NOTA DE LA AUTORA: Queridos lectores, ¿cómo están? Espero hayan pasado una maravillosa navidad y este 2020 les esté trayendo nuevas sorpresas. Lamento no haber podido desearles mis mejores deseos antes y de hecho este capítulo estaba planeado para publicarse el 25 de diciembre como regalo de navidad, pero bueno los tiempos me jugaron una mala pasada, un poco tarde pero aquí esta. Les había prometido pronta actualización así que espero que lo disfruten mucho. Les mando un fuerte abrazo festivo a todos y aprovecho para agradecerles por todo el apoyo que recibí de su parte el año pasado para conmigo y mis historias, en verdad estoy feliz y muy agradecida de que encuentren un rato agradable en este pasatiempo que yo disfruto en demasía. Espero seguir contando con ustedes este año también.
Antes de empezar, agradezco también a mi querida beta y hermana GeishaPax por todo su respaldo y apoyo a esta loca historia, sin ella esta historia no sería la misma. Te quiero sista.
Así que sin más, a leer.
RESPUESTA A REVIEWS:
Darkmatter Black: Hoala! Cielos yo también los extrañaba demasiado, me gusta mucho estar por aquí. Jajaja, los celos de Claire también me encantan, pero Dios ese remake de RE2 me llenó de esperanza, sobre todo esa escena previa al choque del helicoptero, esas miradas que se dan Leon y Claire a través de la reja son tan cute! Esos ojitos de ambos dicen más que ese beso forzado con la mona china xD No te preocupes, estamos a nada de recibir ese capítulo que tanto quieren #IfYouKnowWhatIMean solo pido paciencia. Muchas gracias por tus buenos deseos, sabes que también te deseo un hermoso 2020, que con el remake de RE3 pinta para ser un buen año para todos. Gracias por tu review y disfruta mucho el capítulo.
jill gray man: Muchas gracias por tus comentarios, disfruta mucho el episodio!
manu: Hola manu, feliz navidad y buen 2020, antes que nada te pido paciencia, estamos a muy poco de acercarnos a la parte que quieres ver, take it easy. Últimamente he estado muy ocupada entre mi posgrado y el trabajo pero sigo escribiendo, a paso lento pero constante. El RE3 lo espero con ansias pero con moderadas expectativas, quiero que CAPCOM me sorprenda. Y como ya lo he comentado antes, cuando quieres escribir ¡el cielo es el límite! Escribe algo que a ti te agrade, tu debes ser tu primer lector y tu crítico más exigente, así que si tienes suna idea y crees en ella, esfuérzate y en tus escrito proyectarás a los demás lo que a ti te provoca. Disfruta mucho el episodio.
josmardata36: ¡Hola! Qué gusto leerte de nuevo, tus reviews siempre me alegran y los agradezco muchísimo. Interrumpir a Claire y Leon se ha convertido en un clásico aquí. Entiendo lo de los años ocupados, créeme también estaré demasiado ocupada este año si no es que más que el anterior, pero siempre trato de darme un espacio para estas actividades que me desestrezan. Agradezco mucho la comprensión. Uff mi opinión del RE3, ¿Qué te puedo decir? El siempre hecho que lo estén desarrollando para las nuevas generqfuibes es una noticia maravillosa, incluso ya lo reservé, no pienso perdermelo por ningún motivo. Aunque los diseños de los personajes son los que me causan conflicto, Jill es hermosa en su nuevo diseño y Carlos igual su nuevo estilo es salvaje, se ve más maduro y muy guapo debo decir, pero no sé, quizás sea por nostalgia o qué se yo, pero a pesar de que como dije los diseños son muy buenos, extraño a los originales, no me refiero a los atuendos sino físicamente. Me gustaba mucho la cara de Jill, de ojos grandes y facciones equilibradas y me causa bronca que en esta ocasión se parezca a Milla Jovovich, ya que odio las películas de esa mujer con respecto a la saga, siento que la trama del cine es lo peor que pudo pasarle a la saga. Y de Carlos, ¡Dios! Carlos es de mis personajes favoritos, tanto físicamente como en su personalidad, me encantaba su actitud y ese look musculoso, bronceado y cabello largo pero muy noventero, latino sabroson, como decimos unas amigas del fandom, "Carlitos es el Chayanne de Raccoon City" y bueno aunque aquí igual el diseño es genial extraño al otro Carlitos. Me tiene preocupada que vayan a cambiar su personalidad coqueta y relajada, independientemente de que si lo cambian me daría problema acá porque en muchos de mis fics ya hechos y en proceso de escritura es el brasileño de personalidad extrovertida que yo manejo en las historias, realmente era un alivio encontrar a Carlos tratando de sacarte una cita en medio del apocalipsis después de la tremenda carrera que te pegaba Némesis, que por cierto, sus dientes y su nariz no me gustan, siento que le falta la cicatriz y los dientes con colmillos afilados para que le dé el toque aterrador. En fin, solo nos queda esperar. Disfruta mucho la actualización!
