Shinichi caminó a paso ligero por los pasillos, notando la mirada de sus compañeros posarse en él con una lástima que le molestaba. Tenía el pulso acelerado del nerviosismo que no se desprendía y le empezaba a sudar la frente de la carrera que se había hecho hasta ese piso.

Su mirada se posó en la inspectora Sato y se acercó a ella girando la cabeza al percatarse de la presencia de Megure. Su ceño fruncido y su rostro serio le decía a cualquiera que no era el mejor de sus días y sus compañeros parecían intentar calmarle con la mirada cuando todavía no había empezado a hablar.

"Shinichi, pensaba que te tomarías unos días libres después de lo sucedido..." Habló el superior evitando ligeramente la mirada.

"No puedo, necesito saber que ha pasado." Reclamó pasando una mano por su pelo mientras suspiraba lentamente. "Mi padre ha muerto."

"Lo sentimos mucho, Kudo...tu padre era un buen amigo de todos nosotros y una gran persona. Haremos lo que esté en nuestras manos para solucionar esto" Dijo intentando darle el pésame de la mejor manera que encontró.

"¿Qué se sabe del incendio?" Preguntó Shinichi sin querer desviarse del tema. "¿Se sabe si ha sido provocado?"

"Todavía estamos trabajando en ello, pero todo apunta a que pudo ser un incidente...un cortocircuito en una zona peligrosa y productos demasiado inflamables por cada rincón."

"Mi padre controlaba mucho el buen estado de cada uno de los laboratorios y oficinas." Protestó frunciendo el ceño. "No puede ser un simple fallo eléctrico."

"Los incidentes suceden, Shincihi. Más veces de las que nos gustaría." Intervino Sato apoyando una mano en su hombro para intentar transmitirle ánimos.

"Todavía estamos trabajando en ello, cuando tengamos pruebas sólidas te contactaremos." Volvió a hablar Megure.

"Quiero seguir trabajando, quiero estar involucrado en esto." Insistió Shinichi.

Megure frunció el ceño suspirando lentamente. "Sé que eres un profesional, per no puedo dejarte que colabores con nosotros esta vez, los dos sabeos que no es profesional que los familiares se involucren en las investigaciones que involucran a familiares directos. Tienes que confiar en nosotros y dejarnos trabajar."

"Sabe de sobras que soy el mejor detective de la ciudad...necesito hacer esto por mi padre."

"Me duele no poder ceder en esto, Shinichi...pero creo que deberías estar con tu familia y tómate un par de semanas antes de plantearte volver" Sugirió el mayor.

Shinichi chasqueó los dientes. "¿Dos semanas? Eso es demasiado."

"Pasa tiempo con tu familia, apoya a tu madre y dale una buena despedida a tu padre..." Contestó dando por finalizada la conversación.

Era difícil para Shinichi enfadarse con Megure, siempre tenía tacto para decirle las cosas, aunque fuesen desagradables y crudas, y siempre había apoyado su carrera, aunque empezase siendo un crio que iba de sobrado que se entrometía en las escenas de los casos. Entendía que necesitaba frenar para estar con su madre y pasar el luto, pero al mismo tiempo necesitaba el trabajo para despejar la mente. Dos semanas en casa le daban demasiado que pensar y era lo último que quería hacer en ese momento.

Las miradas de sus compañeros empezaron a incomodarlo de más y finalmente se dio media vuelta para salir del edificio con el mismo paso ligero con el que había entrado.

Los siguientes días, la mansión Kudo estuvo envuelta en un ambiente entristecido y dramático. Yukiko se sentía superada por el accidente tan desastroso que se había llevado la vida de su marido. Parecía un acontecimiento irreal, una pesadilla de la que no había conseguido despertarse en toda la semana.

Shiho se abotonó la camisa negra antes de ponerse la chaqueta negra que Yukiko le había prestado y se giró hacia el espejo intentando reprimir un escalofrío al contemplar su reflejo. Había excluido la ropa negra de su armario desde que había salido de la organización y fue inevitable recordar a Sherry cuando encontró su mirada en el espejo. Las despedidas y los entierros no le gustaban a nadie, eran tristes y lacrimógenos, pero si algo le había enseñado la ciencia y la cruda realidad, era que todos teníamos el mismo final tarde o temprano. Eran acontecimientos inevitables que los humanos debíamos vivir para recordarnos que no somos intocables y de que estamos aquí un día para que al día siguiente dejemos de estarlo.

