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Sasuke no era muy paciente, pero había esperado horas ese día en el campo de entrenamiento 41. Itachi le había prometido que entrenarían juntos, pero aún no llegaba. Era su día libre y su hermano nunca se atrasaba. No con él.
Cuando Itachi se comprometía a hacer algo, cumplía. Puntualmente. Generalmente todo su tiempo libre se lo dedicaba a ayudarle a entrenar desde que era un niño. Había gastado mucha energía en asegurarse de que Sasuke fuese tan o más fuerte que él.
Que idiota estás siendo, nii-san ―pensó Sasuke mientras cruzaba los brazos, reclinándose contra un árbol.
Nunca se le hubiese cruzado por la cabeza que su respetable hermano mayor, el perfecto Itachi Uchiha, el genio del clan, quien siempre era puntual y seguía las reglas al pie de la letra estuviese haciendo algo tan estúpido como salir con la hija de Hiashi Hyūga.
No era como si a Sasuke le importase con quien se involucraba Itachi en su tiempo libre. Todos sabían que no se tomaba descansos, pedía misiones todo el tiempo y rellenaba los informes de una manera tan meticulosa que hasta las oficinas del Hokage habían empezado a copiar su formato. No, definitivamente a Sasuke no le hubiese molestado verlo salir con algún amigo o incluso una chica de vez en cuando.
Pero, ¿Hinata Hyūga?
¿Acaso no se daba cuenta de la cantidad de problemas que algo así podía traerle no sólo a él, sino que a todo el clan? Lo más ridículo era que a pesar de andar caminando por ahí de la mano con la chica esa, aún no le mencionaba a nadie de la familia que tenía una novia. Peor aún, estaba bastante seguro que tanto su madre como su padre lo sabían y nadie le había dicho nada al respecto, por lo cual aprobaban lo que Itachi estaba haciendo.
Sasuke no era tonto. De hecho, se consideraba bastante inteligente. No tanto como Itachi, pero tampoco había que ser un genio para darse cuenta de que había motivos de importancia para que Fugaku Uchiha no hubiese llamado a Itachi a su habitación para preguntarle directamente por qué estaba caminando de la mano por toda la Aldea con la heredera de los Hyūga.
Lo único que podía concluir era que su padre quería que aquello siguiera avanzando, sin inmiscuirse, dejando que Itachi pensara que era él quien estaba tomando sus propias decisiones.
Idiota ―pensó, suspirando―. Viste un par de senos grande y dejaste de ver todo lo demás que se está montando a tu alrededor.
Por días y días había tenido que soportar el acoso de decenas de desconocidas que con lágrimas en los ojos se le acercaban para preguntar si era cierto que su hermano estaba comprometido con la joven princesa del clan Hyūga. ¿Cómo carajos iba a saber él? No se metía en la vida de Itachi ni quería saber lo que hacía en su privacidad. Era un hombre después de todo, y con la edad que tenía y la popularidad que contaba, era bastante extraño que no hubiese tenido una novia. Incluso, una esposa.
¿Pero Hinata Hyūga? ¿Por qué tenía que ser precisamente ella?
―Lo siento Sasuke. Me atrasé ―dijo Itachi desde las ramas de los árboles, dando un salto hacia la posición en que se encontraba.
―Descuida ―dijo Sasuke, suspirando algo fastidiado, buscando la forma en que iba a tocar el tema.
―¿Y bien? ―le preguntó Itachi cuando ninguno de ellos continuó la conversación―. ¿Con qué quieres que te ayude hoy?
―Quizás yo te debería ayudar a ti, Nii-san.
―¿A qué te refieres?
―Tienes labial por toda la cara.
Itachi subió levemente las cejas y se quedó en silencio un momento.
Entonces Sasuke lo supo con claridad. Ya no era un simple rumor. Había pensado por un segundo si aquello era verdad o no. Era la manera más fácil entre hermanos para sacarse una verdad por mentira, simplemente arriesgarse a decirle que tenía labial por todo el rostro y observar su reacción.
―Claro que no ―respondió frunciendo el ceño levemente―. ¿Por qué iba a...?
―Pero por un momento la idea de que lo tenías se te hizo una posibilidad ―Sasuke le sonrió con algo de burla―. Tu me enseñaste a evaluar la situación antes de confrontarla con una respuesta. Quizás puedas engañar a todos a tu alrededor con tu rapidez mental, pero yo te conozco más que el resto. Me ensañaste a llevar un hilo de razonamiento lógico para comprender las debilidades de mi adversario. Que lo dudaras una fracción de segundo me dijo todo lo que debía saber.
―Te has vuelto bastante astuto, Sasuke.
―¿Quién es?
―Nadie de quien debas saber ―respondió frunciendo el ceño.
―Si querías que fuera secreto hiciste un pésimo trabajo. Toda la Aldea lo está comentando. Quería darte la oportunidad de que me lo dijeras tú.
―Hyūga, Hinata ―respondió Itachi algo derrotado―. Agradecería que no se lo informes a nuestros padres.
―Si yo lo sé, de seguro ya lo saben ellos.
―Ya veo.
―Eres más inteligente que esto, Itachi.
―¿A qué te refieres?
―Con lo tenso que está el ambiente en la Aldea con nuestro clan, ¿No se te ocurre nada mejor que ponerte a jugar a los novios con la hija del hombre más poderoso de Konoha? ¿Sabes como se ve eso? ―Itachi permaneció callado y Sasuke notó que sus palabras le habían llegado y las consideraba, pensando lentamente en todo lo que le decía―. Sí lo sabes, no eres estúpido. El hijo de Fugaku Uchiha y la hija de Hiashi Hyūga, de novios y tomados de la mano por Konoha.
―Ella no es mi novia. Sólo somos amigos.
―Yo no tomo de la mano a mis amigos para caminar por la Aldea ―le reclamó Sasuke―. De hecho, de seguro vienes de estar con ella. Que pensaras por un segundo que de verdad tenías labial en el rostro, además de tu atraso de dos horas, me dice más que tus palabras.
―Lamento la tardanza. Me distraje.
―¿Al menos te das cuenta de lo que estás haciendo? ―volvió a reclamar Sasuke―. Estás provocando a las personas que aún nos ven como una amenaza. Después de todo lo que hemos pasado para que no nos discriminen y evitar el odio hacia nuestro clan, ¿Haces algo así? ―Itachi lo miró fijamente, esperando que terminara de hablar, pero Sasuke notó que había tensado la mandíbula―. Y que padre te lo esté permitiendo sólo significa que le agrada la idea de tener un aliado importante en la Aldea, frente al Consejo de clanes. Quizás piense que de esa forma nadie se volverá a meter con nosotros. De seguro ya debe estar planeando comprometerte con ella o algo por el estilo. Pero claro, no te lo dirá... si te dice que es su idea y te presiona sólo te alejarás de ella. Está jugando esta movida como un maldito genio y tú se lo estás permitiendo.
―Veo que pusiste mucho pensamiento a todo esto.
―Quien debió pensarlo eres tú. Estás actuando de manera descuidada.
―Comprendo.
―Y otra cosa ―las cejas de Sasuke se juntaron mientras el rostro se le enrojecía, no de vergüenza sino indignación mientras sacaba de su portaherramientas un pequeño libro azulado―. Madre lo encontró. Tuve que decirle que era mío. No vuelvas a ser tan descuidado ―dijo mientras estrellaba el Icha Icha Tactics contra el pecho de su hermano.
