Sona sentía como su corazón no dejaba de latir con fuerza, incluso sus mejillas le dolían de tanto sonreír, escuchando los leves latidos de su esposo solo confirmo su realidad y que todo lo que hizo no fue un sueño, nerviosa y avergonzada por lo que dijo e hizo, apenas logre calmar su ansiedad.

Sus piernas le dolían como nunca, como la primera vez que su hermana la ayudo a entrenar por una semana entera, pero a diferencia de su hermana Shiro fue muy rudo con ella que para su pesar le gusto que fuera rudo, no sabía que pensar en el momento que Shiro hizo que mirara como tomaba la virginidad de Tsubaki la cual había gritado al inicio, pero luego, el dolor se transformó en placer, uno que soltó tantos gritos que muchos pensarían que estaban matando a alguien en la habitación si no fuera por las barreras implementadas.

Sona que tenía la cabeza apoyada en el pecho de Shiro miro como el sol comenzaba a salir, hace tan solo media hora se habían dado un tiempo para descansar después de estar ocupada toda la noche, su lujuria había disminuido mucho, pero aun así, si el pedía continuar, ella estaría dispuesta a hacerlo, claro que su amiga no podría seguir el ritmo, a un lado Tsubaki estaba en la misma posición, solo que ella tenía los ojos cerrados soltando leves ronquidos.

Aunque no podía sentir sus piernas por lo adormecida que se sentía, podía sentir como sus piernas estaban sujetando cada pierna de Shiro, casi como si Sona tomara el lado izquierdo y Tsubaki el lado derecho, ambas aferrándose a su amante.

-Sona, debemos volver, Asia debe estar muy enojada- Sona dejo escapar un suspiro, no le gustaba que mencionaran a otra mujer cuando estaban teniendo sexo y mucho menos después de hacerlo, claro que ahora estaban descansando y no contaba, pero aún estaban juntos en la cama –hablando de eso- usando sus brazos gelatinosos Sona se levantó lo mejor posible mirando a Shiro, arrastrándose llego hasta su rostro donde lo beso, el olor a sus fluidos bañaban sus cuerpos, las ventanas abiertas poco a poco dejaban que el olor despareciera, pero el piso y algunas sabanas aún estaban mojadas.

-Shiro, porque crees que estoy aquí- sonriendo se agacho para besarlo con mucha pasión, jadeante podía sentir como su cuerpo se calentaba una vez más –porque no eres directa- cansado por como usaba sus juegos de palabras, Shiro dejo de abrazarla, cosa que la hizo derrumbar –no me sueltes- casi en un susurro apoyo su espalda contra su brazo izquierdo impidiendo que se moviera, pero también hizo que no volviera a besarlo.

-la razón por la que me anime a tener esta cita, es porque Asia me dio permiso- el brazo de Shiro que trataba de moverse se detuvo y se inclinó para ver a Sona –podría decirse que tuve una charla de chicas cuando me impidió separarme de ti, le di una a entender una posibilidad a la cual no podría negarse-

-¿Qué clase de posibilidad?-

-nada que un chico necesite saber, pero ahora que me has aceptado, debes saber algunas cosas- soltando un suspiro cansado Shiro trato de mover su brazo derecho, pero no lo consiguió sintiendo dos cosas blandas apoyándose en su palma, no necesitaba apretar o bajar la mirada para saber que tocaba, después de todo había visto y tocado cada centímetro de ellas, pero aun así le avergonzó sentir esas áreas en su mano.

-Shiro, tienes prohibido tener a más mujeres-

-¿que?-

-no lo malinterpretes Shiro, aunque seamos demonios y permitamos tener harén, no aceptaremos a cualquier perra en este grupo, no sin antes tener nuestra aprobación-

-suenas como un congresista Sona-

-así son las cosas ahora, a pesar de que te amamos, no permitiremos que otra zorra te aleje de nosotras y se lleve tu amor que nos pertenece, por eso si quieres llegar a tener más mujeres, deben pasar nuestro juicio-

-hablas como si me acostara con cada mujer que veo- mordiendo el pecho de Shiro, Sona se agito tomando la mano izquierda de Shiro –puede que no, pero eso no impide que más se te acerquen, tu solo necesitas de nosotras y nada más- con la mano de Shiro en su posición abrió la boca comenzando a lamerlo –eres como una droga a la cual me he hecho adicta, espero que tomes la responsabilidad-

