Capítulo 11

Una Noche de Vigilia.


Anastasia y Julius se han retirado. Tras habernos reunido obtuvimos lo que queríamos: una alianza para derrotar a la gran ballena y la seguridad de que no son parte del culto de la bruja.

Lo que no me esperaba es que la información de Anastasia fuera tan grande.

—¿Qué piensas? —Miro hacía Marco, quien desde entonces se ve más preocupado de lo normal.

Félix nos mira a ambos sin poder entender completamente, él se sienta sin hablar, respetando el espacio.

Tendré que explicarle a fondo luego, no puedo dejar que esté descuidado.

Por suerte Wilhelm si ha entendido perfectamente.

La oficina se siente pesada, lo que hablamos ciertamente fue algo diferente a lo que Marco y yo esperábamos. De alguna forma entiendo el rechazo de Anastasia y ese suspiro de alivio que dio.

—Si lo que dice ese diario es verdad entonces este mundo va a ser destruido en algún punto de los siguientes años. —Cierro mis ojos, intentando contener el temor que invade mi corazón.

Realmente, si eso pasó en el pasado entonces lo que hace ahora el culto será una catástrofe superior a la bruja de la envidia.

—Eso solo refuerza lo que debemos hacer, tener el monopolio absoluto y también obtener los otros tres reinos. —La afirmación de Marco normalmente sería una locura, pero ciertamente, si lo que dice ese diario es cierto, debemos avanzar de esa forma.

—Creo que hacer a Anastasia general Cónsul de Kararagi no debería ser imposible. —Marco me mira ante mi afirmación, y tras verme comprende que es un bien necesario.

El gremio comercial de Anastasia es bastante grande, el único problema de ella es su poder político. Si primero la hacemos una de las cuatro alcaldes, entonces rápidamente podemos arreglar eso.

Si le damos la autoridad sobre nuestros inventos para hacer negocios en Kararagi podemos hacer que sea la general comprando el puesto con dinero, pero para ello primero debemos superar el obstáculo que tenemos en frente.

—Debemos enfrentarnos a la Gran Ballena Blanca —dice Marco, y Wilhelm de inmediato exuda su sed de sangre.

Todos lo miramos, pero no desaprobamos su sentir. Mató a la persona más importante en su vida, sin duda es algo normal.

Aun así, Wilhelm se inclina, disculpándose de corazón.

—Te daremos el golpe de gracia, para que puedas ir a saludar a tu amada —las palabras de Marco hacen que Wilhelm asienta—. Me encantaría que me la presentases.

Mañana celebraremos un banquete para tratar con ello, pero el proceso actual es de parte de Anastasia. Nosotros ya nos habíamos preparado con semanas de antelación, tenemos los cañones montados, tenemos los caballeros y sus armas listas.

Nadie está sin un arma o armadura, así como también tenemos las bombas de mano que inventó Marco. Tenemos todo, y sin embargo aún estamos preocupados. Puedo sentirlo con verlo, Marco me está ocultando algo.

Es tan claro como el agua, puedo verlo, es algo referente a mí.

—¿Nos vamos? —Pregunto a Marco, y el asiente.

Félix se dirige con Wilhelm a verificar la situación de los caballeros. Marco y yo vamos hacía el balcón. Nos prometimos hacer esto después de todo, y es lo que haremos.

Tomaremos un rato antes de volver a trabajar.

Ambos nos sentamos y una de las sirvientas nos deja una botella de vino con sus copas. Cuando se retira noto la mirada de Marco perdida ante el brillo de la luna. Me encanta este balcón, cuando la luna ilumina con fuerza, las flores del jardín se ven realmente hermosas.

Me quedo hipnotizada mirándolas, viendo en ellas un brillo que nunca había podido ver. De alguna forma, puedo sentir un significado en lo que veo. El problema es que la persona que tengo a mi lado no me deja concentrar.

Mirándome con una sonrisa sincera, la persona en frente de mí busca otra vez algo de mí. Siempre intenta algo conmigo, realmente si no fuese por los libros que he leído no sabría reconocer ciertas cosas.

Aun así, me cuesta aceptarlo.

—¿Qué tanto ves? —pregunto, y el entrecierra los ojos.

