PROMESA
La primera vez que se había sentido de aquella manera tan melancólica con una mezcla de frustración, resignación y tristeza por partes iguales había sido cuando recibió la noticia de que pertenecía a ese pequeño sector de la población que no podía desarrollar un don. Cuando su mamá lo había abrazado llorando luego de que le preguntara si aún podía ser un héroe, con su video favorito de All Might de fondo, se había sentido devastado. A pesar de su corta edad se había sentido decepcionado porque aquella no era la respuesta que tanto había anhelado por parte de su madre. Le habría gustado que confiara en él, que lo motivara y lo instara a seguir adelante a pesar de sus evidentes limitantes. Y aunque a partir de ese momento intentó ser optimista al enfocarse en analizar a cada héroe, anotando sus poderes, aptitudes y destrezas, creando estrategias acorde a cada héroe, la tristeza porque nunca podría llegar a ser como ellos por más que se esforzara, se mantenía clavada en su corazón, torturándole.
Que Kacchan hubiera decidido apartarse de su lado, atacándolo y humillándolo por el simple hecho de ser un perdedor al no tener un don, no había ayudado para nada. Siempre lo había admirado ante el increíble don que había desarrollado, por su innata capacidad de estrategia, fuerza y determinación en combate. Pero al mismo tiempo, el dolor de su corazón solamente aumentaba porque sabía que nunca podría estar ahí peleando a su lado como siempre había sido su sueño desde que tenía memoria. Aquel juego donde Kacchan formaba su agencia de héroes y él trabajaba con él, peleando codo con codo para librar a la ciudad de los peores villanos, nunca fue un juego realmente para él. Por mucho tiempo se había quedado solo, imaginando que tenía algún don y que podía ayudar a Kacchan en todo lo que le propusiera. Pero todo cambió desde el momento en el que el doctor le dio aquella terrible noticia. Kacchan dejó de interesarse por él y comenzó a maltratarlo. Fue entonces cuando su tristeza se transformó en desesperación, y tuvo que aferrarse a la idea de continuar siendo un héroe por completo solo. Una idea que siempre pendió de un hilo fino y delgado, que en cualquier momento corría el peligro de romperse.
Y estuvo a punto de darse por vencido cuando conoció a All Might y le confirmó que por más esfuerzos que hiciera, nunca podría llegar a ser un héroe. Si existía un héroe que admirara con su vida, ese era precisamente All Might y volver a escuchar de sus propios labios aquella verdad que se negaba a admitir, se sintió incluso peor. ¿Qué podría hacer para cumplir sus sueños sin un don? Nada. Absolutamente nada. Siempre lo supo, pero siempre ignoró esa vocecilla enfadosa que a veces escuchaba constantemente diciéndole que nunca podría llegar a cumplir sus sueños, que era un completo inútil, justo como lo afirmaba Kacchan una y otra vez. Pero cuando se dio cuenta de que Kacchan había sido capturado por el villano del lodo y estaba en un peligro inminente, su mente se puso por completo en blanco y sus pies se movieron incluso antes de que reaccionara. Era consciente de que no podía hacer nada contra un villano así al no tener ningún don, pero la simple idea de que algo pudiera llegarle a pasar a Kacchan era realmente impensable. En aquel momento todos lo habían regañado por lo imprudente que había sido, pero la adrenalina de lo que había hecho lo acompañó incluso en la noche cuando se fue a dormir y se sintió por primera vez eufórico.
— Así que aquí estabas, nerd.
