Capítulo 5
Los Deberes.
Cada uno de ellos necesita mejorar y perfeccionarse, en este momento ellos son el pilar de Irlam. Los traidores pueden existir, pero tenemos nuestros medios para eliminarlos. La urgencia que está en sus corazones tiene que ser permanente, pero también es mi deber apaciguarla para que hagan un trabajo correcto.
«Quien diría que ser un líder es tan difícil».
Todos se empiezan a ir, pero veo que Frederica no se mueve. Crusch me giña el ojo y se despide, hasta que solo quedamos nosotros cuatro: Emilia, Otto, Frederica y yo.
Ella se ve cabizbaja, ya sabía la situación por lo que Garfield le dijo, asi como lo que pudimos explicarle. Del mismo modo también supo sobre Clint, su más grande amor hasta la fecha.
«Debe ser un golpe duro para ella, considerando que Roswaal la crio y ayudo todo este tiempo».
Ella aprieta sus manos en su traje negro, cierra los ojos, para luego mirarme fijamente.
—Entonces, ya es oficial… —Los labios de Frederica tiemblan, y quien se levanta es Emilia, que camina hacia ella.
Se pone en su espalda, y desde ahí le abraza.
—Yo no estuve mucho tiempo, pero para mí Roswaal fue mi benefactor, asi que, aunque no de la misma forma, entiendo tu dolor. —Emilia cierra los ojos, recostando su mejilla en la cabeza de Frederica—. Annerose y Clint estarán bien, pero no sé cuál sea la situación exacta.
Emilia me mira, pidiéndome que le cuente más.
—No estoy seguro de Clint, pero es probable que él también tenga que ver con el culto. —Mi mirada se vuelve seria, y puedo ver el dolor en los ojos de Frederica. Emilia me mira con desaprobación, pero, aunque también me duela decirlo, no puedo dejar cabos sueltos—. Me disculpo por mi poco tacto, de verdad, a… a mí también me duele, no creas que esta situación es fácil; es difícil para todos.
Realmente no sé mucho, pero si puedo hacer conjeturas es muy probable que Clint sea igual de poderoso que Roswaal. Si es un enemigo, significa que algún día tocará poder fin a su vida.
—Sé que duele, en especial por lo que significa para ti. —La miro, y ella niega con la cabeza.
Sus mejillas se enrojecen un poco, y luego su mirada cambia por un segundo.
—Ya no, ese hombre me enseño, y admito que hubo un tiempo que le amé. —Cierra sus ojos, para luego sonreír levemente—. Los admiraba, uno era la personificación de lo que un mayordomo debe ser, y otro me rescató a mí y a mi familia en su tiempo.
Ciertamente, nunca pude ver errores, o incluso ver a través de Clint. Las pocas veces que interactúe con él era un ser en blanco, no pude ver nada, lo único que Beatrice me dijo es que era poderoso, nada más.
—Ambos fueron mis salvadores y los apreciaba mucho, no, aún lo hago. —Frederica coloca sus manos en los brazos de Emilia, sosteniéndose de ella—. Pero mi agradecimiento del pasado no me impedirá tomar medias en el ahora, no tienes que preocuparte. Ya no soy la sirvienta Frederica, jajaja.
Frederica carcajea, mirando con unos ojos brillantes.
Siempre he admirado la belleza que irradia, es diferente a Emilia, a Crusch, a Helena. Es diferente en el sentido que de alguna forma es cálida y coqueta, pero sin intentarlo. Es curioso, cuanto menos.
—Supongo que si lo soy: una sirvienta para el pueblo. —Frederica sonríe, levantándose con cuidado cuando Emilia se aparta—. Todavía me duele, pero ahora que sé la verdad, podré seguir adelante.
Frederica se inclina, yendo hacía la salida.
—Seguiré con mis deberes.
Deja la habitación, y yo no puedo si no sorprenderme. Sonrío, dando un suspiro satisfecho. Sin darme cuenta ella también ha cambiado.
—Está enamorada, ¿cierto? —pregunta Otto, y yo asiento de inmediato.
—Su mirada fue muy obvia. —Asiento, y Otto me mira con una sonrisa pícara.
Se mantiene sonriendo, y gira su mirada hacía Emilia. Ella se sorprende, para luego sonrojarse, haciéndome recordar lo que sucedió en la cabaña.
