¡Hola a todos!
Volví con esta historia y con un capitulo más y muy cerca al FINAL.
Agradezco su espera, y perdón por el retraso, merezco su indiferencia, no broma! ni se les ocurra, yo requiero de ustedes para tener inspiración.
Advertencia: este capitulo es un poco tirado de lo racional, Goku y Vegeta experimentan cambios en sus conductas y en su cordura. Contenido violento.
Vegeta sentía el peso de sus propias acciones mientras observaba a Bulma. La semilla había hecho su trabajo, y la transformación en su rostro era innegable. Sus ojos, antes confusos y llenos de incertidumbre, ahora brillaban con una claridad dolorosa.
—Bulma... — intentó decir, pero su voz se apagó. Él sabía lo que vendría a continuación, y la realidad lo golpeaba con una dureza inexplicable.
Ella lo miró, y en su mirada ya no había duda alguna. Bulma recordaba todo, y con ese recuerdo, la verdad de sus sentimientos. Aquel que quemaba por dentro de su ser, algo que Vegeta siempre había despreciado y había temido, ahora estaba más vivo que nunca en sus ojos. Bulma sabía lo que tenía que hacer, y Vegeta también.
—Voy a buscar a Goku. —dijo Bulma, su voz firme, pero teñida de tristeza. —Lo supiste siempre, sabías que esto pasaría— no pudo evitarlo, sus recuerdos le hacían sentir una extraña mezcla de venganza y tristeza, mientras sus palabras daban la estocada final a ellos dos.
Vegeta apretó los puños, sintiendo una mezcla de ira y desesperación oculta siempre oculta en su interior. Había hecho cosas terribles, la había rechazado innumerables veces, y ahora, cuando finalmente reconocía sus propios sentimientos, la estaba perdiendo. Pero Bulma al recordar ahora absolutamente todo, tenía presente las desgracias y maldades de aquel que tenía en frente como también aquellos cambios y repentinos sentimientos hacia ella.
—No digas más. —respondió con frialdad, su tono cortante como una hoja. —Si eso es lo que quieres, entonces vete. No te detendré—
Bulma dio un paso hacia él, sus ojos teñidos de cierta pena e incertidumbre —Vegeta, si en algo sirvio este tiempo juntos, por favor no más muertes, por favor, permite que todo vuelva a la normalidad y olvídate de todo, sobre todo... de el—
Pero él ya no podía escucharla. La frustración y la furia se arremolinaban en su interior, un torrente de emociones que amenazaban con desbordarse. Sus sentimientos por Bulma se convirtieron en algo humano, pero sus errores y su orgullo lo estaban condenado a este dolor.
—¿Esto se siente? ¿Esto querías que experimente? Al parecer los sentimientos que sienten los humanos si pueden llegar a transmitirse hacia los saiyajins— mencionó el sorprendiendo a la peliazul. —Es diferente a cualquier cosa que sentí antes, es extraño siento como si estuviera en el infierno ahora mismo—
Bulma no pudo envitar verlo con real impresión, sus ojos azules se abrieron grandememente entendiendo el peso de sus palabras. —Vegeta yo...—
—Ahora entiendo que mi lógica siempre fue cierta, los sentimientos son una basura, te hacen débil y te hacen sentir...— diciendo eso empuñó sus manos con fuerza omitiendo el continuar, —No necesitas hablar más— respondió con voz tensa. —¡Solo vete! —
Bulma retrocedió un paso, su corazón latía con fuerza, ahora que volvio a tener todo el conocimiento, su mismo ser la obligaba a ir por aquel y no mirar hacia atrás, sabía que no tenia opción, pero el dolor en los ojos de Vegeta le hizo cuestionarse por un instante. Sin embargo, sus sentimientos por Goku eran innegables, y no podía ignorarlos, sobre todo al saber que ella misma lo había lastimado.
—¡Vete ya! —
Ella lo observó por un momento más antes de girarse y salir corriendo hacia el jardin mientras desencapsulaba una de sus naves que se encontraban comprimidas en su reloj de muñeca, aquel sonido de despegue fue como un eco de su propia tortura. Vegeta la vio desaparecer, sintiendo cómo la tristeza se apoderaba de él.
