¡Hola!
Advertencia: Lemon explicito.
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Goku y Bulma descendieron suavemente hasta la arena, su llegada desató una serie de murmullos y suspiros de asombro entre sus amigos. Aquel guerrero, siempre tan reservado y ajeno a cualquier muestra de afecto, sostenía ahora a Bulma con una ternura y seguridad inéditas. Sus manos no se separaban, y las miradas compartidas eran tan intensas que irradiaban una especie de aura que envolvía a ambos.
La fiesta, que se había detenido en un instante de sorpresa, recuperó su ritmo a medida que las sonrisas y los aplausos se expandían entre el grupo. Yamcha, quien había estado observando la escena desde un rincón, sintió una mezcla de nostalgia. Había conocido a Bulma en sus años más jóvenes, y aunque su relación había tenido muchos altibajos, jamás se imagino perderla, sin embargo, solo le quedaba suspirar y mostrar una sonrisa sincera.
Krilin, por su parte, no podía evitar reírse de pura felicidad. Había compartido tantas aventuras con ambos, había sido testigo de tantos momentos caóticos y también de una tensión silenciosa que había perdurado durante años. Ahora todo tenia sentido, siempre entre ellos hubo algo, que tarde o temprano se evidenciaria... — Goku, ¡¿quién lo diría?! Con Bulma... ¡Wow! Esto sí que es alucinante. Pero se ven tan bien juntos... Es como si hubieran encontrado algo que ni siquiera sabían que estaban buscando. Me alegra por ellos, de verdad". —
Roshi, observando la escena desde una silla con una bebida en la mano, alzó una ceja, su mirada traviesa brillando más intensamente que nunca. — "¡Vaya, vaya! ¡Nuestro Goku convertido en un Casanova! Nunca pensé que viviría para ver esto... —
— ¿Usted lo cree maestro? — cuestiono Krilin siguiendo la conversación.
— Esto lo hizo Bulma, ella es para él, siempre tan irresistible. Y él... ese chico siempre fue especial, siempre tuvo un corazón puro. Quizás fue cuestión de tiempo que alguien como Bulma lograra romper esa coraza de ingenuidad— respondio Rochi.
Y entonces 18 sonrió ante sus palabras, apoyada en una pared con los brazos cruzados, observando cada gesto, cada caricia compartida entre ellos. Había sido testigo de cómo Goku se comportaba con todos sus amigos, cómo siempre se mantenía a un lado en situaciones sentimentales, su mente siempre enfocada en el combate, en proteger a los demás. Pero ahora, verlo sosteniendo a Bulma, tan cerca, tan posesivo en su abrazo, besando suavemente su cuello mientras ella reía, era... impactante. — Bueno, quién diría que Goku podía ser tan... humano. No es la máquina de lucha que siempre pensé. Es como si, finalmente, hubiera encontrado algo más que lo mantuviera aquí, algo que lo ancle a este mundo—
Todos se miraron entre si, no les quedaba más que beber en un brindis silencioso al no poder evitar sentirse atraidos por esa conexión... Mientras tanto, Goku, ajeno a todas esas miradas, se inclinó hacia Bulma, susurrándole algo al oído que la hizo estallar en una risa melodiosa. Ella se giró, tomando su rostro entre las manos, y lo besó con esa misma pasión desenfrenada que la caracterizaba. Sus labios se encontraron, suaves al principio, pero pronto intensificándose, como si no pudieran contener toda la emoción y el deseo que compartían.
Todos a su alrededor miraban, algunos con sonrisas, otros con ojos llenos de sorpresa. Ver a Goku así, tan profundamente enamorado, era un espectáculo en sí mismo. Él, quien siempre había sido el ejemplo de concentración y disciplina ahora se dejaba llevar por sus emociones, besando a Bulma sin preocuparse por quién los miraba, acariciando su espalda con una devoción que jamás habían imaginado ver en él.
—Nos estan mirando — menciono Bulma con una sonrisa llena de picardia, mientras tomaba otro sorbo de vino.
Goku solto una sonrisa entre divertida y algo avergonzada, pero sus ojos seguían fijos en los de Bulma, completamente hechizado por su cercanía. Su mano aún estaba en su cintura, y sin darse cuenta, sus dedos trazaban círculos suaves en su piel. Pero en cuanto notó que todos los miraban, la realidad lo golpeó como una ráfaga de viento frío.
Goku, quien siempre había sido tan ajeno a los gestos públicos de afecto, se sonrojó profundamente. Su corazón latía con fuerza, no por la pasión del momento, sino por la repentina sensación de exposición. Se había dejado llevar completamente, como nunca antes. Los otros estaban ahí, observando, siendo testigos de algo que, hasta ese momento, había sido solo de ellos dos.
—Si, nos están mirando... —repitió en voz baja, como si acabara de procesar completamente la situación. Sus ojos se desviaron nerviosamente, y soltó una pequeña risa incómoda, sin poder ocultar el rubor que subía por su cuello.
Bulma lo miraba, divertida, sin dejar de sonreír. Sabía que, para él, todo esto era nuevo, y ese pequeño pudor solo lo hacía más encantador. Se inclinó hacia él, rozando sus labios contra su mejilla, en un gesto suave y juguetón.
