Desentrañando Realidades.

Confrontarlo podría llevarme a la muerte, pero aun así debo hacerlo. No sé cómo funcionan los reinicios todavía, pero el protagonista siempre fue llevado a un punto anterior a los problemas.

Además, se le da cierto margen de actuación.

Mientras camino, comienzo a recordar. No fui dejado en los mismos puntos que el protagonista. Si vuelvo antes de las bestias...

Frente a la puerta, mis manos comienzan a temblar, pero me insto a ser fuerte.

Necesito enfrentarme a Roswaal y descubrir qué sabe sobre mí y cuáles son sus planes para el futuro. Este sacrificio es necesario para poder seguir adelante. Con determinación, pongo mis manos en la manilla y abro la puerta con firmeza.

Roswaal levanta la cabeza y me saluda con alegría.

—Vaaaaya parece que los experimeeeentos fueron fructuoooosos.

Me hace señas para que me siente, pero rechazo su gesto y camino hacia él, manteniendo una expresión seria. Lo señalo, no a él, sino a su traje.

—Sabes por qué vine —le digo, sin rodeos—. Quiero hablar a solas contigo.

Roswaal continúa sonriendo, pero sus ojos me advierten que tenga cuidado con lo que digo. Ram muestra sorpresa y trata de decir algo, pero Roswaal la detiene.

—Pensé que venías a hablar sobre cómo íbaaamos a reconstruuuir el pueblo —responde Roswaal, su sonrisa arrogante intacta.

No voy a bailar en sus manos, cueste lo que me cueste, tengo que obtener esa información. Aunque me cueste la vida, necesito saber cuáles son las verdaderas aspiraciones de Roswaal. Ram interrumpe, poniendo su mano en el pecho y dando un paso adelante.

—Jamás dejaría solo al señor Roswaal. Deja de actuar como un energúmeno, Marco.

Pero ignoro sus palabras. Me dirijo directamente a Roswaal.

—El libro de la sabiduría.

Con solo esas palabras, el ambiente cambia drásticamente. La sala se vuelve sombría y la expresión arrogante de Roswaal desaparece. Siento una presión abrumadora sobre mí, deseando arrodillarme y tomar aire, pero me fuerzo a mantenerme de pie.

Ram mira sorprendida a Roswaal, pero luego me lanza una mirada llena de furia. Ambos parecen querer atacarme, pero no me detendré.

—¿Te conté sobre eso? —pregunta Roswaal, sin sus habituales muletillas. Luego se levanta, da unos pasos y se acerca a la ventana.

—Sí, lo contaste —respondo, mintiendo. Necesito saber qué información tiene Roswaal sobre mí y mi poder.

Roswaal se queda en silencio, mirando por la ventana. Ram, por otro lado, se acerca a él con la intención de calmar su ira.

—Señor Roswaal, Marco es un estúpido el de seguro se equí... .

En un arco ascendente, como si lanzaras una baratija al aire, la cabeza de Ram se separa de su cuerpo y se eleva en una parábola perfecta. Mi asombro es palpable al establecer un contacto visual con sus ojos, que parecen sorprendidos, pero luego una sonrisa se dibuja en su rostro. Aceptando resignada los hechos, la cabeza de Ram choca con el suelo y rueda hasta detenerse junto a una pared.

La sangre salpica el cuerpo de Roswaal mientras el cuerpo decapitado de Ram cae al suelo. Sin previo aviso y sin ninguna necesidad aparente, Roswaal ha asesinado a Ram a sangre fría.

—Innecesario —exclamo, dirigiéndome al monstruo que tengo frente a mí.

Roswaal da media vuelta, introduce su mano en el traje y saca de él un libro blanco, con pequeñas inscripciones y una apariencia de enciclopedia. Abre el libro y lo ojea rápidamente.

—No entiendo —Roswaal cierra el libro con fuerza— ¿Cómo lo sabes?

