Capítulo 4 Mask. Moon light scape.

A la mañana siguiente Michiko despertó con mucha energía ya que tuvo un sueño donde volvía a ver, a Kyuzo lo que la hacia muy feliz.

Michiko salió de la cama fue al baño para lavarse la cara y después fua a su tocador para maquillarse.

Una vez que terminó de arreglarse Michiko salió de su cuarto para patrullar la nave como siempre aunque esta vez más alegre que otros días.

Una vez que terminó con su trabajo salió de la nave para tomar un poco de aire fresco mientras come unas bolas de arroz con un té verde.

Michiko le dio otro mordisco a su comida mientras pensaba en.

—Ya empezó el otoño y pronto pasará otro año sin que tenga una noticia de Kyuzo.

Michiko suspiró con tristeza al pensar que Kyuzo no la quiere, pero sacudió esa idea ya que ser guarda espaldas del pomposo magistrado de seguro no le da tiempo de venir a la capital y ella no le ha dicho en sus cartas que quiere casarse con él.

Michiko se levantó y volvió a entrar en la nave pensando en dejar de darle vueltas a este asustó y decirle a Kyuzo lo mucho que ella quiere estar con él para siempre.

Con eso en mente Michiko fue a su cuarto para escribirle a Kyuzo, pero en el camino se encontró a un sirviente que le dijo.

—Que bueno, que la encontré. El gran Amenushi quiere verla lo antes posible.

Michiko parpadeó un par de veces porque no podía creer que el gran Amenushi quiera verla y pensó que por fin le quitara el arrestor domiciliario por lo que se apresuró para ir al salón del trono.

Una vez ahí se detuvo antes de entrar para calmarse un poco y un rato después entró al gran salón que estaba vacío y se inclinó frente a la escalinata en señal de respeto por su señor.

La cortina se abrió y el gran Amenushi con voz sería dijo.

—Levántate Sakurai.

Michiko se levantó y el gran Amenushi dijo.

—He decidido que ya no estarás bajo arresto domiciliario y quiero que vayas a la ciudad de la curación para que elimines a un traidor que se está escondiendo ahí.

Michiko no se esperaba tener una misión tan cerca de Kogakyo y asintió decidida a acabar con el traidor para después ir a ver, a Kyuzo lo antes posible y el gran Amenushi continúo diciendo.

—Pero quiero que hagas que parezca un accidente por lo que no podrás llevar tus armas.

Michiko asintió y dijo con voz sería.

—No se preocupe mi señor acabaré con ese traidor.

Michiko se retiró y fue a su cuarto para prepararse, y escribirle a Kyuzo y esta vez dicirle todo.

Una vez en su cuarto Michiko rápido saco papel y tinta para escribir la carta para su amado, y una vez que terminó busco en uno de los cajones una cajita con dos anillos de compromiso, y cuando la encontró la abrió para sacar uno de los anillos el cual puso dentro de la carta que cerró, y con gran emoción salió de su cuarto para mandarla.

Michiko corrió muy feliz al cuarto del correo sin notar a Ren que la vió pasar y la siguió a la distancia.

Una vez que mando la carta Michiko salió con gran alegría del cuarto y fue a su habitación para prepararse, para su misión, pero Ren rápido recuperó la carta, y la guardó.

Michiko muy emocionada caminaba por los pasillos de la nave imaginandose como será su encuentro con Kyuzo después de dos años sin poder verse y cuando entró a su cuarto buscó que ponerse para la ocasión.

Michiko encontró un hermoso kimono que le gusta mucho de color púrpura con flores rojas y un obi azul cielo que se le ve precioso cuando se lo pone, y decidió que usará este para la misión, y después ira a ver, a Kyuzo.

Michiko preparó unas cosas más para la misión y después fue a descansar para mañana estar lista.

Mientras tanto...

Kyuzo preparaba unas cosas para ir trás los fugitivos que escaparon a la caza samurais que empezó debido al asesinato del mensajero imperial.

Una vez que terminó Kyuzo fue a la cocina para hacer unas bolas de arroz para el viaje y en el camino vió a Ukyo, y Tesai pasar, y se molestó al pensar que ese until vendrá con ellos ya que de seguro será un estorbo en la misión.