—No te preocupes, Goku —murmuró, su voz suave y cálida. —Ellos entienden—
Goku la miró con una mezcla de agradecimiento y algo de disculpa, apartando suavemente su mano de su cintura, como si de repente no supiera qué hacer con ella. Respiró hondo, tratando de calmar el calor que sentía en el rostro, y finalmente habló:
—Lo siento, Bulma... —susurró, entrecerrando los ojos mientras bajaba un poco la cabeza, todavía con un leve tono rojizo en las mejillas—. Es que... ha pasado mucho tiempo. No recuerdo la última vez que estuvimos así, tan cerca. —
Bulma lo miró fijamente, acariciando suavemente su mejilla, trazando el contorno de su mandíbula con los dedos. Se mordió el labio, dejando escapar una pequeña risa.
—Goku, no tienes que disculparte por eso —dijo ella, con ese tono juguetón que lo volvía loco.
Él asintió, un poco más tranquilo, aunque aún incómodo. Sentía las miradas sobre ellos, pero al mismo tiempo, estaba agradecido de tenerla a su lado, de poder compartir este momento con ella, aunque fuera algo que nunca había imaginado hacer frente a los demás
—Es solo que... —dudó por un momento, buscando las palabras correctas. —estar aquí contigo me hace sentir... diferente. Pero no estoy acostumbrado a que los demás nos vean así. —
Ella sonrio, tomo otro sorbo de vino y ladeo su cabeza, mirandolo atentamente... —Sabes, creo que nunca te lo he dicho, pero eres hermoso, eres hermoso Goku—
Goku la miró, sus ojos se agrandaron un poco, casi como si no pudiera procesar lo que acababa de escuchar. Bulma había dicho muchas cosas a lo largo de los años, pero "hermoso" no era una palabra que se hubiera imaginado alguna vez dirigida hacia él. Su sonrisa avergonzada creció, y sus mejillas se tornaron de un rojo más intenso.
—¿Yo? —preguntó, casi tartamudeando, con esa mezcla de incredulidad y timidez que rara vez mostraba—. ¿Hermoso? No sé si eso... —Goku rió nerviosamente y se rascó la nuca, un gesto característico de él cuando no sabía cómo reaccionar— Tú eres la hermosa, Bulma. Yo solo soy... bueno, ya sabes, soy solo yo. —
Bulma lo miró con una sonrisa tierna pero juguetona, acercándose un poco más a él, lo suficiente para sentir su calor, para ver cada detalle de su rostro bajo las luces de la fiesta.
—Sí, tú —respondió ella suavemente, sus ojos azules brillando con una intensidad que lo desarmaba— Eres más que eso, Goku. Lo que tienes, esa pureza, esa fuerza... —sus dedos recorrieron el borde de su mandíbula, trazando su contorno con un toque suave y firme al mismo tiempo—. Es algo que no muchos tienen. Y sí, eres hermoso. Hermoso de una manera que no puedo explicarlo, pero es lo que me hace sentir así cada vez que te veo—
Él tragó saliva. Las palabras de Bulma resonaban en su mente, golpeándolo con la misma intensidad que ella le generaba. Había peleado contra los guerreros más poderosos del universo, había salvado planetas... pero esto, lo que estaba ocurriendo en ese instante, lo hacía sentir más vulnerable de lo que nunca se había sentido en una batalla.
—Bulma... —dijo su nombre, apenas un susurro, mientras se inclinaba hacia ella, incapaz de resistir la necesidad de estar más cerca. Su frente se apoyó contra la suya, sus labios apenas a milímetros de distancia, y en ese momento, todo lo demás desapareció. Las miradas, la fiesta, los amigos... no importaba. Solo ella, solo ellos dos.
—Nunca pensé que pasaría esto —murmuró ella sin poder evitar el impulso de darle un beso, con una risa suave. —El gran Goku, todo valiente y... hermoso, siendo para mi, un día pense que habia perdido mi oportunidad— menciono ella mirando hacia el piso.
Goku la miro extrañado y sorprendido. —¿Tu pensaste eso, sobre mi?—
Bulma asintio con una mirada profunda mientras sus pensamientos la transportaban hacia ese momento.
—¿Cuándo? ¿Dime cuando?—cuestiono él con un interes que necesitaba respuesta.
—Bueno fue hace mucho, en namekusein— menciono ella sintiendo que el alcohol la estaba haciendo hablar de más...
—Nunce me di cuenta de eso— dijo él, con una sinceridad que solo Goku podía mostrar. Había algo en su tono que indicaba que no estaba del todo seguro de cómo manejar lo que acababa de escuchar.
—Nunca te hubieras dado cuenta, yo sabia disimular muy bien en esos tiempos— respondio tomando otro sorbo de vino.
Goku la miraba, intentando comprender lo que estaba escuchando. Había algo profundamente desconcertante en esas palabras, algo que no cuadraba con lo que él siempre había pensado sobre su relación con Bulma. Habían sido amigos durante tanto tiempo, compañeros de aventuras y aliados en situaciones imposibles. Pero, ¿ella había sentido algo por él en Namekusein? No podía haberlo imaginado.
—Nunca pensé que... —Goku comenzó, sus palabras saliendo lentamente, mientras procesaba la revelación—. Nunca pensé que me veías de esa manera, Bulma. —Su voz temblaba ligeramente con una mezcla de sorpresa y cierta timidez que no solía mostrarse—. Yo siempre pensé que tú y yo éramos... no sé, solo amigos, y solo me veias de esa forma. —
Bulma lo miró, sus labios curvándose en una leve sonrisa mientras jugaba con su copa, evitando su mirada por un segundo. El calor del vino la hacía sentirse más valiente de lo habitual, y por eso estaba hablando, dejando salir cosas que jamás había pensado confesar.
