Una segunda oportunidad.

Los sonidos de varios pasos resuenan en la distancia, y un escalofrío recorre mi cuerpo. Siento una extraña mezcla de alivio y temor, preguntándome si los pasos que oigo pertenecen a amigos o enemigos. No siento dolor alguno, así que debo estar muerto.

Escucho voces que poco a poco se empiezan a hacer claras hasta que.

—¡Oye! ¿Estas bien?

Una mano comienza a sacudirme con fuerza, sacándome de mi letargo. Abro mis ojos lentamente, sin saber lo que esperar. De repente, una luz deslumbrante me ciega por completo, dejándome temporalmente aturdido.

Cuando mi vista vuelve a enfocar, me doy cuenta de que hay un hombre parado frente a mí, vestido con una armadura. El hombre no llevaba casco, lo que me permitía ver su rostro, que estaba lleno de preocupación y ansiedad.

—¿Estas bien? —el hombre me mira preocupado; su rostro similar a un rostro europeo, como un francés. Me hace pensar que estoy imaginando cosas.

Mi mente empieza a correr tratando de entender lo que estaba sucediendo. ¿Cómo había llegado allí? ¿Quién era ese hombre? ¿Era un amigo o un enemigo?

—Debo estar en el limbo —suspiro al aire.

Mientras miro a mi alrededor, empiezo a darme cuenta de que este lugar no es como el mundo que conozco. Giro mi cabeza desesperado, viendo que me encuentro en alguna especie de plaza. Las edificaciones, la vestimenta y las criaturas que veo son completamente desconocidas para mí. Me siento desorientado, como si hubiera sido arrojado a un universo paralelo.

El hombre de la armadura me mira con preocupación y me pregunta si estoy bien. Trato de hablar, pero mi voz apenas sale en un susurro. Mi mente está en blanco, intentando procesar lo que está sucediendo.

De repente, un pensamiento se me ocurre: ¿esto es real o estoy en un sueño? La idea me hace sentir aún más confundido y asustado.

«¿Estoy en el infierno?»

Camino recorriendo diferentes lugares, tratando de pensar bien toda la situación. Por algún motivo esto me recuerda a algo, pero no logro sacarlo de mi cabeza; No sé si morí, no sé si esto es un sueño, pero puedo sentir dolor.

También… La herida en mi hombro no está.

Definitivamente me acaba de pasar algo inaudito.

Mientras camino, veo que la gente viste harapos, prácticamente no era ropa de calidad, eso lo podía ver a simple vista. Pero, ver hombres perro, gato, ver dragones.

Su apariencia, a diferencia de lo que uno pensaría era grotesca. Nada como las series e incluso renders. Definitivamente su apariencia da bastante temor, se siente extraño.

Miro a mi alrededor sin comprender aún, había un lugar con carteles así que me acerco. Ya sé que puedo entender sus palabras por algún motivo, pero no sé si puedo leer. Cuando llego hacía los carteles veo un montón de símbolos indescifrables.

Se que no estoy en mi mundo, después de todo este tipo de seres no pueden existir.

No sé qué sea de aquí, pero no debo tomar esto a la ligera. Si voy caminando estúpidamente terminare con peores problemas así que debo pensar.

Contengo mi nerviosismo, la situación no es tan mala, si de verdad fui a otro mundo significa que estoy vivo, que logré escapar de mi destino y ahora tengo uno nuevo, lleno de esperanza.

«Quizás pueda ser feliz aquí.» Pienso inocentemente. No quiero mostrar mucho, pero de seguro puedo subsistir aquí, tengo bastantes conocimientos y también… .

Saco de mi bolsillo mi celular, miro que este está cargado, pero no muestra señal alguna, intento usar una aplicación de mapa, pero esta me muestra error.

Puedo usar todo a mi disposición para hacerme rico, incluso conseguir una posición prestigiosa y tener todas las libertades que quiera. Mis posibilidades son infinitas en este momento.

En ese instante soy sorprendido por un hombre de cabello verde, un adulto grande y fornido que me miraba con seriedad.

El hombre de cabello verde se inclina hacia mí con una mirada fuerte y penetrante. Siento su presencia imponente y puedo ver sus músculos tensos bajo la piel, como si estuviera siempre alerta. Trago saliva y me preparo para lo que pueda venir.

—Tú, chico. ¿Quieres una manzane? —el hombre me mira directo a los ojos mientras extiende su mano mostrándome una manzana.

¿Manzane? Pensé en mi interior, ese nombre me es familiar, incluso el hombre que tengo en frente me es familiar, como si ya supiese sobre él.

—Disculpa. ¿En dónde estamos? —miro al hombre mientras mis manos temblaban.

Si mis recuerdos no me engañan entonces… .

—¿Eh? ¿Acaso te hiciste daño? Esta es la capital de Lugunica, ahora, ¿Quieres una manzane, o me estás haciendo perder el tiempo? —Ese hombre agita su mano, señalándome la manzana.

No, no ,no ,no. Esto no es real.

Me alejo corriendo de este hombre, tratando de huir de mi destino. Lugunica, manzane, esto solo puede venir de ese lugar. Lo recuerdo bien porque es de las únicas cosas que leo.

Esto es la misma novela que leí, sí, estoy en una historia.

—Tiene que ser una broma —dije al aire desesperado.

