Capítulo 9
La Selección Real
Estamos esperando en la sala del castillo real, pronto tendremos que ir al centro donde se hará el evento. Marco mira través de la ventana con un rostro ensimismado, parece que no siente nervios por la situación actual.
He de admitir que la sensación de seguridad que tengo es a causa de todos los planes que armamos.
Félix fue a saludar a unos compañeros asi que solo estamos Marco, Wilhelm y yo.
—Lo importante en esta reunión es descubrir quienes son posibles enemigos, Wilhelm, ¿sabes algo sobre una situación similar en el pasado? —Marco pregunta a Wilhelm, pero ya hemos obtenido toda la información posible—. Sé que te he preguntado antes, pero me gustaría saber si es normal que la ballena aparezca durante las elecciones reales, no sé si recuerdes algo en particular.
Wilhelm piensa un momento, y entiendo la lógica de Marco. Es cierto que los movimientos del culto son raros, pero el hecho que se haga justo en el anuncio de las candidatas al trono es motivo de sospecha.
Marco y yo hemos estado intentando llegar a una respuesta, leyendo y obteniendo información al respecto.
—Quizas, el Gran Sabio Miklotov pueda darles una mejor respuesta de que la que este viejo podría dar.
El rechazo de Wilhelm hace que Marco vea que no habrá forma con la información que poseemos. Le pregunté a mi padre si hay registros, pero dice que muchos de los registros se perdieron durante la guerra demihumana.
Fueron robados.
Ambos nos miramos un momento a los ojos y luego sonreímos, viendo que, como lo sospechamos, es probable que alguien esté dirigiéndonos hacía Miklotov. Todas las fuentes de información fueron borradas.
La única persona que puede ayudarnos es él.
Marco coloca su mano en mi hombro, mirándome con una sonrisa. De alguna forma puedo ver que se ha liberado un poco de su carga, pero, algo parece seguir dentro de él. Suspiro, reconociendo que lo que quiere es que no me preocupe.
«Me preocupa más lo que va a hacer durante la selección». Ya sé que va a causar problemas, pero no puedo detenerlo, haga lo que haga debemos conocer quiénes pueden ser parte de nosotros.
—Quizas tenga que poner en práctica lo que me has enseñado. —Marco mira a Wilhelm, quien mira a Marco levemente, y puedo ver como sus labios se curvan un poco.
Wilhelm y Marco nunca habían interactuado mucho, es solo recién, cuando vino, que Marco le pidió entrenamiento. Wilhelm, con todas las ganas del mundo le enseño.
—Será bueno para ti, podrás ver tus errores en una pelea real. —Wilhelm parece saber parte del plan de Marco, me sorprende que no se haya opuesto a él.
Cierro mis ojos unos segundos, sintiendo en mi corazón la emoción del momento. Este será el primer paso real, el primer paso que abrirá la competencia. Miro a Marco, pensando en lo que me dijo.
Cubro mi rostro, sin poder aceptar sus palabras.
«Me moriría de la vergüenza si dijera que era una fiesta». Realmente, no sé cómo podría decir algo así. Marco dice que fue culpa de Félix, pero decido no seguir pensando en ello.
—Vamos. —Los miro a los ojos, y ellos asienten, listos para avanzar.
Caminamos sin decirnos una palabra, Marco solo ojea todo el lugar con unos ojos encantados. Nuestra mansión es lujosa pero realmente no me gusta exagerar, esto es más opulento, por lo que Marco parece encantado.
Caminamos hasta ver a Félix, quien trota hacía nosotros con una sonrisa. Emocionado, se coloca detrás de mí. La mejor forma de llevar esto es mantenerme callada, necesito concentrarme en analizar a todos.
"Si quiero cambiar el futuro, necesito primero reconocer que partes cambiar." Las palabras de Marco son un mantra, una guía que necesito considerar en todo momento. Él solo hecho que yo sepa sobre el futuro ya hace que este cambie, sin embargo, hay cosas que deben suceder.
—Se hace la entrada a la candidata al trono, ¡Crusch Karsten! —exclama Marcos Gildark desde el otro lado de la puerta.
