CAPITULO 29

Cenizas al Viento

– "¡A él!"

– "¡Que no escape!"

– "¡Maldito ladrón, estás acabado!"

– "¡Te quemaremos vivo!"

"No había escapatoria", eso fue lo que pasó por la cabeza de aquel joven que corría a toda velocidad. Escuchaba sus pasos, las veloces tras de él, esa horda enfurecida que lo perseguía en medio del bosque, esa noche fría cubierta de oscuridad en frente de él y detrás el fuego iluminando su espalda, el movimiento de las llamas y las sombras que parecían alcanzarlo. Después de tantos robos con éxito no entendía qué pasó, por qué ahora, no tenía sentido, iba a morir, no había escapatoria. Acaso "me habían traicionado", solo eso podía pensar, alguien quería su cabeza y ahora estaba a punto de tenerla. Estaba corriendo en medio de la noche por este solitario bosque con una cruz de plata y joyas, a punto de perder su vida.

"Si solo hubiera pensado mejor, si hubiera hecho caso a sus instintos, no habría ido a ese lugar."

"Lo sabían, lo sabía, ellos me entregaron," y ahora no había marcha atrás, siempre era lo mismo, siempre terminaba solo y traicionado. "NO puedes confiar en nadie, porque alguien como yo tendría en quién confiar, alguien que ni su madre lo cuidó," las lágrimas cubrieron sus ojos "NO QUIERO MORIR."

El aire escapó de sus pulmones, podía sentirlo, su vida se escapaba de él, podía verlo, podía ver su vida pasar rápidamente ante sus ojos.

"Qué vida tan triste," golpeado, abandonado, con hambre, frío, usado y siempre solo – "SOLO," pensó, mientras recordaba a cada persona que pasó por su vida, su madre, su padre, y a todos esos supuestos amigos que tuvo. Algunos lo entregaron, otros lo robaron y muchos más lo dejaron solo en el momento que más necesitó de alguien.

Cuántas veces robó, ya lo había olvidado, pero aún recordaba la primera vez, "comida", fue lo que tomó, sí, comida, tenía hambre, su madre le había dejado en medio de la basura antes de desaparecer, antes de decirle que no quería que lo siguiera. Esos ojos eran de odio, tan fríos como ese trozo de pan que había tomado; y ahí lo entendió todo, su vida pasaba en frente, todo parecía tan lento, apenas recordaba si había inhalado o exhalado aire, estaba a punto de morir, ¿qué sería?, ¿sus piernas caerían del agotamiento?, ¿sería su corazón que reventaría por el esfuerzo?, o ¿acaso algo atravesaría su cuerpo?

Todo parecía detenerse, todo cubierto por esa tenue luz de luna, podía verlo, todo parecía ir lento, las sombras, las hojas moviéndose, incluso sus párpados. Si los cerraba todo acabaría, no había vuelta atrás, ya estaba muerto, no volvería a abrir sus ojos.

– "Jaja…" – pudo oírlo, una tenue risa – "morirás chico,"

Y pudo verlo en frente de él, una figura oscura, no podía distinguirlo claramente, pero su sonrisa casi deforme por lo larga que era destacaba entre la oscuridad. Acaso era el demonio, claro, le habían dicho que alguien como él no tendría lugar en otra parte que el infierno, no tenía redención, sus ojos le pesaban, estaba a punto de rendirse, caer en la oscuridad y no volver, sus ojos caían lentamente, sabía que era su fin, ya era hora de que todo terminara, pero algo cruzó sus pensamientos justo antes de aceptar su destino, solo una palabra."¡SÁLVAME!"

"Te daré todo, te daré las vidas que quieras, incendiaré la casa de Dios, si con eso me salvo, ¡no importa vender mi alma! No les daré la satisfacción de matarme."– Y todo se detuvo.

La oscuridad llenó todo, ya no había bosque, no había luna ni estrellas, incluso las llamas y su luz habían desaparecido, todo estaba oscuro, solo él y la misteriosa figura delante de él.

– "¿Cuántas vidas puedes dar?" – una sonrisa aterradora se dibujó detrás de esa oscuridad con una voz serena casi inexistente.