Me refugio en un callejón, buscando un momento de paz y tranquilidad para asimilar lo que está sucediendo. Sin embargo, la realidad me golpea de lleno y el miedo empieza a invadirme. ¿Cómo podré sobrevivir en este mundo? ¿Cómo voy a hacer algo si no tengo ningún poder?

De todo lo que podía suceder, de todas las situaciones caigo en este mundo, un mundo donde todo es más fuerte que tú. Tengo entrenamiento militar, después de todo mi universidad fue una militar así que tengo entrenamiento, pero de que sirve entrenar si soy de todas formas débil.

Se que necesito un plan si quiero sobrevivir en este mundo. No puedo simplemente confiar en mi entrenamiento militar. Me pregunto si hay otros que, como yo, que han caído en este mundo.

Si esto es "Re:zero", tendré que tomar las precauciones adecuadas.

Ensimismado en mis pensamientos, intento crear un plan adecuado para seguir adelante. Si de verdad estoy vivo o no, es irrelevante con respecto a lo que estoy viendo y sintiendo.

Esta es mi realidad ahora.

Mi tren de pensamiento se ve interrumpido por una voz chillona y desagradable.

—¡Hermanito!, deja de pensar tanto y empieza a soltar tus cosas.

A mi vista se asoman un grupo de personas que recuerdo claramente, un enano, un chico delgado y un hombre fornido. El trio de ladrones cliché, mi realidad.

Miro a los tres sin reaccionar, todavía no puedo pensar claramente.

—¿Nos está ignorando? —pregunta el hombre delgado, mostrando una cara molesta mientras se acerca a mí.

El hombre frente a mí no luce saludable. Su clavícula se destaca claramente, su rostro alargado y su piercing llama mi atención. Este me muestra su lengua, evidenciando su arrogancia.

A su lado derecho se encuentra un hombre corpulento, alto y con una expresión aterradora que aprieta los puños con fuerza. Y finalmente, el chico con ojos inhumanamente grandes y un peinado tipo hongo que se asemeja a un pequeño enano de fantasía.

No puedo creer que esté sucediendo, pero la única opción que tengo es creer. "Una segunda oportunidad en un mundo infernal", el hecho de que estén aquí confirma mi sospecha de que estoy dentro de una historia.

Aunque quiera tomar un camino seguro, si no llego a un destino, me sucederá lo mismo que a Subaru en la historia alterna, y si tengo que volver al inicio después de una vida... solo el pensarlo me provoca escalofríos.

—No tengo ningún problema con darles lo que quieran, solo no me hagan dañó —alzo mis manos rindiéndome ante los hombres.

Ellos sonríen, satisfechos por mi respuestas se acercan sin temor alguno, el pequeño me empieza a requisar los pantalones mientras que el grande me sostiene.

El pequeño saca de mi bolsillo mi celular. Este mira con cautela mi celular y los otros dos se distraen por un breve tiempo.

—Chico… ¿Qué es esto? —el grandulón me mira enojado, como si el hecho de no conocer algo le sacase desquicio.

Hago una gran sonrisa y digo:

—Ese es un metía, ¡Si! Un metía muy caro —señalo al celular, haciendo que sus miradas se posen en él—. Si presionas el botón en su lateral se enciente, solo hazlo con cuidado.

Los tres se miran a los ojos, dudando de si hacerlo o no. Después de todo los metías pueden ser algo peligroso. El pequeño parece no querer dudar más y lo presiona. La pantalla se enciente y los tres se quedan atrapados en mi fondo de pantalla.

—¡Ahora viene lo bueno! —me lanzo hacia el grandulón y tomo un gran impulso para dar un gancho directo a su mandíbula. El golpe resuena con fuerza y mi puño se conecta con precisión.

El hombre retrocede, sorprendido por el impacto, y cae al suelo. Un golpe en la mandíbula puede hacer que el cerebro se mueva bruscamente y choque contra el cráneo, lo que posiblemente le ha dejado inconsciente. El hombre cae boca arriba y levanta una nube de polvo del suelo.

—¡Qué diablos! ¡Oye! —el chiquillo grita al grandulón, este no es capaz de reaccionar cuando ya estoy acercándome a él.

Justo cuando estoy por patearlo el hombre delgado intenta taclearme, cuando este se aproxima retrocedo, haciendo que su tacleo falle y este caiga al suelo.

—¡Dame el metía! —amenazo al chiquillo, este me mira con temor, sus piernas temblaban, pero en un instante su mirada de temor cambio a una de alegría.

—¡Eso dolió! —el grandulón me da un puñetazo en mi espalda, el golpe es tan fuerte que me hace rodar por el suelo.

Un dolor punzante recorre mi espalda. El golpe fue demasiado fuerte. Me levanto a duras penas. Pensando sobre que tengo que hacer ahora.

—¡Parece que quieres una paliza! —exclama el chico mediano, sacando de su cintura dos cuchillas y lamiéndolas arrogantemente.

Los tres hombres me miran furiosos mientras yo apenas logro ponerme de pie. Siento un calambre recorriendo todo mi cuerpo tras ese golpe en la columna. Aunque había logrado derribar al grandulón, nada sirve si se levanta tan rápido.

Ese golpe que le di debió dejarlo fuera de combate por un tiempo. No importa quien sea mientras no sea un peleador profesional estaría fuera de combate por más de diez minutos.