Con eso, las gigantes puertas de madera se abren. A pesar de ser de día puedo sentir como los cristales iluminan aún más la habitación. El maná fluye por todo el lugar, asi como los vientos se sienten tensionados.
El aire es espeso, pero yo fluyo fácilmente.
Camino, erguida, mirando al frente sin temor. Doy leves vistazos a las personas que nos rodean, caballeros y nobles, todos mirando con expectativa mi entrada. Cada paso que doy, cada gesto que hago, todo está siendo analizado inconscientemente.
No soy perfecta, pero debo hacerlo lo mejor posible.
El reconocer que puedo equivocarme no es excusa para hacer todo sin preocuparme por hacerlo bien.
Sonrío con calma, mirando que ya había llegado alguien antes.
Nuestra mayor rival, quitando a Priscilla, es ella. Su traje la hace ver como una muñeca, realmente aprovecha sus facciones tiernas para hacerse lucir. A pesar de su tamaño y apariencia infantil ella, la persona en frente de mí es similar a quien camina detrás.
Es una víbora que busca dejar su veneno sutilmente.
Anastasia y Marco persiguen el mismo objetivo, "Monopolio Absoluto". Ese pequeño objetivo hace que ambos sean incompatibles. Marco quiere que todos tengan la oportunidad de crecer.
Él no se va a ver afectado por el crecimiento de los demás.
Su monopolio es solo para poder proteger el futuro, mientras que Anastasia lo hace por placer. Es su objetivo, y es respetable.
Ella al verme sonríe, y yo le sonrío de vuelta.
Sé que debo verme como alguien seria, pero debo sacarla de lugar. La mejor forma de conocer a alguien es rompiendo la percepción que esa persona tiene de ti.
Marco, y Félix se quedan detrás, junto con los caballeros. Wilhelm no va a entrar, solo me acompañó hasta la entrada. Su trabajo es conseguir la información que necesitamos; necesitamos saber si hay movimientos extraños.
—Es un placer verle, señorita Crusch. —Anastasia rompe el silencio entre nosotras, ella me mira con una sonrisa, y puedo sentir esos ojos.
Son similares a los de Marco, ambos miran con detalle a la persona, sus expresiones, sus gestos, su tono.
Sonrío levemente, mirándola fijamente a los ojos. Si ella es como una serpiente entonces yo seré un León. No tengo miedo, en cambio, su desafío me llena de confianza.
—El placer es mío, Anastasia Hoshin. Quería hablar contigo, pero antes de esta reunión era imposible. —Le dejaré saber el motivo de esta reunión, sutilmente, le haré ver que su red de información no es totalmente precisa—. Tengo una oferta de negocio que te va a gustar. Después del congreso, podríamos reunirnos para hablar. Solo tú de las otras tres candidatas podría ser parte de esto.
Las cejas de Anastasia se mueven levemente. Mientras que yo siento la confianza y la calma en mi corazón. Después de ver como habla y actúa Marco me doy cuenta de que su forma de leer a las personas es muy metódica.
Claramente hay personas más experimentadas que Marco, pero, la forma que se hace con la experiencia que lleva su mundo es, en parte, mejor.
Eso sumada a mi bendición divina.
«No podrá tener el control». Anastasia debe estar pensando el porqué de mis palabras. El hecho que dijese tres y no dos. Nadie pensaría que en este momento la última candidata fue encontrada, y si ella con su gran red de información no pudo entonces solo podría pensar que mi red de información es superior.
Sin embargo, presionarla así solo hará que sea más cautelosa.
"Será un acto interesante, un acto que nos dejará atrapar a Anastasia Hoshin." Las palabras de Marco se graban en mi mente. No me dijo exactamente que iba a hacer, pero entiendo su plan.
Una vez todas las candidatas están reunidas, se desata una discusión. Realmente es inesperado, pero de lo que pude hablar con Marco entendí una cosa.
«Esta niña puede ser una superviviente de la familia real». De ser así significa que es una pariente de Fourier, asi como la prueba de que la enfermedad de la familia no fue como tal eso, si no que fue un acto planeado.