Mercy Medical angel: Hola Mercy! Cómo estás? Sí aún vivo, todavía tienen Light of Moon para rato! Mis estudios y el trabajo no me permitieron ser tan constante como yo quisiera pero aquí sigo. Uff el capítulo fue algo intenso pero irónicamente Julia salvó el día, ¿Quién lo diría no? Pero no cantemos victoria, no todavía. Espero disfrutes la actualización.
Belleredfield: Belle! Feliz navidad y próspero 2020! Es un gusto saludarte nuevamente y ver que sigo contando contigo un año más. Me da mucho gusto saber que te gustó el capítulo y que esta pareja de enamorados cada vez está más cerca. Espero que disfrutes mucho el capítulo. Te envío un fuerte abrazo.
"ACCIDENTALLY IN LAW"
Por Light of Moon 12
CAPÍTULO 21: THE FIRST CHRISTMAS
Miraba emocionada a través de la ventanilla. Nevaba pero a pesar de ello el clima era un poco más agradable. Leon estacionó el auto en el garaje mientras miraba de reojo la felicidad de su esposa mientras recordaba todo lo que tuvo que hacer para estar hoy aquí.
"—¿Qué sucede? —Preguntó todavía con la respiración rápida.
La rubia lo miró desde su escritorio.
—¿Te pasa algo?
—No. —Respondió en automático.
—Parece que acabas de correr un maratón, Leon. ¿Acaso estos meses fuera de combate te están haciendo perder condición física? —Preguntó Julia con una pizca de extraño buen humor.
Vaya, al parecer aún se notaba agitado. Su condición física se encontraba de maravilla a pesar de que sus ocupaciones no le permitían realizar sus rutinas completas de ejercicio extenuante que su trabajo le solicitaba, pero se daba su tiempo para ejercitarse. Así las cosas era obvio que su agitación no se trataba por eso, sino por una sesión de besos y caricias ardientes hacía unos momentos antes con su esposa, pero responderle esto a Julia era demasiado chocante, así que era mejor mentir.
—Un poco, me hago viejo aquí hermana.
—Claro. —Respondió con sarcasmo. —En fin, quiero felicitarte por nuestro triunfo hermanito, es algo que supongo que ni tu te esperabas.
—Sinceramente no. —Respondió con honestidad, dejando pasar la doble intención en el comentario de su hermana.
—Bueno, en vista de los buenos resultados, ahora dime, ¿qué es lo que sigue?
—¿De qué?
—De los planes para la empresa. Por los buenos resultados tendremos más demanda de productos, innovación, ya sabes. —Explicó la más joven de los Kennedy.
Su hermana tenía razón, su más reciente éxito en el mercado le demandaba más responsabilidades, pero el agente en retiro forzado se encontraba tan cansado mentalmente que no tenía humor de seguir dedicándose a algo tan desgastante.
Entonces se le ocurrió una idea.
—Nos daremos un descanso, hermanita.
—¿Qué? —Cuestionó con un ápice de incredulidad.
—Lo que oíste, Jules. Nos tomaremos un descanso que merecemos y después de la ceremonia de premiación, planearemos el siguiente paso.
—Leon, ¡¿Te has vuelto loco?!
—Para nada, pequeña. Ya casi es Navidad y quiero pasarlo en casa con mi esposa. Así que me voy, debo ir a comprar boletos para volar a Estados Unidos.
—¿Desde cuándo lo decidiste? —Replicó desde su asiento.
—Desde que soy Presidente. Nos vemos hermanita y feliz navidad.