Kyuzo llegó a la cocina tomó el arroz lo lavó y después lo puso en una olla para cocinarlo, y en lo que esperaba a que este listo pesaba en cómo estará Michiko ya que la ultima vez que la vió hace dos años, y cuarenta días ella lo miró con tristeza.

Kyuzo suspiró profundamente y Hyogo entró a la cocina vió a Kyuzo, yse acercó a él, y dijo.

—¿Por qué estás preparando arroz?

Kyuzo le mando una mirada a su compañero que dijo.

—Si querías bolas de arroz para el viaje se lo hubieras pedido al chef para que te las hiciera y ¿Qué piensas hacer cuando atraemos a los fugitivos?

Kyuzo lo pensó un momento y respondió con voz sería.

—Si llegamos a atraparlos yo mismo acabare con Shimada Kambei.

Hyogo un poco molesto por la respuesta de su compañero dijo.

—Si tanto quieres matar a ese tipo, no entiendo porque no lo hiciste cuando peleaste con él.

Kyuzo le mando una mirada asesina a Hyogo que se fue de ahí con una sonrisa pícara, y Kyuzo se quedó muy pensativo.

Mientras tanto...

Michiko que ya estaba lista para el viaje subió al carruaje que la llevara a la ciudad de la curación.

Michiko miraba con gran emoción el desértico paisaje esperando poder encontrar al traidor lo antes posible para ir a Kogakyo y ver a Kyuzo que ya debió de haber recibido su carta.

Trás dos días y medio de viaje la joven por fin llegó a la ciudad de la curación y solo tiene que encontrar a su objetivo acabar con él, e ir a Kogakyo.

Michiko caminaba por la ciudad buscando información y se enteró que hay una caza de samurais ya que se cree que uno de ellos asesino al mensajero imperial.

Michiko se quedó muy pensativa por lo que descubrió, pero como no esta segura de la veracidad de la información decidió investigar un poco más.

Ya por la tarde noche Michiko no entendía porque el magistrado de Kogakyo no le ha informado del asesinato, del mensajero imperial a la capital, pero la joven decidió continuar con su trabajo antes de informar lo que ha pasado ya que quiere terminar con esto para ir a ver, a Kyuzo.

Michiko buscaba al traidor y se topo a un grupo de samurais, y aldeanos que iban a otra parte de la ciudad.

Michiko los vio pasar sin prestarles mucha atención ya que ellos no eran su objetivo que es un tipo formido con cara de chango o almenos eso le dijo uno de los sirvientes.

Michiko continúo buscando y como le dio hambre compró un ramen que comió con gran alegría.

Después de comer dos platos de ramen Michiko andaba muy feliz por las concurridas calles esperando pronto encontrar a ese tipo e ir a Kogakyo.

Pasaron dos horas y cuando la joven ya estaba pensando dejar la misión para ir con su amado vió a su objetivo, y se acercó a él para seducirlo, y acabar con él.

El hombre miró a Michiko con una sonrisa malvada y la joven tomó su brazo para llevarlo a un callejón y acabar con esto de una vez.

Michiko y el tipo se alejaron de la bulliciosa calle principal, y el tipo con una mueca malvada dijo.

—¿A dónde me estas llevando? Preciosa.

Michiko soltó el brazo del hombre cerró sus ojos y con una gran sonrisa dijo.

—Sólo quería llevarte a un lugar más privado para que podamos divertirnos.

El tipo vió su oportunidad y le dio un tremendo golpe en el estómago a Michiko que fue tomada por sorpresa, y la joven con trabajos dijo.

—Ya veo... Te gusta jugar rudo.

El tipo miraba con gran orgullo como Michiko sufría por el dolor del golpe y con una mueca malvada dijo.

—Me dijeron que la sirena de los ceresos en flor era muy peligrosa, pero creo que solo estaban exagerando.

Michiko se recuperó miró con furia al tipo que sonreía de forma maliciosa y otros cuatro tipos llegaron rodeando a la joven que rápido buscó una forma de escapar, pero no tenia de otra más que enfrentar a estos tipos que se lanzaron al ataque.

Michiko trató de esquivar los ataques de sus enemigos, pero el kimono le estaba estorbando para pelear y recibió varios golpes que ella resistió mientras se concentraba para usar su sombra marioneta.

