NOTA DE LA AUTORA: Hola chicos, ¿cómo están? Espero que se encuentren de lo mejor y con buena salud y estabilidad en medio de esta pandemia que nos mantiene encerrados. De corazón, espero que todos ustedes y sus familias estén a salvo. Ahora sí, a lo que nos ocupa.

Chicos, lamento de nuevo la demora, realmente me apena hacerlos esperar, pero entre el trabajo, la facultad y sumando el estrés del encierro me ha dejado poco tiempo para esto y ustedes saben que no me gusta traerles episodios a medias, pero finalmente, aquí está y espero que lo disfruten mucho, de antemano estoy sumamente agradecida con su lealtad para conmigo y la historia, prometo no defraudarlos. Como ya saben, estamos en la recta final del fic, y aunque no les puedo prometer nada, trataré de terminar este año, en lo que queda de este año mejor dicho esta historia y dedicarme a las que tengo que son las protagonizadas por Carlos y Jill, que es una pareja que disfruto demasiado de escribir y a las que les he dedicado muchísimo tiempo últimamente, próximamente sabrán a qué me refiero, espero puedan darle una oportunidad. Tengo otros proyectos sorpresa, pero de eso les hablaré más adelante.

Sin más, qué decir, sólo espero que disfruten el nuevo episodio. Nos estamos leyendo.


RESPUESTA A REVIEWS:

Belleredfield: Querida, cuánto tiempo! Me da mucho gusto leerte de nuevo y que sigas fielmente esta historia. Ya falta poco para llegar al desenlace de este fic, así que las fechorías de
Jules y Stacy pronto se harán más grandes, pero el papel de Joey será importante aquí para desenmascararlos, no te preocupes. Disfruta el capítulo de hoy.

Hitsuzen278: Muchas gracias por tus palabras, me alegra muchísimo que disfrutes la historia, y espero que la actualización de hoy igual la disfrutes. Prometo darme una vuelta a tu historia y darte un review. Nos estamos leyendo!

Xaori: Me halagan muchísimo tus palabras, sobretodo viniendo de una grandiosa escritora como tú. Las intrigas van a estar al 100, así que no te despegues de aquí. Espero que te guste la actualzación! Te envío un abrazo.

Darkmatter Black: Hola! Muchas gracias por seguir aquí en la historia a pesar de la demora en la actualización. Cleon is my religion, te entiendo perfectamente, pero me encariñado demasiado con Joey y el pobrecillo sufre mucho. Veremos que les depara el destino a todos, porque el final está muy cerca! Te mando un fuerte abrazo!

Mercy Medical Angel: Hola! A mí también me alegra leerte después de todo este tiempo, ya sabes, la vida adulta consume mucha energía. Con el tema de la historia creo que eres la única que ha captado la importancia del padre de Leon en la historia, no te voy a hacer ningún spoiler pero tu percepción es muy cercana a algo que posiblemente suceda en la historia. Disfruta mucho la actualización de hoy.

josmardata36: Hey! Muchas gracias por seguir aquí a pesar de la demora, y espero que disfrutes el episodio de hoy. Agradezco muchísimo la lealtad para con el fic y prometo no decepcionarlos, el desenlace está a la vuelta de la esquina y nuestra pareja favorita y sus familiares tendrán lo que se merecen; bueno o malo. Nos estamos leyendo.

clausguna: Mil gracias por seguir aquí y por tenerme paciencia, ya sabes, la vida adulta consume demasiado tiempo. El cleon es lo más dulce y hermoso del mundo y nuestra parejita merece ser feliz, aunque creo que Stacy y Jules no piensan como nosotras, ya veremos qué harán para tratar de impedirlo. Nos estamos leyendo.