Ahora solo me queda una opción.

—¿Acaso no saben quién soy yo? —los miro con arrogancia, intentando enderezar mi columna y señalarlos—. Yo soy alguien importante, ustedes mugres ladrones no se pueden meter con alguien como yo.

Con toda la confianza del mundo los miro, esperando sus reacciones. Ellos se miran a los ojos por unos segundos, pero entonces:

—¡JAJAJAJAJA! —gritan en carcajadas los tres al unisonó, pateando el suelo y riendo a todo pulmón.

Al ver su reacción, rápidamente desprendí mi chaqueta. Puedo huir en este momento si quiero, pero perder mi teléfono y evitar este evento podría tener un gran impacto en el futuro. Necesito al menos asegurarme de conocer a Emilia para cambiar por completo este mundo, aunque eso signifique enfrentarme a la Bruja de la Envidia.

«¿Cierto?» Pregunto en mi mente, esperando una respuesta que nunca llega, solo un profundo vacío.

Ir con Crusch o Anastasia podría ser una mejor opción, ya que podría tomar posiciones estratégicas y acabar más fácilmente con el culto, pero también significaría que siempre estaré por debajo de ellas.

Si voy con Emilia, sé que podré apuntar más alto, incluso si es más difícil. Entonces recuerdo el último momento de Kenichi, nunca dudó, siempre se esforzó al máximo por su hijo. Fue más fuerte que nadie.

Aunque todavía estoy en shock y todo lo que ha sucedido me abruma, es hora de tomar las riendas. Amarré mi chaqueta de cuero alrededor de mi brazo y rápidamente adopté una postura de combate.

Los tres me miraron con sonrisas en sus rostros, pero mi mirada desafiante les hizo cambiar a una expresión de enojo.

—¡Bastardo! —exclamaron los tres al unisonó.

El hombre delgado agitó sus dagas, tratando de intimidarme, pero no mostré señales de temor. Ya escapé de la muerte una vez, y lo haré de nuevo si es necesario.

—¡Vengan! —espero a que ambos se aproximen, confiando en mis habilidades.

Aunque el callejón estrecho limita mi movilidad, sé que mis agresores no buscan matarme, sino intimidarme. Al frente de mí está el hombre fornido, cuyos grandes brazos representan un peligro real si logra asestar un golpe.

Observo a mi alrededor, esperando ver a Felt corriendo hacia mí, pero recuerdo que en esta realidad no ha sucedido aún. Si no me equivoco aquí venía Felt corriendo, sin embargo… Ha pasado ya bastante tiempo como para que no haya sucedido.

El hombre fornido se abalanza hacia mí con un swing, pero logro esquivarlo y aprovecho su inercia para sostener su brazo y empujarlo en la misma dirección de su golpe, lo que lo hace perder el equilibrio y caer al suelo, golpeando su rostro con fuerza.

El otro hombre, armado con una daga, intenta atacarme. Rápidamente, utilizo mi chaqueta para bloquear su brazo derecho y le propino una patada en el estómago cuando intenta mover el izquierdo. El hombre retrocede, escupiendo saliva y clavando su mirada llena de odio en mí.

—¡Bastard... do! —el hombre mediano se agarra el estómago, jadeando e intentado tomar respiración.

Estos hombres no han tenido entrenamiento alguno. En el ejercito practicábamos constantemente defensa personal y teníamos batallas cuerpo a cuerpo. No me quedo atrás en esos aspectos, después de todo lo tengo grabado con sangre.

—¡Dame el metía! —miro al enano con una mirada amenazante, inmediatamente tomé impulso para ir hacia él, pero este pensó más rápido.

—¡Lo rompo si te mueves! —el enano alza su brazo, en su mano estaba el metía, este me miraba con temor y furia a la vez.

Si el rompe mi celular no tendré forma de repararlo. Aún si soy un ingeniero, tener en la mente los planos es otra cosa, puedo desarrollar cosas de mi época, pero cosas viejas que guarde por hobbie son más útiles.

No puedo dejar que sea destruido.

Me detengo y lo miro seriamente, su mirada hacia parecer que estaba a punto de llorar. Si dejaba que actuara más de verdad lo podía romper.

—Chico, ahorrémonos problemas, si me das el celular todo estará bien —le muestro mis palmas, dejando caer la chaqueta al suelo—. Te prometo que no le diré a mi gente que te ataque.

No puedo dejar que haga algo, si le hago pensar que estoy con alguien hay más posibilidades que me lo entreguen.

—Ese metía tiene un rastreador, una persona muy importante me lo encargo y si se lo roban o lo destruyen estarán en serios problemas —calmo mi voz para que este también se empiece a calmar.

Este baja su brazo lentamente y mira el celular. Cierra los ojos y se acerca para entregármelo.

Camino hacia el con calma, sin hacer movimientos bruscos. Cuando estoy frente a el tomo el celular.

Un error muy grave.

—¡El metía estará bien pero no se tu cuerpo! —el hombre fornido me agarra de los hombros y me alza con su fuerza.

Al instante me voltea y azota contra el suelo de espalda. Sostengo el celular por inercia y mi cuerpo rebota con el suelo.

Mi cuerpo se siente como si estuviera en llamas y mi cabeza da vueltas sin control. En el suelo, recibo patadas en las piernas y costados que hacen que el dolor recorra todo mi cuerpo, pero mi mente no está presente. Todavía sigo pensando que esto es un sueño, que no puede ser real. No tiene sentido alguno.

