Sus ojos dorados, no hacían más que observar cómo la mirada fría de Zeus seguía las líneas escritas en un pergamino, con un rostro, aunque sereno, fruncía el entrecejo con fuerza, haciendo que casi juntara sus perfectas cejas; a la vez que deslizaba con delicadeza el viejo papel entre sus largos dedos

Ya habían pasado unas cuantas semanas desde que Metis había sido arrestada, y desde entonces, Hypnos podía sentir como el ambiente se encontraba sombrío y tenso, en torno al dios que se encontraba frente a él.

"Clavando su mirada sobre las masas de roca que los rodeaban, Hypnos no hacía más que agudizar sus sentidos, mientras mantenía su ser recostado sobre una vieja y agrietada columna de mármol amarillento, decorada con una serie de enredaderas que en su mayoría la cubría. Podía apreciar como los largos y desordenados pastizales se mecían con la delicada brisa que soplaba en aquel extraño lugar.

"Manteniendo su cosmos y su presencia al mínimo, a la vez que tensaba su cuerpo, trataba de no ser detectado detrás de una de las columnas . Con su postura recta y rostro sereno, no dejaba de mirar aquel triste y olvidado lugar, manteniendo sus brazos aún brazos cruzados sobre su pecho, tratando de agudizar sus sentidos y detectar algún sonido.

"Justamente desde su posición podía imaginarla; envuelta en papiros con el nombre de Zeus plasmado con una pulcra caligrafía y la escarlata de su propia sangre. Encontrándose de rodillas sobre la dureza del suelo, atada, agachada y derrotada, dejando su vibrante cabellera que caía como cascada violácea dispersa por el suelo.

"No obstante, lo único que podía escuchar, eran los lamentables gimoteos que no cesaban. Sabía que, en efecto, esa penosa situación, sólo demostraba que su plan, había salido a la perfección. Había obtenido lo que quería, dejando que alguien más sufriera las consecuencias.

"—Metis, ¿sabes por qué te encuentras aquí? —Zeus rompía el frustrante silencio que había en aquel inhóspito lugar, moderando evidentemente aquel tono de voz contenido, que delataba como trataba de contener su furia, y toda aquella violencia que emanaba su ser.

"Hypnos sintió como un fuerte escalofrío se deslizaba con fuerza por su espina, intensificado por aquel silencio que se hacía presente, sin piedad ni discreción, siendo interrumpido por los pequeños hipos y gimoteos de Metis.

"—N-no entiendo… —Hablando entre sollozos y con una molesta voz nasal, la cual era apenas entendible —. N-no entiendo, que pudo suceder… yo estaba segura de que… Zeus…"

—…nos… ¡Hypnos! —La fuerte y gutural voz de Zeus lo había devuelto de golpe al presente.

Abriendo y cerrando los párpados con rapidez y repetidas veces, el dios enfocaba su mirada dorada en el rostro del dios frente a él. Zeus se encontró con el pergamino colgando de una de sus manos, con un ligero movimiento oscilante.

Casi de manera inconsciente comenzaba a presionar bajo sus extremidades, el par de pergaminos que aún mantenía consigo.

—Has estado distraído últimamente —Con una notable voz calmada y un ligero toque gentil, en las palabras de Zeus. No obstante, aquel tono de reprimenda estaba presente—. ¿Tengo que suponer que debo levantar el castigo a Thanatos para que no te quedes con la carga del trabajo?

—No es así, mi señor —Respondiendo con rapidez, Hypnos agachaba la mirada, dejando que sus ojos quedaran hacia el pálido piso, observando con detenimiento como las pequeñas grietas de este, parecían que se habían abierto un poco más—. Es solo que… no es nada importante.

Dejando que el silencio se colocara entre ellos momentáneamente, un sonido metálico iba escuchándose, cada vez más cerca. Cada una de sus extremidades comenzaban a ganar rigidez, sus fosas nasales comenzaban a aspirar de manera superficial buscando aquel reconocible aroma a roble.

Sus labios entreabiertos, orbes abiertos de par en par, así como la rigidez y temblor de su cuerpo. Casi de repente, podía sentir como su garganta parecía secarse, moviendo su manzana de Adán, de arriba abajo, en un vano intento por pasar saliva.

