Su visión era poca, las antorchas a su alrededor apenas iluminaron una parte de la caverna en la cual se encontraba, caminando por la oscuridad, apenas logro escuchar los pequeños sonidos de metal chocando, haciendo una mueca de disgusto se hizo a un lado evitando que pisara un obstáculo.
Aun así, se mantuvo impasible por el obstáculo en frente, solo tenía en su cabeza la necesidad de llegar a la superficie, mientras seguía su camino una de las personas que lo seguía cayó al suelo creando un estruendo muy ruidoso, cosa que llamo la atención a sus captores.
Con pies encadenados se hizo a un lado cargando la roca que tenía en sus manos, dos de sus captores pasaron a su lado ignorándolo, mientras seguía su camino, escucho como uno de ellos soltaba un grito de frustración –maldito mocoso, recógelo ahora- el chico que estaba cargando una roca igual de grande que la suya no pudo ni levantarse.
- si no obedeces- sacando su látigo comenzó a golpear al chico que yacía en el suelo, el objeto que lo hizo tropezar fue un cuerpo que había caído muerto por el agotamiento hace un tiempo, mientras el captor golpeaba al chico que cayo, el siguió su camino en silencio.
Ya era el número quince de la semana que moría y el trabajo solo se volvía más pesado con más de ellos muriendo, contando con el solo quedaban unos diez niños más, con una mirada impasible siguió su camino hasta que logro ver la conocida luz al final del túnel. Al salir sus ojos tardaron un poco en aclimatarse a la luz de la luna que lo recibió, siguiendo su camino llego a los carruajes donde colocaban las rocas, algo que debió de admitir como una buena idea, fue que sus captores los obligaran a trabajar de noche y no de día, para así evitar miradas curiosas que pasaban por ahí de vez en cuando.
Dejando la roca tomo unos segundos parado para reponer fuerzas, con la mirada de otro de sus captores volvió caminando a la cueva oscura que se adentraba en lo más profundo de la tierra. Orario la ciudad donde los sueños se hacen realidad, dando una leve sonrisa evito recordar las palabras del hombre que lo vendió pensando que tendría un mejor futuro, solo era una ciudad igual a todas las que conoció, solo que aquí la corrupción era echa por los propios dioses, sin quejarse del dolor que sus pies y manos soportaban siguió adelante, hacerlo solo ocasionaría que los golpearan con más fuerza o en el peor de los casos, les quitaran la poca comida que recibían.
Mientras descendía por el camino ya conocido, se encontró con los captores que arrastraban los dos cuerpos de los niños ya muertos como si no valieran nada, su compañero molesto se vio obligado a cargar las dos rocas que los niños estaban cargando como si no pasara nada. Él no le devolvió la mirada y siguió su camino, como un fantasma que va entre las sombras.
-que molesto, obligarme a mí, un aventurero de nivel 3 a trabajos denigrantes, es humillante- mientras escupía bilis con sus palabras, continuaron su camino para desechar los dos cuerpos que eran transportados junto con las rocas. Después de todo, quien se fijaría en rocas desechadas en el basurero de la gran ciudad.
Al descender llego a la caverna principal, un lugar donde sus demás compañeros picaban la tierra y otros solo trataban de reducir las piedras a un menor tamaño, sentado en una pequeña silla, un hombre barrigón miro divertido como los niños trabajaban cargando rocas a la vez que caían, siendo uno de los momentos más divertidos, ya que él se vería en la necesidad de motivarlos al golpearlos con un palo.
Durante varias horas más, imitaron sus acciones una y otra vez como si fueran maquinas, cuando volvió a bajar a la cámara principal, el hombre gordo se levantó de la pequeña silla donde estaba descansando, ya era hora de que su jornada terminara –bien mocosos, aguantaron más que los nuevos, por desgracia para ustedes, el siguiente lote de esclavos vendrá en cuatro días más, así que tendrán que esforzarse mas- divertido comenzó a subir la cueva que usaban para ascender a la superficie, claro que para evitar fugas, el sujeto cerro la entrada de la caverna con una gran roca, dejando a los niños atrapados en la cámara principal donde conectaban varios túneles a la profundidad de la tierra.