—Goku —dijo ella suavemente—. Fue solo una idea fugaz. No es que estuviera enamorada de ti en ese momento, pero... había algo en ti, algo que me hizo preguntarme. Me hiciste sentir curiosa, me hiciste sentir... diferente. Eras tan inocente, tan puro en todo lo que hacías, y en Namekusein, cuando estabas luchando para salvarnos a todos... —Se detuvo, tomando aire, casi avergonzada de lo que estaba a punto de decir—. No pude evitar pensar en cómo sería estar más cerca de ti, más que solo como amigos. —
Goku la miró en silencio, sus ojos mostrando una mezcla de sorpresa y, por primera vez, un entendimiento que nunca antes había tenido.
—No lo sabía... —murmuró Goku, todavía asimilando la revelación. Pero algo en su interior pareció cambiar, como si de repente se rompiera un creencia que siempre había estado ahí. —Bulma, siempre creí que no tendría ninguna posibilidad contigo— La sinceridad en sus palabras lo sorprendió incluso a él. No era alguien que soliera detenerse a pensar en esas cosas, pero en ese momento, parecía que estaba dejando salir algo profundo, algo que había guardado por mucho tiempo— Siempre te vi tan inteligente, tan brillante... tan fuera de mi alcance. Yo, en cambio... bueno, solo soy yo. No pensé que pudiera estar a la altura de lo que tú necesitas. —
Bulma lo miró sorprendida, viendo una vulnerabilidad en Goku que rara vez expresaba. —¿Tú? —preguntó ella, incrédula—. ¿Tú pensaste que no tenías una oportunidad conmigo? Goku, por favor, ¿acaso no recuerdas quien eres? siempre fuiste más que suficiente. Eres increíble, y siempre lo has sido. Solo... nunca hice nada al respecto, hasta que era demasiado tarde. —
—Para mí, también era tarde —dijo él, su voz más baja ahora, como si se estuviera sincerando consigo mismo tanto como con ella—. Me di por vencido antes de intentarlo. Ya estabas con Vegeta, y yo... simplemente pensé que estaba fuera de mi alcance. —
La mirada de Bulma se suavizó mientras dejaba su copa a un lado y lo miraba con ojos llenos de empatía. Sabía que había algo más profundo en esa confesión, algo que tal vez él nunca hubiera compartido de no haber sido por el ambiente íntimo de la noche, y quizá un poco del efecto del vino.
—Jamás hubiera creido que si quiera eso estaba en tus pensamientos... pero ahora somos tu y yo... — menciono ella.
—Bulma, con esto ahora tengo claro algo... siempre fuiste mia, siempre— su voz era baja, pero cargada de una firmeza que no dejaba lugar a dudas. Para él, todo lo que había sucedido entre ellos, cada mirada, cada momento compartido bueno o malo, culminaba en esta verdad innegable. Aunque había tardado en comprenderlo, ahora estaba seguro de algo: su conexión con ella había estado allí todo el tiempo, esperándolo para descubrirlo.
En ese momento, uno de los meseros, cargando una bandeja con copas llenas, se acercó y le ofreció una a Bulma. —¡Otra más para ti! Esta está especialmente preparada. —
Bulma estiró la mano, emocionada, pero antes de que pudiera tomar la copa, Goku se interpuso suavemente. —No, gracias —dijo con firmeza, levantando la mano para detener al mesero. El hombre asintió y se alejó, un poco confundido.
Bulma lo miró con los labios fruncidos, haciendo un adorable puchero. —¿Por qué no me dejas, Goku? ¡Esto es una fiesta! —
Él se inclinó, acercando sus labios al oído de ella, su voz grave y cargada de intención. —Porque quiero que te acuerdes de todo lo que va a pasar esta noche, Bulma... —susurró, haciendo que un escalofrío recorriera su cuerpo—. Y prefiero que vayamos a un lugar donde podamos estar solo los dos.
Los ojos de Bulma se iluminaron con una mezcla de picardia e intención. —¿Solo tú y yo? —repitió, su tono casi travieso—. ¿Qué planeas hacerme, Son Goku? —
Goku la miró con intensidad, sus pupilas fijas en las de ella, y sin decir una palabra más, la tomó de la mano. Con un movimiento rápido y discreto, la condujo hacia la casa, alejándose de la multitud sin que nadie se diera cuenta. Cruzaron el pasillo hasta llegar a una de las habitaciones que daban hacia la terraza, cerrando la puerta tras ellos.
Bulma, con la respiración agitada por la emoción, se dejó caer contra la pared, sus ojos fijos en los de él. —¿Y ahora qué? —preguntó, su voz como un murmullo provocativo mientras se mordía ligeramente el labio inferior—. ¿Qué tienes en mente, Goku? —
—¿Estás bien? —preguntó, inclinándose un poco para mirarla directamente a los ojos.
Aquella peliazul lo miro atentamente... —Algo ebria... lo siento— menciono llevándose una mano al rostro para intentar ocultar el sonrojo.
—Tal vez... ya no deberías beber más, ¿no crees? —sugirió en voz baja, con un tono sigiloso y protector.