El incesante sonido del metal de la armadura divina de Zeus advertía, que, en cada sonido paso, la cercanía del dios se hacía cada vez más presente. Retumbando con un eco mortalmente perceptible, que no había más que provocar que su inmortal quedara rígida e inmóvil. Sintiendo como su simple presencia acercándose, le haría estremecer cada rincón de su cuerpo.

Sus ojos, sus oídos, su olfato no hacían más que esperar un solo estímulo de peligro.

"¡Tranquilízate!"

Pensaba en sus adentros, mientras inhalaba con colosal esfuerzo por controlar sus pulmones que estaban exigiendo un aire que no necesitaban.

"¡No debes hacer ni una sola estupidez!"

Sin embargo, a unos cuantos pasos, el sonido de estos se había desvanecido, dejando no más que un silencio que parecía aumentar aquella sensación molesta.

Cerrando los pálidos párpados sobre sus dorados orbes, un ligero roce sobre la piel de su mejilla se hacía notar, provocando un estremecedor movimiento desde su cabeza, hasta la punta de sus pies, sacudiéndolo a medida que los cálidos y ásperos dedos se deslizaban como si acariciará a una hoja seca, la cual se rompería si la tocaba con demasiada fuerza. Con lentitud, y una suavidad exagerada, seguía acariciando, y así, llegando debajo de su mentón, para que, de un movimiento delicado y lento, su cabeza iba siendo levantada, mirando la proximidad del cuerpo del regente.

—No me gusta que agaches la cabeza —el aliento cálido del dios se posaba en su rostro, que, sin darse cuenta, Hypnos, con la poca fuerza de voluntad que le quedaba en su temeroso cuerpo, alzaba lentamente sus ojos, para mirar como la frialdad de su gélida mirada, iba desvaneciéndose con una pausada y tortuosa ternura, mezclada con deseo reflejados en ellos—, porque de esa manera… no puedo ver la luz de tus ojos.

Y de esa manera, sentía como los delgados labios de Zeus, entraban en contacto con los suyos con una delicadeza que no podía imaginar. Un estremecimiento recorría su cuerpo a la vez, que perdía por completo el movimiento, y cerrando sus ojos con fuerza, dejaba que el dios marcara el ritmo.

Unas grandes manos y horribles brazos comenzaban a rodear el estiramiento de su cintura. Respirando con una exagerada calma Hypnos, movía sus fosas nasales, y un reconocible aroma a roble comenzaba a percibirse. Comenzaba a sentir como su cabeza comenzaba a dar vueltas, sintiendo como su cuerpo seguía sin responderle.

Sólo podía quedarse ahí, inmóvil e indefenso ante la prisión de los fuertes brazos del dios, no podía rechazarlo, ni mucho menos apartarlo. Era simplemente, su instinto diciéndole que se dejara llevar. Que no se moviera, que no lo rechazara. Pues pronto, se terminaría, y así podría sobrevivir.

De repente, un rechinido de la colosal puerta abriéndose, deshaciendo el íntimo silencio de la Gran Sala.


Aquiles se adentraba al interior en la Gran Sala, dejándolo a sus espaldas, con las grandes puertas de aquel sitio bloqueándole el paso.

. Thanatos miró con la mirada perdida como la gran puerta se interponía entre el ángel y él.

El joven dios sólo mantenía la mirada en la entrada.

Habían pasado dos semanas desde que había sido encerrado en su habitación, así como había pasado ese mismo tiempo, sin que Hypnos apareciera para hacerle más ameno su encierro, siendo su único compañero, aquel miedo que había sentido en el preciso instante en el que su celo comenzara y se hiciera realidad.

Hypnos había terminado su mundo, y con ello, los trances que le permitían estar cerca de su hermano de una manera íntima y provocadora; Habían terminado los besos y las inocentes caricias que le hacía y que él, aun en ese estado, le consentía.

Todas y cada una de las veces que Hypnos se acercaba a él, en medio de un trance que mostraba su parte más vulnerable y la cual no hacía más que buscar protección, consuelo y un cariño; ya se habían ido para no volver jamás.

