CAPÍTULO 17
La primera (¿o segunda?) misión del recién formado Escuadrón B estaba yendo… bueno, era difícil decirlo para ese punto. Primero Z guio a sus nuevos compañeros de equipo al sitio en donde Jack se había deshecho de aquel "pedazo de chatarra" que un alienígena, que bien sospechaban ahora podría haber sido el fallecido Klupzu Agon, le había dado la noche de su último robo.
—Si no puedes comerlo ni usarlo, no sirve —había exclamado Jack con entusiasmo, mientras lanzaba aquel artefacto directo hacia el contenedor de basura más cercano, como si fuera un balón y el contenedor una canasta. Por suerte seguía justo ahí cuando lo fueron a buscar.
El "pedazo de chatarra" era algún tipo extraño de artefacto, que ninguno de los cuatro pudo identificar con claridad. Parecía como el modelo a escala de un satélite espacial o una boya de mar, de colores metálicos. Era ligero, y podía transportarse fácilmente en las manos. Pero no tenía ningún botón o interruptor a la vista, ningún número de serie, ni tampoco etiqueta del fabricante o modelo.
Se podía ver a simple vista por qué a ojos de dos personas no tan experimentadas cono Jack y Z, aquello podría haber parecido algo sin valor alguno. Sin embargo, para Sky, Syd y Bridge que habían pasado más tiempo rodeados de la diferente tecnología de avanzada que existía en la base S.P.D., tanto terrícola como alienígena, aquello podría ser mucho más de lo que parecía a simple vista. Pero, ¿sería realmente lo que Klupzu robó de Cranston Technologies y lo que los Krybots estaban buscando con tanta desesperación?
El primer instinto de Sky fue que debían llevarlo de inmediato a la base para que la Dra. Manx lo revisara y determinara qué era. Sin embargo, Bridge y Z tenían otra idea, y al final Syd terminó por apoyarlos también. No lo dijeron con palabras, pero a los tres claramente les molestó que el Comandante básicamente hiciera de lado sus propuestas, y les ordenara sólo investigar y recaudar información, para que luego el Escuadrón A se encargara de terminar el trabajo.
Así que, ya que estaban ahí y habían recuperado el aparato antes que el Escuadrón A, ¿por qué no dedicarle un poco más tiempo a seguir esa pista para ver a dónde los llevaba?
—Eso sería deliberadamente desobedecer las órdenes del Comandante —declaró Sky de forma tajante—. Nos dijo que volviéramos de inmediato a la base en cuanto tuviéramos toda la información.
—Técnicamente aún no tenemos "toda" la información —señaló Bridge—. Aún no sabemos si este artefacto es el que los Krybots buscan, o qué es exactamente. ¿Investigar hasta descubrirlo no es precisamente seguir las órdenes del Comandante?
—Él fue muy claro en lo que quería —enfatizó Sky—. Desobedecer una orden directa de esa forma, es una violación total del reglamento.
—No exactamente —intervino Z de pronto, jalando hacia ella la atención de los otros tres—. De acuerdo a la Regla 473-B del manual para oficiales de la S.P.D., los oficiales en servicio activo en el campo tienen la autoridad de investigar cualquier posible pista que pueda estar relacionada con su investigación actual, sin requerir autorización de su superior directo, siempre y cuando el oficial al mando del equipo considere que un accionar inmediato es requerido. Y esto no debe ser merecedor de un castigo o llamado de atención.
Los tres Rangers guardaron silencio, observándola con relativo asombro.
—¿Cuándo leíste el manual? —preguntó Syd, curiosa.
—Anoche —explicó Z con naturalidad—. ¿Qué? ¿Ustedes los cadetes expertos no lo han leído?
—Claro que sí —se defendió Sky.
—Pues entonces, ahí está —añadió Z, encogiéndose de hombros—. Y por lo que entiendo, tú azulito eres nuestro "oficial al mando" temporal en este momento. Así que si tú decides que debemos investigar este aparato, en teoría podemos hacerlo.
Sky vaciló un momento, y agachó su mirada hacia el dispositivo en sus manos. Claramente estaba planteándose la posibilidad.
—Aunque aceptara, y no digo que lo haga… ¿Qué haríamos exactamente para descubrir qué es esta cosa?