«Tal cosa es imposible.» Digo para mí mismo, buscando escapar de la ilusión.

Las patadas se intensifican y los insultos resuenan en el ambiente. Mi mente se desvanece poco a poco mientras las siluetas de los tres ladrones se vuelven cada vez más oscuras.

—¡Toma esto! —escupe el grandulón apuntando a mi cara con una gran patada.

La veo volar hacia mí, lentamente. El grandulón contorsiona su rostro con sangre de su nariz por la caída. Su enojo viaja directo hacia mi cara.

Ese golpe si no me mata me dejará gravemente herido.

Los otros dos se dan cuenta e intentan detenerlo, pero este los empuja. Lentamente, el golpe viaja hasta estar a un pie de golpearme.

Cierro los ojos deseando despertar, pero.

—¡Deténganse, villanos! —una voz agraciada resuena en el ambiente, acompañada por un sonido seco el grandulón grita de dolor.

Abro mis ojos lentamente, miro hacia donde estaba el grandulón, pero este había desaparecido. Giro mi cabeza y veo que una bola de hielo rueda por el suelo.

—¡AGHH! ¡Maldita zorra! —el grandulón grita hacia aquella persona con enojo.

Otra vez la realidad me golpea, pero me resisto a aceptar que esto no es una novela.

Volteo mi cabeza hacia la fuente de la voz y ahí está ella. Emilia, parada en la entrada del callejón, con su mano extendida y su magia de hielo iluminando el área.

Su expresión es tranquila y segura de sí misma, como si estuviera acostumbrada a encontrarse en situaciones peligrosas.

A pesar de ello, su belleza es impresionante y parece estar por encima de cualquier preocupación mundana.

Me quedo cautivado por su belleza, olvidándome de cualquier dolor que siento por ese mismo instante.

Su cabello plateado y largo, el cual cae en suaves ondas a su espalda. Sus ojos son grandes y de un color violeta intenso. Su piel pálida y suave como la seda. Su figura es esbelta y elegante, con curvas delicadas y un porte regio.

En mi vida había visto algo así. Ahora entiendo un poco al protagonista de la novela, con una mujer tan hermosa, casi como algo divino. Es imposible no querer enamorarse.

—Tu… —miro a Emilia, mi último golpe de realidad; yo no me creo capaz de imaginar algo así.

Definitivamente esto no es un sueño.

Intento decir más palabras, pero entonces:

Oscuridad…

Vuelvo a sentir. Mi cuerpo esta adolorido y no sé cuánto tiempo ha pasado, mi cabeza me duele, pero aún sostengo con fuerza mi celular. Mientras pienso una sensación peluda recorre mi nuca.

Casi como si estuviera acostado sobre un peluche.

Ugh… No pensé que esto tuviese que pasar también.

—¿Estas despierto? —escucho una voz aguda, levemente distorsionada.

—¿Estas bien? —escucho la voz de Emilia, haciendo contraste con la de probablemente Puck.

En ningún momento Felt apareció; Por algún motivo no sucedió tal cual como debía pasar.

Dejo de darle importancia y abro los ojos, siento mi cuerpo fresco, como si aquel dolor no fuese más que una mentira.

Al abrir mis ojos veo un cuerpo de un gato gigante. A diferencia de verse tierno su apariencia era como ver algo de una película de terror. Un peluche gigante con ojos extremadamente filosos.

—Yo… —me levanto lentamente, viendo que mi chaqueta estaba sobre mis piernas. Esta cae al suelo y Emilia me mira preocupada.

—No te muevas mucho, tenías tu cuerpo con demasiados moretones —ella hace una mímica para que me acueste, pero empiezo a estirar mi cuerpo.

No recuerdo todos los sucesos, tengo que aprovechar mi celular para releerlo todo y anotar todos los datos importantes y relevantes.

Ahora lo que sigue es… Confirmar que robaron su insignia.

—¿Me curaron? —hago una gran sonrisa— ¡Muchísimas gracias! Esos ladrones me empezaron a golpear buscando robarme.

Agradecí el acto lo mejor que pude, sin ser invasivo y siendo cordial.

Puck me mira sin decir nada. Mi acto no es una mentira, estoy agradecido de verdad por lo que no se va a dar cuenta de mi objetivo.

—Si hay algo en lo que te pueda ayudar… Lo hare con mucho gusto.

Sobreactuando un poco enlazo mis manos y las pongo cerca de mi rostro, mostrándole mi agradecimiento.

Emilia no duda ni un segundo, esta me cambia su expresión a una mirada sería. Antes de hablar hace un símbolo con su mano, confirmando mis sospechas.

—¿Has visto una insignia como de este tamaño? —Emilia me muestra su mano, su rostro se mostraba preocupado por la situación. Su mano un poco temblorosa me decía que era algo importante.

Aunque son cosas que ya se.

Cierro mis ojos para fingir pensar. Decir que no sé qué es va a hacer que Puck me descubra, por lo que mi única ruta es decir que lo vi.

Puck va a ser un dolor de cabeza.

Abro mis ojos, viendo directamente hacía una Emilia preocupada. Sonrío para darle una buena señal, haciendo que sus ojos se iluminen.