"¿Cuántas?", no lo sabía… "Ellen, Alvi, Fry, Carl, Eten, y Albert", ellos lo habían vendido, lo traicionaron, pero "¿serían suficientes?" NO, necesitaba más.

– "Doscientas" – sí, esas serían suficientes – "todas quemadas en la iglesia."– Sorpresa… aunque no podía verlo claramente, sabía que esa fue su reacción, estaba intrigado, ya había ganado, solo tenía que hacer el trato irresistible, tenía que ganar.

– "Permíteme vengarme de aquellos que me entregaron," – habló con una sonrisa – "te los daré a ellos y a todos esos campesinos que me persiguen."– Pudo ver sus ojos rojos cerrarse con precaución, estaba dudando. – "Solo pido una cosa," – habló, tenía que cerrar el trato, aunque no le fuera favorable, no tendría otra oportunidad – "tres días, en tres días te daré la iglesia, a los aldeanos y a mis traidores, me aseguraré de quitar todo rastro de Dios de esa iglesia para que puedas tomar sus muertes y después," – tragó con pesar – "me iré contigo."

Y ASÍ EMPEZÓ, así fue como logré burlar al Diablo una noche. Jack-O Lanter el maldito, aquel que ganó y perdió todo, la misma noche.

.

-oOo-oOo-oOo-oOo-oOo-oOo-oOo-oOo-

.

Una potente explosión llamó la atención de los tres. De pronto, una columna de fuego se alzó por los aires. No podía creer lo que veían sus ojos: la cantidad de colores en el fuego era imposible. Y, aun estando en el aire, podía ver cómo toda la tierra debajo de ellos estaba temblando.

–"No…"–, casi como un susurro ahogado, apenas audible, se escapó de los labios de Reen.

Un escalofrío bajó rápidamente por su espalda. Jack sabía que algo malo estaba a punto de suceder. Su cuerpo le pidió detenerse, casi como un grito interior que le exigía volver.

–"Jack" –, la voz de Hiccup lo llamó con firmeza –, "estarán bien. Si volvemos, Astrid… no nos lo perdonará" –. También estaba preocupado, solo que tenía más determinación.

–"Pero…"–. Pudo entenderlo. Ellos son guerreros. Sus amigos y todo su pueblo están luchando en este momento para que puedan cumplir con la misión. Él también lo había dicho antes: si regresan, están tirando todo el esfuerzo de los demás –. "Vamos, Natsu ya debe saber de nuestra llegada" –, y miró a Reen –. "Estarán bien".

No hubo respuesta. El niño estaba inexpresivo. Claramente estaba preocupado, pero no podía dejarle volver. Los tres tendrían que luchar. Nuevamente retomaron su camino. Podía sentir el calor aumentar, y la montaña parecía cada vez más deforme. No había duda: aquí era donde se encontraba Natsu. Tenían que detenerlo antes de que siquiera el eclipse comenzara. Si no podían derrotarlo, entonces el eclipse tendría que ser su último recurso. Aunque se sentía más seguro de su poder, sabía que Natsu seguía siendo muy superior en todo. Él había desarrollado su poder en el pasado, y sabía que incluso en esa época el primero no había podido derrotarlo. Tenía que ser fuerte. Tenía que dejar salir todo su poder.

–"¿Qué es eso?" –, la voz de Hiccup lo trajo de vuelta de sus pensamientos.

Al pie de la montaña comenzaba a salir roca fundida, pero lo más extraño eran unas líneas brillantes que rodeaban la montaña a sus faldas y subían con extrañas formas por toda la base de la misma hasta unirse en la punta.

–"Es un círculo mágico" –, Reen le comentó –. "Debemos romperlo".

–"No veo ningún círculo" –, Jack buscó con su mirada.

–"No se distingue desde aquí" –, le explicó el más joven –. "Pero desde lo alto podrás ver la forma. Posiblemente rodea toda la montaña, y la punta debe ser el centro".

–"¿Tenemos que destruir la montaña?" –, el joven vikingo preguntó alarmado. Jack permaneció en silencio, pero él también pensaba que eso sería algo imposible. Tendrían que buscar una alternativa.