—Ya no beberé, quiero estar consciente para todo lo que te voy a hacer— menciono ella mordiendose los labios...
Goku negó con la cabeza, divertido. —No quiero que te sientas mal después... ¿Qué tal si mejor vamos a un lugar más tranquilo, para tener un poco de privacidad? —
—¿Qué planeas hacer conmigo? — cuestiono ella sintiendo aquella tensión sexual en el aire.
Él se acercó, colocando ambas manos a los lados de su cabeza, atrapándola suavemente contra la pared. Sus labios rozaron los de ella apenas un instante, creando una tensión palpable. —Lo que quiera la mujer más hermosa de esta fiesta —susurró, mirándola con un deseo que le quemaba el pecho.
Bulma se rió suavemente, sus dedos recorriendo el cuello de Goku, trazando un camino hasta su nuca, donde se enredaron en su cabello. —Oh, Son Goku... —murmuró con un tono juguetón—. ¿Y si te digo que lo único que quiero es a ti, aquí y ahora? —
Goku tragó saliva, su cuerpo reaccionando ante las palabras y la cercanía de Bulma. La besó, esta vez con una pasión desbordada, como si todo el autocontrol que siempre había mantenido se rompiera en ese instante. Sus manos se deslizaron por la cintura de ella, acercándola más a su cuerpo mientras el beso se profundizaba, explorando cada rincón de sus labios.
—Quiero estar contigo... —dijo Goku entre besos, su voz ronca por el deseo contenido—. Pero no aquí... Quiero llevarte a un lugar donde solo estemos tú y yo, sin nadie más. —
Aquella peliazul tenia otros planes, la impulsividad que le daba el alcohol la hacia pensar menos y actuar más, se moria de deseo por él y lo que menos le interesaba era perder esa tensión desbordante de placer en aquel lugar donde podrian ser descubiertos, era como un hilo de peligro que tanto le excitaba.
Sin darle más espacio a las palabras volvio a besar a Goku esta vez introduciendo su lengua con pasión desbordante, generando fluidos salivales que se veian explicitos cada vez que tomaban cierto respiro, Goku dispuesto a teletransportarse coloco sus dedos sobre su frente, pero Bulma rapidamente los retiro, impidiendo su concentración y la salida rapida de aquel lugar, ante la sorpresa de él, solo atino a alejarlo con un pequeño empujon para que le de más espacio. El se quedo espectante, tratando de entender su intensión.
Pero Bulma, con varias copas de vino encima desprendia pura osadia, fuera del control de sus propios actos, seductoramente levanto su vestido y lentamente empezo a deslizar entre sus piernas su ropa interior, aquel hilo dental que apretaba sus gluteos, ya en sus manos, simplemente se lo avento a él, quien rapidamente lo sostuvo entre sus manos...
Ella queria darle un gran espectaculo, asi que antes de que el se acerque, ella bajo su mano hacia su abdomen, levantandose más su vestido para descubrir su deliciosa pelvis, y sin reparo alguno, empezo a tocarse, empezo a masturbarse, con cierta intensidad mientras sus ojos no se apartaban de los de él, quien no podia con aquella escena, al verse demasiado perturbado porque aquello lo excitaba demasiado, ella empezo a gemir, sobre todo adrede al saber que la musica del fondo era su escondite perfecto a sus alaridos de placer.
Goku sabia como era ella, lo provocativa e intensa, era un fuego sexual andante, que parecia no saciarse, pero el con ella habia descubierto que también tenia otra faceta que le generaba vehemencia, y era esa... el sexo explicito, el sexo duro y adictivo que ella sabia darle, que lo tenia loco, con detalle observaba como la delicada mano de ella tocaba sin pudor su vulva, sus senos, y sus mejillas acaloradas le delantaban el placer que ella misma se estaba produciendo, pero él ya no tenia más control... el necesitaba tener para si lo que tanto acariciaba...
Asi que jalando con cierta brusquedad hacia él, producto de su impaciencia, la avento contra la cama, de quien era esa habitación, ahora era lo que menos tenian en mente y no les importaba, Bulma lo miro con deseo mordiendose los labios y en un arrebato de provocación, abrio sus piernas completamente para darle tremendo espectaculo, Goku cayo arrodillado frente a semejante visión, jalo sus piernas sobre sus hombros, y empezo...
Bulma sentia como el placer invadia su cuerpo, Goku deslizaba su lengua entre sus labios y apretaba sutilmente su clitoris, ella no podia dejar de gemir, mientras con sus manos sostenia los cabellos del saiyajin y apretaba más su cara a su intimidad...
—Estas muy mojada— menciono Goku mientras seguia deleitandose en ella, Bulma se arqueaba porque aquel placer la estaba desbordando...
En eso cuando noto que ella ya no podia más... decidió cambiar de posición, Goku fue subiendo por su abdomen, su torso y llego a sus senos, posicionandose entre sus piernas, empezo a penetrarla mientras acariciaba sus senos, los tocaba y lamia, con pasión...
Bulma gemia mientras lo veia fijamente, permitiendose lamer sus labios y dejar su boca semi abierta al sentir el impacto de su miembro erecto...
—Me encanta como lo tienes— menciono ella producto de su excitación.