Avanza hacia mí, ejerciendo una presión con su maná que me impide escapar. Intento reaccionar y utilizar mi propio maná en su contra, pero Roswaal no es alguien con quien pueda enfrentarme en este momento.

A duras penas logro respirar, mi cuerpo me insta a rendirme, pero aún no es el momento adecuado.

—¿No te lo revela el amado libro de tu querida? Tu preciosa bruja.

Una vez más, sin previo aviso, recibo un golpe en el estómago. Roswaal clava su puño con fuerza, causando que escupa con violencia. Siento un intenso ardor en mi abdomen, pero no permito que el dolor se refleje en mi rostro.

No me mostraré débil ante él.

—Te lo dije antes, fuiste tú quien me lo reveló. ¿Cómo más sabría que tu única amada es Echidna, la bruja de la codicia? Los tres tenían aventuras y lo pasaban de maravilla hasta que Héctor atacó.

Es probable que ella también esté escuchando.

—Tú... Esas son cosas que jamás diría —Roswaal rechaza mis palabras, extendiendo su brazo en un arco horizontal—. No importa, nunca diría algo así en esta etapa, después de que superaras todo.

Arrogantemente sonrío y lo miró fijamente a los ojos, sin un atisbo de temor o dolor.

—Entonces, si esta etapa no debía suceder... ¿Por qué?

Roswaal intenta golpearme de nuevo, esta vez con un gancho derecho dirigido a mi rostro, pero lo detengo con mi mano. Un golpe seco resuena cuando utilizo toda mi fuerza para detener el golpe.

—Esto debía suceder. Quizás... ¿En la tumba de Echidna?

Los ojos de Roswaal se abren en sorpresa ante mi conocimiento de la existencia de la tumba.

—¿La tumba? ¿Cómo sabes de su existencia? —Roswaal retrocede, cruzando los brazos—. La única forma de saberlo es que yo te lo haya contado.

—Sí, porque así fue —respondo con firmeza.

Roswaal queda pensativo, frunce el ceño y reflexiona, pero antes de que ninguno de nosotros se dé cuenta, la puerta se abre de golpe.

—¡Ram! —Rem grita desesperadamente por su hermana. Ella nos mira a ambos y luego dirige su mirada hacia el horizonte, su rostro pierde todo color. Rem se acerca lentamente al cuerpo de Ram. Roswaal cierra la puerta con magia y espera a que Rem se acerque.

Rem se arrodilla, toma el cuerpo de su hermana y comienza a sollozar.

—¿Por qué? ¿Por qué? Todo iba tan bien —murmura entre lágrimas, apretando el cuerpo sin vida de su hermana, bañándose en su sangre. Roswaal parece mostrar poco interés en su sufrimiento.

De repente, Rem deja el cuerpo de su hermana en el suelo y, por instinto, activa su cuerno y dirige su mirada hacia Roswaal. Sin embargo, es demasiado tarde.

—¡El fura!

Una ráfaga de viento cortante se dirige a toda velocidad hacia Rem. Cuando intenta reaccionar, es demasiado tarde. La hoja de viento la alcanza de lleno, partiéndola en dos verticalmente. Ambas, Rem y Ram, son derrotadas por la misma persona que en su momento les brindó ayuda.

Y yo, en ese momento, no hice nada para detenerlo.

—Bastardo psicópata —lo miro con asco, intentando contener mi repugnancia.

Junto al cuerpo de Ram cae Rem, completamente partida por el corte vertical, sus entrañas bañan a la ya fallecida Ram. Sin oportunidad de luchar, ambas fueron derrotadas por la misma persona que una vez les ofreció ayuda.

Y yo tampoco hice nada para detenerlo.

—¿Bastardo? ¿Yo? —Roswaal lanza otro gancho hacia mí.

Me inclino ligeramente para esquivar el golpe de Roswaal y lanzo un puñetazo directo a su rostro. Su labio se rompe y empieza a sangrar por el impacto. Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos, Roswaal me sujeta del cuello con fuerza, impidiendo que pueda liberarme.

