"Bajo tu piel"

CAPITULO XXX

.

.

.

Al inicio, había querido destriparlo...

—No es lo que parece.

…pero luego que le dedicara la misma cordialidad que a cualquiera y se abstuviera de soltarle puyas como el resto, su percepción sobre Killi había cambiado.

Ya no le caía tan mal.

Sabía de sus sentimientos hacia el moreno y no los ventilaba, tenía agallas y era decente: en efecto, era un tipazo.

—No recuerdo haber dado una apreciación al respecto—siseó resguardado tras su melena.

Pero eso no tenía absolutamente nada que ver con la amargura que subía a trompicones por su garganta.

—Lo sé, pero quiero aclararlo.

Habría blanqueado los ojos ante trillada frase, pero estaba más concentrado en no dejar de parpadear porque de pronto le ardían los ojos.

—No creo que tu intención se ubique cerca en cuanto a la consideración que deseo brindar.

Aquella lejana noche, Potter afirmó que no lo había hecho con Killi, pero dado el escenario, no creía que haya sido así los días siguientes. Igual, si hubiera pasado, este se habría inmutado una mierda, tal como hacia delante de Miky.

Parecía del tipo fresco, casi un poco como Blaise.

—El único que ha estado aquí es Kerry, estuvo durmiendo cuando-

—Potter-

—Voy en serio cuando digo que no ha pasado nada-

—¡Potter!

Finalmente se calló.

—Dije que no tienes por qué dar explicaciones—Se encogió de hombros—esta es tu casa y yo un huésped.

Aprovechando el repentino desconcierto, se desplazó hacia él, quedando cara a cara.

—¿No ibas a acomodar este desastre?

Malfoy batió de nuevo sus pestañas albinas y a Harry le pareció que nada estaba bien. El aire a su alrededor era gélido.

—Lo haré—masculló apretando los dientes—pero antes quiero-

—Yo no—rebatió el rubio.

Harry, quien una vez pensó que en su puta vida desearía justificar ese tipo de malentendidos, se encontraba de pronto ferviente por hacerlo y sin que se lo pidieran.

—Comenté que—paseo la vista por el escenario detrás, consciente que no le iba a dar tregua—viene a veces...

Conocía la dinámica. Malfoy se cerraría mientras su suspicacia seguiría dibujando increíbles escenarios dentro de su rubia cabeza, luego lo evadiría, y al mínimo descuido, huiría.

Movió la muñeca solapadamente precaviendo que ocurra.

—…anoche fue una de esas ocasiones, cenamos y nos alistamos para dormir. Yo en mi habitación—se apresuró en aclarar—intente tomar una ducha-

—Desearía que no pasaras de mi voluntad—En la ignorancia estaba la felicidad—No cuesta nada.

—No quiero malentendidos sobre lo que estás viendo.

—¿Te refieres el consolador o a la cama destendida?

Maldita la hora que Malfoy lo creyó gay pasivo.

—A todo.

Solo complicaba las cosas.

—Aquí vamos de nuevo. No me interesa, apesto, quiero dormir.

—Malfoy-

Una mano pálida se posó sobre su hombro con fuerza.

—Mañana...—susurró el rubio enterrando la vista en sus pies—…hablemos mañana.

Asintió, rindiéndose al tono suplicante.

—Supongo que es—El otro lo soltó y paso de largo, empujándolo—…una excelente idea...—completó en un gruñido.

Sabiéndose solo, se adentró agitando una mano y el montículo de cosas comenzó a enrollarse en el aire.

—bolsa...—llamó desganado, y una muy grande floto hasta él antes de expandirse sola y recibir la maraña enrollada que luego estamparía sobre el escritorio de su colega ni bien tenga la oportunidad.

Se sentía ansioso, cansado e irritado, como cada vez que él y Malfoy estallaban.

Pero esta vez no había pasado, y eso agudizaba su intranquilidad.

Nada estaba sucediendo como esperaba.

Con el rubio, pensar era como tener una navaja contra la garganta, el entendimiento salía por la ventana. Y todo lo que sabía hacer era atascarse más y más en esa confusa locura.