—Si, lo vi de una pequeña de cabello dorado —mi mente podía imaginarlo, a Felt con la insignia.

Tengo que superar esta situación. Después de todo yo no sé si tengo el retorno por muerte. Si no lo tengo entonces estoy arriesgando mi vida de una forma muy estúpida.

Empiezo a dudar. Irme con Crusch o Anastasia no es un mala idea. Pero en la situación que estoy me es imposible llegar con ellas, no tengo ningún dinero ni conocimientos, no se leer o escribir el idioma de este lugar.

Si voy con Crusch esta me va a preguntar por cómo se tantas cosas, sospechará de mi al no tener ninguna clase de trasfondo. Quizás pueda convencerla de alguna forma; aprovechando su habilidad para medir mentiras, pero no es un personaje que conozca muy bien por mucho que sienta congeniar con ella intelectualmente.

Anastasia sin duda sería una buena opción. Desarrollar una industria sería una posibilidad considerando su gran capital y sus conexiones, el problema es que ella buscaría aprovecharse de mí. En especial porque no tengo absolutamente nada ahora.

Decir que vengo de otro mundo podría ser una opción, después de todo; Si la magia es real entonces debería ser algo posible. Tengo formas de demostrarlo así que funcionaria para hacerles entender que deben tratarme con cuidado.

Emilia es por mucho la peor opción si lo veo ahora, el capital es de Roswaal y aunque por el momento tendría su apoyo, también significa pasar sus estúpidas pruebas a causa del libro de la sabiduría.

Sin embargo, si lo veo a futuro. Emilia morirá por el culto. Puck intentaría destruir el mundo y Roswaal se suicidaría al ver que nada salió bien.

Si eso sucede, si por algún motivo eso cierra las tornas del futuro. Si por algún motivo no es el resultado que Satella quiere y me regresa hacia el inicio.

Aprieto mis manos, aun cuando tengo que tomar la peor elección posible, tendré que hacerla menos insufrible. Con mis conocimientos puedo crear materiales para hacer dinero, puedo hacer armas para protegerme. Puedo cambiar las tornas y hacer una organización.

Emilia se acerca hacia mi emocionada y me toma de los hombros.

—¿¡En serio!? —esta me sacude emocionada; su fuerza es de otro mundo. Con cada movimiento siento que me va a romper los hombros—. Te lo dije Puck.

Su cara alegre parece olvidar el hecho de que está aplastando mis hombros, intento moverme, pero soy interrumpido por Puck.

—Vas a romperle los hombros a este paso —afirma Puck ya transformado en su forma normal.

Emilia se detiene. Mira mi rostro lleno de dolor y me suelta inmediatamente, esta empieza a mover sus brazos en varias direcciones y agacha su cabeza.

—¡Perdón! ¡Perdona! ¡Es que…! —Emilia se sonroja y sus orejas se empiezan a colocar rojas.

—Tranquila, no hay ningún problema —no puedo evitar sonreír al ver su actuación emocionada sincera, sin poder ocultar sus emociones.

—¿Dónde lo viste? —pregunta Puck acercándose a mí con una expresión neutra.

Puck parecía estar presintiendo algo. Tengo que pensar muy bien que lo que voy a decir.

—Yo… —intento pensar una respuesta adecuada, pero si digo que lo vi mientras me atacaban los hombres del callejos Puck se dará cuenta.

Puck se acerca más, lentamente se va hacia mí, pero intento no demostrar más que incomodidad.

—Puck, no asustes al chico —Emilia toma a Puck y lo atrae hacia ella —Perdón, es que a veces es sobreprotector.

Puck sonríe al ver mi expresión y se pone en la cabeza de Emilia.

—No lo estaba asustando, solo estaba viendo que es un rostro extraño para estas tierras —Puck empieza a agitar su cola mientras me mira a los ojos.

—¡Hmpf! ¿Me podrías decir en qué dirección fue la chica? —Emilia me mira preocupada, su nerviosismo volvió a flote mientras sobaba lentamente sus manos.

Puck parece desconfiar de mí, si mi plan falla tendré que hacer otra cosa.

—Claro. Incluso, déjame agradecerte por salvarme —sonrío suavemente—. Soy bueno como detective, puedo ayudarte a encontrar el camino.—

No puedo decir cuál es el camino, eso sería demasiado sospechoso. Emilia me mira mientras parece pensarlo, esta duda por varios segundos, pero Puck habla primero.

—Tres cabezas piensan mejor que una —Puck empieza a flotar hacia mí—. No siento malas intenciones en él. Podrías usarlo como escudo si algo llega a pasar, además que de seguro no morderá la mano de quien le salvo la vida.

Esas últimas palabras caen con un peso sorprendente sobre mí.

Emilia parecía resignarse a las palabras de Puck. Como si no quisiese que yo la acompañase.

—Supongo que tienes razón, parece un poco perspicaz así que podría ayudar —Emilia muestra una sonrisa —Entonces, déjame agradecerte.

Emilia extiende su mano y me mira directo a los ojos, no sé qué está pensando, pero debe ser extraño para ella mi actitud. Después de todo ignoré por completo el hecho de que es igual a la bruja de la envidia.

—Digo lo mismo, muchas gracias por salvarme —estrecho su mano con delicadeza, su piel era suave y fina, una sensación de otro mundo.

Ambos decidimos partir. No hay mucho tiempo así que voy directo a la persona más probable que pueda dar información sin que yo tenga que decir algo.