manu: Hola! Agradezco muchísimo tu preocupación y tu paciencia para con la actualización, gracias a Dios estoy a salvo en esta pandemia horrible y aquí seguimos, pero ahorita hablamos de todo lo que me comentaste. Respecto de Village, que te digo, no me entusiasma demasiado, y menos después de lo que logré ver de los trailers y las filtraciones, no fui fan de RE7 y esta historia no me ha terminado de atrapar, aunque al parecer también será para las consolas actuales y no sólo para las de nueva generación. Fíjate que no había visto la posibilidad de Resident Evil 3 como lo planteaste y está bastante interesante, que surgiera una parte complementaria de Brad Vickers luchando contra el gusano y de allí se vaya a la Comisaría es un planteamiento bastante interesante, ya que creo que no se le ha hecho la justicia suficiente al personaje y que CAPCOM incluyera un DLC con esa posibilidad, sería fenomenal. De mis ships, qué te digo, estoy clavadísima con el Cleon y el Jillveira, más con este último porque adoré a Carlos en el Remake, me conquistó casi tanto como a Jiil. Del fandom de Street Fighter conozco bastante la franquicia, de hecho fue mi primer fandom en FF, pero estoy bastante desactualizada, creo que cuando tenga tiempo, me pondré al día. Disfruta mucho la actualización.


ACCIDENTALLY IN LAW 24

Por Light of Moon.


CAPÍTULO 24: TELARAÑA.

Después de unos días más en Italia, la familia Kennedy volvió a Canadá para celebrar las festividades de año nuevo donde todo se llevó a cabo con relativa normalidad, exceptuando que la celebración había sido inusualmente sencilla e íntima en comparación con las festividades llenas de pompa, bombo y tarolas con las que siempre solían celebrar una de las familias más ricas y prestigiosas de Vancouver. La justificación era que todos los Kennedy estaban un poco cansados de los viajes y celebraciones de los últimos meses, situación que agradó a Claire en demasía, ya que pudo pasar un brindis tranquilo al lado de su marido, sin ninguna presión de cámaras y gente que los observará con lupa. Días después y luego de las vacaciones propias de los festejos decembrinos y de año nuevo, poco a poco todos se fueron reincorporando a sus actividades laborales, y eso incluía al Presidente de la prestigiosa compañía Chámbery Inc.

Con mucho cuidado, la pelirroja anudaba la corbata de su esposo mientras él la abrazaba tiernamente por la cintura.

—Aún estoy dudando si debería o no presentarme hoy a la oficina. —Mencionó el rubio esbozando una sonrisa de medio lado.

—Debes ir, el jefe siempre debe presentarse a trabajar. —Le respondió ella colocando ambas manos detrás de la nuca de su cónyuge.

—¿De qué sirve ser mi propio jefe si no puedo faltar al trabajo cuando yo quiera?

—Nadie dijo que sería fácil, mi amor.

Se besaron de manera inocente al principio pero poco a poco el beso se fue haciendo más profundo, hasta que las manos de Leon se encontraron con las caderas de su mujer y de un tirón la acercó a él de manera invasiva. Claire sabía perfectamente lo que sucedería después, y aunque siempre le entusiasmaba la idea de ir a la cama con su compañero, sabía que no era el momento.

—Se hace tarde para ir al trabajo. —Dijo entre jadeos la chica de cabellos de hoguera.

Muy a regañadientes, Leon se separó de ella y suspiró. Al parecer nunca tendría suficiente de su esposa.

—Esto no se va a quedar así, en la noche pagarás lo que me debes, señora Kennedy. —Advirtió en tono de amenaza.

—Te estaré esperando. —Contestó con una sonrisa coqueta.

Se despidió con un beso rápido en los labios y antes de salir de la habitación que compartía con Claire se detuvo en la entrada para recordarle a su esposa un recado importante:

—Por cierto, no olvides enviarme la información de las casas que te gustaron, para comunicarme cuanto antes con las agencias inmobiliarias.

—Ten por seguro que no lo olvidaré.

—Y no escatimes, cariño.

—No pensaba hacerlo, quiero sacar todo el provecho de haberme casado con un hombre rico. —Contestó entre risas bromeando con su marido.

El rubio sonrió ante el comentario y posteriormente se marchó. Claire Redfield mantenía encendida su laptop y tenía ya varias opciones de casas en la ciudad de California en Estados Unidos de Norteamérica, que era el lugar en donde iban a residir una vez que estuviera terminado el plazo en que Leon terminara su periodo como Presidente en la Compañía de su familia.