Salió de la habitación y dio con su huésped recargado en la barandilla de la escalera, cruzado de brazos, casi dormitando. Tenía los ojos cerrados y parte de su melena colgaba bajo su barbilla.

Suspiro aliviado de no encontrarlo en el piso inferior, repiqueteando su pie con impaciencia.

—Ya está todo listo—Aviso acercándose.

En respuesta, el otro abrió lentamente sus parpados caídos y le frunció el ceño.

—…genial.

No parecía "genial", parecía que se iba a desmayar, así que se apresuró en tomar su brazo y pasarlo tras su cuello.

—Puedo solo.

El débil empujón de Malfoy solo le hizo alzar las cejas.

—Déjame ayudar—Insistió reafirmando el agarre y guiándolo irrevocablemente hacia su destino—Me pasó lo mismo cuando fuí novato, más veces de las quisiera admitir.

—¿También te llevaron a cuestas? —Se rindió, recargando casi todo su peso sobre él.

—No, me arrastré yo solo.

Un bufido y una virada de ojos.

Ojos cansados de pez muerto.

Se contuvo de sonreír como idiota mientras su nariz rozaba las finas hebras que despedían el suave aroma de su propio shampoo.

—No invento—desvió su nariz al frente en un desesperado intento por no hundirse en el contrario, evocando su primera misión al lado de su inútil colega asignado—Alquilaba un espacio en el tercer piso de una casa familiar. Me aparecí como a las tres de la mañana y me arrastré desde el jardín delantero hasta mi habitación. Hecho mierda, literalmente.

—¿Y tu equipo? —Preguntó desconcertado, alzando la cabeza.

Se sorprendió que estuviera prestando real atención, pero se abstuvo de evidenciarlo y le dio gusto.

—Me cambiaban de pareja seguido en aquel entonces, no recuerdo exactamente lo que le ocurrió—¿había sobrevivido? en verdad no recordaba.

—Así que huyó de tu lado en cuanto pudo.

Apostaba a que fue al revés, pero no replicó.

Su yo novato había sido una bestia enloquecida que había dejado atrás a quienes no pudieron seguirle el paso sin morir en el intento. Varias veces.

Hasta que Robards le prohibió actuar solo y aprender a trabajar en equipo. O al menos, intentarlo.

—Seguro que así paso—Se detuvo bajo el marco de la puerta, mientras el otro tiraba de su brazo, desembarazándose—Que descanses—Susurró.

—Tú también—respondió el rubio ingresando a paso firme, sin voltear una sola vez.

Harry se mordió el labio sin moverse, mirándolo desaparecer bajo las frazadas.

Quería entrar también.

Acurrucarse en su espalda, respirar su cabello suelto, convertir en una maraña las extremidades de ambos. Cada idea se le hacía más añorable que la anterior.

—Si necesitas-

—Dormir—Siseó su huésped amortiguado, totalmente fuera de vista.

Sujeto la manija y tiró resignado.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

—Maldición—renegó parpadeando.

Alguien intentaba entrar, sus protecciones interrumpían su placentero descanso mandando alertas.

Eso no pasaba desde que se refugió en ese barrio muggle.

Se sentó despacio, masajeando su rostro.

—¡Potter!

Por supuesto.

—¡Miope de mierda!

Solo un Slytherin en todo el mundo podía aparecerse a placer, y dormía en el otro cuarto.

—¡Potterrrrrr! ¡Sé que me oyes, grandísimo…!

Apretó los dientes ante el entrecortado, lejano, pero inconfundible retintín que resonaba dentro de su cabeza.

—¡Se que Draco está ahí y no me iré sin el!

Si Zabini no cambiaba de parecer, realmente saldría y no le iba a gustar lo que pensaba hacerle.

—¡Asoma tu horrenda cara o te arrepentirásEstoy encabronado, te lo advierto!

Bufó tirándose de nuevo, decidiendo ignorarlo por puro gusto de hacerlo renegar y cagarse más de frio.

—Me parece bien...—soltó al aire.

Mas divertido seria reanudar su sueño sabiéndolo afuera, totalmente a la intemperie.

—¡Mierda! ¡Te meteré tras las rejas! ¡Lo juro! En cuanto sueltes a Draco...

Se enrolló hacia el otro lado de la cama apretando los puños.