El rechinido de la puerta se escuchaba logrando que su mirada oscura y atención se enfocaban en la colosal puerta que se abría dejando que toda aquella cegadora y molesta luz del interior le golpeara de repente.

A un lado de la puerta blanca, el interior, Aquiles se encontraba colocando su cuerpo a un costado.

—Dios Thanatos —hablaba el ángel al momento en que agachaba la cabeza en una solemne reverencia, extendiendo su brazo con dirección hacia el interior de la Gran Sala, como señal de dejarlo entrar—, puede pasar.

Reanudando sus pasos, el dios de la muerte avanzaba con un andar extrañamente sosegado y grácil, que, con el mismo notorio movimiento, las túnicas del dios se tambaleaban en un movimiento ondeante, sin vacilaciones ni con el menor ápice de brusquedad.

Cada uno de sus pasos parecía retumbar con suficiente fuerza para hacer que este se estrellara en un sonoro eco en las paredes de la Gran Sala. Hypnos se encontraba de pie dándole la espalda, a simple vista, podía notar como su cuerpo se encontraba rígido alcanzando los límites de tensión.

Volviendo su mirada hacia Zeus, aspirando como en el lugar una oleada de feromonas llenaba todo con su característica fragancia a roble; limitándose a seguir su andar hasta llegar al lado de Hypnos, disminuyendo la velocidad de sus pasos, hasta detenerse precisamente al lado de su hermano.

—Thanatos —respondió Zeus, mientras que, de un solo movimiento, volvía su mirada hacia el estrado, dirigiéndose a este con una calma notable—, tu regreso es oportuno.

Mientras agachaba la cabeza en reverencia, una comisura de sus labios se levantaba al mismo tiempo que sus ojos se entornaban en un gesto de auténtica burla. Para luego, cerrar los ojos bajando la comisura de su boca y relajar su expresión ante el dios.

No obstante, a pesar de la tensa situación, Thanatos podía sentir la mirada de su gemelo encima de su rostro.

Casi de inmediato, Thanatos movía su mirada hacia Hypnos, mirando como su cuerpo aún se encontraba tenso y observando con detenimiento el rostro de su gemelo, dejando que la palidez resaltara aún más.

"¿Te encuentras bien?"

Hypnos movía la cabeza de arriba abajo, asintiendo con tranquilidad, sin apartar la mirada del dios que se alejaba lentamente.

Parecía que su hermano había sido reprendido, y junto con aquella característica ese maldito aroma a roble que se extendía por cada rincón de la sala; no hacía más que hacerle sentir como ejercía un peso notable dominante sobre su cuerpo.

Entonces sabía que, ambos como alfas receptores, les afectaba considerablemente esa muestra de superioridad por parte de Zeus.

Sin duda, era fácil suponer que, aunque, Hypnos idolatrara hasta el hastío, a ese dios arrogante, había notado la expresión casi imperceptible de frustración en su rostro. Así como que era más que evidente que el orgullo de Hypnos era demasiado grande, como para admitir que algo iba mal.

Thanatos volvió la mirada renuentemente, hacia la espalda de Zeus; que con ese mismo garbo había subido los escalones y se sentaba en su estrado soltando un casi silencioso suspiro.

—Estás siguiendo las condiciones —cuestionando con un tono severo, Zeus clavaba la mirada en su rostro—, ¿con las cuales te permití salir de tu encierro?

—Así es, mi señor. Hace unos momentos, acabo de tomar el inhibidor —Thanatos regresaba la mirada con una falsa tranquilidad—. Galena me mencionó que debo seguir tomándolo por el tiempo que usted considera necesario.

—De acuerdo —Finalizaba Zeus con un rostro completamente inexpresivo, a la vez que mantenía esa postura erguida e imponente. No obstante, Thanatos notaba como la incomodidad en el cuerpo del regente, así como de su notable esfuerzo por ocultarlo—. Entonces, ya resuelto ese… penoso incidente; Creo que es hora de que te pongas al corriente de lo sucedido.