Pero primero debo completar una tarea.

El hombre de cabello verde me mira con enojo, probablemente por haberme escapado hace varios minutos.

—¿¡Ah!? ¿Por qué debería decirte? —el hombre se acerca a mí, intentando intimidarme, pero yo no tenía temor de él.

Después de todo ya había completado el primer evento.

—¡Papi! —una niña de cabello verde corre hacía el hombre. Alegre por ver a su padre.

El hombre sonríe y carga a su hija. La mujer rápidamente nos agradece nuevamente. Esto hace que el hombre se sorprenda, la mujer empieza a explicarles y este se disculpa con nosotros.

Le di un giño a Emilia y esta sonríe al ver que su acto de buena voluntad acaba de rendir frutos.

—Jeje, lo supe desde un comienzo —dice Emilia orgullosa.

El hombre nos dice que podemos buscarla en el bazar de los barrios bajos. Ambos nos miramos mutuamente y empezamos a acelerar el paso.

Mientras caminábamos pude ver que no era tan tarde, el sol todavía estaba y aparentaba faltar poco para el atardecer.

Los barrios bajos no eran tan sorprendentes, he visto este tipo de lugares en mi país. Por supuesto, el olor es bastante fuerte, la arena se levanta con el movimiento del viento y todas las personas parecen tener miedo al vernos.

—Es un poco triste ver tal contraste —miro a mi alrededor, al fondo se puede ver el castillo y múltiples casas bien arregladas mientras que aquí todo parece estar por caerse.

—Es triste… —dice Emilia haciendo mis mismos movimientos.

En ese momento Puck sale del cuello de Emilia, este se dirige hacia mí rodeando mi cabeza.

—¡Ahora que lo pienso! No nos hemos presentado —Puck vuela por los aires, antes de detenerse y hacer una pose linda—. Soy Puck, un espíritu artificial. Mucho gusto.

Miro a Puck, en su forma pequeña sin duda parece un peluche que podrías comprar en una máquina, pero sus ojos son bastante filosos.

Emilia parecía estar pensativa, así que decido presentarme primero que ella.

—Mucho gusto a ambos. Soy Marco Luz —hago una reverencia, intentando imitar las de la época medieval.

Emilia y Puck se miran a los ojos por unos segundos.

—No te ves sorprendido por mi existencia, mucha gente se asusta cuando me ve —Puck se acerca hacía mí.

—No se mucho sobre estas cosas, pero no te ves tan terrorífico —lentamente subo mi mano y lo acaricio como si de un gato se tratase.

Sin considerar el hecho que se puede transformar en un monstruo gigante, Puck quizás no es tan malo. Mientras no le haga nada a Emilia claro está.

Puck parece estar a gusto mientras lo acaricio. Miro a Emilia la cual parece ensimismada en sus pensamientos, intentando pensar que decir.

—Yo… —Emilia mira a su alrededor. Para no hablar muy en voz alta, esta me lleva hacia un pequeño puente que se veía en la lejanía.

Los labios de Emilia tiemblan, pero su mirada fulminante muestra que trata de decirlo lo más serio posible.

—Mi nombre es… Satella —Emilia me mira, esperando la reacción que estoy por hacer.

Si huyo ahora sería totalmente valido, no habría ningún problema ya que dijo tal cosa. Ya sé que va a pasar y no quiero estar metido en esto realmente.

—Satella… Es un nombre curioso, en mis tierras no se usa, pero es bastante bonito —extiendo mi mano para estrechar la suya.

Emilia me mira sorprendida, su rostro no parece mostrar emoción alguna, como si estuviera totalmente en shock.

—Mi nombre es Satella. ¿Lo escuchaste? —Emilia me mira sorprendida. Probablemente no sabe que pensar.

Puck no puede evitar sorprenderse por lo que Emilia estaba diciendo, por lo que también pone una mirada seria.

—Si, lo escuche… —miro a Emilia a los ojos antes de fingir una expresión de temor —Espera. ¿Al escuchar tu dulce nombre ahora tendré que morir? —miro a mi alrededor rápidamente.

Emilia se queda con la boca abierta por reacción, sin saber que decir. Puck no soporta la risa y empieza a soltar carcajadas.

—¡Puck! —Emilia le grita Puck, pero este no deja de reír, aligerando el ambiente— ¡No te rías! —Emilia lo toma de la oreja haciendo que este gima de dolor.

Emilia al darse cuenta de que sigo aquí se sonroja levemente, esta cambia su expresión a una sonrisa y toma mi mano.

—Soy una medio elfo Emilia me mira esperando que sienta repulsión.

—Lo noté, si me permite decirlo, esa es la razón de su gran belleza —le di una sonrisa sincera.

Emilia se queda en silencio un tiempo, sus orejas se ponen un poco rojas lo que hace que esta se agache y me dé la espalda.

—¡Alcornoque! —Emilia gira su cabeza y sonríe sinceramente aun estando sonrojada, su expresión tierna y pura no tienen presión alguno.

Al ver su expresión quiero dejar de pensar, pero ahora que hice esto no hay vuelta atrás. El dulce momento es rápidamente pasado por la tensión al estar por llegar al lugar. Cuando estamos en frente al bazar lo reconozco con claridad.