No le haría caso, aunque quiera hacerlo pedazos por joderlo.

Nop.

—¡Dracoooooooooo!

Cayó profundamente dormido.

Sonriendo.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

—Gracias, amor—Exhaló Theo, ojeroso y cansadísimo como pocas veces antes, recorriendo la apetitosa comida servida—pero no tengo hambre.

—¿Tan malo fue?

Neville entrecerró los ojos, barriendo a su pareja de pies a cabeza, preocupado.

—Lo suficiente como para no querer despertar una semana.

—Entiendo—cubrió el desayuno listo desde primera hora de la mañana—Ven—extendió los brazos.

—Los odio cuando me hacen esto...—se quejó necesitado, dejándose envolver con fuerza.

Había sido convocado de urgencia a inicios de la madrugada, y no lo habían querido soltar hasta las seis. Algo nada bienvenido de su parte siendo que acaba de hacer turno completo y horas extra.

Era como si le hubieran conectado dos días de trabajo ininterrumpido.

—Hueles genial.

Era la tercera vez que pasaba y para variar, había sido un caso de Potter.

—No me he bañado—Trató de separarse.

—Ni se te ocurra—Lo aseguró Neville en su sitio—Me acabas de poner muy duro—informó en un gemido ronco.

No mentía. Su aroma masculino era embriagante.

—S-sabes, tal vez sea mejor—Su mentón fue atraído y su lengua perdió dominio mientras era enrollada por otra igual de húmeda y resbalosa—hmff…n-nevv-

Su boca fue avasallada mientras su cuerpo era arrimado sobre la mesa del comedor, y solo atinó a temblar mientras su gryffindor lo devoraba a besos.

—No me importa—Resopló Neville liberando los sonrosados labios.

Theo siempre daba mucho de sí por complacerlo, todo el tiempo.

Lo relajaba con masajes, encargaba su comida favorita aunque no coincidieran en el almuerzo, se conocía de memoria las poses que lo encendían y cada punto sensible de su cuerpo, y para coronar, era un máster con las felaciones.

Esta vez quería encargarse, demostrar que también daba la talla, confortarlo.

—Ríndete—Demando cuando el castaño quiso luchar débilmente contra su peso, y lo atajo con más ímpetu.

Se la iba currar dejándolo desmadejado y complacido.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

—¿Puede repetir con quien desea reunirse?

—Con el ministro—exigió Blaise molesto.

Llevaba veinte minutos en recepción intentando que alguien se tome la molestia de redireccionarlo para registrar sus demandas. Quería oficializar dos, una por allanamiento, y otra por pésima atención al ciudadano.

—Me temo que no será posible.

—¿Muy ocupado como para dignarse a atender un insignificante civil?

—Ciertamente ¿señor...?

—Zabini, maldición—La mujer parpadeó inexpresiva—¿Quién es el siguiente en el cargo?

—El viceministro, sin embargo-

—Bien, páseme con él.

—Ahora mismo está algo ocupado—manoseó unas hojas bajo su nariz—las disculpas del caso ¿señor...?

—¡Van cuatro veces!

La mujer lo barrio desde la cabeza con expresión aburrida.

—Todos los altos mandos, especialmente el área legal, están en reunión.

—¿Quién no está en reunión?

—El personal de limpieza y aprovisionamiento, pero me temo que, dada la envergadura de sus funciones, no podrán hacer mucho, señor...

—¿es tan difícil unir tres sílabas?

La señora de frente arrugada y mirada inexpresiva se cruzó de manos sin responder.

—Zabini Blaise—le gruño entre dientes.

—Verá, nuestros departamentos están atendiendo diligencias impostergables—remarcó la última palabra—no se recibirán solicitudes de baja clasificación hasta la siguiente semana. Le sugiero que regrese hasta entonces.

—Baja clasificación...—repitió estupefacto antes de apretar los dientes y reclinarse sobre el mostrador.

La mujer no se inmutó, solo lo siguió mirando aburrida.