—Si son ustedes, que tienen experiencia, puedo confiar, ¿cierto, señorita Emilia? —Otto mira directo hacía Emilia, y ella le da la espalda.
—¡Hmpf! Al menos yo sí admito mis sentimientos. —Emilia se cruza de hombros, y en ese mismo momento puedo ver como a Otto se le baja la sangre de la cabeza.
Este coloca sus manos en sus piernas, mirando hacía el suelo.
—No, no, no sé de qué estas…
Entonces pongo mi mano en mi boca, riéndome suavemente.
—Creo que recuerdo algo que me dijiste cuando Rem se fue… —Me hago el tonto, y Otto se lanza hacía mí, tomándome de los hombros—. ¡Si! Fue…
—¡No lo digas! —Otto me mira con desesperación, pero al ver mi sonrisa se da cuenta que solo estaba jugando con él.
Suspira, para luego mirar hacía la mesa.
—No haré más bromas al respecto —admite, haciendo que Emilia sonría victoriosa.
Otto debe querer decirlo desde hace mucho tiempo, pero ciertamente este no es el momento. Supongo que nunca se le ha presentado la oportunidad, pero estoy seguro en un futuro si funcionará.
Eso después de soportar una paliza de Ram.
«Tengo que hacer una cámara de video, necesito grabar cuando eso suceda».
Aun en una situación crítica necesitamos mantener la calma. Tenemos las pruebas, asi como tenemos varias muestras de los cuerpos.
Si estuviese Beatrice esto sería más sencillo, pues me ayudaría a identificar el miasma con mayor eficiencia. Pero bueno, no hay que llorar sobre sangre derramada, lo mejor es tomar acción.
Rem ha ayudado con eso, gracias a su sacrificio hemos obtenido muestras claves para el caso. También mi nueva carta, la que nadie sabe que posee a excepción de nosotros.
—Si Roswaal está aliado con Bordeaux, entonces la información será liberada durante el juicio, asi que debemos prepararnos para el golpe. —Miro hacía ambos, quienes vuelven a estar serios—. El juicio no será algo fácil, y tampoco podemos ir todos…
Otto debe quedarse, si está aquí puedo confiar que todo saldrá bien.
—Otto, en lo que dura el juicio tendrás los mismo poderes que yo, de todas formas, tendrás también el metía, así que no habrá problema. —Lo que sea que vaya a suceder, debemos solucionarlo.
No soy un político, ni mucho menos tengo la misma experiencia que los nobles, de hecho, ninguno de nosotros aparte de Crusch la tiene. Yo puedo hacer las cosas con lógica y con datos, pero la política es más que eso.
Hay muchas cosas que no entiendo y quizás nunca lo haga.
Pero no por eso evitaré mi responsabilidad.
—Crusch va con ustedes, ¿cierto? —Otto me mira con curiosidad, y yo asiento de inmediato, haciendo que suspire aliviado—. Entonces todo estará bien, no hay de que preocuparse, la he visto hablar y escribir, todo en ella tiene una forma de ser impecable, mejor que la de todos aquí.
Ciertamente, ella fue una antigua duquesa, así que su educación respecto a este mundo nos supera a todos.
—¿Qué vas a hacer con el banco? —pregunto, cambiando el tema.
El banco no puede ser dirigido por el ministro de economía, necesito que Otto haga otras actividades. El problemas es que necesitamos a alguien de confianza, que sepamos que no nos va a traicionar.
De momento no se me ocurre nadie.
—Saber matemáticas o estadística no basta —responde, mirando hacía el techo—. Realmente podríamos hacer exámenes de aptitud y también una prueba, pero, si me permites decirlo, hay alguien que me gustaría añadir.
Miramos a Otto, curiosos, puesto que no se me ocurre nadie.
—Creo que ya es hora. —Otto sonríe—. Marco quizás lo sabe ya, pero voy a contárselo a la señorita Emilia, la historia de mi vida; siento evitarla todo este tiempo.
Ambos tomamos asiento, escuchando la historia de Otto. Como esperaba, todo sucedió igual que en la novela. Lo único nuevo es lo que comentó después.
—Mi hermano ahora es el que lleva la administración del gremio Suwen, sin embargo, su talento se puede aprovechar mejor. El gremio Suwen puede aliarse con Irlam, estoy seguro le interesará esta propuesta. —Otto mira hacía nosotros decidido—. Quiero convencer a mi hermano de ser el dueño del banco, pero no sé si lo lograré. Además, también necesito prepararlo para el examen; al final hay que ser justos.