Salió de la habitación para volver a la planta baja y se puso a buscar a Shinichi mientras trataba de esquivar a los familiares y amigos que empezaban a llenar la casa con sus mensajes de pésame. Revisó el salón sin dar con Shinichi y cambió su dirección para dirigirse a la biblioteca familiar, suspirando de alivio al encontrarlo apoyado en el escritorio con un libro entre las manos. Estaba tan concentrado que siquiera se percató de su presencia cuando cruzó la habitación.

"¿Qué haces aquí?" Preguntó apoyando una mano en su libro con cuidado de no asustarle.

Shinichi giró la mirada y cerró el libro para dejarlo sobre el escritorio antes de suspirar lentamente. "Solo trataba de evadirme un poco de todo esto."

"¿Cómo te sientes?" Preguntó sabiendo que era una pregunta estúpida.

Él la miró pensando su respuesta unos largos segundos antes de responder. "Siempre he sido una persona bastante independiente de mis padres, y mi padre y yo siempre nos hemos llevado como el perro y el gato...mi madre no dejaba de decir que era porque nos parecíamos demasiado...pero nuestra relación no era muy buena la mayoría del tiempo."

"Eso no significa no estés sufriendo su pérdida." Comentó peinando su flequillo despeinado con los dedos. "Es tu padre...estoy segura de que también tienes una buena cantidad de buenos recuerdos."

Y claro que los tenía, pero en ese momento, solo le pesaba la culpa por todos esos malos años que habían arrastrado y de todas las malas palabras que había escupido frente a él. Su padre no debería haber muerto tan pronto, ese incendio no debería haber sucedido.

Volvieron con la multitud antes de ser reclamados por Yukiko y Shinichi se pasó la tarde aceptando las palabras de pésame que todo el mundo le comunicaba y estrechando la mano de personas que no sabía ni si llegaba a conocer. Él quería ser respetuoso, pero no podía quedarse sentado en un sillón como su madre mientras todo su alrededor lo miraba con pena. Era demasiado abrumador y demasiado incómodo y las ganas de salir de ahí lo ponían más nervioso.

"Voy a tomar el aire, ahora vuelvo." Dijo al rato después, dándole una mirada rápida a Shiho antes de dirigirse a la entrada para salir al jardín de la casa.

El aire fresco le ayudó a relajarse un poco, cerró los ojos con la bisa y respiró lentamente mientras trataba de ignorar el ruido del interior de la casa, el piano se escuchaba muy suave desde donde se encontraba. No era agradable tener que enterrar a un padre, pero era más molesto tener que atender a gente justo en ese momento. Pensó en pasar por el despacho de su padre para coger uno de sus puros, pero su idea desapareció de su cabeza después de recordar lo mucho que odiaba el olor que desprendía.

"Lo siento mucho, Shinichi." Intervino una voz femenina a la vez que se acercaba por su derecha. "¿Cómo estás?"

Él giró la cabeza para encontrarse con la figura de Ran y volvió a apartar la mirada para fijarla en los árboles que su jardín que movían sus ramas con el viento.

"Estoy bien." Contestó sin más, era más fácil si simplemente decía que estaba bien.

"Ha sido una noticia muy dramática para todos, me costó mucho asimilarlo cuando mi padre me lo contó. Siento mucho que tengas que pasar por esto, Shinichi." Dijo con los ojos algo llorosos, recordando los encuentros y recuerdos de la infancia compartidos con la familia de su amigo y antiguo amante.

Shinichi asintió sin encontrar que palabras decirle, normalmente no le costaba acercarse a ella para consolarla o abrazarla. Pero esta vez, sentía sus emociones anestesiadas. "¿Has venido sola?" Acabó preguntando haciendo que ella se sorprendiera ligeramente.

"He venido con mis padres." Contestó mordiéndose el labio. "No sabía si querrías verme, pero quería que supieras que estoy aquí por si algún momento necesitas a alguien con quien hablar o desahogarte. Yo siempre te consideraré mi amigo."

"Te lo agradezco, Ran." Contestó sin saber que más decir. "Es agradable verte...pero ahora me gustaría estar un rato solo, si no te molesta." Dijo intentando no ser desagradable con ella.