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Goku estaba en el planeta del Kaio del Norte, intentando meditar en busca de una solución a sus problemas. Ya que, pesar de sus intentos por enfocarse en su entrenamiento, la imagen de Bulma seguía invadiendo sus pensamientos. Cada vez que intentaba olvidar, su rostro y su voz volvían a él, como un eco persistente.
—Kaiosama, no puedo dejar de pensar en eso... — Goku comenzó de repente llamando su atención, su voz era cargada de una inusual seriedad.
Kaiosama lo miró, comprendiendo el peso de sus palabras antes de que fueran pronunciadas.
—¿Quieres usar a Shenlong para borrar tus recuerdos de Bulma? —dijo Kaiosama, anticipando la pregunta.
Goku asintió lentamente. —Sí, creo que es la única manera de seguir adelante sin este tormento constante—
Mientras tanto, en la Tierra, Bulma estaba decidida a encontrar a Goku. Yendo a velocidad al templo de Kamisama, ya había ido a todos los lugares terrestres posibles, pero no había rastro. Entre sus pensamientos creía que después de todo lo que había pasado con Vegeta, tenía la esperanza de que las cosas se arreglaran, de que él iba a tomar otra decisión y con las esferas del dragon arreglarian lo que sea necesario, pero sobre todo necesitaba verlo y expresarle cuando lo sentia por sus palabras. Sus sentimientos estaban intactos por él y Goku tenia que saberlo.
Piccoro, siempre observador, notó la determinación en los ojos de Bulma, sin contar con el menudo atuendo de la cientifica un sueter que a las justas le cubria sus piernas —No podias venir algo más decente—
Bulma alzo una ceja con los brazos cruzados. —No sabia que podia incomodarte, pense que eras asexual—
—¡Qué dices, estas en el templo! En fin, Sé dónde está, pero llegar ahi no será fácil. Está en el planeta de Kaiosama, es casi imposible para una terricola como tu—
—¡Qué! Esta en el otro mundo— menciono ella empezando a analizar como podria legar ahí.
—Así es— respondio Picorro sin poder evitar verla con cierta desaprobación al ver su desparpajo al ucir su piel delante de todos.
—Definitivamente no hay posibilidad de que llegue ahí, tendré que esperar— musitó ella mirando su reloj de muñeca mientras con cierta resignación ingresaba a su nave. —Espero no sea demasiado tarde—
Al día siguiente en cápsula corp...
Piccoro decidio ir en busca de la peliazul, quien evidentemente ya habia puesto en conocimiento a todos sobre su recuperación, incluso visito Kame house, sintiendose aliviada de volver a ver a Rochi y no pudo evitar estar muy apenada por los hechos.
—Felizmente ya recuperaste tus recuerdos, vaya dolor de cabeza que nos hiciste pasar a todos—
—Lo sé, sobre todo a él, solo espero que pueda perdonarme—
—No va a ser fácil, Bulma, lo vi muy decidido—mencionó Piccoro cruzando los brazos con su mirada fija en la científica.
Bulma frunció el ceño, con un destello de preocupación en sus ojos. —¿Decidido? ¿Qué quieres decir? Pensé que le habías dicho que lo estaba buscando, por eso volvió, ¿o fue simple casualidad? —preguntó, alzando una ceja inquisitivamente.
Piccoro soltó un suspiro pesado, como si las palabras le costaran. —El no tiene idea que lo estás buscando, el quiere alejarse de ti, dijo que ya no iba a insistir —respondió, su voz baja pero firme.
El corazón de Bulma se encogió ante esas palabras, un estremecimiento recorriéndole la espalda. ¿Goku realmente había decidido alejarse? La idea le resultaba insoportable. —Ayúdame, por favor —dijo, su voz casi un susurro, cargada de una desesperación que rara vez mostraba.
Piccoro la miró con un dejo de compasión. Aunque su rostro solía ser imperturbable, en ese momento había una chispa de entendimiento. —Sabes que no puedo obligarlo a nada, Bulma. Pero tal vez... si te acercas, si le dices lo que sientes realmente... —hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas. —Aunque siendo sincero considero que esto le ha traido muchos problemas, él no es para estas cosas, Goku es mejor como un espiritu libre—
Bulma lo miro en desacuerdo. —No discutire eso contigo, no lo entenderias, solo dime donde esta, necesito encontrarlo— era imaginable que su poca paciencia reluzca de su carácter.