—Asi... Y ¿Cómo lo tengo? — pregunto juguetonamente él, su respiración jadeante, rapidamente la giró y empezaba a darle en otra posición, mientras sostenia su rostro con firmeza y se besaban...
—Lo tienes duro, demasiado grande y perfecto—
—Pero te acoplas muy bien— respondio él jalandola del cabello para darle con mayor fuerza desde aquella posición donde su miembro estaba entre sus gluteos...
Los dos eran fuego, quemaban... no podian detenerse, estaban ansiosos, desesperados, y no paraban, no querian hacerlo, pero en eso, Goku sintio como ciertas energias conocidas se acercaban a su ubicación, deteniendose en el acto.
—Bulma, dime... ¿Trunks esta en tu casa? —
Ella con el rostro sudoroso, lo miro agitada. —No, hoy se fue a un zafari, en un campamento... ¿Por qué? —
Pero la respuesta no llego, rapidamente Goku la levanto de la cama y coloco sus manos en su frente y ambos desaparecieron...
En ese preciso momento, la puerta de aquella habitación se abria y la luz se prendia de golpe, era Krilin, quien con numero 18 habian decidido retirar unas chaquetas, sin embargo lo que vieron los dejo de piedra, la cama estaba destendida, como si cuerpos hubieran estado saltando sobre ella, y las prendas de Bulma estaban sobre el suelo...
Krilin no pudo con la impresión al sentir sus mejillas acalorarse y 18 abrir sus ojos con real sorpresa, incredula de sus propias deducciones.
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Goku aparecio en aquella conocida habitación. Bulma miro a su alrededor y supo de inmediato donde se encontraban...
—Ahora entiendo— menciono ella al reconocer su propia habitación.
Goku, sin perder tiempo, se acercó a ella, su mirada llena de deseo y determinación. La atrajo hacia él con un movimiento firme, sintiendo cómo su cuerpo respondía a su cercanía.
—Aún no hemos terminado —mencionó, su voz cargada de urgencia, como si cada palabra fuera un reto.
Bulma, sintiendo la electricidad entre ellos, se dejó caer sobre la cama, su cuerpo relajándose en un gesto provocador.
—Hoy quiero mucho de ti —declaró ella, sus ojos ardían con una pasión que lo invitaba a perderse en ella.
Goku se inclinó, acercandose a ella, la respiración entrecortada por la intensidad del momento. —No puedo esperar más —susurró, su voz temblando de deseo—. Cada instante lejos de ti me ha dejado con ganas de más. —
Los labios de Bulma se curvaron en una sonrisa traviesa, y la invitación en su mirada era inconfundible.
—Entonces ven, Goku. Estoy lista para marcar mi nombre en tu cuerpo —dijo, su voz un suave ronroneo lleno de deseo e intención.
—Bulma eres fantastica —murmuró entre besos, incapaz de contenerse mientras su pasión se desbordaba... pero ella estaba dispuesta a marcarlo.
Rapidamente, lo echo contra la cama, y ella ahora se deslizo entre su cuerpo con besos seductores, lamiendo cada musculo marcado de su abdomen, hasta que por fin llego a aquel miembro que gritaba por atención...
Goku no pudo evitar rugir... desvanecerse del placer que la lengua de ella le producia... las constantes corridas y como bajaba hacia sus testiculos y se los devoraba a pesar de no caber en su boca... no le daba tregua, ella solo queria que el vibre de placer... cuando el ya no podia resistirse más, emitio un gemido de placer estrepitoso, dejando que su escencia toque la fina piel del rostro de la peliazul, ella sonrio maliciosamente...
El respiraba agitadamente... —Eres deliciosa y demasiado atractiva—
Bulma lo miro atentamente... —Aun quiero más, me has vuelto una adicta, solo quiero más— menciono posicionandose sobre el, dandole una gran visión de sus redondos senos.
Goku sonrio ansioso. —Sabes lo vehemente que soy cuando quiero algo, tampoco puedo parar, solo quiero más, más de ti— diciendo eso, se posiciono permitiendo que su miembro nuevamente erecto este dentro de ella, permitiendo que ella pueda empezar a moverse freneticamente...
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El sol se filtraba débilmente a través de las cortinas, iluminando la habitación de Bulma con una suave luz matutina. El lugar estaba en completo silencio, salvo por el murmullo distante de los pájaros que anunciaban un nuevo día. De repente, un gemido suave rompió la quietud. Bulma abrió los ojos con una mueca de dolor, llevándose la mano a la cabeza. Un ligero mareo y la sensación de resequedad en la boca le recordaron que había bebido más de la cuenta la noche anterior. Trató de incorporarse lentamente, sintiendo el peso de las sábanas sobre su piel desnuda.
Parpadeó, tratando de enfocar la vista en la habitación familiar de su propia casa en la Corporación Cápsula. Pero algo no encajaba. La sensación era extraña y al mismo tiempo indescriptiblemente placentera. El corazón le dio un vuelco cuando, al girar la cabeza, vio a Goku a su lado, durmiendo profundamente. Estaba boca abajo, su cuerpo apenas cubierto por la sábana blanca que dejaba entrever su espalda desnuda y fuerte, y un brazo descansaba de forma despreocupada sobre la almohada.