-¿no lo hice? estamos casados-

-me gusta que aceptes nuestro matrimonio, pero ahora que provee el fruto prohibido, no lo dejare, ya no será suficiente una luna llena para mí y estoy seguro a que Rias estará peor-

-a que te refieres con peor-

-tú debes de saber que los Gremory aman mucho a las personas cercanas a ellos, pero lo que no dice es que sufren un trastorno mental, los humanos llaman a ese estado mental como yandere, la familia Gremory en si ama demasiado a las personas cercanas a ellos llegando incluso a matar a posibles amenazas-

-dices que Rias es una yandere, no me vengas con tonterías, siempre la vi tranquila y feliz, además que las demás chicas siguen vivas-

-¿enserio? Porque crees que el hermano de Rias solo tiene una esposa oh porque el padre de Rias solo tiene a lady Venelana, los dos aman profundamente a su esposa que solo necesitan de ellas para vivir, Grayfia aunque lo oculte en su mirada fría, es muy sumisa, por eso no tiene problemas en estar siempre al lado de Sirzechs, pero si Grayfia se acerca a otro hombre ten por seguro que desaparecerá, Sirzechs ama a Rias de igual manera, pero no de forma romántica, por eso siempre está al pendiente de ella y siempre le da todo lo que quiere, me sorprende como fue que la dejaron ir al mundo humano sin supervisión, además que al considerar a sus más cercanos como familia no tiene problema a que estén cerca de Grayfia, talvez esa sea la razón por la cual Akeno y Koneko siguen contigo, Asia por otro caso es un problema mayor ya que es más fuerte que ella-

-los demoños si están muy locos-

-solo los demonios Gremory Shiro, los demonios somos más posesivos, pero no al extremo de Rias por eso te advierto lo que podría pasar, Rias al pasar este pequeño trauma, puede que se vuelva aún más pegajosa que yo, más si se entera que tú y yo tuvimos una noche de amor consensuado- lamiendo los dedos de Shiro, Sona comenzó a recordar como esa misma mano la había tocado y echo cosas que antes nunca se imaginó que aria.

-solo espero a que no lo difundas a todo el mundo-

-no te preocupes, guardare nuestro secreto por el momento, pero si Rias me pregunta le echare en cara que tú y yo pasamos una luna de miel inolvidable-

-eso incluye a Tsubaki-

-claro, ella es mi Reyna y parte de mi peerage, no pienses que al ser mi Reyna la obligue a dormir contigo, si ella está a tu lado ahora e hizo todas esas cosas pervertidas contigo fue porque ella quería, aun no sé porque fue tan repentino su apego, pero estoy segura que acostarse contigo fue algo que ella quería-

-cállate pervertida, debemos irnos a bañar y deja de lamer mi mano-

-oblígame-

.

Asia mirando por la ventana de la mansión, miro atentamente como el jardín que antes tenía rosas rojas, ahora tenía flores azules –Asia ¿no has dormido?- Akeno que entraba en la habitación con un camisón transparente se acercó a Asia –tu qué haces aquí tan temprano- Akeno sonrió divertida guiñando un ojo –pensé que lo encontraría aquí y quería darle un buen día- lamiéndose el labio Akeno pensó en cosas nada santas, claro que tuvo que callarse cuando recibió la mirada fría de Asia.

-cállate, no me hagas romperte la cara contra el piso- sonriendo dio un paso atrás con las manos levantadas –vamos no te enojes, solo era un comentario, pero sabes dónde está, pensé que habría llegado anoche- suspirando Asia dejo de ver la ventana recostándose en la nueva cama tamaño King, extendida con los brazos abiertos pensó en lo grande que era la cama.

-creo que cometí un gran error- susurrando Asia extendió su mano agarrando la almohada que estaba a un lado, sujetándolo lo abrazo como un peluche y luego enterró su cara en ella casi como si deseara despertar de un sueño –vamos cálmate talvez hubo un imprevisto- Akeno a pesar de sentirse frustrada dio su apoyo a la pequeña Asia, aun cuando tratara de actuar madura o fuerte que sí lo era, aún era una joven doncella enamorada.

-si te parece justo, quieres ayudarme a entrenar- Asia levanto la mirada de la almohada –yo quiero ser más fuerte, no hice mucho en la batalla anterior y me siento muy frustrada por solo ser una chica a la cual tienen que ir a salvar- Akeno que olvidaba su camisón levanto el puño con determinación dispuesta a ser más fuerte, mostrando levemente las puntas de sus pezones erectos por el frio y por la tela.