El dios de la muerte no dejaba de mirar al regente, que casi de inmediato, giraba la cabeza hacia una de las paredes de la Gran Sala, escondiendo la mitad de su rostro en una de sus manos con la mirada perdida, y casi de inmediato. . , miraba de soslayo con dirección a Hypnos que parecía tener la apariencia de una presa, asustada y buscando una vía de escape.

—Regresarás a tus deberes, junto con Hypnos —Articulando sus palabras con un tono idéntico al de su expresión y ojos helados, Zeus erguía su espalda mientras regresaba su mirada hacia él—; a su vez, de ahora en adelante, ya no se puede mencionar el nombre de Metis en este lugar.

Abriendo los párpados como platos, dejando que sus oscuros orbes se muestren como fiel copia del asombro que había llenado su ser. Volviendo la mirada hacia Hypnos que se mantenía la mirada hacia Zeus, y en un escaso segundo, su vista se giraba hacia el dios sentado en su imponente trono. Thanatos sintió como cada rincón de su cuerpo, se lanzaba un frío estremecimiento, ante las palabras del regente.

"¡¿De verdad?! ¿Qué hizo esa beta como para provocar eso?"

—Dios Zeus…

—Mi señor —interrumpiendo con un tono firme, Thanatos viraba sus orbes hacia el rostro de su hermano impasible mientras agachaba con un movimiento ligero y lento, de manera ceremoniosa—, creo que tendré que explicar la situación a Thanatos. Ya que, los acontecimientos sucedieron durante su encierro, y como acaba de mencionar, debe estar al tanto de… lo sucedido.

Thanatos no hacía más que presionar la quijada y en un movimiento casi imperceptible, escondía sus manos entre las largas mangas de las holgadas y claras túnicas. Contrayendo sus largos dedos, encerrándolos en un apretado y fuerte puño, el dios de la muerte aspiraba con calma el repentino frío de la estancia, sin permitir que la furia de sus ojos negros se extinguiera.

—De acuerdo —el regente hablaba sin un ápice de emoción en su voz, su rostro parecía cansado y con una apariencia aletargada—, para mañana ambos deben estar preparados. Ya que, a partir de ahora, las cosas cambiarán.

—Como ordene, mi señor —Hypnos contestaba sin dejar espacio a que hiciera algún tipo de comentario. Thanatos, limitándose a hacer una reverencia.

En un movimiento fluido, Hypnos regresó su cuerpo para comenzar su andar hacia la colosal puerta de la Gran Sala. Thanatos siguiendo con la pantomima de su falsa obediencia, el dios guiaba sus ojos desde el amarillento y quebradizo piso, subiendo por las largas túnicas blancas que se balanceaban con cadencia.

La idea de tener que tomar un inhibidor con la finalidad de salir del encierro de sus aposentos, era molesta y jodidamente humillante. No obstante, el simple hecho de estar mirando como la redondez de aquel culo delante suyo, moviéndose en un vaivén hipnótico y provocativo; Hubiera sido capaz de provocar que sus feromonas llenaran cada rincón en un intento por reclamar lo que evidentemente lo seducía, marcando su territorio como alfa.

El sonido sordo de la puerta cerrándose a sus espaldas, sacaba su mente de aquella atrayente vista, notando como sus pasos, iban aumentando.

A su vez, acelerando sus pasos, el joven dios extendía una extremidad blanca intentando alcanzar, aunque sea, rozar las túnicas de su hermano.

—Hypnos —casi alcanzó el hombro de su gemelo, Thanatos logró colocar sus largos dedos sobre el hombro del dios—, ¿me explicarás que ocurrió?

Sus pasos comenzaron a perder velocidad, hasta que, de un momento a otro, el dios del sueño detenía su andar, mientras continuaba dándole la espalda.

—Metis cometió traición —con una voz sombría el dios del sueño respondía su cuestionamiento, cada uno de los músculos de su hombro, aumentaban su rigidez en cada segundo.

"¡¿Traición?!"

—Ella provocó que me atacaran —Cada una de las palabras que mencionaba su hermano, parecían que lo golpeaba con una, aunque invisible, pero contundente fuerza.

¿Qué…?

