Los maestros llegaron a la escuela complemente fumigados... La mayoría estaban en condiciones deplorables, tambaleándose y con ojeras profundas tras haber asistido a una fiesta que había durado más de 15 horas.

Casi todos estaban en un estado que apenas se podía describir como funcional, mientras varios otros, que claramente no supieron manejar sus límites, parecían estar sumidos en lo que se podía describir como "Coma etílico". Siendo los únicos que se mantenían completamente lúcidos: Nezu, All Might y Robin.

Nezu, debido a su peculiar metabolismo que no toleraba bien el alcohol, observaba a sus compañeros en este lamentable estado. All Might, por su parte, tenía estrictamente prohibido beber debido a su tratamiento médico y, claro, el pequeño detalle de la falta de un estómago. Mientras tanto, Robin, que solía beber solo por cortesía y nunca para embriagarse, parecía disfrutar de las tonterías del resto, mientras se encargaba de cuidarlos como si fuera una madre, más que su nakama.

Nuevamente usaron la misma estrategia, contactar a Rule para que se encargara de reducir el tamaño del barco para que pudierna transportarse a la escuela por autobús. Pero, por supuesto que ese favor no sería gratis en esa ocasión... La timida heroína bajó del transporte ganando unas monedas de oro por su silencio y ayuda.

Eran las dos de la tarde, y los maestros y piratas no podían siquiera caminar en linea recta... Los Sombrero de paja acostumbrados a ese tipo de fiestas; se quedaron en su barco, ahora ubicado en la zona de entrenamiento de desastres, dejando a Jinbei a cargo de los profesores para llevarlos a sus dormitorios; y Zoro que a pesar de ebrio se mantenía funcional.

Jinbei tuvo la decencia de acomodarlos en los sillones y cubrirlos con mantas para que descansaran, mientras que el espadachín los dejó tirados en el suelo helado sin mayor remordimiento, murmurando algo sobre cómo el frío los despejaría más rápido.

Yagi, con la diminuta Vivre Card apenas del tamaño de la uña de su pulgar, se apresuró hacia la enfermería llevando a Nezu en sus brazos cual peluche.

Al entrar, encontraron a Chiyo inclinada frente a los monitores, con sus pequeños ojos atentos a los datos que se desplegaban en las pantallas.

—¡CHIYO SAN!¡¿CÓMO ESTÁ?! —Golpeó la puerta de enfermería.

—¡Guarda silencio! ¡Tengo un paciente aquí! —Replicó Recovery Girl, golpeándolo en el abdomen con su bastón, logrando que Yagi diera un respingo, mientras Nezu no supo como reaccionar a esa interacción.

—En serio... No se que tanto esté haciendo Nezu... Pero deben parar ya. He tenido mas interacciones con ella inconciente, que lucida.

Tras el reproche, la sala quedó en silencio para respetar al paciente, quien había despertado debido al grito.

Miraba al techo con una expresión vacía, pero la presencia del jubilado parecía incomodarla, provocándole vergüenza por su condición actual.

Toshinori, notando la reacción del paciente, buscó un lugar donde sentarse. Encontrando un banquillo, pero estaba cubierto por un vestido quemado, desgarrado y manchado en sangre.

Lo apartó con cuidado y, al extenderlo, se dio cuenta de que se trataba de un flamante vestido de novia. Su mirada se dirigió entonces a la mano de la paciente, donde un anillo con un costoso diamante brillaba tenuemente cerca de la intravenosa conectada a su brazo.

—¡¿QUÉ FUE LO QUE PASÓ?! —Exclamó Toshinori, con tal fuerza que terminó escupiendo sangre.

Para su horror, parte de la sangre empapó a la paciente, quien permaneció viendo el techo con un puchero de molestia.

—¡Deja de hacer un escándalo! ¡Ya es suficiente! —Chiyo le golpeó nuevamente con su bastón, esta vez con más fuerza; para despues comenzar a limpiarla.

—Por ahora, dejémosla descansar. Sus estudiantes podrán explicar mejor lo que ocurrió... Ellos los necesitan ahora.

—Se... se salió de control... —Se escuchó la respuesta de Yue avergonzada, torciendo la boca hacia un lado.

—TE DIJE QUE PIDIERAS AYUDA Y DEJARAS DE ACTUAR SOLA...

—Esa no es una opción.

—¿Podrías dejar de alterarla?

—Yo me retiro... ¿Te quedas? —Preguntó Nezu con calma, mirando al rubio.

—SÍ... ¿HAY ALGUN PROBLEMA?

—No, ninguno —Respondió Nezu con una sonrisa, antes de girarse hacia Chiyo. —Aunque... Quizás sería mejor llevármelo, ¿No crees?

—¡Sí! ¡Llévatelo! —Exclamó su asistente. —¿Ves esa cara? Me va a regañar...

Nezu soltó una pequeña risa. —Tal vez una reprimenda es justo lo que necesitas.

—¡No me dejes sola con este desquehacerado, rata traidora! ¡Buscale un Hobby!

—¡Más respeto a tu jefe! —Fue lo último que se escuchó decir a la heroína, antes de que Nezu cerrara la puerta

Se dirigió al dormitorio de los estudiantes, tocó la puerta con la cortesía de un verdadero caballero, para despues ser recibido por Shoto, quien le dio la bienvenida.

El director quedó completamente petrificado durante unos segundos al encontrar a los estudiantes rodeados por 12 mestizos entre niñez a jovenes adultos, acomodados como podían en la sala.

—¡Lo podemos explicar! —Midoriya exclamó nervioso agitando sus manos.

El director levantó una pata para silenciarlos.

—No es necesario... Todo tiene sentido. —Comentó sereno, mientras se acercaba a la tigresa feral que permanecía inmóvil. —Se involucraron en los asuntos de mi asistente, ¿No es así?

Los estudiantes pasaron saliva al enterarse que el director parecía estar al tanto de las acciones de Bakanee.

—Vaya... —Dijo sin aliento, dando un paso atrás al estar frente a la tigresa. —Es aterradora. Puedo sentir cómo mi cuerpo advierte que no dé un paso más.

—¿Haki? —Preguntó Sato, interesado.

—Mas bien, instinto de presa... Soy un roedor y ella una felina... Además; ¡Me está gruñendo! —Señaló animado, retirándose.

—Director... ¿Qué haremos con ellos? —Preguntó Iida

—Por el momento solo les daremos refugio... Necesitan tener un ambiente tranquilo para despejarse de todo lo que vivieron.

—¿Está enterado de lo que sucedió?

—No... Pero es fácil de descifrar con los antecedentes de mi asistente... —Mencionó volteándose de nuevo con la felina que se encontraba inmovilizada de manos, piernas y cola. —Lo que me preocupa es ella.

—¿Qué haremos? Es peligrosa. —Señaló Tokoyami

—Cuando la liberamos, intentó matar a Kaminari, Kirishima, Monoma y Tetsutetsu.

—No tiene sus sentidos... Así que no escucha, ni ve... No hay manera de comunicarnos con ella. —Explicó Kirishima que llevaba todo su torso vendado por el ataque de la felina.

—Ya veo... —Respondió el Mink pensativo. —Iré por Sombrero de paja... Espero que a pesar de su estado pueda ayudarnos.

—¿En su estado?

—¡¿ESE IDIOTA ESTÁ HERIDO?! —Bakugo reaccionó alterado, al pensar que alguien podría dañar al capitán.

—No... Solo tiene resaca.

—Se fueron de borrachos... —Murmuró Jiro

—Parece ser que el capitán no está acostumbrado a tomar... Pero se dejó llevar por el momento.

—¿Aizawa sensei también? —Tsuyu preguntó, ladeando la cabeza al pensar de su profesor como un hombre mas tranquilo.

—Ni lo pudimos despertar... Está sufriendo lo que llamamos, una intoxicación alcoholica.

—Luffy debe estar igual... —Comentó Shoji dirigiéndose a la entrada. —Iré por el...

Nezu, siendo un Mink, logró ganarse la confianza de los mestizos quienes comenzaron a abrirse poco a poco ante él.

En un breve resumen, explicaron las circunstancias de su cautiverio. De los doce, tres habían sido capturados en los últimos quince días, mientras que el resto llevaba alrededor de dos meses encerrados y en la lista de espera para ser explotados.

Afortunadamente, los retrasos logísticos y la falta de personal, había postergado esos horrores para los cuales estaban destinados, permitiendo que los mestizos conservaran su inocencia intacta y solo vivieran aterrorizados los ultimos 4 meses, temiendo por el dia que sería su turno.

Sin embargo, la historia de la feral era completamente diferente y profundamente inquietante.

Ella había sido usada como una atracción para todos los generos; desde adultos, hasta ancianos que disfrutaban manipular de sus cinco sentidos, alterándolos o privándola de ellos por completo para satisfacer sus perversiones; Y cuando ya no la necesitaban, le despojaban nuevamente de ellos para "garantizar la seguridad" de todos, aunque aun así, había logrado cobrar la vida de algunos clientes.

Nezu, aunque perturbado, no estaba sorprendido. Su asistente le había informado anteriormente sobre ese tipo de tratos hacia las "muñecas" que los degenerados del mercado negro utilizaban para sus placeres enfermizos.

El hecho de que muchos buscaran experiencias extremas, como sentir los besos de lenguas rasposas, sentir esos colmillos afilados presionando contra los labios, o las descargas eléctricas para alimentar sus deseos masoquistas de electrofilia, solo confirmaba la depravación de aquellos individuos.

Con el contexto, entendía perfectamente que la felina, privada de sus sentidos y sin una forma de comunicarse, percibiría a todos como una amenaza y actuaría de manera desesperada para acabar con cualquiera que se acercara demasiado.

La puerta se abrió, y Shoji entró cargando a Luffy como quien lleva a un niño dormido después de una fiesta.

—Por supuesto que está dormido...

Cuando termine le acomodo unas sillas para que se duerma. —Sugirió Kaminari.

—No lo trates como a niño dormido en boda tercemundista... —Reclamó Aoyama.

—Sombrero de Paja... Necesitamos de tu apoyo. —Nezu tiró suavemente de la capa de Luffy, tratando de despertarlo.

Sanjiiii~... se acabó la comiiida~... Tenemos que comer a... *Bostezo*... Chopper... —Murmuró Luffy en su letargo, sumido en algún sueño ridículo.

—¿Chopper es la comida de emergencía?

—Yo me encargo. —Sato avanzó, arremangándose la camisa. —¡Luffy! ¡Se quemó tu sombrero!

—¡¿ESA ERA TU IDEA?!

El capitán se levantó de golpe, el sueño desapareció de inmediato mientras el susto le bajaba cualquier rastro de alcohol.

—¡¿MI SOMBRERO?! ¡¿DÓNDE ESTÁ MI SOMBRERO?! —Gritó frenético, sacudiendo su cabellera desesperado mientras miraba a su alrededor.

Shoto, tomó el sombrero que colgaba de su cuello y lo colocó en la cabeza del capitán.

—¡Ah! ¡Gracias Menta!... ¿Qué hago aquí?

—Necesitamos de tu ayuda, Capitán Monkey... Queremos llevar a esa joven al gimnasio gamma. ¿Podrías ayudarnos?

—¿Por qué no lo hacen ustedes?

—Muerde

—Pesa mucho.

—Apesta a gato.

—¡OYE! —Los mestizos reaccionaron ofendidos.

—Lo siento... No sabía que excusa poner... —Se disculpó Mineta.

—¿Y ellos quienes son? —Señaló el capitán a los niños.

—Eso no importa ahora.

—Shishishi... ¿Se los robaron?

—¡NO SOMOS COMO USTEDES!

—JAJAJAJAJA —Luffy comenzó a reir, dirigiéndose a la Mink y percatándose de su aura amenazante.

Relajó sus brazos, dejándolos a los costados y vio con atención a la felina.

—Libérenla...

—¡Espera Luffy! ¡Es peligrosa! —Advirtió Denki que vivió su ataque.

—Lo sabe, idiota. —Gruñó Katsuki

—Oi... Arena... Suéltala. —Ordenó Luffy sin dudar en su decisión.

La entidad que mantenía atrapada a la fiera comenzó a desintegrarse lentamente, fragmentándose en pequeñas partículas luminosas que se dispersaron en el aire como luciérnagas al viento.

En cuestión de segundos, esas partículas se reunieron nuevamente, formando una figura fluctuante, una silueta humanoide amorfa que parecía similar a como se mostraba Toshinori en el One for all.

Los mestizos corrieron tras los estudiantes apenas vieron como la felina se puso de pie, moviendo la punta de su cola. Los héroes se mostraban tranquilos al dejar a Luffy a cargo de la situación, dejándolos solo con una cosa de la cual preocuparse... Su sala de estar.

—¿Por qué...? ¿Por qué tuviste que decidir esto dentro de la sala? —Lamentó Sero, aferrándose al marco de la puerta mientras lanzaba una última mirada a las consolas, televisor y los sofás que parecían condenados a un inevitable destino.

La tigresa dejó ver sus garras retráctiles imbuidas en haki y con un rugido, se lanzó contra el capitán. Pero antes de que siquiera alcanzara a completar su primer paso, Luffy, inmóvil y con una tranquilidad insultante, liberó el Haki del Conquistador.

Una presencia abrumadora e imponente se extendió por la sala, envolviendo el espacio como una ola invisible que aplastaba incluso al aire. La Mink, incapaz de resistir ese poder avasallador, cayó de rodillas, sus orejas se aplanaron contra su cabeza en un gesto instintivo de sumisión. La energía fluctuante que la había rodeado momentos antes se disipó como un humo que se pierde en el viento, huyendo del mismo poder.

Sin embargo, a pesar de la intensidad del aura del capitán, su presencia no contenía maldad alguna. Era intimidante, sí, pero de una forma natural, como si su misma existencia exigiera respeto y obediencia. Era una fuerza que ninguna bestia podía desafiar.

—In... increible... —Los alumnos estaban impresionados. A pesar haber enfrentado el Haki del conquistador anteriormente... Desconocian como la voluntad podía desarmar a un guerrero de esa manera.

Sin emitir un solo sonido, la Mink permaneció arrodillada en el suelo, temblorosa pero quieta, doblegada no por cadenas ni restricciones como antes, sino por el peso del poder absoluto que acababa de presenciar.

Dirigir a la Mink doblegada al gimnasio fue tarea sencilla, ya solo se dedicó a seguir al capitán que le hacía platica sin recibir respuesta. Luffy, aun cansado y con hambre, se retiró... Dejándola sola con Nezu y Hound Dog, que al ser de su misma especie, intentaban establecer algún tipo de comunicación. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que su tarea es casi imposible: Un ser privado de todos sus sentidos es como un muro, y cualquier intento de conectar con ella fracasaba.

Midoriya, decidido a seguir adelante con su plan inicial para entablar comunicación con la Mink, decidió regresar a su idea de obtener consejos de la asistente.

Consideró que podría proporcionarle alguna pista para acercarse a ella, incluso en las condiciones limitantes actuales.

Nezu confirmó que era posible hablar con la peliblanca, explicando que su cuerpo no respondía debido a la habilidad de Recovery Girl, pero que estaba completamente consciente y poseía bastante energía, incluso en ese estado de inmovilidad.

Antes de dirigirse a la enfermería, Kirishima se ofreció a acompañarlo. Aunque normalmente se mostraba optimista, esta vez su ánimo estaba decaído...