Una casa grande, llena de cajas en frente y sus ventanas rotas. Da la sensación de que no hay nadie viviendo en este lugar.

Felt no estuvo conmigo. Así que… ¿Y si nada de esto va a suceder?

—Sea lo que sea deben apurarse, pronto se pasará mi hora —le recuerda Puck a Emilia.

Puck explica que, como espíritu, tiene un tiempo determinado de operación. Ambos nos miramos a los ojos. Emilia parecía estar dudando, pero rápidamente pongo mi mano en su espalda.

—Vamos, ya estamos aquí tenemos que ir hacia el final —la miro directo a los ojos. Intentando darle determinación.

Y a mí también.

—Pero, puede ser peligroso deberías irte, yo me encargaré desde aquí —le devuelve una expresión preocupa.

—Ya estoy aquí, tengo que cumplir el favor hasta el final —camino hacia la puerta y toco con fuerza.

Toque tres veces más, la tercera vez golpeo el aire. En mi frente, estaba aquella chica de cabello dorado. Su rostro era pálido y era bastante bonito a pesar de la suciedad que tenía.

—¿Quién eres? —pregunta la chica.

Esta se percata que detrás mío hay alguien y se asoma con precaución. Al ver que quien estaba era la persona que había robado su cara se tornó pálida.

Ella intenta cerrar la puerta, pero la detengo con mis manos. Esta hace un retroceso hacia atrás.

—¡No te voy a dar nada! ¡Lárgate! —su voz era exactamente como la de una niña. Por algún motivo esperaba algo diferente, pero es bastante común.

—Devuelve lo que robaste y no habrá problemas —indica Emilia sin temor alguno.

En ese instante se puede ver a un gigante detrás, un hombre alto y musculoso que parecía tener más de dos metros de alto.

—Sera mejor que se vayan si no quieren problemas —Rom agarra su maso y lo abalanza para intimidarnos.

Emilia reacciona y en un instante se pone delante de mí, ella me mira diciendo que me aleje. Yo retrocedo y dejo que sigan su pelea.

Tengo que vigilar que Elsa no aparezca por ninguna parte.

Puck sale del cabello de Emilia, lo que torna aún más tenso el ambiente.

Rom dirige su mirada hacia a Felt. Parece que sabe que no puede contra un usuario espiritual.

—Felt, entrega lo que robaste.

—¡Viejo Rom! ¡Sabes que no puedo hacer eso! —Felt pone la insignia en su pecho, negándose a hacerle caso.

Puck entonces hace aparecer varias estacas en forma de amenaza, lo que hace que Rom se ponga en posición de batalla.

El ambiente era tenso, Emilia estaba lista para sacar de combate a ambos. Emilia es muy fuerte, aunque carezca de experiencia sus habilidades no son para reírse. Su sentido para el combate es extremadamente alto.

En la penumbra, podía distinguir un contador al frente, al otro lado de la entrada. El edificio debe haber sido originalmente algo así como una posada. Parecía como si trataran de usar la zona del bar del primer piso sin mayores cambios.

En la parte superior, así como de detrás del mostrador, que probablemente servía de algo así como un escritorio… Había una gran cantidad de diferentes elementos desordenados muy juntos. Había pequeñas cajas y ollas, espadas y objetos metálicos baratos, y muchos otros artículos variados.

Estaba claro que todos estos artículos fueron robados, basado en las etiquetas de madera que estaban adjuntos a todos ellos.

Rom suelta el maso, haciendo un pequeño estruendo al golpear el suelo. Felt al verlo se sorprende, pero comprende que no es una situación en la que tengan alguna ventaja.

—Hay una razón por la cual no podemos entregarlo —comenta Felt.

—Me gustaría escucharla entonces —Emilia parecía un poco molesta, sus palabras no se iban con ningún rodeo—. Sea lo que sea robar está mal.

Nosotros nos sentamos y Felt empezó a explicar su situación, diciendo que fue contratada por una persona poderosa para robar la insignia y que esa persona le había ofrecido mucho dinero.

—Eso no es importante —interrumpí su explicación —Es algo que robaste, eso no es nuestro problema.

Necesito que se apure, si Elsa llega y mi plan no funciona estoy muerto. Pongo mi mano en el hombro de Emilia, ella me dirige la mirada.

—Tenemos que apurarnos, siento que algo no va bien. Toma la insignia y vámonos.

Como si se tratase de una mala broma; una cruel y tonta broma. Una voz madura empieza a hacer eco dentro de las sombras.

—¡Vaya! No creo que eso sea una buena idea.

Un pequeño destello se vislumbra por el aire. Ambos estábamos sentados por lo que pateo la silla donde estaba Emilia.

La kukri viaja por el aire y corta la mesa, clavándose en el suelo.

Emilia ve la situación y se levanta en un instante, poniendo una pose de batalla y sacando varios cristales de hielo.

Entonces, de nuevo, desde las sobras baja una mujer. Describir a Elsa es complejo, es una mujer hermosa pero el aura que exuda es diferente.

Cosas como la sed de sangre y demás, ese tipo de sensaciones son cosas que no sientes a menudo. Sin embargo, por algún motivo esa mujer hace que mi corazón quiera salir del lugar.

Esta sonríe arrogantemente, teniendo completa fe que no va a tener ningún problema.