Quedando solos, cayeron al suelo exhaustos, desde que había llegado a ese lugar, solo conocía la oscuridad y la luz de la luna que lo recibía al salir de la caverna –maldito, se comió nuestra comida- uno de los niños más testarudos hablo enfadado de la injusticia, el niño era uno que tenía la necesidad de actuar como un héroe y dar esperanza, ya que pensaba que los dioses los salvarían, no siendo nada más que una estupidez cuando por defender a una niña fue golpeado hasta casi matarlo, de milagro sobrevivió y ahora solo era una dócil mascota, ahora quejándose cuando todos se fueron, donde estaba el hombre gordo, solo había varias cajas de comida a medio comer o incluso mordidas.
Dejando la comida que no le gustaba a un lado o solo lo botaba al suelo, para suerte de ellos, la mayoría de la comida que estaban en las cajas eran frutas y verduras, las únicas que compraban en abundancia para evitar gastar dinero.
Mientras los pequeños se arrastraban o caminaban cansados a la gran caja de comida, comenzaron a comer como animales, el incluido, comía todo lo posible, no había necesidad de compartir, comer o morir era la regla fundamental de la cueva.
Mientras todos se aglomeraban para comer, notaron como las antorchas comenzaban a apagarse, una señal de que el oxígeno comenzaba a escasear, una vez terminado la comida agarraron una de las jarras de vino que habían logrado esconder del gordo que tenía una gran fascinación a beber, eran pocas las veces en la cual les daban agua, pero el vino era algo que siempre deseaban, como método para saciar la sed y mitigar el dolor de los músculos que los hacia sufrir, lo bebieron sin temor.
La roca que cubría la salida no era tan grande como para evitar que el oxígeno pasara por las aberturas, cuando llego por primera vez, los niños se sofocaban y morían sin saber porque, fue en una de esas noches donde todos convulsionaban que dijo que, si se quedaban alejados de la roca morirían, comentario que ignoraron en un comienzo, pero al ver como él se dormía al lado de la gran roca sin molestias, lo imitaron. Algo divertido en ese momento, ya que pensó que los volvería loco, pero lo único que hizo fue que se unieran y durmieran juntos, niños desconsolados, sin salvación encontraron consuelo entre ellos.
Abrazados en la entrada de la cueva comenzaron a beber un poco de vino a la vez que trataban de dormir, recostado en el suelo, sintió como sus pies dejaban de doler, agradecido por este momento de felicidad cerro los ojos.
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Caminando en una desolada tierra muerta, sus ojos no dejaron de soltar lágrimas, cayendo al suelo solo pudo soltar un grito desgarrador al cielo, toda su vida fue dedicada a seguir un ideal, uno que muchos le dijeron que lo llevaría a la muerte, siendo un idiota no hizo caso a esas voces siguiendo el camino de autodestrucción hasta el final, salvando gente a costa de otras vidas, por mucho que lo intentara no podía salvarlos a todos, así que tuvo que salvar a la mayor cantidad de vidas sacrificando a las pocas.
Su camino solo hizo que se volviera más triste y solitario, sus amigos que siempre lo apoyaban en la escuela lo abandonaron o, mejor dicho, el los abandono. Aun por más que sus amigos hubieran querido ayudarlo, tendrían que sacrificar su vida por un idiota que solo sabía arrojarse a la muerte, una vida llena de felicidad que ignorarían por un amigo no valía la pena.
En sus últimos momentos de vida podía ver las caras preocupadas de sus compañeros que trataron de retenerlo y evitar su camino como justiciero, hasta que solo fueron un vago recuerdo en su camino que solo lo llevo a los conflictos más comunes de la humanidad, guerra tras guerra, no importaba lo que hiciera, nunca parecía terminar, cuando una amenaza surgió él fue a detenerlo a toda costa, su magia era débil y apenas podía hacer frente a criaturas sobre humanas, obligado a usar armas modernas para combatir a sus enemigos.
Pero el enemigo que encontró y no pudo detener fue la misma humanidad, había salvado a tantas personas que los hicieron objetos de captura, cuando iba a una guerra tenía que elegir a que bando ayudar, sus ideales al igual que los suyos eran corruptos y aun así tuvo que elegir un bando, nunca logrando salvar a todos, elegir la mayor cantidad de vidas posibles era su meta.
Por eso nunca llego a pensar que un pequeño culto ocasionaría tantas muertes, cuando fue a enfrentar al líder del culto, se vio obligado por primera vez en matar a la mayoría de inocentes que habían caído bajo el control del supuesto mesías, su único consuelo era que salvaría a más personas a costa de unos cientos, que eran una amenaza mucho mayor que el propio líder.