—¡Llevo toda la madrugada con mis protecciones abajo gracias a su grandioso héroe nacional culero-de-mierda-Potter—golpeó la repisa arrancando finalmente una reacción a la aburrida mujer, quien volteó los ojos con aparente hastío—¡Allanó mi casa y secuestro a mi mejor amigo! ¿Dónde estaban los-

—Todo reclamo sobre daños causados por Harry Potter son recibidos en la ventanilla veintisiete—Estiro una mano señalando el final del pasillo desierto—Existe un departamento exclusivo para esa tarea ya que la cantidad de quejas supera nuestra cifra regular anual.

—¡No vine a engrosar la lista! ¡Quiero levantar una demanda oficial! Es diferente, no puede simplemente-

—Como le indique, acérquese a la ventanilla veintisiete la siguiente semana, señor.

—¡Señor Blaise Zabini! mierda...

—Lamento no poder ayudarlo con su requerimiento, que tenga buenos días—lo despidió la mujer ocupando sus documentos de nuevo.

Blaise tenía fuertes sospechas que el personal del Ministerio pasaba descaradamente de su presencia ya que había resbalado una gota muy gorda esa madrugada, pero no querían levantar polvo.

¿Querían cubrir la ineptitud de su personal? ¿La irregularidad de sus gestiones operativas, quizá?

Se alejó de la ventanilla para desplomarse sobre uno de los mullidos muebles del Hall, notando que no había otra alma más que la suya robando aire.

Se cruzó de brazos, esperando.

No sabía que o porqué, pero presentía que debía exprimir lo último de paciencia que le restaba y permanecer ahí.

Se acomodó a sus anchas, peinando su cabello oscuro con los dedos, pensando que, si su conjetura era cierta, Potter tenia a Draco y no lo soltaría tan pronto. Menos lo recibiría en su sala para tomar el té. No después de los insultos que soltó hace rato.

Aunque, siempre existía la posibilidad de no estar en lo cierto, y que ni Draco ni Potter hayan llegado a casa; y que haya estado gritándole a la nada.

De ser así... ¿dónde...?

Sus parpados cayeron pesados y cayó profundamente dormido, tan profundo, que las horas siguientes fueron un parpadeo, y cuando abrió los ojos de nuevo, ya no estaba solo. Un sujeto sentado en el asiento contiguo bostezaba tras su mano sin mirarlo.

Se enderezó de golpe ocasionando que una chaqueta negra resbale desde su torso hasta el suelo. La miró confundido.

—¿Es tuya?

—Malfoy no está aquí.

—¿Dónde está? —cuestionó de inmediato, volviendo a su interlocutor.

—Con Harry—informó apoyando el mentón en su mano, muerto de cansancio—sano y salvo—agregó suspirando mientras paseaba la vista por todas las ventanillas vacías del frente.

—Llévame con el—Demandó.

—No veo la necesidad.

Kerry se levantó estirando las arrugas de su ropa con las manos.

—¿Disculpa? —cuestionó entre dientes, levantándose también.

—Lo que dije, Malfoy la está pasando mejor que tú y yo juntos, no exagero—La chaqueta tirada flotó hasta su mano, por lo que procedió a asegurarla en sus propios hombros—Si fuera tú, invertiría esa energía en no coger un resfriado.

Lo escaneó fugazmente una última vez y giró sobre sus pies.

—¡Hey! No hemos terminado—el otro se alejó, ignorándolo—¡Llévame con Draco!

El pelirrojo se detuvo.

—Un por favor no estaría mal—reprocho por decir.

Aunque le diera gusto, se rehusaría.

—¿"Por favor"? Ja, el redomado idiota que tienes por amigo secuestró al mío luego de tumbar mis protecciones—apretó los puños notando que el otro perdía color de golpe. Entrecerró los ojos—Aunque tu ya lo sabias ¿cierto?

—¿Tus protecciones? —negó en el acto mientras el aristócrata de cabellos sueltos parecía enojarse más a cada instante— No tenía idea. Y por sea el caso, Harry no secues-

—Estas perdiendo mucho color—Siseo Blaise cortándolo y acercándose a pasos agigantados—Sabes lo que pasó ¿cierto? ¿también participaste con Draco en la captura? ¿A dónde lo llevaron? ¿Qué le hicieron hacer?¡Contesta!