—Es una sorpresa que reaccionara así un desconocido, pero bueno, supongo que podre deleitarme con sus entrañas de todas formas —Elsa lame la kukri que tenía en su brazo derecho.

Emilia no dice nada, sin darle tiempo empieza a disparar estacas de cristal hacia Elsa. Mientras Emilia la distrae tomo una decisión rápida.

—¡Niña! —agarro del brazo a Felt.

—¡No soy una niña! —exclama ella aún en shock por la situación.

—No hay tiempo para eso, mientras ella lucha tú tienes que llamar a los guardias. Probablemente haya uno rondando por el lugar.

Rom me mira y entiende que quería decir, este toma el maso y lo aprieta con fuerza.

—¡Pero! ¡No quiero dejar solo al viejo Rom! —Felt parece asustada pero también está determinada.

Rom la mira y sonríe.

—Has lo que dice el chico.

Felt mira la situación, Emilia y Puck están batallando por retener a Elsa. Con una lluvia de estacas Elsa tiene poca movilidad así que se ve atrapada por un instante.

—¡Corre! —empujo a Felt.

Ella es la persona más rápida del lugar así que deberá hacer su rol.

Felt intenta salir del lugar, pero Elsa lanza su kukri rápidamente. Rom reacciona y abalanza su maso sobre la kukri en movimiento, cambiando su dirección.

—Se está tornando molesto esto —Elsa saca sus pies congelados y empieza a moverse veloz mente en varias direcciones, atacando a Emilia y a Puck a gran velocidad.

Debido al poco espacio, hay mucho puntos donde apoyarse y esquivar por lo que Emilia cambiaba veloz mente la dirección de sus ataques.

Rom se une a la batalla, intentando encerrar los movimientos de Elsa este se pone a abalanzar su maso. Elsa esquiva los ataque del hombre por un tiempo.

—¡Este es el final! —Puck carga su ataque hacia Elsa. Esta intenta moverse, pero en la otra dirección Rom agita su maso.

Puck lanza una gran estaca a una velocidad increíble, a tan corta distancia que vuela por completo la mitad de su cuerpo, siguiendo de largo y golpeando, quebrando la pared de detrás.

—Lo siento, esto es todo lo que puedo hacer —Puck desaparece en ese mismo instante.

—Gracias, Puck —Emilia toca levemente el cristal en su pecho, para luego mirar con seriedad el cuerpo de Elsa.

La mitad inferior estaba en el suelo, expulsando pequeñas cantidades de sangre ya que se estaba congelando a causa de la magia.

Emilia suspira y se voltea en mi dirección.

Me acerco hacia ella, con una sensación extraña, como si hubiese algo que se me olvidaba. Rom también parece más relajado, este suelta su garrote y se dirige hacia Elsa.

—Perdona por meterte en esto —Emilia me mira preocupada por si me sucedió algo.

«¿Tal fácil?» « ¿Será que pensé más de lo necesario?»

—Tranquila, no hice nada —le sonrío.

El sentimiento de ansiedad no desaparece. No puedo creer que eso se calmara tan fácilmente.

—No es cierto, me salvaste cuando ella lanzo ese cuchillo —Emilia toma mis manos, ejerciendo magia de curación en mi a pesar de no estar herido—. Debió ser una experiencia fuerte.

La sensación del maná es refrescante, como su entraras en un sauna después de tener mucho frio.

Sin embargo, ese sentimiento de ansiedad no cesaba.

Miré su mano, intentando calmar mis emociones puse la insignia en su mano.

—Entonces, con esto se acabó.

En el instante que lo digo sangre me salpica en el cuerpo. Aun sosteniendo sus manos, levanto mi mirada y lo veo.

Como aquella imagen que vi antes.

—Mar…Co —Emilia mira su pecho sorprendida. La kukri había atravesado su corazón y se asomaba a través de su pecho.

Emilia cae al suelo y sin darme tiempo de pensar salgo disparado hacia el mostrador. Choco con los estantes, destruyéndolos en el acto.

Mi vista se nubla, pero apenas puedo ver que Rom empezó a atacar a Elsa descontroladamente. Elsa simplemente parecía estar jugando con él, sin sentir ningún temor.

Mi instinto de supervivencia se activa e intento levantarme.

—¡Buarh!

Escupo una bola de sangre que cae al suelo. Intento mirar hacia abajo, lentamente presintiendo mi situación empiezo a sentirme desesperado.

Cuando bajo mi cabeza veo que un tubo de un metro ha atravesado mi pecho. Intento tomar arcadas de aire, pero soy incapaz, siento como mis pulmones se llenan de líquido. Mi cuerpo intenta tomar aire, pero nada es recibido.

Escupo y escupo sangre mientras que mi vista se nubla más y más. Lentamente, siento como mi cuerpo empieza a abandonar el calor. El frio se apodera primero de mis piernas, subiendo lentamente.

Mis ojos dejan de darme luz; abrazando la oscuridad que merezco. Al final, mi segunda vida también causó la muerte de personas. Al final mi codicia volvió a hacerme hacer estas cosas.

«Quizás merezco esto… El sufrimiento por hacer sufrir a tantas personas por mis ambiciones»

Lentamente escucho menos, presintiendo el final, resigno mi cuerpo y dejo de intentar hacer fuerza.

—¡Detente! —grita un hombre desconocido.

El ultimo sonido que escucho era mi esperanza.

«Bastardo… Llegaste tarde.»