Ella asintió con las mejillas algo rosadas por la vergüenza y se inclinó para despedirse antes de dar media vuelta para volver a entrar al interior de la casa. Shinichi decidió seguir caminando por el jardín, observando las nubes grisáceas que llevaban todo el día aguantando las ganas de soltar la lluvia que cargaban mientras rodeaba la casa hasta llegar al garaje, sintiendo el impulso de meterse en uno de los coches para escabullirse de la tristeza de su casa. Se acercó al todoterreno que había aparcado justo en frente de la puerta metálica del garaje y abrió la puerta de asiento trasero para sentarse en el vehículo. Su alrededor se sentía más silencioso ahí dentro y las gotas de lluvia no tardaron en empezar a caer y chocar contra los cristales. Se despreocupó de la ceremonia y de la gente de su casa, cerró los ojos apoyando la cabeza en la ventana a la vez que trataba de poner su mente en blanco y dejó los minutos pasar esperando que así se sintiese mejor, ignorando su exterior hasta que alguien irrumpió su tranquilidad al abrir una de las puertas y sentarse a su lado.

"¿Qué haces aquí?" Preguntó Shiho mirándole con confusión, su pelo estaba húmedo de la lluvia así que podía intuir que lo había estado buscando por el jardín antes de encontrarlo ahí. "¿Estás jugando a esconderte?"

"Puede ser. Últimamente es difícil encontrar en esa casa un rato para estar a solas."

"Oh, ¿prefieres que me marche?" Preguntó al sentir que su presencia podía estar de más.

"No, quédate...hablar un poco tampoco me viene mal." Contestó intentando no sonar desesperado.

"¿Y de qué quieres hablar?" Preguntó apoyando el codo en el asiento delantero para inclinarse hacia él.

"No lo sé, no he tenido muy buenos pensamientos desde que se incendió el laboratorio, mi cabeza no ha parado de darle vueltas a todo una y otra vez, y aunque hoy esté despidiéndome de mi padre, no deja de chocarme la idea de que también podría estar enterrándote a ti en este momento si no te hubieses puesto enferma y yo no te hubiese obligado a volver a casa." Comentó notando como ella se ponía algo incómoda con ese tema.

"Murieron muchas personas en el incendio y muchas otras todavía siguen hospitalizadas...pero no podemos quedarnos anclados en situaciones que no han sucedido ni en la idea de haber podido prevenir algo que no estaba en tus manos." Contestó ella recordando que ella misma había dejado que Naoko ocupase su lugar, y por esa misma razón, ahora se encontraba en la habitación de un hospital con quemaduras y heridas que no eran suyas.

Shinichi la miró fijamente antes de apoyar una mano en su cuello, notando como las gotas de su pelo mojaban su brazo mientras él acariciaba su nuca y la atraía a él. Sabía que no era el momento, ni mucho menos el lugar, pero todo se había acumulado dentro de él. La mirada triste de Ran, la angustia de la muerte, la culpa, la ansiedad y las ganas repentinas de besarla. No se lo pensó mucho antes de tomar su liberación acercando sus labios a los suyos, con una desesperación que no podía controlar, abrazándola y tocándola como si en ese momento su cordura dependiese de ella. Shiho le devolvió el beso, pero apoyó las manos sobre sus hombros al notar la rapidez con la que subía la temperatura en ese coche, separándose ligeramente cuando ambos necesitaron recuperar el aire.

"Kudo, no deberíamos..." Intentó decir a la vez que se mordía el labio y observaba lo expuestos que estaban si alguien decidía acercarse. Sabía que se sentía herido, pero no quería acabar causándole momentos más incómodos por un deseo de liberación.

Shinichi frunció el ceño y dio un vistazo rápido a su alrededor antes de volver toda su atención en ella. En es momento le daba igual la gente que hubiese en la terraza o dentro de su casa, tenía el remedio justo delate de él y no había señal de peligro que lograse convenciererle a retroceder. Sus manos volvieron a acercarla con la misma impaciencia, intentando olvidar todas las cosas que sucedían a su alrededor entre besos y caricias.

Ella no volvió a protestar, notaba su tristeza en la agresividad de sus manos y la desesperanza en la punta de su lengua. Ella sabía que el sexo no era la respuesta a ninguna pregunta y que era capaz de empeorar cualquier relación, pero para ellos, eran esos pocos momentos en los que admitían que se necesitaban, donde también desnudaban temporalmente sus emociones frente al otro aunque luego volviesen adornar la máscara sobre sus rostros.

