Buenas, tardes, días noches, Este capitlo cronológicamente esta durante el entrenamiento de Ake y los demás. Pero como mayormente se tratan de Flash Back, o recuerdos de Ranma antes de ser invocado, decidí separarlo.

Ake y los demás ya estaban dormidos. Raphtalia y Filo descansaban en un lugar apartado junto a la maga que había estado entrenando con nosotros. Yo, por mi parte, me refugié en una habitación separada que había construido para mí misma. Desafortunadamente, ya no podía usar las plantas lascivas como antes; Filo me había descubierto, y no quería correr el riesgo de que Raphtalia o los chicos también se dieran cuenta, por lo que opte por utilizar mis propias manos.

Mi cuerpo aún temblaba ligeramente, con esa sensación de inquietud que se quedaba atrapada en mi pecho, con mi respiración entre cortada. Sentía un calor incómodo en mis piernas y con mis bragas empapadas, un recordatorio de mi soledad, una señal de que buscar consuelo de esta manera no era suficiente. No quería placer, solo un momento de calma, aunque fuera breve, para detener la tormenta que llevaba dentro.

Como siempre, la paz no duró. Esa sensación de alivio se desvaneció rápido, reemplazada por un vacío todavía más grande. Mis manos temblaban un poco, y sentí un dolor leve detrás de los ojos, como si una ola de lágrimas estuviera esperando para salir.

Me acurruqué en el suelo, abrazando mis rodillas y escondiendo mi rostro contra ellas. La tela áspera de mis pantalones rozaba mi cara, un detalle pequeño pero reconfortante en medio de tanta confusión. —Esto está mal —murmuré, casi en silencio, mientras mis ojos se llenaban de lágrimas. Mi mente se nublaba poco a poco, arrastrándome a ese deseo tan familiar de volver a casa, a un lugar que ahora parecía tan lejano como una estrella en el cielo.

Algún tiempo en el pasado…

La alarma sonó exactamente a las 7 de la mañana. Me desperté con náuseas, el estómago revuelto como si algo pesado estuviera hundiéndose en él. Se siente extraño levantarme y no encontrar a mi madre adoptiva abajo con el desayuno listo. Convivimos solo unos pocos años, pero la extraño como si hubiera estado conmigo toda mi vida.

A veces, desearía no despertar… Pero eso sería rendirme. No puedo permitírmelo, no por mí, sino por ellos. Por aquellos que me dieron una segunda oportunidad, incluso cuando yo misma no creía merecerla.

Miro mi teléfono para distraerme, buscando si las chicas tienen algo planeado para hoy. El primer mensaje es de Ami y Minako: "¿Vamos de compras? El verano está cerca y queremos ir a la playa."

Después de desayunar, busqué mis pastillas. Un vacío en el estante me recordó que tomé la última ayer. "¡Maldición! Tendré que ir a la farmacia...", mascullé con frustración.

-¡Ranma! ¡Estamos por aquí! - Minako me saludó desde la distancia, agitando los brazos con esa energía infinita que siempre trae consigo. Es como un pequeño sol, brillando sin parar y llenando de luz incluso los rincones más oscuros.

-Mina, por favor, sé un poco menos ruidosa - la regañó Ami mientras revisaba meticulosamente su cartera. Su tono calmado, como siempre, llevaba una autoridad sutil.

Caminé hacia ellas, obligándome a esbozar una gran sonrisa. No quiero que noten mi incomodidad; la última cosa que quiero es preocuparlas.

-¡Chicas! ¿Cómo están? ¿Esperaron mucho?

-Tranquila, hablas como si fueras un chico llegando tarde a una cita - bromeó Minako con una risa ligera. Quise reírme también, pero mi estómago se tensó. ¿Fue mi imaginación? ¿O realmente me siento peor?

-Mina, vas a intimidar a Ranma-chan si sigues así - intervino Ami con suavidad.

-¡Kya~! ¡No me codees así! - Minako gimió exageradamente cuando Ami le dio un codazo en las costillas.

-Ese gemido sonó demasiado obsceno, Mina - bromeé, intentando sumarme al ambiente. Me siento afortunada de que ellas inviertan su tiempo en alguien como yo.

-¡Oye! ¡Solo soy muy sensible! - replicó Minako, sonrojándose mientras hacía pucheros. Realmente es una persona radiante. No sé si debería estar aquí… Tal vez sería mejor ir a casa para no ser un estorbo... No, ¿qué estoy pensando? ¡Ellas me invitaron! No puedo simplemente irme.

-Entonces, chicas, ¿qué haremos exactamente? - pregunté, esbozando una sonrisa forzada. Me siento mal... pero no puedo dejar que lo noten.

-¡Oh, me alegra que lo preguntes! - Minako aplaudió emocionada, tomó mis manos y me miró directo a los ojos. Sus ojos brillaban con una emoción contagiosa, difícil de ignorar.

-Las chicas y yo creemos que necesitas un cambio de guardarropa. ¡Además, decidimos hacer un viaje a Hawái estas vacaciones! - exclamó con entusiasmo.

-Pero no sé si…

-¡No puedes decir que no! - Ambas respondieron al unísono, apuntándome con los dedos.

-Siempre usas esa ropa estilo chino. No digo que no te quede bien, pero deberías variar un poco tu guardarropa - sugirió Ami, ajustando sus gafas.