–"No" –, negó sin dejar de observar la montaña –. "Debe ser un círculo catalizador. Debe estar usándolo para reunir más energía" –. "No parece ser un círculo de protección", pensó al prestar atención en cada trazo –. "No sé mucho de esto, pero sé que todo círculo mágico tiene sus pilares. Si los rompemos, podríamos detener su plan".

–"Perfecto, solo debemos borrar esas líneas brillantes" –, Jack parecía entusiasmado por la idea.

–"No" –, lo detuvo antes de que pensara en hacer algo –. "Es una pésima idea romper el círculo sin cuidado. Natsu debe estar usándolo para reunir mucha energía. Si rompemos el círculo sin cuidado, puede explotar toda la isla. Lo mejor es buscar sus pilares. Son puntos específicos en el círculo que conectan el hechizo de manera armónica. Si rompemos esos pilares, el círculo perderá su poder" –. Miró a los chicos junto a él –. "El problema es que no sé cuántos hay, y una vez que rompamos el primero, es seguro que Natsu nos detendrá".

–"¿No basta con romper solo uno?" –, habló Hiccup.

–"No creo que sea tan fácil" –, Jack le contestó –. "Si son tres pilares, podríamos destruirlos al mismo tiempo, pero estaríamos en desventaja. A quien decida atacar Natsu estaría en grave peligro".

–"Entonces tendríamos que ir todos juntos y quebrar cada pilar" –, replicó el castaño.

–"No, romper uno no haría la diferencia. Los demás podrían compensarlo. Además, si vamos juntos, Natsu nos detendrá una vez sienta que se rompió un pilar, y dudo mucho que podamos continuar" –. Las palabras de Reen fueron interrumpidas por un fuerte temblor proveniente de la montaña –. "No podemos perder más tiempo. Todo depende de la cantidad de pilares que tenga el círculo. Si son más de cinco, no podremos detenerlo, y vamos a tener que enfrentarnos directamente a Natsu".

–"¿Cuántos pilares se deben romper para que se detenga?" –, habló Jack –. "Supongamos que son cinco".

–"Al menos tres… de preferencia al mismo tiempo. Si se rompe la mitad o más, en automático se detendría. Si rompemos menos, podemos desequilibrar el flujo de magia y hacerlo explotar, o puede que se logre equilibrar y no habrá servido de nada romper el pilar. Solo le diremos a Natsu dónde estamos y qué planeamos".

–"¿Cómo podemos saber cuántos son?" –, habló el castaño.

–"Desde lo alto. Si vemos el círculo completo, puedo localizar los pilares… pero si nos elevamos, Natsu nos verá de inmediato".

–"Bien, subiremos los tres lo más rápido que se pueda y observarás el círculo. Si son más de cinco, pelearemos directamente. Si ves menos, gritarás el número y marcarás la dirección con un ataque. Hiccup y yo volaremos a toda velocidad para romperlo. Trata de apuntar a los más lejanos. Quédate con el que esté más cerca e intenta que sea lo más preciso posible. Nos separaremos de inmediato para romperlo".

–"¿Qué pasará si Natsu nos ve?".

–"Todo depende de la suerte. Si son cuatro o menos, bastará con ustedes dos. Yo me enfrentaré a Natsu para asegurar que podamos detener el círculo".

–"¿Tú solo?" –, Hiccup se alarmó.

–"Sí, no te preocupes. Si todo sale bien, podrán venir a ayudarme" –. Su sonrisa relajada tranquilizó a ambos chicos. Definitivamente era un buen plan.

Ya todo dependía de la suerte. Tan pronto todos asintieron, elevaron su vuelo lo más rápido posible. Reen aprovechó el poco tiempo antes de subir a lo más alto para tomar su poción de vuelo. Era claro que Hiccup ni Jack tendrían problema en ir a toda velocidad por los pilares, pero él no podía volar, así que tenía que dirigirse al más cercano y confiar en que podría caer sin muchas complicaciones. En verdad esperaba que todo saliera bien.