-lo dices porque quieres ser fuerte o porque piensas que a Shiro le gusta las mujeres fuertes-

Giñando su ojo Akeno se levantó retirándose de la habitación, no sin antes decir algunas palabras –por cierto, Kuroka está planeando drogar a Shiro para que le dé gatitos-

.

-Sona por favor concéntrate- Shiro bañado y cambiado camino hasta la mansión después de que pagaran los daños a la habitación, si bien podría tele transportarse quería tener un tiempo a solas y poner sus pensamientos en orden, pero lo que no conto fue que a Sona y Tsubaki con su uniforme de la academia Kuoh lo siguieran sujetando sus brazos, Tsubaki quedando en silencio con la mirada al asuelo, pero Sona le mandaba unos ojos de amor y sensualidad que casi hizo que cayera en sus instintos.

-puedo preguntar porque siempre están con el uniforme de la academia Kuoh- algo tenso trato de alejar a Sona de su abrazo o que dejara de verlo con esos ojos coquetos, pero ella terca se aferró más –mmm es más fácil ponerlo, es como una ropa que podemos invocar siempre que se destruya, es casi como una segunda piel, te gusta o es que necesita ajustes-

Agarrando levemente su falda trato de levantarlo, pero Shiro impidió que lo hiciera –sabes, me agradaba la presidenta Sona, te consideraba un demonio justo y sincero, pero ahora que actúas de esta forma- Sona dejo de sonreír y lo miro atentamente –Shiro, la Sona que tu conociste fue una heredera demonio que pensaba que su hermana podría enfrentarse al mundo, la Sona que tú ves ahora es alguien libre de todas esas responsabilidades y pensamientos, actué como una presidenta porque era una, pero ahora no veo razón para ser seria, además que me gusta mostrarte como soy yo realmente-

-hablando de eso, donde está tu grupo ¿siguen vivos?- Sona a pesar de estar feliz soltó un gran suspiro cansado como si pensar en ese problema fuera uno que realmente la molestara, pero a la vez una sonrisa se mostró en su rostro –ellos se encuentran bien, pero ahora están con sus familias ayudando a reconstruir sus casas y pasar un tiempo juntos, no estoy en contra de eso y les di dos meses para que pasaran su tiempo en familia-

-aun por más que evites actuar como una presidenta, sigues teniendo esa actitud de presidenta- Sona avergonzada desvió la mirada, pero para su sorpresa recibió un beso en su cabeza –no tienes que ocultar este lado tuyo, estoy seguro que ellos estarían felices si ven a la Sona feliz- levantando la cabeza dio un pequeño salto dándole un beso –entonces, si hago bien las cosas me recompensaras- elevándose hasta su altura noto como Sona había sacado sus alas para estar a su altura –podría ser, pero no tengo muchas cosas que ofrecer a un demonio-

Divertido a sus palabras se alejó de Sona que sonrió divertida, ambos pensativos en ese momento cursi, pero se detuvieron cuando una figura imponente se paró en frente de ellos, Asia que usaba el uniforme de la academia Kuoh miro desafiante a Sona y Tsubaki, detrás de Asia estaba Akeno, Koneko y Kuroka convertida en un gato cubierta por varias vendas. Irónicamente las dos colas de Kuroka estaban atadas a dos tablas de madera que servían como soporte para sus colas.

-Shiro-

-Asia-

Tsubaki que había estado en silencio se alejó del brazo de Shiro, un poco nerviosa e inquieta por la mirada de Akeno, aun por más que siempre sonriera, ella sabía que Akeno estaba molesta –ara ara Tsubaki no pensé que tú te unieras al grupo- rascándose la cabeza nerviosa Tsubaki miro a Sona la cual mostraba su territorio aferrándose con más fuerzas al brazo de Shiro, pero lo que no espero fue que Asia saltara y le diera una patada en la cara a Sona, en el aire cayo en los brazos de Shiro que la sostuvo como si fuera una princesa.

