Una vez Más.
Rápidamente vuelvo en mí, a diferencia de antes esta ves recordé inmediatamente lo sucedido. La sensación de los recuerdos y el dolor son incrementados. Un dolor de cabeza severo ataco mi mente.
Pero no hay tiempo que perder, tengo que seguir, tengo que avanzar. Me demostraré a mí mismo que no voy a repetir mis mismos errores.
Y todo va a comenzar ahora.
—Mi nombre es Satella —Emilia me mira, esperando la reacción que estoy por hacer.
—Tu mirada parece la de alguien que esta por cometer un asesinato —molesto a Emilia con una sonrisa.
Ella me mira atónita. No esperaba que mis palabras fuesen positivas, pero tampoco esperaba que bromease como ahora.
Puck; como si de seguir un guion se tratase, cae en carcajadas para romper el ambiente tenso.
Emilia toma a Puck de los cachetes y los estira.
—¡Puck! ¡No te burles! —Emilia mira a Puck entre sonrojada, molesta y alegre.
Tantas emociones en una sola expresión. Probablemente para ella soy de las pocas personas que no la han juzgado por su apariencia.
—Hablando en serio, es un bueno nombre —miro a Emilia directo a los ojos.
—Soy una medio elfa —afirma Emilia, aún con Puck intentando escapar de sus manos.
Me acerco un poco hacia ella, tratando de no incomodarla, pero quería ver bien. Ella me salvo por interés. Yo la salvaré por lo mismo.
Incluso, ahora que lo recuerdo. ¿El punto de guardado original de la novela era este? Creo que no. ¿Sera porque somos personas diferentes.?
—Tiene sentido, solo los elfos podrían tener facciones tan hermosas —actuó como si analizara su cuerpo.
Me siento un poco estúpido haciendo esto.
—Yo... Eh... —Emilia se queda sin palabras. Suelta a Puck y rápidamente me da la espalda.
Sus orejas delatan sus sentimientos, estas estaban levemente rojas. Quizás, si las dejaba más tiempo como en una novela estas empezarían a expulsar humo.
Puck se lanza hacia mí, dándome un pequeño golpe suave en el cachete.
En contraste con la vez anterior, este golpe se siente lleno de calor. Como si estuviera emocionado.
—¿Eh? ¿A qué viene eso? —miro como Puck sigue con su pata en mi cachete.
Puck entonces empieza a flotar a mi alrededor.
—No es nada malo, solo quería hacer algo con este hormigueo —puck empieza a soltar pequeñas risas.
Emilia sostiene su cabeza, sin saber cómo reaccionar. Supongo, que después de todo tiene esa misma mentalidad.
En un puente pequeño de piedra. En los barrios marginados del país de Lugunica, esta chica recibe el primer cumplido de un desconocido.
Supongo que es válido su comportamiento.
—¿Estas bien? —me agacho a su lado, intentando ver si ya nos podemos ir.
Con esto tendré un poco más de su confianza.
Emilia me mira y se rueda dándome la espalda. Aún roja como un tomate, probablemente no sepa que hacer.
—Si le dices que es linda no va a tener como reaccionar, es tu culpa —comenta Puck alegre.
—Pues, no puedo mentirme, la verdad es la verdad —afirmo, mirando la espalda de Emilia, haciendo que esta reaccione poniéndose más roja.
Quizás estoy por ver humo de verdad.
Aunque, mejor para otro momento.
—Se va a hacer de noche pronto, mejor nos apuramos —advierto con una voz más seria—. No sabemos si van a haber peligros.
Mire a Puck, dándole a entender que debe estar atento. No puedo dejar que se repita de nuevo, tengo que ganar esta batalla.
Emilia entiende mis palabras, a pesar de estar sonrojada se levanta y corre delante mío. Impidiendo que vea su rostro.
—Vamos —dice Emilia, dando unos pocos pasos antes de detenerse.
—¿Satella?
Emilia entonces da media vuelta, pero a diferencia de mí no era para escapar. Ella da media vuelta y me muestra una sonrisa de oreja a oreja.