Piccoro cerró los ojos un momento, como si buscara en su mente. —La última vez que lo vi, estaba entrenando en las montañas al norte, ahí se encuentra ahora. Goku siempre busca la soledad cuando está conflictuado.
Bulma sintió una chispa de esperanza. —Gracias—dijo, decidida, mientras se giraba hacia la salida de su laboratorio.
Antes de que pudiera dar un paso, Piccoro extendió una mano, deteniéndola. —Bulma, solo recuerda... Goku es diferente. A veces, lo que necesita no es solo palabras, sino sentir la adrenalina de que no todo está perdido. Asegúrate de que sepa eso—
Bulma asintió nuevamente, más firme esta vez. —Lo haré. Gracias, Piccoro. —
Con eso, se retiro la bata dejandola caer en el suelo del grass y se dirigió a su nave de última generación, el corazón palpitando con una mezcla de temor y determinación. Tenía que encontrarlo, tenía que hablar con él y, sobre todo, hacerle entender cuánto significaba para ella.
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Bulma recorrió el árido desierto del norte, siguiendo desde su rastreador las cordenadas indicadas por Piccoro. El calor era sofocante y el paisaje desolador, pero nada podía detenerla. Finalmente, lo vio a lo lejos, una figura solitaria contra el horizonte. Su corazón latía con fuerza mientras se acercaba.
Sus pies tocaron el árido piso, corrió hasta donde se encontraba, sin embargo, el se mantenía de pie, mirando al cielo, inmóvil, totalmente enfocado en controlar su respiración despues de aquel encuentro en el infierno. Sin embargo, Goku se volvió hacia ella, sorprendido al principio, como si lo que tuviera delante de el solo fuera un fantasma, pero su expresión se endureció rápidamente cuando ella movio sus finos cabellos.
—Goku... —pronunció aquella peliazul, sintiendo un sinfín de emociones al estar frente a él nuevamente. Sin embargo, no pudo evitar verlo de arriba abajo, realmente conmocionada. Goku estaba con el torso desnudo, su piel blanca ahora ligeramente bronceada estaba marcada por cortes y moretones oscuros que acentuaban sus músculos definidos. Sangre seca y sudor cubrían su pecho y abdomen, dándole un aire salvaje y fiero.
Sus músculos tensos y poderosos mostraban signos de agotamiento, pero emanaban una fuerza inquebrantable. Los puños, llenos de sangre, aún estaban apretados, revelando la tensión de la batalla reciente. Respiraba con dificultad, su pecho subiendo y bajando rápidamente, cada respiración una prueba de su resistencia y fortaleza.
Su rostro, endurecido por la fatiga y el dolor, mantenía una expresión de determinación feroz. Los ojos, normalmente llenos de bondad, ahora brillaban con una mezcla de cansancio y amargura, un testimonio de la intensidad de su lucha. Una pequeña gota de sangre corría desde su frente, mezclándose con el sudor y cayendo lentamente por su mejilla. Su cabello, alborotado y cubierto de polvo, le daba un aire indómito y aún más atractivo.
Ella no dejaba de verlo ya que, a pesar de su estado herido, emanaba una presencia magnética y poderosa, la esencia misma de un guerrero indomable que había enfrentado grandes adversidades y aún estaba de pie, listo para cualquier cosa que pudiera venir... excepto... ella...
—¿Qué estás haciendo aquí, Bulma? —preguntó, con el tono más frío de lo que había pretendido.
Bulma dio un paso hacia él, sus ojos llenos de emoción al senrtir como su piel reclamaba por sentirlo. —Quiero que hablemos, he recuperado todos mis recuerdos— exclamó con firmeza, pero sintiendo cierto presentimiento.
—Así que finalmente decidiste recordar, ¿te forzaron a hacerlo o fue por decisión propia? —cuestionó en un tono cortante, tan fuera de lo común en él que la dejó desconcertada.
Bulma lo miró atentamente un instante y después vio hacia el piso mientras una mano colocaba en su cintura. —Vegeta me lo pidió—
Goku, al escuchar esa respuesta, sintió una oleada de ira y celos. Se acercó a ella rápidamente y la sostuvo firmemente de los brazos, obligándola a mirarlo. Sus ojos destellaban con una intensidad que Bulma nunca había visto antes.