Kerry ensanchó los ojos, horrorizado que estuviera enterado tan temprano. Todo eso aun no salía en los artículos mañaneros como pensó que sucedería.

—¿Qué si estuve con él en la captura?

—Sería perfecto para mí.

—No pasará, no te llevaré con él, mejor espera en casa.

—Dime lo que sabes.

—Ya te di el consejo del día, ahora adiós—caminó hacia el pasillo lo más rápido que le permitía su aire casual.

Pasos secundarios resonaron tras él.

—No me sigas—Farfulló acelerando, ya sin disimular, arrepentido de haber cedido a la compasión que lo azotó al dar con Zabini tiritante de frío sobre la silla del Hall, llevando una camisa de seda semi-abotonada y un pantalón de fino lino tan delgado como su posibilidad de huir de él.

Pensó en pasar de largo, pero al final, ya sea por su inclinación de ayudar o mera lástima, fue incapaz de ignorar su estado. Bueno, le habría nacido a cualquiera. ¿No?

El tipo tenia medio torso al aire.

—No me pienso quedar mirando mientras la única opción de dar con Draco se aleja de mí—anuncio el italiano, encogiéndose de hombros e imitándolo—Parece que toca actuar...

—¿Actuar? —Kerry se detuvo de golpe—¿Crees que puedes forzar a un auror a complacer tus caprichos? —Sacó pecho desafiante y entorno los ojos—Aquí estoy ¿Qué piensas hacer?

El otro siguió acercándose más y más, hasta chocar con sus pies y hacerlo trastabillar con una pared subyacente.

—Definitivamente, algo peor que lo que le hice a Potter—canturreó Blaise aplastando su cuello con el antebrazo—escucha—susurró rozando su nariz sin dejar de taladrarlo—he tenido una mañana de mierda aquí, y siento que voy a explotar—enfatizó—no me hagas repetirlo.

Kerry jadeó cuando sobrecogedoras ondas mágicas emanaron del hombre, entumeciendo sus sentidos.

—T-te van a detener—Balbuceó estremecido mientras su cuerpo hormigueaba como si lo recorrieran miles de patitas diminutas bajo la piel— si te pillan haciendo-esto- ugh… ¿Qué es esto? —frunció el ceño entorpecido y odiando la sonrisa engreída del más oscuro.

No lo vio tocar varita ¿Cómo se las arreglaba para afectar su sistema así?

Habría pensado que era un experto en magia no verbal, pero fue incapaz de devolvérsela a Potter aquella vez que fue aventado al asfalto, así que la posibilidad estaba, de plano, descartada.

¿Era un truquillo de familias nobles o algo así?

Esto no es nada de lo que te tengas que preocupar si cedes a mi petición—aseguro Blaise divertido de verlo perder compostura.

Desde el inicio, ese tipo había actuado demasiado inalterable ante su presencia y eso le había jodido un pelín. Sin embargo, ahora que lo tenía gesticulando fuera de juego, su humor estaba mejorando a velocidad alarmante.

—N-No puedo a-aunque quiera, t-tengo una cita con el área médica.

Era cierto.

La razón de su presencia en las instalaciones era que había sido convocado de suma urgencia, y exclusivamente, para ser evaluado físicamente por el departamento interno.

Ya tenían conocimiento que su cuerpo había sido destrozado y reconstruido dentro de la base, como también, que en su sistema circulaba una poderosa sustancia fabricada por Hoffman. Habían sido informados por los legeremantes que penetraron la mente del licántropo más joven esa mañana.

Mientras perdía tiempo con Zabini, probablemente Thomas esté siendo exprimido en los pisos inferiores.

No necesitaban a Malfoy para tratar a esos dos, no cabía duda.

—¿Cuánto tardarás?

—¡N-no! —aulló Kerry cuando los hormigueos se concentraron en su entrepierna, haciéndole perder el hilo—¡No lo sé! Eres un-jodido cabrón ¡Páralo! —Se retorció sumamente incomodo.

—Uhmmm, no estamos llegando a buen puerto.

—T-tu ganas, te ayudare, te lleva-ré con Harry ¡De veras lo haré! —Trató de empujar al italiano, pero sus brazos solo se agitaron torpes— Para esta maldita cosa, joder-

Iremos juntos a esa cita—propuso Blaise sin moverse un milímetro—y te esperaré afuera.