Shiho se despertó apenas después de haber amanecido, llevaba poco más de una semana sin la necesidad de levantarse a esa hora, pero su cuerpo estaba demasiado acostumbrado, no necesitaba ninguna alarma. Bostezó dándose la vuelta en la cama y parpadeó un par de veces percatándose de que el otro lado estaba vacío e incluso poco arrugado. Kudo no parecía haber subido a la habitación a dormir y ella frunció en ceño mientras buscaba sus zapatillas y salía de la habitación.

Bajó a la cocina para servirse una taza de café, la cafetera se había preparado no hacía mucho y todavía estaba algo caliente y la bebida humeaba ligeramente. Apoyó su cadera en la encimera y le dio el primer sorbo al café mientras observaba la cocina y el salón vacío, sabía que se encontraría en el despacho, pero no sabía con que humor se lo encontraría.

Tocó un par de veces en la puerta antes de entrar y abrió lentamente al no escuchar respuesta. Estaba concentrado con la mirada fija frente a su ordenador, acompañado de una taza de café sobre el escritorio y un puñado de hojas que tenía esparcidas por la esa. Ella dudó unos segundos, pero finalmente cruzó el marco de la puerta y se acercó a él. "¿Sigues investigando?" Preguntó sin poder evitar que se notase su voz algo somnolienta.

Él levantó la mirada para mirarla y asintió lentamente antes de cerrar el portátil y darle un pequeño sorbo a su café.

"¿Te has pasado aquí toda la noche?" Preguntó ella apoyando su cadera en su escritorio mientras observaba sus pronunciadas ojeras y su rostro de cansancio.

"Estuve hasta la madrugada hablando con mi madre y luego me puse con las cosas que había leído en las noticias hasta perder la noción del tiempo." Explicó pellizcándose el puente de la nariz para combatir el cansancio.

"¿Por qué no vas a la habitación y descansas? Todavía es pronto." Preguntó ella agarrando las hojas para ordenarlas toda en un pilón antes de que empezasen a caerse por el suelo. "No te estoy diciendo que dejes de hacerlo, pero descansar también es importante…todo es muy reciente."

"Sí lo sé, tengo que dormir un poco, pero primero tengo algo que hacer." Respondió volviendo a acercar la taza a sus labios para acabar el contenido de un largo sorbo antes de levantarse con decisión.

"¿Vas a algún sitio?" Preguntó ella confusa.

"No tardaré." Contestó sin molestarse en dar detalle alguno, planchando con sus manos las solapas de su americana y peinando su pelo revuelto con los dedos antes de salir del despacho en dirección a la puerta principal.

El sonido de la puerta la hizo saber que se había marchado y ella se quedó con el ceño fruncido y el café caliente todavía entre las manos.

Aprovechó la mañana para hacer alguna lavadora y acompañó a Yukiko a la tintorería antes de ponerse a hacer la comida. No sabía muy bien como ayudar a Yukiko o a Shinichi en esos momentos, nunca había sido la alegría de la fiesta y las palabras a veces se le complicaban en la garganta, así que la idea de preparar una buena comida era la mejor idea que cruzaba por su mente. Yukikko sonreía y se lo agradecía y Shinichi acababa terminando el plato, aunque no dijese palabra.

"Huele muy bien, Shiho." Comentó Yukiko apareciendo por la cocina a la vez que apartaba el teléfono de su oreja. "¿Has hablado con Shinichi? Le he llamado un par de veces y no me coge el teléfono."

Habían pasado unas cuantas horas desde que se había marchado, su tardanza nunca había sido inusual en él, pero dadas las circunstancias cualquier cosa les podía hacer preocuparse de más. Se quedó pensativa unos segundos antes de buscar su teléfono del bolsillo de su pantalón y abrió el teclado para marcar su número. El buzón saltó más rápido de lo esperado y ella frunció el ceño, un poco molesta consigo misma por no haber insistido un poco más antes de que se marchase de la casa.

Comieron las dos solas intentando tener una conversación agradable y ajena a cualquier problema y situación de su alrededor, Yukiko era muy agradable y hacía cualquier conversación cómoda sin esfuerzo. A Shiho le molestó que Yukiko hiciese todo ese esfuerzo cuando se suponía que era ella la que debía hacerlo.