—Me grabo en mis ojos el hermoso brillo de la luna sobre tus ojos. —Marco toma la botella, sirviéndome una copa de vino. Él le da unas vueltas, para sacar sus aromas—. Me grabo tu hermosa expresion ensimismada con el paisaje.

Yo miro hacia otro lado, cruzándome de hombros. No lo puedo entender, realmente no puedo entenderlo. Puede que el hombre enfrente de mí sea alguien que admiro profundamente, pero sigue siendo un estafador.

No dejaré que me atrape.

—¿Tantas cosas? Aun así, me sigues ocultado cosas; tus adulaciones no harán que deje de leerte como un libro abierto, Marco Luz. —Lo miro con firmeza, llena de determinación.

Marco abre sus ojos, sonriendo y suspirando derrotado.

Él lo sabe y aun así intenta esconderlo, puedo ver el cambio en sus emociones, puedo ver que realmente no está molesto con que lo sepa. Esta triste y alegre al mismo tiempo.

Marco toma su copa y da un sorbo a su vino.

—Hay una información sobre el futuro que no te he contado. —Las manos de Marco se estrujan entre ellas, el mira hacía la luna, y su mirada lleva consigo un peso que no puede cargar solo

Miro sus manos por un segundo, temblando, sin poder dejar de moverse. «Supongo que hay cosas que nunca cambiaran». Extiendo mis manos y tomo las suyas. Hoy, en la bella noche, bajo las estrellas y la gran luna, quiero sentir un poco más de las penas y miedos de esta persona.

Es diferente a Fourier, es incluso diferente a la persona que creí tendría idealizada.

El sufre y sale adelante si, pero también sufre y cae. Es una persona normal, por eso no puedo entender que me hace fijarme en él. Lo que describen los libros, lo que describen todas las historias.

—Crusch, tu vida está en peligro. —Aprieto sus manos involuntariamente, mientras lo veo de perfil sin saber a qué se refiere—. Según las notas del futuro caerás bajo la influencia de un arzobispo del pecado, Ley Batenkaitos, el arzobispo de la gula.

Marco empieza a explicarme, en su historia, tras derrotar a la ballena, escogemos una ruta específica para ir hacía la capital. Fuimos interceptados y perdí toda mi memoria. Puedo entender el porqué, pero no puedo entender por qué no lo dijo antes.

Nosotros no usaremos las rutas que dijo, pero aun así habría sido relevante mencionarlo.

—No lo dije porque quería cambiarlo por mi cuenta, por eso cambié todo, las rutas, hicimos la alianza con Anastasia, traeremos a Emilia a luchar. Quería incluso traer a Reinhard, pero eso será imposible de momento. —Marco gira su cabeza, mirándome fijamente a los ojos. No es un vacío lo que veo en su mirada, es solo el temor del futuro. El dolor del miedo que tienen en su interior—. A veces querer cambiar el futuro hace que el futuro se cumpla, por eso quería dejar la menor cantidad de causalidades posibles. Hoy, creo lo contrario.

Si mi destino está escrito y Marco ha intentado cambiarlo entonces puede que algo funcione. Si no, desapareceré de este mundo.

Miro a Marco, y de alguna forma siento que puedo verlo más claro.

Siento que mi corazón intenta decirme algo ahora que mi vida corre peligro.

—Te prometo que te salvaré. —Rechazo con mi cabezas sus palabras. No puedo aceptar ser salvada sin cuartel—. Pero me gustaría que me ayudases.

Él lo sabe, mi orgullo es grande.

Eso es algo que nunca cambiará en mí, por mucho que aprenda cosas, por mucho que haga cosas que nunca he hecho. Yo siempre seré Crusch Karsten, hija de los mejores padres posibles.

«Aunque, no he visto a mi padre mucho. Parece que no soy una hija tan buena». Cuando esto terminé iré a visitar a mi padre. A él le gustan los platos fuertes, le pediré a Marco que venga conmigo y preparé algo para él.

Podremos hablar y charlar de cosas triviales.

Mi vida pende de un hilo, pero de alguna forma la sensación que hay en mis manos, las cuales sostienen las suyas con fuerza; me traen tal seguridad que no puedo evitar si no sentir fortaleza.

De alguna forma verlo preocuparse por mí de esa forma me llena de calidez el corazón.

