—Oye, Hikigaya-san, ¿quieres que seamos amigos?—
... ¿Que si quiero un amigo, dices?
Yo...
Caminando hacia ninguna parte en específico con Miura detrás, casualmente terminamos en uno de los lugares que me traen feos recuerdos de este último tiempo. Un centro comercial grande, imponente y que tiene dentro lo que fue sin duda el momento de más bolas azules que he tenido en cuanto a enfrentamientos contra Hayama Hayato. Solo de pensar en ese momento me hizo arrugar el cejo y haciéndome querer irme a cualquier lado lejos de esto.
Eso iba a hacer, de hecho, pero cuando había dejado de mirar de repente sentí un dedo tocarme un par de veces mi hombro como si fuera un botón. Girándome hacia atrás, vi a Miura teniendo una expresión todavía molesta por razones que no entiendo, pero ahora un poco menos molesta. Lo suficiente para al menos tener una expresión interrogativa. Esperando unos segundos a que hablara, que parecía costarle algo, finalmente abrió la boca.
—Hikio, tú... ¿tú recuerdas lo que pasó aquí?— Ante esa pregunta que solo podía tener un significado, no me molesté en ocultar mi cara de asco al mismo tiempo en que unas fuertes ganas de estrellar mi cabeza contra esa mesa de hockey para niños me invadía. No haciendo nada de eso, me limité a asentir lentamente. Muy lentamente.
—Si, ¿cómo olvidarlo? Verlas a ustedes tres espiándonos fue toda una experiencia. Tienen suerte de que solo yo me enterara— Hayama estuvo aún más frustrado que yo ese día y se negó a reconocer algo más del mundo exterior. Los tres chiflados estaban más preocupados en unirse a la multtud acorde a su nivel de madurez y yo no vi sentido en decir nada. Aunque gané el más importante y técnicamente nunca perdí... no me gustó ese momento.
—... Tu grosería a un lado...— Tras que Miura me dedicara una mirada mortal que no me intimidó demasiado, de repente intentó tener una cara más amable. Como de... reconocimiento, o algo semejante. —De verdad les encanta a ustedes dos ser competitivos. Casi pareciera que se odian—
¿Solo parece? Entonces estoy haciendo un mal trabajo. —...—
Pero aunque tenía un comentario ingenioso para lanzar como una bomba, me contuve. Lo que veíá en los ojos de Miura estaba lejos de ser un simple intento de generar conversación. Algo importante quería decirme, que, quizás, no me fuera a gustar, pero aun así la dejé hablar. Después de todo, tras que esté sufriendo innecesariamente por mi culpa, lo que menos se merece es desquitarse conmigo.
—... Hikio, aunque de verdad se ponen muy intensos a veces, yo.. yo veo que te diviertes. Que la pasas bien cuando estás 'luchando' con Hayato— Con decenas de personas moviéndose entre nosotros, de alguna forma la figura de Muira nunca se había sentido más clara. —Yo... no sé qué piensas hacer, pero... pero recuerda que te diviertes, ¿si? No creo que te haga bien alejarte de esas cosas... Eso creo—
No estando segura de sus palabras, Miura era muchas cosas, pero una mujer que te convence no es una de esas... Mas pese a eso, me permití considerar sus palabras, así fuera solo un segundo y por mera cortesía. Aunque Miura no me genera mucho ni tampoco es que sea tan agradable de estar... no es una mala persona. Es una pena que quiera volver a la Miura de antaño, pero ¿saben? Creo que yo también prefiero eso.
Porque no sé si la Miura Yumiko delante de mí es genuina. No, definitivamente no es genuina: por eso, asintiendo a sus palabras, tomé una decisión. —Lo tendré en cuenta. Gracias— Decir una mentira blanca no es mi estilo, pero es lo más apropiado para esta relación. Viéndose como una chica que no se cree nada de lo que le digo, asintió, en su rostro mostrándose ganas de decir más cosas, pero no soltando nada.
Mejor así.
Girándome para seguir mi camino, avancé un par de pasos para ver qué podíamos hacer en esta reunión de cuasi-negocios... y entonces, en lugar de tocarme con sus dedos, Miura directamente me agarró del brazo. Con una fuerza que sin duda se siente. Con una sonrisa profesional, me giré para encararla, encontrando una sonrisa diabólica que me recordaba mucho a una mujer despechada.
Intenté seguir mi camino, pero mi brazo estaba atrapado. Todavía sonriendo, aunque con más esfuerzo que antes, traté de cuestionar amablemente la situación. —Miura, ¿qué diablos estás haciendo?—
... Bueno, traté, ¿no?
No solo sonriendo aún más grande que antes y teniendo la osadía de empezar a arrastrarme hacia la entrada de ese lugar de espanto, dijo con un tono melodioso, como el de esa serpiente con la manzana. —¿Sabes, Hikio? Lo pensé, y creo que lo mejor sería dejar de dar muchas vueltas y divertirnos un rato. Probar cosas nuevas como... unos juegos infantiles, ¿sabes?—
Mi rostro se volvió azul. —Yo no c-—
—Era mi turno, ¿recuerdas? Me toca elegir qué hacer, y quiero hacer esto. Vamos, Hikio— Repitiendo el 'vamos' de una forma que me recordaba un montón a una película de terror, intenté alejarme, pero mi instinto de caballero me impidió usar toda la fuerza necesaria. Sin duda, vivimos en una sociedad.
[Bonitas palabras para ocultar que solo eres un hombre herbivoro que ladra pero no mordería ni una mosca]
¿Por qué no me muerdes el trasero?
[¿Por qué tienes tan poco de eso que corro el riesgo de romperme los dientes, tal vez?]
Y el tuyo tiene toda la pinta de que me dará un malware. ¿Tu punto?