Dejando que sus párpados se abrieran de par en par, el rostro del dios de la muerte sintió que el color de su rostro desaparecía, su cuerpo se entumía y sentía como mente se nublaba con una fuerza insoportable.

—¡¿Qué estás diciendo Hypnos?! —Tratando de salir de su entumecimiento mental, el dios del sueño avanzaba unos cuantos pasos, liberándose de su mano, para volver a detenerse—. ¡¿Cómo es que esa mujer provocó tu ataque?! ¡¿Dónde está ahora mismo?! ¡¿Cómo es que Zeus puede estar tan tranquilo…?!

—Ella ya fue juzgada… —Contestando con un notable tono indiferente sin dejar de darle la espalda—. Zeus… la tiene prisionera en su interior… ]

Thanatos miraba como su hermano había comenzado a caminar a lo largo del elegante pasillo, dejando atrás los bellos corredores, las flores que yacían en las columnas de piedra caliza que brillaban bajo la luz del sol, ya él.

Aun con su brazo extendido y congelado en medio del aire, miraba como Hypnos iba moviéndose con un cadente movimiento, sin apartar la mirada del frente; dejándole ver, no más que sus largos y alborotados cabellos tambaleándose con un movimiento casi errático y descompensado. Además, sin preámbulos, poco a poco, el cuerpo de Hypnos comenzaba a desvanecerse, hasta que había desaparecido por completo.


Su silueta comenzaba a materializarse dentro de las duras paredes de sus aposentos, hasta que había tomado una forma sólida como la intensidad de la soledad del lugar. Hypnos abría los ojos mientras fijaba su mirada en un punto en medio de los tonos anaranjados y rojizos de la caída de la tarde, que se reflejaba a través de la ventana.

Ahí estaba de nuevo, aquella sensación que invadía despiadadamente su pecho, y desgarrando mientras que, sin misericordia, parecía que lo ataba con una fuerza descomunal, tirando con una clara intención, hacia lo que parecía el fondo de una laguna aplastante de evidente y abrumadora. . angustia. Los latidos de su corazón comenzaban a ganar velocidad a cada palpitación, haciendo de ese sentimiento más vivido, más aplastante.

Cerrando sus brazos con fuerza, comenzaba a escuchar el crujir del papel sobre su cuerpo. Sin duda, comenzaba a inhalar con profundidad, a la vez que aquella intentaba neutralizar aquella sensación abrumadora. Sus párpados se cerraban con fuerza, percibiendo como se dejaba llevar por aquel agobiante sentimiento.

Poco a poco, arrugando el entrecejo provocando que sus cejas estuvieran casi juntas, enfocando su mente en como aquel aire entraba en sus pulmones, llenándolos profundamente saliendo con calma, dejando que los latidos de su corazón que iban retomando lentamente, su ritmo natural.

Abriendo los ojos con una notoria calma, manteniendo su casi apaciguada atención, a la vez que iba bajando la mirada con lentitud; lograba vislumbrar los arrugados pergaminos que se encontraban estrujados entre sus brazos.

Moviendo sus pies hacia el pequeño escritorio dejando sobre él los documentos, sujetando uno de los escritos, para dejar el otro sobre la sólida superficie. Sintiendo la peculiar textura del papel deslizándose entre las yemas de sus dedos, en un delicado movimiento desplegaba el pergamino, exponiendo ante sus ojos la ya conocida caligrafía de Zeus.

"Hippos:

"Lamento usar este medio para hacerte llegar este mensaje, pero fue la única manera que tuve para comunicartelo sin que Thanatos lo notara.

"Quiero estar contigo esta noche, solos tú y yo.

"Entre los jardines que rodean la Gran Sala, hay un sendero abandonado que te llevará a un claro lleno de flores, ahí verás las ruinas de lo que antes era un pequeño templo.

"Llegaré cuando la luna esté en lo más alto en el cielo.

"Estaré esperándote.

"Zeus."

Los ojos de Hypnos volvieron a fijarse en medio de un punto en medio de la nada, sumiéndose en sus pensamientos, solamente podía sentir como su cuerpo, comenzaba a sacudirse, aunque ligera, fuertemente.