—También tengo una idea para eso —exclamó Z, orgullosa—. ¿Conozco justo a alguien que podría darnos la información que necesitamos?
—¿Quién? ¿Acaso conoces a algún científico o técnico especializado que pudiera identificar qué es?
—No exactamente…
Quizás Z no conociera a ningún científico respetable de gruesas gafas y bata blanca; pero en su lugar, conocía a Piggy, uno de los tantos alienígena que vivían en las calles de Newtech, bien conocido por casi todos por esos lares como el mayor traficante de información del bajo mundo; o, como algunos otros lo describirían: "el mayor soplón de todo el bajo mundo". Piggy tenía conocimiento de casi cualquier cosa que ocurría en la ciudad; buena o mala. Tenía una cualidad para camuflarse con el entorno, y que la gente no lo notara cuando se lo proponía. Y eso, sumado a otras tantas cuestionables habilidades que poseía, le permitía enterarse de cosas que no debería saber.
Cuando algún delincuente ocupaba cualquier tipo de información, primero iba con Piggy. Y en este caso, al parecer la S.P.D. haría lo mismo; por consejo de Z, que aseguró que si alguien podría decirles de forma rápida qué era esa cosa que habían encontrado, era él.
Sky, Bridge y Syd se mantuvieron escépticos a la idea, y al principio el tal Piggy (un sujeto bastante desagradable, cabía mencionar) pareció en efecto no saber lo que necesitaban, o al menos fingió no saberlo. Pero en cuanto Z lo sobornó con… una de las cosas más asquerosas y apestosas que habían sacado de ese contenedor de basura en que estuvieron hurgando, Piggy soltó la lengua.
—De acuerdo, de acuerdo… Eso que tienes ahí es ni más ni menos que el prototipo de acelerador de protones portátil que está, o estaba, desarrollando Cranston Technologies —indicó el alienígena con tono despreocupado—. Sólo existe uno, y fue robado por Klupzu Agon hace dos noches. Así que claramente debe ser ese.
—Un momento, ¿cómo sabes tú todo eso? —cuestionó Sky, sorprendido, confundido, y en especial escéptico.
—Oye, ¿a dónde crees que llega todo lo que esas grandes empresas desechan? Documentos firmados, memos, estados de cuenta, recibos de compra, contratos… Todo papel importante, tarde o temprano llega aquí —Piggy señaló entonces hacia los contenedores de basura en el callejón—. Con un poco de paciencia y tiempo, te encuentras cosas muy interesantes por las que más que uno estaría dispuesto a pagar muy bien. ¿Me entiendes?
Había cierta picaría en su tono que a Sky no le agradó. ¿Hurgando en la basura se había enterado del proyecto secreto de Cranston Technologies, qué era, y que lo habían robado? Le resultaba difícil de creer.
—Bueno, y… ¿qué hace exactamente? —preguntó Z con curiosidad.
—Tengo entendido que es algo así como una enorme y muy poderosa batería. Conectas eso a una subestación eléctrica, y podrás suministrarle energía a media ciudad Newtech por un año entero, o quizás más. De forma limpia y segura.
—¿Esta pequeñez puede darle energía a media ciudad? —inquirió Syd, sorprendida.
—O lo hará, cuando terminen su desarrollo. Aunque ya que robaron su único prototipo, puede que eso les sea un poco más difícil, ¿no creen? —comentó Piggy, seguido de una estruendosa risa irónica.
—Nada de eso —declaró Sky, ferviente—. Porque ahora lo hemos recuperado. Lo llevaremos a la base, y después lo regresaremos a sus dueños. Los Krybots no deben poner sus manos en esto.
Pero recién acababa de hacer aquella ferviente afirmación, cuando justamente los Krybots, comandados por un Testa Azul, aparecieron justo ante ellos reclamando el acelerador de protones. Por un lado, un hecho desafortunado. Pero, por el otro, confirmaba que aquello sí era lo que buscaban después de todo.
Las piezas encajaban en su sitio.
De momento, no les quedaba más remedio que luchar, así que los Rangers de inmediato se transformaron, siendo en el caso de Z su primera vez, y revelando además que le tocaba ser la Yellow Ranger. Eso ciertamente no le desagradaba.