Y acercándose a darle un abrazo y beso rápido a su hermana se despidió de ella y salió sin decir nada de su oficina.
—¿Querías verme papá?
—Sí, hijo. Siéntate.
Leon entró al despacho de su padre en el hogar de los Kennedy. En cuanto llegó a casa los sirvientes le comunicaron que su padre lo esperaba.
—Supe que no vas a pasar Navidad aquí.
—Quiero sorprender a Claire, pasando Navidad con su familia en el sur, pero en año nuevo celebraremos con ustedes.
—No tienes que darme explicaciones, Leon. Ya eres un hombre y desde hace mucho tomas tus propias decisiones. —Mencionó poniéndose de pie y caminando hasta quedar al lado de su hijo mayor. —Solo te llame para felicitarte antes de que tu madre te llene de elogios. —Soltó dándole unas palmadas en la espalda y el rubio se puso de pie para darle un abrazo fraterno.
—Muchas gracias, papá.
—En verdad estoy orgulloso de ti, has superado con creces lo que en algún momento logramos tu abuelo y yo. En verdad gracias, hijo. Has hecho más de lo que yo esperaba.
—No lo agradezcas, realmente esto no lo logré solo. —Se encogió de hombros con modestia. —Esto también fue gracias a ti por asesorarme en todo momento y tampoco lo hubiera logrado sin la ayuda de Joey, de Julia y de Claire.
Richard se quedó en silencio y observó de reojo a su hijo, prestando especial atención a su expresión cuando mencionó el nombre de Claire. Al hombre mayor algo le había pasado por la mente, pero esperaría el momento para soltarlo.
—Está bien, hijo. En vista de tu decisión déjame desearte una feliz navidad. —Dijo para darle el abrazo festivo a Leon y agregó: —Sólo han sido dos navidades que no has pasado con nosotros y me alegro que esta sea por una razón agradable.
—Lo sé, te prometo que esta vez no será porque mi trabajo dependa de una guerra civil. —Mencionó con humor haciendo alusión a aquella vez de la guerra en Edonia.
Entonces, transparente como su persona, el mayor se dejó de andar por las ramas.
—Hijo, ¿puedo preguntarte algo?
—Claro.
—¿Cuánto tiempo más seguirás negándote hacía tus sentimientos por tu esposa?
El interpelado suspiró. Esta era una sospecha que su padre ya había notado incluso antes de su boda, así que ya no valía la pena seguir negándolo.
—No lo negaré más, papá. Sí estoy enamorado de Claire.
Richard sonrió con suficiencia. Esta afirmación era algo que él sabía desde hace tiempo y realmente no se preocupaba por ello, pero parecía que había algo más que inquietaba a su hijo detrás de esa revelación.
—Eso lo noté desde hace mucho, Leon. Te conozco a ti, a Joey y a Julia perfectamente. Sé cuáles son sus fortalezas y debilidades. Pero hijo, lo que realmente quiero saber es ¿qué hay de malo en estar enamorado? ¿Por qué te habías estado negando tanto tiempo a aceptar lo que sientes por esa muchacha?
Cada día, Richard lo sorprendía más, tenía un sentido de la percepción sumamente desarrollado. Sin duda, de haberse dedicado a la carrera de agente gubernamental, hubiera sido un valioso elemento en la división de inteligencia. Tenía el don de leer a la gente, y a estas alturas, no valía la pena tratar de mentirle o darle evasivas a su progenitor.
—Tengo miedo de perderla. —Se sinceró encogiéndose de hombros.
—¿Perderla? ¿Por qué?
—Esto no fue lo que le prometí, papá. Cuando todo esto comenzó, le dije que durante sólo un año estaríamos fingiendo ser una pareja y al final todo volvería a ser como antes. —Explicó. —Es una promesa que simplemente ya no puedo cumplir porque nada salió como yo esperaba y me enamoré de ella.
El mayor sonrió de medio lado. A su edad y con su experiencia, sentía como si su hijo volviera a ser un adolescente y se estuviera preocupando por nimiedades.
—La mayoría de las veces, las cosas no salen como uno quiere, hijo. Tú te integraste a la academia de policía con la esperanza de ser un oficial en un pueblo pequeño, con una existencia tranquila dentro de lo que cabe. Sin embargo, la vida tenía preparado para ti algo muy diferente. —Ejemplificó. —Creo que convertirte en un respetado agente gubernamental con la seguridad del mundo en sus hombros durante varias ocasiones no era algo que estuviera en tus planes cuando tomaste la decisión de marcharte de Canadá.
