Capítulo 73

Will frenó en seco al llegar ante la casa Stackhouse, media hora después de que Lil lo hubiera llamado, saliendo de casa de su vecina prácticamente corriendo tras pedirle que se quedara con su hija.

Con el corazón latiendo a toda velocidad, el hombre llamó con el puño a la puerta, de forma ansiosa. La espera, que sólo fueron unos segundos, se le hizo eterna. No obstante, el tiempo pareció detenerse en cuanto encontró a su hermana al otro lado.

El moreno susurró el nombre de la joven, abrazándola con fuerza mientras emitía un sonoro suspiro de alivio, descargando todo el miedo de aquellos insufribles días. Habló en cuanto se separó de ella, agarrándola de los brazos para mirarle directo a los ojos.

-¿Estás bien? ¿Qué ha pasado?

-Estoy bien, Will; he despertado hace como una hora y media, y siento todo igual que antes. Lo único es que he perdido mi magia, tal y como esperaba. -Explicó mientras lo introducía dentro del hogar, guiándolo hasta el salón.

-Dios, Lil. He pasado un miedo terrible. No vuelvas a hacerme esto nunca. -Dijo abrazándola de nuevo. La morena respondió en cuanto pudo mirarle.

-Lo siento mucho, pero no podía dejarlo estar, Will. ¿Acaso tú no lo harías por Emily, o por mí?

-No es lo mismo, Lil, joder. Somos familia, jóvenes. Él es un vampiro y ha vivido ya demasiado. Oye, -añadió al ver que ella se ponía tensa ante el cariz de la conversación- entiendo que le quieras y todo eso; pero tienes que alejarte de ese tío antes de que te pase algo irreversible.

-Esto no ha sido su culpa, Will. ¡Yo le infecté y podía solucionarlo! ¿¡Cómo no puedes entenderlo!?

-Tu hermano tiene razón. No merecía la pena que te arriesgaras igualmente, no con la cura tan cerca.

La pareja se giró para contemplar a Eric, quien había aparecido a la entrada de la sala. Will notó surgir aquel odio primitivo en cuanto vio al vikingo, replicando con dureza.

-No merece la pena el riesgo constante, porque con este vampiro nunca estarás a salvo. ¿Ya te ha contado el nuevo lío que ha formado?

-¿Qué pasa? ¿De qué habla, Eric? -Intervino Lil, ceñuda, observando como su hermano emitía un quejido a modo de risa irónica, levantándose nervioso del sofá. Eric habló calmado, dirigiéndose a la bruja.

-El hechizo que te trajo de vuelta requería un sacrificio, y yo aproveché un asunto de la Autoridad para traer a un licántropo importante, el hermano del alfa de Nueva Orleans. Sabe que lo he matado, y ahora querrá vengarse de mí.

-No te cortes y explícale el detalle de que, como tu tienes putos mil años y eres casi indestructible, vendrá a matar a mi hermana y a todo aquel pobre que haya interactuado contigo. -Agregó el moreno con enfado, encarando a Eric, quien respondió manteniendo la compostura.

-No voy a dejar de vigilarla, y de día tendrá a alguien protegiéndola. Ese puto lobo, ni ninguno de sus chuchos van a acercarse a Lil.

-Todavía no pillas que eres tú el que no debería acercarse a ella, joder. ¡Estar sin ti es lo que la va a mantener bien y a salvo!

-Basta ya, Will. -Intervino la camarera con molestia, observando que Eric comenzaba a enfadarse, a pesar de que se estaba conteniendo.

Su hermano cambió de tercio, acercándose a ella con decisión para hablar firmemente, agarrándola de un brazo para empujarla junto a él fuera de la casa.

-Vas a venirte conmigo a mi casa, ya que no puedes pensar con claridad. No voy a dejar que te maten ni de puta coña, Lil.

-¡Will, basta ya, deja de comportarte como un crio! ¡Somos todos mayorcitos!

Eric se interpuso en el camino del hombre en un vertiginoso movimiento, diciéndole que la soltara de aquella forma fría y amenazadora. No obstante, al ver que el moreno lo ignoró, el vampiro desplegó sus colmillos.

Will perdió los estribos ante aquel gesto amenazante y soltó a la chica para encararse a Eric, pero Lil intervino rápidamente, gritando y sujetando a su hermano, sabiendo que el vampiro no haría nada para lastimarlo.

-¡Está bien, Will! ¡Para! ¡Vamos a hablar un momento, joder! Espera aquí, Eric, por favor. -Murmuró antes de alejarse con su hermano y salir de la casa, parándose en medio de la salida, ante el coche de él.