Todo lo que presenció, lo tenía moralmente devastado; sabía que tenía que vivir con aquellas imagenes en sus recuerdos... Pero, al estar involucrado en 3 de los incidentes: El rescate de aquellos criminales que se mataron entre sí, los tritones que usaban como platillo principal y el rescate de la feral, le hizo tomar otro rumbo...

No podía cambiar ninguna de las dos primeras experiencias, pero si podía ver mejorar a Milica; una experiencia que tan siquiera le podía dar un poco de esperanza.

Midoriya entendió bien su sentir, pues era el mismo que tuvo con Eri cuando era incapaz de verla sonreir... Sin embargo, le dio ánimo: Kirishima tuvo la oportunidad de formar parte del equipo de rescate e hizo lo correcto... No perdió tiempo, ni se obstaculizó con papeleo de héroes antes de actuar... Actuó por instinto y protegió a sus compañeros sin dañar a la victima.

El par de héroes se dirigieron primero a los dormitorios del grupo B, invitando a Monoma y Tetsutetsu, quienes también habian sido participes de esa masacre.

Sin embargo, ambos se negaron rotundamente. Tetsutetsu habia considerado terapía que le ayudara a afrontar ese pasado; mientras Monoma aunque en un lugar seguro, seguia mostrando secuelas de su shock... Parecía que su mente trabajaba lo mas que podía para bloquear esa memoria.

Sin la participación del par... Ambos se dirigieron a la enfermería y se detuvieron en seco al escuchar la inconfundible voz de All Might alzándose desde el interior, como si estuviera regañando a alguien.

Titubeantes por interrumpir, finalmente se armaron de valor y tocaron la puerta, para que después de un breve silencio, Chiyo abriera con una expresión exasperada.

—¿Está todo bien? Escuchamos gritos —Preguntó Midoriya, asomándose cuidadoso para no interrumpir, mientras Kirishima solo entró como en su casa.

—Sí, todo bien... Dad Might está enojado porque no le pedí que fuera mi padrino de boda. —Respondió Yue, con una risa burlona y despreocupada.

—¡TÚ SABES PERFECTAMENTE POR QUÉ ESTOY MOLESTO! —Gritó, apuntándola dramáticamente como si estuviera en medio de un juicio.

—ADEMÁS, EN DADO CASO, YO COMO TUTOR, TENDRÍA QUE SER QUIEN TE ENTREGUE EN EL ALTAR.

Chiyo, Midoriya y Kirishima se quedaron congelados por un segundo, no sabían cómo reaccionar al comentario tan absurdo.

—Este ridículo... Ya lo hablamos. Deja de tratarnos como si fuéramos tus hijos, ¿O no? —Yue juzgó con los ojos entrecerrados, preguntandole al par de estudiantes.

Midoriya, por otro lado, estaba empezando a ponerse rojo. La idea de ser considerado como un hijo por All Might lo llenaba de un orgullo tan infantil que casi quería gritar como colegiala; por lo que terminó por murmurar avergonzado, cubriendose el rostro.

—No puedes decirle eso después de que tú misma le llamas Dad Might... —Murmuró Kirishima tomando asiento a un lado.

—Ya se... Por ahora, molestarlo es lo unico que me mantiene lucida.

El pelirrojo se relajó al verla tan sonriente. —Estas bastante animada.

—Es porque descubrí el maravilloso mundo de la morfina... Chiyo san, quiero más.

—¡YA TE DI SUFICIENTE! —La regañó exasperada, mientras la peliblanca rompía en carcajada.

—Sigue bajo los efectos del oxido nitroso... Tardará en pasar el efecto... —Explicó Recovery girl.

—Le robaré apenas me recupere... —Susurró sonriente al pelirojo.

Kirishima vio a su costado que el pecoso aún se veía sonrojado, tratando de disimular la emoción.

—Ah... Midoriya, ¿Qué te pasa? —Preguntó viéndolo temblar de la emoción.

—Nada... es solo...

—¡Entiendo! A ti te gusta que te vea como un hijo ¿No? Fanboy

—E-e-eto... yo... —Midoriya empezó a balbucear con su rostro encendido como un tomate mientras trataba de ocultar su cara entre las manos, incapaz de negar lo que era obvio para todos.

—Bueno, Izuku no cuenta... —Soltó Yue soplando un mechón de cabello. —Es su hijo bastardo.

La sala quedó en silencio por un segundo antes de que Toshinori soltara un grito que sacudió las paredes:

—¡¿QUÉEEE?!

—¡Ella también piensa igual que Todoroki!

—¡No me mires así! ¡Me vas a decir que no es cierto! ¡Tienen la misma cantidad de voc...! —Toshinori al no saber silenciarla sin verse sospechoso, volteó a Midoriya que gritó interrumpiéndola.

—¡¿CÓMO NOS COMUNICAMOS CON LA FERAL?!

El grito fue tan inesperado y fuera de lugar que todos en la sala se silenciaron. Yue parpadeó sorprendida, Kirishima casi se atraganta, y Toshinori simplemente dejó caer los hombros, agradecido por el desvío.

—Eso... Fue un cambio de tema interesante. —Comentó la asistente.

—NO ES MI HIJO...

—¿Ah no? —Cuestionó ladeando la cabeza. —Ahorita lo resolvemos... Izuku, ¿Tu madre es soltera? —Preguntó sin tapujos, provocando que Izuku se tornara del mismo color rojo, que la sangre que tosió Yagi.

—¿Podría dejar de ser tan irreverente y responder la pregunta? —Chiyo insistió, cansada de sus bromas.

Reaccionó sonriente para despues dirigir su mirada a los chicos.

—Así que... Comunicarse con la Feral. Pues... Denle su espacio, que sea de preferencia un Mink quien hable. Intenten con una de las mestizas mas grandes, ellas podrían convencerla de abrirse a ustedes.

—¿Hablar?

—¿No sabes? —Preguntó el afligido pelirrojo.

—¿Qué?

—Le quitaron sus sentidos.

La frase cayó como una roca, dejandola paralizada por un instante, como si las palabras tardaran en procesarse. De repente, su rostro perdió su sonrisa y todo rastro de sarcasmo, transformándose en una expresión de horror absoluto. Tambaleante y desesperado, rodó hacia la orilla de la camilla para poder vomitar.

Sus manos temblaban violentamente, aunque era imposible discernir si era por la debilidad física que aún la afectaba o por el impacto emocional de lo que había escuchado, como si los fantasmas de su pasado la hubieran alcanzado al fin.

—¿ESTÁS BIEN? —Preguntó Toshinori, sosteniéndole el cabello para que no lo ensuciara.

—¿Sabrás como comunicarte? —Preguntó Kirishima, siendo interrumpida por Recovery Girl.

—Joven, no es el momento.

—¡VAYANSE! —Gritó tan fuerte que sintió como se dañaba su garganta. —¡NO QUIERO ESCUCHAR NADA SOBRE ESO!

—¿Solo quiero saber si es posible?

La asistente no respondió de inmediato. Su mirada estaba perdida, como si algo en su interior se hubiera roto. Yagi tuvo que inclinarse para levantarle el rostro, que mostraba unos ojos vacíos, cargados de recuerdos que intentaba enterrar.

Titubeó, luchando consigo misma para decidir si debía hablar o no. El silencio en la habitación se hizo insoportable mientras ella tomaba su tiempo para recomponerse.

Kirishima, en lugar de insistir; tan solo mencionó la razón por la cual deseaba poder conectar: Aquella victima no se sentiría realmente a salvo, hasta por demostrarlo de alguna manera.

Convencida, pero temerosa, finalmente con una voz apenas audible, les dio una respuesta que dejó a ambos jóvenes helados, dudando de sus métodos.

Apenas las palabras salieron de sus bocas, la asistente comenzó a entrar en pánico. Su respiración se aceleró, sus manos temblaron con fuerza, y no tardó en caer en una crisis que obligó a Recovery sedarla.

Los dos chicos regresaron al dormitorio en completo silencio, con expresiones de derrota marcadas en sus rostros.

—¿Qué demonios les pasó? —Bakugo preguntó al verlos así.

—Es raro verte así, Kirishima. —Agregó Shoto preocupado

Cuando Midoriya y Kirishima les explicaron la posible solución para entregar su mensaje, Bakugo y Todoroki quedaron inmóviles, con los ojos temblorosos y un tanto asqueados.

—Deben estar bromeando...


La puerta del gimnasio Gamma se abrió con un chirrido, mostrando en su interior a Hound Dog, Nezu, y la felina, quien estaba equipada con los dispositivos que los profesores solían usar para darle ventaja a los estudiantes durante los examenes, además de estar atada con cadenas reforzadas saliendo de sus muñecas, para evitar atacara.

Los cuatro estudiantes entraron, acompañados por el sonido de un lloriqueo insoportable proveniente del convaleciente jabalí que Bakugo cargaba, el cual chillaba como si lo estuvieran cocinando vivo.

—No puedo creer que estemos haciendo esto... —Deku dijo nervioso

—Ni siquiera el cuervo se atreve a tanto... —Masculló el cenizo.

—¿Creen que sea una de sus bromas? ¿O que lo haya dicho para que nos fuéramos? —Pregunto Kirishima inseguro por lo que estaban por hacer.

—No... Si lo piensan, tiene bastante sentido. —Comentó Shoto transpirando, nervioso.

—¡Oigan! ¿Qué hacen aquí?! —Ladró Hound Dog. —Que vengan humanos solo la van a alterar.

—Lo sabemos... —Dijo Bakugo continuando su camino y dejando el cerdo con las patas destrozadas, chillando del dolor a una buena distancia de ellos.

—¡OIGAN! ¡¿QUIEN LO VA A HACER?! —El explosivo gritó con los dientes afilados a sus compañeros.

El aura del jabalí se mostraba desesperada y agonizante, comenzándo muy lentamente a desvanecerse.

Las orejas de la tigresa se movieron hacia adelante, captando ese débil rastro de energía que quedaba en la criatura. Su atención, que hasta ese momento había estado fija en los estudiantes, cambió por completo hacia la presa.

Al ser el mejor en el manejo de cuchillos, el trio le eligió contra su voluntad. Bakugo, disgustado por la tarea, tomó el arma blanca que cargaba. Su respiración se volvió pesada y su mandíbula apretada dejaban claro que quería terminar cuanto antes con esa tarea.

Clavó el cuchillo en el estómago del jabalí; evitando todos los órganos vitales, dejando al animal vivo con sus entrañas al borde de la exposición. El jabalí lanzó un alarido desgarrador que chilló en todo el gimnasio, logrando que incluso los estudiantes más valientes se sintieran perturbados.

—¡¿PERO QUE ESTÁN HACIENDO?! —Gritó Hound dog colérico, pero fue detenido por Nezu, que fue atraído por la reacción de la fiera, la cual se mostraba sumisa e interesada.

"Sin sus cinco sentidos, dependen exclusivamente de las 'voces' para ubicarse y moverse... Sin vista, olfato, oído, tacto o gusto, no hay manera de encontrar la comida...
La presa necesita estar viva en todo momento... Si la entregan muerta, su Haki la dejará de detectar... Y dejaran de comer cuando eso suceda."

Katsuki hundió su mano en el interior del jabalí, arrancando un intestino con expresión de absoluto desagrado antes de girarse hacia el grupo.

—¡NO QUIERO HACER ESTO! ¡ES ASQUEROSO!

—Y también cruel. —Apuntó Shoto con su tono inexpresivo, no siendo de ayuda.

—¡LO HACES BIEN! —Animaron Kirishima y Deku sin mucho éxito.

—¡ENTONCES VENGAN Y HÁGANLO USTEDES, IDIOTAS!

"¿Quieren ganarse su confianza? Demuestren que comparten su misma situación. Es la única forma de distinguirse de los opresores: Demostrar que no son quienes controlan, sino quienes también son controlados... Compórtense como uno de ellos."

La Mink avanzó hasta el límite que las cadenas le permitían, tirando de ellas con fuerza suficiente para hacer crujir los soportes que las mantenían anclada.

—Director... ¿Podría soltarla? —Preguntó Deku, sin despegar la vista de la felina.

Hound Dog dudó. Dirigió su mirada buscando la confirmación de Nezu, que asintió con cierto nervio. Con un profundo suspiro, el can presionó el botón que liberó las muñequeras.

Sin perder tiempo, la felina avanzó hasta donde estaba Bakugo, quien permanecía inmóvil, con una expresión endurecida pero sin mostrar intención de atacar. Por su parte, Shoto estaba preparado con su mano izquierda al frente, listo para intervenir si las cosas se salían de control, al igual que Deku, preparando sus latigos negros.

Mientras tanto, Eijiro apareció se acercó cargando una tina de agua en cuyo interior nadaba un pez, vivo y agitado. Sin embargo, la Mink reaccionó mostrando los colmillos y emitiendo un gruñido bajo en advertencia, provocando que el pelirrojo se detuviera en seco en su posición.

La tigresa hundió los colmillos en los órganos expuestos del cerdo, arrancando pedazos mientras un rastro de sangre empapaba el suelo. Sin embargo, Bakugo seguía sosteniendo uno de los intestinos con asco, sin llevárselo a la boca. El sudor corría por su frente mientras intentaba mantener la compostura frente a la fiera que se alimentaba a unos centímetros de él.

El ambiente se volvió aun mas pesado, cuando la Mink dejó de deborar las entrañas, y descansó su hocico frente al rostro del cenizo, ya que se dio cuenta que el chico no tenia intención de comer. Aun así, Bakugo trataba de mantener su compostura, pues, el mostrarse nervioso sería comunicado por su propia alma, por lo que no dio indicios de responder ante la amenaza.

Aprovechando la oportunidad, Eijiro avanzó con cuidado, sosteniendo la tina de agua con ambas manos. Se colocó entre los dos, inclinándose para dejarla en el suelo, y sin pensarlo dos veces, sumergió su propia mano en el agua, moviéndola para que el pez nadara por todo el perímetro.

"Sin el sentido del gusto, no distinguen cuando tienen sed... Será su labor recordárselo. Solo reconocerán el agua si algo vivo se mueve en su interior."

La tigresa, intrigada por el movimiento del pez, dejó de lado su amenaza hacia Bakugo y se enfocó en la tina, hundiendo la cabeza en el agua al no calcular la profundidad, sacudiéndose por un momento antes de comenzar a beber con largos lametones.

Aunque la Mink parecía responder bien a los pasos que les dictaron, la tensión seguía presente. Sus gestos no indicaban aceptación, ni tampoco que el peligro hubiera desaparecido.

Lamió sus bigotes y, sentada, quedó al frente de Kirishima y Bakugo sin hacer un nada... Atenta a sus próximos movimientos.

"Si logran apaciguarla con esas acciones... Entonces dependerá de ustedes descifrar como comunicarse"

Deku a la distancia intentó con aplausos y mostrando sus palmas para mandar un mensaje, provocando que todos, excepto la tigresa que gruñó al movimiento extraño en el fondo, le vieran con gestos ridículos.

—¡¿Qué crees que haces?!

—Yue dijo que nos comunicáramos por código morse a la distancia... —Respondió señalando S.O.S (... _ _ _ ...) Con las palmas juntas como puntos, y puños como guiones bajos.