—Mucho gusto Marco.
Su sonrisa brilla, brilla como aquella estrella que nunca duerme. Ella cierra sus ojos y arquea un poco su cabeza, su cabello se mueve junto a ella. Sin duda alguna era la sonrisa más hermosa que había visto en toda mi vida.
Mi rostro intento sonreír en consecuencia, pero no es momento de eso.
—Si, mucho gusto —di unos pasos largos y me puse junto a ella.
Empezamos a caminar, mientras veíamos como todos parecían tener miedo de nosotros: De Emilia probablemente. Tengo que pensar, tengo que pensar él porque del ataque.
La hora del ataque es probablemente porque Roswaal sabe a qué hora Puck no puede hacer nada. Así que, si eso es cierto, ella atacará siempre al atardecer.
¿Entonces si voy solo podría llegar a conseguir la insignia?
Eso no es posible, si voy solo tendré que enfrentarme a ambos ya que no hay forma de hacer algo. Sacrificar mi celular es sacrificar mi estancia y mis ambiciones.
Tengo que pensar algo mejor.
Incluso, es probable que Elsa nos esté viendo a escondidas ahora mismo. Ella lo haría, probablemente espera el mejor momento para atacar así que este suceso es ineludible.
Lentamente nos acercamos, desde aquí ya puedo ver el bazar. No hay signos de batalla, simplemente está ahí. Sin embargo, mi cuerpo sabe que es hora de enfrentarme a esta prueba.
Lentamente ambos avanzamos.
—Debes estar preparada, no sabemos que nos espera.
Emilia al ver mi rostro intenta decir algo, pero la detengo.
—No me voy a ir, vamos a terminar esto.
Me poso frente a la puerta, si Elsa nos está viendo entonces que sepa que estoy listo. Toco la puerta con fuerza. Mis emociones, mi temor, mi vida, mi pasado. Ahora estoy en un mundo nuevo, ahora tengo que ser alguien nuevo.
Felt abre la puerta, asomando su rostro un poco molesto por el hecho de haber tocado tan fuerte.
—¡Te escucho! ¡No tenías que tocar tan fuerte! —Felt me mira molesta, ignorando la persona que tenía detrás.
—Lo siento, quizás toqué un poco fuerte —le di una sonrisa a Felt, señalando a Emilia con mi pulgar.
Felt dirige su mirada a Emilia, haciendo que su expresión de enojo cambie a una de temor. Emilia intenta tomar el brazo de Felt, pero está en un abrir y cerrar de ojos estaba dentro del lugar, al lado de Rom.
Rom al ver la expresión de Felt se da cuenta de la situación. Toma su maso y nos intenta intimidar dándole pequeños golpes al suelo.
—Devuelve la insignia y todo estará bien. Si tienes algún problema te podemos dar protección, después de todo ya el dueño está aquí —extiendo mi mano, intentando que Felt entre en razón.
—¡No me importa! —exclamo Felt, escondiéndose detrás de Rom—. Con ese dinero iba a poder iniciar un negocio, mejor vete de aquí si no quieres volverte carne picada.
Rom actúa acorde de las palabras de Felt y cambia la posición de su maso a su hombro. Emilia entonces entra al lugar y sonríe.
—Entonces tendremos que llegar a un acuerdo.
Puck sale dentro del cabello de Emilia, haciendo que la expresión confiada de Rom cambie a una de temor.
—No tenemos que forzarnos, mejor dejemos evitemos problemas —miro hacia mi alrededor, intentando hacerle entender mis palabras— ¿No? Elsa.
Al decir eso el ambiente se torna pesado, el aire se vuelve denso y en un instante un kukri viaja hacia mi estómago. Ruedo en el suelo para esquivarlo y Emilia como habíamos acordado lanza múltiples estacas de hielo en dirección del ataque.
Una sombra se mueve a toda velocidad, esquivando estaca por estaca sin ningún problema.