Si Félix o Wilhelm se enteraran seguro se estresarían y evitarían que fuera para luego aceptar que yo no soy así, si mi padre se enterase no me permitiría ir. Si Fourier lo hiciera seguro mantendría una sonrisa para evitar que me preocupe.

Esta persona no, esta persona quiere que ambos encontremos una solución.

—¿Por qué estas sonriendo? —Marco me mira con incredulidad, pero en este momento no puedo evitar si no sonreír.

No me había dado cuenta, pero de alguna forma su forma de ser es tan fuera de lugar que me saca de lugar a mí también. He cambiado, lo admito, pero en vez de sentir debilidad por ese cambio me siento más viva. Yo me quedo viéndolo, su expresion preocupada y levemente decaída, lo miró fijamente, viendo que sus facciones son más agraciadas de lo que eran antes.

«¿Siempre fue tan apuesto?»

—Te ves tierno cuando te preocupas de esa forma. —Sonrío, y el me mira fijamente, sus mejillas se vuelven rojas levemente, y yo empiezo a reír.

«Coquetea sin problemas, pero cuando le dicen algo se sonroja». Ambos estamos en esto juntos, por eso no tengo miedo.

Si el siente debilidad yo sentiré fortaleza, si alguna vez siento debilidad sé que él sentirá fortaleza.

—Bueno, solo pasa contigo. —Cierra sus ojos, suspirando derrotado. Se rasca levemente la mejilla y luego me mira a los ojos—. Creo que tengo un plan, pero podría salir tan bien como mal. ¿Confías en mí?

Rechazo con mi cabeza de inmediato, retirando sus manos y tomando un sorbo de vino. Siento su calidez viajar por mi paladar hasta caer por mi garganta. Marco Luz es un gran mentiroso, pero, también es un hombre honesto.

Cuando se preocupa por alguien lo hace con todo su corazón.

—Supongo que, aunque seas un estafador descarado, eres digno de mi confianza. —Lo miro de reojo, tomando otro sorbo de este delicioso vino tinto.

"¿Ustedes son pareja?" Dejo mi copa en la mesa, cerrando mis ojos y apretando mis manos con fuerza. Sé que tenemos la misma sintonía de vez en cuando, pero que ella piense eso de nosotros realmente me sacó de lugar.

Yo tengo un objetivo que cumplir, disfrutar de su compañía es indiferente a ser una pareja. Alguien como yo no puede amar. Puedo sentir que Marco y yo tenemos un destino juntos, que nos comprendemos y en su apoyo encuentro fuerza.

Pero eso es diferente.

—Helena va a sacar un nuevo libro. —Marco me mira con una sonrisa, y yo le sonrío de vuelta—. Ella dice que va a ser uno de misterio, saliéndose de sus libros de romance, pero yo creo que al final también tendrá.

Helena es una fanática del romance, la gran mayoría de sus obras lo tienen como tema principal. Incluso me sorprende que alguien que disfruta tanto del romance siga soltera. Alguien como ella junto con alguien tan vibrante como Marco hacen buena pareja.

«No», de alguna forma rechazo esas palabras con todas mis fuerzas.

—Ahora que lo pienso, el libro que me diste cuando yo tenía… —Marco entiende de inmediato, mirando hacia afuera, él se levanta con su copa de vino y se apoya en la barandilla del balcón.

Yo lo veo, y mi cuerpo decide hacer lo mismo. Tomo mi copa de vino y me pongo a su lado. Desde tan cerca puedo sentir el viento a su alrededor, tan sereno y cálido como siempre. Los vientos en el suelen ser cambiantes en todo momento, pero la calma de ahora me trae recuerdos.

«Ojalá pudiésemos estar así más seguido». Pienso involuntariamente, y rápidamente sacudo mi cabeza, alejando esos pensamientos de mí.

Yo tengo un deber que cumplir.

—Fue increíble, realmente admiré mucho al panadero. —Parece que también estamos en sintonía con lo mismo.

La historia era algo sencilla, un panadero se frustra porque sus panes no tienen sabor. El seguía la receta, pero no importa lo que hiciera sus panes, aunque por fuera se vieran de la forma más hermosa posible, carecían de sabor.

Desesperado, luchó con todas sus fuerzas por encontrar un motivo.