[Hm. Para que sepas, si de algo puedo enorgullecerme es de tener un trasero a la altura. Dejaría locos a todos si lo mostrara]
Locos como cuando ven a un ser Lovecraftiano, si.
De repente alejado de mis debates con el kusoge, Miura aprovechó mi momento de desconcierto para ya meterme dentro del centro comercia. Mostrándose en su cara una mezcla de satisfacción e insatisfacción a partes iguales, mientras me llevaba hacia donde estaban esos aparatos del demonio, comentó. —Hikio, de verdad por lo general no me suele importar qué es lo que piensas, pero hacer esas caras conmigo llevándote me enoja mucho, ¿sabes?—
Eh, me pregunto qué expresiones haré que todos los demás siempre parecen incómodos de mencionar. ¿Me veré como un retrasado?
['¿Me veré AÚN MÁS retrasado?']
—... De acuerdo. Lo tendré en cuenta— Iba a contestarle al aparato de degeneración definitiva, pero ver solo levemente los ojos que hizo Miura mató todo mi impulso. Agachando la mirada, no me quedó otra que dejarme llevar en silencio y sin seguirle el juego al kusoge. Un juego que iba a ganar, por cierto.
[Dice el que está siendo amaestrado por una chica popular. Al final va a resultar que tienes un fetiche con las castas sociales, ¿no?]
Eso n-
*Sonido de Latigo]
—¿Hikio?—
No veas arriba, Hachiman. Por lo que más quieras no veas arriba.
La vida es... la vida es como un juego. Uno de mierda, injusto, en la que no nacemos iguales, en el que tus habilidades y lo que puedas obtener solo puede depender de la suerte de tener buenos origenes. Mucho se habla de la extensa construcción del mundo que tiene este juego que llamamos 'vida', pero la jugabilidad no podría ser la peor. De hecho es la peor, o lo sería si no existiera cierto sistema de mierda.
Pero si bien sin duda estoy más cerca de cometer un acto terrorista en la sociedad que no hacerlo, también es verdad que, por lo menos yo, creo que todos nacemos con un cierto talento. Así no sea talento como tal sino la pasión, creo que es muy difícil que alguien no se destaque en algo. Incluso el esclavo corporativo más esclavo corporativo debe ser bueno en algunas cosas como la resiliencia de aguantar ese estilo de vida sin matar a tu jefe.
Todos podemos destacar en algo y si no podemos, entonces créeme que hay cosas más serias de las que preocuparse que no ser el mejor en juegos de lucha.
—... No eres divertido, Hikio— Por supuesto que eso es lo que diría la perdedora para mantener un poco de su ego intacto. Dándole el gusto, asentí mientras me vanagloriaba en la victoria cometiendo un baile de la victoria en el videojuego. Un baile de la victoria sangriento que incluyó quitar un hueso de su lugar y alzarlo victorioso, pero bueno, así lo crearon: ¿cómo podría ir en orden de los designios de los creadores?
Sonriendo magnanimo en la victoria, le dediqué una mirada amable, bien intencionada, que tristemente fue respondida por una lengua afuera que... fue un poquito linda, no les voy a mentir. —Bueno, no se puede evitar. Pasé toda mi infancia aquí cuando no iba a la escuela. No me siento muy orgulloso de ello, pero te aseguro que no hay juego aquí del que no sea por lo menos decente—
—Tienes razón en que no es algo para estar orgulloso— Negué con la cabeza ante lo mala perdedora que resultó ser Miura. Por supuesto, quizás no ayudó que no me contuviera y la humillara en casi cada cosa, pero... —Aaah~ Da igual. Fue mi idea venir aquí y no voy a arrepentirme. Por lo menos ya dejaste de poner esa cara de espanto. Te veías demasiado serio para ser solo una reunión para conocernos mejor—
—... Supongo— No contestando nada más y dejándome envolver por un ambiente más lleno de gente de nuestra edad pero todavía siendo gobernado por niños de primaria, no pude evitar volver mi vista al pasado. Quiera o no, este tipo de lugare son recuerdos... felices, al menos en comparación a muchos otros. Mientras reiniciaba la partida ante la protesta de Miura, decidí ser un mejor compañero de juego.
—Más importante, Miura, creo que es verdad que estoy abrumándote demasiado con mis increíbles habilidades...— Teniendo el descaro de rodar los ojos a pesar de no decir ninguna mentira, me ahorré el comentario mordaz y proseguí. —Por eso pensé que, para hacer esto más divertido, podría enseñarte algunos trucos. Este tipo de juegos requieren mucha habilidad, si, pero si sientes que estás haciendo algo, la diversión aumenta un montón—
Por supuesto, eso lo saqué de un manga, pero estoy utilizando mis derechos del uso justo. No pueden demandarme. —... Tiene sentido—
Viéndose no del todo convencida, traté de demostrarle que esto no era una nueva forma de hacerla sentir mal. Ya habrá otras oportunidades. —Descuida: soy muy bueno en esto y no pudiste haber entrado a Sobu sin ser buena aprendiendo. Seguro que esto saldrá al menos un poco bien a la larga— Todo lo dije con la mejor de las intenciones y hablando muy amigable, como lo hacía con Komachi cuando tenía cinco años
Con mala cara, me increpó. —¿A qué viene esa actitud? Hikio, no tientes tu suerte— Protegiéndome con mis manos levantadas, algo hizo que Miura se relajara lo suficiente para ponerse a pensar en mis palabras más seriamente. Tras unos segundos en los que su mirada iba de la máquina a mí, finalmente suspiró, como si hubiera perdido una batalla. —Da igual. Mejor eso que seguir perdiendo sin poder hacer nada—
Aliviado de que me hiciera caso y, más importante, que mi salud física no peligrara, me puse a seleccionar personajes para ambos. —Ahora, hay personajes más fuertes que otros o más fáciles de usar. Hay un personaje en concreto que es muy fuerte, pero si quieres ser una auténtica jugadora, no usarás ese personaje e insultarás a todo el que veas usarlo—
Dándole una mirada mortal, logré el efecto de impactar en Miura.