Sus palabras me sacan una sonrisa. Ver que no se siente menospreciado por los logros de sus hermanos, verlo hablar con tal ímpetu, me emociona. Claramente sería imposible nombrarlo el líder del banco sin motivo, pero si pasa el examen entonces no hay más que decir.
Su experiencia manejando el gremio, además, sus posibles contactos también me interesan.
—Tu hermano podría ser un buen puente con Vollachia, me interesa, incluso si no es quien administra el banco. —Lo miro con una sonrisa, lo que hace que se emocione.
Creo que Otto debería visitar a su familia, se merece compartir con ellos todo lo que ha logrado. Es probable que hayan escuchado las noticias en Irlam, y, ahora que su nombre va a hacerse público, será el momento perfecto.
—Creo que, después de mucho tiempo, enviaré una carta de verdad a mi familia. —Otto se levanta, yéndose de la sala.
Emilia y yo nos miramos unos segundos. Yo muevo la silla hasta estar a su lado. La reunión probablemente tardó poco más de dos horas. Ahora lo importante es ir a donde está Erick; quiero verificar su estado mental.
Emilia, por otra parte, irá al hospital.
Ella al verme a su lado coloca su cabeza en mi hombro. Me alegra haber llegado a este mundo, me alegra ver que pude ayudar, me alegra ver lo feliz que está; lo orgullosa que está de sí misma.
Aceptarse como uno es no significa no querer cambiar.
Aceptar lo bueno y lo malo no es una justificación para no mejorar. Emilia desde un principio se esforzó por mejorar, desde un comienzo todo lo que ha hecho ha tenido valor.
No sé en qué momento pasó a brillar tanto, pero alegra ser parte de ello.
—Rem y Otto se ven bien juntos, ¿no? —pregunta, y yo la miro con una sonrisa.
Emilia y yo compartimos algo, una cualidad que quizás se le pegó de mí, o quizás estábamos destinados a compartir.
«Como le gusta el chisme.»
—Rem no parece negarlo ni afirmarlo, la verdad, creo que ambos son bastante compatibles —respondo, abrazando a Emilia de un brazo, acariciando su cabello—. He visto esa chispa en sus ojos cuando están juntos.
—Siempre los he visto a ambos compatibles. —La personalidad de Otto es bastante extrovertida y agradable, mezclado con una timidez casual; lo malo de él es su mala suerte en la vida.
Siempre termina pasándole algo, aunque eso ha disminuido desde que están juntos.
Siempre me burlo de él, pero el Otto actual cada vez es más grande.
—En cambio la personalidad de Rem es más calmada, pero, eso sí, cuando se emociona por algo no hay quien la detenga.
Me da bastante curiosidad ver que ha sucedido entre los dos.
—Rem se va hoy de la mansión. —La miro de reojo, y la veo acomodarse, recostándose sobre mi pecho.
«Si alguien entrará tendría una primicia.»
—Si, yo fui con ella y Luan a comprar la casa, la verdad me alegra mu~ucho. Creo que le hará bien a Ram, después de todo ambas sufrieron el peor golpe. Me pone mu~~y triste pensar en ellas, ver lo que ha sucedido.
Es la verdad, a mí me duele más por lo que perdimos que Roswaal en sí.
También por lo que él significa para ellas. Toda la gente de Irlam confiaba en él, e incluso el reino entero. Saber de su traición será un gran golpe para nosotros y todo Lugunica.
—Es doloroso, pero sé que lo van a poder sobrellevar. —Tomo su mano, sosteniéndola con fuerza.
No le contesté a su confesión por el simple motivo que no era un buen momento. No quería decirle que "sí", solo porque me ayudó, ni decirle que sí por la emoción del momento.
Quiero que de verdad sea algo genuino, y ella también lo sabe.
—A mí también me duele, ¿de verdad es un enemigo? —La mano de Emilia tiembla, y yo la aprieto con delicadeza—. No quiero, no quiero tener que acabar con su vida. ¡Debe haber una forma de ayudarlo!
Emilia me mira, y rápidamente mira a otro lado.
—No lo hay, porque realmente él no fue manipulado con miasma. —Miro hacía la puerta, pensando en la verdad—. Roswaal fue manipulado con palabras, que es totalmente diferente. Él sabía lo que significaba y lo que hacía, aun así, decidió hacerlo.