—Cuando fracasó por primera vez pensé en la vez que me empezaste a enseñar esgrima, que no daba para mantener una postura determinada.

—Jajaja, es cierto, pensaba que eras inteligente, pero te costó conseguirlo. —El talento de Marco para las espadas es menor al que esperaría, brilla con las dagas, pero las espadas se le hace complejo.

Aun así ha alcanzado un buen nivel, algo aceptable para defenderse de solo tener espadas.

Aprender a usar todas las armas hasta un nivel es un primer paso para saber defenderse en este mundo. Marco no es holgazán, y ha trabajado duro en ello.

—Por suerte tuve una gran maestra. —Marco sonríe de par en par, extendiendo su copa hacía la mía—. Brindemos por eso.

Chocamos nuestras copas y tómanos más vino. Solo disfrutamos del momento, de nuestras experiencias. Gracias a los libros de Helena he aprendido mucho, pero más que aprender del texto aprendí de mi sentir.

Cuando el panadero empieza a viajar por el mundo, buscando una forma de ponerle sabor a sus panes. Él va y en todas partes prueba todo tipo de sabores que, por muy que sean hechos iguales, siente que saben diferente.

Va en busca de nuevas experiencias, pensando que esa es la forma correcta de darle sabor al pan.

Busca por todo el mundo, recorre todos los rincones.

Pero no puede darle sabor.

—Me recordó a ti. —Miro a Marco, y este suspira, mirando hacia la luna.

—Ciertamente.

Él entonces se encuentra en una iglesia, quejándose con dios por no poder darle sabor a su pan. Va con el cura y le pregunta si está maldito, o si dios lo está castigando por algo que no hizo.

El cura, sabio y calmado, le responde:

"Dios no maldice a nadie ni nadie puede maldecirte, quien puede maldecirte no es otro si no tú mismo."

Aunque esté ambientado en Gusteko, donde las personas son creyentes de un dios en particular, puedo sentir que trasmiten buenas enseñanzas. No conozco mucho, pero el concepto, aunque no me guste, demuestra una gran profundidad.

—Siempre he pensado que Dios no necesita existir, tampoco se trata de menospreciarse. —Marco mira hacia el cielo con una mirada calmada—. No se trata de creer en dios en sí, si no de creer en algo que te fuerza, que te motive a salir adelante y te haga feliz. En mi mundo tenían un dicho: La fe mueve montañas.

El panadero sale enojado, pensando que simplemente lo decía para salir del paso. Este va con una contraparte, un brujo, alguien capaz de poner y quitar maldiciones.

"Estoy maldito, cúrame."

—De la misma forma pensé cuando me decía a mí mismo que era un monstruo. —Marco ríe levemente, y este extiende su mano, chocando con mi muslo.

Miro hacia abajo, viendo su mano extendida.

—¿Por qué te gustan tanto mis manos? —Ya no aguanto más la curiosidad, de verdad, si ninguno de los dos tiene un motivo romántico, no veo una razón para hacerlo.

Marco sonríe, tomando un sorbo más de vino. Se aleja, nos sirve más a ambos y luego vuelve a extenderla hacía mí.

—Me gusta la seguridad que trasmite tu mano. —Abro mis ojos, viendo que es similar a lo que llegué a pensar. La sensación de tener a alguien en sintonía, la cálida sensación de estar en el mundo con alguien que te comprende.

Es diferente a Félix, a mi padre, a Wilhelm, a Reinhard o Julius. Simplemente es una sensación más cálida, más tranquila.

No puedo ponerle palabras, supongo debería de leer más para saberlo.

Sin decir nada lentamente acerco mi mano. Marco, al sentirlo, entrecruza sus dedos con los míos. Ambos, en el balcón, con la carga del destino en nuestras espaldas, nos sostenemos el uno al otro.

En esta noche tan cálida, lo único que no deseo hacer es dormir.

—La respuesta del brujo me dejó con la piel helada —afirma Marco, y puedo entender porque lo dice.

El brujo le dio varias cosas que tomar, le hizo rituales y rápidamente el hombre dijo que se sentía mejor, que cree que puede ponerles sabor a sus platos. El brujo le da ingredientes para preparar un pan.

Lo lleva a su casa y este prepara un pan.