—O... Okay— Quizás un poco demasiado y de mala manera, pero no importa si me ve raro, siempre y cuando entienda eso.
Instándola a acercarse con un par de movimientos de cabeza, ella, un poco más lento de lo que me gustaría, se puso en posición de recibir una paliz-digo, una instrucción perfectamente inocente. Si, eso. Pero como sea, al final acabé eligiendole un personaje básico que, en realidad, requería poca maestría para ser bueno con él. No es por cuestionar su anterior elección, pero ese personaje marimacho no es para novatos.
Un poco disgustada cuando vio con quien iba a jugar, tuvo la cortesía de no decirme nada y quedarse a esperar órdenes. No queriendo perder tiempo, fui directo al grano. —Ahora, puedes pensar que este personaje es muy básico... y tus ojos no te engañan: al ser algo así como el protagonista de la franquicia, es natural que no destaque en comparación a otros personajes. Pero esa misma simpleza oculta un potencial aceptable—
No bueno: él está lejos de ser la mejor opción, pero como la 'mascota' simbólica de la franquicia, no va a ser malo. Tampoco el mejor porque hay una docena de perosnajes con más fans, pero es por eso que, quizás, en lugar de hacerlo vistoso u atractivo, prefirieron convertirlo en el molde por el que cada jugador del juego se forma.
—Supongo...— No viéndose convencida del todo, escuchó los consejos que le fui dando mientras yo seguía usando a mi confiable edgelord de pelo rojo. Le dije que tenía habilidades de fuego que podía lanzar casi sin tiempo de descanso, así como le aseguré que si llegaba a abusar de eso iba a enojar a mucha gente. También le mostré que, a diferencia de otros personajes, solo moverse en dirección contraria y apretar cualquier botón hacía retrocederlo con velocidad.
La posibilidad de hacer combos con relativa facilidad, el hecho de que su protección fuera una posibilidad para ejecutar un combo peligroso... Y si, con eso y mucho más, uno pensaría que el tipo estaría super roto, que debe ser baneado de la existencia de los juegos de pelea, pero es por los contratiempos que tiene por lo que es un personaje que se le permite ser usado a los jugadores.
Lo cierto es que por cada buena cosa que tiene, tiene otra mala: si, puede lanzar sin descanso bolas de fuego, pero cuanto más arrojes te vuelves más frágil, cosa que me aseguré de repetirle sin descanso a Miura. Puede ejecutar combos con facilidad, pero causan un daño relativamente bajo y te deja momentos en los que puedes contraatacar. Es verdad que el 'dash' está roto, pero la arena no es muy grande. Si no lo administras bien puedes acorrarlarte.
Es un personaje de alto riesgo-alta recompensa en las manos correctas. Si sabes cuando lanzar una bola de fuego o cuando parar el combo para iniciarlo después bien puede ser de los personajes más fuertes del juego, pero requiere tal nivel de maestría y él es tan normal en comparación a otros personajes que muchos directamente desisten de intentarlo aunque tenga tal potencial.
Pero con todo eso, si algo tiene de bueno este personaje, lo ves en los novatos...
—¡Muere, Hikio!—
—Que miedo...—
Es que es muy fácil divertirte con él si eres nuevo. Sus animaciones son llamativas, sus combos fáciles de hacer y si bien requiere un alto nivel de habilidad para llevarlo a las grandes ligas del barrio, el techo incial que se puede alcanzar con él sin experiencia previa no lo consigues con otro personaje. Es un personaje recomendado a novatos para meterlos al juego, y muchos en internet dicen que en antaño a todo nuevo jugador con este personaje le 'mimabas un poco' para mantener la comunidad. Para que siguiera entrando gente que no hicieran quitar más de estas máquinas.
De vez en cuando le dejabas hacer un combo completo, dejabas que te atosigara con las bolas de fuego y así para que se divirtiera el niño. O niña en este caso.
Raro comportamiento en una comunidad de juegos de luchas, si, pero es lo que tiene haber sido un juego impopular que hoy en día es un juego de culto. Al menos hoy es más apreciado.
—¡Gané!— Miura, contenta de una forma que de hecho no me esperaba, de alguna forma encontró la forma de destacarse aún más en este lugar al dejar en claro que era, de hecho, una chica en un entorno de machos sin pelo en el pecho. Los niños estaban curiosos, pero solo eso. En cambio, los que se acercaban más a nuestra edad no paraban de vernos... raro. Asqueroso incluso.
Normalmente me estaría agarrando la cabeza de la desesperación e ira, pero debido a que este era el momento de Miura, solo me limité a sonreírle mientras le aplaudía con sinceridad. Tras tantas humillantes derrotas, seguro que merecía reconocimiento. —Felicidades, Miura. Me alegro de que hayas mejorado tanto en tan poco tiempo—
Por más que le di la cortesía del principiante la mitad de la pelea, al final me lo terminé tomando en serio. Fue una respuesta a un combo que nunca llegó lo que acabó por dejarme expuesto a, cómo no, una bola de fuego. Por supuesto, si lo daba todo desde un comienzo, pude ganar... ¿pero qué importa?
—¡Dios, si, me estaba enojando de verdad! Aunque no entienda mucho de estos juegos, perder todo el tiempo es horrible— Tras descargar la frustración que se había estado guardando, de repente me sonrió de forma... extraña. No propia de ella. —Aun así, aunque no entiendo mucho qué tiene esto que atrae tanto a los chicos, me divertí. Gracias, Hikio—
... De verdad es peligrosa. Aunque es Miura y esto es falso, nunca puedo olvidar que Miura no solo es una chica, sino una atractiva. Dejando de mirarla a los ojos e ignorando el sonido de duda que soltó ella, decidí que podía encaminar esto hacia el camino correcto con mucha facilidad. —Bueno, ahora que ya te desquitaste, ¿qué quieres probar? ¿O prefieres ir a otro lugar? No sé qué hora es, pero nos debe quedar un tiempo, ¿no?—
¿Lo hace? La verdad es que, aunque pasó rápido, no me creo que estuviéramos poco aquí.