Cuando llego al final de la masacre se encontró con un eco del pasado, un recordatorio de que alguna vez fue humano, no una maquina como ahora que elegía salvar a más vidas que a las víctimas de un culto, pero la persona en frente suyo fue la última que deseo ver, al verla no podía entender sus palabras, después de tantos años como mercenario nunca llego a escuchar las palabras de sus víctimas, solo dándoles un descanso prematuro, pero en ese momento tuvo que volver a elegir, entre ignorar a la mujer que lo vio crecer o matar su ultimo rastro de humanidad para así convertirse en un héroe justiciero.
A pesar de la determinación en sus ojos de la mujer para matarlo, sus manos temblaban sin parar, sus lágrimas ya formaban un charco debajo de ella, el solo quería salvarlos a todos, pero nunca encontró la manera correcta de hacerlo.
Levantando su propia arma sus ojos comenzaron a soltar lágrimas sin darse cuenta, su ultimo rastro de humanidad comenzó a desaparecer poco a poco hasta que la chica sonriente cerro los ojos sus dedos temblorosos aun sujetos al gatillo del arma.
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Los días de trabajo forzado continuaron hasta que el siguiente lote de niños llorones llegaron, claro que con ellos venia un invitado inesperado –vamos mocosos, carguen esas rocas- con un fuerte grito, el encargado de vigilarlos miro desafiantes a los niños llorones que lloraron al cargar las rocas por primera vez, cuando sintieron que sus palmas sangraban por las piedras puntiagudas, siendo ahora el grupo antiguo quienes se encargaban de picar la tierra.
Una forma de diversión para el gordo que solo los miraba caer una y otra vez, logrando que él se levantara de su pequeña silla y comenzara a golpearlos, mientras las horas trascurrían y los gritos de los nuevos niños menguaban, todos se detuvieron de repente cuando el hombre a cargo de la excavación llego a la caverna principal –Gragas donde demonios estas, acaso no me escuchas- un hombre de cabello naranja y orejas de gato se asomó por la entrada seguido de dos hombres conejo –que sucede Jura- levantándose de su asiento el más obeso camino tambaleante a su compañero –te dije que usaras las rocas para enterrar los cuerpos de los niños, la familia Astrea logro encontrar nuestro cementerio personal y ahora todo el gremio sabe de los niños, además que están investigando el origen de las piedras-
-ese no es mi puto trabajo, porque no le dices a esos idiotas de Phineas y Ferb que oculten mejor los cuerpos- con la entrada de la caverna protegida por los hombre conejo, los niños nuevos se reunieron cerca de la entrada de la cueva que llevaba más profundo –que mierda quieres que haga ahora- ya fastidiado, ambos hombres terminaron discutiendo a gritos asustando a los adoloridos recién llegados –el dios Rudra nos ordenó ocultar por el momento esta entrada, hasta que las sospechas disminuyan cerraremos esta entrada-
-como te atreves, acaso sabes cuánto tiempo estuve aquí supervisando esta maldita cueva, solo para que la sellen-
-perder tiempo, lo único que haces aquí abajo es nada, todos sabemos que te comes y bebes la comida que dejamos para estos malditos mocosos que solo saben llorar- a punto de comenzar una pelea, varias pisadas se escucharon que venían de la entrada, llamado su atención, ambos hombres, aunque enojados se detuvieron en su pelea –Gragas mira lo que nos encontramos cerca de la fosa- los hermanos Phineas y Ferb entraron en la caverna con un bulto en manos.
Al ver el bulto, los ojos de Jura se abrieron de sorpresa –que mierda les pasa- para la sorpresa de todos los presentes en esa caverna, una hermosa figura se asomó de un saco sucio –acaso saben los problemas en los que nos meterán- dando un grito de ira, Jura saco su espada y se la clavó en la cara de Ferb –hermano- el hermano de Ferb conmocionado soltó a la mujer y corrió hacia Jura con su lanza en mano –maldito, me las pagaras- cuando estaba a punto de atravesar la cabeza de jura, Gragas lo golpeo en el rostro mandándolo a chocar contra la pared.
Aturdido, Jura se lanzó hacia Phineas con su espada en mano, el cual atravesó su garganta, dejando que se ahogue con su sangre lentamente –maldita sea, debemos irnos, esas perras de Astrea buscaran sin descanso a su diosa, si nos ven con ella- mordiéndose el labio, miro aun a la inmóvil diosa que estaba desmayada –Gragas aun tienes la jaula de castigo- el gordo sonrió y asintió –mocosos traigan la jaula de castigo- los nuevos no entendían a que se referían con jaula de castigo, haciendo que solo se abrazaron a sí mismos temerosos por el termino castigo, pero los antiguos que estaban aprovechando esas vacaciones, fueron a un lado de la caverna donde sacaron una gran jaula negra, semejante a una jaula de ave, el tamaño era similar a la de una persona adulta, pero para niños de doce años, era muy grande.