Marco me dijo que, en contexto de lo que ha leído en mis libros, ella no figura en ninguna parte, pero que la probabilidad es la más alta. Y es que sus características son exactamente las mismas que la familia real.
Estoy seguro Miklotov y los sabios se han dado cuenta.
Aun así, no detienen el altercado.
—Medio demonio de cabello plateado. —Priscilla suelta unas palabras duras, en especial para la persona a la que van dirigidas.
Emilia mira hacía Priscilla, y con verlo puedo ver que ella quiere decir algo, pero al verla, siento un poco de pesar. Su actitud se debe no solo al profundo aislamiento, si no a que su edad mental no corresponde a la física.
Son las experiencias de la vida lo que te hacen avanzar. Ella ha sufrido mucho, pero no ha vivido la vida para poder afrontar esos sufrimientos.
Es complicado, especialmente para Marco, quien no ha podido ayudarla como él quisiera. Miro de reojo hacía Roswaal, viendo que los vientos se mantienen con calma y serenidad.
—Le agradecería que no insultase a la persona que apoyo de esa forma. —A pesar de sus palabras puedo ver su felicidad.
La alegría de verla desmoronarse.
Emilia se mantiene callada, y luego cada candidata empieza a decir sus propuestas. Primero Priscilla, luego Anastasia y Felt. Ahora es mi turno. No debe ser muy extensa, si no transmitir mis intenciones con firmeza.
Pongo mi mano en el pecho y miro a todos con determinación. Veo a Marco, quien sonriente parece desinteresado de todo.
—Cuando sea reina, haré de este un mundo en el que la humanidad pueda desarrollarse sin límites, ¡demostraré que podemos protegernos nosotros mismos!
Con esas palabras iniciaré mi campaña, y con ello he terminado.
Ahora sigue Emilia, quien parece nerviosa a hablar. Ella avanza cuando la nombran, pero rápidamente suspira. Sus ojos brillan y su aura cambia; ahora se ve determinada. Puedo ver lo que dice Marco: su potencial, ella es alguien que solo tiene falta de experiencia.
Pero eso significa que se puede convertir en lo que quiera.
«Definitivamente la tendré como aliada». La ayudaré, me da curiosidad que tan grande puede llegar a ser.
—Mi aspiración está en hacer un mundo igualitario, un mundo donde todos sean tratados con el respeto que merecen. ¡Donde nadie sea juzgado por ser diferente!
Entonces, tras ese silencio se escucha una mofa. Todos dirigen la mirada hacía aquel noble de mal aspecto. No recuerdo su nombre, pero al verlo me doy cuenta de que es realmente horrible.
—¡Qué clase de estupidez es esta! —dice aquel noble, con apariencia de un chivo. Mantengo mi calma, viendo lo que va a hacer Marco—. Es obvio que esto se está saliendo de las manos, primero una rata de los barrios bajos, y ahora una medio dominio. ¿¡Que es esto!?
Las palabras de aquel noble desatan una reacción en cadena, todos insultando y hablando sin control. Analizo los rostros de cada uno, viendo quienes mantienen la calma o sonríen. Necesito reconocerlos a todos, después de todo las alianzas comenzaran de inmediato.
Emilia se mantiene escuchando con la cabeza baja. Entonces, desde el fondo de ella siento como el viento empieza a hacerse más frío. Roswaal sonríe y por dentro de ella su espíritu esta por salir.
«Supongo sucederá como dijo Marco».
—¡Idiotas! —grita Marco, expulsando su maná con todas sus fuerzas. En un abrir y cerrar de ojos el viento se calienta. El aire se vuelve pesado y espeso, dificultando respirar.
Abro mis ojos levemente, y puedo ver su plan ahora tan claro como el agua.
—¿¡Quién eres tú para insultar a un noble!? —El silencio aflora, mientras ese noble cae totalmente en la trampa de Marco.
Marco infla su pecho con una sonrisa y, mirando hacía todos, señala hacía el cielo.
—¡Soy el héroe que derroto al arzobispo del culto de la bruja, Petelgeuse Romane Conti! —La exclamación de Marco viene acompañada de murmullos por todas partes—. Y ustedes nobles, debería darles vergüenza actuar de esa forma.