Desesperadamente, intento luchar para liberarme, pero mis esfuerzos son en vano. En un último intento desesperado, utilizo magia de viento para impulsar mi brazo en un golpe directo hacia su nariz, haciéndola quebrar y logrando que suelte su agarre. Roswaal retrocede unos pasos, mirándome con odio mientras sopla con fuerza su nariz sangrante, expulsando toda la sangre acumulada.

Trato de crear una bola de fuego, pero Roswaal intenta patearme. Logro esquivar su patada e intento taclearlo, pero en ese momento soy enviado a volar por un golpe de viento. Choco violentamente contra la pared, el impacto me aturde de inmediato, mi cabeza empieza a dar vueltas y siento el sabor metálico de la sangre en mi boca.

Con gran dificultad, me levanto, jadeando para recuperar el aliento.

—Eres el responsable de todo esto. Lo peor es que ni siquiera te importa —dice, mientras sigo tratando de recuperar la compostura.

—Solo tengo una semana y pocos días con estas personas, he vivido demasiada mierda en mi vida. En cambio, tú, vives con la esperanza de poder cumplir tu meta de matar al dragón para vengarla y tener así la posibilidad de ver a tu gran amor.

Roswaal se arremete contra mí, intentando patearme, pero logro esquivarlo. Lanzo un gancho ascendente hacia él, pero recibo un fuerte puñetazo en el rostro.

—Tú no puedes ser la persona que necesito. No debería ser así —Roswaal mira hacia el techo —. Entonces, todo esto ya estaba arruinado desde el principio.

—No te hagas el santo, se que has estado reencarnado durante cuatrocientos años para cumplir tu propósito, se las atrocidades que has hecho, que planeaste todo para atraer a alguien —me pongo en posición defensiva, alzando mis brazos— se que planeaste todo, hasta el ataque a ese pueblo.

La mirada de Roswaal no tiene precio, su rostro, contorsionado y arrugado por la sorpresa me hace sentir satisfecho, el vuelve a ojear el libro, intentado comprender algo.

—¿Cómo sabes todo eso? —pregunta Roswaal, mientras aprieta las hojas del libro con fuerza— Tu... pareces tener un objetivo con esto —este me mira a los ojos, como si dudase de si decir algo o no— El ataque al pueblo...

Roswaal se mueve rápidamente, agarra mi brazo y con su otra mano me arranca el brazo. Un dolor indescriptible recorre cada centímetro de mi cuerpo y la sangre comienza a brotar de la herida. En el momento en que intento gritar, Roswaal me patea en la cara.

—Si hubiera sabido esto antes, te habría matado hace mucho tiempo —Roswaal crea otra hoja de viento y la lanza hacia mí— no me lo hubieses dicho, no importa lo que hagas todo debe salir como está estipulado.

Con una sonrisa en mi rostro, miro hacia él, esperando mi final.

Sin embargo.

A pesar de todo, una voz familiar resuena en la habitación, interrumpiendo el tenso silencio.

—¡No te dejaré! —exclama una niña con una determinación inquebrantable.

De repente, Beatrice aparece frente a nosotros y bloquea el ataque de Roswaal, haciendo que este caiga al abismo, desvaneciéndose en la oscuridad.

—Parece que te has encariñado con esta persona —comenta Roswaal, clavando su mirada en Beatrice mientras sostiene algo en su bolsillo, de donde sale una pequeña luz azul— ¿Es a quien tanto buscas?

Las lágrimas fluyen por el rostro de Beatrice mientras ignora por completo a Roswaal y se enfoca en curar mi brazo, deteniendo la hemorragia con su magia. Sus acciones hablan más que las palabras.

Soy yo quien rompe el pesado silencio que nos rodea.

—¿Lo escuchaste?

—Sí —responde Beatrice entre sollozos, aferrándose a la esperanza que mis palabras le brindan.

Beatrice continúa sanando mis heridas, sumida en su propio mundo. Roswaal nos observa impasible, mostrando un ápice de respeto hacia ella.

