A veces a besos
La luz del amanecer se filtraba a través de la ventana, proyectando sombras suaves en las paredes de la habitación. El aire era fresco, pero bajo las mantas, el calor compartido hacía que todo el mundo exterior pareciera lejano, insignificante.
Tigresa ya llevaba despierta un rato. No sabía exactamente cuánto, pero no le importaba.
Llevaba un tiempo durmiendo en aquel cuarto. Tanto que ya había perdido la noción del momento exacto en que aquello había comenzado. ¿Cuántas noches habían pasado así? No lo sabía con certeza. Solo sabía que, de algún modo, había cruzado una línea que jamás imaginó siquiera rozar.
Nunca pensó que terminaría en ropa interior, envuelta en el calor de otro cuerpo, y menos aún en el de Po.
El aliento tranquilo del panda acariciaba su piel con cada exhalación pausada, y su brazo pesado descansaba sobre su cintura en un gesto posesivo, pero natural. Como si aquel fuera su sitio, como si su lugar hubiera sido siempre ese.
Sus garras se aferraron con suavidad a la manta, como si temiera moverse demasiado y romper la ilusión de aquella realidad en la que se había sumergido sin darse cuenta. Suspiró, dejando que el silencio de la habitación la envolviera mientras su mente vagaba hacia atrás, hacia el punto en el que todo cambió.
Después de Gongmen…
Dioses, después de aquella misión todo había sido diferente.
Los recuerdos se filtraron en su mente como fuego lamiendo la madera seca, extendiéndose sin control. Recordó los instantes compartidos en la ciudad iluminada por los faroles rojos, el miedo de perderlo, la adrenalina de la batalla, el alivio cuando todo terminó. Pero incluso antes de enfrentar a Lord Shen, algo ya se estaba gestando en su relación .
Quizás la primera chispa se encendió mucho antes.
Tal vez había comenzado con miradas que duraban un segundo más de lo necesario, con roces disfrazados de accidentes, con risas que dejaban en su pecho un calor extraño, incómodo y placentero a la vez.
Y cuando se dio cuenta…
La chispa ya se había encendido
Un movimiento sutil la sacó de sus pensamientos. Po murmuró algo en sueños y, sin soltarla, deslizó su rostro hasta hundirlo en la curva de su cuello, respirando hondo. El roce de ese suspiro contra su pelaje dejó un rastro de electricidad en su piel, un cosquilleo ardiente que se extendió más allá del punto de contacto
Se quedó quieta.
Sintiendo.
Sintiéndolo.
Porque, al fin y al cabo, ya no tenía sentido engañarse.
Se acostó de lado, con la cabeza apoyada en su mano, observándolo con una quietud poco común en ella. Era raro verla así, completamente relajada, sin la más mínima tensión en los músculos. Pero en ese momento, solo existía él.
Po dormía plácidamente, su rostro sereno, su respiración profunda y acompasada. Su pecho subía y bajaba en un ritmo lento, confiado, como si el peso del mundo no lo presionara ni en lo más mínimo.
No había torpeza en su expresión. No había preocupación en su ceño. Solo calma.
Y Tigresa no pudo evitar pensar que le gustaba verlo así. Le gustaba demasiado.
Su mirada bajó instintivamente hasta la curva de su mandíbula, luego a la ligera separación de sus labios, la forma en que su hocico se movía apenas con cada respiro.
Sin darse cuenta, su garra se movió sola, acercándose con la intención de trazar suavemente la línea de su rostro, pero se detuvo a medio camino. No. No quería despertarlo de golpe. No todavía.
Pero tampoco quería apartarse.
Así que, sin pensarlo demasiado, se inclinó sobre él y dejó un beso apenas perceptible en su frente.
Po no se movió .
Tigresa sonrió y dejó otro beso, esta vez en su sien. Luego otro en su mejilla. Otro en la punta de su hocico. Y otro…
Po exhaló profundamente, su nariz frunciéndose levemente ante la sensación. Murmuró algo ininteligible y se hundió más en la almohada, pero aún sin despertar.
Tigresa contuvo una risa baja y se atrevió a más. Se inclinó de nuevo y dejó un beso más largo en la línea de su mandíbula, sintiendo la ligera aspereza de su pelaje contra sus labios.
Esta vez, Po respiró hondo.
Su ceño se frunció apenas, y su cabeza se movió ligeramente, como si su mente estuviera atrapada entre el sueño y la vigilia. Y entonces, con un parpadeo lento, abrió los ojos.
Por un momento, parecia desorientado. Luego, sus ojos verdes encontraron los de ella.
Lo primero que vio fue su rostro, su pelaje anaranjado iluminado por la luz tenue del amanecer, su mirada suave, más cálida de lo que jamás la ha visto. Y en ese instante, no estaba seguro de si seguía soñando o si eso es real.
Pero cuando sintió la calidez del último beso aún sobre su piel… supo que eso era real.
Su sonrisa apareció antes de que pudiera detenerla, pequeña, soñolienta, completamente genuina.
—Mmm… creo que esta es oficialmente mi forma favorita de despertar —murmuró con voz ronca, aún algo adormilada
Tigresa soltó una risa baja, su pecho vibrando suavemente contra él. Y antes de responder, dejó un último beso en la comisura de sus labios, apenas un roce, pero lo suficientemente dulce como para que Po exhalara un suspiro lento.
—Me gustaría despertarte así siempre. — le susurra ella— a veces a besos
Po parpadeó una vez, luego otra. Sus ojos se enfocaron en los suyos, su expresión cambiando sutilmente. Algo en su mirada se volvió más suave, más profunda. Ya no habia rastro de sueño en ellos… solo una calidez genuina, casi abrumadora.