—Vaya, parece que la pequeña ladrona es una inútil después de todo —Elsa rompe con su kukri múltiples estacas de hielo, sus movimientos eran mágicos, casi como si estuviera danzando.
Felt aprieta su puño, su cara se contorsiona en una espiral de emociones. Está claro que por algún motivo esas palabras la afectaron en su interior.
—Ahora que la dueña está aquí supongo que solo me queda matarlos a todos —Ella me lanza una mirada fulminante.
Yo le sonrío directo a sus ojos, intentando esconder mi temor.
—¡Ja! De todas formas, los ibas a matar —mire a mi alrededor si había algún arma que podía usar.
No iba a atacar, es estúpido considerando su habilidad sobre humana, lo que haré será otra cosa. Después de todo la mejor arma que tengo es mi cabeza.
Elsa empieza a reír a la par que esquiva las estacas de Puck. Su risa resuena y cambia de posición, sin embargo, su todo es similar, dando a entender que no les cuesta ningún esfuerzo lo que está haciendo.
—Me descubriste, chico —Elsa fija por un instante su mirada en mí —Eres un factor completamente desconocido incluso por mi contratista... Interesante,
—Te mueves bien para ser una simple niña —Puck ataca con más firmeza, los ataque parecían perseguir a Elsa, pero ninguno era capaz de darle.
—Un pequeño espíritu me ha elogiado. Supongo que debería sentirme honrada por ello.
Elsa cambia su dirección hacia nosotros. Rápidamente Rom arremete contra ella, blandiendo su maso en un arco descendente. Con una fuerza descomunal Rom intenta aplastar a Elsa, pero está en un instante se posa encima del maso de Rom.
Elsa intenta actuar, pero Puck lanza múltiples estacas hacia ella. Elsa salta hacia el techo, con un giro pone sus pies en el techo e intenta atacarme. Por un breve instante nuestras miradas conectan, podía sentir su enojo, pero también podía sentir su emoción por la situación.
—Debe ser difícil tener frio. ¿No? Pequeña vampira —comento, mirándola con confianza.
Por un instante esta pareció dudar de mis palabras, ese instante fue suficiente para esquivar su ataque y que una estaca de hielo se clave en su hombro.
—¿Me ignoras a mí? Vaya, parece que tengo que entretenerte mejor.
Puck arremete contra Elsa, esta retrocede para remover la estaca de hielo y se detiene.
—¿Me conoces tanto? Vaya... Eso es una sorpresa —la expresión de su rostro cambia, su sed de sangre se incrementa haciendo entrever sus ansias de matarnos.
Elsa mira a Puck, conociendo que sus ataques se estaban debilitando esta quiere terminar con el primero.
—¿Te hice sentir mal? Entonces déjame darte la atención que mereces antes que desaparezcas.
—Parece que no me he presentado, señorita. Mi nombre es Puck. Me gustaría que al menos recuerdes mi nombre, mientras te despides de este mundo.
Elsa aprovecha los huecos entre disparos para esquivar, básicamente cualquier cosa la usaba como punto de apoyo para acercarse. Sin embargo, cuando estaba por dar un tajo a Emilia esta usaba su magia de hielo para crear una barrera y protegerse.
Felt parecía esperar una oportunidad para hacer algo, pero podía ver como aún estaba temblando. Probablemente esas palabras le afectaron aún más.
Pongo mi mano en el hombro de Felt, haciendo que esta se sorprenda y me mire directo a los ojos. La aprieto con fuerza, intentando poner mi autoridad sobre ella. Necesito que lo entienda rápido, sin quejas ni dudas.
—Vas a huir y buscar ayuda, escucha. Probablemente haya un caballero que está rondando por aquí. Si lo ves pídele ayuda y dile que se apresure a venir —mire a Felt sin duda alguna.
Esta vez, esta vez necesito que llegue a tiempo. Después de todo lo que he hecho necesito hacer más tiempo para que llegue.
Felt me mira sorprendida. Intenta decir algo, pero Rom la interrumpe.