La vista la dejó paralizada por un instante. Era Goku, allí en su cama, completamente desnudo. Los recuerdos empezaron a asaltarla de golpe: la pasión desbordada, el calor de sus caricias, la forma en que la había besado con una intensidad que solo confirmaba su reconciliación. Su cuerpo aún llevaba las huellas de aquella noche desenfrenada. Se mordió el labio inferior, sintiendo un escalofrío recorrerla mientras observaba la forma en que él respiraba, su cuerpo relajado, tranquilo, ajeno a su mirada penetrante.
Era la primera vez que despertaba con él en su propia cama, y el sentimiento era abrumador, un remolino de emociones que iban desde el asombro hasta una alegría intensa y vibrante. Lo miró con detenimiento, grabando cada detalle en su memoria: su cabello alborotado, su piel blanca, la paz que emanaba de su rostro dormido.
Se dejó caer suavemente de nuevo sobre la almohada, sintiendo una mezcla de incredulidad y gozo. Sus ojos se desviaron hacia la ventana, donde la luz comenzaba a llenar la habitación, antes de volver a posarse en Goku. Su corazón latía con fuerza al recordar los momentos de pasión, cómo él la había tomado, con esa necesidad feroz que se había desatado entre ellos como una tormenta indomable.
Su cuerpo se tensó, un cosquilleo subiendo por su espalda al recordar cada toque, cada jadeo contenido entre gemidos de placer. Lo deseaba, como jamás lo había hecho, y la idea de volver a estar en su piel la hizo morderse el labio con fuerza.
El sonido de su propio reloj la sacó de ese trance. Giró rápidamente hacia la mesita de noche y vio la hora: ya era tarde. Con una maldición silenciosa, se levantó con cuidado, dejando que las sábanas cayeran lentamente, revelando su cuerpo desnudo bajo la tenue luz del sol. Trunks no estaba, y sus padres estaban en un crucero, lo que les dejaba solos. Solos en esa enorme casa.
Se dirigió al baño y abrió la ducha, dejando que el agua caliente cayera sobre su piel. Sus músculos se relajaron bajo el vapor, el calor relajante envolviéndola por completo. El agua bajaba por su cuello, resbalando por sus pechos firmes y sus caderas, mientras ella cerraba los ojos y dejaba que las sensaciones de la noche anterior regresaran con una claridad abrumadora. La forma en que él la había tocado, la fuerza con la que había exigido su cuerpo... se sentía como si estuviera quemada por dentro. El agua parecía apagar algo, pero no lo suficiente. Cuando terminó, salió del baño sintiéndose revitalizada, pero su mente aún perdida en los recuerdos de la noche.
Al regresar a la habitación, Goku seguía durmiendo. Ella sonrió, casi con ternura, viendo cómo el guerrero más poderoso del universo parecía tan vulnerable en ese momento. Decidió dejarlo descansar un poco más y bajó a la cocina para ver qué podían comer.
Mientras tanto, Goku comenzó a despertar. Un escalofrío lo recorrió al recordar los eventos de la noche anterior, la intensidad con la que habían estado juntos. El calor de su cuerpo aún lo envolvía, pero al girarse y no verla a su lado, abrió los ojos de golpe. Miró a su alrededor, encontrándose completamente desnudo. Se levantó con pereza, buscando sus pantalones, lo único que había traído consigo de Kame House, y se los puso rápidamente, dejando su torso expuesto.
Caminó hacia el balcón, su cuerpo todavía lento por el sueño y las secuelas del agotamiento físico, y al no verla fuera, decidió bajar las escaleras, buscando su energía en la casa.
Mientras tanto, a las afueras de la mansión, las botas de Vegeta resonaban sobre el césped. Su caminar era decidido, con su traje de batalla aún cubierto de polvo tras un intenso entrenamiento. Al no ver a nadie afuera, cruzó el jardín y se dirigió a la sala, abriendo las grandes lunas de cristal que separaban el exterior del interior de la mansión.
Mientras Goku bajaba las escaleras, cada paso parecía más pesado que el anterior. Al llegar al pie, su mirada se encontró de golpe con la de Vegeta. Ambos se detuvieron, congelados en ese instante cargado de tensión. Durante un breve segundo, el aire entre ellos pareció detenerse, como si el tiempo se hubiera ralentizado solo para presenciar el inminente choque entre dos titanes.
Ambos se quedaron en silencio, midiéndose el uno al otro, Vegeta lo recorrió con la mirada, desde los pies descalzos hasta su torso desnudo y el desorden evidente de su cabello, Goku no bajó la mirada, al contrario, su mandíbula se tensó y sus ojos se afilaron mientras devolvía el gesto, recorriendo de arriba abajo a Vegeta con la misma frialdad. Era evidente que venía de un entrenamiento agotador, la tensión en la habitación se volvió palpable, casi asfixiante. Sus miradas eran un desafío silencioso. Ninguno bajaba la guardia, pero tampoco ninguno se atrevía a romper ese momento de tensión.
—Vaya, Kakarotto, nunca pensé verte tan... —
—¿Terminaste de entrenar o estás aquí por algo más? —Lo interrumpió Goku sin dejarlo terminar, su voz baja pero firme, como un desafío velado.
De repente, una figura femenina apareció frente a ellos. Era Bulma, con el cabello aún húmedo y su cuerpo cubierto solo por un polo, lo suficientemente corto para dejar al descubierto la mayoría de sus muslos. El tejido delgado se pegaba a su piel mojada, sus pezones se marcaban claramente contra la tela, creando una visión perturbadora para los dos saiyajins que no pudieron evitar clavar sus ojos en ella.