-Shiro porque te tardaste tanto, sabes lo preocupada que estaba- en los brazos de Shiro, Asia estaba demasiado pegajosa enterrando su rostro en su pecho –Asia yo- sintiendo mucha inquietud por lo que quería decir giro la cabeza para ver a Sona levantándose del suelo con mucha molestia –tranquilo ya todo paso, quieres limpiarte, estoy seguro que te sientes sucio-

Shiro se quedó con la mente en blanco cuando las palabras de Asia lo golpearon con fuerza, aun cuando el día era soleado y agradable, podía sentir como el ambiente se tornaba frio, incluso Tsubaki y las demás se alejaron de ellos –que acabas de decir, acaso piensas que lo ensucie- Sona levantando la mano creo un carámbano de hielo, por instinto Shiro le dio la espalda a Sona no queriendo que lastimara a Asia, cosa que conmociono a Sona que hizo caer el carámbano de hielo al suelo, pero que también hizo que Asia esbozara una sonrisa de alegría al ver cómo era elegida sobre Sona.

-conoce tu lugar demonio- Asia no pudo contenerse más y hablo desafiante

-basta Asia- suspirando, Shiro dejo a Asia en el piso, cosa que la molesto haciendo que inflara sus cachetes como si fuera una ardilla –eres muy malo, yo me he preocupado por ti y tu…-

-Asia, sé que tuviste algo que ver con esto- con una cara en blanco, Asia se derrumbó en su lugar bajando la cabeza –no estoy aun segura de esto, si tú te alejas de mí, yo…no…podría…- con una mano sobre su cabeza, Shiro la acaricio con ternura –no pasara Asia- dando una sonrisa se agacho para que ambos estuvieran casi en la misma altura, pero Asia que lucía más alta le sonrió dándole un beso de lengua.

-Shiro, no olvides lo que te dije- Sona que se había recompuesto camino al lado de Shiro con una mirada triste y molesta, pero al verlo, miro brevemente a Asia que suspiro cuando se alejó de Shiro, levantándose del suelo, levanto la mano queriendo acariciarla, pero Sona sintió que una caricia no era suficiente, Sona saltando le planto un beso a Shiro que mostró su sorpresa a vista por todas, pero más sorprendente fue que Shiro no la rechazo o que la misma Asia no la matara –ara ara Shiro acepto el corazón de la presidenta Sona tan rápido, acaso tu- lamiéndose el dedo Akeno se acercó moviendo sus caderas provocadoramente, pero antes de acercarse mas, fue detenida por Asia –no te has ganado mi favor- dando un golpe en la barbilla hizo que Akeno cayera al suelo.

-Asia- Shiro no pudo contener su sorpresa cuando Akeno cayó al suelo de forma dramática.

-si ya sé, no ser rudo con ellos, pero que no me provoquen, no estoy de humor-

-lo sé, pero trata de ser más amable-

-no prometo nada, pero ya que estas aquí será mejor ponernos manos a la obra, Olga me ha dejado varias instrucciones para que empieces tu entrenamiento con Sona- confundido Shiro trato de recordar las palabras de Olga, pero no pensó que meditar fuera un entrenamiento.

-si te refieres a meditar y mantener la calma ya sé cómo hacerlo- negando con la cabeza Asia saco de su bolsillo una nota –según Olga, quiere que trates de aprender magia ya que tu cuerpo cambio, es una teoría, pero quiere saber si puedes usar magia-

-oh- confundido, Shiro miro a Sona que asintió con la cabeza a su lado –tu que aras Asia- la rubia sonrió divertida cuando miro como Akeno aún estaba en el suelo –me gustaría pelear con ellas para que mejoren sus reflejos, ellos son más fuertes y resistentes, pero no saben cómo pelear- asintiendo con la cabeza, Shiro miro levemente a Asia –es por eso, oh solo tratas de soltar un poco de tu furia-

Girando sobre su talón, Asia sonrió mientras su cabello rubio era elevado por el viento, casi como si flotara –como crees, solo quiero que sean fuertes- sin poder discutir más asintió –a donde vamos Sona- Sona feliz levanto sus lentes con su dedo –en la mansión he preparado un lugar que podemos usar, no hay necesidad de ir a otro lado-

Asia aprovechando el momento se acercó a Shiro sujetando su brazo derecho mientras lo jalaba –vamos Shiro- dejando a todas atrás –por cierto, Asia ¿a donde iban y que le paso a Kuroka?- mostrando una mirada afilada Asia miro de reojo al gato negro de dos colas –bueno, digamos que el gato se portó mal y quería llevarla a esterilizar-

Sona miro a su Reyna que parecía pensativa –sucede algo Tsubaki- la chica se giró para verla y soltó una pequeña sonrisa –no pasa nada, solo estaba pensando-