Viendo como aquellas imágenes, que se había empeñado tanto en evitar, volvían golpeando desde lo más hondo de su memoria.

"—¡Metis…! —La voz de Zeus resonaba en las masas de roca produciendo un estruendoso eco que rebotaba en sus oídos, Hypnos no hacía más que sentir como cada parte de su cuerpo seguía tensándose, paralizando cada rincón de este, escuchando la gran cantidad de resentimiento y recelo en el severo tono de voz del dios regente—. Por un tiempo considerable, tuviste el deber de ayudar a calmar los celos de cada uno de los alfas y omegas de este lugar sagrado. No obstante, has usado tus habilidades en un intento de perjudicar algo que tu misma ayudabas a construir. ¿Tienes algo que decir al respecto?

"—Zeus… yo nunca te traicionaría… —sus palabras salían entre gimoteos, a la vez que la mujer intentaba calmarse.

"—¡Silencio! —Nuevamente la voz del mando del dios se hacía escuchar. Aunque no estaba dirigiéndose a él, Hypnos no podía evitar encogerse ante tal imposición—. Entonces, ¿negarás que mencionaste que cambiaste hierbas en la infusión para mi celo?

"Poco a poco Hypnos sintió como su cuerpo comenzaba a doler provocada por la misma rigidez en cada parte de su divino ser. En medio de aquel inhóspito lugar, las feromonas con olor a roble comenzaban a esparcirse libremente con la ayuda de una delicada brisa que viajaba traviesa por aquella bellamente aterradora prisión, alejada del templo de Zeus. Olfateando con detenimiento, Hypnos notaba que el olor de ellas era diferente a lo que combinaba olía: con la peculiar mezcla de resentimiento, ira y dolor.

"—Y-yo nn-no. Pero, fueron para que no sufrieras por los efectos secundarios…

"—¿Tampoco niegas que fuiste tú quién le dijo a Hypnos a dónde dirigirse ese mismo día?

—N-no… tú…

"—Parece que no entiendes la gravedad de la situación —soltando un suspiro sonoro que era seguido de un bajo gruñido proveniente del lugar donde se encontraba Zeus—, gracias a tus acciones, avivaste mi celo en lugar de apaciguarlo. Si eso no fuera suficiente… enviaste a Hypnos a un claro, muy cerca de donde yo me encontraba…

"'¡¿Q-qué ha hecho?!'

"—Creo que te has dado cuenta… fui yo quien atacó a Hypnos. Esa fue la razón por la cual me he negado en informarle a Nix lo sucedido. Tú más que nadie, sabe de lo que ella puede llegar a ser capaz cuando se trata de venganza —La voz de Zeus podía escucharse al mismo tiempo que un sonido rechinante y metálico se que parecía moverse de un lado a otro, sintiendo como su cuerpo comenzaba a sobre exigir aire, a la vez que sentía como cada rincón de su ser se movía trémulo—, por eso, no tengo más opción… que… Metis, te condeno a permanecer encerrada en el Tártaro, junto con los titanes que tu misma ayudaste a encerrar…

"-¡No! ¡No puedes encerrarme en ese lugar! —Un grito salía de los labios de la titánide, interrumpiendo las palabras del Zeus resollando con fuerza y con un claro tono desesperado—. ¡Acepto toda la responsabilidad por lo que ¡No me importa lo que me hagas a mí! ¡Sólo diez piedad de nuestro hijo, que ahora mismo está creciendo en mi vientre!

Soltando por completo el documento, este cayendo con un golpe sordo, mientras que los brazos se movían enredándose alrededor de su cuerpo que estaba siendo víctima de una notable y feroz sacudida.

—No… puedo negarme —Sus palabras se escuchaban como un susurro, que, a duras penas, se escuchaba en un casi silencioso susurro.

"¡Maldita sea!"

Maldiciendo en sus adentros, Hypnos trataba de ahogar un grito, que salía del fondo de su pecho oprimido que iba ganando fuerza en su garganta, ahogándose al igual que angustia, miedo y ansiedad.