Pero aunque comenzaron el combate muy optimistas, la cantidad de robots aumentó en algún momento, y comenzaron a causar caos y estragos en el centro de la ciudad. Lo que, inevitablemente, hizo detonar las alarmas de alerta en la base S.P.D. Y en un determinado momento del conflicto, terminaron incluso siendo rodeados por los soldados enemigos, que los superaban en al menos cinco a uno; y eso sin contar al Testa Azul que era bastante más peligroso y letal que lo demás.
—Creo que necesitamos refuerzos, Sky —indicó Bridge con voz nerviosa, mientras sujetaba su arma ante él, e intentaba repeler a los robots enemigos.
El Blue Ranger soltó una pequeña maldición en su cabeza, antes de tomar su Morpher para comunicarse a la base.
—Comandante Cruger, aquí en Escuadrón B —se escuchó la voz de Sky resonar a través de la computadora de la Sala de Mando, en cuyo monitor grande podía verse una imagen satelital del combate de los nuevos Rangers contra el ejército de Krybots por las calles de la ciudad—. Estamos combatiendo a los Krybots enemigos en el Sector 90-B. Solicitamos refuerzos.
—Están muy lejos de sus posiciones asignadas —respondió Cruger con marcada severidad en su voz. El retumbar de la alarma aún continuaba a sus espaldas—. ¿Qué hacen ahí?
—Ah, bueno… —balbuceó Sky, dubitativo—. Es un poco largo de explicar…
—Les di instrucciones específicas de que volvieran a la base luego de revisar las escenas del crimen, cadetes.
Sky pareció querer responder a tal cuestionamiento, pero le fue imposible hacerlo debido al repentino ataque de un Krybot que lo obligó a centrar su atención de nuevo en la batalla.
Cruger soltó un largo quejido de molestia.
—¿Qué es lo que estaban haciendo ahí? —masculló con voz tosca—. ¿Por qué no hicieron lo que les ordené?
—Al diablo con eso —exclamó Jack de pronto con ímpetu en su voz, dando un paso hacia el comandante—. Tiene que enviarles refuerzos, ¿qué espera? ¡Mire!
Jack señaló con una mano hacia el monitor, en donde se veía con claridad la imagen de los cuatro Rangers, siendo rodeados y puestos en apuros ante los constantes ataques de los Krybots. Aunque se mantenían en pie defendiéndose, era claro que no durarían mucho a ese ritmo.
Cruger respiró hondo, e intentó aclarar sus ideas. Ya habría oportunidad de llegar al fondo de aquella conducta; ahora debían resolver esa apremiante situación.
Se giró entonces hacia Kat, de pie a su lado, aguardando.
—¿El Escuadrón A? —preguntó el Comandante con seriedad.
Kat revisó rápidamente su tableta electrónica.
—Recién están volviendo al planeta —informó con voz apremiante—. Tardarán aún quince o veinte minutos en arribar a la base.
—Eso es mucho tiempo —espetó Jack, alarmado. Y antes de que cualquiera pudiera responderle algo, tomó la iniciativa por su cuenta—. ¡Denme eso! —pronunció con fuerza, tomando de un manotazo rápido el Morpher del maletín que Kat le había extendido hace rato—. Yo me encargo. ¡Tomaré uno de sus coches patrulla!
Y al instante salió corriendo a gran velocidad de la Sala de Comando, alejándose por el pasillo, y rápidamente desapareciendo de la vista de Cruger y Kat. Ambos se quedaron en silencio observando hacia la puerta, hasta que ésta se cerró automáticamente unos segundos después de que Jack saliera.
—Espero que al menos tenga licencia —masculló Cruger con pesar, a lo que Kat respondió con una pequeña risita divertida.
De momento sólo quedaba esperar y confiar en sus nuevos Rangers.
Los cuatro Rangers en acción del Escuadrón B siguieron resistiendo lo mejor posible. La predicción de Kat resultó ser cierta: la calidad y resistencia de estos Krybots era menor a la reportada en otros ataques el Imperio Troobiano. Sin embargo, también tuvo razón en afirmar que en cantidades grandes serían un verdadero problema.