Por primera vez en la mañana, fue Tigresa quien sintió su pecho apretarse.
Po suspiró, su brazo moviéndose con lentitud para atraerla sin esfuerzo contra él. Tigresa no se resistió. No quería resistirse.
—No voy a discutir con eso… pero si sigues besándome así, puede que nunca me quiera levantar —le dijo suavemente con una sonrisa ladina
Tigresa rodó los ojos con diversión, pero su expresión no perdió la ternura. Sin pensarlo demasiado, apoyó la cabeza sobre su pecho, cerrando los ojos mientras dejaba que su respiración se sincronizara con la suya.
Po, aún medio dormido, deslizó sus dedos perezosamente por la curva de su espalda, un roce lento, casi distraído… pero suficiente para que Tigresa exhalara suavemente por la nariz, controlando el leve nudo en su estómago y aquel sonido que sabía que estaba atascado en el fondo de su garganta .
Pero en este momento, mientras la luz de la mañana los envolvía y el mundo parecía suspendido en un instante de tranquilidad absoluta, Tigresa decidió que no le importaba.
Se quedaron así, sin decir nada.
Sin prisa.
Sin necesidad de moverse.
Porque por ahora, eso era suficiente.
Y tal vez, solo tal vez… podrían permitirse un poco más.
Pero no, no podían.
El golpe de realidad impactó a tigresa y perezosamente se deslizó fuera del agarre de su panda , estirándose con calma y levantándose de la cama
—No quiero que te vayas — murmuró el panda aún con la voz grave y levemente entrecortada por el sueño
Ella se había aproximado a la esquina de la habitación, a la mesita donde había dejado su ropa la noche anterior . Titubeante había tomado su habitual pantalón negro y había comenzado a deslizarlo por sus piernas desnudas, vistiéndose.
—El gong sonará pronto —respondió ella desinteresadamente. ¿A quien engañaba? Daría todo por tener unos minutos más al lado de su amado ,pero no podía permitirse salir del mismo cuarto que él
—¿y que con eso? —preguntó el panda
—¿Sigues dormido, panda? — replicó ella —Todos se enterarían de… lo nuestro
—Sigo sin ver el problema — contestó Po. A él no le importaba mucho
Tigresa suspiró, dejando a un lado su ropa y girándose para enfrentar a Po. Sus ojos dorados reflejaban una mezcla de determinación y vulnerabilidad.
—Po, no es tan simple como crees. —Su voz era suave, pero firme.— Si los demás se enteran de lo nuestro, podría cambiar la dinámica del equipo.
Po frunció el ceño, dando un paso hacia ella.
—¿Por qué debería cambiar? —preguntó, genuinamente confundido.— Nosotros somos los mismos, solo que… más felices.
Tigresa esbozó una sonrisa triste, apreciando su optimismo.
—Po, he trabajado toda mi vida para ser vista como una guerrera fuerte, alguien en quien pueden confiar, soy su líder… siempre fuerte, siempre firme , siempre imperturbable, siempre … radical — Bajó la mirada, sus garras jugueteando nerviosamente con la tela de su pantalón.— Si descubren que estoy… involucrada contigo, podrían pensar que he perdido mi enfoque.
Po negó con la cabeza, se levanto de la cama con pesadez con cuidado de no hacer más ruido del necesario y acercándose más hasta que estuvo lo suficientemente cerca como para tomar sus manos entre las suyas.
—Eso es ridículo, Tigresa. —Su tono era serio, sus ojos verdes buscando los de ella.— Nadie pensaría eso. Eres la guerrera más dedicada que conozco.
Ella levantó la vista, encontrando consuelo en su sinceridad, pero la preocupación aún nublaba su expresión.
—¿Y Shifu? —susurró.— ¿Qué pensará él?
Po se quedó en silencio por un momento, considerando la figura de su maestro y más que maestro el padre adoptivo de ella. Finalmente, suspiró.
—Shifu quiere lo mejor para todos ... en especial para ti —Apretó suavemente las manos de Tigresa.— Puede que al principio se sorprenda, pero si ve que somos felices y que nuestro desempeño no se ve afectado, lo aceptará.
Tigresa asintió lentamente, dejando que las palabras de Po calmaran sus temores.
—Tal vez tengas razón. —Su voz era apenas un murmullo.
Po sonrió, inclinándose para dejar un suave beso en su frente.
No le dijo nada, no necesitaba decirlo. Ella sabía que él estaba allí para ella.
Ella cerró los ojos por un momento, permitiéndose disfrutar de la cercanía antes de apartarse suavemente.
—De acuerdo. —Tomó una profunda respiración, sintiendo una nueva determinación.— Pero por ahora, será mejor que regrese a mi habitación antes de que alguien nos vea.
Po asintió, aunque una chispa de tristeza brilló en sus ojos.
—Te veré más tarde. —Su voz era suave, llena de promesas.
Tigresa le dedicó una última mirada antes de deslizarse silenciosamente fuera de la habitación, asegurándose de que el pasillo estuviera despejado antes de dirigirse a su propio cuarto.
Mientras cerraba la puerta detrás de ella, no pudo evitar sentir que, aunque el camino por delante sería desafiante, con Po a su lado, todo sería más llevadero.
Hola amigos! Bueno siento que me emocioné , quizas demasiado y publique el capitulo asi sin decirles nada . Pero ya pasada mi emoción inicial les quiero decir que les traigo este fanfic que es literalmente puro fuego, va a ser emocionante, salvaje pero tierno y como nos encanta a todos con TiPo por doquier.
Dejenme reviews! (Ya no sé como más rogar reviews jajaja)
Los amo ! Ojalá amen este fanfic como yo