La tarde pasó más tranquila que la mañana y Shiho se quedó leyendo en el salón mientras esperaba que volviese el detective.

El reloj casi marcaba las seis de la arde cuando escuchó el ruido de la puerta abrirse de nuevo y ella cerró el libro sin guardar la página antes de dirigirse a la entrada de la casa con el ceño fruncido.

Su paso era algo inestable, tenía el traje arrugado, el pelo despeinado y olía demasiado a alcohol.

Ella se acercó cuando lo vio tropezar peligrosamente y lo intentó coger de un brazo para cargarlo mientras él trataba de no desestabilizarlos a ambos.

"¿Para eso te has marchado? ¿Para ahogar las penas en alcohol?" Preguntó con cierta molestia, ayudándolo a subir las escaleras para dirigirlo a la habitación.

Shinichi se veía vulnerable y la mirada de tristeza se había quedado tatuada en su cara.

"He dimitido."

"¿Qué?"

"He renunciado a mi carrera de detective…tengo que ocupar el puesto de mi padre para ayudar a mi madre a mantener la familia. Me necesita."

Shiho no entendía como podía ser capaz de renunciar a algo que tanto amaba, entendía la situación, pero no lo reconocía. Se veía destrozado y ella lo ayudó a estirarse sobre la cama antes de abandonar la habitación.

"No te vayas." El pidió con los ojos cerrados, haciéndose a un lado para que ella volviese.

Shiho todavía dudaba, pero aun así retrocedió.

La casa del profeso parecía tener otro aspecto después de despejar los trastos, pasarle un plumero y limpiar los cristales. Ella siempre había pensado que era una casa demasiado grande para una sola persona, pero no iba a preguntarle al respecto.

"Hacía días que no comía comida casera." Comentó el profesor al percibir el buen olor a curry. "No sé como agradecértelo."

"Con que intente comer mejor y mantener la casa, me conformo." sonrió a la vez que removía el interior de la olla. "No me cuesta nada venir a ayudarle cuando lo necesite, desde que sucedió el incendio estoy sin trabajo y apenas salgo de esa casa…cualquier excusa es buena para salir a despejarse."

El profesor asintió frunciendo el ceño ligeramente. "Supongo que las cosas están algo delicadas." Comentó recordando los titulares que había leído los últimos días. "He leído que Shinichi, al ser el único hijo de los Kudo, se ha convertido en el sucesor del cargo directivo. Debe de ser algo estresante después de lo que le sucedió a Yusaku."

Shiho asintió algo pensativa, esas últimas semanas no había tenido muchas conversaciones ni encuentros con el detective, su cara se veía seria la mayoría del tiempo y apenas aparecía para asearse y dormir unas pocas horas. "No creo que pueda compaginar su trabajo con la carga y responsabilidad que ha dejado Yusaku…sé que no es un trabajo complicado para Shinichi, pero no sé si es lo que quiere hacer o no, no es muy expresivo que digamos."

"Ten paciencia Shiho…" Dijo sin saber bien que decir. Conocía al detective desde que era un crío, sabía de sobras la mala costumbre que tenía de guardar sus problemas para si mismo.

Ella suspiró, paciencia era lo único que podía tener en ese momento. Todavía no sabía como repercutía todo eso en ellos, ni si eso repercutía a algún cambio, pero tampoco estaba para llenarse la cabeza con más cosas.

"¿Te quedas a comer conmigo?" Preguntó sacando un par de platos del armario después de verla asentir.

No tenía nada mejor que hacer y necesitaba despejarse un poco de la casa de al lado. Yukiko se había marchado hacía solo un par de días, ya ahora la casa se sentía silenciosa y vacía siempre que se despertaba. Shinichi se marchaba muy temprano y ella no tenía la rutina del trabajo que había tenido hasta hacía pocas semanas. Esa agradable monotonía que habían logrado establecer en sus vidas, había sido arrasada por unas llamas que se habían llevado la vida de grandes empresarios y un sinfín de datos de los proyectos que tantas noches le había robado. El sentimiento de impotencia golpeaba con fuerza últimamente, se sentía bastante inútil en esa casa.

"Hacía mucho que no comía un curry tan bueno." La alagó entre cucharada y cucharada, con una pequeña sonrisa en los labios.