Pero al final el éxito de ese combate se decidiría principalmente si lograban proteger el acelerador de protones, lo cual por supuesto tampoco resultaba una tarea sencilla de hacer mientras luchaban por proteger sus vidas.
Tras un tato de lanzarse el acelerador entre ellos como si de un balón se tratase, y de abatir Krybots a diestra y siniestra con sus armas, la suerte al fin los abandonó. En un momento en el que Bridge le lazó el acelerador a Syd para que lo atrapara, el Testa Azul que guiaba a los Krybots saltó e interceptó el dispositivo en el aire antes de que alcanzara a la Pink Ranger. Ésta reaccionó intentando atacarlo para quitárselo, pero el robot azul logró mandarla lejos de una patada, abriéndose así el paso para huir del campo de batalla.
—¡El acelerador! —exclamó Syd en alto para alertar a sus compañeros. El Testa Azul, sin embargo, ya iba lejos, con el artefacto aferrado a sus manos.
Los cuatro corrieron de inmediato en su persecución, pero no pudieron avanzar mucho antes de que los demás Krybots les cerraran le paso. Z intentó multiplicarse, haciendo que su copia fuera detrás del Testa Azul. Sin embargo, un disparo certero el soldado robot en el mero centro del torso de la copia, hizo que ésta saliera volando por los aires y se desvaneciera.
—¡Rayos! —exclamó Z con frustración al ver y sentir como su copia era abatida. Intentó concentrarse en crear otra, pero el incesante ataque los Krybots se lo impedía.
Sin nada más que lo detuviera, el Testa Azul corrió hacia la calle con su preciado botín. Y todo parecía indicar que se saldría con la suya, hasta que justo cuando cruzaba la calle el sonido estridente de una sirena lo distrajo. El robot se detuvo y volteó rápidamente en la dirección en la que venía aquel sonido. Y antes de que sus circuitos pudieran procesar de qué se trataba, el coche patrulla de la S.P.D. lo golpeó de frente con tremenda fuerza, haciendo que el Testa Azul saliera disparado hacia el frente, y el acelerador de protones se escapara de sus manos, volando por los aires.
La llegada del coche patrulla no pasó desapercibida para los Rangers.
—¡Bien!, llegaron los refuerzos —celebró Bridge. Sin embargo, ni él ni ninguno de los otros estaba preparado para ver quién era exactamente su refuerzo…
Cuando el Testa Azul se estaba levantando, el conductor del coche patrulla salió de un salto del vehículo, se impulsó hacia el robot y le dio una patada directa contra el pecho, empujándolo con fuerza de vuelta al suelo.
Luego de su patada, el recién llegado se paró con los pies firmes ante el enemigo, con sus puños alzados en posición de combate, y mirada férrea. Desde su posición, los cuatro Rangers fijaron su atención en él, claramente sorprendidos…
—¡¿Jack?! —exclamó Z, atónita al ver a su amigo ahí.
—¿Y él qué hace aquí? —cuestionó Sky, confundido y molesto.
Y era una buena pregunta que incluso la propia Z se hacía; ¿qué hacía Jack ahí? En especial conduciendo un vehículo patrulla de la S.P.D. ¿Acaso se lo había robado…?
Como fuera, el Testa Azul no tardó casi nada en ponerse de nuevo de pie de un movimiento rápido y encarar a su atacante, como si nada hubiera ocurrido.
—Veo que eres más duro de lo que pareces —comentó Jack con ironía.
—¿Y tú quién eres? —exigió saber el Testa Azul con su voz robótica, apuntándola con el arma laser de su brazo.
—Quizás esto te lo responda mejor —le respondió con una sonrisa segura, y al instante alzó su mano al frente, mostrando casi con orgullo el brillante y nuevo Morpher que Kat le había entregado—. ¡S.P.D.! ¡Emergencia!
Al llamado de sus palabras, el Morpher reaccionó, desencadenando en un instante la transformación. Y aunque el Testa Azul intentó impedirlo con un disparo de su arma, no resultó. Y cuando el brillo rojizo que cubrió el cuerpo de Jack se desvaneció, lo que todos contemplaron fue la figura del chico, envuelta en un brillante y reluciente traje de Ranger; un traje de color rojo.