—Yo lo sé, conozco todo el sufrimiento que has padecido —le susurro a Beatrice, aprentando mis dientes para contener el dolor.

—Sí, supongo —dice Beatrice, su voz quebrada por la tristeza.

—Entonces... ¿Por qué?

La aparición de Beatrice en este momento es inesperada para mí. Para ella, aún no debería significar mucho. Quizás solo una esperanza, si es que eso.

Me arrodillo frente a ella, nuestros rostros quedan a escasos centímetros de distancia. Verla llorar me hiere profundamente. Junto a Emilia, Beatrice ha sido la única persona que me ha mostrado apoyo incondicional. La única que ha permanecido a mi lado sin causarme más problemas.

—Tú —Beatrice posa sus cálidas manos en mis mejillas— Eres mi esperanza, supongo —sus lágrimas fluyen desconsoladas, su rostro refleja el dolor de un pasado olvidado—. Viniste y lo cambiaste todo, con tu actitud me hiciste creer que...

—¿Soy él?

Estas palabras hacen que Beatrice detenga su llanto por unos instantes. Su mirada refleja sorpresa, pero también una sonrisa se dibuja en sus labios, una sonrisa que irradia gratitud y esperanza.

—Sé todo sobre ti, conozco cada capítulo de tu historia y entiendo que has estado atrapada durante cuatrocientos años —con mi brazo izquierdo, la abrazo con ternura y determinación—. Todo lo que quiero es verte feliz, nada más.

Ella me corresponde el abrazo, sus brazos se aferran a mí con fuerza, como si temiera que pudiera escapar. En medio de sus lágrimas, encuentro consuelo y siento cómo el amor y la compasión fluyen entre nosotros.

Mientras Beatrice llora en mi pecho, desvío mi mirada hacia Roswaal, quien se acerca lentamente hacia nosotros. Beatrice parece no darse cuenta de su presencia o tal vez decide ignorarlo

El rostro de Roswaal refleja una mezcla de emociones indescriptibles, lejos de la ira que lo consumía anteriormente y la alegría que solía mostrar. Ahora, su mirada muestra aceptación y resignación.

Él sabe que este mundo está condenado y solo queda una opción.

—No sé qué está sucediendo, pero sí de alguna forma sabes tanto, entonces —murmura Roswaal, interrumpido por un acto de traición.

Mientras aún sostengo a Beatrice en un abrazo, siento cómo algo atraviesa mi vientre, pero ella no me suelta. Contengo mi voz, el dolor y todo lo que hay dentro de mí.

—Nunca podrás cumplir tus sueños. Eres un monstruo, Roswaal, has sacrificado generaciones enteras por tu obsesión. Eso no es amor, eres un maldito monstruo que debe ser eliminado —afirmo con convicción, dirigido a Roswaal, mientras Beatrice intenta usar su magia para escapar.

Sin embargo, nada sucede.

—Lo siento, Beatrice. Parece que aquí llegamos —acepto con tristeza.

Beatrice se suelta de mi pecho y me mira directamente a los ojos, una mezcla de melancolía y resignación se refleja en su rostro.

—Fue una semana pasadera, más que esos miserables cuatrocientos años, de hecho —sus palabras resuenan en el aire, casi en un tono coordinado— Ahora, por fin...

En ese momento, pierdo toda sensación en mi cuerpo y caigo al suelo, observando los pies de Roswaal desvaneciéndose en una amalgama de partículas blancas. Beatrice se ha ido y yo estoy a punto de morir. Todo esto, todo este sufrimiento, solo por obtener la información necesaria.

Puedo deshacerlo todo. Solo tengo que soportarlo, mientras no pierda la cordura. A medida que mi visión se desvanece por completo, escucho un grito desesperado de Emilia.

—¡Marco!

Ella corre hacia mí, sin decir una palabra más. Pero ya es demasiado tarde. No quería que me viera en este estado.

—No entiendo cómo funciona —susurra Roswaal, pronunciando sus últimas palabras antes de que la oscuridad me envuelva por completo.