Al traer la jaula Jura agarro a la mujer que estaba desmayada, agarrando las cadenas que había traído para los niños, sujeto las manos de la mujer a la parte superior de la jaula y a si usarla para sujetar con fuerza la entrada de la jaula –esto nos dará algo de tiempo, debemos borrar toda nuestra huella, es posible que encuentren un rastro de nuestros viajes nocturnos- tirando la jaula al piso la peto hasta la pared donde la diosa rodo dejando un camino.
-que aras con ella- Gragas camino hasta su compañero mirando como la diosa de la justicia estaba atada con cadenas, algo divertido y emocionante de ver, ya que la diosa sin duda era una mujer de extraordinaria belleza y verla tan indefensa fue emocionante –dejarla aquí para que muera, si nos la llevamos es posible que nos vean con ella, dejarla enterrada aquí será lo mejor-
-pero qué demonios, sabes cuánto tiempo y dinero nos llevó cavar este lugar- Gragas soltó un golpe con toda su fuerza al piso logrando agrietarla –que mierda quieres que haga, no sé cómo estos idiotas trajeron a esta perra, pero si su familia nos encuentra o vincula será peor-
-esto es una mierda, le dije al dios que no metiera a la familia a cualquier loco sádico de la calle- Gragas mientras sostenía su cabeza y caminaba por la caverna se encontró con la mirada de los niños recién llegados –que aremos con los mocosos- Jura que pateo una roca cercana destruyéndolo en el proceso, se giró para ver a los recién llegados que había comprado su dios –dejarlos morir, sacarlos de aquí será más peligroso y llamativo, además que la diosa al morir aquí borrara todo rastro nuestro- Yura que sonrió divertido al ver la desesperación de los niños recién llegados, los antiguos que lograron aguantar solo sonrieron y se vieron felices –oye, puedo divertirme con la diosa, no todos los días tienes acceso a una mujer así-
Jura que volteo su cabeza a la jaula y Gragas –hazlo si quieres, pero te enterrare aquí abajo, no pienso perder tiempo con tus estupideces, si deseas usarla hazlo, pero yo me iré- chasqueando la lengua, Gragas comenzó a ir a la entrada de la cueva –que pésima suerte tengo, si esos idiotas me la hubieran traído antes me habría divertido- mientras estaba subiendo, los niños que recién habían llegado corrieron asustados a la entrada de la cueva, subiendo desesperados a la superficie.
Dejando a un pequeño grupo de niños a solas –que debemos hacer- el niño que tenía aires de ser un héroe hablo tembloroso, pero luego se giró para ver a la diosa encadenada –debemos ayudarla, si lo asemos podremos salir- corriendo a la jaula, trato de quitar las cadenas que rodeaban su jaula –maldita sea, ayúdenme o vamos a morir- su voz desesperada fue ignorada cuando los niños ya cansado de la vida se sentaron en la tierra, agarrando la comida y vino que habían dejado atrás, al menos tendrían una ultima cena.
El niño obstinado con vivir trato de golpear muchas veces la cadena que sostenía la jaula, pero ninguno de sus esfuerzos funciono, derrotado solo miro a los niños cansados que comían y bebían tranquilamente como si no les importara morir, para los que habían durado esos meses cavando esa cueva, sabían que la muerte era la paz que necesitaban, con un fuerte estruendo la cueva tembló y la tierra comenzó a caer del techo, no siendo suficiente, los soportes que habían puesto comenzaron a romperse hasta que cedieron dejando caer el techo sobre ellos, la entrada a la superficie había sido destruida y con ella una ventisca de polvo choco con ellos empujando a los niños contra la pared de la caverna que se derrumbaba.
Con un fuerte golpe, todos los presentes cayeron desmayados cuando la corriente de viento los hizo chocar contra las rocas, lo último que lograron ver fue como todo caía.
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No podía respirar, se sentía muy sofocada, cuando abrió los ojos, solo vio oscuridad ante ella, confundida trato de mover sus manos, pero sintió como estas estaban atadas y sus piernas inmóviles, totalmente vulnerable ante la oscuridad que la rodeaba, era como si la hubieran arrojado al vacío.