—V-vale, s-suena bien—Y una mierda, pero ya quería recuperar su cuerpo—Ya suéltame-

—Una última cosa—Blaise chocó sus frentes, entornando sus oscuros y penetrantes ojos—Te sugiero no huir o siquiera intentarlo, tampoco delatarme sobre lo que ha sucedido aquí—La garganta que aplastaba subió y bajo, tragando saliva—Tal vez no estoy loco como Potter, pero soy capaz de hacer tu vida un infierno si me lo propongo.

—E-entendido-ugh-

—Genial.

Finalmente lo soltó, causando que las odiosas sensaciones del otro desaparezcan.

—M-merlín—Exhaló Kerry resbalándose hasta quedar sobre su trasero, sujetando su cuello en todo momento—Hazte ver, eres un lunático—escupió acribillando al más alto con los ojos, siendo mirado desde arriba con sorna.

—Por supuesto que no, ricitos—largó Blaise con una risa fresca, extendiendo su brazo—es tu culpa por hacerte el difícil.

—Debí dejar que te congeles, debí ignorarte, debí hacerlo, maldición—farfulló Kerry manoteando la mano del italiano y parándose sin ayuda—Lo haremos, y luego de esto, no quiero ver tu cara de nuevo.

Se sacudió el pantalón y reanudó su marcha, decidido a no mirar a su acompañante.

—Que mal, estas sonando como el perdedor de Creevey—se burló Blaise blanqueando los ojos—dijo algo parecido la vez que Potter lo abandonó. Ustedes, los Gryffindor, no tienen aguante para nada.

—No soy un Gryffindor—Espetó Kerry sin detenerse

—¿Ah no? —Blaise se niveló a su costado de inmediato, curioso ante lo último—¿Entonces?

—Y no menciones a Collin en vano—lo ignoró—ya no está entre nosotros.

—¿Al fin lo destituyeron? ¿Dónde dejo mi carta de agradecimiento?

—No—Apretó los dientes—Esta muerto.

Silencio.

—Difícil de creer ¿Cierto? —finalmente enfocó a su acompañante.

El italiano le correspondía sin perder ritmo, con las manos en los bolsillos, el torso firme descubierto, y su larga y ondeada melena suelta levitando a causa del aire que se colaba por las ventanas de los corredores.

No podría catalogar su expresión, era vacía, muy parecida a la que ponía Malfoy la mayoría del tiempo.

—Siendo malo en duelos, y algo torpe—agregó volviendo al frente, hablando más para sí—sus posibilidades de vivir eran proporcionales a la protección que su equipo pudiera brindar, y murió en un parpadeo.

—¿Es culpa lo que oigo?

—Fuimos equipo, es natural sentirla.

—Que tontería…—musitó Blaise fríamente.

Kerry apretó los dientes para no insultarlo. Sabía de su desprecio por los funcionarios de Ministerio (lo expresaba abiertamente), pero eso era más de lo que creía poder soportar.

—¿una tontería? —consiguió cuestionar apretado—¿la muerte de mi compañero?

Blaise dejó escapar un bufido socarrón al notar la evidente revolución.

—¿Qué da tanta risa?

—No tiene sentido lo que haces—opinó sardónico—Cada escuadrón pasa un riguroso proceso de formación que asegura la capacidad de salvaguardar vidas. Te recuerdo que tu amigo gryffindor también lo llevò—curvó una ceja—¿Por qué cargar culpa?

—No te equivocas, pero no todos damos lo mismo en el ejercicio. Creevey era-

—Una carga—sentencio sin pestañear.

Aunque era cierto, a Kerry no le gusto ese tonito bañado en desdén.

—Su mayor aspiración era conseguir al cuatro ojos, no ser el auror del año.

Aceleró el paso queriendo dejarlo atrás.

Si seguían compartiendo aire acabaría desconociéndose, y no quería. Zabini buscaba eso, romper su compostura, hacerlo ceder, quebrarlo.

—Pagó el precio de su ambición imposible.

No le daría gusto.

—¿Vas a fingir que no se unió a ustedes con esa finalidad?