«Ahí se fue la imagen de héroe que tenía planeada».
—¡Saquen a este payaso de aquí!, —exclama aquel noble, pero los caballeros no se mueven.
Marcos me da una mirada, y yo asiento en respuesta.
—Me sacaran a mí que no he hecho nada, pero no a quienes han insultado a las candidatas al trono, ¡todos merecen el mismo respeto! —Marco mira hacía a todos, y aunque sus palabras son ciertas, la forma de decirlo hace que pase de largo.
Emilia mira con los ojos bien abiertos hacía Marco, sin entender lo que está sucediendo.
—¡Yo soy un héroe! ¡No voy a permitir que le falten el respeto de esa forma! —Marco intenta acercarse, pero los caballeros se mueven, rodeando a Marco.
La situación es cada vez más tensa, y los sabios parecen estar confundidos de la misma forma. Como nadie aquí lo conoce, no pueden saber la forma de actuar de Marco. Solo los del ejercito o los caballeros a nuestro mando saben cómo es.
Por eso aquí Marco puede ser quien quiera.
—¿Acaso eres un enemigo del culto? ¡Ah! Supuesto noble. —Marco lo señala, mientras es atrapado de los brazos por los caballeros.
—¡Yo no soy ningún cultista! —El viento de la mentira corre por su rostro, sus intenciones asesinas desbordándose en su mirada. Los nobles que lo acompañan se ven de la misma forma, un viento realmente extraño.
Así que él es un cultista.
—¿Soy el único cuerdo? —pregunta Marco, y este se libera del agarre de los caballeros—. Yo fui quien detuvo a un arzobispo, mientras ustedes desperdiciaban el tiempo yo fui quien lo hizo, ¡soy un caballero de verdad!
Si no fuera porque sé que está actuando ya lo habría callado hace mucho tiempo.
Hago una mueca de disgusto, apretando mis manos levemente.
—Parece que tienes a alguien interesante contigo. ¿No lo puedes controlar? —Las palabras de Anastasia se ciernen sobre mí, y su mirada intentando hacerme perder el control me causa gracia.
Aunque algo es cierto, «yo no lo puedo controlar».
—Es… No, no tengo nada que decir. —Decir algo iría en contra de lo que soy, no voy a mentir. No es necesario hacerlo, después de todo aquí el estafador es él.
Los caballeros sacan sus espadas, y Marco alza las manos.
—¿Les duele la verdad? —pregunta Marco, mirando a Emilia a los ojos—. ¡Diles, Emilia, diles lo que querías hacer!
Emilia aprieta sus manos, ella camina lentamente hacía Marco hasta estar en frente de él. Ambos se miran y entonces Emilia le dice fríamente.
—Lo siento, sé que estoy faltando el respeto a una de las candidatas, pero me gustaría lo saquen de aquí. —El viento de la mentira se cierne sobre Emilia, y entonces veo que Marco planeo de más.
Ahora que vieron el carácter de Emilia, sacando a la persona que lo está defendiendo, consideraran escuchar su propuesta.
—¡Pero yo…!
Marco intenta tocar a Emilia, pero en ese preciso instante Emilia desata su maná. Una oleada de viento helado invade mi corazón, abro mis ojos con fuerza, y de inmediato entiendo las palabras de Marco.
«Es monstruoso». Su maná supera al de cualquier persona que he visto, sin duda, si hablamos en términos de maná fácilmente puede ser ella la persona más fuerte que he conocido.
Agarro el hombro de Anastasia, protegiéndola del maná de Emilia.
—¿Estas bien? —pregunto, mirando hacía Anastasia, quien mira desconcertada hacía mí.
«Nacer sin puerta, debe ser duro». Anastasia probablemente no esperaba supiese esto, pero gracias a los conocimientos del futuro fue fácil de prever. Julius corre a acudir hacía Anastasia, pero ella deja de verme para ver a Marco.
Su emociones son variadas, pero puedo ver que sin duda ha mordido el anzuelo.