Abrir o cerrar los ojos no daban mucha diferencia, solo mostraba la oscuridad de ambos lados, con los ojos cerrados trato de recordar que había pasado, recordaba vagamente que su familia estaba investigando el tráfico de esclavos de Evilus, la crisis era grande, niños incluso de las calles desaparecían sin dejar rastros, estos astutamente robaban niños huérfanos de calle, no dando oportunidad a los demás de buscar un patrón o de que se enteraran de su desaparición, conociendo que solo robaban niños, varias familias decidieron mantenerse ocultos resguardando los orfanatos, las familias pobres no teniendo recursos fueron enviados al gremio donde fueron llevados a una gran casa hogar para que vivieran por el momento.
A ella no le gusto esa propuesta, no servía de nada proteger a las familias sin hogar si después los echarían a la calle una vez terminado la misión, el gremio solo veía sus intereses y la reputación del ojo público, eso era algo que siempre la enojaba, pero que más podría hacer, su familia aun con sus números apenas podía hacer algo, impartir justicia era su deber así que había decidido tomar un enfoque más activo, con su familia yendo a las murallas y posibles bases secretas, ella tomo la decisión de investigar fuera de la ciudad.
Su intuición nunca fallaba, pero a veces necesitaba estar segura de su intuición, dejando una carta a sus hijas donde explicaba que no quería sentirse inútil, menciono en ir a buscar fuera de la ciudad, alejado de los muros y de las casas abandonadas.
Con una capa negra se adentró en la oscuridad, que una diosa fuera hacer tal acto era extraño, los dioses a pesar de tener sus poderes restringidos, aun conservaban su mentalidad de quienes eran, ella era una diosa de la justicia y ayudaría a todos inocentes.
Al igual que ares, un dios de la guerra, no podía evitar sentir emoción por el conflicto y ella no podía evitar su emoción de impartir justicia.
Adentrada en la oscuridad vago sin descanso sin alguna señal de vida, la luna brilla con toda su belleza, iluminando la oscuridad del páramo desolado que yacía en frente, mientras caminaba en la oscuridad se encontró con un miembro de la familia Loki, un aventurero de nivel 4 que buscaba alguna pista al igual que ella.
Ambos no interactuaron debidamente, ya que el chico apenas podía hablar sin tartamudear, pero lo que había mencionado mientras la acompañaba fue que su familia había descubierto un cementerio de niños, eso la congelo y decepciono al sentir como sus hijas le mentían, al congelarse el chico pregunto que sucedía, obviamente confundido por su reacción, ella con un juego de palabras hizo que el chico hablara, soltando más información del como su familia había encontrado el cementerio en una de sus patrullas hace dos meses, cuyos cuerpos estaban aplastados con rocas.
Ellas habían mantenido en secreto esa información de ella y la del gremio, usando el cementerio como un señuelo, con el deseo de atrapar a los culpables, pero con el transcurso de las semanas no encontraron a los culpables, molestas y pensativas, fueron al gremio para informar de su hallazgo, hace tan solo un día atrás.
Pero lo que sí lograron descubrir y la razón por la cual él se encontraba ahí, fue que no solo era un cementerio, eran varios que rodeaban la ciudad, Astrea a pesar de ser una diosa, no podía evitar sentir nauseas al imaginarse a niños aplastados bajo rocas, talvez fue esa la razón por la cual sus hijas habían estado distantes de ella y su hogar.
Mientras caminaban, en la oscuridad decidieron volver a la ciudad, ya que con la noche no encontrarían nada, aun cuando el aventurero le menciono volver al gremio, ella desistió, quería buscar alguna pista que la llevara a la verdad, el aventurero aunque necio decidió aceptar su petición dejándola sola, ella deambulo en la oscuridad, sin la necesidad de una linterna que señalaría su ubicación, pero fue en su camino que escucho como varias pisadas se aproximaban hacia ella, confundida y temerosa solo giro la cabeza un poco para luego encontrarse con la oscuridad.
Pero ahora estaba una vez más sumergida en la oscuridad, aun con la vista cegada, logro oler el metal de la sangre y el polvo que aun bailaba en el aire, haciendo que tosiera al sentir como el polvo se hacía más denso, fue en su momento de confusión que escucho como una roca se movía, temerosa ahora se mantuvo callada, ya que no sabía dónde estaba o que pasaba, pero con su estado actual podía sentir como si la hubieran enterrado viva, algo que la asusto.
