno, padre. ¿Alguna otra cosa que quieras decirme?
—Nada más. —Dijo haciendo aparente caso omiso de la premura de Leon. —Buenas noches, hijo.
—Buenas noches, papá. —Se despidió poniéndose de pie y saliendo de la oficina como de rayo, quedándose el mayor nuevamente a solas, analizando todo con los brazos cruzados.
—Creo que al final, no va a ser necesario que se divorcien.
Inmediatamente después de que su esposo salió de la habitación, cayó en la cuenta de lo que le había pedido y de la posible interpretación de sus palabras.
En medio de su éxtasis, le pidió a Leon que se quedara con ella en la cama, ya que desde la noche de bodas él se había quedado en el sillón. Pero no fue hasta que estuvo sola que se dio cuenta de la magnitud de sus palabras, sin problemas también podría interpretarse como una invitación que iba más allá de dormir. Invitación que él no había declinado.
Se puso la pijama con total nerviosismo; ¿qué sucedería?
Trató de calmarse a sí misma, ella era una mujer adulta, decidida, independiente, que sabía lo que quería; quería dormir con su esposo en la misma cama, no tenía duda, pero ¿quería que pasara algo más?
En ese momento escuchó que la puerta se abría y rápidamente se metió en la cama, aceptando que sucediera lo que tuviese que pasar.
Por su parte, el ex Policía estaba igual o más tenso; ya no sólo estaba consciente que estaba enamorado de Claire, sino que ahora también la deseaba. Ella lo había invitado a quedarse en la misma cama, era un avance. Pero su lado racional le hacía concluir que aquello no significaba nada. ¿Y si se estaba adelantando en demasía y en realidad ella sólo lo veía como un amigo?
La incertidumbre estaba matándolos.
Entró en el aposento y la encontró acurrucada entre los edredones, la luz estaba apagada y se había recostado de espaldas a él. Entonces supuso que quizás ya se había dormido.
"Idiota, me ilusione demasiado rápido." se reprendió a sí mismo quitándose la ropa, poniéndose el pantalón de la pijama y dejando el torso desnudo para meterse entre las sábanas. Cuando dormía sólo en el sillón lo hacía de la misma manera, así que supuso que a Claire no le importaría.
La pelirroja escuchaba el sonido de su esposo desvistiéndose pero no se atrevía a mirar; se repetía a sí misma de manera frenética que los dos eran amigos y que no estaba bien acostarse con los amigos, aunque ante todos fueran marido y mujer.
Leon se recostó en el otro extremo del colchón tamaño king size y se estiró para apagar la luz de la lámpara. Al menos ya no dormiría más en el sillón incómodo.
Frustración era la descripción perfecta para el ambiente que reinaba en esa habitación.
