Advertencias

Los personajes, salvo excepciones, no me pertenecen

La historia contiene escenas explicitas de sexo, violencia y lenguaje soez.

NO soy escritora, esto es por diversión, estoy abierta a cualquier duda o crítica fundamentada y respetuosa.

No todos sale de mi imaginación, con lo que es posible hallar diálogos, escenas, etc inspiradas o tomadas de la serie u otros lugares. Igualmente, el hilo argumental de la historia coincide con algunas cosas de la serie, pero otras son modificadas o inventadas.

Capítulo 11

Pasados un par de semanas, una ola de calor invadía el pequeño pueblo de Luisiana. Aquello era lo único deseable en la vida de las dos camareras que compartían piso, quienes agradecidas de que la rutina hubiera vuelto a sus vidas, disfrutaban cada aburrido segundo con mucha satisfacción.

El sonido de alguien llamando a la puerta de la casa distrajo a las dos mujeres, quienes se encontraban desayudando en la acogedora cocina de los Stackhouse.

-Ya voy yo. –Dijo Lil, levantándose tras limpiarse rápidamente con un servilleta mientras terminaba de tragar el desayuno, avanzando hasta la puerta, la cual abrió sin importancia, quedando totalmente sorprendida al hallar a su hermano frente a ella. –Will, ¿no estabas en Florida?

-Vaya, veo que tú también me has echado de menos. ¿Hace meses que no me ves y eso es todo lo que se te ocurre decir? –Bromeó el hombre de pelo muy corto y piel bronceada, mientras observaba el pasmo de la mujer, quien rápidamente reaccionó abrazando a su hermano.

-Claro que te he echado de menos, idiota. Es sólo que no me esperaba esto para nada.

-Pues espera a ver lo realmente fuerte. –Añadió para acto seguido, girarse levemente y llamar a alguien con la mano, haciendo que apareciera una niña pequeña de pelo hasta los hombros, morena.

-¡Emily, cariño! ¡Qué alegría verte! hacía como un año que no te veía ¡Qué mayor estas! –Habló Lil con ilusión mientras alzaba en brazos a su sobrina de 7 años para abrazarla con euforia. ¿Has conseguido la custodia? –Preguntó a su hermano tras soltar a la pequeña.

-Compartida, pero algo es algo. Estará un año con cada uno.

-Bien, si no la desestabiliza ni tiene problemas con los colegios es estupendo, Will. Vamos pasad, os presentaré a Sookie. ¿Vas a volver a Nueva Orleans entonces? –Preguntó al hombre mientras caminaban.

-Bueno, vamos a estar en Shreveport, estoy trabajando en una empresa de construcción y topografía. Estaremos más cerca.

-Estupendo. –Los tres entraron en la cocina, haciendo que Sookie alzara al vista de su plato, contemplando a los presentes desconocidos. –Sookie, este es mi hermano Will, y ella es Emily, su hija.

-Es un placer, ya estaba deseando conoceros, Lil habla mucho sobre vosotros. ¿Queréis tomar algo? Acabamos de hacer café y tortitas.

-¿Con sirope de arce? –Preguntó la pequeña, mirando a la mujer con algo de vergüenza.

-Por supuesto, con mucho sirope. –Respondió levantándose para servirle a la niña, mientras su padre agradecía el gesto y Sookie hablaba de nuevo.

-¿Estás de visita, Will?

-No, comentaba a mi hermana que por fin venimos para quedarnos, estaremos en Shreveport.

-Tiene trabajo en una empresa de construcción y topografía; ¿No es estupendo? – Habló Lil visiblemente emocionada ante la noticia, no pudiendo contenerse al saber que por fin estaría cerca de su familia.

-¿No será para los Herveaux?

-Sí, ¿los conoces?

-Claro, Alcide es un buen amigo mío. Tienes suerte de trabajar para él, es un buen hombre.

-Eso me pareció cuando lo conocí, lo cierto es que me esta ayudando mucho con los horarios por eso de Emily. Por cierto, ¿en qué lio de vampiros estáis metidas? –Preguntó en tono serio, mirando a su hermana fijamente.

-Ya en nada, en serio. Si no ten contamos nada fue por no mezclarte en esto.

-No quiero que te juntes con vampiros, Lil. –Exigió más serio el moreno mientras Sookie sentía que sobraba y miraba a la niña, quien asustada vislumbraba la escena entre su padre y tía.

-¿Emily, quieres jugar conmigo en el patio de atrás? –Intervino rápidamente la rubia, sacando a al niña de allí para dejar a ambos hermanos conversar.

-Will, sé cuidarme sola y me alegra que te preocupes por mí, pero todo está solucionado y estoy bien.

-Lo único que quiero es que no te pase lo mismo que a mí con aquella vampiresa. Sólo intentan engañar para someternos a su voluntad.

-No quiero discutir contigo ahora sobre vampiros y prejuicios, en serio, todo está en orden y estamos juntos, pensemos en eso. –Cortó la joven el tema, para después abrazarse con su hermano en señal de paz e ir en busca de la niña y Sookie.