La menor de los Redfield estaba realmente emocionada, le hacía mucha ilusión planear su nueva vida al lado de su esposo, donde poco a poco comenzaban a construir lo que sería su familia. Y el primer paso, era escoger una casa; su nuevo hogar.

Se encontraba mirando un par de viviendas de estilo campestre cuando de repente, alguien tocó a la puerta de su habitación y se levantó rápidamente a abrir. Imaginó que seguramente Leon dejó algún objeto olvidado en la habitación cuando de repente, se dio cuenta que se trataba de otra persona.

—¿Joey?

—¿Puedo pasar?

Sin duda, no se esperaba para nada la visita del segundo hijo de los Kennedy, sin embargo, algo importante debía ser para que su cuñado viniera buscarla hasta su alcoba.

Sin decir nada la pelirroja se hizo a un lado y el abogado entró en el aposento, observó la laptop encendida en la pequeña mesita de centro en la sala de la recámara y miró que la motociclista estaba visitando una página inmobiliaria.

Iba a preguntar algo, cuando ella lo interrumpió.

—¿Qué pasa, Joey?

Él suspiró y se le quedó mirando como rogando su benevolencia.

—Sólo quiero que hablemos, Claire.

—¿Sobre qué? —Le cuestionó cruzándose de brazos.

—Sobre nosotros. Sé que estás enfadada conmigo y tienes toda la razón en estarlo. La última vez que estuvimos hablando no fui muy amable.

La pelirroja se encogió de hombros, no deseaba recordar la ocasión en que discutió con el abogado en los elevadores de la empresa.

—No creo que haya mucho que hablar. —dio unos pasos alrededor de la alfombra y continuó: —Dijiste que mi matrimonio con tu hermano era una farsa, y claramente hiciste alusión a que no pretendías seguir siendo mi amigo. Y estando así las cosas, prefiero que permanezcamos marcando nuestra distancia.

—Claire, perdón. —se disculpó con arrepentimiento visible en los ojos y moviendo ambas manos. —Me porté como un idiota y no me justifico, pero debes creerme que no estaba pasando por un buen día.

Ella lo miró de reojo y enarcó una ceja, prestando su total atención a la explicación del castaño.

—Sé que ni tú ni nadie tienen la culpa de mis problemas personales, y me disculpo por ello. Fui un imbécil y no debí haberte hablado así. Por eso, estoy aquí para pedirte que seamos amigos de nuevo y que vuelvas a confiar en mí, sólo eso quiero. Sé que tú y Leon son un matrimonio feliz, todos nos hemos dado cuenta de eso, y yo… Yo lo respeto.

Estas últimas palabras quemaban el corazón del joven Kennedy. Si bien era cierto que estaba muy interesado en recuperar la amistad y confianza de Claire para poder ayudarla de las intrigas de su hermana y Stacy, también era totalmente cierto que ya no tenía ninguna duda del matrimonio que ella y su hermano sostenían. Todos eran testigos de que ellos dos se amaban y por más que le doliera, iba a ser un buen perdedor y no iba a meterse en medio del matrimonio de su consanguíneo. Y tampoco iba a permitir que nadie opacara la felicidad de la mujer de quien se había enamorado.

Por su parte, la Redfield miró la sinceridad en los ojos verdes de Joey. Desde que llegó a Canadá, él había sido el único —además de su suegro. — que se había portado bien con ella de manera desinteresada, y siempre le había brindado una mano amiga cuando la necesitó. Quizás se estaba portando muy dura con él.

Dio un suspiro hondo.

—¿Cómo sé que puedo confiar de nuevo en ti, Joey?

—Sólo dame una oportunidad y te lo demostraré.

Se encogió de hombros y deliberó:

—Está bien. Tú ganas.

El menor esbozó una sonrisa y estiró su mano derecha.

—Entonces, ¿amigos de nuevo?