Eric contempló la puerta cerrarse, guardando sus colmillos mientras escuchaba la conversación fuera. Aunque hubiera sido humano, habría escuchado la discusión que se iba alzando en tono segundo a segundo.

-Will, no voy a irme contigo, ni a ningún lado, y mucho menos voy a dejar a Eric o alejarme de él. ¡Le quiero y no es su culpa nada de esto!

-¿No te das cuenta de cómo es? Es una bomba de relojería que no es capaz de controlar sus impulsos. Actúa y no piensa en las consecuencias, porque a él es difícil herirlo, o a su progenie, lo único que le importa de verdad. Podía haber hecho las cosas bien, pero decidió no pensar en qué pasaría si mataba al hermano de un tío chungo y sádico. Y lo peor de todo es que ni siquiera te ha contado una mierda.

-Dios, Will. Acabo de despertarme, hemos estado avisándoos primero, ¿sabes?

-Ven conmigo, Lil. Vámonos de este puto sitio y volvamos a vivir tranquilos. No puedes estar con él aunque quieras, es demasiado peligroso.

-Esta mierda también me involucra a mí, Will. No voy a dejarlo, y mucho menos ahora que sé quién soy de verdad. Este es mi mundo, te guste o no. Él lo es también. -Agregó igual de decidida y ofuscada, contemplando como su hermano apretaba la mandíbula antes de hablar con enfado.

-Muy bien, pues si eliges tu nuevo mundo, olvídate del antiguo. Si no te matan antes, ya vendrás a buscarnos, a tu familia, cuando ese vampiro se canse de ti cuando seas un poco mayor y no le pongas, o qué sé yo... Pero de momento, no me busques ni a mí ni a mi hija, porque yo sí quiero protegerla a ella. Espero que tengas suerte y seáis muy felices, hermana.

-¡Will, por favor! -Suplicó ella, observando como se montaba en el coche y se marchaba con premura.

La morena contempló el vehículo alejarse mientras sus ojos se humedecían ante la impotencia de la situación.


Alcide cruzó la puerta del Merlotte's, buscando con la mirada a Lil, encontrándola atendiendo una mesa. En cuanto cruzaron miradas, el hombre asintió y tomó asiento en una mesa que ella le señaló.

Pronto la morena apareció frente a él, saludándole con una leve sonrisa que no consiguió disimular su tristeza.

-¿Estas bien? -Pregunto el hombre, haciendo que ella se lo pensara un instante, para suspirar y hablar claro.

-Bueno, emocionalmente no mucho, ya sabes. ¿Cómo está Will?

-Mal. Enfadado y Triste, depende del momento... Entrará en razón, Lil. No te preocupes por él, yo estaré pendiente; pero ahora necesita tiempo y relajarse un poco.

Ella asintió levemente, resignándose a la par que tomaba aire y lo profundizaba con discreción, respondiendo después.

-Gracias, de verdad.

-No pasa nada ¿Vendrá Eric? -Cambió de tema el moreno, contemplando en el reloj de pared que casi eran las doce, y la camarera iba a terminar su turno.

-Sí, se supone que viene a recogerme, pero me parece raro que aún no esté por aquí. Sabía que venías, además.

-Bueno, te adelanto que la cosa se está complicando. Bob sabe que mataron a su hermano por tu hechizo.

-¿Cómo puede saber todo tan rápido?

-Debe tener topos, al igual que nosotros en su manada. Quizás hasta algún vampiro esté entre sus filas... No lo sé, Lil. pero debes tener mucho cuidado ahora que no tienes magia.

-Si, lo sé. No voy a hacerme la valiente, descuida. Tuve suficiente con aquella vez que intentaron violarme.

-¿Qué pasa? -Preguntó Alcide, al notar cómo la mujer cambiaba abruptamente el semblante, arrugando el entrecejo en una mueca de dolor y confusión.

-Es Eric, le pasa algo. Siento su dolor por el vínculo de la sangre. Joder, Alcide ¡tenemos que ayudarle! -Habló nerviosa.

-Sí, vale. Voy contigo, pero ¿Cómo sabremos dónde ir?

-Puedo saber más o menos donde está por la sangre. ¡Espérame, voy a por mis cosas! ¡Vete arrancando el coche, conduces tú!

Alcide la contempló alejarse corriendo, para después levantarse y obedecer, apretando la mandíbula ante la llegada de los problemas. La manada de Bob debía haber iniciado la guerra en aquel preciso instante.