—¿Vegeta tuvo que pedirte que recordaras? —espetó con un tono cargado de sarcasmo y amargura. —¡Dime, Bulma, ¿debo darle las gracias por hacer lo que tú no querías hacer por ti misma?!
Bulma intentó apartar la mirada, pero Goku la sostuvo con más fuerza, sus dedos apretándose en su piel.
—¡Responde! —gritó, su voz resonando en el vasto desierto. —¿De verdad fue necesario que él te lo pidiera para que finalmente te enfrentaras a lo que sientes? —
Bulma sintió perderse en sus ojos mientras la furia y la desesperación de Goku la envolvían. Sus palabras eran como puñaladas, cada una más profunda que la anterior. Ella trató de hablar, pero las palabras no salían, su voz ahogada por el torrente de emociones que la consumía.
—Goku... no me hagas esto...—intentó decir, su voz quebrándose.
Pero Goku no la dejó terminar, soltándola de golpe y dando un paso atrás, su expresión una mezcla de dolor y desilusión.
—Estoy aquí, necesito de ti, como tu de mi, esto va más alla de todo, nunca imagine que este rito saiyajin fuera tan fuerte como peligroso—
—¡Pero lo profanaste! te alejaste de mi, para ir con él ¡Puedo oler su asqueroro olor en ti!—dijo, su voz ahora más baja pero cargada de tristeza.
Ella al escuchar la forma en la que hablaba se estremeció, abrió sus ojos con incredulidad mientras una ola de miedo la gobernaba.
—¡Qué estás diciendo! Vegeta jamás pudo tocarme ni lo intento y a pesar de todo mi mente solo estaba en ti, era algo que jamás me dejo tranquila, no nos torturemos más por favor— diciendo eso se acercó a él y trató de tocarlo.
Goku retrocedió, apartándose de su mano como si su toque le quemara.
—¡No te acerques! —gruñó, su voz vibrando con una mezcla de rabia y celos. —¡No entiendes nada, Bulma! ¡No tienes idea de lo que me has hecho pasar! ¡No puedes simplemente venir aquí y esperar que todo se arregle con un 'lo siento'! —
Bulma titubeó, sus ojos llenos de incredulidad, pero Goku no se detuvo.
—¡Me obligaste a enfrentar estos sentimientos que nunca había sentido antes! —gritó, su rostro contorsionándose de enojo. —¡Me hiciste vulnerable, Bulma! ¡Y tomaste esa estupida decisión sin pensar en el daño que dejarías atrás! ¡Solo pensaste en ese maldito de Vegeta! ¡Te pedí que me esperaras y ni eso pudiste cumplir! Me obligaste a ver mi propia humillación—
Bulma trató de hablar, de explicarse, pero Goku levantó una mano para callarla.
—¡No quiero escucharte! —exclamó, su voz quebrándose momentáneamente. ¡No te acerques a mi nunca más! —Su voz se endureció, y su mirada, normalmente amable, ahora era gélida y llena de resentimiento.
Aquella lo miro sin saber que hacer, aquel se mostraba furioso, descontrolado, sin apice de tolerancia, y cada palabra la hacia sentir un inminente miedo a que tome una mala decisión y todo termine. Sin embargo y a pesar de todo podia sentir sus sentimientos vivos entre sus palabras y esa ola de celos que lo cegaba al actuar en su nombre y ella lo entendia porque ella era como él, hubiera hecho lo mismo o un peor... Asi que se elejo, camino en sentido contrario y se detuvo, el calor era sofocante a pesar de que se estaba ocultando el sol, asi que se retiro la chaqueta, giro a verlo y el mantenia la mirada engestada y abrumado.
Ella sabia que tenia poco tiempo antes que su espiritu impulsivo lo domine y se aleje de ella a la veloicidad de la luz, al fin de cuentas era saiyajin, todo era por instinto y victoria, sus sentimientos como los de ella estaban intactos, pero sus celos y posesión jugaban en contra.
Con un movimiento decidido, se desabrochó los primeros botones de su vestido, dejando al descubierto la piel ligeramente sudorosa por el calor, la fina linea entre sus senos, revelando que no tenia sujetador, sabía que su atractivo físico era una de las cosas que podía usar a su favor en ese momento crítico. Si él a pesar de eso, se alejaba, sabria que estaba en grandes problemas, tenia que jugarsela, y fue como si todo jugara a su favor un refrescante viendo roso su piel, levantando sagazmente su vestido, revelando sus hermosas piernas, ella noto cómo sus ojos, aunque aún llenos de furia, se desviaban hacia su figura.