Él lo prueba, y por primera vez siente que sabe a algo, su mirada se llena de alegría y le da de probar al brujo.

"El pan es insípido, no sabe a nada." La respuesta del brujo hace que el panadero se enoje e intente atacarlo. El brujo lo evita y le da de volver a probar el pan.

Al probarlo se da cuenta que no sabe a nada.

"¿En qué has fallado?" Pregunta, pero el brujo lo saca de su casa y antes de cerrar la puerta le dice.

"Yo no he fallado, pero tú si te has fallado a ti. Estas curado, pero no quieres curarte."

El panadero sale enojado de allí y vuelve a su panadería, viendo que una pequeña en una acera vende panes. Molesto, el panadero va hacía la niña para criticar sus panes. Los prueba, y al probarlos lagrimas empiezan a salir de sus ojos.

La niña lo mira sorprendido y le agradece por haber disfrutado su pan.

"¿Cómo haces que sepa tan bien?" Pregunta el panadero, pero la niña no sabe que responderle.

Ella no usa ingredientes de calidad, de hecho, el pan no es tan suave por eso mismo. Es un pan hecho por una novata, con orillas quemadas y partes medio crudas. Pero, aun siendo así, es el pan más rico que ha probado.

El panadero lleva a la niña a su negocio, explicándole como hacer pan. Ella sigue la misma receta que hace el panadero todos los días de su vida. Cuando terminan el ve que los panes se ven exactamente iguales, asi que decide probar el de ella.

"¿Le echaste algo sin que me diese cuenta?" El panadero sigue sin creer como su misma receta sabe tan bien.

El pan de la niña es hermoso, tanto por dentro como por fuera. Al usar herramientas e ingredientes de calidad fue más fácil para ella darle la belleza que quiere. Ambos panes son iguales, pero saben diferente.

La niña rechaza con la cabeza, y el panadero se sigue matando la cabeza por no poder entender lo que está mal.

—"Señor, ¿por qué haces pan?" Esa pregunta me hizo pensar en cuando estaba en mi mundo, fue increíble. —Este tipo de conversaciones que tenemos, contando nuestras experiencias entorno a algo que compartimos es realmente gratificante.

—Yo tuve que parar de leer para pensar, te entiendo. —Ambos miramos hacia el cielo, el único contacto entre nosotros es el de nuestras manos. Aun así siento que en este solemne momento solo somos nosotros dos.

El panadero le dice que le apasiona hacer pan, y que quería venderlo para que otros lo disfruten. Ella dice que ella hace pan para alimentar a su familia, y que su motivo también es bonito.

Al escuchar la historia de la niña piensa que su lazo con su familia es profundo, y, recordando lo infeliz que era con su familia, decide hacer algo que no pensaba hacer.

Por primera vez en muchos años le envía una carta a su papá.

"¿Papá, estás feliz?"

Esa pregunta que hace lo pone de los nervios. Aún con la niña a su lado, el panadero, ya un adulto, se convierte en niño por un momento. Y muchos somos así, ante nuestros padres nunca tendremos la sabiduría suficiente.

Por mucho que crezcamos, ante nuestros padres seremos siempre unos niños. Incluso si nos ven como adultos, siempre seremos unos niños.

"¡Tan feliz como una lombriz!" La respuesta del padre sorprende al panadero. Su padre siempre fue un hombre infeliz que se quejaba de la vida. El panadero le pregunta a su padre que lo hace tan feliz, y la respuesta de su padre me estruja el corazón con fuerza.

"¡Mi hijo recordó que tiene un padre!" Si no fuera por la situación en este mismo momento iría con él. Siempre mantuve cordialidad con mi padre, siempre fui una duquesa. Quiero verlo, pero quiero ser Crusch Karsten cuando lo haga.

Quiero hablar con él, saber sus penas y alegrías. Mi padre no es perfecto, mi madre tampoco debió serlo.

Pero son míos, son mis padres.

Hay muchos malos padres, y eso es algo que sé muy bien. Aun así, siempre habrá alguien a quien decirle padre, o a quien decirle madre.

—¿Cómo estarán mis viejos en el cielo? —Marco mira al cielo, sus ojos vidriosos y su mano temblorosa.