Uno de los tipos atacó a Michiko con un cuchillo que ella apenas pudo esquivar, pero su kimono fue rasgado lo que enfureció a la joven que con una patada tiro al suelo a su agresor, pero los otros cuatro la golpearon y ella cayó al suelo mal herida.

Los rufianes se aprovecharon de que Michiko estaba en el suelo para someterla y ultrajarla antes de acabar con ella que forcejeaba para escapar mientras que usaba su sombra marioneta, y cuando pudo liberar una de sus manos le dio un golpe con todas sus fuerzas, pero el tipo lo esquivó, y recibió de llenó un golpe de su compañero que era controlado por la sombra marioneta.

Los tipos dejaron a Michiko y atacaron a su compañero que no sabia como fue que su cuerpo se movió por si mismo, y Michiko que se levantó con trabajos mando varios golpes al aire haciendo que su marioneta golpeara a sus compañeros, y mientras ellos se peleaban Michiko se alejó lo más rápido que podía.

Michiko corría tan rápido como podía por los callejones, mientras trataba de ignorar el dolor que recorría todo su cuerpo por culpa de su descuido, pero este no era el momento para eso y pensó que fue el gran Amenushi el que la mando a matar.

Michiko se detuvo para recuperar el aliento y vió la calle principal que esta cerca lo que hará muy fácil que se mezcle entre la multitud para escapar de esos matones cuando sus ojos se abrieron al ver a Kyuzo junto a unos sujetos a quienes ella ignoró, y con un hilo de voz dijo.

—Kyuzo.

Como si él la hubiera escuchado Kyuzo miró a donde ella estaba, pero no la vio lo que, lo intrigó y continuó su camino.

Michiko muy nerviosa salió de su escondite y vió a su amado alejarse de ella que escuchó a sus perseguidores acercarse, y corrió hacia Kyuzo ya que él es, el único que puede protegerla en esta situación.

Michiko tomó la mano de Kyuzo que se sorprendió de verla y ella le suplicó.

—Gran samurai por favor ayúdeme.

Ukyo vió a la joven se acercó a ella y le dijo.

—Mmmmm que guapa, pero no se compará a la belleza de mi querida Kirara kun. Bueno, esta decidido vendrás conmigo y te comprare ropa nueva.

Tesai se acercó a Ukyo y con voz sería le dijo.

—Joven amo no tenemos tiempo que perder con estas tonterías debemos de atrapar a los fugitivos lo antes posible.

Michiko suspiró porque no quería llamar la atención de este sujeto y los rufianes que la persiguen llegaron lo que asustó a Ukyo, y rápido Tesai junto a Hyogo se pusieron al frente para proteger a Ukyo, y Michiko mientras que Kyuzo se lanzó al ataque, y uno de los rufianes dijo.

—Fuera del camino samurai vamos a matar, a esa zorra.

Kyuzo no se movió y los tipos lo atacaron solo para ser rápidamente eliminados por el samurai de rojo y Ukyo dijo.

—Bien hecho. Bueno, señorita vamos a que le compre ropa nueva.

Michiko asintió y Tesai molesto dijo.

—Pero joven amo que hay de los fugitivos.

Ukyo suspiró y un poco exasperado con Tesai dijo.

—Bien tu y Hyogo vallan a buscar, a los fugitivos mientras que yo me voy a comprarle ropa a la joven.

Tesai se molestó mucho con lo caprichoso que es Ukyo y Hyogo por un instante creyó haber visto una sonrisa en el rostro de Kyuzo que se fue con Ukyo.

Ukyo junto a Kyuzo y Michiko fueron a otra parte de la ciudad de la curación, y el joven de cabello azul miró a Michiko, y con una sonrisa le preguntó.

—Dime preciosa ¿Qué te gustaría que te compre?

La joven soltó un pequeño bufido de molestía y dijo.

—Me llamó Michiko Sakurai y no tienes que comprarme nada.

Kyuzo miró a Michiko y Ukyo con una sonrisa divertida dijo.

—Pero ese kimono todo rasgado no se te ve bien y tengo mucho dinero para que puedas comprar todo lo que quieras.

Michiko se quedó callada porque Ukyo tenia razón y su kimono favorito estaba arruinado, y los tres entraron a la boutique.

Ukyo fue a escoger la ropa para Michiko que se sentó en un banco junto a los vestidores y miró a Kyuzo que estaba parado a su lado con los brazos cruzados, y ella sentía una gran alegría de estar tan cerca de su amado.