En silencio escucho como algo emergía entre la roca y polvo –maldita sea, aún sigo vivo-
Cof cof cof cof
En la oscuridad escucho la voz de un niño molesto, sus palabras, aunque secas eran una pequeña luz de esperanza, era casi como un milagro disfrazado de oscuridad –hola, hay alguien ahí- aun confundida espero que la voz respondiera, durante un largo tiempo solo escucho como algo trataba de gatear en la tierra como si tratara de ubicarse.
¿hola?
Tragando saliva comenzó a sentirse incomoda, el dolor de sus manos comenzaba a aumentar, su espalda estaba adolorida mientras sentía como barrotes se incrustaban en su espalda ahora que no estaba llena de adrenalina, podía sentir y ver mejor su entorno.
En la oscuridad unos ojos color bronce brillaron con curiosidad, ella al notar los ojos brillantes se estremeció –hola- los ojos que la miraban pronto comenzaron a moverse en el lugar, era como si estuviera buscando algo.
Con el sonido de rocas haciéndose a un lado, la oscuridad comenzó a disiparse, con una pequeña iluminación, ella logro ver la razón por la cual no podía moverse, encadenada en una jaula que estaba aplastado por la tierra, fue casi imposible salir por su cuenta y necesitaba ayuda.
Mientras el sonido de piedras moviéndose se hizo más notable, la iluminación era más clara, encontrándose para su horror el cuerpo destrozado de un niño en frente suyo, quien estaba dejando gotear su sangre sobre su vestido, la imagen fue tan perturbadora que la estremeció, el niño había muerto encima de su jaula, aplastado por las rocas, su estado no era mejor ya que la mitad de su cuerpo estaba bajo tierra, dejando su torso superior libre de piedras, como si fuera la suerte gobernando, las rocas también habían destrozado las cadenas que rodeaban su prisión, además que la jaula de metal se había doblado.
-sigues viva- una ronca voz hablo llamando su atención, ella giro la vista evitando lo mejor posible ver el cuerpo del niño –que sucedió, me puedes ayudar- aun con la poca iluminación de la cueva, él se quedó mirando en silencio, ella sabía que era un niño debido a la figura y la voz ronca –te dije que ser un héroe no serviría de nada- como si hablara con el muerto, agarro el cuerpo del niño alejándolo de ella.
-no me ignores, por favor-
Alejando al niño muerto o mejor dichos restos, la figura que deambulaba en la oscuridad se acercó a ella –quien eres- aun en la situación en la que se encontraba, el niño mostro una tranquilidad aterradora, como si no le importara morir –soy la diosa Astrea, me puedes ayudar- confuso y curioso, el chico pareció pensarlo antes de mirar a un lado.
-está bien, solo no hagas ruido o movimientos bruscos, no sé si el techo caerá sobre nosotros-
Arrodillándose al lado de ella, comenzó a mover algunas piedras pequeñas –cuál es tu nombre pequeño- aun en la situación en la que se encontraba, no podía evitar preocuparse por los demás, con un sonido tenue de su garganta, pareció pensarlo –me llamo Emiya Shirou- sin decir más continúo quitando las piedras que estaban dentro de la jaula.
-que sucedió- aun con todo lo que estaba pasando, no podía evitar su curiosidad –no hables, gastas oxígeno y apenas puedo respirar- en silencio y preocupada por sus palabras, vio como el chico tenía algo atado en el rostro, después de un tiempo sacando las pequeñas piedras y rocas, él se alejó corriendo a un lado para vomitar y toser, el sonido fue tan fuerte que la hizo preocupar, ella misma había sentido como el aire se llenaba de polvo y le costaba respirar, aun así se mantuvo callada para no preocupar al niño, sin embargo, en su momento de meditación había sido cubierta por varias prendas de vestir, estas olían a sangre, pero cumplían el propósito de proteger su rostro del polvo.
Después de un tiempo tosiendo, el silencio reino asustándola –Shirou estas bien, respóndeme por favor- la preocupación lleno su mente imaginándose todas las posibilidades de que el niño hubiera muerto por su culpa, soltando algunas lágrimas, cerró los ojos no queriendo ver la realidad en la que se encontraba, sabía que un dios sin sus poderes era vulnerable, pero nunca había sentido tanta debilidad como en ese momento.