—¡¿Y TU CREES QUE TODOS SABEN ESE CODIGO?! ¡IDIOTA!

—¡Al menos lo estoy intentando Kachan! ¡Además el SOS es el mas común!

Kirishima, recordando algo que mencionaron los mestizos; Dejó escapar un suspiro y decidió probar algo diferente. Se inclinó hacia adelante aun manteniendo una distancia considerable y comenzó a gesticular exageradamente, como si estuviera explicando algo a un niño de preescolar, agitando las manos y señalando su propio pecho y luego a la tigresa, como si le hablara con un lenguaje universal.

Tocó sus ojos con ambas manos, despues las llevó a la nariz, lengua, oídos y finalmente extendió sus palmas para despues palparse, repitiendo el patrón apenas terminaba.

Por una vez, Bakugo no dijo nada. Solo observó en silencio, comprendiendo la intención detrás de los gestos de su amigo.

Para sorpresa de todos, la tigresa movió ligeramente sus orejas hacia adelante, mostrando un destello de interés. Lentamente levantó sus garras y las descansó sobre sus propios ojos, nariz, y orejas, imitando su mímica. Sin embargo, cuando llegó a ese último movimiento, se detuvo.

Tras un momento de pausa, se giró hacia la tina con agua. Lavó cuidadosamente sus garras, liberándolas del pegajoso rastro de sangre, y luego formó una cuna con sus manos. Recogió agua con gracia, llevándola a su hocico para beber de manera mucho más controlada y refinada, limpiando los restos de sangre que aún manchaban su boca.

Kirishima volteó sonriente hacia Shoto y Deku, parecía entusiasmado al lograr conectar con la Mink.

—¡PARECE QUE TIENE DOS SENTIDOS! ¡TACTO Y GUSTO!

—Con tacto será mas sencillo comunicarnos. —Dijo Shoto

El pelirrojo tomó la oportunidad. Endureció su mano y comenzó a escribir en la dura superficie de la roca, trazando las letras en relieve. Cuando terminó, apuntó al mensaje y luego a la Mink, que, a pesar de mostrar sus fauces en señal de desconfianza, se acercaba lentamente, guiada por la curiosidad.

Tanto Bakugo, como Kirishima retrocedieron para darle su espacio, permitiendo que la felina palpara el relieve en el piso, tomando su tiempo para descifrar las letras.

"Queremos ayudarlos. Los llevaremos de regreso a Amari"

La tierra comenzó a humedecerse, y las garras se clavaron con cuidado no queriendo destrozar el escrito, temiendo que eso fuera tomado como negación a la ayuda que le ofrecían.

La Mink queriendo mostrarse estoica trató de no romper el llanto, solo dejando caer las lágrimas que fluían de sus ojos y ahogando su sentir. Percatándose que Kirishima seguia escribiendo en la tierra, teniendo así... Su primera comunicación en años.


Un par de días habían pasado, y ahora la biblioteca parecía más una guardería que un lugar de estudio, al igual que el Sunny. Los mestizos, fueron asignados a los piratas para mantenerlos bajo control, pero en realidad servían más como una distracción para el capitán, que parecía más centrado en ellos que en interrumpir las clases.

Los maestros no hicieron preguntas sobre la procedencia de los nuevos, aunque Power Loader no dejaba de insistir que habían sido secuestrados... Como Franky amenazaba que haría con Mei cada 3 dias.

Por otro lado, la pura sangre finalmente aceptó portar unos guantes especiales que limitaban el uso de sus garras, un acuerdo que la hacía sentirse agradecida por la oportunidad, pero también maldecida por las limitaciones; Ya que sus instintos no se podían apagar por completo, y de vez en cuando, alguien cometía el error de acercarse demasiado, y aunque no había más zarpazos, los golpes que recibían eran suficientes para que todos supieran que la situación seguía siendo peligrosa.

La Mink agradeció y maldijo el hecho de que, quien la regaló, la usó una última vez y dejó dos de sus sentidos activos para poder disfrutar del sabor de la comida que antes le negaban obligándola a devorar a sus compañeros para sobrevivir; además del tacto para poder tener un modo de poder comunicarse con quienes le rodeaban.

La escuela tomó dos decisiones clave para gestionar la convivencia:

Los mas pequeños estaban listos para interactuar con Eri, lo que permitió que los patios se convirtieran en áreas de juego durante las clases. Esto trajo algo de tranquilidad, ya que los niños podían disfrutar de un espacio propio para socializar.

Sin embargo, la situación con la Feral era diferente. Para asegurarse de que no interfiriera con el resto, se le permitió vivir en el árbol donde la asistente había instalado su campamento. Esta decisión forzó a Yue ceder su espacio y descansar en otra área desconocida. Puesto a que tener a la Mink cerca, no hacia mas que alterarla, por lo que, durante esos dos dias, se dedicó completamente a evitarla.

La asistente, cada vez más inquieta por no encontrar su lugar, trataba de salir de la escuela, pero sus intentos siempre eran frustrados por las restricciones y constante vigilancia impuesta debido a su historial. Ese día en especial, su ansiedad parecía haber llegado al límite, y aunque lo intentaba una y otra vez, siempre encontraba algún heroe cortando su camino al exterior.

Las clases terminaron y los estudiantes dirigieronse a sus dormitorios fueron detenidos por una docena de mestizos que no vacilaron en atacarlos bajo las órdenes del capitán Usopp, desatando un revuelto que atrajo la atención de Aizawa que estaba mas cansado que nunca al tener que cuidar ahora de 3 grupos y una fiera, siendo sus estudiantes los mas calmados.

Los maestros, vieron a Eraserhead usando lo último que le quedaba de cordura para mantener el control entre estudiantes y mestizos, por lo que decidieron convocar una reunión urgente para dividir las tareas y evitar que la situación se volviera insostenible.

Tras deliberar, lograron establecer un plan, pero notaron un detalle peculiar: Mientras todos los maestros se retiraban, Nezu buscaba discretamente quién lo cargara. Fue entonces cuando se percataron que su asistente no estaba allí. Había aprovechado la distracción para escabullirse.

Ectoplasm se ofreció para dividirse y buscarla, pero Toshinori, quien todavía conservaba un fragmento de su Vivre Card, aceptó la tarea.

El sol comenzaba a ocultarse, tiñendo el cielo de tonos cálidos y como siempre, la Vibre Card dirigía al bosque... Pasó por el antiguo campamento de la asistente, ahora ocupado por la tigresa, que al sentir ocho débiles auras cruzando su territorio, lanzó un gruñido de advertencia.

El jubilado respetó la señal, desviando su camino y continuando hacia un área más profunda del bosque. La densidad de los árboles disminuía, reemplazada por arbustos que dificultaban el paso, haciendo más incierta la búsqueda mientras la luz del día se desvanecía.

Fuera de los límites escolares, Toshinori finalmente divisó la característica cabellera blanca sobresaliendo entre los arbustos.

—Vete, Yagi... Esto no es asunto tuyo.

No había forma de acercarse con sigilo a esa mujer; estaba claro que lo había detectado mucho antes de que él siquiera lo intentara.

—¡¿POR QUÉ CONTINÚAS SIENDO TAN NECIA?! ¿NO ENTIENDES QUE TRATAMOS DE PROTEGERTE?

Ella no respondió y continuó metiendo cosas dentro de una caja de madera enterrada, dejando fuera solo un libro y un cambio de ropa.

Toshinori observó intrigado. No sabía si aquel escondite llevaba tiempo allí o si lo había improvisado tras abandonar su campamento.

—No necesito ayuda...

—CASI MUERES HACE UNOS DÍAS... CREO QUE SÍ LA NECESITAS.

—Ya te dije... Se salió de control. —Respondió entre pausas, reflejando molestia.

—PUES, A LO QUE RECUERDO, TE HE ESCUCHADO DECIR ESO AL MENOS TRES VECES... Y ESTAMOS CONCIENTES QUE TUS SALIDAS NO SON POR PLACER... —Acusó con un tono grave, retomando la serie de regaños de la enfermería.

—SE QUE TIENES ALGO EN MENTE... MIRA CÓMO SUDAS.

—Hace calor. —Reclamó molesta, buscando algo más en el hueco, sacando de él, un maletín.

Sin embargo, debido a la hora, el clima comenzaba a enfriar. A pesar de su intento por parecer indiferente, su comportamiento delataba un nivel de ansiedad inusual. La sudoración y la prisa eran señales claras de que algo estaba tramando, y Toshinori lo sabía.

—¿TE PIENSAS IR POR LA PRESENCIA DE MILICA?

—COMPRENDO POR LO QUE DEBES ESTAR PASANDO... SI ELLA DESBLOQUEA ALGUN TRAUMA DE TU PASADO, PODEMOS RESOLVER COMO MANEJARLO Y AYUDARTE...

Pero ella no respondió. Permaneció en silencio, hundida en su tarea como si sus palabras no existieran, enterrándose más en búsqueda de sus cosas.

Frustrado por su mutismo, Yagi tomó el libro café que había dejado a un lado. Al abrirlo, se dio cuenta de que era un álbum de fotos. Sin embargo, cada página contenía fotografías instantáneas vacías, solo siluetas negras donde deberían estar las personas.

Pasó hoja tras hoja, hasta llegar a las últimas tres fotografías: Dos peliculas vacías y una con la imagen de un anciano de bigote, barba y cabello canoso.

Tomó en sus manos la imagen que captó su atención. Sin reconocer al hombre, su mirada quedó fija en el retrato.

Mientras observaba, algo inquietante ocurrió: La figura del anciano comenzó a desvanecerse. Los colores se desleían, transformándose en tonos grises que poco a poco se volvían negros, hasta que no quedó nada. Toshinori, desconcertado, dejó la foto en su lugar, pero al hacerlo no reconcoció sus manos.

Había algo diferente en ellas... Estaban cubiertas de manchas oscuras y eran más pequeñas, más delicadas, como si nunca hubieran soportado el peso de su vida como héroe.

Confundido, las llevó hasta su rostro teniendo una idea de lo que pasaba, y para su asombro, tocó barba y bigote. El mismo rostro que había visto en la fotografía.

—¡¿PERO QUÉ MIERDA ACABAS DE HACER?! —Exclamó Yue arrebatándole el álbum de las manos; Hojeando frenéticamente hasta llegar a las dos películas instantáneas en blanco que quedaban. Sin pensarlo dos veces, le lanzó el álbum al canoso.

—¡Oye! —Quejó, atrapando el libro antes de que lo golpeara.

—¡¿EN SERIO?! ¡¿DE TODO LO QUE PUDISTE HACER, TENÍAS QUE TOCAR ESA?! —Bramó desesperada. Acto seguido, se dejó caer al suelo, encogiéndose en una bola mientras murmuraba rápidamente como si estuviera discutiendo, y se golpeaba la cabeza con los nudillos.

—¿Estás hablando contigo misma?

—¡Por supuesto que hablo conmigo misma!... Necesito la opinión de un experto. —Bufó mirando hacia otro lado, al quedarse sin opciones.

—...

—Eto...

—No me juzgues... Digo cosas sin pensar cuando estoy nerviosa... —Gruñó, levantándose molesta caminando en círculos mientras seguia literalmente discutiendo consigo misma.

Tomó una mochila de su escondite y la azotó contra el suelo con fuerza, liberando algo de su frustración. —¡Acabas de arruinar dos meses de trabajo! ¡¿Sabes?! ¡No tienes ni la más mínima idea de las atrocidades que tuve que soportar para conseguir esa estúpida foto!

Toshinori parpadeó, aun intentando procesar lo que estaba sucediendo, mientras Yue seguía despotricando con la furia de alguien al borde de un colapso nervioso.

Casi me asesinan en cuatro ocasiones. —Susurró sacando una mini cámara en la cual rebuscó entre las fotografías de lo que parecía ser una boda.

—¡Estaba harta de formar parte de esos degenerados y fingir sus gustos! De intentar seducir a su gente, de escalar entre ellos... Mierda... ¡Me casé Toshinori! —Su frustración era tan intensa que las lágrimas comenzaron a correr por su rostro sin control. —Pero sin duda; lo peor... Es que por mi falta de preparación... Tus estudiantes fueron testigos justo de lo que intentaba mantenerlos alejados...

—No hay agradecimiento ni disculpa alguna que borre esa experiencia de sus memorias. —Expresó arrepentida, con su espalda subiendo y bajando por su sollozo.

La arrugada mano del anciano descansó sobre su espalda dando consuelo, pero solo logró volver a hacerla enojar al no poder reconocer el tacto del rubio.

—Y para terminar de joder... ¡Solo tenía esa foto del Sr. Lyon! Todas las demás están borrosas. ¡Y NO SE PUEDEN REPETIR SUS IMPRESIONES! —Finalmente, cubrió sus ojos con las manos, intentando contener algo de su desesperación.

—Lo lamento... Regresemos y hablemos de esto. ¿Está bien?

Ella apartó las manos de su rostro, secándose las lágrimas rápidamente, y lo miró directo a sus profundos ojos negros. Tras unos segundos, volteó hacia sus pertenencias.

—No es una opción. Todo ese sacrificio era específicamente para llegar a este punto. —Su actitud se volvió más asertiva, como si algo más allá le obligara a recomponerse.

—Tu nombre clave es Lyon, como la ciudad francesa en la región de Auvernia-Ródano-Alpes. Encabezas los intercambios internacionales de Minks de Zhaocai Mao.

Sin más explicaciones, le extendió un cambio de ropa, manteniendo su expresión que dejaba en claro que no aceptaría objeciones.

—Póntelo. No voy a desperdiciar esta oportunidad por una pequeñez... La he buscado durante cuatro meses, y no se volverá a repetir.

Sacó la memoria de la pequeña cámara e insertó la tarjeta en una impresora de instantaneas, con la cual imprimió usando una de las peliculas vacías del álbum. La imagen reveló a una pequeña Mink Caracal, la misma mestiza que Yue había rescatado al llegar a Japón y que ahora vivía bajo la protección del Frente de Liberación Paranormal.

Tomó de los confines de la caja, una mochila infantil color azul pastel repleta de pines de nubes, sirenas y unicornios; Y de ella sacó pequeña blusa blanca holgada y un vestidito de mezclilla.

—Mi nombre es Camille, no lo olvides... Mink pura sangre Caracal de importación, traída de la República Checa a Japón para su venta. —Explicó tomando con su mano la foto de la cámara.

Al tocarla, un cambio comenzó a ocurrir en su cuerpo. Su piel se cubrió de un suave pelaje, sus orejas se transformaron en felinas puntiagudas, y sus ojos adquirieron un intenso color azul cielo. Su tamaño disminuyó considerablemente, dejando que la ropa que llevaba puesta le quedara enorme, aprovehcandola para cambiarse bajo las prendas que la cubrian como una carpa.

Toshinori, al entender lo que hacía, tan solo volteó hacia otro lado para darle privacidad.

—La única manera en la que te voy a apoyar... Es regresando, para ver como podemos solucionarlo.

—No es una opción... No quiero problemas; Necesito conocer el rostro bajo un nombre que he buscado, ¡Tener una foto que pueda imprimir en esa última película! —Exclamó saliendo de la chamarra bajo la cual se cambió.

—Que no.

—Escucha. —Interrumpió, tomando sus manos con las suyas ahora mucho más pequeñas y cubiertas de pelo.