Miura se lo pensó, o creo eso porque seguía sin atreverme a verla. Finalmente habló. —Aunque esto no estuvo tan mal, prefiero irme con la última victoria. Seguro que fuiste amable porque no sé nada— Por más que no se viera enojada como tal, sí pude captar en su tono un poco de frustración. Una sana, sin embargo, que no guardaba ninguna clase de maldad.
—Eso no... no está tan errado, si— Traté de negar aquello, pero una simple mirada más dura de lo normal bastó para ceder. A veces las mujeres tienen ese poder...
—Pues nos vamos a otro lado, entonces. Además ya jugamos suficientes estos jueguitos. Aunque...— Justo cuando me animé a verle la cara una vez el horrible tono rosado se fuera de mi cuerpo, Miura me preguntó. —¿No es tu turno de elegir? Tú elegiste el lugar de comida y yo elegí esto. Ahora es tu turno, Hikio. Y antes de que digas algo, no aceptaré otra cosa—
Ugh, qué mujer tan terca en lo que no debe... Suspirando internamente, me puse a pensar en un lugar al que pudiera ir, uno que me gustara pero que fuera tolerable para ella. Pensé en sugerir que se fuera a probar ropa y yo me quedo esperando afuera, pero no creo que eso sea una buena idea: llamenlo un presentimiento.
Claro, podríamos ir a una tienda de manga/anime, pero si bien no es buena idea ir por la vida asumiendo cosas de los demás, me arriesgaré a ser grosero y diré que a Miura el anime, lo friki, no le va mucho. Con eso fuera y ya habiendo comido hace un par de horas, estoy en blanco. No importa cuánto me revuelva los sesos, lo único que me se ocurre es irnos directamente a nuestras casas.
¿No interactuamos ya lo suficiente? Justo cuando estaba por pensar eso, recordé...
—Deportes...— Exclamé con una fascinación ante semejante genio que resulté ser.
—¿Deportes?— Miura parecía bastante descontenta con eso. Es justo mi deber como ser superior hacerle ver el sentido.
—Me gustan los deportes, si. Puede que no sea el mayor fanático, pero la he pasado bien viendo partidos de fútbol, tenis y baloncesto, entre otros— Por supuesto que es una vil mentira: aparte de las Copas del Mundo y algunos deportes en los juegos olimpicos, mi experiencia como fanático de los deportes haría llorar a Maradona y provocaría que Pelé escupiera en la tumba que Zidane esculpiría personalmente.
Pero eso no es lo importante, sino que puedo tolerar ver deportes y Miura puede sacar mucbo provecho de esto. —¿De verdad quieres ver deportes, Hikio? ¿Qué deportes exactamente? La verdad es que y-—
Antes de que siguiera hablando, puse mi dedo frente a mis labios e hice el sonido de silencio de forma creo que ofensiva. Antes de que ella se ofendiera y me mandara a la mierda, aclaré mis intenciones. —Miura, no sé qué opínión tengas de los deportes, pero seguro que Hayama es fanático de al menos un par, ¿no? Es un hombre, después de todo, ¡y encima capitán del equipo de fútbol!—
—Eso es...— De repente viéndose muchísimo más interesada en mis habladurías que me estoy inventando en el momento, se calló, permitiéndome hablar.
—Por tu cara, asumo que es así, ¿eh? Pues es un negocio redondo— Con una sonrisa que buscaba ser confiable con resultados no muy confiables, seguí tras una pausa comercial. —Yo podré ver qué cosas tienen en la tienda para pasar un buen rato, y tú puedes ver si encuentras algo que puedas regalarle a Hayama. Todos ganamos y podemos sacar algo productivo de esto—
Por favor di que sí, Miura. Todo sea porque esto pueda encaminarse más hacia lo que debe ser. Consuigele algo bonito a Hayama y te juro que si no le gusta yo personalmente haré que le fascine a cualquier método, legal o no.
[Bueno... Supongo que tu nivel de Cuck es demasiado fuerte. ¿Debería llamar a alguien para que pelee con él? Conozco a un mono que estaría encantado]
Si, si, como sea. Seguro que Goku pierde de todas formas.
Miura, tras que terminara de hablar y en los segundos en los que honestamente no le presté atención, terminó por poner una expresión conflictuada, muy parecida a las que suele poner una mujer cuando quiere matar mis esperanzas: osease, la cara que me hacen por defecto. Mientras mis animso bajaban, temiendo que esto iniciara otra de nuestras conversaciones emocionalmente cargadas, ella... suspiró.
Y así se quedó. Por unos segundos largos, no hubo más respuesta aparte de ese suspiro. Con una cara tranquila, quizás en exceso, Miura se quedó mirando la pantalla del videojuego como si le fuera contestar algo antes de mirarme a los ojos. Con una cara que no era de enojo, sino de... algo más, sus siguientes palabras empezaron siendo lo que yo esperaba.
—Esa es una buena idea, Hikio. Si de verdad te gustan los deportes, esto nos viene bien a ambos— No me perdí como enfatizó el 'si de verdad'. Incómodo por la situación y con un nudo formándose en mi garganta, de a poco pude dislumbrar qué es lo que me transmitía la cara de Miura Yumiko. Y era un sentimiento que varios me han profesado, la mayoría siendo adultos o mis propios padres cuando me equivocaba.
—...—
¿Por qué estás decepcionada, Miura?