Sin embargo, cuando estaba sumergiéndose en sus penas, escucho como algo se arrastraba, al abrir sus ojos se encontró con la figura arrastrando un pedazo de madera –estas bien, toma un descanso, no te sobre esfuerces- sin respuesta la figura dejo caer el pedazo de madera que hizo temblar toda la caverna –mejor vete, déjame aquí, no vale la pena- preocupada la diosa de la justicia trato de evitar gritar, no quería que sus gritos causaran algún alboroto.
-cálmate, te sacare de aquí, no importa si muero al menos salvare una vida- como si ya hubiera aceptado su final, la voz del chico volvió a perderse en la oscuridad –por favor, déjame- con un tono preocupado, la diosa trato de disuadir al niño que estaba arriesgando su vida por ella.
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Se sentía muy cansado y quería dormir, pero sabía que, si dormía, su vida acababa ahí mismo y no podría salvar a la diosa que estaba enjaulada, era irónico que un dios entre todas las cosas pidiera ayuda de un simple niño, aun así, la ayudara a sobrevivir, este era su último trabajo como esclavo, su última buena obra.
Ignorando la voz de la diosa que le pedía detenerse y que se salvara, había traído un soporte destruido, aunque pequeño serviría para ser usado como soporte, ahora solo necesita encontrar algo que usar como palanca.
Tambaleante, sintió como sus pulmones le ardían por la falta de oxígeno, fue sorpréndete para el ver una pequeña abertura del cual provenía aire, fue surrealista, pero cuando estaba agujereando la roca para agrandarla con sus manos, noto que esta comenzaba a cerrarse, como si la roca estuviera viva.
Sorprendido por lo que estaba pasando, agarro una roca grande que estaba fuera de lugar con la roca que trataba de regenerarse, usándola como una cuña logro evitar que la roca se cerrara, extrañamente la roca se parecía a la piel humana, una que se cerraba con el tiempo, la roca solo serviría por un tiempo antes de que se cerrara completamente.
Así que tuvo que moverse rápidamente, aun con la poca luz que le brindaba el agujero, tuvo que andar con cuidado de no tropezarse o incluso pisar los cuerpos de sus compañeros que yacían enterrados bajo la tierra.
Con sus ojos ardiendo por el polvo logro encontrar los restos de una picota, solo teniendo la parte de metal, cayendo de rodillas comenzó a vomitar, y toser con fuerza, si seguía así moriría. Haciendo un último esfuerzo levanto la picota con todas sus fuerzas, si estuviera en mejor condición podría levantarla con facilidad, pero con la falta de oxígeno, se le fue difícil.
Al llegar donde la diosa, se sorprendió levemente por como las lágrimas de la diosa estaban humedeciendo la tierra debajo de ella –por favor- una vez más rogo y otra vez ignoro, girando la cabeza a su lado izquierdo noto como la roca que estaba siendo usado de cuña, comenzaba a temblar.
Acomodando la viga debajo de él, uso la picota para hacer palanca, pero no se movió, mordiéndose el labio, dejo que su sangre refrescara su garganta seca, necesitaba toda la estimulación posible para no colapsar.
Mirando mejor la jaula, vio como aun las cadenas estaban enterradas bajo tierra y esas evitaban que la jaula se moviera de la tierra, pero también noto como esta jaula comenzaba a doblarse por el peso de la tierra, con torpeza gateo hasta la jaula mirando como las cadenas estaba entrelazadas con la jaula, pero también tenían capturado las manos de la diosa.
Al tocar la cadena y sus manos, sintió como estas estaban tensas, era obvio que le estaban provocando mucho daño y para evitar que él se preocupara, ella mantuvo silencio –tus manos- en un susurro cansado, busco la forma de liberarla, pero no encontró otra forma.
Mientras inspeccionaba la jaula noto como dos barrotes estaban doblados, agarrando la cuña, lo posiciono cerca de la cabeza de la diosa que estaba mirando todo con ojos llorosos, no le importaba su bienestar, estaba más preocupada por el niño que estaba sangrando, talvez fue la adrenalina o simplemente lo ignoro, pero podía ver como su pierna derecha estaba siendo arrastrada, además de sentir como de la boca del niño goteaba algún liquido con aroma a metal.
Ella lo sabía mejor que nadie, era su propia sangre, ella misma podía sentir como el aire comenzaba a faltar, ella se mantuvo calmada evitando consumir más aire y dejar al niño sin nada, aun deseosa que la dejara y saliera por la luz que podía ver parpadear.