—Asesinaron a quien me vendía estas peliculas afectadas por el Quirk de transformación. Esta es mi última oportunidad de conseguir la identidad de alguien con acceso al último nivel. Todas las respuestas que necesitamos están ahí. Esto es un todo o nada.

Toshinori quedó en silencio, sintiendo como las felpudas manos que lo tomaban, no dejaban de temblar.

—Necesito saber que cuento con tu apoyo. No puedo hacerlo sin esa identidad.

El jubilado abrió la boca para responder, pero ella apretó con fuerza.

—Por favor. Estoy pidiendo tu ayuda. —Sus orejas se aplanaron en su cabeza, en son de suplica.

El silencio se alargó. Finalmente, Toshinori se quitó su saco, que ahora le quedaba grande, y lo dejó en un costado.

—Volteate. —Dijo resignado. —Me voy a cambiar.

Mientras el héroe se vestía, Yue comenzó a detallar su plan:

Necesitaba obtener una fotografía del infame, pero fisicamente desconocido Winterton, y para hacerlo debía presentarse en un punto acordado, donde recibiría el pago por su trabajo.

La organización Kokeshi estaba robando a los Mao e invadiendo sus territorios, apoderándose de Minks pura sangre y dejando a los Mao con mestizos. Sin embargo, Winterton, la mente maestra de la red y principal proveedor de Minks y Tritones, solo trataba con pura sangre.

Por lo que pidió el asesinato de la organización Kokeshi a cambio de una buena suma de dinero. Tenía que confesar las perdidas que hubo de ambos lados. Algo que Winterton consideraba "sacrificios necesarios" para apoderarse de la demanda... Y tras la explicación, tuvo que adentrarse superficialmente como había crecido en la organización Kokeshi, sus métodos y relación con los Mao, hasta culminar en el evento de la boda para que tuviera contexto que le ayudara a defenderse de preguntas durante la transacción y como fue que ambas organizaciones terminaron destruidas, perdiendo una de sus joyas "Milica".

Toshinori se sintió abrumado, incapaz de comprender el sufrimiento que había soportado, el infierno en el que había estado atrapada durante meses, solo para regresar a la academia manteniendo una sonrisa.

Su historia le dejó una sensación de asco, mientras su mente no dejaba de revolotear sobre el entorno cruel al que habían sido sometidos los mestizos y ella durante tanto tiempo. Sin embargo, Yue parecía indiferente, como si la vida y su dolor no tuvieran valor alguno. A sus ojos, todo lo que había pasado no importaba. Solo le quedaba un último objetivo, y ella estaba dispuesta a perderse a sí misma por alcanzarlo.

Ahora, el plan seguía, pero con una modificación. La misma idea, pero con un giro: 'Camille' sería llevada como un regalo.

Winterton la reconocería al instante, pues había sido una compra fallida, robada antes de que se concretará. Incluso había viajado a Japón en dos ocasiones, buscando reclamar lo que consideraba suyo, pero sin encontrar rastro de su paradero... Si Winterton llegara a tener cualquier duda; Con ella se le olvidaría o la dejaría pasar.

Toshinori no estaba dispuesto a arriesgarla nuevamente, especialmente cuando todavía no se encontraba completamente recuperada. Le pidió que considerara solicitar la ayuda de Robin quien era más sutil y experta en este tipo de misiones. Pero ella insistió que no podía exponer que reconocieran su habilidad. Lo indicado sería tratar con "Quirless"

Winterton no se presentaría si no se sentía seguro, y ella no conocía su rostro, por lo que podría desperdiciar la ultima fotografía.

Si cometían el error de confundirlo con otra persona y robaban la identidad equivocada, todo habría sido en vano. Sólo habría una oportunidad, y no podía ser desperdiciada.

Invadir la operación con los Sombrero de Paja o los héroes no era opción, pues, si lo capturaban, saldría su registro de los niveles inferiores. Necesitaban conseguir su fotografía y dejarle libre...

Mientras los 3 grupos de tratantes estuviera peleando por conseguir territorio, Winterton no tendría quien le surtiera por meses en varios paises y proximamente con su identidad expuesta despues de su uso... Podrían mandar a buscarlo con las agencias de héroes de otros continentes.

Con un pesado suspiro, Toshinori aceptó a regañadientes. El plan era simple: Recibir el dinero, un apretón de manos, y luego irse. Nada más.

Camille/Yue, ahora más nerviosa que nunca, sacó su pequeña mochila infantil y dentro, guardó unas caracolas, siguendo por un yoyo de cuerda negra.

—¿Puedes protegerlo? —Yue lanzó una pregunta al aire, apuntando al barbón, y una arena brillante apareció envolviendo el saco de Lyon/Yagi, solidificándose y provocando que cayera victima del peso, quedando inmóvil en el suelo.

—¿Qué es esto? —Reclamó con dificultad, tratando de levantarse con todas sus fuerzas.

—Ah... mala mia, terrible idea... Perdón, no lo puedo cargar porque sigo débil... —Respondió Camille, mirándolo con un gesto torpe, mientras la arena se disipaba lentamente, mezclándose con la naturaleza. —¿Prefieres navaja?

—¡No!

—Tienes razón. Lo notarán... Además no las tengo aquí. Será mejor ir desarmados. ¡Pero también ir sin protección es una locura!

—¿No que sería algo discreto?

—Por favor... Eres terrible mintiendo y no hablaré por ti. Tenemos que prepararnos para lo peor.

—SI NO CONFÍAS EN QUE TENDREMOS ÉXITO, ¿POR QUÉ QUIERES CONTINUAR?

—Dime... ¿Cuándo exactamente murió All Might? Porque eso es algo que no escucharía de él. —Golpeó su ego, sabiendo que lo había tocado en un punto sensible.

—Raro, porque te veo entrenar y fortalecerte a diario, para que salgas con esa respuesta.

Se puso la mochila, lista para continuar. —Vámonos... El efecto del cambio de cuerpo solo dura 5 horas, y ya consumimos bastante tiempo... Espero no regresemos a nuestra apariencia original durante el intercambio.


La luna en cuarto menguante iluminaba tenuemente las calles desiertas, bañando en sombras largas un edificio en una zona abandonada. La torre de 16 pisos parecía desmoronarse bajo su propio peso, pero aún mantenía algunas luces encendidas en diferentes niveles, lo que le otorgaba una atmosfera inquietante.

—¿Dónde lo veremos? —Preguntó Yagi, que ahora se encontraba luciendo el cuerpo de otra persona en un traje marrón con corbata y zapatos negros.

Su figura era ligeramente encorvada no aparentando su 1.70 de altura, llevaba unas gafas de marco negro que contrastaban con su barba blanca que se extendía hasta las patillas, cabello canoso y un bigote tupido ocultando sus labios, dando la impresión de que la edad ya lo había marcado.

—No lo sé... Supongo que nos dirigirán al llegar —Respondió la Mink Caracal, ahora diminuta, casi midiendo el metro con su vestimenta simple: Una blusa blanca holgada, un vestido de mezclilla y pequeños zapatos azules que combinaban perfectamente con su mochila infantil.

Las orejas del caracal se aplanaron, y su cola se movió inquieta, con la punta agitada.

—¿Estás bien? Te ves ansiosa.

—No lo estoy.

—Tus palabras podrán mentir; pero tu cuerpo habla por ti... Los felinos son muy expresivos.

—Me imaginaba ese comentario del loco de los gatos... No de ti.

—Cuando se aburre, Aizawa nos cuenta datos de gatos.

—¿Entonces?

—Bueno... Soy una pequeña niña indefensa con un anciano desconocido... Creo que juega bien, ¿No? —Mofó, intentando restarle importancia a su ansiedad.

Toshinori, con un suspiro, se agachó y la levantó en sus brazos, recargando su cabeza en su hombro. —Dudo que una pequeña desee entrar por su cuenta a este tipo de lugares. —Dijo, acariciando su cabeza suavemente como si fuera un felino, buscando calmarla.

—Esto es muy raro... e incómodo.

—Terminará rápido.

Pero apenas retomaron el paso, su respiración se volvió agitada y su corazón latía desbocado. la Mink apretó con fuerza el saco que sostenía, sin querer clavando sus garras en la tela; por lo que Toshinori se detuvo, notando su nerviosismo.

—Tengo miedo... —Susurró temblorosa, mientras el silencio entre ambos se hacía pesado.

—No sabía que tenían entre ellos a alguien con el don de quitar los sentidos... Eso cambia todo... No sé si pueda... —Chilló con su voz quebrada, mientras sus orejas se mantenían planas y escondía la cabeza en cuello del saco.

Toshinori se mostró preocupado, notando la angustia en la Mink. "Así que es esa la razón de su nerviosismo últimamente"

—Aún podemos retroceder y buscar otro modo de conseguirlo.

—No... Ya es muy tarde. —Contestó con sus garras clavándose sobre la piel del hombre, apretando sin querer. —Sigamos... Este miedo me perseguirá de ahora en adelante... No solo en este momento.

Al llegar al lobby, se encontraron con cuatro hombres de traje, que los escanearon de arriba a abajo.

—¿Y eso? —Apuntó uno de los hombres, con una sonrisa burlona.

—Un regalo... Sé que le va a encantar

Uno de ellos se acercó a la Mink, tomándola de las orejas para sacarla del saco donde escondía su cara para inspeccionar su calidad. Fascinado por su pureza y miedo en su mirada, lamió sus labios.

—Como me encantan cuando ponen esa carita temerosa... Que envidia. —Dijo soltándola y arrebatándole la mochila.

—¿Qué tienes aquí? —Preguntó revolviendo el interior, donde había cinco diales.

—Caracolas...

—Cuando la capturé estaba en la playa.

—...

—Me gusta esta... Creo que me la quedaré —El guardía tomó dial con picos.

Sin embargo, en un rápido movimiento, la felina reaccionó, mordiendo con fuerza la mano que él había usado para arrebatársela. La presión de su mandíbula hizo que el hombre gritara de dolor mientras brotaba la sangre, que usó como lubricante para zafarse del agarre.

—¡Controla tu mercancía! —Gritó, mostrando como la piel de su dedo tendía de un nervio.

Toshinori usó su mano libre para quitarse la corbata y atarla alrededor del hocico de Yue, usándola en un improvisado bozal.

—A ver... shshsh, no te muevas... Buena chica.

Yue lo miró con ojos afilados, pero obedeció de mala gana.

—Lo lamento.Su mano alcanzó su nuca para volverla a ocultar, y antes de que pudiese decir más, la caracal le dio un coletazo seco en la cara, como recordatorio de que debía centrarse en la misión, no en sus emociones.

Una vez dentro del elevador, dos guardias: Uno delgado y el otro robusto con un cuerpo de roca, presionaron el botón para el nivel 14.

Los ojos del caracal se expandieron pasando el nivel 8, y Yagi ni siquiera sintió como las garras lastimaban su piel. Su mente estába ida... El tambien la presentía; una aura hostil en ese nivel que no se comparaba con el resto.

Toshinori cerró los ojos por un momento, controlando su respiración. Necesitaba concentrarse, así que comenzó a contar las personas dentro del edificio. 32 individuos... De los cuales, uno se destacaba como especialmente peligroso.

Cualquier movimiento erróneo podría significar que se activarían las defensas de Winterton.

Las puertas se abrieron y el héroe se adentró con un temple tranquilo. Años de experiencia en situaciones límite le permitían mantener el control absoluto sobre sus emociones, incluso cuando cada fibra de su ser le gritaba que estaban entrando en la guarida de un depredador.

En contraste, Yue era un manojo de nervios. Se aferraba al cuello del héroe, ocultando su rostro dentro del saco, mientras su respiración agitada era lo único que rompía el silencio entre ellos.

Él no podía hacer mucho más que palmear suavemente su espalda, un gesto casi paternal que intentaba transmitirle calma. En el fondo, Toshinori agradecía ser él quien llevaba esa identidad, pues Yue, en su estado, no habría podido mantenerse firme ni articular una sola palabra coherente.

Los guardaespaldas los guiaron hasta una sala de juntas que exudaba opulencia. En el centro se encontraba una mesa redonda de madera oscura, rodeada por seis sillas negras de respaldo alto.

La tenue luz ámbar, proveniente de lámparas indirectas empotradas en el techo apenas conseguía abrirse paso entre las sombras que se acumulaban en los rincones. Las persianas enrollables completamente negras, bloqueaban cualquier atisbo del mundo exterior, creando una atmósfera hermética y asfixiante.

Terciopelo rojo cubría partes de las paredes, absorbiendo el escaso brillo de las luces. Y, al otro lado de la mesa, una figura permanecía sentada, casi devorada por la oscuridad.

Su silueta era apenas visible, pero su presencia resultaba tan abrumadora... No por su poder o fuerza... Si no por su sadismo.

El hombre permanecía inmóvil, una sombra entre las sombras. El silencio se volvió asfixiante, con cada segundo más pesado que el anterior. Toshinori, dudaba si debía hablar, presentarse o esperar a que el comenzara con el dialogo y tampoco queria susurrar preguntando pues estaban siendo observados.

La Mink volteó nerviosa hacia Winterton. Era dificil ver su rostro, solo podía distinguir el brillo que se reflejaba en su calva.

Sus ojos se expandieron para poder mejor, pero su apariencia solo era felina, no tenía del todo el mismo funcionamiento y habilidades de uno, por lo que la vista nocturna no servía.

Sus orejas se alzaron involuntariamente, mostrando una interesante Mink caracal que atrajo la atención del hombre que los vio con profundo interés.

—Mi bella Camille... Pequeña traviesa... ¿Dónde te habias metido dulzura? —Winterton se levantó con un movimiento teatral, extendiendo los brazos como si recibiera a un viejo amigo.

—Que agradable sorpresa Lyon... No sabes cuantos problemas tuve con la desaparición de esa niña.

—Creo que tienes algo para mí. —Toshinori entregó el maletín que llevaba.

El hombre lo abrió con vasto interés; admiró con recelo las pruebas de la muerte de ambas bandas. Fotos, objetos distintivos y el video donde la pirotecnia se encargó de eliminar la escena del crimen.

Winterton observó el contenido con una sonrisa torcida, sus ojos brillaban con un extraño deleite mientras sus dedos recorrían las pruebas, deteniéndose por un instante en una de las imágenes más sangrientas.

—Así que está hecho... Lamento los sacrificios que tuviste que hacer para conseguir lo que te solicité. Pero, como lo prometí... Aquí está tu pago.

El guardia más delgado y bajo, entregó un maletín negro que, al abrirse, reveló fajos ordenados de yenes, y tras exhibirlo, sin perder tiempo el guardia lo cerró de nuevo y lo extendió hacia 'Lyon'.

El héroe tomó el maletín y sin agregar palabra alguna, giró sobre sus talones, dirigiéndose hacia la salida. Sin embargo, ambos guardias seguian bloqueando el camino.

—Te falta entregarme esa delicada gema, Lyon.

Winterton señaló con un leve movimiento de cabeza al Mink, quien permanecía temblorosa, aferrada al viejo.

Pero Toshinori no hizo ningún movimiento para bajarla. No con ella en ese estado, no con la vulnerabilidad que exudaba cada pequeño temblor de su cuerpo. Dudaba que pudiera defenderse o escapar si algo salía mal... No quería ser participe de esa transacción, conociendo las aberraciones a las que estaría expuesta.