—¿De verdad quieres que me aleje? —susurró, su voz ahora más suave, casi seductora, mientras sus dedos rozaban suavemente la tela de su propia blusa, jugando con el borde.
La confusión en su rostro era evidente, y ella aprovechó ese momento de duda. Caminó hacia él con pasos lentos, asegurándose de mantener contacto visual.
—¿Por qué no lo comprubas por ti mismo? —
—Bulma, no entiendes. Cada vez que pienso en ti, es como si una herida se abriera de nuevo. Me he convertido el alguien distinto, parezco un demente, un suicida con cada cosa que hago, y quiero dejar de sentir esto, ya no quiero sentirlo más —Goku apartó la mirada, su voz temblando ligeramente.
Ella al escuchar sus palabras se quedo en silencio, afectada por aquellos sentimiento que nunca quiso que el sintiera, menos siendo ella la responsable. Sin embargo, aquel la miro nuevamente esta vez cargado de una expresion que ella no entendió. Ella solo lo observo fijamente mientras su cabello azul por el ligero viendo se movia hacia un lado.
—Está bien, Goku, si eso es lo que quieres, me iré ahora mismo —dijo, aunque sus palabras eran una contradicción de lo que realmente sentía. El magnetismo entre ellos era innegable, una fuerza que iba más allá de sus conciencias y que los empujaba irresistiblemente el uno hacia el otro.
Sus ojos recorrieron su figura, cada línea y músculo, como si el resto del mundo se desvaneciera, dejando solo el hipnótico encanto de su presencia. A pesar de la complejidad de la situación, no podía evitar sentirse atraída por él, como si una fuerza invisible los uniera en un encuentro cargado de pasión y deseo. Su mirada era una invitación silenciosa, un desafío que él no podía ignorar.
Goku ladeo la cabeza algo incredulo de su propio desparpajo y su osadia. —¿Acaso no te importa? ¿No ves que puede ser peligroso? Nunca he estado tan enojado con alguien en mi vida como lo estoy contigo ahora mismo— menciono al entender sus intensiones.
—Solo te dejas llevar por un olor superficial, él no a poseido mi cuerpo, ¿Por qué no lo compruebas tu mismo? —
Aquel saiyajin empezo a respirar con cierta fuerza, tratando de controlar sus impetus ante aquella mujer. —Vengo de pelear en el inframundo, ¿sabes en quien pense cuando golpeaba cada cuerpo, para hacerlo pagar? ¡Quieres saber en quien! — menciono él acercandose a ella sin deshacer aquella expresión.
Ella lo miro fijamente, sintiendo al mismo tiempo como su corazón latia con fuerza y su deseo aumentaba.
—¿En mi? —
Goku, con la respiración entrecortada por la rabia, se plantó frente a Bulma, su mirada llena de furia. El aire entre ellos parecía cargado de una tensión palpable.
—Cuando estaba en el inframundo, cada golpe que daba estaba cargado con una sola idea en mente: tú. — Su voz se volvió más intensa, cada palabra cargada con enojo. — Tú, que te atreviste a irte con él. Cada vez que mi puño impactaba, te veía en mi mente, a ti con él. ¡No has visto ni la mitad de lo que soy capaz de hacer cuando realmente me gobierna la ira! —
Bulma, con una mezcla de desesperación y deseo en sus ojos, lo miró fijamente. No podía evitar la atracción que sentía por él, a pesar de la furia que Goku proyectaba. Se acercó lentamente, sin dejar de mantener su mirada en la de él. —Entonces, demuéstramelo. — Su voz sono adictiva, no solo de miedo, sino de una ansiosa expectativa. —Demuéstrame que realmente me pensaste, que soy tuya y que nadie más puede tenerme—
Goku, al escuchar sus palabras, sintió que su ira se transformaba en algo más visceral. Sus emociones estaban a flor de piel, y en lugar de desatar más su rabia, comenzó a acercarse a ella con una intensidad casi peligrosa. Su voz se volvió un susurro bajo y cargado de deseo.