Había sido un testigo sigiloso de lo cruel y despiadado que era Zeus como gobernante, pues no había dudado en juzgar y castigar tan duramente al ser que lo había acompañado por una con muchísimo cantidad de tiempo, y sin más, también había declarado que él sabría. que hacer con aquel ser que esperaba, cuando llegara el momento de su nacimiento.

"Lo dicen cómo si les preocupara que un alfa como yo, formara un lazo con el gran Regente de los Dioses. Pero, es imposible, no puedes formar un lazo con un alfa'".

En cada una de los días y noches en los que su mente se distraía con la cantidad de trabajo como consejero, para no pensar en lo que ello significaba. Ahí estaban de nuevo, esas palabras que había tratado de ignorar todo ese tiempo.

Y, ahora, con aquel despiadado evento, sabía que el destino que le había forjado a Metis era no más lo que le había esperado a él, sólo por desear tenerlo. Y así era, lo había tenido, en una unión violenta que lo había dejado herido por un tiempo considerable.

De un momento a otro, una de sus manos, soltaba a su brazo levantándose titubeante. Con un movimiento trémulo, sus dedos se posaban sobre la suave piel de su cuello, y hurgando por debajo de sus cabellos dorados, tanteando con cuidado, hasta que ellos, se encontraron con una serie de hendiduras de dientes fuertemente marcadas en la piel de su nuca.

"'¿Acaso lo olvidaste, Hypnos? Nuestra madre nos dijo una vez, que los lazos exclusivamente se forman entre alfas y omegas. Ella cree, que morder el cuello de un alfa, no es más que una táctica para dejar fuera de la competencia...'"

Volviendo la mirada hacia la ventana, podía notar como la noche había caído sobre aquel sacro lugar, la luna, tímida y elegante se levantaba junto con el inimitable cielo salpicado de incontables estrellas que brillaban para ellos con aquel paisaje nocturno.

Había sido su deseo el meterse al lecho de Zeus, lo único que pensaba era en cómo lograrlo.

Ahora, aunque era de manera furtiva, era su amante. Y, aunque odiaba admitirlo, se había equivocado.

Se había dejado llevar por sus deseos antes de actuar con una razón fría y calculadora, y por ello, tenía que estar a solas con aquel dios alfa, que lo había tomado con una brutalidad indescriptible, y que sólo era nombrado su amante para calmar su remordimiento insulso.

Una violencia que había hecho mella en su ser; a tal punto que no podía estar a solas con él sin sentir que su cuerpo se preparaba, buscando una salida y un momento preciso para huir o atacar.

Una violencia que no hacían más que provocarle un miedo irracional cada vez que sentía sus caricias en su cuerpo.

Una violencia que no le dejaban ganas de tolerar la esencia de sus feromonas y no hacían más que regresarlo a aquel día.

Odiaba lo admitió, pero ver como Thanatos atacaba a Zeus le había provocado una pequeña, pero satisfactoria sensación de tranquilidad. Él siempre había estado para protegerlo, y sabía que siempre estaría ahí para él.

"¡Maldición!"

No obstante, sin dejar de mirar como el brillo plateado de la luna asomándose por su ventana gobernando sobre las sombras de la oscuridad de sus aposentos, debía mantener la calma y seguir el juego, hasta que supiera con exactitud qué consecuencias le traería aquella mordida sobre él.

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] En el mito, tras tomar a Metis como su esposa, Zeus temeroso que ella concibiera hijos más poderosos que él (basándose en una profecía), hizo caso al consejo de Gea y Urano, procediendo a tragarse a Metis para encerrarla en su interior.

Hooooliiiii! (/ω\*)

¿Qué les pareció el capitulo de hoy?

Espero les haya gustado. ;Yo estoy muy emocionada porque por fin se esta viendo la conexión entre ambas historias.

Bueno han pasado cosas desde el último capitulo, así como de nuevas ideas para otras historias de otros fandoms. No se preocupen creo poco a poco saldrán los proyectos además que les tengo una sorpresa para los siguientes capítulos.

Bueno ya saben pueden comentar que les pareció, mentarme madres a mí o algún personaje, escribir teorías, desahogarse, o simplemente un saluditos. Es su espacio y todos los comentarios son bienvenidos.