—Amigos. —Contestó devolviendo el gesto y estrechando su mano en un apretón amistoso.

Mientras tanto, en los pasillos de la residencia Kennedy, yacía Stacy Watson buscando a la matriarca de la familia cuando de repente vio algo que captó su interés; era nada más y nada menos que David Joseph Kennedy, saliendo de la habitación del matrimonio Kennedy Redfield, en donde a los dos se les veía charlando muy felices en la entrada del aposento.

En cuanto se percató de ello, la mujer se escondió detrás de uno de los pilares que adornaban la estancia y se marchó de allí inmediatamente para llegar cuanto antes a la empresa donde laboraban.

"Lo que acabo de ver es sumamente valioso, pero debo asegurarme de llegar allí antes que Joey."


El olor a café recién hecho inundaba todo el lugar de su agradable aroma. A pesar de la gélida temperatura de afuera, el lugar era cálido y la oficina en general acogedora, incluso para trabajar en tales condiciones climáticas. Definitivamente, ese lugar era especial, por algo Richard Kennedy y el abuelo David pasaban tanto tiempo allí.

Continuaba revisando los informes de las ventas para San Valentín cuando de repente la puerta de la entrada se abrió y alguien ingresó a su despacho.

El rubio levantó la vista y saludó al reconocer la figura de su padre.

—Papá, ¡qué sorpresa! ¿Qué te trae por aquí? —Exclamó mientras el mayor se sentaba en la silla frente a su escritorio.

—Estaba cerca y quise saludar, hijo. —Manifestó el padre que miraba con añoranza su antigua oficina. —No hemos hablado en un tiempo y quería venir a ver cómo van las cosas.

Leon estiró el brazo y entregó en un folder los documentos que contenían el proyecto de ventas del mes que estaba revisando y que su padre al verlos, los rechazó con un ademán.

—No te estaba preguntando por las ventas, Leon. Venía a saber de tí y de tu vida. Te noto más feliz. —Explicó con una sonrisa al notar el evidente buen humor de su hijo.

Al escuchar esto, el ex policía relajó la postura y suspiró.

—Estoy feliz, papá. —Concedió cruzándose de brazos y agregó: —Estoy enamorado y correspondido. No puedo pedir más.

Richard sonrió de oreja a oreja al mirar la felicidad sincera en el rostro de su hijo.

—¿Entonces tenía razón?

—Totalmente. —Concedió el menor.

El patriarca de los Kennedy soltó una risotada. Hoy estaba de mejor humor que antes.

—Lo sabía hijo, siempre lo supe. Y me alegra de corazón que hayas encontrado el amor en tu compañera.

—Nunca antes había estado tan contento, papá. Me siento próspero, ilusionado, tenemos tantos planes...—Expresó con emotividad. —La amo.

—Me lo imagino, —cruzó una pierna y enseguida su semblante se volvió más serio. —Estando así las cosas, ¿Qué es lo que sigue para ti y para Claire? No falta mucho para que se cumpla el plazo que habíamos fijado en un inicio.

—Planeo establecerme con mi mujer, comprar una casa e iniciar una nueva vida juntos en California. Cambiaré los estatutos de la Compañía para que al presentar mi carta de renuncia, Jules tome el cargo de Presidente. Obviamente el plan del divorcio queda anulado y por eso quiero deshacer cuanto antes el convenio prenupcial que firmé con Claire. No puedo esperar a iniciar mi vida junto a ella. —Explicó entusiasmado.

—Me parece muy bien que ya tengas definido el rumbo que tomarás en tu vida, hijo. Y qué mejor que al lado de la mujer que amas. —Mencionó el hombre mayor cruzándose de brazos. —Sin embargo, me gustaría contarte de otra posibilidad que no estás contemplando, pero que me gustaría que consideraras.

Al escucharlo, el ex agente de gobierno, se recargó sobre la pared y puso toda su atención:

—Hijo, si esta vida tranquila, común y corriente que nunca te permitiste vivir cuando te dedicabas a salvar al mundo te ha gustado lo suficiente, considera que para mí sería un gusto que la conservaras.