—¿Es eso lo que quieres? ¿Que me deje llevar por esta furia y te muestre exactamente cómo te he imaginado? — Sus labios estaban tan cerca de los de ella que podía sentir su respiración. — No me voy a controlar si descubro que me mientes—
Ella simplemente sonrio de lado, hasta que sintio como aquel la sujteo con fuerza, pego su cuerpo al de él y empezo a oler su cuello, la brusqueda de sus toques demostraba su ironia y su fastidio ante aquel olor que persivia. —¡Este no es mi olor! — musito con hastio mientras seguia en la bruquedad de sus toques.
—Mucho tiempo sin ti, es solo el olor de las prendas, es solo superficial— respondio ella al sentirse como una muñeca de trapo, jalada de un lado a otro, tocada sin la menos delicadeza, pero con la posesión que solo sus manos podian transmitir.
—¡Detesto este olor, lo detesto! —Grito Goku alejandose de ella. —Me estoy enojando más, no quiero lastimarte—
Ella lo vio fijamente. Él le devolvio la mirada.
Bulma, aún afectada por la brusquedad de sus toques, se enderezó lentamente, sus labios curvándose en una sonrisa que no escondía ni un ápice de su deseo. La forma en que la miraba Goku, con esa mezcla de ira y pasión, sólo avivaba su propio fuego interno.
—Si es solo el olor de las prendas lo que te molesta... — su voz era un susurro sensual, cargado de desafío y provocación —entonces me deshago de ellas— diciendo eso desbotono por completo el vestido.
Goku la miró con una intensidad feroz, sus ojos ardían con la promesa de algo que estaba a punto de estallar. La distancia entre ellos parecía desvanecerse, sus cuerpos atraídos por una fuerza invisible. Su respiración era pesada, cada inhalación cargada del deseo que luchaba por salir.
—No... —murmuró Goku, su voz quebrada, mientras daba un paso hacia ella. —No puedo dejar que esto siga así. Si me dejo llevar... no quiero arrepentirme—
—¿Qué haras? — insinuo Bulma en un desteyo de desafio.
Goku sintió que su control se desmoronaba, su mano extendiéndose hacia ella con una desesperación casi palpable. La cercanía de su cuerpo y el calor de su piel estaban demasiado cerca, y él luchaba por mantener alguna semblanza de autocontrol. Pero al mirarla, con esa expresión de desafío y deseo, supo que ya era demasiado tarde.
Ambos se encontraron en un torbellino de deseo desenfrenado, sus labios chocando con una urgencia que parecía más allá de lo físico. Sin embargo, la forma en que Goku la tocaba era diferente esta vez, con una brutalidad que insinuaba un derecho salvaje, como si reclamara algo que sentía le pertenecía. Cada caricia suya, cada roce era brusco, cargado de una intensidad que empezaba a herir a Bulma.
—Goku, por favor, espera... —su voz temblaba con un entrecortado deseo, pero él estaba completamente consumido por una tormenta de ira y deseo. No podía escucharla, su mente era un caos de furia, la sensación del cuerpo de Bulma bajo sus manos un campo de batalla interno entre su odio y su necesidad.
Era como si, en ese momento, Goku hubiera perdido su racionalidad, transformado en un animal salvaje y feroz. Sus movimientos eran brutales, casi animalescos, moviéndose con una mezcla de furia y posesión. La arena bajo ellos era testigo de su lucha interna mientras él la empujaba sin piedad. Bulma, a pesar del dolor que sentía por su tosca forma de tocarla, se encontraba tendida sobre la arena, permitiendo que él tuviera acceso a su cuerpo, sabiendo lo que probablemente vendría.
Ella cerró los ojos y se dejó llevar por el caos, sintiendo cómo él detenia su desenfrenado movimiento y olfateaba cada rincón de su piel, explorando sus senos, su torso, su vientre. La forma en que él levantó y abrió sus piernas, inspeccionando cada parte de su cuerpo con un toque áspero, hizo que su expresión de sumisión se transformara en una de furia contenida. La humillación se hizo palpable cuando, al comprobar que no había sido profanada, su expresión endurecida comenzó a desmoronarse.
Bulma, herida y furiosa, se alejó de él tan pronto como él la soltó. Su piel quemaba por el toque rudo, y sus estremecimientos eran un claro recordatorio de la brutalidad que había soportado. Con el vestido rasgado, ella se incorporó con dificultad, su enojo era desbordante.