Yo lo sostengo con más fuerza, me acerco y poco más, chocando nuestros brazos. Sus padres están muertos, así que cualquier arrepentimiento que tenga le quedará por el resto de su vida.

—Esperando ver a su hijo feliz. —Mi respuesta va también para mi amada madre. Sé que hay muchas cosas por hacer, pero ahora tengo un camino más claro.

Haré mis deberes y seré feliz con ello.

—Si….

El panadero fue con un brujo, fue con un cura, viajo por todas partes del mundo. Conoció cada rincón del mundo. Sin embargo, incluso una niña puede darle sabor a un pan, mientras que él se queda con sus panes insípidos.

Por primera vez este piensa.

"¿Soy yo el problema?"

Ante esa pregunta la niña le muestra uno de los panes que hizo el panadero, le da un gran mordisco y le sonríe.

"¡Está delicioso!" Responde la niña, haciendo que lo pruebe, pero sigue sintiéndolo insípido.

El grita a la niña por mentirosa, pero esta se termina todo su pan. Ella mira al señor con calma y, con una voz calmada, le responde.

"¿Está usted enfermo?" La niña le pregunta si es un problema de su paladar, pero él lo rechaza y le dice que todo tiene sabor, menos los panes que hace.

La niña piensa un momento, para luego decirle al panadero:

—Señor, mi madre siempre me ha dicho algo: Cuando mires una nube y veas que tiene una forma u otra, no solo pienses en que tiene esa forma; piensa en lo que te hace sentir esa forma. —Esas palabras me llegaron profundamente, y Marco asiente, admitiendo que a él también le gustó.

La niña entonces va y le dice al panadero, quien no para de llorar:

"Señor Panadero, usted no está maldito ni está bendito. Eso no importa; lo que usted necesita es darle un sabor a lo que está en su corazón."

—Siempre juzgaba a las personas por ver el mundo de una forma diferente a la mía, pero realmente estoy equivocada. —Suspiro, mirando hacía las hermosas plantas en mi jardín—. Desde entonces empecé a mirar cada lugar, a mirar que me causaba lo que me rodeaba.

Él panadero no lo entiende, pero empieza a recordar todo su camino. Él fue a todos lados concentrado en mirar que le faltaba, en intentar sentir en el exterior lo que no está en su interior. El miraba el exterior pensando en que era lo que debía causar, pero nunca en lo que le hacía sentir.

El panadero buscó desesperadamente algo que solo él podía crear.

No se trata de ser perfecto, no se trata de controlar cada aspecto de tu vida. No se trata de darle un sabor a algo.

"El sabor de este pan será el mismo que mis sentimientos tengan."

El panadero prueba su pan, sintiendo por fin un sabor. La niña y el panadero celebran, y este, en agradecimiento le da una vivienda y apoyo a su familia.

Juntos abren una nueva panadería.

"La Panadería Mágica"

La panadería no tardó en hacerse famosa. En todo el reino nunca nadie se había encontrado con panes que cambiaban de sabor. La gente pensaba que era por la magia, pero luego vieron que los panes eran simples panes sin maná.

Un día un hombre molesto va a la panadería, este come un pan y dice que está horrible, armando un alboroto.

Todos se ponen a su alrededor mientras él hace un espectáculo. El panadero, ya años de experiencia, se acerca con calma.

"Señor, ¿podría contarme su día?"

El hombre enojado se empieza a quejar de lo desgraciada que es su vida, tantas tragedias y situaciones que se arremolinan en el hombre. El panadero va y prueba el pan, diciendo que ciertamente esta amargo y salado.

Ambos charlan, sin darse cuenta el hombre cuenta su vida, haciendo que todos escuchen sus desgracias. El panadero le dice al hombre que él no puede arreglar su vida, y el hombre, ya calmado asiente derrotado.

El hombre está por irse, pero el panadero lo detiene.

"No puedo arreglar tu vida, pero déjame cambiar el sabor del pan."

El panadero le dice que un amigo de él sabe cómo curar su malestar en la pierna, asi como le dice que conoce a alguien que sabe arreglar las goteras de su casa. Y con ese acto se hace una acción en cadena, las personas que vieron que el pobre hombre solo necesitaba ayuda empiezan a querer ayudar.