Los nervios estaban invadiendo su cuerpo. Ya estaban pasando la montaña; en solo unos segundos tenía que ver, encontrar e indicar su camino. Los nervios subían por su estómago. No pudo evitar contar los segundos: "Uno, dos, tres… Cua". Algo cruzó por su mente: Jack-O. No pudo evitarlo, volteó su cabeza. Algo estaba mal; podía sentir que algo había pasado. La zona en donde estaban Astrid y Jack-O parecía tranquila. Su corazón estaba latiendo rápidamente, esa sensación de frío bajando por su espalda.

"¡Ahorahhh!" –.

El grito de Jack lo trajo de vuelta al presente. "Demonios", fue solo un segundo, pero era tiempo que no podía desperdiciar. "Rápido, rápido, busca". Estaba analizando la montaña; claramente era un círculo. "¿Cuántas puntas? ¿Qué símbolos? Vamos… Maldición. ¿Dónde? ¿Dónde? ¿Cuántos son?".

–"¡Cuatro!" –. Tomó su bastón y lanzó tres bolas de luz mientras saltaba del lomo de Chimuelo. "Qué suerte", no pudo evitar pensar con alegría, aunque no duró mucho tiempo. Justo en frente de él apareció Natsu en un parpadeo.

Inmediatamente, las palmas de sus manos se encendieron en una llamarada. No podría esquivarlo; estaba claro que Natsu no pensaba en contenerse con su ataque. Pensó en cerrar sus ojos, pero una espiral de afilado hielo se atravesó entre ambos, deteniendo su muerte.

–"¡¿Qué estás esperando?! ¡Vete!" –. La voz de Jack de nuevo lo había traído a la realidad. – "Yo te cubro" –. Podía percibirlo: había preocupación en sus palabras, pero también un profundo alivio.

Si el peliblanco no hubiera volteado en el último minuto, no habría podido ver a Natsu al lado de su amigo. No había visto en qué momento pasó a su lado o cómo había llegado tan pronto a esa altura. Solo sintió una ligera brisa cálida. Si hubiera ignorado ese sentimiento, no habría vuelta atrás. Estuvo a punto de perder a su amigo. No podía permitir que eso pasara. Habían prometido salir todos juntos de esto, pero desde hacía unos segundos su corazón no dejaba de punzar su pecho. Algo había pasado, una desesperación que estaba inundando su alma.

–"Tendrás que venir por mí primero" –. Sus manos brillaron con fuerza. El aire alrededor comenzó a enfriarse, y pudo notarlo: una veloz ráfaga de sorpresa en los ojos de su enemigo. – "No será como la última vez" –.

Reen aprovechó esa fracción de tiempo para irse a toda velocidad. Tenía que cumplir primero con su misión; no podía permitir que Hiccup rompiera el pilar solo. "No mueras, Jack", alcanzó a susurrar justo al pasar a su lado. No tenía dudas: Jack podía ganar.

–"Perderás, como la última vez" –. Estaba sorprendido. Algo era diferente. ¿Dónde estaba su bastón o su espada? ¿Por qué atacaba con sus manos desnudas?

Una potente oleada de fuego salió disparada sin medir más palabras. Tenía que acabar con Jack y después con los demás. No podía arriesgarse. Hace un momento había sentido un poder irreal; era claro que no podía enfrentarse a él con desventaja numérica. Grande fue su sorpresa cuando su ataque fue congelado y despedazado en pequeños fragmentos de hielo. Sin poder procesar aún lo que había sucedido, Jack se aproximaba, atravesando a toda velocidad la explosión. Apenas sin tiempo, Natsu desenvainó el pomo de su espada con una potente ráfaga de fuego. Era tanto el poder de su ataque que, si se encontraran en el suelo, era más que posible que un bosque entero hubiera sido reducido a cenizas.

–"Por aquí" –. La voz del peliblanco lo llamó justo arriba de él.

Antes de que pudiera reaccionar, Jack le lanzó una lluvia de flechas de hielo. Sin tiempo, Natsu logró salir del área del ataque con apenas daño en su gabardina roja. No podía creerlo: había perdido de vista al chico peliblanco.

.

-oOo-oOo-oOo-oOo-oOo-oOo-oOo-oOo-

.