Eric alzó la vista de los papeles que tenía delante, y sacó su teléfono móvil observando el número de Jessica en la pantalla. Sabiendo que no habría buenas noticias, descolgó resignado y algo preocupado.

-¿Qué pasa? –Dijo secamente, esperando con algo de tensión la respuesta, pero cuando escuchó a la joven vampiresa al otro lado llorar desesperadamente, sus músculos se tensaron.

Bill se ha escapado de casa, se ha deshecho de la plata solo! No se qué coño está pasando, pero sólo decía que la Diosa le llamaba a beber su sangre una y otra vez.

-Voy para allá. –Contestó escuetamente, colgando mientras miraba al frente totalmente abstraído en sus pensamientos, levantándose rápidamente tras unos segundos.

El vikingo se acercó a la barra del bar en milésimas de segundos para encarar a su creada, con seriedad.

-Bill se ha escapado y creo que va a beberse la puta sangre de Lilith. Jessica acaba de llamar. –Matizó al observar la cara de no entender nada de Pam, para después despedirse de ella, diciéndole que iría a casa de Sookie a pedir ayuda para encontrar a Compton.

-Ten mucho cuidado. –Susurró la vampiresa mirándole a los ojos durante unos instantes, hasta que el rubio dio media vuelta para salir del local.


Menos de lo normal tardó Eric en llegar ante la puerta de los Stackhouse, donde aparcó su Corvette, para después encaminarse con decisión hasta la puerta, y llamar enérgicamente.

Minutos después, Lil abrió la puerta de la casa, cambiando su semblante rápidamente al observar al vikingo delante de ella.

-Vaya por Dios... –Murmuró mientras lanzaba una mirada hacia uno de los lados.

-Me alegro de volver a verte. –Dijo él, mientras continuaba sosteniendo su mirada.

-Siento no poder decir lo mismo. No, espera, no lo hago. ¿Qué te trae por aquí, Northman? Sookie esta durmiendo, ya te lo aviso.

-Pues despiértala, porque esto es importante. Aunque en realidad te necesito a ti.

-¿Por qué crees que voy a ayudar? Casi me matan en varias ocasiones la última vez, y te recuerdo que una de las veces por tu culpa.

-Ahora es diferente, todo esta en juego, hasta la vida de los humanos. Te daré lo que pidas por tu ayuda. Tengo mucho dinero.

-No quiero tu puto dinero –le habló exasperada al observar que aquel vampiro creía que todo tenía un precio; -¡Lo único que quiero es no meterme en líos y seguir viva hasta los 30!

-Te protegeré con la vida desde este momento si nos ayudas. –Comentó con seriedad, mirándola fijamente, haciendo que ella dudara ante la oferta, aunque trató de luchar contra aquel sentimiento.

Antes de que pudiera contestar, Sookie apareció por las escaleras con su bata blanca hasta las rodillas para enterarse de quién había llamado. Rápidamente se acercó al vislumbrar a Eric.

-¿Qué pasa, Eric? ¿Por qué estás aquí?

-Jessica ha llamado diciendo que Bill se ha desencadenado y huido al grito de que debe beber la sangre de Lilith. Debe tenerla la Autoridad, así que sabe dónde tiene que ir a recuperarla. Necesito que tu amiga me ayude a rastrearlo, para encontrarlo antes de que haga esa tremenda gilipollez, o no sé lo qué puede pasar con el mundo entero.

-Dios mío... voy a vestirme. –Dijo ella cambiando el semblante ante la noticia, empalideciendo. Aquella historia no parecía tener fin.

Lil percibió el miedo y la preocupación en la rubia, y automáticamente sintió tristeza por Sookie, y una potente culpabilidad por plantearse el no ayudar a encontrar a su primer amor. Tras unos segundos volvió a mirar al rubio, después de suspirar.

-Está bien, os ayudaré, pero espero que seas un hombre de palabra y de veras me ayudes cuando lo necesite. –Habló mientras se alejaba de la puerta dirección hacia las escaleras, parándose en la mitad para mirar a Eric, quien asintió solemnemente.

Escasos minutos después, el grupo salió de al casa metiendo en el coche de Eric para dirigirse hacia el edificio de la autoridad, donde debía de estar la sangre de Lilith. En cuanto entraron en la ciudad, Eric comenzó a dar instrucciones.

-La sangre de Lilith está guardada en la cámara subterránea del piso más bajo. Entraremos por la puerta de atrás, yo me encargo de los atacantes y vosotras avanzáis. Sookie te protegerá con sus rayitos de hada.

-¿Podremos entrar en esa sala sin la sangre de un canciller? –Preguntó Lil, acordándose de la gran seguridad del complejo.

Eric sacó un pequeño frasco trasparente con un poco de sangre que le entregó a la chica, mientras la miraba fugazmente con una sonrisa torcida.

-Me gusta cuidar los detalles, incluso en los acontecimientos que podrían suceder a largo plazo.

-Un punto para ti, Northman. –Respondió la mujer, guardando el frasco en el bolsillo de su vaquero.