—¿A qué te refieres, papá?

—Si tú y Claire están pensando en el retiro de sus agitadas vidas, quiero que sepan que pueden quedarse el tiempo que quieran en Canadá, tú como Presidente de la Compañía al lado de tu esposa y la familia. Podrían establecerse de manera definitiva en Vancouver e iniciar aquí su nueva familia.

Normalmente y en otras circunstancias, Leon habría rechazado tajantemente la oferta, no obstante, las cosas habían cambiado mucho en los últimos meses. Por primera vez en su vida estaba felizmente enamorado y correspondido, deseaba seguir casado con Claire Redfield y anhelaba más que nada en el mundo tener un hogar y una familia a su lado. Ese era su deseo más profundo, lo que más ambicionaba. Si bien es cierto, que antes su profesión y la seguridad de las personas eran su prioridad, ahora todo aquello había cambiado; ahora su prioridad tenía nombre y cabellera pelirroja. Entonces no pudo evitar la tentación de imaginarse a sí mismo dentro de una realidad alterna a la que conocía; se imaginó llegando a casa después de un cansado día de oficina, con un par de niños que lo llamaran "papá" esperándolo en el porche mientras su esposa lo miraba enamorada, anhelando sus labios. Se lo imaginó todo, totalmente ajenos y lejos de las pesadillas del bioterrorismo, viviendo el sueño que un día rechazó.

No podía negar que el canto de las sirenas que se le presentaba era tentador, sin embargo, era una decisión que de llegar a tomarla, no lo haría a solas, lo consultaría previamente con Claire.

El policía de antaño iba a responder cuando de repente tocaron la puerta dos veces y enseguida esta se abrió.

—Oh, buenos días. Perdón, no sabía que estaban ocupados.

—Stacy, qué gusto verte. —Saludó el mayor de los Kennedy al notar la presencia de la hija de los Watson. —No te preocupes, yo ya me iba. Nos vemos más tarde hijo. —Terminó despidiéndose de ambos con un ademán, dejando a solas a su hijo y a Stacy.

—¿Qué pasa, Stacy? —Preguntó el Presidente de la compañía mientras se sentaba en su enorme silla de cuero.

—Tengo unas dudas respecto a los contratos de publicidad y sobre los del servicio de coctelería para la presentación de los productos de San Valentín, y quería consultarlas contigo. —Comentó con seguridad, sonando bastante convincente.

—Creo que te estás equivocando. —Respondió casi en automático el rubio. —Los asuntos relativos a los contratos de prestación de servicios se consultan en el área jurídica, no en la de Presidencia. En pocas palabras, esos asuntos tienes que tratarlos con Joey.

—Sí, lo sé, pero Joey no ha llegado a la Compañía y no sé si vaya a demorar.

—¿Joey no ha llegado a la Compañía?

—No, fui a ver a tu madre en la mañana y Joey aún no salía de casa. De hecho, probablemente vaya a tardar porque lo vi charlando muy ameno con Claire. —Comentó con cierta indiferencia.

Esto último, llamó la atención del interpelado.

—¿Con Claire?

—Sí, y supongo que el asunto era confidencial porque entraron a hablar en la habitación de ella… Perdón, quiero decir, de ustedes. —Expresó con veneno, fingiendo indiferencia.

¿Claire y Joey se habían quedado hablando a solas en su habitación? Esto no le gustaba nada.

—Pero descuida, si estás ocupado, más tarde lo discuto directamente con tu hermano.

—No hace falta, yo te ayudaré. —Dijo con determinación, tratando de disimular delante de Stacy la molestia que le provocaban sus comentarios.

Ella por su parte, sonrió con malicia. No conocía a Leon de un día y sabía perfectamente que aunque el agente de gobierno en retiro supiera mantener perfectamente a raya sus emociones, este incidente iba a permanecer dando vueltas en su cabeza el resto del día. Y así fue.