No sabía qué estaba pasando. Pudo escuchar un fuerte estruendo a su espalda, pero tenía que seguir con el plan. Estaba volando sobre Chimuelo a toda velocidad detrás de la luz que indicaba uno de los pilares. Había decidido ir a la más lejana; sabía que Chimuelo sería la mejor opción. Estaba volando a la zona este de la isla. Podía distinguir el punto donde había impactado la luz, pero no veía nada extraño, aparte de esas líneas brillantes.

Era consciente de que eso no lo guiaría al punto exacto, pero ahora tenía que buscar ese pilar del que había hablado Reen. ¿Pero cómo podría distinguirlo? Al inicio, pensó que se trataría de un pilar literal, pero descartó la idea de inmediato. Serían muy llamativos en la mitad del bosque, por lo que debía ser más una metáfora de qué eran los puntos que sostenían ese hechizo. Aún se encontraba sobrevolando la zona cercana, pero no podía ver nada que le indicara el pilar. Tenía que recordar cómo era el círculo. Logró verlo brevemente: parecía una especie de estrella con cuatro puntas, dos círculos (uno perimetral y otro interno), además de cuatro líneas que formaban una espiral hasta la punta de la montaña. También recordó unas extrañas letras que reordenaban todo y cuatro símbolos en la espiral. Esos no podían ser; estaban mucho más internos. Pero si prestaba atención, Reen no lo había enviado a los puntos donde conectaban las líneas; en realidad, se encontraba en medio de ambos, tal vez.

"Dentro de todas las líneas brillantes, había unas que parecían ondular" se dirigió a la zona que tenía en mente. Podía sentirlo: era diferente. La energía parecía salir y regresar a ese punto en concreto, casi como un latido constante. – "Dispara, amigo" – le pidió a su dragón, señalando con su dedo el punto que pensaba podría ser el pilar. Una extraña luz parpadeó un instante y evitó el ataque.

Había alguna especie de campo protegiendo esa zona en especial. Decidió aterrizar para poder comprobar con más cuidado. Lanzó unas cuantas rocas hasta que vio que una fue repelida. Estaba claro que algo estaba escondido detrás de esa barrera de luz. No dejaba ver nada en su interior, pero había algo que se volvía invisible detrás de esa barrera. Apenas era de la circunferencia de un barril, tal vez un poco más pequeño.

–"Muy bien, amigo, ataca con toda tu fuerza"– le pidió a su dragón, marcando el área con una rama alrededor de esa cosa.

Nuevamente, el ataque no funcionó. Sería más difícil de romper de lo que pensó. Intentó formular un plan rápidamente para poder regresar con los demás. En eso, pudo notar que las líneas oscilantes se detuvieron un instante y parpadearon más rápido, solo del lado norte. Pidió a Chimuelo volver a atacar. Pudo verlo: una vez que golpeó la pequeña barrera, las líneas que salían de ella también dejaron de oscilar y parpadear. Eso quería decir que Reen o Jack estaban golpeando su pilar respectivo. Tenía que intentar romperlo justo al mismo tiempo que uno de ellos dos. No tenía mucho tiempo; tal vez ellos podrían romperlo antes que él.

.

-oOo-oOo-oOo-oOo-oOo-oOo-oOo-oOo-

.

Ya estaba todo listo, me había reunido con Alvi, estaba sorprendido que estuviera vivo, claro que sí, él había planeado mi muerte junto a los demás, pero lo mejor era fingir que no sabía nada, que el robo había sido un éxito sin mayor problema.

Después de esa pequeña reunión le di apenas unas monedas que había tomado del pueblo, tenía que hacer que confiaran en mí. Ahora necesitaba regresar a ese templo y asegurarme de quitar toda protección religiosa. Mi plan sería simple: engañaría a los demás haciéndoles pensar que todo estaba bien. Después haría llegar un rumor de que se ofrecía una gran recompensa por la cruz que había robado del templo.

El intercambio sería al atardecer; sabía que ellos intentarían engañarme para obtener esa cruz.

Todo estaba saliendo de acuerdo al plan. Albert me había contactado al día siguiente en la noche.