El viejo era sabio, tenía toda la razón.
—El hecho de que las cosas no salgan como uno las planea, no quiere decir que eso esté mal. La vida no es una estrategia de negocios o un plan de escape en donde todo tenga que salir sin margen de error porque de no ser así los resultados traerán consecuencias fatales. La vida es mucho más simple. Si las circunstancias cambian, simplemente se toman nuevas decisiones. Es solo cosa de adaptación.
El mayor caminó y se sentó en la silla contigua e invitó a su hijo a hacer lo mismo, para darle más informalidad y cercanía a su monólogo.
—Si en el camino de esta locura iniciada por tu padre te enamoraste de esa joven, en verdad te felicito. Claire es una gran mujer y sin necesidad de conocer a nadie más creo que no pudiste haberte fijado en alguien mejor. Encontrar a alguien con quien puedes compaginar y compartirlo todo, eso es algo que no sucede todos los días y que no todos tienen la suerte de encontrar.
—¿Y si ella no me corresponde? Arruinaría todo antes de siquiera haber empezado. —Expresó soltando sus dudas.
Al escuchar esto, su padre comenzó a reír, acto que desconcertó al rubio. Desde hace mucho tiempo, Leon ya era todo un hombre hecho y derecho, pero este tipo de dudas, le recordaron a aquel chiquillo inexperto que llevó a beber su primera cerveza a un bar de Gastown.
—Hijo, —Mencionó acercándose a él y poniéndole la mano en el hombro. —¿Realmente crees que Claire no te corresponde?
Por unos segundos, Leon se avergonzó de sí mismo, pero trato de disimular lo más que pudo. Sus dudas eran tontas, ya que al parecer todo el mundo se daba cuenta de la tensión que existía entre ellos, además del flirteo notable de los últimos meses, pero por otro lado, no podía evitar sentirse así.
—Ninguna mujer, escúchame bien, ninguna mujer en su sano juicio se aventura a hacer una cosa como la que ella está haciendo por ti. Nadie se juega su futuro, la opinión de su familia, su estabilidad emocional por hacer algo tan arriesgado sin esperar nada a cambio. Estoy seguro de que ella también siente algo muy especial por ti y que quizás tú mismo de manera inconsciente también sentías algo por ella desde hace tiempo.
Demonios, Richard Kennedy nuevamente tenía un diálogo lleno de verdades irrefutables. La razón estaba de su lado y no tenía argumentos para aseverar lo contrario. Muy probablemente llevaba años enamorado de Claire y nunca había sido capaz de darse cuenta.
—Y aunque no fuera así y tu esposa en ley no te correspondiera, Leon, tu vida consiste en luchar por lo que quieres, haz luchado contra gente terrible que ha querido joder a la humanidad más de una vez. ¿Acaso no puedes luchar con la misma fuerza por conquistar a una dama? ¿O es que el tiempo en el campo de batalla de hizo olvidar cómo ganarte a una chica? Hijo, ya déjate de juegos, hazle saber a tu mujer que para ti todo esto dejó de ser una simulación y haz efectivo el trato; dile que no estás dispuesto a que sólo sea tu esposa por un año, sino que quieres que lo sea para toda la vida.
En ese momento, lamentó profundamente no haber hablado con sinceridad ante su padre desde hace mucho. Si hubiese tenido este tipo de charlas con Richard desde Raccoon City, se hubiera decidido por la pelirroja desde hace mucho y probablemente a estas alturas, tendría una familia constituida con hijos adolescentes.
Ahora gracias a su padre, había tomado una decisión definitiva; iba a por Claire en su vida y no se rendiría hasta conseguirlo.
—Gracias, papá. —Expresó sinceramente, ya que ese monólogo, finalmente había terminado por quitarle la venda de los ojos.
—No, hijo. Gracias a ti."
Terminó de estacionar su Mustang y bajó para abrirle la puerta a su esposa a la que tomó de la mano para conducirla hasta la entrada.