—A veces, poner el primer grano hacen que los demás caigan. O a veces, ese solo grano de arena es suficiente para ayudar a alguien. —Marco mira al cielo, con una sonrisa cálida y ensimismada—. Si la gente supiera la fuerza que tienen para cambiar el mundo, si todos supieran que su pequeña acción puede desencadenar una avalancha el mundo sería un mejor lugar.

Acepto las palabras de Marco, puesto que ese pequeño acto que hice para ayudar a una rival trajo a esta persona a mi vida, asi como me ha hecho cambiar miles de vidas.

La gente entonces sigue ayudándole.

Unos le dicen que puede hacer, otros le dicen que entienden sus emociones. Cada persona ayuda de una forma y en grados diferentes.

Otra persona le dice que en su trabajo le falta alguien, y que puede ir a trabajar con él de inmediato.

Nadie ha juzgado al hombre por gritar, ni por quejarse. El hombre nunca hizo daño a alguien, nunca se quejó con la panadería. La única queja del hombre era que su pan sabía mal.

"Pruebe el pan de nuevo señor." Le dice el panadero con una sonrisa.

El hombre prueba el pan y abre sus ojos, viendo que ahora tiene un sabor dulce.

"Señor, su situación no está arreglada, pero ahora tiene una esperanza en su corazón. Esa esperanza te la pueden dar los demás, pero al final es tu decisión creer en ella o no."

El libro entonces termina con estas palabras.

—Yo no le doy sabor al pan, pero usted si puede hacerlo. Su pan sigue siendo el mismo, lo único que ha cambiado es lo que está en su interior. —Marco sostiene mi mano con fuerza, y mientras ambos miramos al frente siento que empieza a temblar levemente.

Parece que sigue con miedo.

Yo lo sostengo, mirando hacía el frente con una sonrisa. Para salir del hueco emocional en el que estoy debo empezar a cambiar mi vida, para cambiar mi vida debo cambiar como veo a mi alrededor.

Hay personas que no pueden apreciarlo, pero eso es solo por la situaciones que sienten. Yo misma lo he vivido. Me di cuenta de que mi cuerpo se había acostumbrado a sentirse de esa forma, ignorando mi alrededor.

Sin querer detuve mi propio crecimiento.

Luego de leer estos libros empecé a pensar en que me hace sentir cada cosa que hago, en que me hace sentir mirar al cielo. Cuando algo me hacía sentir mal me sentaba a meditarlo, mirar los motivos.

Entonces empezaba a buscar pequeños detalles y decir que emoción me debían hacer sentir.

Incrementé mi carga de trabajo, pero lo hice con gusto; sin descuidarme a mí misma, claramente.

—Hemos cambiado mucho, gracias a ti he cambiado cosas que nunca pensé debía cambiar. —Tal como el pan, iremos teniendo nuevos sabores con el pasar del tiempo. Solo nosotros decidimos en que sabor queremos centrarnos.

Si el pan alguna vez me sabe amargo pensaré que hacer para que no sea amargo, si no veo una salida entonces lo aceptaré y seguiré viendo cómo hacerlo mejor. Ningún cambio es instantáneo, asi que solo seguiré adelante.

Marco me mira fijamente, sus ojos temblando y sus labios levemente contraídos. Yo sostengo la mirada, y ambos sentimos el apoyo del otro.

—Crusch… —Marco me sonríe, y es en esa sonrisa avergonzada que puedo ver su verdaderos ser, puedo ver al Marco Luz que siempre me ha gustado ver. El Marco Luz que puede salir adelante con una sonrisa.

—¿Sí?

Puedo ver al panadero Luz.

—Me gustas.

Sonrío, viendo que realmente es un estafador. Abro mis ojos levemente, mirándolo sus ojos temblorosos con calma. Realmente no puedo darle las palabras a mi corazón, pero sé que todos mis pensamientos se han aclarado.

Siempre pensé que era solo parte del deber, pero nunca me di cuenta de que yo tengo un deber conmigo misma. Ambos deberes son importantes, y gracias a una pequeña acción el crecimiento en mí me hace sentir poderosa.

Su veneno caló mi corazón cuando menos lo esperaba.

—Si, lo sé.