Debía ser un talento ser así de corrosivo.

—Apuesto a que estaba lejos de lograrlo, y que en general, no daba la talla.

Otra risita socarrona.

—Su muerte fue inevitable.

—Cierra la boca—Expulsó entre dientes.

No había dormido bien, y había desayunado una tostada seca de su alacena. Definitivamente el hambre lo estaba afectando porque cada frase del italiano le estaba tocando los nervios.

—No tiene de malo aceptar uno que otro hecho que me da la razón—Evaluó el porte del pelirrojo, quien caminaba muy tenso—sobre todo si aliviana esa carga autoimpuesta que planeas arrastrar.

—Nunca me podré entender con una persona como tú—soltó con el pulso alterado—me tomará dolores de cabeza tratar de hacerlo—cuchicheo de nuevo para sí.

—Su negligencia cavo su tumba, no ustedes—canturreó—y no te sulfures, lo dije por tu bien—agregó.

—Que alma tan noble llevas por dentro.

—De nada—sonrió con todos sus blancos dientes, aún sin lograr que el otro lo mire de nuevo.

—Pero no te molestes, tus esfuerzos son vanos, ya que cualquiera que no comparta esta profesión es incapaz de entenderlo.

—¿Por qué muere la gente? —Cruzó sus manos tras la cabeza al no recibir respuesta—Lo entiendo más que lo que quisiera...—continuó suavemente, casi siseando, sin abandonar la nuca rizada—Por tu bien, abandona esa postura de mártir. Déjasela a Potter, a él le queda mejor.

—¿Ya acabaste? —Ladró Kerry, molesto de haberse cruzado con ese tipo insoportable.

—No—en un paso lo niveló—Me olvidaba de agregar que las desgracias de otros son cuento aparte—pensó en Draco adolescente y su retorcido destino—Si sus vidas dependieran de nosotros, nadie padecería.

—Lo anotaré para más tarde.

—Una última cosa—se inclinó sobre el pellirrojo, quien respingo sin poder ya controlar la tensión de todo su cuerpo—Entérame sobre Draco—solicitó violando su espacio personal—Me estoy perdiendo de muchas cosas y no lo soporto.

Kerry dobló otro pasillo con ímpetu, medio nervioso, medio desesperado por alejarse, dando con una puerta que recitaba "Recepción Medica" bloqueando el camino.

—Me temo que tendrás que esperar un poco más—Se plantó frente a ella y toco dos veces.

El italiano chistó, frunciendo el ceño.

—¿Kenny Kerry?

Un mago rubio de bata celeste asomaba desde adentro, evaluando al pelirrojo:

—Es correcto.

—Entregue su varita antes de entrar—extendió la mano.

Kerry hizo caso, pero además se quitó la chaqueta y se acercó al italiano, quien espectaba cruzado de brazos un poco detrás.

—Por si te congelas esperando—la ofreció.

—No la necesito—la ahuyento a su par con una mano.

—Te encontré casi morado de frio.

—Me aplicare un hechizo, entra de una vez.

—Hombre...—Kerry sujeto la mano contraria y estampó la prenda—No demoro—agrego escabulléndose por la puerta junto al otro mago, sin dar cabida a replicas.

Ya en soledad, Blaise alzó una ceja analizando la corriente prenda.

No era de marca, pero olía bien.

Quitó un cabello ensortijado de la tela, maquineando que no le servía volver donde Potter. Las protecciones lo tenían vetado y ya había comprobado que nadie asomaría, ni para devolver sus pullas.

El Ministerio estaba desembarazado de solicitudes externas. Theo inubicable, no respondía lechuzas y su flù estaba bloqueada. Solía hacer eso cuando no quería que nadie lo moleste o cuando se esfumaba a atender asuntos de inefables.

Solo le quedaba esperar a ese pelirrojo quien, contrario a su inicial opinión interna, parecía incapacitado de negar ayuda a quien se le cruce. El tipo además sabía mucho.

Sonrió malicioso, acomodando la chaqueta en sus hombros.

Siempre podía aprovecharse de su nobleza y exprimir hasta lo último de información que pudiera.

Tenía un montón de preguntas y nada de paciencia, pero se iba a esforzar.

Por Draco.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.