—¡No puede ser! —exclamó Z, asombrada. Y su reacción fue compartida por todos los demás… o, casi todos.
—¡¿Qué?! —exclamó Sky en alto, incrédulo—. ¡¿Es una broma?! ¡¿Él es el Red Ranger?!
Jack se tomó sólo un instante para mirar de manera rápida su atuendo a través del visor negro de su casco. Era rojo; era el Red Ranger…
Pero no pudo darse el lujo de detenerse a meditar en todas las implicaciones detrás de eso. Tenía un enemigo delante de él, y era hora de luchar. Así que sin espera se lanzó en contra del Testa Azul, pata atacarlo con todas sus fuerzas.
Desde la Sala de Mando, Cruger y Kat observaban a través de las imágenes satelitales el combate del escuadrón contra los Krybots. Y, especialmente, fueron testigos de cómo Jack hacía morfosis por primera vez en el Red Ranger. La sonrisa en los labios de Kat se ensanchó, y su pecho se llenó de golpe de un profundo orgullo; como si se tratara de su propio hijo. Y estaba segura que en dónde quiera que estuvieran, su viejo amigo Joe estaría igual o más orgullosa que ella, de ver a su hijo en esos momentos.
Pero mientras Kat radiaba alegría, Cruger a su lado se veía bastante menos contento. Aunque era difícil determinar qué pensaba con exactitud por la expresión impávida de su rostro; pero alegría o emoción definitivamente no era.
Las puertas de la sala de mando se abrieron, y alguien más hizo acto de presencia en medio de la alerta. Los dos siguieron mirando fijamente los monitores, concentrados en el combate, por lo que apenas notaron la presencia de la Red Ranger, Charlie Grayson, que caminó en su dirección hasta pararse con firmeza detrás de ellos.
—Comandante —pronunció la Red Ranger a modo de saludo, parándose firme detrás de él.
—Oficial Grayson —le saludó Cruger, volteándose sólo un poco hacia ella, pues gran parte de su atención seguía en la pelea en el monitor—. Bienvenida de regreso.
—Gracias, señor —respondió Charlie con seriedad. Su mirada se giró en ese instante hacia Kat, como si aguardara que ésta le dijera algo, pero la doctora no lo hizo. Apenas y la miró de reojo un momento, y luego se centró de regreso al monitor una vez más.
Era evidente que aún había tensión entre ambas, y ninguna parecía muy dispuesta a esconderlo. Aun así, ambas eran lo suficientemente profesionales para no dejar que eso las distrajera de su trabajo.
La atención de la Red Ranger no tardó mucho después en fijarse en el mismo monitor, y en el combate que en él se suscitaba: cinco nuevos Rangers, combatiendo a un ejército de…
—¿Krybots Troobianos? —exclamó, sorprendida, y por supuesto alarmada.
—Ocurrieron muchas cosas en este par de días —le informó Cruger—. La pondré al tanto en cuanto la situación se calme.
—¿Ese es su Escuadrón B? —preguntó Charlie a continuación.
—Así es.
Charlie dio un paso al frente, y observó con más atención el… desastroso combate. Los cinco peleaban sin ningún orden o estrategia clara; en especial el Red Ranger, que peleaba por su cuenta, apartado del resto de su equipo contra el Testa Azul y un puñado de los robots de avanzada que lo acompañaban. Los movimientos de éste eran rápidos y letal, pero muy poco cuidadosos; caóticos, se atrevería a decir.
—No parece que la estén pasando bien —señaló Charlie con tono jocoso—. ¿No necesitan que les den una mano?
—La situación está bajo control —se apresuró Kat a responder con sequedad, casi defensiva.
Charlie bufó, pareciendo incluso un poco divertida. Se cruzó entonces de brazos, a presenciar el espectáculo.
La presencia de Jack, el nuevo Red Ranger, hizo toda la diferencia. Desde el principio logró ganarle terreno al Testa Azul con sus habilidades de combate y disparo. Y aunque éste liberó aún más Krybots para que le hicieran frente, Jack se abrió pasó entre ellos con facilidad; se podría decir incluso que parecía estarlo disfrutando más de la cuenta.
—¡Sólo está presumiendo! —exclamó Syd con ligera irritación.