Kyuzo miró a Michiko que se sorprendió un poco y con un poco de rubor en la cara ella le dijo.

—Se que ya han pasado dos años desde que nos vimos en la capital y bueno, ¿Quería saber si todavía te acuerdas de mi?

Kyuzo con una tenue sonrisa ya iba a responder cuando Ukyo regresó con un montón de ropa y metió a Michiko al cambiador para que se pruebe toda la ropa.

Michiko suspiró un poco molesta porque no pudo saber si Kyuzo la recuerda y un poco resignada empezó a probarse la ropa.

Ukyo con una sonrisa se acercó a Kyuzo y le dijo.

—Ven conmigo Kyuzo le quiero comprar algo de comer a Michiko.

Kyuzo asintió y los dos se fueron de ahí, y caminaron por hasta que llegaron a una parte con muchos puestos de comida donde Ukyo compró varias delicias muy caras.

Mientras que Ukyo compraba sin parar Kyuzo vió un puesto donde venden Mochis y compro unos para Michiko.

Kyuzo fue a donde estaba Ukyo que miró de forma despectiva los Mochis que traía Kyuzo y le dijo.

—No me digas que le piensas dar eso a Michiko.

Kyuzo asintió y Ukyo con tono burlon dijo.

—Eres un tonto a las mujeres les gustan las cosas lujosas y extravagantes no esas insípidas baratijas así que tiraros o guárdalos ni te atrevas a darle algo tan corriente.

Ukyo camino de regresó a la boutique para darle sus regalos a Michiko y Kyuzo guardó los mochis, y fue con Ukyo que le dijo.

—Se nota que los samurais no saben nada más que pelear, mira te daré un consejo si quieres a alguien debes de gastar mucho dinero para comprar su amor de otra forma siempre estarás solo.

Los dos continuaron su camino y Kyuzo se quedó muy pensativo.

Michiko por fin terminó de probarse toda la ropa que Ukyo le dio y escogió cinco conjuntos que le agradaron pensando que eso será suficiente ya que no quiere abuzar de la buena voluntad de Ukyo.

Michiko salió del vestidor con uno de los conjuntos puesto y Ukyo le dio toda la comida que le compró, y la joven con una sonrisa le agradeció.

Ukyo se alegró mucho y fue a pagar la ropa que la joven escogió, y Michiko se sentó en el banca para comer lo que Ukyo le dio, aunque esto en su mayor parte le recordaba a lo que comía en la capital.

Michiko miró a Kyuzo que se veía muy pensativo en algo y ya le iba a preguntar que le pasaba cuando Ukyo regresó y con una encantadora sonrisa le preguntó.

—¿Qué te parece la comida?

Michiko miró a Ukyo y respondió con una sonrisa.

—Esta muy rico muchas gracias Ukyo san.

Ukyo sonrió y se sentó junto a la joven que se sintió un poco incomoda con la proximidad del joven que la miraba con deseo, y Michiko ya estaba pensando en una forma de alejarlo cuando llegaron Tesai, y Hyogo con una persona que vió a los fugitivos.

Michiko se alegró de ver a Hyogo y Tesai que dijo con voz sería.

—Joven amo encontramos el escondite de los fugitivos.

Ukyo se levantó y con voz sería dijo.

—Bien hecho que estas esperando vamos a rescatar a Kirara kun.

Tesai asintió y Michiko guardó la comida y se levantó para ir con ellos.

Los seis se dirigieron al hotel de las luciérnagas donde se están ocultando los fugitivos y una vez que confirmaron que los fugitivos están ahí dejaron ir al informante, y Tesai con voz sería dijo.

—Muy bien, Hyogo y yo iremos al frente, y Kyuzo tu te quedaras atrás para proteger al joven amo, y la señorita.

Los cinco entraron al hotel acompañados por varios guardias y empezaron a registrar el lugar hasta que encontraron a un gran samurai maquina de color rojo que derrotó a los guardias con facilidad, pero cuando Hyogo junto a Tesai lo atacaron con todo él tomó algo grande, y se los arrojó para huir, y Kyuzo lo hizo pedazos el gran objeto.

El samurai maquina corría tan rápido como podía, pero Hyogo y Tesai lo seguían de cerca, y los guio a donde están los demás fugitivos.