Él nunca había sido un hombre celoso o inseguro, sin embargo, desde que llegaron a Canadá notaba que algo raro estaba pasando; sabía perfectamente que Joey era un mujeriego, pero también estaba consciente de que su hermano no llegaría al punto de fijarse en su esposa. "No, Joey no sería capaz", se decía mentalmente de manera frenética, pero tampoco era tonto, sabía perfectamente que entre Claire y su hermano había existido química desde un principio, química que en un momento llegó a envidiar, además de que ya había notado ciertos comportamientos extraños entre el litigante y su mujer. Y ahora Stacy había llegado a calentarle la cabeza; su ex era una chica caprichosa que no descansaba hasta salirse con la suya e indudablemente lo logró, le había fastidiado el día, pero no iba a caer en su juego, seguramente todo tendría una explicación, sí, eso era, había una explicación lógica y sensata. Iba a hablar con Claire como dos personas civilizadas, y seguramente ella le contaría todo, no sería capaz de ocultarle nada.

Aún faltaban un par de horas para volver a casa, pero sentía que si no saciaba su curiosidad no iba a poder concentrarse en el trabajo, así que optó por irse a casa un par de horas antes, después de todo, él era el jefe.

Tomó su maletín y se fue directo al elevador en donde justamente ahí estaba su hermano que también iba a salir de la empresa.

—¿A dónde vas? —Preguntó al encontrarse con el castaño.

—Voy al despacho de los abogados de la compañía de coctelería y servicio de banquetes para nuestro próximo evento, vamos a negociar sobre el contrato de prestación de servicios. ¿Y tú? —Respondió de manera distraída el abogado de la familia.

—Me voy a casa. Quiero ver a Claire. —Soltó con veneno, esperando ver con discreción la reacción de Joey.

—Me parece bien, hermano.

Hubo un silencio incómodo, mientras las compuertas del elevador se cerraban y este se movía hasta la planta baja.

—Supe que viste a mi esposa en la mañana, ¿de qué hablaban? —Soltó sin más y con voz serena el ex policía.

La pregunta desconcertó al castaño, no había manera de que Leon se hubiese enterado de la charla que había tenido con Claire esta mañana, así que muy seguramente alguien los había visto y había ido a contarle a su hermano. Y estaba seguro que ese alguien, era Stacy Watson.

Estando así las cosas, optó por el camino de la honestidad. De cualquier forma, ni él ni Claire tenían algo por lo que debieran avergonzarse.

—Hablé con Claire para disculparme con ella.

Leon enarcó una ceja.

—En una ocasión me porté muy grosero con ella por una tontería y no había tenido oportunidad de disculparme. Es todo. —Terminó encogiéndose de hombros.

El agente en retiro escuchó el relato dicho por su hermano sin decir palabra y salió del elevador, dejando a David Joseph totalmente desconcertado por su inusual comportamiento.

Pero el abogado Kennedy no era un hombre que le gustara dejar las cosas a medias. Y sin duda, este detalle no lo iba a dejar pasar.


En cuanto llegó a su habitación botó en la ropa sucia las zapatillas, la blusa tipo polo, la falda de tablones y el sombrero para ponerse su ropa cómoda. Hoy su suegra la había invitado—obligado—, a asistir a un torneo en el club de golf, en el cual se sentía supremamente aburrida, ya que además de que era un deporte que no le interesaba demasiado, entendía muy poco de las reglas de dicha disciplina lo cual complicaba bastante las cosas. A pesar de que Meryl le había asignado un caddie para que la instruyera en la materia le resultaba más entretenido manejar el carrito de golf que el juego en sí mismo.

"Al menos ya terminó" pensó para sí, dando gracias al Creador que esa tarde en el club en compañía de su suegra y amistades había transcurrido sin ningún incidente que empeorara la tensa relación con la madre de su marido.

Terminaba de ponerse los pantalones de chandal y una playera holgada cuando escuchó que la puerta principal se abrió y miró la figura de su esposo atravesar el umbral.

Su rostro se iluminó en cuanto Leon se acercó a ella y lo saludó con un beso en los labios.

—Cielo, llegaste antes. —Dijo mientras se colgaba de su cuello y él la abrazaba por la cintura.