—Y no han visto nada —añadió Z con tono divertido.
Y quizás en parte era cierto. Era evidente que el lucir ese traje no sólo le proporcionaba cierto poder, sino encima una gran confianza. Y ésta le permitió lidiar rápidamente él sólo con el Testa Azul, y con gran parte de los Krybots que lo apoyaban. Una vez que tuvo el camino más libre, se lanzó en dirección hacia donde sus nuevos compañeros combatían, y los cinco en conjunto pudieron encargarse de eliminar a los últimos Krybots.
Al final, ni uno sólo de esos malditos robots quedó en pie.
—¡Eso es! —indicó Jack con emoción una vez que el último cayó, al tiempo que giraba sus pistolas láser con sus dedos, y las guardaba en el mismo movimiento en sus fundas—. Ese fue un buen trabajo, equipo…
—Nada de equipo —exclamó Sky con tosquedad, parándose desafiante en frente de él—. ¿De dónde sacaste ese traje? ¿Acaso lo robaste?
—Oye, cálmate —le respondió Jack de manera defensiva, empujándolo con una mano para que se alejara de su espacio personal—. El gran perro azul me lo dio. ¿Qué les parece?
—Te queda bien —respondió Bridge rápidamente por reflejo.
—¡Claro que no! —soltó Sky, aun notándosele claramente escéptico—. No hay forma de que el Comandante convirtiera a un delincuente en Ranger.
—Hey, ¿hola? —masculló Z con tono burlón, agitando una mano a modo de saludo para hacerse notar—. Ya lo hizo, ¿lo olvidas? Y nos lo ofreció a Jack y a mí por igual en un inicio. Qué bueno que aceptaste, hermano —añadió con alegría, dándole un pequeño puñetazo amistoso en su brazo.
—Sí, bueno, ¿qué puedo decir? —masculló Jack, encogiéndose de hombros—. No iba a dejar que hicieras todo esto tú sola. Estás perdida si mí.
—Sí, en tus sueños…
—¡Basta! —soltó Sky en alto, callando de golpe las voces de todos.
A través del visor de su casco azul, su mirada estaba fija como navajas en el (supuesto) Red Ranger. Y éste podía sentir esos ojos centellantes en él, aunque no los viera.
—¿Tienes algo que decir, viejo? —le preguntó Jack con tono retador, parándose con firmeza delante de él, inflando el pecho. Sky lo imitó casi en la misma pose.
—Por favor, chicos, se comportan como unos niños —les reprendió Syd, negando con la cabeza.
Pese a su comentario, ni Sky ni Jack retrocedieron. Nadie estaba seguro de si eso se convertiría en una pelea o no, pero claramente estaban interesado en averiguarlo.
En la Sala de Mando, Cruger, Kat y Charlie observaron juntos toda la parte final del combate, y en especial la manera en la que el nuevo escuadrón había logrado eliminar todos los Krybots gracias al apoyo de su nuevo Red Ranger.
De nuevo, el orgullo desbordaba de Kat por cada poro. Cruger y la Red Ranger del Escuadrón A, sin embargo, se veían con actitudes bastante más reservadas.
—¿Qué opina, Oficial Grayson? —le preguntó Cruger con solemnidad, girándose de soslayo hacia la Ranger a su lado.
Charlie torció la boca en un gesto pensativo, y se encogió de hombros.
—Al menos no se murieron —respondió con indiferencia.
Kat hizo ademán de querer responderle algo a su comentario, pero no lo hizo.
—Y parece que a los dos líderes de escuadrón les falta afianzar un poco sus lazos, ¿no? —añadió Charlie con tono divertido, señalando con un dedo hacia el monitor. O, más específico, al casi inevitable enfrentamiento a punto de suceder entre el Blue Ranger y el Red Ranger—. Qué actitud tan poco profesional, si me lo pregunta.
De nuevo Kat pareció querer responderle algo, pero se resistió con fuerza a hacerlo. No era que no tuviera razón en parte, aunque tampoco le sorprendían del todo aquellas reacciones. De haberse dado las cosas de otra forma, podrían haber preparado el terreno con Sky y los otros antes de presentarles de manera oficial a Jack como el Red Ranger. No fue así, por lo que les tocaría ahora lidiar con la situación de otra manera.