En cuanto tomó la llave y abrió la puerta de color oscuro se dejó ver el enorme departamento de paredes claras y decoración moderna; escaleras con baranda de cristal, un salón con chimenea vanguardista, una cocina de colores fríos con dos islas y un minibar incluido, mampostería elegante y suelo de mármol.
—Tu apartamento es hermoso y enorme. —Felicitó la pelirroja. —¿Con que es aquí donde pasas tus días cuando estás en D.C.
En efecto, esta era la primera vez que Claire pisaba el domicilio de su esposo en el cual tenía que vivir mientras trabajaba en la D.S.O.
Debido a sus ocupaciones y a que Washington no tenía un buen clima la mayor parte del año, durante sus vacaciones Leon había decidido comprarse un apartamento también en California que era donde pasaba su tiempo libre y donde la pelirroja solía visitarlo cuando podían coincidir.
—Bienvenida. Y este no es mi departamento, querida, es nuestro departamento. —Corrigió a la vez que le daba un beso en la frente a su esposa.
—Es cierto. —Concedió. —Ya veo las ventajas de haberme casado con un millonario.
Leon se echó a reír. Sin duda desde que dejaron Canadá y volvieron a su país notó a su mujer más relajada y feliz, sin necesidad de fingir protocolos ni normas de etiqueta. Era de nuevo la Claire que conoció en Raccoon, su mejor amiga y también la mujer que ocupaba sus pensamientos.
—Tenemos unas horas para instalarnos y luego preparar todo para celebrar Navidad.
—Prefiero que comencemos a decorar la casa, mi hermano y los demás llegarán mañana temprano para preparar la cena. ¿Dónde guardas tus adornos navideños?
Eso sí que era una calamidad. Dudó por unos segundos y finalmente respondió.
—No tengo ninguno.
Claire lo miró como si este hubiese dicho alguna incoherencia.
—Por Dios, no bromees.
—No bromeó, Claire. De verdad no tengo ningún tipo de decoración navideña. Ni árbol, esferas, calcetas…
Ella estaba realmente sorprendida, no tenía idea de que Leon pudiera ser algún tipo de Grinch pero antes de que pudiera preguntar, él se explicó:
—Verás, esta temporada regularmente la comparto con mi familia en Vancouver, nunca paso las fiestas navideñas en mi apartamento.
—¿Y qué hay de tu espíritu navideño? ¿Nunca has decorado tu casa en familia, ya sabes, con tus padres, hermanos, los villancicos…?
—No. —Se sinceró sintiéndose un poco avergonzado. —Realmente nunca hemos hecho eso, es el servicio doméstico quien se encarga cada año de la decoración y los adornos de Navidad. Nosotros solo cenamos, brindamos, nos entregamos regalos y listo. Nuestra navidad es muy práctica
Debió suponerlo. Por un segundo se había olvidado de que clase de cuna provenía su marido. Viniendo de una familia tan opulenta y con sirvientes que se encargaban de cubrir de absolutamente todas las tareas de la casa por mínimas que fueran, era común que delegaran a alguien como responsable de las actividades navideñas. Aunque para toda la gente, o al menos en su mayoría, la decoración y el adorno para recibir Nochebuena y Navidad fuera más que una tarea, una actividad de convivencia familiar, para gente tan ocupada —y tan rica, —como los Kennedy, suponía una acción irrelevante.
Se sintió un poco mal de que su esposo, a pesar de su situación económica privilegiada nunca haya sentido ese espíritu y calor de hogar que sólo la Navidad puede lograr, así que entonces se le ocurrió una idea.
—Creo que nunca has vivido la Navidad de una manera correcta. —Mencionó la pelirroja con una sonrisa traviesa.
—¿Entonces cómo debo hacerlo? —Cuestionó con el mismo humor.
—Te voy a enseñar.
Diciendo esto, lo sacó fuera del departamento y le quitó las llaves del auto. Era su turno de guiarlo y ella iba a conducir.
Varias horas después, la pareja regresó con varias cajas y bolsas de compras que iban desde comestibles, luces led, calcetines y hasta un pino artificial.
—Creí que la tradición era ir a cortar un pino y luego traerlo hasta aquí. —Mencionó Leon que cargaba una pesada caja que era casi de su tamaño y la colocaba en el vestíbulo.
—Originalmente así es, pero un pino artificial puede durar muchos años y es una opción más amable con el planeta. —Explicó la pelirroja que ponía los comestibles en la barra de la cocina.