—... Pero aunque es un buen plan y vamos a hacerlo, yo... me gustaría que no me manipularas así, ¿vale?— Ya no encontrando en ella las fuerzas para mantener nuestro duelo de miradas, ella siguió mirando hacia abajo. —O no sé si lo dije bien. Yo... me gustaría que vieras esto como un momento para conocernos, Hikio, no para sacar algo de esto. Supongo que... no me gusta sentir que me estoy imponiendo sin tu consentimiento—
—...—
—Por eso... Hikio, ¿cómo la pasaste hasta ahora? Tal vez no fue la mejor reunión y puede que no hayamos hecho mucho... o lo mejor, pero...— Ya sin decir nada más, se quedó callada, seguro esperando mi respuesta. Una respuesta que, sorprendentemente, estaba tardando más de lo que quería en soltarse.
Lo cierto es que esto sí es una imposición. Tal vez no al grado que está imaginando Miura, pero sí es verdad que estoy aquí por fuerzas que no tienen que ver con mis propios deseos. También es verdad que si tuviera que decir algo, sin duda lo ideal sería decir lo más grosero e hiriente que no genere una consecuencia física: por lo menos, decir algo que la haga inclinarse más hacia Hayama.
... Pero aunque ya decidí qué es lo que voy a hacer, nada de lo que diga aquí afectando mis acciones. No importa decir cosas groseras ahora, porque de todas formas llegado el momento Miura Yumiko definitivamente se alejará de mí para siempre. Por eso estoy pensando en... si ser honesto con mis sentimientos.
Al margen de que no me hace nada de gracia ganando más afecto con Miura, afecto que de hecho subió durante todo este proceso hasta estar a un jodido Punto de estar a mitad de camino de ser algo más que [Conocidos]... la verdad es que tampoco se me ocurre una respuesta. No sé qué sentí durante toda esta tarde con Miura.
¿Me gustó? ¿Lo odié? No sé, y no creo que lo llegue a saber en el tiempo que Miura quiere. Puedo notarlo en sus ojos que ahora me miran expectantes, que ella quiere una respuesta, y la quiere pronto.
Pensé y pensé: intenté decir lo que fuera sincero y también fuera algo que alguien quisiera escuchar... hasta que finalmente salió lo primero que se me ocurrió. Lo que, quizás, es lo más genuino que puedo ser.
—... N-No estuvo mal—
... Incluso siendo sincero, soy así de incapaz de sacar conclusiones, ¿eh? Bueno, supongo que este es mi límite.
[Impotente: eres impotente]
¿Por qué no te impotencias el cul-
—Jaja...—
¿Eh?
Sorprendido de aquel ruido extraño y que vino sin razón, me tragué lo que estaba a punto de decirle al kusoge para ver a Miura Yumiko con una sonrisa desagradable mientras se estaba aguantando unas risas. Sin quedarme muy claro qué estaba pasando, me quedé en blanco, intentando darle sentido. Intentando descubrir qué había hecho para hacerme quedar tan mal.
Pero no salió nada: hoy definitivamente no es mi día más fino. Por eso, quedándome en silencio con un rostro incómodo e incosciente a partes iguales, dejé que Miura pusiera esas caras chistosas a pesar de que, cuanto más pasaba, peor me hacía sentir. Justo cuando el enoja asomaba su fea cabeza, Miura se calmó tras una respiración poderosa. Mirándome ahora más relajada, no pude evitar sentirme como un niño.
¿Qué eres, una maestra de primaria?
—De verdad eres increíble, Hikio. ¿De verdad es lo mejor que me puedes decir? En serio...— Sin poder terminar sus palabras ya se empezó a aguantar las carcajadas. Mi cara, aunque no la veía, sin duda debía ser una oda a mis deseos de volverme un hombre de la edad media. Resistiendo el camino del mal, tan solo suspiré mientras mis hombros caían, evidenciando que este día al fin me había sobrepasado.
—...— Sintiendo que me había preocupado por nada, me alegré de que al menos esto no me hiciera ganar afecto. Si eso pasara, estoy seguro de que este lugar se habría convertido en una recreación de las fantasías más salvajes de Ares, costara lo que me costara. Con gente de nuestra edad e inferior a nuestro alrededor, no pude evitar preguntarme si esta era la forma del mundo de mandarme una señal.
Todos se están divirtiendo menos yo, y yo soy el único con una chica a su lado. Podría ser que...
—Como sea, veo que eres igual de rarito que siempre. Eso es bueno. Me preocupaba que tuvieras pensamientos extraños— Quitándome la careta, hice todo el esfuerzo para poner una cara tan asqueada que buscaba con todas sus fuerzas ofender. Lejos de sentirse atacada, Miura se mostró casi complacida, riéndose de forma que trataba de emular una feminidad que, a estas alturas, no veo en ella.
De verdad este día ha sido muy largo. No termina más. Entiendo que fue necesario darme el valor de hacer lo que debo y que, en realidad, no fue TAN malo pasar el rato con Miura, pero el peso de que esto está siendo forzado a ser un incipiente romance me baja los animos tanto que no es gracioso.
[Que gay. Casi pareciera que prefieres a una chica con 'sorpresa' en vez de a una normal]
¿Futanari? No es lo mío. Prefiero un auténtico yuri.
[...]
Justo cuando me preguntaba a qué venían esos puntos suspensivos, Miura me llamó la atención al mismo tiempo en que se dirigía lentamente a la salida. Justo cuando pensaba en avanzar hacia ella...
—De verdad, debes ser un amigo muy raro. ¡Muy raro!—
—...—
...
—Bueno, ¿qué esperas, Hikio? Deja de hacer caras raras y vamos. Seguro que puedo encontrar un buen regalo para Hayato, y ya que eres un 'experto en el tema', espero que me ayudes—
... Dejé de lado esa tontería.