—¡Eres un idiota, un salvaje, un animal! —lo reprendió con voz furiosa, mientras intentaba recomponerse y cubrirse con lo que le quedaba de su vestido. Sus palabras estaban llenas de indignación, cada sílaba por la manera en que él había tratado su cuerpo y su dignidad.
Goku, aún agitado y con la respiración entrecortada, observó a Bulma mientras ella intentaba recomponerse, su mirada llena de una mezcla de culpa y confusión. La ferocidad que había mostrado se desvanecía lentamente, dando paso a una sombra de arrepentimiento.
—Bulma... —su voz era una mezcla de rabia y desesperación, la mirada fija en ella con una intensidad que reflejaba su tormento interno. —Lo siento, no quería... no quería hacerte daño, me dejé llevar por una furia que ni siquiera puedo controlar—susurró, la culpa evidente en cada palabra.
Goku se detuvo a unos pasos de ella, esperando una respuesta, temiendo la posibilidad de que la ruptura entre ellos fuera irreversible.
—¡No te atrevas a hablarme ahora! —exclamó Bulma, su voz cargada de furia. —Has arruinado todo, lo que había de especial en ese momento se desvaneció por tu brutalidad—
Goku, con una expresión confusa y abatida, intentó defenderse.—¿Momento? ¡Tú sabías exactamente lo que estaba sintiendo! —replicó él, —Sabias que estaba muy enojado—
Bulma lo miró con una mezcla de rabia y desilusión.
—¿Ya sabes que no te he sido infiel? —su voz era un grito lleno de amargura —Ahora que has comprobado lo que querías, ¡déjame en paz! — diciendo eso, empezo a ir hacia su nave.
Goku sintió una oleada de emociones que lo abrumaban. La rabia, la desesperación y la necesidad de huir peleaban con sus sentimientos hacia la científica. Con un grito de frustración, se apartó de ella, emprendiendo el vuelo con una velocidad desesperada, dejando a Bulma con la ira de aquella nueva discusión.
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Vegeta... aquel saiayajin levantó la vista al cielo, su energía estaba comenzando a acumularse en su interior. No podía dejar que la frustración lo consumiera, pero la ansiedad era insoportable. Su deseo de destrucción crecía con cada segundo, alimentado por la pérdida y la impotencia.
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A ciertos kilometros de distancia. "Qué he hecho?" Goku se cuestionaba, su mente atrapada en un vórtice de emociones. De pronto se detuvo en el acto mientras la rafaga de viento movia sus cabellos. "No quería herirla así... "
El viento azotaba su rostro, mientras poco a poco sentia como la furia y la desesperación que ardían en su interior disminuia despues de aquel encuentro, recordo su cuerpo, su piel, y como poseerla nuevamente lo alivio grandemente, aunque su trato fue el peor, no pudo negar que saberla solo suya lo desperto. "¡Que demonios he hecho!"
De repente, un sentimiento de arrepentimiento lo golpeó con fuerza. "No debí haberle dicho todo eso."
Sin embargo, cuando Goku intentó localizar su ki, no pudo ya que fue intempestivamente interrumpido por Krilin.
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Aquel espacio era demasiado grande, aquel silencio demasiado aburrido, vio con desgradado todo a su paso y con un grito de furia, Vegeta liberó su energía en un estallido devastador, destruyendo todo a su alrededor. Era una manifestación de su tormento interno, un intento desesperado de liberar la angustia que lo estaba destrozando.
Cuando el polvo finalmente se asentó, Vegeta cayó de rodillas, jadeando. El vacío en su pecho seguía allí, inamovible. Ella se había ido y a pesar de que tuvo cierta confianza o irónicamente alguna esperanza, nunca regresaria, aquel príncipe empezó a caminar entre los escombros y ver que la nada al final solo daba soledad, se imaginó lo que ahora podía hacer con su poder, conquistar mundos, recuperar poderío universal, tener grandes batallas, pero su suerte estaba en su contra, a ver tenido a aquella mujer libre de cuestionamientos, libre de ataduras sentimentales, lo hizo enamorarse y sin ella ahora mismo nada se veía mejor.
Continuara...
Y... ¿les gusto? Diganmelo! posdata amoo su reviews! dejenme más si! besos
AMAPOL