Con un fuerte sonido chirriante, un barrote fue empujado a un lado, el niño jadeo cansado mientras trataba de mover la picota –déjame, debes irte, la luz se está apagando- sin respuesta el niño de forma terca volvió a usar toda su fuerza logrando mover el barrote, lo suficientemente amplio para que ella saliera, pero el problema era sus manos encadenadas.
Cuando agarro sus manos, trato de mover las cadenas, no logrando nada –te encuentras bien, no te esfuerces mucho, si sigues así- tragando saliva y dejando el trapo a un lado los ojos color bronce se encontraron con los ojos índigo más brillantes –te dolerá, puedes soportarlo-
Sorprendida por la voluntad del niño asintió con la cabeza, ignorando el hecho que estaban a oscuras, casi ciegos –si- asintiendo con la cabeza, el niño miro detenidamente la cadena hasta ver la parte que estaba soldada, agarrando la picota con la mano se concentró lo mejor posible usando toda su concentración –sin esperar más, comenzó a golpear la cadena, haciendo que la diosa gritara al sentir como se apretaba la cadena –estas bien- a pesar del dolor, cerro la boca apretando los dientes con fuerza –estoy bien- jadeante y llorosa, no podía evitar sentir dolor.
Al verla pensó una forma de evitar que se hiciera daño, pero no había tiempo, podía ver como la luz comenzaba a desaparecer –solo un poco más- durante un tiempo, que parecieron horas, el golpear a la cadena logro su cometido, con un fuerte golpe, la picota había destruido la cadena dejando libre las manos de la diosa –se encuentra bien- con ojos cerrados, pensó que se había desmayado, escuchado un fuerte estruendo, la roca que había dejado como cuña se había roto, sujetando las manos de la diosa comenzó a jalarla con todas sus fuerzas.
Debido a que había limpiado las rocas y arenas de su torso inferior lo mejor que pudo, había logrado hacer más fácil sacarla, con un último grito de ira, había logrado sacar a la diosa de la jaula cayendo al suelo, su cuerpo en ese momento había llegado a su límite cayendo inmóvil viendo como la luz parpadeaba, con su vista fija a la luz que se cerraba, levanto la mano inconscientemente como si tratara de escapar.
Lo único que lamento en ese momento fue no salvar a la diosa, sin duda su vida siempre estaría lleno de fracasos donde el salvar a una persona, le era imposible solo sirviendo para matar, resignado espero la lenta y dolorosa muerte, no esperando que unos jadeos llamaron su atención, incluso en su estado podía sentir como trataban de sujetar su cuerpo, de forma torpe trataron de agarrar su torso, con un débil agarre comenzó a arrastrarlo poco a poco su cuerpo –te sacare de aquí- con un tono doloroso la diosa estaba arrastrando el cuerpo del niño con sus manos lastimadas, incluso logro sentir como ella mordía su ropa para jalarlo, comenzando a acercarse poco a poco a la luz.
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El sueño que siempre lo atormentaba era la de ese momento que su vida cambio, el momento en el cual se vio obligado a levantar la pistola y apuntar a la última familia que le quedaba, tomando el poco rastro de humanidad que le quedaba apunto directamente a la cabeza de su hermana, un tiro limpio que terminaría con el sufrimiento de su hermana.
Sin dudar más apretó el gatillo eliminando su ultimo rastro de humanidad, el matar a su hermana fue más un destello espontaneo de su voluntad, que de igual forma llego rápido, también se fue dejándolo con una sensación difícil de describir, cayendo al suelo se sostuvo el corazón sin saber porque dolía tanto, esto era lo que al final había elegido.
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Con un fuerte dolor en su brazo y pierna, trato de abrir los ojos, pero estos no podían aguantar el brillo que lo rodeaba, inmóvil y adolorido como estaba llego a pensar que estaba muerto, aun cuando había luchado con todo lo que tenía, no fue suficiente para tener el premio, llegando a traicionar y eliminar a su único aliado que le había dado la oportunidad de ser algo más que una máquina. Pero no importaba cuántas vidas tuviera que sacrificar, el cumpliría su deseo más anhelado, si tan solo se hubiera dado cuenta de que era una trampa, nunca habría pedido ese deseo.
salvar a la humanidad de ellos mismos
con una mueca de dolor logro moverse lo suficiente como para notar que estaba recostado en una acolchada cama, la sensación de tranquilidad fue demasiado extraño para él -despertaste- una suave voz hizo que se levantara a pesar del dolor, encontrándose con una niña rubia.