—Hola... ¿Qué sucede?—preguntó con una expresión llena de sorpresa al ver al recien llegado, atrayendo la atención de ambos.
Vegeta fue el primero en reaccionar, sus ojos oscureciéndose mientras su mirada penetraba con estupor la de ella, con un silencioso reproche. Goku, por su parte, se irguió, aunque sus ojos no podían dejar de recorrer el cuerpo de Bulma.
En eso un empleado aparecio de repente, llamando la atención de la peliazul, al pedirle algunas indicaciones más por la gran cantidad de comida que habia solicitado preparar, ella mirandolos a los dos suspiro y se alejo solo unos pasos para dar esas indicaciones.
Vegeta esbozó una sonrisa ladeada, llena de cinismo, mientras observaba el cuerpo de ella a medio cubrir. —Parece que vine en un momento inoportuno— dijo con sorna, sus ojos recorriendo el torso expuesto de su rival antes de clavar su mirada en los de Goku, desafiándolo de forma descarada.
Goku entrecerró los ojos, incómodo pero sin desviar la mirada.—No te esperaba por aquí, Vegeta —contestó, eligiendo cuidadosamente sus palabras. Era una afirmación, pero también una clara advertencia.
—¿No me esperabas? —repitió, su voz goteando con sarcasmo— Mi hijo vive aquí, ¿o acaso pensabas que me olvidaría de Trunks solo porque su madre se entretiene contigo? —
Ante aquellas palabras Goku abrio los ojos grandemente producto del impacto de esa fuerte insinuación.
Vegeta hizo una pausa, sus ojos viajaron lentamente hacia Bulma, observándola de manera que Goku no pudo ignorar, de arriba abajo —Aunque claro, es difícil mantenerse alejado de ciertas... tentaciones—
La provocación en su tono era clara, lanzando dardos envenenados directo a Goku.
—¿No te bastó con tu entrenamiento? —respondió Goku, su voz baja pero cargada de una amenaza implícita— Si estás buscando que te parta la cara otra vez, Vegeta, solo tienes que pedirlo. —
Vegeta esbozó una sonrisa burlona, disfrutando de la reacción de su rival, mientras el ambiente se volvía cada vez más explosivo, llevandolos a cierto limite peligroso.
Bulma noto aquel ambiente aunque no podia escuchar sus palabras, era evidente que no eran amicales, asi que se acerco nuevamente a ellos y suspiró, sabiendo que la situación estaba al borde de estallar por sus expresiones. La tensión sexual y emocional entre los tres era casi palpable en el aire.
—Vegeta... — pronuncio ella
—No sabia que estabas tan mal acompañada, necesito hablar contigo, Bulma, en privado— dijo Vegeta, con un tono firme que no dejaba lugar a discusiones.
Goku esbozó una sonrisa irónica, sacudiendo la cabeza lentamente, como si la provocación de Vegeta apenas lo afectara. Pero sus ojos decían lo contrario: un brillo desafiante asomaba en ellos.
Vegeta, imperturbable, avanzó con pasos seguros hacia Bulma. Sin decir una palabra, tomó su brazo, suave pero con la suficiente firmeza como para dejar claro que la alejaba de Goku. No hizo falta más para que el ambiente se volviera aún más tenso.
Sin embargo, antes de que pudieran dar siquiera un paso más, Goku desapareció de su lugar en un destello, apareciendo frente a Vegeta con una velocidad casi imperceptible. Bloqueó su avance, interponiéndose entre ellos de forma precisa, sin siquiera alzar una mano. Su destreza era evidente; no necesitaba movimientos exagerados ni demostraciones de fuerza para dejar claro quién dominaba el espacio.
—No tan rápido —dijo Goku, con una calma inquietante, sus ojos clavados en los de Vegeta, el aire entre ellos vibrando con una energía latente—. ¿Adónde crees que vas? —
El poder de ambos Saiyajins parecía chocar en ese momento, como si una tormenta se estuviera gestando a punto de desatarse.
—Esto es entre Bulma y yo, Kakarotto, no tienes nada que ver en nuestros asuntos— menciono Vegeta en un tono afilado, desafiante, como un demente psicopata disfrutando de lo pudiera desatar.
Bulma, atrapada entre ellos, sintió el peso abrumador de la tensión en el aire. Sus ojos se movieron rápidamente entre los dos guerreros, pero cuando miró a Vegeta, vio algo que no había visto en él desde hace un tiempo: esa chispa de arrogancia y poder que lo había hecho tan peligroso. Y eso no podía volver a suceder, no otra vez...
—¡Calmense!— interfirio ella.
Vegeta no le dio oportunidad. Usó su presencia, su voz, para empujarla más en el conflicto, disfrutando de la fricción que generaba entre ambos.
—Díselo, Bulma... —gruñó, mirando a Goku con desafío mientras arrastraba su mirada de vuelta a ella—. Dile que esto es entre nosotros, que no tiene que involucrarse. —
Goku giró su mirada hacia Bulma, sus ojos oscuros llenos de expectativa. No dijo nada, pero su mirada hablaba por él, era inquisitiva, como si una respuesta equivocada pudiera encender algo más profundo. Cada segundo que pasaba, su expresión se endurecía, una advertencia muda de lo que podría suceder si Bulma se inclinaba hacia Vegeta.