Izuku bajó la mirada al escuchar la voz de su mejor amigo sin evitar sonreír con sinceridad, saliendo de aquella manera de sus pensamientos tan deprimentes. No había visto al rubio explosivo desde la mañana, luego de la última clase que el profesor Aizawa les diera. Todos estaban realmente apurados con el festival de las flores que estaba organizando el consejo estudiantil de los de tercer año en un intento de recaudar fondos para su próxima graduación. A Izuku aún le parecía sorprendente cómo la vida comenzaba poco a poco a retomar su rumbo habitual, luego de que todo se hubiera paralizado mientras la amenaza de Shigaraki continuaba latente. También se encontraba asombrado por la respuesta que la sociedad había asumido para ayudar a los héroes en la reconstrucción de todo el país. Si bien aún existían algunos detalles por resolver, Izuku estaba seguro de que, si todos cooperaban, ningún héroe tendría que sufrir como lo hizo en su momento Lady Nagant y ningún niño desamparado se quedaría solo e incomprendido por el simple hecho de ser diferente. Les había costado demasiado llegar hasta donde se encontraban, habían perdido a varios buenos héroes y civiles, y aunque sabía que apenas era el comienzo y que aún les esperaba un largo camino, conseguirían salir adelante sin dejar a nadie atrás.
Por un momento había pensado que la graduación de los de tercero no iba a poder llevarse a cabo, pero verlos esforzarse al máximo cuando aún deberían de estar agotados luego de recuperarse de las heridas que habían conseguido durante el enfrentamiento tan cruel contra Shigaraki y todo el frente de liberación paranormal, era algo digno de admirar. La idea del festival con el concepto de las flores era bastante buena y se aprovechaba a la perfección que los cerezos estuvieran floreciendo. A Izuku le resultaba reconfortante ver todos los preparativos, pero sobre todo se encontraba feliz de ver el entusiasmo de Lemillion y el resto de los alumnos mientras se esforzaban para que todo quedara perfectamente bien adornado.
— Hola, Kacchan. ¿Pasa algo?
La pregunta había salido con demasiado calma a pesar de que no había esperado ser encontrado tan pronto. Aquel día en particular había decidido pasar un rato a solas al parque, mientras los de tercero afinaban los últimos detalles antes de dar inicio con el festival. Haberlo hecho en el exterior de la UA había sido la mejor de las ideas pues el edificio aún se encontraba en remodelación y los habitantes que habían sido resguardados en la escuela durante la guerra, habían cooperado para acondicionar el parque para aquel evento, que, además, les otorgaría a todos un buen motivo para poder festejar después de haber vivido con tanta incertidumbre durante largas semanas. Y aunque se alegraba de que todos se encontraran entusiasmados por el inicio del festival, existían días en donde le gustaba apartarse un poco de los demás. No porque se sintiera incómodo con sus presencias, sino porque aún tenía muchas cosas que procesar y adaptarse. Ser consciente de que solamente le quedaban las brasas del One For All y que llegaría el día en el que volvería a quedarse sin un don, le provocaba mucha nostalgia. Tampoco quería preocupar a sus amigos, así que ahí se encontraba, sentado sobre la rama de un árbol de cerezo, perdido en sus pensamientos. Había escogido el más apartado por ese motivo, así que descubrir que Kacchan lo había descubierto era una total sorpresa.
Katsuki arqueó su ceja mientras analizaba con cautela al peliverde. Tenía días, desde que habían sido dados de alta del hospital, que lo notaba bastante extraño solamente que no había querido intervenir. Lo había estado observando a la distancia todos los días sin querer invadir su espacio personal, y aunque en apariencia se comportaba como el mismo nerd de siempre, sabía que algo había cambiado. — ¿Necesita pasar algo para que decida buscarte? — Preguntó con calma y luego si preguntar si podía hacerle compañía simplemente se impulsó con una pequeña explosión de sus manos, sentándose al lado del peliverde.
Izuku se sorprendió ante la acción de su compañero, pero antes incluso de volver a preguntar sobre qué era lo que quería, se dejó invadir primero por la preocupación. — ¡Kacchan! — Exclamó en un intento de reprender al cenizo, aunque aun así se estiró un poco para poder tomar su mano llena de cicatrices con las suyas con extrema delicadeza. — Sabes que no puedes usar tu don todavía, tu brazo aún no sana del todo.