Michiko se sorprendió de ver que los fugitivos eran ese grupo de Samurais y aldianos que vió hace unas horas, y Tesai junto a Hyogo se lanzaron al ataque mientras que Ukyo les ordenaba que no lastimaran a Kirara.

La seudo pelea terminó porque uno de los fugitivos levantó el tatami y Ukyo le decía a Tesai que no lo moviera porque podría lastimar a Kirara si el tatami le caí encima, y Tesai exasperado tiro los tatamis revelando que los fugitivos se les volvieron a escapar.

Ukyo se molestó con Tesai, pero se alegró de que Kirara este bien y Ukyo decidió ir por un bote para continuar con la persecución ya que estaba seguro de que irán a la cueva de los Shikimoribito, y Tesai no quería que fueran por ahí, pero Ukyo no le hizo caso.

Ukyo y compañía salieron del hotel, y mientras los guardias iban por el bote Ukyo le dijo a Michiko.

—Lamentó que hayas terminado envuelta en esto, pero una vez que rescaté a Kirara kun las llevaré a mi casa en Kogakyo.

Tesai se acercó a Ukyo y le dijo con voz sería.

—Pero joven amo el señor me dijo que no quiere que...

Ukyo molesto interrumpió a Tesai diciendo.

—No me vengas con esas tonterías Tesai vete.

Tesai a regañadientes se retiró y Michiko pensó en.

—Por la cara de terror de Kirara cuando vió a Ukyo más bien parece que él la quiere secuestrar. Se ve que este tipo no entiende que ella no quiere nada con él.

Michiko suspiró y miró a Kyuzo que estaba a su lado que desvío la mirada de ella que se alegró.

Los guardias regresaron con el bote y Ukyo se quejo con ellos por lo mucho que se tardaron.

Rápido todos subieron al bote y fueron a perseguir a los fugitivos, aunque a Michiko no le importa eso porque estaba sentada junto a su amado, y nada más le importaba.

A gran velocidad el bote se acercó a donde están los fugitivos y Tesai decía que no era bueno, que estuvieran aquí porque esto pondría en peligro su trato con los Shikimoribito, pero Ukyo impaciente por tener a Kirara tomó una de las ballestas de los guardias, y disparó hiriendo a uno de los fugitivos, pero Tesai evitó que siguiera disparando, y ordenó el regresó inmediato ignorando las quejas de Ukyo.

El bote regresó y todos bajaron de este, y Ukyo muy molesto discutía con Tesai que le pidió a los guardias que traigan un carruaje para regresar a Kogakyo, y Michiko ya estaba lista para golpear a Ukyo si intenta alejarla de Kyuzo.

Tesai un poco exasperado le ordenó a Hyogo y Kyuzo que vayan con los Nobuseri ya que ellos harán que su espía les de en bandeja de plata a los fugitivos.

Hyogo asintió y el carruaje llegó y Ukyo se acercó a Michiko para llevarsela, pero Tesai no lo dejó, y lo metió por la fuerza al carruaje que se puso en marcha al poco rato.

Michiko se alegró de ver a Ukyo irse y Hyogo con una sonrisa dijo.

—Bueno, mañana continuaremos con la persecución.

Hyogo camino hacia un hotel y Kyuzo junto a Michiko lo siguieron, y sin mirar a la joven que los acompaña Hyogo dijo.

—Señorita usted no tiene que acompañarnos váyase.

Michiko se molestó mucho con Hyogo al que le dijo con determinación.

—No lo haré ¿Qué pasará si vuelven a atacarme? Además los samurais tienen que proteger a los débiles ¿No es así?

Hyogo se molestó porque no quiere tener que cuidar a esta mujer y miró a Kyuzo que tenía su inexpresiva cara de siempre, y dijo.

—Kyuzo dime estas de acuerdo con que esta mujer venga con nosotros.

Kyuzo miró a los dos y respondió con voz monótona.

—Que ella haga lo que quiera.

Hyogo miró con furia a Kyuzo que ni se inmutó y Michiko sonrió triunfal mientras que Hyogo continúo el camino refeunfuñando, y una media sonrisa se formó en el rostro de Kyuzo...

Nota de autor con esto acaba el cuarto capítulo y un agradecimiento para todos los que han leído este fic y mis otras obras que espero sean de su agrado que tengan un excelente día y hasta la próxima.