Bulma abrió la boca para responder, pero antes de que las palabras salieran, el calor entre los tres se hizo evidente. Vegeta dio un paso más cerca, y Goku también se inclinó ligeramente hacia adelante. El aire estaba denso, cargado de una tensión que trascendía lo emocional. Era como si la atracción física entre ellos se hubiera hecho visible, palpable, sofocante.
El pequeño polo de Bulma apenas ocultaba su figura, y Goku no pudo evitar fijarse en cómo él revelaba más de lo que recordaba. La idea de que estuviera a solas con Vegeta lo consumió de repente, una chispa que encendió su instinto Saiyajin. Sin pensarlo dos veces, tiró de ella, acercándola hacia su pecho desnudo con una firmeza que no dejaba lugar a dudas.
—No —respondió Goku, su voz grave y decidida, mirando a Vegeta amenazante— Lo que tengas que decirle a Bulma, lo dices delante de mí. —
Vegeta, con una mueca de desprecio, no se quedó atrás. Dio un paso adelante, su cuerpo rozando el de Goku, y sin dudar, tiró de Bulma hacia él con la misma fuerza, arrancándola de las manos de Goku. Su rostro estaba tan cerca del de ella que Bulma podía sentir su aliento caliente sobre su piel.
—No te olvides quién soy, Kakarotto —espetó Vegeta, sus ojos brillando con una peligrosa mezcla de celos y deseo— Yo tengo más derechos sobre ella que tú en miles de años pudieras tener. No me hagas reír. —
La tensión entre ambos Saiyajin se volvió insoportable. El cuerpo de Bulma, atrapado entre ellos, era como una cuerda en un juego de poder. Vegeta tiraba de ella, mientras Goku la reclamaba de nuevo, atrayéndola hacia él con la misma intensidad.
—¡Estás loco! —espetó Goku, jalándola otra vez con una fuerza que hizo que su cuerpo chocara contra el suyo. El calor de sus cuerpos era innegable, su contacto eléctrico. Bulma sintió el tirón y cómo sus cuerpos musculosos se apretaban contra ella, como si fuera una pieza que ambos querían poseer.
Vegeta no se quedó atrás. Sus manos firmes rodearon la cintura de Bulma, atrayéndola nuevamente hacia él, levantando más aquella prenda, descubriendo más sus caderas, sus dedos rozando la tela delgada que cubría su piel, su mirada oscura y llena de determinación.
—No me provoques, Kakarotto —susurró Vegeta, su voz goteando con desafío, sus manos afianzándose en la cintura de Bulma— No tienes idea de lo que estás provocando—
La sensación de ser jalada entre ambos hizo que Bulma sintiera una descarga eléctrica recorrer su cuerpo. Su respiración se aceleró, pero no solo por la tensión. La manera en que ambos la reclamaban, como dos machos en celo luchando por lo suyo, le encendía algo que no podía ignorar más, sobre todo al sentir como las manos de ambos la sostenian de esa forma tan posesiva y descarada.
—¡Basta! —gritó Bulma finalmente, empujando a ambos Saiyajin con toda la fuerza que tenía—. ¡No soy un objeto que puedan arrastrar de un lado a otro como si les perteneciera!—
Su mirada ardía, y ambos hombres se detuvieron, impactados por su explosión. El fuego en los ojos de Bulma era algo que no podían ignorar, ni siquiera los poderosos Saiyajin. Pero, más allá de la sorpresa, ambos sintieron un innegable deseo por ella, por la ferocidad con la que había dejado claro su punto.
—Yo no soy propiedad de nadie —les dijo con una voz firme, mirándolos a ambos. Los dejó absortos, como si hubieran perdido momentáneamente la batalla de poder.
Pero entonces, Bulma hizo algo inesperado. Se acercó a Goku, sus labios apenas rozando los suyos en un beso que, aunque corto, fue lo suficientemente profundo cargado de pasión e intención, como para dejarle claro a Vegeta quién era el elegido. Vegeta observaba con una mezcla de incredulidad y deseo reprimido, sin poder apartar la vista de ellos.
—Déjame hablar con Vegeta —susurró Bulma contra los labios de Goku, sus dedos acariciando ligeramente su rostro antes de separarse—. No tienes de qué preocuparte. —
Goku se quedó sin palabras mientras ella se alejaba. Bulma giró sobre sus talones, tomó a Vegeta del brazo con la misma firmeza que ellos la habían tratado momentos antes y lo arrastró hacia el comedor. Vegeta, en lugar de resistirse, la siguió, sus labios curvándose en una sonrisa torcida, claramente excitado por su osadía.
Goku los observó marcharse, sintiendo cómo la emoción y el deseo se entremezclaban en su interior. La agresividad y la valentía de Bulma lo habían dejado sin palabras, pero también lo habían encendido de una manera que no podía explicar. Ambos Saiyajin se sentían atrapados en esa tensión magnética que solo ella sabía crear.
Continuará...
Espero les haya gustado, dejenme decirles que extraño ver más interacción en mis lectores, ya que quiero saber que piensan de estos contextos y como se va desarrollando hasta el final, no sé porque tengo la impresión que en fanfiction ya no hay tanto movimiento como antes, espero equivocarme, asi que vuelvan lectores, vuelvan! jajaa :D
Espero sus comentarios! y nos vemos en el siguiente capitulo!
AMAPOL