"No exagere, cualquier cosa es deliciosa después de pasarse la semana comiendo comida basura." Comentó ella rodando los ojos. "Deberías aprender a cocinar."

"Sé cocinar, pero no se me da muy bien." Contestó rascándose la cabeza con cierta vergüenza.

"Qué aproveche." Intervino una voz conocida a la vez que se adentraba al salón.

"Shinichi, no te he escuchado entrar." Comentó el profesor dejando los palillos a un lado para saludarle. "¿Comes con nosotros?" Preguntó antes de levantarse.

Shiho le frenó para levantarse por él, volviendo a la cocina para sacar un plato más del armario y llenarlo del curry que aún humeaba.

"Gracias." Agradeció Shinichi sentándose con ellos a la vez que la pelirroja ponía el plato delante de él.

Fue agradable tener una comida tranquila después de todo, y aunque no hablasen de nada en particular, el ambiente se volvió más cálido y menos pesado. Shiho se levantó cuando acabaron para preparar el té y Shinichi sacó su teléfono para comprobar sus mensajes.

"¿Has hablado con Akai?" Preguntó el profesor mientras se peinaba el bigote algo nervioso por sacar el tema. "Tu madre me comentó que la policía no ha avanzado mucho con la investigación, ¿no crees que la ayuda del FBI puede ser beneficiosa?

Shinichi negó con la cabeza. "Siguen insistiendo de que fue un accidente y no hemos hablado mucho desde que me echó del caso de la isla de las sirenas…se pasó por el cementerio para dar el pésame a la familia, pero no me siento muy cómodo pidiendo su ayuda después de notar que nuestra amistad se ha enfriado."

"A lo mejor deberíais dejar las diferencias a un lado para volver a trabajar juntos." Comentó intentando borrar su ceño fruncido.

"Ahora mismo vamos por caminos distintos…Tampoco lo necesito para resolver ningún misterio, y menos para resolver la muerte de mi padre." Contestó queriendo apartar el tema, haciendo el profesor asintiera manteniendo la boca cerrada en una línea recta.

Shiho apareció a los siguientes minutos con las tazas para los tres y su ceja se alzó al notar el silencio que se había formado de repente. Se escuchaba el ruido del televisor de fondo y el olor a té. "¿Y esas caras?"

Shinichi negó con la cabeza antes de darle el primer sorbo a su taza. "¿Al final has ido a visitar a Naoko?" Preguntó volviendo a desencaminar la conversación.

Ella asintió lentamente mientras abrazaba su taza con los dedos. "Todavía está inconsciente, pero he podido verla antes de venir aquí. Su madre me ha dicho que su estado mejora, aunque lo hace muy lentamente." Explicó con la mirada algo caída.

"No esperaba encontrarte aquí, aunque tu visita ha cambiado mucho el aspecto de esta casa." Comentó Shinichi intentando recuperar el ambiente que empezaba a decaer.

Shiho no le dijo que al mantenerse activa limpiando y ordenando hasta las cosas relucientes la ayudaban a calmar la ansiedad, le sonrió agradeciendo su comentario y le dio el primer sorbo a su té.

"Puede que el profesor necesite algo de ayuda de vez en cuando para mantener este lugar en orden." Dijo rodando los ojos al recordar la de cosas inservibles que habían tirado a la basura no muchas horas atrás. "Además, he visto que tiene el sótano muy bien preparado, me ha dicho que puedo adaptar su laboratorio a mi gusto. A lo mejor podría continuar aquí mi trabajo."

Shinichi frunció el ceño. "No sé si quiero que vuelvas a un laboratorio."

Su comentario, aunque no fuese con malas intenciones, la molestó mucho más de lo creía. "¿A qué viene eso? ¿Pretendes que me quede en casa esperando a que llegues todos los días?"

"Es peligroso." Especificó.

"Llevo toda la vida trabajando en un laboratorio, soy consciente de mis riesgos, pero nunca me ha pasado nada. Sé lo que hago." Contestó enfadada de sus serias restricciones. "No puedes utilizar la muerte de tu padre para limitar mi vida." Respondió arrepintiéndose a momento de las palabras que había utilizado.

Él se levantó de la mesa al sentirse atacado y herido por su respuesta. Dirigiéndose a la entrada para marcharse de la casa. En silencio, sin volver a girar la cabeza para mirarla.