Y es que la movilidad de ese brazo en particular había perdido considerablemente su movilidad, aunque ya hubiera comenzado con la rehabilitación, era un proceso lento con el que tenía que lidiar. Cada cicatriz en el cuerpo del rubio era un constante recordatorio de la culpabilidad que sentía por haber llegado tarde a ayudarles en batalla. Si el peliverde le hubiera prestado un poco más de atención al rostro del rubio se habría dado cuenta del suave sonrojo que había aparecido sobre sus mejillas. El Katsuki del pasado habría apartado las manos del peliverde con brusquedad e incluso le hubiera explotado la cabeza para bajarlo del árbol sin ningún tipo de cuidado. Pero, el Katsuki actual, quien se encontraba descubriendo aún sus sentimientos, estaba intentando enmendar todos los errores que había cometido en el pasado sobre todo con cierto peliverde que no podía sacar de su cabeza últimamente. — Estoy bien, nerd. No hice demasiado esfuerzo, ni siquiera se entumieron mis dedos. — Respondió el rubio sin hacer absolutamente nada por retirar la mano que seguía analizando su brazo como si quisiera comprobar que no le estaba mintiendo.
Izuku parpadeó con ligereza, no sabía si estaba siendo demasiado impertinente, pero no pudo contenerse cuando fue retirando hacia atrás la manga del saco y camisa del uniforme del rubio hasta donde la tela se lo permitió. Luego, con la yema de sus dedos, fue recorriendo el contorno de las cicatrices que se extendían a lo largo del brazo de Katsuki con lentitud. La batalla había sido tan cruel y dura, que Kacchan había destrozado su brazo y casi había perdido la vida. — ¿Seguro que no te duele? — Preguntó finalmente alzando la mirada en dirección al rostro del rubio. Los ojos carmesí de Katsuki le observaba de una manera que no podía explicar con claridad pero que conseguía que su corazón se acelerara.
— No. Ya no duele, nerd. — Respondió con una ligera sonrisa en los labios, omitiendo que había días donde despertaba alterado porque no era capaz de sentir su brazo, casi como si se lo hubieran amputado. Pero definitivamente no iba a mencionar nada que pudiera alterar de alguna manera la estabilidad de Izuku. Cuando el peliverde se disponía a soltarle, se apresuró a tomar su mano con delicadeza. Sonrió otro poco más cuando notó el ligero tono carmín que comenzaba a aparecer sobre las pecosas mejillas. — ¿Por qué estás solo aquí, Izuku? Últimamente sueles apartarte cuando crees que nadie te está observando.
El peliverde le observó sorprendido, no pudiendo emitir ninguna palabra de momento. Pensaba que había sido lo suficientemente cuidadoso como para no levantar sospechas y que nadie se preocupara, pero como siempre Kacchan tenía que sorprenderlo. Una pequeña sonrisa se dibujó sobre los labios del peliverde que no paraba de ver sus manos unidas, no atreviéndose a volver a enfrentarse con los ojos de su amigo porque sabría que volvería a sonrojarse. — Kacchan siempre ha sido muy buen observador.
Katsuki rio con ligereza, dando un pequeño apretón a la mano del peliverde en un intento de brindarle un poco de confianza para que continuara hablando. — Puede ser. — Aceptó con un asentimiento, aunque sabía que el peliverde no le estaba regresando la mirada. — Pero… siempre te observo, Izuku. Te conozco a la perfección, incluso cuando intentas evitar que me dé cuenta. — El rubio sonrió un poco más cuando al fin consiguió que Izuku le regresara la mirada con la sorpresa claramente reflejada en ese par de esmeraldas que siempre lo habían observado con total fascinación y admiración. A veces le seguía costando trabajo aceptar el hecho de haber sido un imbécil por haber menospreciado de aquella manera a una persona tan inocente y pura como lo era Izuku. — Puedes confiar en mí, nerd.