-en que piensas-

-está segura que yo este con el- avergonzada, Tsubaki recordó lo que habían echo la noche anterior, pensando que su pregunta a esas alturas era estúpida –claro, eres mi amiga y Reyna, yo confió en ti para que lo ayudes cuando yo no pueda, además sé que tuno eres como Akeno que se lanzaría a coquetear con cualquiera, te conozco lo suficiente como para saber que, si tú no estabas de acuerdo, no abrías estado en la habitación-

-gracias presidenta-

-cuando estamos a solas dime Sona- pensativa Tsubaki sonrió y la llamo por su nombre –Sona- ambas chicas se miraron y rieron felices comenzando su camino a la mansión –por cierto, que paso con la familia Hyodo-

-bueno, los rescatistas tardaron mucho para recuperar los cuerpos, parece que murieron por los ángeles caídos antes de que se trasformaran como todos, pero un miembro de la iglesia creo que se llamaba Irina, se encargó del funeral y demás-

-¿Qué hay de Issei?- Tsubaki suspirando se agarró el brazo nerviosa –parece que no le importa, desde que despertó hasta que comenzó vivir en el inframundo no ha preguntado por la ciudad o sus padres, según Grayfia se encuentra mirando a Rias dormir- Sona abrió levemente los ojos con molestia –acaso el trato de aprovecharse de Rias- negando con la cabeza Tsubaki hizo una mueca de asco –no lo sé con exactitud, pero me dijeron que él estaba jugando con sus manos mientras la veía dormir- moviendo su muñeca de arriba abajo, Sona sintió como los pelos se erizaban por la inquietud –como es que aún vive-

-según Grayfia, ser el portador del dragón rojo le da cierto nivel de influencia, más cuando es un degenerado susceptible a grandes pechos, pero el padre de Rias está a nada de matarlo por la insolencia- ambas se estremecieron ante tal acto asqueroso, si Rias se enteraba o que el mismo Shiro lo hiciera, no había dudas de que lo mataría o castraría como le había advertido a Rias.

.

-estamos de vuelta- dos encapuchadas cargando tres maletas gigantes habían abandonado el aeropuerto recientemente, había pasado un mes desde que la batalla contra Kokabiel había terminado, pero más que una victoria lo vieron como una derrota humillante, no importo sus años de entrenamiento o las armas a su disposición, fracasaron miserablemente cuando el jefe final apareció, sin duda la misión era demasiado para ellas, algo que el propio Shiro menciono.

Pero a su mente solo llego un pensamiento curioso sobre Asia, una inocente y frágil monja que había vivido sobreprotegida toda su vida, se había enfrentado a un enemigo mil veces más fuerte logrando derrotarlo de cierta manera, si bien ellas se consideraban más capaces no podían evitar pensar como una chica más pequeña y frágil las había superado en unos meses.

Después de la batalla y que fueran encontradas por los ángeles, fueron enviadas al vaticano con las espadas en mano, curiosamente Asia que sostenía la Excalibur re forjada la boto a un lado como si no importara, algo que molesto y sorprendió a los ángeles que habían ido a recoger la espada.

-¿Irina? deberíamos ir directo a su mansión- Xenovia que antes podría ser consideraba como terca y decidida, había cambiado abruptamente, tomando todo con más calma y seriedad.

-Xenovia, me gustaría ir a visitar a….- con la boca abierta, los ojos de Irina comenzaron a soltar lágrimas, Xenovia suspiro derrotada dándole una palmada en la espalda –sé que no te encuentras bien, por eso quería que te quedaras allá-

-¡no! yo quiero ver como están, apenas logre arreglar el funeral y quería saber cómo están- Irina hace tan solo una semana atrás había recibido una llamada donde le informaban sobre los cuerpos encontrados de la familia Hyodo, no sabía cómo habían conseguido su número o porque razón la buscaban a ella, pero no le dio mucha importancia cuando se enteró que era la única conocida que habían logrado contactar.

En un principio pensó en llamar a Issei que estaba con los demonios, pero sabía muy bien que, al ser territorio del demonio, sería uno de los primeros en enterarse, pero cuando ella pregunto sobre su hijo, ellos solo mencionaron que no encontraron nada referente a él, era casi como si hubiera abandonado a su familia por unos pechos grandes demoniacos.