—Ve, debes llamar a alguien que nos pueda ayudar en esta situación. No te preocupes por nosotros —Rom le sonríe a Felt.
—Rom, debemos protegerla mientras escapa —agarro un escudo que estaba tirado en el suelo.
El escudo era un broquel, un escudo pequeño, pero al estar hecho de metal me iba a proteger de su kukri.
Felt entiende. Ella nos mira a ambos y me dice:
—Tienen que sobrevivir para que les entregue la insignia —Felt empieza a correr para escapar, pero se detiene al ver que Puck está por hacer algo.
Elsa intenta avanzar, pero Puck parece haber cargado ese ataque. Los pies de Elsa quedan atrapados en el hielo. Puck había congelado el suelo y está listo para cargar su ataque.
—¡Vaya!, parece que me atrapaste —asevera Elsa con una sonrisa en su rostro.
—Culpa la brecha entre nuestras edades. Hay muchas razones para felicitarte después de aguantar tanto, pero ya es momento de dormir así que, buenas noches.
El pecho de Puck empieza a Iluminarse. Puck parece haber cargado una gran cantidad de maná, es tan así que el cabello de Emilia ondea de forma ascendente. Ese es el último movimiento de Puck, el poder mágico estaba concentrado y el brillo era casi como si de una linterna se tratase.
Puck sonríe y lanza el ataque. Más que una estaca o algo solido una ventisca arremetió contra el lugar. El suelo, el techo y todos los objetos se estaban congelando a su paso. En un abrir y cerrar de ojos la mitad del bazar quedo teñido en blanco. El antes olor a humedad fue reemplazo por un frio que lastimaba la nariz.
La presión fue tan fuerte que las ventanas se rompieron. Felt vio su oportunidad para huir, aún no sabían si eso la derrotó así que decidió escapar.
Rom pensó que eso bastaba así que se distrajo, pero yo sabía que no era así.
—No puede ser... —rechaza Puck.
Una kukri de hielo viajó por los aires yendo directo en la trayectoria de Felt. Normalmente eso habría sido su final, pero yo ya lo había predicho.
Aproveche el suelo congelado para tomar impulso, con la fricción disminuida pude alcanzar la kukri y con mi broquel le di un fuerte parry, haciendo que esta tome otra dirección y se estrelle con una pared.
—¡Eso fue genial hermanito! —exclama Felt antes de salir por la ventana.
Debido a la inercia, mi cuerpo sigue el movimiento así que termino chocando fuertemente con la pared. Use mi brazo para soportar el golpe, pero aun así dolió bastante.
—Por supuesto que puede ser —Elsa corto la neblina helada con un swing de su kukri—. Ah, eso fue increíble. Pensé que moriría allí, siendo como la sangre fluye por mi cuerpo. Aunque claro, quizás la diferencia de edad no es tan importante después de todo.
Elsa se mofa de Puck, sus pies sangrantes demuestran su determinación.
—Eso no es algo que una chica deba hacer —asegura Puck con una voz neutra, no se sentía molesto por su burla, simplemente parecía no estar feliz.
Elsa toma dos pedazos de hielo, los mira por unos segundos y se los coloca en sus pies. Como si se estuviera rompiendo el aire el vapor del hielo se mezcla con gotas de sangre de sus pies. Con una sonrisa esta asiente y usa su kukri para darle la misma forma que la planta de sus pies.
—Por suerte no tuve que cortarme los pies —Elsa taconea el suelo con los pedazos de hielo en sus pies, como si de probar unos zapatos se tratase —en cambio, gané un nuevo par de zapatos. Gracias.
—Eso debió doler —afirma Puck.
En respuesta a las palabras de Puck. Elsa asiente y lame su kukri, el vapor salía de los pies de ella indicando que aún con eso sus pies estaban siendo constantemente quemados.
Solo yo sé que el dolor que siente es más grande que eso, ya que sus terminales nerviosas deben estar dañándose y reparándose constantemente por su habilidad como vampira.