Una pequeña sonrisa apenada se apoderó de los labios del pecoso, quien, al no poder soportar por mucho tiempo la mirada inquisitiva de su explosivo amigo, tuvo que volver a enfocar su atención a sus manos unidas. De alguna manera le gustaba la sensación de calidez que le inundaba al sentir la mano del rubio tomar de aquella manera tan única su propia mano. — Me he sentido algo nostálgico últimamente. — Respondió finalmente con un pequeño suspiro. — Perder el One For All se siente como si una parte de mí, una demasiado importante, también estuviera a punto de perderse.
Katsuki guardó silencio un momento mientras procesaba lo que Izuku le acababa de decir. — Hmmm… — Frunció con ligereza el ceño no entendiendo del todo el problema. El pinchazo de culpabilidad instalándose en su corazón pues aún pensaba que era injusto que después de todo por lo que el peliverde había pasado para poder controlar todos los dones de los portadores del One For All, tuviera que sacrificarse de aquella manera perdiéndolo todo. — ¿Estás arrepentido por haber perdido tu don?
El peliverde levantó la mirada, bastante sorprendido por la pregunta del rubio, no dudando en negar al instante. — ¡No! ¡Por supuesto que no! — Suspiró alzando la mirada al cielo, relajándose al instante ante el espectáculo de los pétalos de las flores de cerezo cayendo sobre ellos como si se tratara de una ligera lluvia. — Es solo que… siempre tuve en cuenta todo lo que quería conseguir una vez que me convirtiera en un héroe. Me esforcé en controlar algo que no me pertenecía para evitar dañar a mis amigos y que terminaran preocupados por mí. Hice exactamente todo lo que una vez soñé, pero…
— Pero todo se acabó demasiado rápido, ¿no es así? — Completó el rubio por el volviendo a captar la atención del chico, le sonrió con comprensión mientras entrelazaba sus dedos con los del peliverde.
Izuku mordió con ligereza el interior de su mejilla, intentando reprimir de alguna forma que sus mejillas volvieran a tornarse calientes o de ponerse a gritar como si estuviera a punto de hacer un berrinche. Estaba agradecido por haber recuperado la amistad con Katsuki, pero últimamente se confundía demasiado con sus acciones. No le molestaba, por supuesto que no, pero sentir ese extraño cosquilleo en su estómago cada vez que el rubio le miraba o tomaba su mano como en esos momentos, lo ponía realmente nervioso. Sabía que era imposible, pero no sabría qué hacer si Kacchan descubría la fuerza con la que su corazón latía con frenesí contra su pecho. — Sí. — Aceptó dando un ligero asentimiento finalmente. — Estoy confundido y me siento hasta cierto punto perdido. — Continuó agachando la mirada. — Sinceramente no sé qué voy a hacer una vez que nos graduemos.
— Ya veo. — Respondió el rubio con expresión pensativa, pero después de un cierto tiempo simplemente rio con suavidad.
El pecoso frunció el ceño bastante desconcertado por la actitud del cenizo. — ¿Qué te resulta tan gracioso, Kacchan?
— Tú, por supuesto Izuku. — Se encogió de hombros, no dándose cuenta de que se encontraba acariciando con suavidad el dorso de la mano del chico.
La gran sonrisa que se dibujó en el rostro de su compañero explosivo de cierta manera le molestó, ¿se estaría burlando de él? Quería creer que no porque después de todo, Katsuki tenía bastante tiempo demostrándole que había cambiado con él. — ¿Yo? — Preguntó con cautela provocando que el rubio le observara con curiosidad.
Katsuki blanqueó los ojos, chasqueando con ligereza la lengua. — No me estoy burlando de ti, nerd. Sabes bien que nunca haría eso. — Con su mano libre pellizcó la mejilla pecosa que tenía más cerca y antes de retirar los dedos, le dio una pequeña caricia con la yema de sus dedos. — A lo que me refiero es que siempre sobre piensas las cosas. Aún nos queda un año entero para que puedas analizar bien qué es lo que quieres hacer a partir de que nos graduemos.
El peliverde llevó su mano libre a la mejilla donde aún podía sentir el cosquilleo que habían dejado los dedos de su compañero, sus ojos mirando al rubio con una mezcla de sorpresa y admiración. — Pero… ya no podré ser un héroe y tampoco podremos competir por el primer puesto como lo habíamos prometido.