—¿Por qué dices experto en el tema así, Miura?— Haciéndome el desentendido de la acusación, le seguí el paso hasta la salida de este lugar que tan feos recuerdos me trae. Ya afuera, pude respirar el aire no limpio, pero sin duda mucho menos con olor a trabajo a una mano. Sonriendo, caminé tan contento porque eso terminara y encima estuvieramos más cerca de que esta reunión termine que acabé por adelantar a Miura.
Las tiendas de deportes no son pocas en este lugar, pero suelen centrarse en uno en específico por alguna razón. La más grande y la que abarca más estaba en el primer piso, así que ese era nuestro destino. 'Subiéndome' a la escalera mecánica en automático, me pregunté qué clase de regalo podría contentar a Hayama. No lo conozco demasiado, pero seguro que el fútbol europeo es una vía fácil.
Pero si es fácil, no estoy seguro de que sea tan sencillo conseguir algo que le guste. Hayama tiene dinero después de todo y como fan que asumo es, debe tener unas cuantas cosas. Quizás algunas un poco específicas. Claro, está la rivalidad Messi-Ronaldo, pero si resultaba que él era fanático de uno en específico, había la mitad de probabilidad de que algo saliera muy mal.
Ahora, ¿Hayama de qué podría ser fanático? Tiene fama, dinero y una buena cara, a-¿?
—¿Eh?—
Mis pensamientos se cortaron justo cuando había terminado de bajar. A pesar de que mis pies habían dejado de estar apoyados en la escalera, sentí ese extraño ruido asqueroso como si resonara en mi propio corazón. Con un mal presentimiento, me volteé hacia atrás para ver qué había pasado y si bien si, me encontré con una posible respuesta... lo que se me estaba viniendo encima era mucho más llamativo.
Aterrador.
No sé cómo, ni quiero saberlo, pero la verdad es innegable. Que Miura Yumiko, la Reina de Fuego de Sobu, la chica más popular de nuestro grado, la que debe ser la fantasía de muchos adolescentes ilusos y la que quiero se aleje de mí de una vez por todas... Esa Miura estaba cayendo. Hacia mí.
Esto... esto es obra tuya, ¿verdad?
¡¿VERDAD?!
[El mundo obra de maneras misteriosas]
¡Y UNA MIERDA! ¡VOY A AGARRAR CADA 1 Y LOS VOY A CLAVAR EN TUS O!
¡NO!... No, Hachiman, tienes que concentrarte. Esto es malo, pero no hay una solución sencilla. Si te alejas Miura puede lastimarse feo y aunque logres tu objetivo de escapar de esta comedia romántica, las posibles consecuencias son... no son bonitas. No soy tan malo como para dejar que eso ocurra... y si, es algo que debo cambiar: ese será el trabajo del Hachiman del mañana.
Pero si te quedas aquí... Si intentas amortiguar tu caída... Si eso pasa, entonces... entonces...
¿Qué pasará entonces?
[Con suerte, tu hombría dejará de estar de adorno]
¡No te metas en es-¡!
—¡KUGH!—
—¡HIKI-Ugh!—
...
...
Esto es... ¿esto es la muerte? Estoy muerto, ¿verdad? Tiene que serlo, porque no hay otra explicación para que solo pueda ver oscuridad. Y solo oscuridad, por suerte: solo de imaginar lo que podría llegar a encontrarme ahí abajo si cualquiera de las cientos religiones del mundo resultaran ser ciertas. Lo que me encontraría sería sin duda una cosa...
Pero, a riesgo de sonar un poco lunático por estar hablando cuando tenga en frente de mí a la nada misma, sin, valga la redundancia, nada que ver o existir salvo mis pensamientos: aún con eso, tengo una pequeña duda. Una tonta, que seguro no tiene sentido pensar cuando tendré todo el tiempo del mundo para averiguar o acostumbrarme... ¿pero desde cuando la muerte se siente como algo suave en tu cara?
Suave y... asfixiante. ¿Que no estoy muerto?
—Kug-gh. Estúpidas escaleras...— Que curioso escuchar la voz de Miura cuando a todas luces (¡ja!) estoy muerto. Si no fui el único que se murió entonces... entonces creo que prefiero el infierno. Si tengo que pasar mi eternidad con Miura hablándome e intentando hacer conversación sobre lo guapo que es Hayama, bien podría morirme por segunda vez.
—La muerte nos llega a todos algún día...— Por supuesto, no soy de los que se ponen filosoficos cuando llegan momentos duros: ese es mi estándar. No obstante, creo es apropiado tratar de estar más iluminados (¡ja!) ahora que estamos en otro plano existencial y-Miura, no sé qué estás haciendo con tu no boca, pero deja de gemir del dolor. Entiendo que es duro, pero de verdad no quiero tener esos momentos contigo en esta situación.
Ahora que estoy muerto, me he liberado del pecado de la carne. Soy un ser iluminado, un auténtico mago, y lo mejor es que sin haber llegado a los cuarenta años virgen. Esto tiene que ser una especie de logro, ¿no?
—Hikio, deja de ser un bicho raro y ayudame. O al menos deja de r-respirar tan fuerte. Se siente... raro— No me molesté en dedicarle palabras porque no hay necesidad. Estoy muerto, ella también y aunque no de la forma que me imaginé, al menos logré escapar del sistema de mierda. Ya no tengo necesidad de luchar: al no jugar el juego, he ganado.
Me permití darme a mí mismo la sensación de estar haciendo una sonrisa mientras una leve risilla surgía de las cenizas del viejo mundo. —¡Hikio, no bromees conmigo! Creo que me lastimé el tobillo. ¡Por favor ayudame! Alguien, por favor... ¡y d-dejen de mirarme así! ¡No estoy haciendo n-nada raro! ¡Esto fue un accidente!—
—Siempre es un accidente. Es To-Love Ru de nu-¡AUCH!—
Miura, al parecer habiendo hecho un trato con fuerzas oscuras, logró tener el poder de afectar mi alma como si aún poseyera la débil carne. Hasta logró que tuviera la suficiente luz para captar una imagen... una imagen que me horroriza y fascina a partes iguales, porque por más principios que tenga, soy un esclavo de mis deseos. Un adolescente que tiene esta imagen... si no fuera yo, habría ocurrido una reacción muy linda y divertida.