Ya tengo una visión clara, si bien no puedo saber si los sabios están implicados, con la información que tengo de los nobles que vi, hemos avanzado en grandes pasos.
Marco mira hacía Emilia, y una lagrima corre de su rostro.
«Ugh, incluso se puso a practicar eso». Si no fuese por mi habilidad habría caído ante sus mentiras. De hecho, si alguien de mi campaña hiciese tal acto lo habría reducido en este mismo instante.
Miro a Felt y Priscilla, viendo que Felt parece querer ayudar a Marco, mientras que Priscilla disfruta del acto.
—¡Grandes Sabios! ¡Ustedes que permiten esta injusticia son igual de culpables! ¡Por su culpa es me vi obligado a huir de mi tierra y ser un héroe!
Miro hacía los sabios, intentando ver variaciones en el viento. Miklotov está calmado, Tristán parece feliz de ver eso; que alguien defiende lo que considera correcto.
—¡Tu Bordeaux! ¿¡Que tanto asco tienes!? Deberías mirarte al espejo, solo quieres insultar a las candidatas para ocultar que eres el enemigo, ¡ya me di cuenta, hombre malvado!
—¡Es una semidemonio asquerosa! ¡Y tu solo eres otro pobretón más! —exclama Bordeaux. Él siempre ha sido ante mis ojos un hombre honesto, decir cosas malas o buenas vienen con ello.
Nunca lo he visto mentir, pero de alguna forma este no parece el Bordeaux que conozco.
—¡Yo no luche por este reino para ser llamado enemigo por un don nadie! ¡Ejecútenlo! —Bordeaux estira su mano, y un caballero está por cortar el cuello de Marco—. No soy un asqueroso cultista, en cambio, debería hablarme con el respeto que merezco.
Yo me mantengo mirando, y es Emilia quien interviene, deteniendo la espada con su mano. Emilia me mira, pero yo realmente no voy a hacer nada.
No debo intervenir, aun si mi dignidad está en juego, es verdad que necesitamos esto.
Con esto lo tengo claro.
«Bordeaux es el cultista que estaba escondido».
Con esta información es suficiente, más y podrían empezar a sospechar. Si lo que sé sobre Reinhard, más lo que me dijo Marco, es cierto, sus habilidades van desde leer la mente hasta poder ver las mentiras.
El problema es que, aunque quiera, no puede hacer nada. Puede ayudar, pero el peso de actuar sería destruir todo el reino políticamente. Por eso necesitamos amasar poder, obtener el monopolio y poder aguantar sin estas personas.
El pueblo no tiene que sufrir los males de unos pocos, por eso debemos hacer esto de la mejor manera posible.
Marco me mira, y ambos sabemos que va a suceder.
—¡Yo soy…!
—¡MARCO LUZ! —grito firmemente, haciendo que este se detenga y mire hacía mí con una mirada de sorpresa fingida.
El camino que ha decidido tomar es difícil, pero gracias a él puedo saber quiénes son los enemigos, así como posibles aliados.
Es un estafador por completo, pero sus métodos funcionan.
—¡Detente ahora! ¡Sal de este lugar de inmediato! —Ordeno con fuerza, y toda la sala se queda en silencio ante mis palabras. Marco intenta decir algo, pero yo vuelvo a gritar— ¡ES UNA ORDEN!
Marco aprieta las manos, temblando y dándome la espalda. El corre y sale, dejándonos con la tensión de la situación. De inmediato me giro, inclinándome levemente ante los sabios en frente de mí.
—Me disculpo, lo traje para anunciar la derrota del culto y traer un poco de paz al reino. —Me mantengo inclinada, mostrando respeto—. Su actitud grosera será castigada, pero es cierto que fue él quien derroto al arzobispo del pecado, Petelgeuse Romane Conti. Su cuerpo fue congelado como prueba de ello.
Marco derrotó a Petelgeuse destruyendo su alma de alguna forma, no quiso decirme como, pero el cuerpo inerte nos sirvió para este momento.
—Aun así, no justifica su actitud, por ello permítame encárgame de su castigo.
Soy una duquesa, claramente no se van a meter en problemas conmigo ahora que muestro mi favor hacía él.