— Sí, es cierto. —Aceptó con tranquilidad el rubio, quien mantenía un semblante tranquilo. — Pero estoy seguro de que encontrarás otra manera de encontrar ese camino que ya te habías trazado. Que no tengas un don, no quiere decir que vayas a dejar de ser un héroe, Izuku. Además, siempre consigues hacer todo lo que te propones.
Una pequeña sonrisa comenzó a dibujarse en los labios de Izuku quien no pudo evitar suspirar con ligereza. — ¿En verdad lo crees?
Katsuki bufó con ligereza, pero cuando le regresó la mirada lo hizo con total convicción y sin ningún tipo de dudas en su corazón. — Por supuesto. Siempre has sido más heroico que cualquiera, yo incluido. — Guardó silencio un momento, dándose cuenta Izuku que se encontraba deliberando si podía continuar hablando. — Además, ya te lo he dicho en incontables veces, pero te lo recuerdo una vez más. No tienes porqué afrontar esto tu solo, Izuku. Yo siempre estaré ahí para apoyarte sin importar lo que decidas.
Los ojos e Izuku se abrieron con total sorpresa ante aquella inesperada confesión. Su corazón latiendo con tanta fuerza contra su pecho que tuvo soltar la mano del rubio para poder llevar sus manos directo hasta donde podía sentir sus latidos como si intentara evitar que su corazón escapara de un momento a otro. ¿Por qué tenía el presentimiento que aquellas palabras tenían un significado más profundo de lo que Katsuki estaba preparado para admitir en esos momentos? Sin embargo, no le dio tiempo de responder porque cuando quiso hacerlo, el cenizo se deslizó para dejarse caer de la rama. Cuando se giró a observarle, le extendió las manos con una sonrisa tranquila que contrastaba con todas las emociones con las que estaba lidiando en esos momentos.
— ¿Vamos?
— ¿A dónde? — Preguntó con total confusión el peliverde a pesar de que se había inclinado lo suficiente como para tomar las manos del rubio, aceptando su ayuda para poder bajar del árbol también.
Katsuki arqueó la ceja una vez que el pecoso bajó, quedando enfrente de él. ¿Por qué Izuku Midoriya tenía que ser tan despistado para las cosas importantes? Sonrío con ligereza. Aquello realmente no importaba, era una de las cosas que había aprendido que le gustaban de él después de todo. — Al festival, obviamente.
Izuku se quedó petrificado cuando el rubio tomó una flor de cerezo que había caído sobre su cabeza, para acomodarla con delicadeza en su cabello a un lado de su oído. Cuando el rubio observó que su compañero había caído en una especie de shock tuvo que reprimir las ganas de soltarse a reírse en su cara. En su lugar le tomó de la mano y de esa manera comenzaron a caminar. No muy lejos de donde se encontraban se alcanzaban a ver ya los puestos del festival, había puestos de ventas de flores, concursos y una feria improvisada con la ayuda de los dones de los estudiantes de la UA. — P-Pero… ¡A ti no te gustan este tipo de festividades!
Katsuki le observó de reojo con una sonrisa entretenida mientras se encogía de hombros. — Podré soportarlo si te quedas a mi lado.
Aún tenían un largo camino por delante, Katsuki lo sabía. Los sentimientos que estaba desarrollando por Izuku y que cada día se hacían más grandes lo abrumaban la mayor parte del tiempo, pero no podía evitar pensar, mientras caminaba al lado de un peliverde que se tropezaba a cada rato y se mantenía con el rostro completamente sonrojado, que de alguna manera las cosas estarían bien. Ya la había cagado en el pasado de una manera monumental y casi se pierde la oportunidad de conocer por completo a Izuku. Aún no sabía cómo, pero ahora sí haría las cosas bien. Aquella era una promesa que no solo se haría así mismo, sino también a Izuku que le miraba con esa enorme sonrisa que casi parecía brillar.