[Como en los Doujinshis]
... Kusoge, ¿me atormentas incluso en el más allá? Dios, entiendo que soy encantador y te tengo loco, pero por favor... Quiérete un poco más, ¿si? La obsesión no es buena al contrario de lo que pregona Vegeta, el tsundere máximo, así como tampoco es bueno perseguir un amor correspondido, a diferencia de la Julieta despechada que es Naruto. Prueba ser mejor... Sé un Luffy y ama tus sueños.
Sé libre.
[... ¿Por qué no te liberas de tu mariconada y dejas de creer que esto no paso? Amigo, date cuenta: ¡esto es de un harem de manual! Habría sido mejor si tuviera algo que ver, ¡pero esto es increíble! ¡Demuestra que tienes potencial! ¡Hazte con todas y sé el mejor Yuuki Rito que habrá jamás!]
¿De qué estás hablando? Si estoy muerto y tú eres un ser lovecraftiano que sobrepasa los límites de realidad porque arruinarme la vida es tu pasión. Nada de lo que quieres importante porque estoy muerto: no hay harem, no hay situaciones incómodas con un tinte erótico burdo y no tengo que cambiar en nada. A todas luces he ganado.
Gané. No la victoria inexistente que te quisieron vender fue el final de Heavens Feel cuando Sakura es claramente la peor chica, ¡sino una auténtica victoria! ¡Gané!
[Ey, ey, ey, quieto ahí, pistolero ultra veloz, ¿qué dijiste de Sakura? ¡Quiero que sepas que ella tiene todos los motivos para actuar como actuó y se merece una bendita alegría en su vida! Además, es la única ruta donde ese pusilanime de protagonista toma una decisión coherente: ¡es obvio que lo importante son tus seres queridos!]
... Oh... Así que eres de esos, ¿eh? Si... Veo que entender la maestria narrativa que fue UBW no es para cualquiera. Si, es natural que un simple ser que solo piensa en quien la pone con quien diga que esa abominación es la mejor ruta. ¿Qué pensaba yo, creyendo que podías ser aunque sea un poco de mente pensante? Oh, tonto de mí.
[... EMIYA está sobrevalorado]
... Es increíble como puedo llegar a respetarte menos todavía. Es francamente fascinante.
—¡Hikio, por el amor de dios, deja de poner esas caras en este momento! ¡No soy yo la que está mal, sino tú! ¡N-No es mi culpa! Yo... yo no soy responsable de esto... ¿verdad?... ¿Verdad?—
[Vamos, consuela a tu muj-]
No es mi mujer. Como un hombre perfectamente deconstruido en pos de luchar contra el violento y claramente existente patriarcado, no puedo poseer a ninguna mujer. Ellas son seres humanos libres, con deseos y pensamientos propios, que como hombre no solo no puedo entorpecer, sino que debo apoyar.
Ese es el camino. Por favor, considera venir conmigo al lado de la luz.
[...]
[...]
[Esa es la mierda más jodidamente homosexual que he escuchado en mis decenas de vidas. ¿Qué me estás contando? ¿Dónde están tus pelotas? ¿Quién fue la mujer que te las extirpo? ¿Fue tu madre?]
[Siempre es la madre]
¡Con mi madre no te metas, kusoge! ¡Solo yo puedo echarle en cara sus errores! Si tanto te urge cuestionar las crianzas ajenas, sé productivo y vuélvete un padre. O abuelo. Preferiblemente un antepasado que ya esté muerto.
[... Por mucho que quieras llevar esto a una discusión digna de un foro de internet de la vieja escuela, nada quitará que esto es la realidad. Aceptala y vive la fantasía de todo hombre]
... No...
[¿No qué?]
¡NO ACEPTO NADA PORQUE NO PASÓ NADA!
—H-Hikio... P-Por favor no te enojes, ¿si? Sé que no eres un bicho raro en el fondo y que esto te molesta mucho, pero... pero esto también es incómodo para mí, ¿sabes? Así que, ¿me puedes ayudar?—
...
...
... No soy el malo aquí, Miura, sino una víctima. Déjame de hacer sentir mal.
—... Como quieras—
Enojarme o no, morir o no... No importa nada de eso al final: ambas cosas son de cobardes que no se atreven a revolver el fango para encontrar lo que uno quiere. Seré muchas cosas y quizás esto lo siga siendo hasta ahora, pero daré todo de mí para dejar de ser un cobarde. Aunque el mismo mundo no quiera, voy a cambiar este rumbo.
Mientras cambiaba mi mentalidad al mismo tiempo en que ayudaba a Miura como pude con la ayuda de una anciana que se dignó en moverse finalmente para hacer, estuve decidido a que para el lunes el problema estaría resuelto.
[... ¿Sabes que puedo leer tus pensamientos más oscuros? ¿Y que por tanto sé que, aunque te nieges a aceptarlo, estás disfrutando bastante de este momentvo? ¿Quieres que hablemos de tus pensamientos intrusivos?]
¿Tú que crees?
... Y no hay nada de malo en que una parte de mí desee que su cara esté presionada con... con eso, si. Es una fantasía común y mientras no haga o demuestra algo inapropiado, nadie puede acusarme de nada.
[Excusate todo lo que quieras. Ya llegará el día en que el afecto femenino pueda contigo. Y por cierto...]
¿Qué?
[Que tu fantasía sea descansar en esos pechos medianos es...]
[... Eso es taaaan de normie. ¿Dónde está el encanto? ¡Chupa esos pez-]
No. Termines. Esa. Palabra.