—¿Puedes aguantar? —Emilia mira a Puck preocupada, pero puck lo niega con la cabeza.
—Lo siento, use todo lo que tenía en ese ataque —Puck me lanza una mirada—. Se que me dijiste que estuviera atento, pero te encargaré a mi hija.
Puck me guiña el ojo, sé que es sarcasmo, pero no está equivocado con sus palabras. En este momento tengo que ganar esta batalla, por mi futuro en este mundo.
—¡Puck! No bromees en esta situación —Emilia refunfuña a Puck, este le da una sonrisa y desaparece.
—Eso fue desagradablemente hermoso —Elsa rompe el ambiente y ambos nos centramos en ella.
Pongo mi escudo en frente mío, todo lo que puedo hacer es defenderme. Atacarla es básicamente morir. Aunque... .
El techo está congelado, eso significa que ahora es más pesado.
Con una nueva idea, veo las posibilidades de cambiar las tornas de la batalla.
Me pongo al lado de Emilia, esta estaba decidida a acabar con Elsa a como dé lugar.
—¿Tienes maná suficiente?
Una pregunta estúpida, es Emilia después de todo.
—Si, lo tengo.
Elsa arremete contra nosotros sin querer dejarnos pensar, pero Rom lanza el taburete del bar en contra de ella y empieza a atacarla.
—Escucha... Dispara estacas de hielo haciendo una línea recta hacia las paredes, que sean gruesas y que atraviesen las paredes. Y en el techo has la forma de un cuadrado. ¿Eres capaz de hacerlas desaparecer cierto?
—Si, puedo hacerlo, pero. ¿Con que objetivo? Eso no va a servir de nada.
Doy un pequeño puño al hombro de Emilia. Mi mirada lo dice todo, tiene que confiar en mí.
—Estoy contigo, no estás sola. Déjame demostrarte de que estoy hecho.
Emilia me mira sin saber que decir por un instante, pero rápidamente ve que a Rom se le dificulta seguirle el paso a Elsa.
—Está bien, tienes razón.
Chocamos nuestros puños, ambos estamos determinados a salir de esta. Saldremos y festejaremos haber sobrevivido. Mientras que Emilia está luchando junto a Rom, yo hago el análisis.
El hielo debió endurecer la madera, ahora que es pesada si hacemos más peso en un punto esta va a caer.
El suelo debajo estaba congelado. A pesar de que Elsa se deslizaba para esquivar los ataques al apoyarse en las paredes esta parecía tener un pequeño contratiempo por la falta de fricción.
Los golpes de Rom destruían todo a su paso, incluso la pared parecía estar quebrandose por la dureza de estos ataques. Después de todo, aunque la madera es dura ahora por estar congelada también la hace bastante frágil.
Tomo una masa en el suelo y empiezo a hacer mi plan.
Emilia y Rom arremetían con diferentes tipos de ataques. Cuando Elsa se acercaba a Rom este respondía con su masa. Rom nunca da su espalda a Emilia.
—Tienen buena coordinación. ¿No será que esto estaba planeado? —Elsa sonríe mientras abalanza su kukri hacia la cabeza de Rom.
—¡Ja!, es solo que soy buen compañero de baile.
La kukri rebota al chocar un una de las estacas de hielo. Elsa aprovecha la oportunidad y logra darle una patada en la cara a Rom, pero este no se inmuta y en cambio lanza un izquierdazo hacia Elsa.
Elsa usa la kukri para apuñalar la mano de Rom, pero, inesperadamente este no detiene el ataque y logra enviarla a volar para estrellar con la pared.
Solo necesito detener a Elsa por un instante, si la sorprendo lo suficiente esta titubeará y podremos salir del bazar.
Subo al segundo piso, dejando a ambos luchando en contra de Elsa. Rápidamente clavo varias espadas en el suelo, intento que algunas atraviesen, pero varias se rompen en el acto. Sin embargo, será suficiente para hacer daño.
Los preparativos están hechos así que es momento de actuar. En el momento que Emilia lance la gran estaca hacia el techo todo funcionará.