–"Te lo digo, será pan comido,"– habló con alegría, como si no me hubiera tendido una trampa, – "diremos que logramos encontrar al ladrón, y que tenemos la cruz. Ellos nos pagarán la recompensa y habremos exprimido hasta la última moneda de oro de esos tontos"– pasó su brazo por mi cuello como había hecho tantas veces antes.

–"Pero… ¿qué pasa si piden al ladrón?" – traté de fingir preocupación – "si nos descubren podrían lincharnos."

–"No te preocupes, ya pensé en eso"– sujetó mi rostro con firmeza – "les diremos que ha muerto, que tenía heridas por la persecución." – Yo no había mencionado una persecución; esas palabras confirmaron todas mis sospechas – "si estás preocupado puedes ir con una capa para que no te reconozcan."

–"Sí, tienes razón"– le sonreí alegremente como siempre había hecho.

Tenía que fingir inocencia. Una parte de mí le dolía; él me había cuidado, o al menos eso creí. Pero, ¿cuántas veces había planeado a mis espaldas? ¿Cuántas golpizas las había planeado él? O cuando perdí el conocimiento en esa ocasión, pasó lo peor; aún tengo pesadillas y recuerdos borrosos de esa noche, y él en verdad parecía preocupado cuando me encontró.

Pero, ¿por qué sonreía? ¿Por qué siempre que algo salía mal, él siempre tenía la fortuna de encontrar oro?

–"Sería mejor entregar la cruz cuanto antes. Si lo hacemos en la noche podría volver a robarla a medianoche." – fingí entusiasmo. Él río por mi idea y yo me uní.

–"Tienes razón, hermano" – acarició mi cabello – "bien, avisaré a Alvi para que les pida vernos en la plaza del pueblo."

–"No… sería mejor en la iglesia, por si tenemos que salir rápido. Tiene una entrada trasera, además las cosas están escondidas. Tengo que ir por la cruz."

–"Tienes razón, que Fry te acompañe por las cosas"– quería saber dónde estaban escondidas. Claro, pidió la plaza para que pudieran rodearnos. Él estaba pensando en entregarme, por eso quería un lugar abierto. Pero si se negaba a mi petición sabría que desconfiaría – "bien, ve por todo y te veremos aquí."

–"Pero, el viaje de ida y vuelta tomará tiempo" – su mirada calmada pareció tensarse, estaba comenzando a molestarse – "lo mejor será salir al amanecer, y llevaré la cruz con Fry. Nos veremos en el templo."

–"¿Tan lejos está?"

–"No"– me encogí de hombros – "pero esa noche me pareció oír a una manada de lobos, me da miedo regresar en la noche."

–Bien, será mejor salir en la mañana – aún parecía molesto.

Bien, todo estaba yendo de acuerdo al plan. Mañana, al llegar la medianoche, todo se terminaría. Completare mi venganza y entregaría mi alma al infierno.

Esa noche no pude dormir, mi corazón latía a toda velocidad, sabía que no había lugar a ninguna duda con lo que estaba a punto de hacer, pero una parte de mi quería dar marcha atrás, aunque cada vez que recordaba esa sensación, el miedo, la desesperación de correr por mi vida, ese zumbido qué inundada mis oídos y esa ira al pensar en las personas que me entregaron.

No, ya no podía retroceder, ahora tenía esa sombra a sus espaldas, ya había hecho un trato y tenía que cumplirlo, de lo contrario solo él lo perdería todo.

Y no estaba dispuesto a ser el único en ir al infierno, sabía que sus decisiones eran propias y no había justificación a su vida llena de crimen, aun así, también hubo muchas veces que intento dejar todo atrás, iniciar de nuevo, tratar de redimirse de su pasado cuando aún tenía tiempo, pero cada ocasión que intento siempre otros se lo impidieron, Albert y los demás no eran la excepción.

La noche paso y no había podido dormir ni un poco, pero estaba listo, despertó a Fry fingiendo entusiasmo por la gran jugada que habían planeado, ambos abandonaron su escondite con la orden de Albert para recuperar todo lo robado, el camino fue largo, o al menos eso sintió la mezcla de emociones y el no haber dormido estaban pasando factura a su cuerpo, ansiaba terminar con todo y finalmente poder descansar.