Bueno, técnicamente cumplí mi promesa, solo que, al menos en mi país, a muy poco de pasar al 2 de Diciembre. Fue una mezcla entre pereza, estar más preocupado por rendir los finales y el poco tiempo libre que he tenido. Pero lo importante es que lo cumplí y eso es más de lo que he podido decir en mucho tiempo.
Hablar de este capítulo es... raro. Una gran parte es porque originalmente no estaba en mis planes, pero otra es que intenté volver un poco al viejo Eroge, ese que era más humoristico que con el tiempo se fue perdiendo. No creo haberlo logrado muy bien y creo que hacer una historia cómica no se me da tan bien como antes. No confundir una historia cómica con hacer chistes: eso nunca se ha ido.
En fin, no sé si ya lo llegué a hacer en el pasado, pero creo que este es mi primer intento de escribir una escena 'como un harem'. Hasta ahora he escrito mucho más escenas 'como un spokon' que el verdadero género de esto y los resultados... Bueno, queda en ustedes ver. Solo diré que estas escenas planeo hacerlas más comunes: onda, caídas, momentos vergonzosos y un poco de celos. Supongo que podrían decir que este es mi primer acercamiento a escenas que... siendo honesto, me da un poco de verguenza hacer.
Una cosa es verlas o leerlas, pero escribirlas es... se siente como algo un poco demasiado obvio, ¿saben? Digo, esta es una historia de cumplimiento de deseos adornada con una trama que quiero que se tomen en serio ocurriendo de fondo, pero escribir estas cosas no... no es lo mío. Creo que nunca llegué a escribir algo así, la verdad.
Pero bueno, también sé que no puedo huir del concepto: esto NECESITA ser una comedia romántica estilo harem porque será importante a futuro y porque, para qué engañarnos, muchos entraron aquí esperando eso.
En fin, con eso aclarado, a los comentarios.
Guest PapaMutada:
Y bueno, es como una estrella fugaz, ¿no? Resplandece por poco tiempo, pero el impacto que te deja es una sensación agradable...
... No sé, nunca vi uno XD.
Gracias por el comentario.
Sebas602:
Ese personaje, que acertaste al suponer que son el mismo, es parte de una idea más amplia que tengo. No afectará demasiado la trama general ni tampoco pienso robarle tiempo a los personajes de Oregairu, pero, podríamos decir, estoy construyendo de a poco una escena que quiero que tenga un gran peso en un Volumen que todavía está lejano. De momento no pienses mucho en ella.
En general, hay un montón de cosas en medio, ¿saben? Les falta mucha información para teorizar como se debe y es en parte mi culpa, porque he sido todo menos alguien que da información. Me gustaría decir que las cosas van a mejorar en ese aspecto en los siguientes capítulos, pero, la verdad, lo más probable es que les generen más preguntas. Ya veremos.
Pero para hacerla corta: si, esa chica en realidad existe. Tu idea sobre lo que pasó está bastante cerca de la realidad y no, no es Ebina. Ebina es un personaje que tiene otro rol que cumplir, uno que todavía está lejos de revelarse. Aunque admito que esa idea tuya es una que tiene más peso que la mía, llegados a este punto no puedo cambiarla: después de todo, Ebina no es la representante de la clase y quedaría muy raro eso.
Mala mía, supongo.
Continuando, Yumiko está en un predicamento, sin duda: es una chica 'normal' que quiere una vida normal y no el desprecio que te acaba volviendo un rarito, pero la experiencia, quiera o no, la volvió una chica un poco más... 'abierta de mente' por así decirlo. Y si, en este punto es un poco obvio que le agarró aprecio a Hachiman. No son amigos, pero no está en contra de la idea.
Ah, los padres de Hachiman... Si, es todo un drama con ellos. Sé que en canon en realidad no son malos padres o por lo menos no tan malos como los hago parecer, pero creo que puedo atribuirle a que me proyecto un poco de más en Hachiman. Tampoco es que crea que está muy lejos de la realidad y salvo la madre en una escena en las novelas, no es que sean personajes profundos ni nada. Creo que el padre solo apareció en un volumen de ANOTHER si no recuerdo mal.
Desconozco como les va en Shin. No he leído Shin y por todo lo que escucho no creo que quiera leermelo.
Pero si, en resumen: mamá le cuesta, pero lo intenta y papá es más relajado, como todo padre asiatico y latinoamerico que se me respeta... cuando no fue a comprar leche, claro. Y si, todo nace por cómo esto afecta a Komachi. Para todos, Hachiman incluido, Komachi es una criatura a la que hay que defender. Y no es como si a Hachiman le moleste esa preferencia cuando es un siscon.
Creo que le ofendería más que descuidaran a Komachi por él a estas alturas...
Y si, las cosas entre los padres y las chicas se pondrán... vergonzosas, y eso es quedarse corto.
Me alegro que te gustara el capítulo y espero este también.
Por cierto, el Volumen no termina: LA CITA llegó a su conclusión. Aún nos queda resolver el tema de Shizune, pero si: estamos en la recta final. El tercer tercio, como le llaman. Y el final del Volumen será... Bueno, prefiero que descubras como termina antes de soltar spoilers. Quiero que ustedes lleguen sin saber nada para que se disfrute más.
... Pero si, Yumiko tsundere... Si, eso suena bien.
Y bueno, al final lo que pasó fue una escena ecchi. ¡Espero no haberte decepcionado! Pero recuerdo que tú querías algo así en mi otra historia de solo Oregairu y aunque no puedo hacerla de momento, pensé que aquí quedaba perfecto. Ya me dirás tú que pensaste, pero si te decepciono, tranquilo, que lo quiera o no, tiene que venir más.
Gracias por la suerte. De verdad la necesito para mañana.
...
Bueno, gracias por leerme hasta ahora. Nos vemos pronto.
Próximo Capítulo: 22 de Diciembre.