Quien sabe qué hará en un futuro.
El Roswaal de la novela es más blando que el real, supongo que lo adaptaron a su gusto. La razón de la diferencia es la manipulación que tuvo desde antes. Este Roswaal ni siquiera consideró a Echidna como real.
"¿Crees que quiero esa farsa?"
Sus palabras fueron claras, su constante mención del "error", mis propios pensamientos al respecto, lo que sucedió en mi mundo. Puedo suponer que el alma que llegó a mi mundo tiene un trasfondo más grande del que creo.
Un alma que escapó del tratamiento de Od Laguna.
Tengo que descubrirlo, ver qué fue lo que sucedió hace cuatrocientos años. Debo preguntarle a Echidna, estoy seguro de que ella recuerda todo.
—No sé si sea posible, pero, si lo vuelvo a ver. —Cierro mis ojos, apaciguando todo el odio en mi interior con las caricias a su cabello—. Si lo vuelvo a ver, lo mataré de inmediato.
Emilia asiente, y puedo ver que esas palabras le duelen. No hay nada que pueda hacer, el hecho que haya cambiado no significa que no deba cumplir con mi deber. Intenté darle una oportunidad y casi mata a Ram.
No soy idiota tampoco, no puedo me puedo permitir la ceguera.
Emilia también lo sabe, por eso no dice nada.
—¿Qué vamos a hacer cuando salga la noticia? —pregunta, y yo suspiro.
Realmente pueden pasar muchas cosas.
—Probablemente perderemos varias alianzas que teníamos, asi como también perderemos varias tierras. Dudo realmente que el reino me otorgue todas las tierras de Roswaal aún si él lo pide. —Acaricio su cabeza, calmándome un poco—. Como no me pueden quitar Irlam es probable que me den toda esta zona, pero quien sabe qué pasará con los pueblos y la ciudad de Hanumas.
Me preocupan la minas Ganacks, asi como la ciudad que le dieron: Hanumas, que sería un centro de comercio maravilloso. Su mansión podría importarme menos, pero me preocupa que nos quiten mucho terreno.
Irlam necesita expandirse; no saber que nos van a quitar realmente me atemoriza.
—Debemos defender Irlam, la noticia de su traición va a cambiar la economía. Nosotros apaciguamos las noticias del culto, pero con esto el reino va a caer en pánico. —Emilia sostiene mi mano, y yo sonrío—. Si queremos defenderlo debemos aprovechar ese pánico.
Sacar lo bueno de lo malo, necesitamos aprovechar cuando se está en lo bajo para hacerlo subir.
—El impulso que tomemos desde el fondo determinará que tan lejos podremos llegar —afirmo, haciendo que Emilia asienta nuevamente.
En este momento nuestra economía está en crecimiento, a pesar del daño irreversible de la guerra podemos salir adelante con el dinero de los contratos.
El problema es que no es una manera completamente segura, por eso necesito a Otto como ministro de economía.
—Vamos a comprar opciones, y así obtendremos lo que queremos. —La veo con curiosidad, y entonces le explico—: Lo usaremos para amasar todo tipo de materia prima, para luego producir y vender a costes elevados por la alza de los precios por las noticias. Como la noticia saldrá de la capital lo primero que debemos hacer es irnos expandiendo. Luego te explico más a detalle.
Amasaremos tanta materia prima como podamos, de esta forma tendremos el poder sobre la venta de los productos.
—Cuando salga la notica de lo de Roswaal, asi como los resultados del juicio, tendremos que jugar muy bien en la parte económica. —Beso su frente, reconociendo que ella no es buena con los negocios—. No te preocupes, puedes verme trabajar o si quieres preguntarle a Otto, iras entendiendo poco a poco.
Ella asiente, y yo me levanto para irme.
—¿Quieres que almorcemos juntos? —me pregunta, y yo asiento.
Salgo de la sala, poniéndome la capucha para dirigirme hacía la base militar. En este momento necesito ver la situación desde otra perspectiva, necesito saber todo lo que Erick Costuul ha escrito.
Así como conocer a profundidad a Harald Costuul.
Mi mayor mentira es afirmar que el plan está completo, pero debía apaciguar un poco el miedo en sus corazones.
Ahora debo completarlo, hacer de la mentira una verdad.