Ahí se encontraba el árbol en donde había pactado dejarlo todo como garantía de cumplir su juramento, un árbol seco casi negro y con ramas retorcida en formas casi imposible, con grandes raíces qué asomaba del suelo de manera irregular, casi parecía que querían abandonar esa tierra. Justo debajo de una de esas raíces se encontraba todo lo robado, tomo la cruz junto a una medalla de plata, lo demás decidido dejarlo ahí.

–"No deberíamos tomarlo todo" – la voz de su compañero le interrumpió al ver que no tomaba los demás tesoros.

Ahora que lo pensaba, Fry no tenia mucho tiempo de haber sido reclutado por Albert, tal vez tenia la misma edad que el cuándo se enredó con el mayor, apenas unos quince años tal vez un poco menos, el chico siempre parecía atemorizado, definitivamente su carácter había sido marcado por el maltrato, a decir verdad, dudaba que el tuviera algo que ver con haberlo traicionado, tal vez el no, pero no lo sabía, tenía que decidir si poner su plan en peligro, o simplemente ignorar sus sentimientos y matar al chico sin importar nada, pero no podía.

–"Dime"– pronuncio lentamente con un hilo de voz apenas audible –"¿cómo sabían de la persecución?" – alzo su mirada para clavarse en los ojos del niño.

–¿"De que hablas?" – su desconcierto parecía sincero, pero no podía descartar que estuviera fingiendo

–"Albert sabía que me persiguieron esa noche después del robo"– menciono lo más frio posible, tenía que estar calmado, casi robótico, sin emoción, pero con su mirada intimidante y fija sobre el chico, sabia que era temeroso así que no mentiría si tenía miedo –"yo no mencione nada ese día"– sentencio mientras se levantaba lentamente, si dejar su mirada fija en los ojos del muchacho dando un paso y acortando su distancia

–"No…n. no, no sé qué de…d. de que hablas"– podía ver su terror en los ojos, no podía evitar sentir culpa por causarle tanto miedo, por instante pudo verse reflejado, así debía ser su mirada las primeras noches que paso en la calle., –yo… yo no se nada, no s…sabia que algo salió mal"–

–"Intentaron matarme"– sentención levantando el brazo, Fry cerro sus ojos mientras su cuerpo no paraba de temblar –"ahora tu"– sujeto sus hombres y apretó ligeramente –"debes de huir" – abrió sus ojos por la sorpresa de sus palabras – "yo se que no tienes nada que ver, tienes que irte, vete lo más lejos que puedas, pero no te quedes por los alrededores, toma todo lo que hay en el árbol, no vuelvas me oíste"–

.

-oOo-oOo-oOo-oOo-oOo-oOo-oOo-oOo-

.

No era el mismo, no era el primero, no era el Jack de ese día, no era el mismo que llegó con Aión, este Jack era el que siempre debió ser. El último guardián de las estrellas.

Un estruendo golpeó la montaña. No importaba cuánto intentara Natsu golpear al peliblanco: todos sus ataques eran esquivados, detenidos e incluso contrarrestados al instante. No podía entender qué era esa fuerza; parecía que el chico podía congelarlo todo, incluso dudaba si podía detener el tiempo. Parecía que se congelara todo y Jack simplemente se moviera al instante de un lugar a otro.

Escuchó un estruendo, pero antes de poder voltear su cabeza, fue rápidamente atacado por las lanzas de hielo. No podía distraerse, pero, ¿por qué? De nuevo otro estruendo, y justo después un ataque concentrado del peliblanco. Era claro que no quería que notara algo. –"No me hagas reír"— Natsu sostuvo su espada con ambas manos y la movió rápidamente sobre su cabeza, formando un remolino con las llamas. –"Toma esto"—. Las llamas crecieron, cubriendo el cielo unos instantes. Sabía que eso no le haría nada a Jack, pero finalmente pudo ver qué era ese estruendo: todas las líneas del círculo que rodeaban la montaña se veían perturbadas. –"Fueron por los pilares"—. Estaba sorprendido; esas habían sido las luces que envió el mocoso. Pensó que fue un ataque, pero solo estaba guiando a los demás. "Debí haberlo matado de inmediato."