—Ya te extrañaba.

No sabía cómo romper el hielo. Quería hablar con Claire pero no sabía cómo abordarla sin que sonara como un paranoico.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —Cuestionó con un tono de voz calmado.

—Claro. —Contestó en automático sin despegarse de su abrazo.

Dudó unos segundos, como si estuviera eligiendo cuidadosamente cada palabra de lo que iba a decir:

—Claire… ¿Viste a Joey esta mañana?

La pregunta la sacó de balance, ¿cómo es que Leon se había enterado de la charla que había tenido con su cuñado?

—¿Cómo lo supiste?

—No has respondido mi pregunta. Primero tú. —Insistió.

Si Leon estaba haciendo estas preguntas, es porque tenía la certeza de que alguien los había visto.

—Sí, sí lo hice. —Aceptó con desconcierto.

—¿Y de qué hablaron?

No quería mentirle pero no estaba segura de que él rubio fuera a tomar a bien lo que realmente había hablado con su hermano.

—De nada importante.

En definitiva, no le estaban gustando las evasivas de su esposa, pero aún no era momento de ponerse a la defensiva.

—Cuéntame. Para mí todo lo que tenga que ver contigo es importante.

Se mordió los labios. Esta insistencia no era normal.

—Le conté a Joey que estábamos interesados en comprar una casa de descanso en California y estaba dándome los datos de algunas inmobiliarias en Estados Unidos. —Mintió para salir rápido del problema.

Esta respuesta no convenció al agente en retiro y poco a poco se estaba cabreando, sin embargo, podía disimularlo bien.

—¿Ah, sí? Muéstrame los datos, me gustaría contactarlos.

La ojiazul bajó la mirada, no tenía duda de que Leon ya había descubierto su mentira.

—¿Por qué me mientes? —Preguntó sin rodeos. —¿Acaso es tan difícil contarme que Joey vino aquí a pedirte disculpas? ¿O acaso hay algo que yo no sepa, Claire?

Su teoría estaba más que confirmada; Leon estaba enterado de todo, y no tenía duda de que alguien le había contado con lujo de detalle que los habían visto juntos.

—No hay nada que no sepas, Leon. —Contestó cruzándose de brazos. —Es sólo que no quería que malinterpretaras la situación.

—¿Malinterpretar qué? ¿Acaso no habíamos quedado en tenernos confianza? —Expresó comenzando a sentirse ofendido.

—Malinterpretar esto; Joey vino a pedirme disculpas por haberse portado mal conmigo la otra vez en la compañía. —Explicó con incomodidad.

—¿Qué fue lo que te hizo para que venga hasta aquí a pedirte disculpas?

Esa última pregunta no sonó amable como pretendía. Sonó a reclamo que obviamente la pelirroja no tomó a bien.

—Leon, ¿Qué es lo que te pasa? ¿Por qué este interrogatorio? Porque todo esto me está haciendo pensar que estás celoso de tu hermano.

Justo en el blanco. Estaba celoso y molesto porque comenzaba a pensar mal a causa de tanto misterio y complicidad para con su consanguíneo, pero no quería perder los estribos. Se pasó una mano por el cabello en señal de frustración.

—Sólo quiero saber por qué me estás mintiendo. —Exigió sin levantar la voz.

—Ya te explique porqué no quise contarte la verdad, pero ahora soy yo la que quiero saber; ¿quién te contó que hoy en la mañana hablé con Joey? Porque si fue alguien del servicio doméstico, llamamos a todos inmediatamente y seré yo quien les cuestione por haberte llenado la cabeza de quién sabe qué ideas.

Ahora Claire comenzaba a enfadarse, pero ya no había vuelta a atrás, en este punto, la tozuda Redfield no iba a dejar por la paz este asunto.

—Joey me lo contó.

—Perfecto. —Tomó su celular de la cama y lo desbloqueo para comenzar a hurgar en los contactos. —Ahora mismo voy a llamarlo y vamos a hablar los tres.