—¿Qué esperas? —La voz de Winterton cambió su tono jovial a frío. —No te habrás arrepentido...

—Déjame ir... —Susurró, tras sentir el aura hostil del lider.

Toshinori extendió sus manos, dudoso de entregarla. Sin embargo, el pelaje de Camille se erizó y, en un movimiento se soltó de su agarre, cayendo sobre la mesa, haciendo que todo lo que estaba sobre ella: Papeles, plumas, los maletines, salieran disparados volando por la sala. El impacto de sus patas golpeó la mesa con tal fuerza que esta se levantó, equilibrándose precariamente sobre su orilla y quedando como una barrera improvisada entre ellos y Winterton.

Los guardias reaccionaron de inmediato. El de cuerpo rocoso bloqueó la salida, aumentando su masa hasta llenar la puerta. El otro transformó sus dedos en afiladas cuchillas que comenzaron a girar como hélices, listas para triturar todo a su alcance.

Sin tiempo para pensar, Yagi evaluó la situación. Captó el equilibrio inestable de la mesa y, con un movimiento la empujó con fuerza, haciendola gitar sobre su eje.

El giro hizo que Winterton se desplazara hacia los guardias quedando en su rango de ataque, mientras Toshinori y Yue se protegían tras la improvisada barrera de cedro.

Las cuchillas perforaron la madera, una de ellas quedando peligrosamente cerca de la oreja de Yagi, quién exhaló aliviado, mientras Yue, completamente distraída a lo que acababa de pasar, estaba tendida en el suelo como niño desesperado despues de romper una piñata, recogíendo las plumas, volteando y percatándose como los dos viejos casi terminaban muertos por una osada acción improvisada.

—¡Lo siento jefe! —Se escuchó del otro lado de la mesa.

—¡GYAAAAH! ¡Todavía lo necesito vivo! —Gritó Yue desesperada, viendo cómo las cuchillas comenzaban a girar nuevamente, listas para atacar de nuevo.

Sin perder tiempo, la Mink saltó hacia donde sobresalía el brazo, tomó las muñecas del guardia que, al seguir las navajas girando, lograron rasgar la espalda de su vestido.

Camille se pegó lo mas que pudo a la mesa, y tiró de ambas muñecas, hasta que se escuchó como del otro lado, el cuerpo azotaba contra la madera; para despues agarrar una de las patas de la mesa, usando su peso para forzarla a rodar.

La pesada mesa rodó como una moneda, arrastrando consigo al guardia, quien luchaba por dejar de girar y mantenerse estable, cargando con la culpa y vergüenza de casi haber asesinado a su propio jefe.

Toshinori y Yue aprovecharon la pobre iluminada habitación y permanecieron agachados, avanzando ocultos tras la mesa que rodaba hacia las ventanas.

Con un brusco tirón de las persianas, el lugar se iluminó de golpe, revelando a todos los presentes en la sala, incluyendo al criminal que tanto habían buscado. Un hombre en su casi tercera edad, ojos amarillos, calvo y con una barba de candado color rojizo que contrastaba con su piel escamosa.

El hombre seguía de pie, orgulloso a pesar de haber librado por poco el impacto de las cuchillas que solo le habían cortado parte de su oreja y atravesado el hombro.

—¡¿Qué haces?! La oscuridad era nuestra ventaja. —Regañó Toshinori levantando a la pequeña con la nula delicadeza con la que un infante carga a un perro; básicamente colgando de su brazo.

Yue aprovechó el aventón y al tener las manos libres, sacó su pequeña cámara del tamaño de un llavero para tomar una foto de cuerpo completo de Winterton, manteniendo ambos un gesto en blanco; una cara de poker acompañado de un silencio entre los 5, que hizo enfurecer a los criminales.

—Listo abuelo. Ya lo puedes desvivir. —Apuntó tranquila, dejándole que se encargara de todo.

—¡OI!

Se escuchó el chirrar de las cuchillas y el estruendo del cuerpo rocoso, de ambos guardias que cubrieron a Winterton, listos para atacar.

—¿Y si corres? —Sugirió Yue, tomando otra foto como si estuviera en un safari, completamente ajena al desastre que acababa de ocasionar.

—¡¿A dónde?! —Toshinori miró a su alrededor, evaluando sus opciones mientras la situación se descontrolaba.

—No sé... —Respondió la Mink, mirando las pocas opciones disponibles. Solo había una puerta de entrada y una fila de ventanas fijas de piso a techo. —¡Salta por la ventana!

—¡Estamos en el piso 14!

—...

—Mmm... Si sobrevivimos. —Meditó la Mink con un tono burlón, mordiendo ambas puntas de todas las plumas que juntó del suelo, a lo que Toshinori solo le juzgó con la mirada, corriendo hacia ambos villanos que se habian avalanzado a ellos.

Con una precisión milimétrica, Toshinori esquivó las cuchillas que pasaron rozando su cuello y pecho. Seguido por el golpe de roca del otro guardia, cual fue aún más peligroso, pero logró saltar justo a tiempo, ocasionando que el puño del villano se enterrara momentáneamente en el suelo, dándole unos segundos extras para avanzar; solo para encontrarse cara a cara con Winterton, quien bloqueaba la entrada de la sala.

—Cuidado... Si te toca, te petrifica... —Advirtió la Mink, lanzando dos plumas afiladas que se clavaron en los ojos de Winterton.

El hombre dejó escapar un grito agudo de dolor, intentando inútilmente sacar los plasticos de su rostro con ambas manos.

Aprovechando su momentánea falta de atención, Yue luchó para soltarse del agarre de Yagi. Su cuerpo apenas se liberó, saltó sobre la espalda de Winterton, haciéndolo perder el equilibrio, cayendo de lleno dentro de la sala de juntas justo cuando los dos guardaespaldas lanzaban sus ataques hacia Toshinori; Quienes, debido a que tenían sus ataques apunto de acertar, no tuvieron tiempo de reaccionar.

Con el cuerpo del lider en el aire, el héroe aprovechó para deslizarse bajo de el, logrando salir de la sala de juntas por la puerta, mientras las cuchillas de uno de los criminales rebanaron parte del torso de Winterton, y el golpe de roca destrozó su cuerpo.

Las paredes se tiñeron de rojo, y el golpe de roca terminaron por no solo por acabar con su propio jefe, si no también dañando uno de los brazos de su compañero.

Yagi, levantándose tras deslizarse, atrapó a la Mink cagandola como a un nene que actuaba como sus ojos, cubriendo el panorama desde su espalda mientras el seguia huyendo, pues ahora el par de guardaespaldas estaban enfurecidos.

—¿Sobrevivió?

—¡HIJOS DE PUTA!

—Nope... Muerto... Muertísimo... Así como tu carrera.

—¡No es tiempo de bromas!

—Son los nervios...

—¡¿Nervios?! ¡Estas más calmada que hace rato!

—El que se altera pierde... Vas perdiendo por cierto.

Los muros se rompieron exponiendo al par de criminales, y una alarma sonó por todo el edificio... Ambos guardias, viendo que su líder no respondía decidieron simplemente vengarse por lo que fue su error.

El hombre de roca lanzó un poderoso golpe, sus manos como mazos destruyeron todo a su paso, mientras el otro guardia, con las cuchillas en su mano, las giró con furia, buscando cortar todo lo que estuviera en su camino.

—Elevador no es opción... —Meditó Toshinori corriendo entre los escritorios, recorriendo las posibles salidas de escape.

—Se ven molestos...

—Las escaleras.

—Estan mas molestos que Aizawa cuando Zoro se adueñó de su saco de dormir...

—No... Pueden destrozarlas y quedaríamos enterrados entre los escombros.

—No se porque a veces me da el presentimiento de que Sanji fue Drag.

—¡Deja de perder el tiempo y sugiere una salida!

—Ventanas. —Apuntó a donde se veia la luna.

—¡Estamos a 42m de altura!

—¡Que rápido calcula!

—Estaremos bien, tu confía~

Ignorando todas las banderas rojas que había dejado pasar con la asistente; forzó su cuerpo tratando de volver en su forma musculosa dirigiéndose a la ventana para que, en ese corto segundo que lograba durar en su forma 'All Might', lograra romperla... Pero solo logró escupir sangre, para despues ambos dejar la grasa de sus rostros impresas en el cristal templado al estamparse.

Con la sangre aún corriendo por narices, Toshinori y Yue levantaron la vista justo a tiempo para ver cómo el criminal más ágil, con sus manos de cuchillas, se abalanzaba hacia ellos para rebanarlos.

En un pensamiento rapido, Toshinori empujó de una patada a la Mink para sacarla del camino y al mismo tiempo impulsarse lejos, dejando que las cuchillas sigueran su camino con un corte giratorio cual sierra, cortando facilimente el concreto e instalaciones conectando accidentalmente con el cableado eléctrico que electrocutó al villano, quién una vez haciendo corriente, no fue capaz de desactivar su don, cayendo de rodillas rostizado.

Para su suerte, logró arruinar el cableado, causando un apagón, que como poseedores de Haki no tendrían problema en desplazarse en la oscuridad... ¿Lo malo? La luz se fue solo en el piso inferior. Ya que aun podian ver claramente la cara enfurecida del otro enemigo que seguía en su misión de dejarlos como el interior de una lasagna... Como pura carne molida.

—¡Ya ves! Te digo que se mueren solos... Pero igual tu y tu grupito me echan la culpa. —Reclamó ofendida, sin importarle que tenían al villano en frente.

Toshinori no sabía como contrarestar el ataque... Tenía los reflejos agudos como siempre, pero no tenía la fuerza... Afortunadamente su estamina no disminuía gracias a la compañía del vínculo, por lo que no se cansaba y podía darse el lujo de escapar, pero atacar era otro asunto.

El tamaño del villano se triplicó y enfocó toda su fuerza en atacar al anciano que vió como una presa fácil... Pero, el héroe antes de que esquivar el imponente golpe, decidió seguir sus instintos y no moverse.

Sin embargo, el guardia, al ver como su presa quedó congelada, recargó todo lo que tenía de si en uno de sus brazos, logrando que la roca brillara al rojo vivo. Toshinori ni parpadeó ante el inminente golpe mortal que iba dirigido hacia su ser; El cual... Vio como se detenía en seco frente a él.

La pequeña caracal que a ultimo momento se interpuso entre ambos, tenía en su mano una caracola que logró neutralizar el impacto. Tanto Toshinori como Yue, sonrieron satisfactoriamente ahora con el dial cargado... Pero no les duró mucho, pues múltiples pasos se escuchaban acercarse por las escaleras.

—Dial... —Yue arrastró la palabra, visualizando la dirección de donde vendrían las auras.

—¡Espera, eso te va a lastimar!

El hombre confundido por el fallido ataque, intentó responder con un izquierdazo, pero fue muy tarde, la caracola fue usada para golpear sus genitales.

—¡IMPACTO!

El hombre con sus blanquillos destrozados, salió volando con un agudo grito que toda diva soprano envidiaría.

Los recién llegados villanos, que apenas ponían un pie en el piso, quedaron congelados al escuchar semejante aria del sufrimiento, solo para ser arrollados como bolos por el tipo rocoso volador, que los dejó esparcidos como si hubieran sido víctimas de una estampida en oferta de Black Friday.

Mientras tanto, el par de infiltrados, cortesía del mismo impacto, fueron catapultados contra los cristales con tanta fuerza que el choque entre ambos terminó sofocándolos por un momento y escupiendo sangre de manera sincronizada; Empeorando la salud deteriorada de ambos.

—¡¿EN SERIO NO SE ROMPIÓ?! —Reaccionó la Mink ofendida al sufrir reverendo impacto sin lograr salir a través de las ventanas fijas al piso en el que estaban atrapados.

—¿Qué acabas de hacer?...Preguntó con el rostro en blanco, sintiendo pena y dolor por el villano.

—A este ataque le llamo, Desayuno Americano... Huevos estrellados y choriz...

—¡ESO FUE SUCIO!

—¡No hay juego limpio cuando se trata de sobrevivir! —Se inclinó hacia atrás, para responderle con una sonrisa burlona.

Yue buscó entre las plumas que robó del piso, pero ya todas estaban mordidas y sin puntas. Viéndose decepcionada de no dejar ninguna completa.

—Oye... Recuérdame de buscar el contratista que instaló estos cristales, para pasarle el dato a Nezu.

—¡NO ES TIEMPO PARA ESO! ¿PUEDES TOMARTE ESTO EN SERIO?

La caracal sostuvo su brazo torcido buscando fracturas. Aliviada al encontrar solo dislocaciones, lo atrapó con sus rodillas, y con dos movimientos secos y un crujido, lo acomodó. Abriendo y cerrando la mano, satisfecha.

—¿Cuantos hombres quedan? —Preguntó tomando otra caracola de su mochila presionando un botón, para despues lanzarla hacia donde estaba el hueco de las escaleras, donde revotó por todos los pisos hasta llegar a nivel sotano.

—Eran treinta y dos... Con los que estan inconscientes, solo quedan veintidós.

—Aaaaaargh... son bastantes... —Chilló dejando caer la cabeza. —Pero buen conteo, mejoraste tu haki de observación. —Felicitó dando palmadas en la pierna del hombre.

Toshinori no respondió al halago... Solo mantenía su mirada fija en un punto distante con una expresión seria.

—¿Qué pasó? ¿El sujeto del octavo piso? —Preguntó Yue, ladeando la cabeza, pero Yagi guardó silencio antes de dar su respuesta.

—No se mueve... —Dijo con sus ojos cerrados, 'viendo' las auras desplazarse por el edificio.

—Si... Será mejor evitarlo. —Respondió caminando hacia el elevador, tratando de forzar las puertas.

—No pensaras usarlo...

—Son dieciséis pisos... En dado caso, querrán detenerse en el catorce. Podemos bajar por el ducto del elevador mientras, y ocultarnos en el decimo que está vacio, para cuando suban, continuar hasta la planta principal.

Toshinori suspiró y asistió, logrando abrir la ranura de las puertas.

—Esto es una locura...

—¡Jajajaja! Es que estás acostumbrado a resolver todo con un par de golpes. ¡Te hace falta ese Plus Ultra de adrenalina que obtienes cuando no tienes ningún Don y debes resolver todo con ingenio!

—...

—¿Siempre terminan así tus misiones? —Quejó, usando su pierna y espalda para forzar las puertas del elevador, que cedieron con un quejido, revelando el oscuro y profundo ducto de concreto, con sus rieles de metal y gruesos cables de tracción que se extendían como venas de acero hacia el ambos extremos.

—Si te digo, seguirás de niñero. —Respondió saltando a su pierna y de ahí hacia arriba clavando las garras en el concreto y estirando la cola para que se sostuviera de ella.

Dudoso por lastimarla por el tirón. Soltó ambas puertas y rapidamente se sostuvo de la cola, quedando colgando balanceándose hasta llegar al cable del elevador... Quedando ambos en silencio.

—Si tan decidida estabas en saltar por la ventana... Podíamos salir por azotea... Solo eran nueve metros mas de diferencia...

—¿Sientes por dónde vienen?

—Estan llegando a nuestro piso. —Respondió bajando por el cable, a la par que la Mink sacó sus garras del concreto y saltó al cable para deslizarse, modulando la velocidad.

—¡HIJOS DE PUTA!