—¿Quién es el Red Ranger? —preguntó la Oficial Grayson con curiosidad—. Admito que no peleó… tan mal.
—Ya lo conocerá —indicó Cruger. Y antes de que dijera algo más, la alerta volvió a sonar, y la atención de todos se fijó en otro de los monitores.
Muy cerca de la posición de los Rangers, a menos de dos cuadras, un robot gigante de ataque de colores azules había hecho aparición. Era tan grande que sobresalía de los edificios y bodegas cercanas, por lo que los cinco Rangers en la escena lo divisaron de inmediato.
Aquello, por supuesto, no era una coincidencia. Eso debía ser obra de Broodwing, quizás una represalia por haber destruido sus robots. O, quizás, una distracción…
La voz mecánica de la computadora resonó por toda la base:
Robot Gigante enemigo en el centro de la ciudad. Se solicita la presencia del Delta Squad Megazord de inmediato.
—Esa es nuestra llamada —indicó Charlie, apremiante. Y Cruger estuvo de acuerdo.
—Reúna a su equipo y encárguense de ese robot —ordenó el Comandante con firmeza.
—De inmediato, señor.
Charlie le ofreció un saludo rápido, y luego se giró y corrió hacia la puerta. A pesar de recién haber llegado de un viaje largo, y luego de un extenuante entrenamiento, no se le notaba en lo absoluto cansada, y por el contrario estaba más que dispuesta a luchar en ese mismo instante.
—Comandante Cruger, un robot gigante apareció —la voz de Sky se hizo de nuevo presente a través de la computadora—. Necesitamos a los Zords.
—Ya envié al Escuadrón A para que se encargue —le informó Cruger rápidamente—. Evacúen el área y vuelvan a la base, de inmediato.
—Pero, señor… —masculló Sky, vacilante, buscando al parecer las palabras para debatir esa orden. Pero a diferencia de él, alguien parecía más que feliz por ella.
—¿No tendremos que pelear con esa cosa? —cuestionó la voz de Jack, a través del mismo comunicador de Sky—. Gracias, gracias, gracias… —pronunció repetidas veces con alivio.
—Vuelvan ahora —repitió Cruger—. Es una orden.
La orden era tajante y definitiva, por lo que no había mucho más que decir. El Escuadrón B cortó la comunicación en ese instante, y Cruger esperaba que fuera con la intención de volver de inmediato.
El Comandante cerró lentamente los ojos, y se apoyó hacia el frente, con sus manos contra la consola. Su postura parecía cansada, casi derrotada, y esto alertó profundamente a Kat. No parecía ser la postura de un Comandante orgulloso por la primera victoria de su nuevo Escuadrón.
—¿Comandante? —susurró despacio, pero no recibió respuesta inmediata—. Doggie, ¿qué pasa? Lo hicimos, ¿no? Al fin tenemos nuestro Escuadrón B. Fue más difícil de lo que debería, pero lo logramos.
—Quisiera compartir tu alegría, Kat —masculló Cruger con voz tensa. Separó las manos de la consola y volvió a pararse con su espalda firme, y sus manos cruzadas detrás de ésta—. Pero me temo que esto no es tan buen inicio como debería. El Escuadrón B me desobedeció deliberadamente. Y presiento que sus acciones nos acaban de causar más daño del que estamos viendo en estos momentos.
El rostro de Kat se ensombreció ligeramente al escuchar tan decaídas palabras. Pensó en algo que decir para animarlo, pero de momento no se le ocurrió nada.
El Delta Squad Megazord no tardó en aparecer en los monitores enfrentándose al robot enemigo. Y la alerta no tardaría tampoco mucho en apagarse justo después de eso, una vez que el robot fue destruido; de forma más que eficiente de mano del Escuadrón A.
Notas del Autor:
Bueno aquí como pudieron notar resumimos un poco la batalla, ya que esto se estaba alargando un poquito más de la cuenta, y tenemos que pasar a otras cosas. Lo que no se haya detallado, pues bueno demos por hecho que ocurrió igual (o muy parecido) a la serie. Y así en el siguiente capítulo terminamos con esta rescritura del inicio, y pasamos a otras cosas que, espero, resulten más interesantes.