Lo que ella no sabía era que Shiro y Olga borraron todo registro sobre Issei, borrando su existencia del mundo humano, inclusos sus amigos que fueron de cierta manera castigados por la justicia se mantuvieron en el anonimato encerrados para que nadie los recuerde, pero aun así sus familias venían a verlos de vez en cuando, algo que conmovió a los pervertidos.

-está bien Irina, podemos ir a verlos y luego vamos donde el- Irina que había secado sus lágrimas miro levemente el estuche en frente suyo, según el cielo, tenían la labor de entregar el encargo al sacerdote Kotomine, aquel que derroto a un dios demonio y vivió para contarlo.

Pero también tenían una misión secundaria a las cuales se les había pedido tener cuidado, aunque nerviosas y confundidas por la petición del cielo, solo pudieron asentir ante sus órdenes, más cuando el mismo vaticano pidió ese favor, aun así, dejaron ese pensamiento para otro momento ya que ahora tenían que hacer algo importante.

Irina que se había mantenido callada durante el viaje a la residencia Hyodo, no pudo evitar preguntarse ¿Qué paso con Issei? Ella aun podía recordar los buenos momentos en los cuales había pasado jugando con Issei, más cuando sus padres la dejaron con los padres de Issei, ellos siempre eran amables y curiosamente permisivos cuando se trataba de la perversión de su hijo que nació el día en el cual encontró una revista porno, irónicamente Issei le mostro la revista a ella, no sabía que estaba pasando en ese momento, pero cuando sus padres la vieron con esa revista cortaron toda comunicación con los padres de Hyodo.

Aun así, ellos no parecían enojados por su distanciamiento, era como si no les importara perder amigos con tal de que su hijo fuera feliz, pero ahora después de tantos años de apoyo, Issei no pareció reconocerlos en ningún sentido. Soltando un suspiro abrió la puerta del taxi en el cual habían llegado a la residencia Hyodo.

Nerviosa y conmocionada abrió la puerta de la casa, para ella que había visto esa casa hace tan solo un mes, se sintió muy triste cuando entro, era como si la casa fuera una puerta a su pasado, uno donde ella era feliz y despreocupada, alejada de todo mal del mundo –Irina, no te tardes- Xenovia que agarraba las maletas se recostó sobre la pared, con una cara neutra miro los estuches en mano.

Irina sabía que Xenovia quería darle su espacio entro sola, al entrar, la casa había sido cubierta por el polvo, las ventanas cerradas impidiendo que los rayos del sol entraran, pero aun así no necesitaba ver en la oscuridad para caminar en las sombras, recordaba tan bien el lugar que podría caminar sin problemas en la noche.

Llegando a la sala, las piernas de Irina temblaron haciendo que cayera al suelo de rodillas, en el centro de la sala estaba dos urnas con una foto familiar, Irina por poco y rompe a llorar cuando vio a la feliz pareja cargando a un niño de pelo castaño, mientras se lamentaba aún se preguntaba que había pasado con Issei para que olvidara a sus padres.

Después de una hora en silencio, Xenovia vio como de la puerta salía Irina con una mirada furiosa, en sus manos se encontraba una pequeña foto que había guardado hace tanto tiempo, una donde salían ellos dos mirando a la cámara.

.

-es increíble Shiro, puedes usar el agua como si fueras un Sitri- Sona que sostenía las manos de Shiro, se agito en su regazo, Shiro que la miraba desde un lado de su hombro se mostró igual de sorprendido, antes nunca habría podía moldear un pequeño charco de agua en un pequeño caballo que saltaba a su alrededor como si tuviera vida –es increíble Sona-

Sentada en las piernas de Shiro como si fuera una silla, Sona miro desafiante a Asia que había vuelto a patear el trasero de Akeno contra un árbol, sus movimientos dramáticos y pechos grandes la habían vuelto tan predecible que Asia solo tuvo que correr más rápido para desparecer de su vista, Koneko que se había mantenido oculta entre las ramas de los árboles en su forma gato salto con los puños apretados, su cola y orejas expuesto al mundo.

Asia que había visto su reflejo en el piso, giro rápidamente para sostener su brazo y arremeter contra el suelo creando un pequeño cráter, con las manos ocupadas Tsubaki corrió rápidamente con su naginata en mano, lista para decapitarla, Asia con dos llaves negras se giró para detener el arma, pero al hacer contacto este se destruyó como si fuera un espejo.