—Ya encontraron a Winterton. —Susurró con sudor recorriendo su frente, descendiendo con más velocidad para evitar ese piso.

—Nos iban a encontrar en el camino y no podríamos defendernos de tantos dones... Son demasiados.

La linea del elevador no parecía subir o bajar, por lo que tomaron su ritmo al deslizarse, contando dificilmente los niveles.

—Pudimos evitar esto si no hubieras reaccionado así con Winterton.

—Él lo sabía... Pensaba usar su don en nosotros dos.

—Haki avanzado...

—Desde que entramos pensaba tomarnos a ambos... Supongo que su plan original era acabar con los testigos de los Mao, siendo Lyod el único 'Sobreviviente' del incidente.

—¡Estabas condenada a ser atrapada!

—Quizas...

—¡Nada de quizás! Debes dejar de ser tan... Tan impulsiva

—Tic-Toc, tiempo encima abuelo... No puedo darme el lujo de esperar.

La discusión ni siquiera les dio tiempo de percatarse que las cuerdas estaban subiendo, obligándolos a deslizarse rápidamente para que no fueran aplastados o terminar enrollados en las poleas.

—¡POR TUS RECLAMOS NI ME DI CUENTA DE QUE ESTÁBAMOS SUBIENDO!

—¡¿RECLAMOS?! ¡NO TIENES NI IDEA DE LO DESGASTANTE QUE ES ESTARSE PREOCUPANDO Y VIGILANDO A TODOS USTEDES!

—PREOCUPATE POR TI... ¡SI TÚ ERES EL QUE SIEMPRE ESTÁ A PUNTO DE ESCUPIR UN PULMÓN EN CUALQUIER MOMENTO!

—¡QUE NO SERÍA TAN SEGUIDO, SI DEJARAN DE MOLESTARME!

Se escuchó un rechinido extraño que les hizo voltear hacia abajo.

La trampilla de emergencia en el techo del ascensor estaba abierta... y dentro, seis personas de distintos tamaños y apariencias los observaban colgar del cable principal.

Sintieron como sus corazones saltaron un latido, cuando los pasajeros del ascensor comenzaron a preparar sus quirks con sonrisas sádicas dibujándose en sus rostros.

Yue, sin parpadear o dar un indicio de responder; sacó sus garras retractiles que, al ser de cachorra, eran mas filosas que las adultas y cortó los 4 cables de tracción, provocando que el ascensor cayera como piedra desde el piso 12, acompañado de un fuerte estruendo y una nube de humo que cubrió los primeros 3 niveles.

La falta de peso de la cabina provocó que subieran rapido por el sistema de poleas, obligándolos a soltarse del cable central y comenzaran a caer.

Toshinori por su parte intentó estirar su cuerpo por completo para hacer presión en dos muros y bloquear la caída y así la felina cayera a salvo en su espalda... Sin embargo, la altura que Toshinori tenía ahora, no le permitía tener un buen agarre para mantenerse en esa posición, quedando tembloroso, con los pies aferrados a una de las estructuras horizontales de metal, y sus palmas expandidas con fuerza sobre el concreto.

El viejo, con su cuerpo tembloroso por alcanzar su maxima tensión, solo le quedó voltear a lo que parecía un avismo, viendo el humo disiparse.

—Si alguien pregunta... Fue culpa de un espasmo.

—No tienes verguenza.

—Caida de once niveles

—Treinta y tres metros...

—¿Crees que murieron? —Preguntó Yue inocentemente, asomándose desde la espalda del anciano, viendo el humo proveniente del sótano.

—Sabes que murieron.

—Nos volvimos asesinos. —Reaccionó sorprendida, llevando su garra a la boca.

—¡TU YA ERAS!

—Pero jubilada...

—¡NO TE PUEDES JUBILAR DE ESO!

—...

—¿Y ahora?

—Estoy pensando...

—Podríamos quedarnos aquí a esperar que se vayan... Pero te vas a cansar viejo rancio. —Comentó acostándose relajada en el tembloroso cuerpo, que no tardaba en soltarse por el peso extra y mala postura.

—Te voy a dejar caer... —Expresó con una vena brotando en su frente.

—No lo harías... Te quedarás con las ganas.

Estaba a punto de responder, cuando vieron como las puertas del cubo del elevador, dos pisos abajo fueron forzadas por tres hombres que observaban el estruendo del sótano.

Yue y Yagi aplicaron la vieja confiable "Si no me muevo no me ven", observandolos fijamente y esperando que se fueran, ya que aún no se percataban que colgaban arriba... Al menos no por mucho, ya que uno de ellos, los apuntó, obligándolos a tomar acción.

La caracal, saltó de la espalda de Yagi y clavó nuevamente las garras en el muro, extendiendo su cola para que el héroe se soltara de esa posición incómoda, la tomara y se lanzara balanceándose hacia donde se encontraban los villanos.

En un solo movimiento, pateó a los dos hombres que bloqueaban la puerta y, justo antes de que esta se cerrara, tiró de la cola de Yue, llevándola al piso 9, con los dos hombres en el suelo y el tercero cayendo por el hueco del elevador.

Pero antes de que pudieran cantar victoria, se dieron cuenta de que estaban rodeados por otros 8 enemigos que se acercaban curiosos por el accidente.

Al ver el grupo de hombres, ambos escupieron sangre, dándose cuenta del gran error que cometieron al dejarse llevar por el cansancio y la mente nublada.

—¡¿Quiénes son ustedes?! —Preguntó uno de los hombres, cuyos dedos se transformaron en cañones de pistola.

En respuesta, ambos levantaron las manos, al verse rodeados.

—¡Un par de anémicos! —Respondió la Mink expulsando sangre de manera sincronizada con el anciano que no esperaba esa respuesta, viéndose vulnerables para el grupo.

—Aaaah, es la pequeña que me arrancó el dedo. —Señaló un hombre con la mano vendada, acercándose a la caracal y apretando su quijada con la mano.

—Jajajajaja, te va a volver a morder. —Burló su compañero de la entrada.

—Más le vale que no... o tendré que arrancar esos dientecitos de leche. Aunque de todos modos disfruto más de un buen trabajo hecho por un hocico que solo tiene encías.

La punta de la cola de Yue comenzó a moverse de un lado a otro, mostrando claramente su incomodidad mientras el hombre acariciaba con morbosidad su cuello, deslizando la mano.

—Oye... deja la mercancía... Perderá el valor si la vendes usada... —Reprendió uno de ellos, con ojos de mirilla, descansando su mano en un arma.

Toshinori, por instinto, intentó dar un paso al frente, desafiando la amenaza de los siete hombres, pero se detuvo en seco al escuchar el click de un arma preparándose para disparar... Un hombre usando 3 dedos con forma de cañones apuntaron hacia él, extendiendo su pulgar que funcionaba como gatillo, preparado para disparar ya que la participación o existencia de Lyon no les era de utilidad.

Las orejas gachas del Mink se levantaron, distrayendo la atención de su captor que fue atrapado por la muñeca con la cola de la caracal, desviando su dirección y siendo pateado hacia Toshinori, interceptado el mar de disparos con el que pensaban acabarlo.

Los ojos negros del anciano se abrieron de par en par, al ver como un hombre era baleado frente a él, frenando involuntariamente un ataque que arremetía contra su vida.

—¡Olvida los escrúpulos, prioriza la supervivencia! —Advirtió Yue, escondiéndose entre sus pies, pues el resto de los 7 hombres estaban por arremeter.

En ese punto, Toshinori no podía permitirse el lujo de detenerse a pensar demasiado; su fuerza legendaria ya no era parte de su arsenal, así que solo le quedaba su astucia y lo que tuviera a mano para salir con vida de aquel desastre.

Tomó al criminal que usaba como escudo para acercarse al disparador principal, mientras el resto de villanos activaba sus dones.

La felina divisó al que representaba mas una amenaza, y de manera escurridiza se metió entre su ropa, provocando que el hombre se retorciera y desvistiera, tratando de sacar a la pequeña de garras afiladas, mientras sus compañeros le ayudaban atacandolo en el proceso.

En cambio, Toshinori, aprovechando su cuerpo delgado y ligero, se movió agilmente entre las ráfagas de balas, anticipando cada disparo. Con un giro, atrapó al villano en una llave, inmovilizando uno de sus brazos al doblarlo hacia atrás, impidiéndole usar su tecnica.

Sin depender de fuerza bruta, usó la misma tensión del cuerpo del enemigo en su contra, y con un movimiento seco, rompió el brazo y dislocó el pulgar del villano, obligándolo a continuar una perpetua serie de disparos.

El villano, incapaz de controlar su don, comenzó a disparar sin parar con el brazo rígido y fuera de control. Una lluvia de balas erráticas cubrió la habitación, obligando a los demás enemigos a dispersarse para evitar ser alcanzados.

Cuatro de ellos cayeron al suelo, heridos por el fuego amigo, mientras los otros cuatro, incluidos los dos que habían recibido las patadas de bienvenida, buscaron refugio detrás de escritorios y muebles de oficina.

—¡No se queden ahí parados, hagan algo! —Gritó uno de los villanos desde su improvisada barricada.

En respuesta, un escritorio salió disparado hacia Toshinori. Sin tiempo para reaccionar, soltó al villano que utilizaba como escudo y arma simultáneamente, dejándolo caer al suelo con un brazo inservible que continuaba su fuego.

Uno de los villanos, con largos tentáculos extendiéndose desde su espalda, lanzó un ataque intentando atrapar al viejo. Sin embargo, su velocidad no era suficiente para alcanzarlo. Anticipando cada movimiento, Yagi se deslizó entre los tentáculos, maniobrando para que se enredaran entre sí, logrando que el villano quedara atrapado en su propia maraña, luchando por liberarse mientras soltaba una serie de insultos frustrados.

Desde el otro lado de la habitación, el clic característico de un arma se escuchó. El villano con el brazo roto había logrado posicionar su cañón improvisado y estaba listo para apretar el gatillo. Pero justo cuando parecía que Toshinori estaba en la mira; un bolígrafo delgado, vacío por ambos extremos, voló hasta clavarse en la tráquea del villano.

El impacto fue preciso. El bolígrafo, funcionando como un conducto, comenzó a drenar la sangre del hombre.

Desesperado, intentó retirarlo, pero al hacerlo, dejó un orificio abierto que inundó su garganta y pulmones de sangre.

El villano cayó de rodillas, asfixiándose en un espasmo mientras el articulo de papelería caía al suelo empapado de rojo.

—¡AAAH! ¡NO SE SUPONE QUE DEBÍA PASAR ESO! —Gritó Yue alterada.

Sus orejas se irguieron y su cola se esponjó como un plumero. Dio un par de pasos hacia el villano caído, acercándose titubeante de si debía ayudarlo, apoyando su oreja en el pecho y tratando de bloquear el sangrado; confundiendo tanto a sus enemigos, como al héroe.

Uno de los villanos vio oportunidad ante la pequeña petrificada, lanzándose hacia ella al no saber si debía salvar el cuerpo que condenó a morir, por un mal calculo en fuerza.

Antes de que el criminal la alcanzara, una silla de oficina, rodó hasta chocar con él, llevándoselo en un agradable y paradisiaco paseo a las escaleras, dejando solo como recuerdo, el sonido de su cuerpo y alaridos chocando con los barandales metálicos hasta llegar al primer piso.

La felina vio en el suelo deslizarse hacia ella un arma, seguido del grito de su compañero. —¡Tengo las manos ocupadas!

Toshinori usaba el dispensador de agua, para detener los enormes colmillos de uno de los villanos que tenía unas fauces por estómago, insistiendo en morder al anciano.

Yue tomó el arma, y apuntó al estómago para que dejara de ser amenazado por los filosos colmillos, pero su inexperiencia en armas de fuego terminó por cobrarle factura.

El estruendo del disparo retumbó en la oficina, y el retroceso de la corredera de la pistola cortó parte de su pulgar, ocasionando que su blanco original fuera afectado.

Sus orejas se aplastaron contra su cabeza mientras sus ojos cielo se abrían con horror al ver el resultado: La bala había perforado el ojo del villano, saliendo por la parte lateral de su cráneo en una espiral de sangre. El cuerpo cayó pesadamente al suelo con un sonido húmedo.

Yue estaba petrificada, con sus garras retraídas de forma instintiva, y su cola agitada nerviosamente detrás de ella; Ignorando completamente el dolor punzante en su mano a causa de la corredera del arma que le había arrancado una profunda parte de piel...

Parecía que la imagen de alguien que acababa de cruzar una línea invisible de la que no había retorno.

Yagi vio de primera mano, como el enemigo que tenía planeada cortarlo en pedazos con sus colmillos se desplomó en su propia sangre, y antes de poder reclamar a la pequeña por su intento de asesinato, la vio completamente congelada, incapaz de procesar lo que acababa de hacer, siendo acechada por una nueva amenaza.

Una sombra se cernía sobre ella: Otro villano, un hombre con brazos largos, como látigos de acero, avanzando con una sonrisa retorcida y los ojos encendidos por la adrenalina del combate.

El héroe no lo pensó dos veces. Su cuerpo se movió por instinto, lanzándose hacia la pequeña y atrapándola fuera del camino justo cuando uno de los látigos metálicos descendía con fuerza sobre el lugar donde ella estaba.

El látigo impactó contra el suelo, creando una grieta que perforó niveles inferiores, levantando polvo y escombros, que le sirvieron al viejo, para esconderse entre unos escritorios apilados, con la asustada mink en brazos cual niña perdida.

—¿Estás herida? ¿Qué sucede?Yagi llamó en voz baja, mirando cómo la sangre caía de los dedos de la felina, pero al mirarla más de cerca, no veía ninguna herida visible en su cuerpo.

La caracal, paralizada por la confusión y el impacto de lo que acababa de hacer, se quedó completamente inmóvil, mirando sus manos cubiertas de sangre, pero sin entender cómo había llegado ahí.

—¡Yu..!¡Camille, responde!

—Lo... lo maté... Directamente... —Su voz salió rota, aun aturdida, mientras su mente aún procesaba lo que acababa de ocurrir.

—¡Presta atención! ¡No te guíes por lo que ves! Sigue con vida, no atravesó una parte importante del cerebro... Concéntrate.

Aun agitada y con su compañero tapándole las orejas, respiró hondo, percatándose que efectivamente la voz del enemigo estaba apenas presente. Ambos sintieron una nueva amenaza asechando, por lo que parpadeó un par de veces para salir de ese estado de trance.

Sin ningún tipo de advertencia; El ambiente a su alrededor se convirtió en un desastre. Una tormenta de viento se desató de la nada. Papeles volaban en todas direcciones, las sillas y escritorios eran arrastrados por la poderosa corriente de aire que creaba el Quirk de viento del enemigo.

Los músculos de la Mink se tensaron al máximo, permaneciendo anclada a la tierra con sus garras. Su cola se movía con agitación, señal de que aún estaba nerviosa, pero no iba a dejarse arrastrar tan fácilmente.

Toshinori, por otro lado, se aferró a una columna central sosteniéndose con toda su fuerza. Su cabellera y barba ondeaban violentamente como si el viento quisiera arrancarlos de raiz.

Mientras tanto, el villano con los tentáculos extendidos, se había fijado como ancla, sosteniendo a dos de sus compañeros, mientras él mismo se aferraba con fuerza a otra columna.