Leon la detuvo antes de que hubiera más gente involucrada en este problema de pareja.

—Joey me contó lo que hablaron, pero fue Stacy la que me dijo que los vio juntos. —Confesó.

Ahora todo cobraba sentido; por supuesto, tenía que ser esa bruja la responsable de esta intriga. Muy bien, ya estaba cabreada.

—¡Claro! Debí imaginarlo, no era muy difícil suponer que la única que busca meterme en problemas cada que puede, iba a estar detrás de todo esto. —Dedujo con enfado, sintiendo como el apellido Redfield se le subía a la cabeza.

—Stacy me lo contó porque esta mañana no encontrábamos a Joey en la Compañía y me dijo que lo había visto contigo. —Contestó.

—Y por supuesto, no podía perder la ocasión de intrigar contra mí y vaya que se está saliendo con la suya tu querida ex noviecita. —Reclamó furica.

—Por favor, Claire. Hablas como si entre Stacy y yo existiera algo más que una relación laboral. —Expresó negando con la cabeza.

—Tu también hablas como si entre Joey y yo hubiera algo más, cuando sabes perfectamente que la intrigante de tu "amiguita" —mencionó la última palabra con énfasis negativo —desde que llegué sólo ha buscado perjudicarme y meter cizaña en nuestra relación. Pero parece que es más fácil creerle a ella, que creerme a mí que soy tu esposa.

Maldición, la había embarrado en grande. En el fondo, sabía que esto era lo que Stacy buscaba, y aunque no quería caer en la trampa, los celos le ganaron la partida.

—Yo jamás he dicho eso.

—Pues no hace falta que lo digas, tus actos hablan por ti.

Diciendo esto, la activista dio media vuelta y salió de la habitación rumbo al jardín, si se quedaba en la misma habitación que Leon en ese momento que estaba tan iracunda más cosas iban a ponerse peor.

—Soy un imbécil… —Murmuró el ex policía cuando se encontró solo, porque sucedió justo lo que quería evitar y lo que Stacy buscaba desde un inicio; provocar un problema con su esposa gracias a su telaraña de intrigas en donde había caído, presa de sus propios celos y juicios equivocados.


Terminó su reunión lo más rápido que pudo y volvió a la empresa cuanto antes. Tenía que encontrar a Stacy antes de que se marchara.

Caminó directamente hacia la oficina de la hija de los Watson y entró sin tocar primero.

—¿Te mataría tocar primero antes de entrar así a una oficina? —Preguntó desde su escritorio al mirar a Joey Kennedy frente a ella.

—No tengo tiempo de formalidades. —Respondió de manera hosca. —Quiero saber qué rayos le dijiste a Leon sobre Claire sobre mí.

Ella enarcó una ceja en señal de desafío

—¿Yo? ¿Acaso crees que me importa tu vida o mejor aún, que me interesa la vida de la camionera? —Replicó altiva.

—Sé perfectamente que no te interesa nadie que no seas tú misma, pero también sé perfectamente que sí te interesa dañar el matrimonio de Leon y de Claire. —Afirmó.

—Estás alucinando.

—Conmigo no tienes que hacerte la inocente.

La castaña se puso de pie y se apoyó sobre el escritorio.

—Y si así fuera, ¿a tí qué te importa?

—Me importa y mucho.

—Dudo que te importe por Leon. —Sonrió de manera burlona.

—Deja de meterme en tus intrigas y deja en paz a mi hermano y a su esposa.

—Empieza por ti, aceptando que Claire es la esposa de tu hermano, querido. —Terminó acercándose de manera invasiva a su rostro, a sólo centímetros de sus labios.

Joey apretó los puños, esta mujer no iba a parar de hacer daño.

—Bien, disfrútalo mientras puedas, porque no pienso quedarme de brazos cruzados. No voy a permitir que sigas intrigando. —Sentenció dándose media vuelta y marchándose tan rápido como había llegado dejando nuevamente a solas a la hija de los Watson.

—Ya lo veremos, Joey Kennedy… Si te gusta jugar, yo te voy a enseñar.

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