—¿Y ahora qué sigue? —Preguntó mientras se sentaba en el sillón principal.
—¿Qué sigue? ¡Manos a la obra!
De una de las bolsas sacó dos gorros al mero estilo de Santa Claus y uno se lo colocó en la cabeza y le puso el otro a su esposo, a la vez que encendía el reproductor de sonido e inició una playlist navideña.
Los preparativos aún no habían comenzado y él ya estaba agotado. No tenía idea de que organizar una fiesta de navidad fuera tan cansado. Había estado de pie durante horas en el centro comercial y en el supermercado en medio de una aglomeración de gente que al igual que ellos, realizaban las compras para el gran día. Todo el ajetreo más las horas previas de viaje lo tenían bastante cansado y Claire parecía no dar tregua; era como una niña en medio de una juguetería.
La pelirroja que al parecer ignoraba el cansancio de su esposo, comenzó a abrir la caja que contenía el árbol de navidad y colocó la base para después sacar las ramas que estaban sujetadas y ordenadas bajo numeración que indicaban cómo debía aplicarse dicho artefacto.
Se encontraban a la par armando la ornamenta de Navidad cuando de repente las notas de "Jingle Bell Rock" inundaron el lugar.
Cuando reconoció la melodía, la Redfield se puso de pie y comenzó a bailar una coreografía justo enfrente de su marido haciendo muecas divertidas.
—¿Qué haces? —Le preguntó cuando ella lo tomó de las manos para que se pusiera de pie y bailara junto a ella.
—Sólo nos divertimos un poco. —Mencionó mientras daba unos pasos al frente agitando los brazos.
—No quiero bailar como las "Mean Girls". —Dijo cuando reconoció dicha coreografía de la afamada cinta.
La menor de los Redfield rió e insistió para que el rubio imitara el baile a base de risas y comentarios bobos. Leon no pudo evitar contagiarse de su buen humor y terminó haciéndole compañía para complacerla.
Después de su baile improvisado, continuaron armando el árbol para después colocarle las esferas, luces, moños y demás ornamenta festiva. Luego de largo trabajo, el resultado era simplemente espectacular.
Guirnaldas adornaban el techo y una guía navideña colgaba de la escalera, el abeto artificial decoraba el pasillo y un pequeño nacimiento de representación de un mini Belém de porcelana descansaba bajo el árbol, y en la chimenea colgaban un par de calcetas navideñas que Claire había adornado con pintura inflable con su nombre y el de su esposo. Para no haber hecho ningún tipo de planeación, el resultado era muy satisfactorio.
Cuando hubieron terminado de decorar, la pareja se retiró al aposento a descansar. Era la víspera del 24 de diciembre.
Dormía cálidamente bajo el grueso edredón cuando de repente un sonido de voces y música navideña inundaron el lugar. Se talló los ojos y salió de entre las cobijas para buscar a su esposo pero no estaba por ninguna parte. Quizás había visitas y él había bajado para atenderlos. Buscó el despertador en el buró pero no lo vio por ninguna parte. Anoche juraba que había uno en la habitación, seguramente se había confundido. Se puso de pie y abrió la ventana para intentar calcular la hora pero al echar un vistazo se dio cuenta que estaba nevando, por tanto, no era fácil calcular la hora. Podría echar un vistazo al reloj de su smartphone pero lo había dejado en la sala. Así que para encontrar a su marido y saber qué hora era lo mejor era bajar.
Se puso la bata de dormir encima de la pijama junto con las pantuflas y se puso en marcha.
Iba bajando los últimos escalones cuando notó que tenían casa llena, pero todas eran caras conocidas.
—¡Hola, Claire! —Saludaron todos los presentes al unísono de forma bastante cómica.
La pelirroja no podía creer lo que estaba viendo. Frente a ella estaban todas las personas a las que ella consideraba su familia; Jake y Sherry estaban sobre la barra preparando galletas de jengibre, su hermano Chris y su esposa estaban con los niños acomodando los regalos debajo del árbol de navidad, Becca acompañada de Ark Thompson y Helena terminaban de colocar varios juegos de muérdagos en el techo y otras personas que no alcanzaba a mirar estaban en la cocina.
—Espero que no te moleste que invadamos tu casa por una noche. —Dijo Rebecca Chambers.