*** Palabras del Autor


La primera parte de la historia alternativa de Crusch termina aquí. Quería refrescar mi mente con una historia resumida, asi que decidí hacer eso.

Bueno, esta historia también muestra un poco del lore de la obra. Realmente quise hacerlo meramente de Marco y Crusch; centrarme en la cotidianidad. Lastimosamente el destino no se los permitió.

Es como les dije antes, todos cambiamos dependiendo que nos rodea.

Ambos Marcos son diferentes, ambas Crusch son diferentes. Todos cambian dependiendo de cómo ven lo que les rodea.

¿Alguna vez han pensado si el jugo que toman con el almuerzo les hace feliz?

Si lo has hecho, felicidades, tienes una felicidad diaria.

Pocas personas piensan en las pequeñas felicidades, piensan en lo que no tienen, o que les haría feliz. Y vaya, eso está muy bien, pues solo soñando puedes hacer cumplir tu sueño.

Pero, es en las pequeñas cosas donde la felicidad aflora. La felicidad de un viaje te dura lo que dura el viaje, hay personas que se deprimen después de viajar pensando que nunca serán igual de felices.

A mí me gusta el café desde hace unos dos años. Lo tomo para despertarme, pero nunca lo disfrutaba. Un día me senté en mi ventana, puedo recordarlo a lujo de detalle.

Eran las nueve de la mañana, el sol estaba cubierto por las nubles blancas como el algodón. El rocío daba un frescor increíble, y todo el ambiente se iluminaba en un azul pálido hermoso.

Nunca me había sentado a mirar el paisaje, pero ese día decidí hacerlo.

Miré el horizonte, vi a las personas caminar, vi el mundo como es, pero a la vez no me sentía parte de él.

"¿Cómo puedo hacer parte del mundo?" Me hice esa pregunta varias veces, y es que uno puede encajar en cualquier parte si se lo propone.

Pero pertenecer es otro cuento.

Vi mi taza de café y pensé en lo sereno que me sentía.

Como vi que el café me hacía en cierta forma alegre empecé a ir a cafeterías, quería probar un café y escribir o leer un rato. Cada cafetería me hacía sentir de una forma diferente, y cada café sabía diferente.

Compré el grano de una y me sabía diferente.

Obviamente es por el método de preparación, pero de alguna forma el que yo preparaba era más rico. No por ser casero, sino porque me di cuenta de que cuando lo hacía, estaba sonriendo.

Me di cuenta de las pequeñeces de la vida, pensaba que alcanzar x objetivo era lo que me hacía feliz. Luego, vi que las pequeñeces de la vida terminan siento una grandeza en el corazón de uno.

Leí la historia de Crusch y claramente vi que entraba en ese término.

Por eso en parte me inspiré para la historia alternativa, y por eso fue la protagonista. Hay muchas personas como ella, asi como hay personas que lo llevan al extremo como Marco.

Eso está bien, las personas que cambian son las más sabias, las personas que se equivocan son las que más pueden ayudar.

Quien comete errores puede enseñar a otros a no hacerlo. Quien cambia puede ayudar a alguien a cambiar. A veces un pequeño grano de arena en tu corazón puede convertirse en una avalancha de granos de arena en los corazones de los demás.

No sé la edad de muchos, pero no es lo importante.

Ustedes están viviendo su vida, están viviendo situaciones que no se esperaban. Han salido bien parados de unas y mal parados de otras.

Pero han salido parados, por eso, déjenme felicitarles.

Si están leyendo esto espero empiecen a mirar las pequeñeces de la vida. Incluso Re: zero, la obra original, lo demuestra. Son los pequeños cambios lo que hacen algo grande.

TU TIENES EL PODER DE CAMBIAR TU MUNDO.

Asi como tienes el poder de cambiar el de los demás, cuando acepten esa responsabilidad, cuando acepten que el mundo son las cosas buenas y malas, cuando vean que no hay bien sin mal; será entonces cuando su mundo empiece a cambiar.

Aún si no lo aceptan, si han leído hasta acá me basta.

Sé que algún día habrá algo que los haga cambiar, y aunque no lo crean, he puesto mi granito de arena.

Muchas gracias por leer, la próxima actualización dará inicio al nuevo arco de la historia original.

Espero hayan disfrutado esta corta historia.

Hasta la próxima actualización.