—¡Estamos expuestos!... ¡No podemos movernos sin que el viento arrase con nosotros!

Yue, que solo podía sostenerse con sus garras de las manos, se quitó los zapatos dejándolas a merced del torbellino, clavó las garras de una de sus pies, ya que el otro era imposible de anclar con solo dos dedos. Aun así, logró asegurar su posición para poder buscar en su mochila, tomando de ella un yoyo y el dial con picos que le intentaron arrebatar recien entraron.

—Úsalo en cualquier contacto. Es un dial relámpago... Servirá para quitar la luz.

La Mink, borrando todo rastro de sonrisas o juego, miró con una expresión seria y concentrada lo que sucedía a su alrededor, retrayendo las garras y clavándolas a la columna, hasta llegar al techo y continuar su camino.

Corrió por el techo con sus garras clavándose a cada paso, mientras su yoyo giraba como una hélice atrapando sillas y escritorios al vuelo, frenando temporalmente su movimiento para poder saltar de un objeto a otro, esquivando proyectiles y estallidos que amenazaban con lanzarla al tempestuoso viento.

Un tentáculo amenazó con alcanzarla, pero lo esquivó con un giro, logrando patear una pantalla hacia el villano, impactando en su rostro. Sin detenerse, atrapó otra mesa que giraba violentamente y la usó como trampolín para impulsarse hacia su siguiente objetivo.

La velocidad y agilidad de la pequeña dejaron a todos paralizados, incluso Yagi titubeó al pensar en dejarla a oscuras en medio de aquella tormenta. Pero no había tiempo para dudas; confiando en la petición, presionó el dial con fuerza en la fuente de luz.

Una descarga eléctrica corrió a través de los cables. Las luces parpadearon frenéticamente antes de apagarse por completo con explosiones menores sacudiendo distintos niveles del edificio, lanzando chispas y humo por las rejillas de ventilación.

Todo se volvió negro, quedando el sonido del pesado viento chocando los escombros y los objetos entre sí, hasta que el retumbar de una explosión naciendo del sotano, rompió todos los cristales del edificio y el fuego se extendió a pisos superiores, pronto llegando a donde se encontraban.

El viento cesó de golpe, pero antes de que Toshinori pudiera reaccionar, algo se enroscó alrededor de su cintura, jalándolo con fuerza hacia el vacío.

La tenue luz de la luna reveló la escena: La felina, a bordo de una silla de escritorio, había lanzado su yoyo atrapándolo, cayendo ambos del noveno piso, surcando el aire en dirección al piso.

La Mink aun no mostraba esa sonrisa traviesa habitual. Su rostro estaba serio, como si algo dentro de ella hubiera cambiado.

Un tirón violento del yoyo los unió en el aire, dejando a Toshinori luchando contra la náusea despues de que el juguete lo hizo girar como trompo al desenredarle rapidamente.

Camille, sin perder tiempo, ajustó un dial de nubes al yoyo, girándolo para crear un anillo suave que amortiguara el aterrizaje. Sin embargo, justo antes de completar la maniobra y cerrar el circulo, ambos tuvieron una vista clara del nivel 8.

Del fuego apareció la figura de una persona, a la cual, el pálido resplandor de la luna terminó por iluminar; llevaba un traje formal y una máscara blanca con los bordes de los ojos y los labios dorados. Aquella presencia los miraba directamente, causando un escalofrío helado que recorrió la columna.

El aro de nubes se cerró, envolviéndolos en una espesa neblina encargada de amortiguar cualquier golpe; pero algo estaba mal. De entre la bruma surgió aquella máscara blanca, proyectando una sensasión por sed de sangre casi irreal. Segundos después, dos brazos brotaron del vapor de nubes y golpearon brutalmente sus pechos del par, sin siquiera tener contacto.

Una energía invisible los expulsó del anillo de nubes, lanzándolos como proyectiles contra el pavimento. El concreto se agrietó bajo sus cuerpos, polvo y piedras se esparcieron por el aire. Ambos tosieron sangre, sintiendo un dolor punzante que parecía estrujar sus órganos. Apenas podían respirar, pero sabían que aquella figura seguía ahí, observándolos desde la penumbra.

La Mink volteo de reojo presionando dientes, para ver el estado de Toshinori, preocupándole que su cuerpo frágil no hubiera resistido, consternada al verlo toser sangre; Pero no hubo tiempo para reaccionar; ambos fueron levantados del suelo, atrapados por el cuello en un agarre sofocante.

Liberó sus garras, pero estas atravesaron el brazo de su captor... Sus pupilas se dilataron al darse cuenta de que aquello no era un brazo sólido, sino humo denso que ondulaba y se recomponía.

Desesperada, usó su otra mano con el anillo de piedra marina para sujetar la muñeca del atacante, sintiendo cómo su contacto comenzaba a afectar el brazo, volviéndolo parcialmente físico.

El enmascarado pareció darse cuenta de lo que pasaba; y su cuerpo reaccionó expandiendo la masa de humo, envolviendo a la felina como un torbellino que cubrió completamente cuerpo y hocico, ahogando cualquier intento de grito. Su respiración se volvió corta, jadeante, sus garras intentaban arañar inútilmente la bruma que la asfixiaba.

En un último intento desesperado, lanzó su yoyo, enredándolo alrededor del cuello del atacante y jalándolo con fuerza. Por un instante, el humo pareció comprimirse, pero luego se dispersó, dejando caer el juguete.

Toshinori entendió lo que sucedía, sus ojos se expandieron por completo por la impresión.

—Un logia... Pensó con sus ojos completamente despejados, mientras el humo comenzaba a retomar forma humana frente a ellos, reapareciendo la mascara lentamente entre la bruma.

El captor, dirigió su atención a la Mink, que desesperada por conseguir aire, movía sus piernas frenéticamente, para intentar frenar esa presión, al estar colgando.

—Una muñeca perdida...

El enmascarado inclinó la cabeza en dirección a Toshinori.

—Eso nos deja con la persona que nos ha mantenido vigilados... fufufu... No sabes la sabrosa recompensa tras tu cabeza.

Los ojos de la Mink se agrandaron al escucharlo. El enemigo pensaba que Toshinori era ella suplantando otra identidad.

Yagi, luchando por mantener la calma, intentaba aferrarse al brazo que lo asfixiaba, pero era inútil, no era tangible. El aire se escapaba de sus pulmones, y cada vez sentía más cerca el momento en que perdería la conciencia.

El hombre lo levantó del suelo y presionó más fuerte su agarre. Viendo como ambos sucumbían por oxígeno.

Finalmente, el hombre fijó su mirada en Camille, permitiendo ver sus ojos tras la máscara que reflejaban inmenso desprecio.

—Un insignificante Mink no es más que un parásito... no debería ni siquiera servir para complacer los deseos de los humanos... Nadie extrañará si desaparece otro.

El silencio era abrumador, solo roto por los ruidos agónicos de la pequeña Mink que luchaba por un último respiro.

Su cuerpo parecía estar perdiendo toda resistencia, su visión se desvanecía, y la presión en su cuello se hacía insoportable. Cada segundo era más difícil mantener los ojos abiertos, con su consciencia se deslizándose hacia la oscuridad.

Toshinori sintiendo la voz silenciándose, dirigió su atención hacia ella, viendo con el rabillo del ojo cómo su cuerpo perdía fuerza, colgando inerte de las manos del enemigo. Su corazón latía con furia, sintiendo como cada uno de esos latidos gritaba por salvarla, pero la falta de aire lo estaba matando también.

El hombre, disfrutando del sufrimiento de la Mink, de repente sintió un cambio extraño en el peso de su otra víctima. Su goce se congeló, y su total atención se enfocó al varón que parecía sufrir una transformación: El bigote y la barba cayeron, sus mejillas se hundieron al igual que sus ojos cuyas escleróticas se volvieron negras mientras sus iris se transformaban en un azul profundo y brillante. Pero, el cambio no se detuvo ahí... El cabello, corto y blanco, se alargó oscureciendose a rubio, y su cuerpo comenzó a alargarse de manera antinatural.

Su corazón saltó un latido al ver al símbolo de la paz, siendo asfixiado por su mano.

—All Might... —Dejó escapar un susurro arrepentido, volteando de nuevo al Mink que tenía la conciencia en un limbo.

—Entonces esto es tu culpa... —Gruñó enfurecido, obligándola a casi ahogarse con su propia saliva al mantener el hocico abierto exigente de aire.

El villano temblaba de ira; En ese momento se percató que no debía matar al 'Caracal', pero lo deseaba con cada fibra de su ser. Sin embargo, su impulso asesino se quebró al sentir una presión brutal en su muñeca contraria.

Toshinori, lo sujetaba con una fuerza imposible para su frágil cuerpo.

Giró la cabeza solo para ser testigo como la mano oscura del heroe logró soltar el agarre.

Aun sin recuperar el aliento, pues no podía darse el lujo de tomar un respiro; Endureció su mano contraria, conectando un golpe en la boca del estomago del enmascarado.

El villano, sofocado y paralizado por el dolor que por su don no había sentido, tambaleó y soltó a la felina mientras su cuerpo se retorcía. Pero All Might no le concedió ni un segundo para recomponerse.

Un oscuro gancho al hígado lo dobló, seguido de un golpe ascendente al mentón. Luego vinieron más: cabeza, costillas, pecho, rostro...

Una lluvia de golpes descargó sobre el villano, rápidos, violentos, sin tregua ni piedad. All Might no parpadeaba, no respiraba, no pensaba. Uppercut, jab, crochet, swing, cruzado, overhand... izquierdo, derecho, una y otra vez, impactos que hacían crujir huesos como ramas secas... Parecía hipnotizado, nisiquiera se habia dado cuenta que el enmascarado, ya no tenía conciencia.

Sintió cómo el calor fluía por su cuerpo, recorriendo cada canal de energía como un incendio. Los músculos se tensaron, la piel, los huesos y tendones se endurecieron. En su brazo derecho, el haki zumbaba, fluctuando con intensidad, mientras un microsegundo del vestigio de su antiguo poder se manifestaba. Con un resplandor de fuerza, un golpe estalló en el rostro del enemigo, atravesando el primer piso del edificio y lanzándolo hasta un callejón, donde quedó atrapado en las escaleras de emergencia, dejando su cuerpo perforado.

El cuerpo del rubio tembló. No era por la falta de energía, pues la cercanía con Yue había renovado la vitalidad que creía perdida. Tampoco era agotamiento, era algo más. ¿Rabia, orgullo?... Una mezcla de emociones que desbordaban su ser. A pesar de su escuálido estado, había logrado lo que parecía imposible... Manifestar su fuerza oculta.

Toshinori giró buscando a su compañera. La vio tosiendo, con su mano apretando su cuello, orejas erguidas y ojos completamente abiertos, mirando asombrada el avance del jubilado. A pesar del esfuerzo, logró esbozar una sonrisa orgullosa, aunque su cuerpo no pudo soportar más. Tambaleó y cayó, pero Toshinori estaba allí para sostenerla, guiándola hasta llegar junto al atacante inconsciente.

El fuego del edificio iluminaba el lugar, permitiéndoles ver el rostro tras la máscara por primera vez.

—¿LO CONOCES? —Preguntó al verla nerviosa.

—No... Pero... —Sus iris temblaron, y llevó su mano al pecho, cerca de su corazón, en un gesto nervioso, mientras sus orejas se aplanaban. —Ese ataque con el que nos lanzó...

—FUE COMO SI MIS INTERIORES FUERAN DESTROZADOS...

—Rokuogan... Es una habilidad de los sicarios del gobierno. —Dijo tomando la mascara temblando de los nervios. —El Cipher Pol sigue existiendo...

Saltó aferrándose al cuello del saco del heroe que le vio desesperada. —¡Y ahora saben que me estas ayudando! —Sacudió con fuerza como trapo viejo, escuchando como el heroe se quejaba por el dolor.

Inconciente de donde provenía el malesta, guardó su mano en el saco, solo para sacarla cubierta de sangre.

El rubio se quitó la prenda, percatándose que una bala logró atravesar su abdomen... Justo donde tenía su cicatriz que, al no tener estómago, no tenía un órgano dañado.

—Puedo sanarlo, solo necesito retirar la bala primero...

Toshinori parecía querer negarse, pero analizando bien la situación; pasar el dolor de un balazo era una consecuencia menor a desangrarse en el camino de regreso. Por lo que permitió que intercediera su compañera, quien abrió la herida con los dedos, mientras extirpaba la munición con un par de garras, dejando escapar sangre de profundo color rojo, pero el heroe no se inmutó, estaba acostumbrado al dolor y ver ese tipo de imágenes.

El vínculo apoyó suavemente su mano sobre el abdomen marcado y demacrado del héroe, dejando que un cálido toque comenzara a cerrar la herida. Sin embargo, esta vez no surgió esa mística aura que solía acompañar el proceso, lo que inmediatamente captó la atención de Yagi.

—Mientras tomemos otra apariencia no será modificada, se mantendrá idéntica a la fotografía... Si te transformabas en tu forma musculosa, permanecerías igual al Señor Lyon... Es por eso que, aunque te hirieron... Tus cicatrices no se mostraron hasta que regreste a tu forma original.

Finalizando la curación, dio un profundo respiro y volteó al agente. —¿Por qué un miembro del gobierno estaba con los tratantes?

—PARECE QUE ESPERABAN QUE INTERFIRIERAS... TE ESTABAN ESPERANDO.

Ella permaneció en silencio, ignorando el comentario mientras se acercaba al hombre tirado en el suelo. Su rostro estaba desfigurado, la forma del puño había quedado permanentemente labrada en su craneo, no había rastro de dientes y su cuerpo permanecía en estado crítico.

—Ay, Shaggy... Si lo dejaste bien jodido. —Admiró con respeto, manejando su tono sarcástico y levantando el pulgar. —Bien ahí

—¡NO ME FELICITES POR ESO! —Reclamó escupiendo sangre.

—...

El hombre en el suelo comenzó a emitir un sonido débil, un gemido ahogado de conciencia regresando poco a poco. Antes de que pudiera reaccionar, ella tomó su anillo de kairoseki y lo empujó dentro de la garganta del agente.

—Para que no se escape.

—¿QUÉ HACEMOS CON ÉL?

—Impel Down

—¡NO PIENSO SER PARTICIPE EN ESA TORTURA!

—Bueno... Necesitamos silenciarlo de una manera u otra... No podemos permitir rebele tu participación.

—ENCERRARLO EN PRISIÓN NO SERÁ POSIBLE PORQUE EL MISMO GOBIERNO LO LIBERARÁ. —Analizó con el nudillo en la boca. —¿SUGIERES ALGO QUE NO SEA IMPEL DOWN?

—Banearlo de la vida.

—QUE TAMPOCO SEA ESO...

—Hay un metodo que Nezu me tiene prohibido, 100% efectivo de que no hablará... Pero se que tampoco vas a querer.

—LE PIENSAS CORTAR LA LENGUA... —Respondió con una gota de sudor recorriendo su frente.

—Algo así... ¿Has visto como las personas se adaptan cuando no tienen brazos?

—SI... ¿QUE TIENE QUE VER ESO?