Confundida miro a sus lados sin tener éxito, pero cuando escucho un pequeño aleteo giro su cabeza hacia arriba encontrándose con la punta de la naginata, sin poder esquivarlo o detenerlo, uso su brazo derecho para protegerse con un poco de refuerzo evito que su brazo cayera al suelo como trapo sucio, Tsubaki sorprendida trato de mover su naginata, pero con la mano buena de Asia, saco una pistola de su muslo y disparo sin dudar.

Sin poder evitarlo del todo Tsubaki termino con un brazo herido, a diferencia de una herida de bala normal, este deslumbraba un brillo amarillo que quemaba la carne de Tsubaki –suficiente, Asia cúralas- la rubia, aunque cansada y molesta por Sona se quitó la naginata del hombro para luego currarse ella primero, mirando a Tsubaki que lloraba de dolor en el suelo, pensó en dejarla ahí sufriendo un poco más, haciendo como si no la hubiera visto fue donde Akeno y Koneko, extendiendo sus manos un brillo verde las cubrió comenzando a curarlas.

Con Tsubaki llorando, Shiro no tuvo más opción que intervenir, dejando a Sona a un lado Shiro se acercó a Tsubaki que tenía sus dedos rasgando su carne, como si estuviera desesperada por quitarse esa bala que le quemaba la piel por dentro –cálmate- casi como si tratara de consolarla, agarro la cabeza de Tsubaki, ella adolorida pareció no reconocerlo hasta que fue besada, esa sensación cálida y de paz hizo que abriera los ojos, casi como si fuera un historia de amor, su dolor la abandono dejando ahora una tranquilidad y paz no antes sentida.

-que paso- suspirando Shiro agarro la bala bendecida en sus manos, mirando atentamente como la bala empezaba a quemar sus dedos –interesante- dejando la bala a un lado ayudo a Tsubaki a ponerse de pie, aunque su hombro fue curado no dejando alguna cicatriz noto como la ropa ya estaba destruida, era como si la ropa estuviera diseñada para arruinarse solo.

-perdón, yo …-

-tranquila, no tienes que preocuparte, Asia parece haberte olvidado- mirando a la rubia, esta estaba haciendo pucheros mientras terminaba de curar a los dos demonios –te encuentras bien ¿te duele algo?- negando con la cabeza, Tsubaki se sonrojo cuando miro a Sona haciendo señas con su mano para que ella lo besara. Avergonzada se quedó inmóvil mirando a Shiro que estaba confundido, pero cuando se dignaba a besarlo.

-no sabía que podías curar a las personas solo con besarlas- desde las sombras de los arboles emergieron Irina y Xenovia con los estuches a la espalda –no realmente, necesito un poco de su ADN para curar realmente- encogiéndose de hombros dejo atrás a Tsubaki.

-puedo preguntar que hace aquí dos miembros de la iglesia- Sona que estaba con las piernas entrelazadas miro atentamente a Irina que lucía muy diferente –venimos en nombre de la iglesia para completar un encargo- asintiendo con la cabeza, Sona se giró para ver a Shiro regañando a Asia.

-Sitri, sabe dónde se encuentra Issei Hyodo- Irina que estaba mirando atentamente a Sona dio el primer paso desafiante, Sona que ya sabía a qué venía esa pregunta solo suspiro cansada, aun cuando ya no fuera presidenta del consejo estudiantil esos pervertidos seguían trayendo problemas.

-él se encuentra…..-

-qqqqqqqqqquuuuuueeeeeeeeeerrrrrrriiiiiiiiiiiidddddddddddddddooooooooo-

Volando sobre los árboles, Rias se lanzó en picada contra Shiro que se mostró confundido cuando un pequeño cometa rojo choco contra él, provocando que ambos cayeran al suelo.

Con una pequeña cortina de polvo asomándose, Sona extendió sus alas para apartar el polvo, ante su acto se encontraron con las bragas negras de encaje de Rias, la cual estaba encima de Shiro besándolo con pasión, como si tratara de chuparle el alma.

-aléjate de él, a ti no te doy permiso- saltando sobre Rias, Asia trato de alejarla, pero fue inútil cuando el aura carmesí que rodeo a Rias evito que Asia la tocara, casi como si un campo de fuerza impidiera acercarse, sumergido ante tal escena, Irina escucho unos leves aleteos acercándose, cuando levanto la vista se encontró con Issei, el cual mostraba una mirada molesta mientras trataba de volar.