—Claro que no. —Respondió la menor Redfield con una sonrisa, aún sin dar crédito de lo que veía.
Los gemelos Redfield en cuanto vieron a su tía corrieron hacia ella y le mostraron todas las calcetas navideñas que habían preparado para esa noche.
—Hermanita. —Dijo Chris a la vez que le daba un fuerte abrazo. —Te extrañé.
—Yo también te extrañé mucho.
—¡Hey! —Gritó una bonachona voz masculina desde la cocina. —Ya que todos están ocupados poniéndose melancólicos yo me ocupé de la cena.
—¿Barry? —Preguntó Claire al reconocer la identidad del hombre y acercándose hacia el lugar donde cocinaban los alimentos.
A continuación estaba Barry junto a su esposa y dos hijas que terminaban de colocar en el horno dos bandejas enormes con lomo relleno en salsa de ciruelas y un enorme tazón de puré se cocinaba a fuego lento junto con varios bowls que estaban sobre la mesa con ensaladas y pastas.
—Feliz Nochebuena, pequeña. —Dijo el mayor abrazando a la menor Redfield mientras esta le devolvía el gesto para después hacer lo mismo con los demás integrantes de la familia Burton. —Espero que les guste la carne de cerdo, porque personalmente odio el pavo.
—¿Qué tienes en contra del pavo, papá? —Cuestionó Moira.
—Es carne muy seca, no hay nada mejor que la fusión perfecta entre la grasa y la proteína que en la carne de cerdo.
—Amén por eso. —Felicitó el mayor de los Redfield.
Finalmente en el recinto estaban también Jill y Carlos que se encontraban cortando varios trozos de manzana, y otras frutas.
Saludaron a la anfitriona y después de ello explicaron qué era lo que preparaban.
—Es una bebida clásica de latinoamérica, a base de frutas, caña de azúcar, tamarindo y un poco de jamaica. —Explicó Jill a los demás.
—Es lo que en latinoamérica, específicamente en México llaman "ponche". No como el "eggnog" de aquí o esa bebida rosada que beben los adolescentes en los bailes escolares. —Continuó Oliveira enfocado en su tarea.
Por sus diferentes ocupaciones, nunca se había dado la ocasión en que todos pudieran pasar una Navidad juntos, pero en esta ocasión era posible y todos se estaban esforzando muy duro en que fuera un día perfecto e inolvidable.
—Me siento apenada de que todos han estado ocupados con los preparativos y yo sigo en pijama. —Confesó la pelirroja Redfield.
—No te preocupes. —Contestó Jill. —Nosotros estamos felices de que nos hayan invitado, Leon trabajó muy duro tratando de reunirnos a todos.
—Mandó un jet privado a California para que llegáramos a tiempo. —Mencionó Moira.
Entonces recordó el porqué había bajado. Estaba buscando a su esposo y quería saber la hora exacta. Ahora que caía en cuenta de todo, estaba segura que había dormido por muchas más horas de las que pensaba.
Cerca de la chimenea miró a su esposo jugueteando con los gemelos y se le quedó mirando fijamente.
—Buen día, cariño. —Saludó a la vez que terminaba de colocar unas pequeñas bolsitas rellenas de chocolates en las calcetas que colgaban de la chimenea.
La chica miró el reloj de su smartphone que estaba en la mesita de café. Eran las 2:00 pm.
—¿Me diste acaso un somnífero?
—Todo sea en nombre de la Navidad, cariño. La sorpresa de ver a tu familia reunida no iba a ser posible si despiertas a las 7:00 am como de costumbre. —Explicó el rubio a la vez que le daba un gran abrazo.
Claire sintió unas ganas tremendas de golpear al ex policía por haberle dado pastillas para dormir muy seguramente en el té que le ofreció antes de dormir, pero no por ello dejaba de estar enormemente feliz por lo que Leon había hecho por ella. Sabía lo mucho que significaba para su ser estos días festivos y lo mucho que amaba a su familia y amigos, y poder compartir con ellos estos momentos, era sin duda un regalo invaluable.
La chica se separó de todos y fue a vestirse a la habitación, nadie sabía celebrar la navidad mejor que ella y no iba a festejar estando en pijama.
Los presentes observaban expectantes como se abría la última caja con envoltorio colorido.