—Pues lo cortamos todo... lo dejamos como ladrillito. Así impedimos que pueda escribir. Arrancamos lengua, parpados y quijada... Evitamos cualquier respuesta de si o no, o comunicación de algún tipo, También rompemos su columna por si acaso... Que quede como el gusano que es. —Respondió despreocupada levantandose de hombros.

—¡NO VAS A TORTURAR ASÍ A ESE HOMBRE!

—Solo era una sugerencia... —Se tomó una pausa. —¿Entonces... Impel Down?

—¡TODAS SON HORRIBLES!

—Pero al menos con mi opción es libre... En lo que cabe... Puede ver videos o algo...

—¡QUE NO!

—No me estas ayudando All Might... Dame una respuesta y la ejecutaremos... O lo ejecutaremos.

Fue lo último que se escuchó de su discusión antes de que un estruendo los interrumpiera, seguido por una lluvia de sangre y restos esparciéndose por el área. Durante un breve instante, ambos quedaron congelados, la sangre y los fragmentos óseos los cubría en una lluvia carmesí.

—SE EXPLOTÓ... —Pronunció aturdido mientras le sacudían dientes del saco.

—Bueno... problema resuelto. —Dijo con un tono indiferente, sacudiendo un poco su ropa salpicada de sangre; Ganándose fuera juzgada por el rubio.

—¿Limpias tú o yo?

Sin obtener respuesta, resopló y se levantó de hombros, comenzando a limpiar. Adentrandose a los primeros dos niveles en busqueda de restos, encontrando ahí algo que le llamó profundamente la atención. Retiró escombros y con una sonrisa, guardó el tesoro en aquella mochila infantil antes de continuar con su tarea.

Arrastró unos cuantos cuerpos del primer nivel, dejando todo resto humano dentro de una burbuja que cargaba como un globo de feria que pasó a quemarse por dentro, usando así por lo menos 5 personas diferentes para disimular su desaparición y de paso, ensuciar la escena del crimen.

—ESTO ES REPUGNANTE. ¿SIEMPRE LO HACES? —Preguntó, viéndola con su pelaje cayendo, orejas cambiando a humanas, y creciendo en tamaño, quedando solo con unas licras negras que se ajustaron al extremo, la blusa que antes colgaba holgadamente sobre su figura se transformó en un top ajustado que apenas cumplía su función, y el vestido que se estiró tanto al punto de desgarrarse de las costuras, colgando en tirones.

—No podemos limpiar a profundidad porque los Bomberos y seguridad no tardaran en llegar... Así que solo queda crear una historia y arruinar los restos para que tarden en encontrar una respuesta. —Respondió tomando la caracola de llamas que terminó por consumir el resto de las pruebas, aumentando el incendio.

Con la advertencia de la proximidad de las autoridades, Yue tuvo que tomar la decisión de guiarlo por una zona que le exigió guardar en secreto. Destapó una tapa grande de coladera y se escurrieron en las alcantarillas, siendo ella quien dirigiera el camino.

Toshinori apenas podía ver el entorno debido a la oscuridad de la noche, siendo la única fuente de luz los huecos de las alcantarillas. Percatándose cuando pasaban por una rendija de la calle, una enrome mancha de sangre en la espalda de su compañera que no podía distinguir si era suya o ajena. pasó sus dedos rozando la tela húmeda y pegajosa antes de hundirse ligeramente en la carne viva.

—Que asco Shaggy... Estamos en un lugar super contaminado y vienes a infectar mis heridas.

—TENEMOS QUE SUTURAR.

—Lo se... Pero no aquí... Es muy antihigienico. —Respondió sintiendo como era cubierta por el saco destartalado, intentando protegerla del frío y de la suciedad que los rodeaba.

Antes de dar las gracias, se detuvieron cuando cruzaron del otro lado con 2 criminales que se quedaron petrificados al reconocer la figura alta y ensangrentada de All Might. Aunque su presencia era mucho menos imponente sin su antigua forma musculosa, no restaba el hecho de que aun era considerado un enemigo de los criminales.

Sin embargo, fue Yue quien rompió la tensión con una sonrisa ladeada, mientras los ojos afilados seguian clavados en ellos.

—¡Ah! ¡Qué bien!

—¡Buenas!—Dijo con la mano en alto, dando un paso hacia el par sin cruzar al otro lado de las aguas contaminadas. —¿Tienen agujas y alcohol?

—PERO ¡¿QUE HACES?!

—¡¿QUIEN ERES?! ¡¿QUE HACE ALL MIGHT AQUÍ?! —Reaccionaron activando sus dones.

—¡Yo, Outis! ¡Nemo! —Se señaló con ambas manos. —Y mi nuevo compañero... No vale la pena presentarlo; está a prueba.

—¡Ah, Nemo! A ver, date la vuelta y antoja, linda señorita. —Pidió el vagabundo escualido.

—¡No tomes identidades de héroes, nos espantas! —Reclamó su compañero que convertía su cuerpo en mierda, a punto de cruzar el canal de agua.

—¿Por qué le diste la identidad de All Might a un novato? ¿No es mucho favoritismo? ¿Que no son super caros esos cambios?

—jajaja Necesitaba de una distracción de confianza mientras yo hacia el resto... —Dijo palmeando la espalda del rubio que se veia de lo más incómodo con todo en general.

—¡Lo hubieran visto! Le rompió un brazo a un sujeto con dedos de pistolas y después... —Reaccionó emocionada, imitando sus acciones, aplicándole la misma llave incomoda que usó, dejandoló inmóvil momentáneamente, mientras daba el ejemplo.— Lo usó para disparar a toda una banda.

—POR FAVOR... NO APLAUDA ESO.

—Jajajaja... Es timido. —Señaló uno de los criminales.

—Tenemos Whiskey y jeringas, ¿Te sirven? —Preguntaron mostrando una botella con menos de la mitad, y agujas usadas.

—¡Perfecto!

—¡NOS QUEDAMOS CON EL WHISKEY! —Intervino, antes de que aceptara tambien las jeringas. —Son yonquis, esas agujas deben estar infectadas.

La asistente soltó una risa antes de separarse de los vagabundos, siguiendo cada grupo su camino por direcciones opuestas.

—¿CONOCEN TU VERDADERA IDENTIDAD? —Preguntó señalando su persona.

—No. Creen que esta es solo otra de las muchas caras que tomo prestadas.

—¿TIENES BUENA RELACIÓN CON CRIMINALES?

—No es tanto una "buena relación". No me puedo mover en donde toca la luz como tu... Debo hacerlo en las sombras y conocer quienes habitan en ellas. Es imposible vivir escondiéndose de dos bandos.

—SUENA PELIGROSO.

—¿Y qué parte de todo esto no lo es, Shaggy? —Replicó con un encogimiento de hombros. —Aquí abajo, todos jugamos con máscaras. Nadie muestra su verdadera cara... Estamos en terreno neutro.

—¿COMO SABES EN QUIEN CONFIAR?

—Esa pregunta te la debería hacer yo... Depositaste tu confianza no en una... Si no en dos bandas piratas sin siquiera conocerlas.

—Incluso yo dudé de ayudarles ¿Recuerdas?... Temía de lo que fueran capaces... Pero resultaron ser buenos chicos... BASTANTE PROBLEMATICOS; pero buenos chicos.

Dejó salir un suspiro. —Toshinori... Tienes la habilidad de percibir la bondad en las personas... Si algun dia dudas de los demás... Confía en tu intuición.

—¿QUE HAY DE, "TU EXCESO DE CONFIANZA SERÁ TU PERDICIÓN"?

—Ahí vas, usando mis palabras en mi contra otra vez. —Bufó con un puchero. —Pero también lo mantengo.

Tomó el saco de ambos extremos y lo estiró hacia sí, cubriéndose mejor mientras avanzaba silbando una tonada alegre, dejando a Toshinori completamente confundido después de casi morir y presenciar cosas horribles.

—¿QUE TE TIENE TAN FELIZ?

—Nunca habia tenido un compañero del crimen~

—¡NO ME LLAMES ASÍ! —Exclamó atragantándose con su propia saliva y procediendo a escupir sangre.

—Jajajaja, lo siento.

—Fue agradable... Es la primera vez que me siento segura a pesar de todo. El contar con alguien que te puede ayudar a ver, cuando todo está nublado. —Dijo volteando con una gran sonrisa. —No pude evitarlo. Fue... divertido...

—ESTAR EN PELIGRO NO ES DIVERTIDO.

—Lo dice el hombre que siempre lleva una sonrisa mientras todo se cae a pedazos...

—ME DEJASTE LO MAS DIFICIL... —Terminó por quejarse.

—Para que se te quite lo oxidado.

Ambos salieron finalmente de la alcantarilla y se adentraron en el bosque que llevaría a la escuela, con Yue tarareando de nuevo y Toshinori sacudiendo la cabeza, preguntándose cómo había terminado en esta situación.

—Tu pregunta sobre si siempre terminan así mis misiones... La respuesta es no.

—Generalmente son más sencillas, solo que esta vez no estaba sola. Tenía una variable que no sabía cómo iba a reaccionar y no tenía idea de cuántas limitaciones tenías.

—Además... el veneno sigue en mi sistema. Fueron varias cosas, en realidad. Creo que esta vez estaba destinada al fracaso desde el principio.

—Gracias por la ayuda.

—¡ES MI DEBER! —Lo dijo, pero las palabras se sintieron extrañas. Después de tanto tiempo fuera del campo, volver a sentirse útil era una sensación agridulce. Sobre todo, despues de experimentarlo desde la perspectiva de un Quirkless. Aun así, en esa forma, ¿Podía continuar siendo de utilidad?

—Debiste disfrutar regresar a tu lucha contra el crimen... ¿Fue por eso que decidiste acompañarme? —Preguntó, con un tono más suave.

El silencio se instaló entre ellos, pesado y lleno de pensamientos no expresados.

Aprovechando la oscuridad del espeso bosque, la asistente entregó la mochila al héroe y pidió una caja con equipo de sutura. Se dio la vuelta para que él no la viera, quitándose el saco y la blusa, empapando su espalda en Whiskey.

—Ya te puedes ir... Seguiré con esto. —Pidió, extendiendo el brazo para tomar la caja, pero en lugar de eso, sintió las manos grandes y frías del héroe sobre su espalda.

—NO TE ALCANZAS. —Respondió con sus dedos recorriendo con cuidado los bordes de la herida, localizando el corte en la penumbra y comenzando a suturar.

—LO SIENTO, QUEDARÁ HORRIBLE.

—Eso no me importa...

—¿POR QUÉ NO DEJAS QUE RECOVERY GIRL O CHOPPER SE ENCARGUEN?

—Tengo mis razones. Lo que haga fuera de la escuela solo me incumbe a mí. No quiero ser un peso...

—NO TE CONSIDERAMOS UN PESO... BUENO, TAL VEZ UN POCO. —Admitió Toshinori con una sonrisa cansada. —PERO ES JUSTAMENTE PORQUE NO NOS COMPARTES NADA. SI LO HICIERAS, SERÍA DIFERENTE.

Finalizó la sutura, buscando algo con qué cortar el hilo, sin embargo, todos los objetos punzantes se encontraban en la guarida de la feral.

Sin más opción, terminó por usar los dientes. El sabor metálico de la sangre mezclado con el alcohol le provocó un escalofrío que recorrió su espalda, y a ella también por el cosquilleo de los mechones.

Toshinori apoyó una mano en su espalda para maniobrar mejor y, al hacerlo, sintió las líneas irregulares de cicatrices bajo sus dedos.

—SON NUEVAS... TU CUERPO HABIA SIDO RESTAURADO EN EL RIO DE ESTIGIA.

—Si... —Respondió cubriéndose con el saco. —No es sencillo movilizarse dentro del mundo criminal. Si quieres respuestas, debes soportar un poco de tortura para conseguirlas... Si me defiendo no lograré nada, mas que cerrarme las puertas.

—¿Puedo contar con que ya no estarás más en ese mundo?Preguntó con su voz baja, apoyando suavemente su frente en la espalda de la mujer.

—Tranquilo... Esta fue mi última interacción con ese mundo.

—ENTONCES YA NO TE METERÁS MÁS EN PROBLEMAS. —Insistió cansado.

—Estoy trabajando en mis errores... Te prometo que el próximo será enorme. —Terminó en un tono burlón, extendiendo sus manos para señalar un mundo de posibilidades.

—¡NO BROMEES CON ESO!

—¡Jajajaja!

—PROMETELO

—Nah... Podría mentirte y seguir mi camino... Pero prefiero no hacerlo.

Rió con fuerza, pero su risa se apagó rápidamente, dando paso a un suspiro resignado mientras dejaba caer los hombros. —Hay una intrusa en mi árbol...

—CREO QUE SERÁ TU MOMENTO DE IR A LOS DORMITORIOS. —Respondió con suavidad, descansando su mano la cabeza de la mujer. —SI DESCANSAS EN EL SUELO, SE PUEDE INFECTAR.

—Uggh... —Quejó arrastrando los pies, como si fuera una niña pequeña a la que mandaban a dormir temprano.


Pasaban de la una de la madrugada, y la sala común de los dormitorios estaba iluminada únicamente por la suave luz de una lámpara de pie, donde Ectoplasm, Vlad King y Midnight charlaban en voz baja con tazas de café en mano, debatiendo sobre los próximos exámenes.

Sin embargo, la calma se rompió cuando las puertas se abrieron con un chirrido prolongado, rompiendo con el sigilo que intentaban mantener. Las miradas de los tres profesores se clavaron en la entrada, donde All Might y la asistente de Nezu les vieron incomodos.

Ambos estaban destrozados: Despeinados, con rastros de sangre, golpeados, descalzos, con ropa rota y rasgada como si hubieran pasado por un tornado.

Toshinori llevaba pantalones que parecían un par de tallas más pequeñas y una camisa desgarrada que apenas cubría algo. Yue, por su parte, vestía únicamente una licra ajustada y el saco que All Might le dio.

Nemuri los observó con una ceja arqueada y una sonrisa pícara mientras sus ojos recorrían cada detalle del desastre que tenían enfrente.

—Cochinos. —Soltó con un tono juguetón, apoyando el mentón en su mano.

—ETO... —Intentó decir Toshinori, levantando una mano temblorosa.

—No, no, no, por favor, no expliques nada —Interrumpió Nemuri, alzando las manos en señal de rendición. —Quiero quedarme con esta imagen.

—Bienvenido al mundo de los malentendidos. —Susurró bromeando Bakanee.

—PERO...

—Dejalo... Nos sirve.

—¡¿QUE LES PASO?! —Reaccionó Ectoplasm alterado, acercándose al par.

—¡SE SALIÓ DE CONTROL! —Dijeron ambos al unisón, dejando escapar una risa nasal al escucharse la misma excusa.

—¡¿Qué se salió de control exactamente?!

Bakanee volteó a ver a Toshinori esperando que inventara una mentira, pero ni una sola palabra escapaba de sus labios. Por lo que tuvo que tomar la iniciativa.

—Fuimos al funeral de mi esposo y nos involucramos en la pelea por los terrenos...

—¡¿Estabas casada?! —Reaccionaron los tres profesores.

Yagi simplemente dejó caer los hombros, soltando un largo suspiro. —NECESITO UNA CAMA...

—Y yo, tal vez terapia...

Los tres héroes los siguieron con la mirada mientras ambos arrastraban los pies, rendidos hacia las escaleras para ir a sus respectivas habitaciones.