—¡Se acabó! —grita Emilia desde el piso inferior, aunque no puedo ver la batalla sé que Elsa debe estar preguntándose donde estoy.
Ese sentimiento de sorpresa lo aprovecharé.
Una gran estaca de hielo atraviesa el piso del segundo piso. La madera tiembla a la vez que el piso se congela. El segundo piso tenía más basura de la que esperaba. Empiezo a tirar todo lo que veo alrededor de la gran estaca.
Las pequeñas estacas hacían un cuadrado, mientras que en el centro del cuadrado había una estaca gigante. Si coloco el suficiente peso los laterales van a ceder y caerá directamente el suelo sobre Elsa.
Amontone todo tipo de armaduras y armas oxidadas. Rom ya debe estar agotado y Emilia ha utilizado mucho maná. Si no actuó ahora puede que todo salga mal. Me subo hacia unas cajas. Estoy más alto que la estaca gigante en el medio.
Es ahora o nunca, tengo que demostrarlo.
Que soy suficiente para sobrevivir a este mundo.
Salto de las cajas, salto tan alto que casi choco con el techo. Mientras bajo pongo el escudo en frente de mí. Con mis ojos puestos en mi objetivo, choco la punta de estaca con mi escudo. El retroceso del golpe me revuelve todas mis entrañas.
Siento dolor, siendo miedo, pero también quiero sobrevivir.
Para sobrevivir a este mundo no puedo huir, para sobrevivir tengo que luchar.
El piso cede, los laterales caen junto a los objetos que estaban. El piso no se quiebra en varios pedazos si no que cae por completo en un cuadrado. Mientras caigo puedo ver el rostro de Emilia, atónita por ver lo que está sucediendo, pero.
—¡Emilia! —grito con todas mis fuerzas.
Elsa intenta retroceder y evitar ser aplastada por el techo cayéndole, pero Emilia aprovecha su distracción para congelar sus pies. Elsa entonces toma su kukri, con toda su fuerza lo abalanza sobre la estaca de hielo.
Pero eso era parte del plan. El cristal era débil de base, le había dicho a Emilia que usase poco maná en él. En el momento que la kukri de Elsa toca el cristal este se quiebra en diminutos pedazos.
En ese instante puedo ver los ojos de Elsa. Su mirada no tiene precio alguno. Se había logrado salvar de la estaca, pero detrás de ella estaba yo. Aun cayendo. Quizás no sea tan fuerte como las personas de este mundo, pero sin duda alguna puedo jugar con la física a mi favor.
Caigo a toda velocidad sobre ella, intento usar mi brazo derecho, el que tenía el escudo para aplastar su cabeza, pero este no me responde.
«Mierda.»
Ella no podía usar su brazo con la kukri porque no le daría tiempo, pero en este momento me percato. Elsa sonríe y con su mano izquierda hace la forma de una lanza, intentando clavármela en el aire. En el momento que su mano esta por tocar mi estomago un sonido metálico suena a flote.
Los dedos de Elsa se quiebran al instante.
—¡Quien ríe de ultimo ríe mejor vieja bruja! —abalanzo mi brazo izquierdo para clavarle una masa de púas en la cabeza.
Casi como romper una sandia su cabeza estalla por el ataque. Caigo al suelo con fuerza. El estruendo del golpe levanta polvo y escarcha por todos lados.
Me siento mareado, pero esto no es todo. Habrá unos segundos antes que Elsa reviva. Ella no puede mover su cuerpo si su cabeza no existe, pero en el momento que se regenere atacara con todo.
—¡Salgan del lugar! —grito a Rom y Emilia.
Estos sin dudar corren afuera. Rom atraviesa la pared con facilidad mientras que Emilia sale por una ventana. El hueco que crea rom hace una reacción en cadena, las estacas que clavo Emilia a lo largo de las paredes desaparecen. Al tener todo el peso superior el bazar cede, empezando a caer.
—¡Marco! —el grito de Emilia resuena con desesperación.