—Un suéter feo. —Exclamó Jake con fingida sorpresa al mirar la prenda con un bordado ridículo que emulaba a Santa y los renos.
—Sí, al igual que los últimos quince regalos. —Mencionó Barry que yacía sentado en el sofá.
—Vamos, es un intercambio de suéteres feos, ¿qué esperaban? —Mencionó Sherry que yacía en la alfombra al lado de Jake y Moira.
—¿Alguien quiere galletas? ¡Ya están listas! —Anunció Sheva que cargaba una enorme bandeja con galletas de chispas chocolate y de jengibre que con su olor inundaron toda la casa.
Auxiliada por Chris y Rebecca repartieron chocolate caliente y el ponche que Carlos había preparado por la tarde junto con Jill.
—¿Me repites de nuevo que es esta bebida? —Preguntó Leon a Carlos.
—Ponche de frutas. —Respondió el interpelado.
—¡Carajo, esto es delicioso! —Dijo Chris a la vez que bebía una taza de ponche.
Toda la celebración había salido perfecta. La cena había sido más que exquisita, lo que probaba que el equipo de cocina formado por la familia Burton, Jill, Carlos, Jake y Sherry sin duda podrían concursar en algún certamen culinario. Todos tenían regalos agradables y pequeños detalles como tarjetas y dulces en las calcetas de navidad y el ambiente de hogar se respiraba en aquella noche.
Mientras todos se encontraban distraídos entre las galletas y las bebidas, Leon se apartó un poco de los demás junto con su esposa para poder tener un poco de privacidad.
—¿Te está gustando la celebración? —Preguntó el ahora CEO de Chambery Inc.
—Demasiado, muchas gracias por todo lo que has hecho por mi.
La pelirroja contestó con toda la sinceridad del mundo. Lo que Leon había hecho era un regalo maravilloso y lo valoraba demasiado. Hacía tanto que no estaba tan feliz, que no se sentía tan amaba y rodeada por sus seres queridos, que quería aprovechar todo al máximo.
Por su parte, el rubio estaba feliz por complacerla. Esto solo era el principio y un detalle mínimo de todo lo que él estaba dispuesto a hacer por su esposa.
—No tienes nada que agradecer, mi amor. —Dijo besando el dorso de su mano.
En ese momento, Sherry Birkin pasaba a su lado y les indicó.
—¡Hey, chicos! Si no lo notaron, están bajo el muérdago, así que ya saben lo que tienen que hacer.
Al escuchar esto, Claire se puso colorada como un tomate y el agente de gobierno sonrió de lado.
—Siempre me he preguntado el origen de esa tradición. —Comentó a la vez que colocaba sus manos sobre la cintura de la motociclista.
—Bueno se supone que los griegos creían que el muérdago era una planta que simbolizaba el amor y la paz, darse un beso bajo el muérdago significaba olvidar viejos rencores y rencillas pasadas. —Explicó a la vez que ella ponía sus manos detrás de la cabeza de Leon y se acerca a más a él. —Más adelante la tradición fue adaptándose conforme al paso del tiempo hasta que en Londres finalmente se asentó la tradición de colocar muérdagos en Nochebuena y Navidad para que las chicas solteras que estuvieran bajo una rama de estas plantas pudieran recibir un beso de los jóvenes invitados. este beso podría tener dos significados diferentes; una amistad verdadera o un amor real. —Al decir esto último, miró fijamente a su pareja. —Es así como esta tradición ha perdurado hasta nuestros días.
—Que interesante. —Musitó en un susurro. —Pero, ¿Había alguna forma de que las parejas supieran en ese momento si ese beso significaba amor o amistad?
—No lo sé. —Admitió.
—Entonces, vamos a descubrirlo juntos.
Diciendo esto, él la besó con todas sus ganas y ella correspondió de la misma forma. No era un beso invasivo y apasionado como los que alguna vez se habían dado debido a que había demasiado público presente y podría haber miradas reprobatorias de terceros—Chris, por ejemplo— sin embargo, no por ello dejaba de ser un beso menos cariñoso o afectivo en donde ambos entregaban en la misma manera en que recibían.
—Feliz Navidad, Leon. —Susurró finalmente cuando se separaron para tomar aire necesario.
—Feliz Navidad, corazón.