-¡Exacto! ¡Aún no te hemos visto con un vestido! - Minako agregó con una sonrisa cómplice.

-Pero, ¿y la falda del uniforme escolar…? - intenté defenderme.

-¡No cuenta! - corearon ambas al unísono.

-Está bien, entiendo - suspiré, encogiéndome de hombros. Me gusta estar con ellas, pero no lo merezco. No quiero ser una carga... No, no, debo mantener el ánimo.

-Bien, ¿a dónde vamos primero? - preguntó Mina, girándose hacia Ami, que, como siempre, llevaba el cronograma perfectamente organizado. Por alguna razón, siempre me da la sensación de que Mina es una celebridad y Ami su eficiente mánager.

-Primero, ropa interior. ¡Por supuesto! - declaró Ami con naturalidad.

-Uhm… ¿Les molestaría si pasamos primero por la farmacia? - pregunté tímidamente.

-¿Farmacia? ¿Estás enferma? ¿Un día rojo? - preguntó Minako con curiosidad.

-No, no es un día rojo. Solo necesito comprar algo - respondí con rapidez. No quiero arrastrarlas a mis problemas. Ya tienen suficiente con los exámenes de ingreso a la vuelta de la esquina.

-Bueno, es temprano, así que pasemos primero por allí - asintió Minako, liderando el camino con entusiasmo. Parece que ir de compras realmente la emociona.

Unos minutos después...

-¿Tienes tu receta? - preguntó la farmacéutica con una sonrisa amable.

-Sí, aquí está - respondí, entregándole el papel. Sentí su mirada sobre mí antes de que regresara a la receta.

-¿Son para ti? Oh, perdón, no debería meterme… - dijo rápidamente, disculpándose al ver mi incomodidad. Apenas me entregó las pastillas, pagué y salí del lugar casi corriendo.

-¡Espere su factura!-

Cuando me aleje lo suficiente, tome una pastilla rápidamente antes de que las chicas me vieran y la tome con un poco agua de la botella que traje conmigo.

Pov: Minako

Ranma tomó la bolsa que le entregó la farmacéutica y salió casi corriendo, sin siquiera voltear cuando la encargada le recordó que olvidaba su factura.

-No se preocupe, nosotras se la llevaremos - dijo Ami con calma, acercándose para recoger el papel. Luego, ambas nos apresuramos a seguir a Ranma, que parecía tener mucha prisa.

-Ranma-chan es algo tímida - bromeé con Ami al verla salir corriendo después de comprar. -¿Qué habrá comprado? ¿Tal vez preservativos? ¿¡Tiene un novio y no nos ha contado!? - le arrebaté la factura de las manos a Ami, quien me lanzó una mirada de desaprobación, pero no me importó.

-¿Qué dice aquí...? ¿Buru... propión? ¿Es algún anticonceptivo? - pregunté, frunciendo el ceño. -¡Hey, estaba leyendo eso! - exclamé cuando Ami me quitó el papel de las manos y lo examinó con detenimiento. Su expresión cambió de inmediato, poniéndose seria.

-Ami… tu cara me está asustando. ¿Es alguna píldora para el embarazo o algo así? - pregunté, sintiendo cómo mi voz temblaba. Ami pareció dudar, como si no supiera si debía decirme la verdad.

-Es un medicamento que se utiliza para tratar la depresión aguda. Por lo general, ayuda a controlar los estados depresivos y suele acompañarse de terapia. Es posible que Ranma… - comenzó a decir, pero se detuvo.

-¿Es posible que qué? - insistí, sacudiéndola de los hombros, exigiendo una respuesta.

-Es posible que ella haya intentado hacerse daño a sí misma… - dijo finalmente, con un tono bajo y lleno de preocupación.

-¿Hacerse daño? ¿Es masoquista? No sabía que tuviera esos fetiches… ¡Au, eso duele! - me quejé cuando Ami me dio un golpe en el brazo.

-Deja de actuar como una idiota. Si fuera solo eso, no necesitaría medicamentos. Ella probablemente está pasando por un momento muy difícil… tanto que podría preferir no seguir viviendo… - explicó Ami, con una seriedad que me dejó helada.

Me quedé congelada, intentando procesar sus palabras. Sentí cómo el borde de mis ojos se calentaba y cubrí mi boca con las manos. Era difícil de asimilar. Sabía que algunas chicas pasaban por momentos complicados debido a las hormonas, pero esto era claramente algo mucho más profundo.

-¡Tengo que encontrarla! ¿Qué estás haciendo? ¡Suéltame! - grité, intentando correr tras Ranma, pero Ami me sujetó con fuerza y negó con la cabeza.

-Si vas y dices algo como "¡No te suicides!" o algo igual de repentino, podrías empeorar la situación. Ella probablemente no quiso preocuparnos, así que lo mejor será apoyarla como podamos. También sugiero que cada una procure no dejarla sola mucho tiempo - dijo Ami, con una calma que contrastaba con mi desesperación.

Pov Ami

Cuando alcanzamos a Ranma, estaba bebiendo agua de su botella. Probablemente acababa de tomar su medicación. Quizás le avergüence mostrar ese lado vulnerable suyo, y no puedo culparla.

Me duele pensar que no quiere compartir sus problemas con nosotras, sus amigas. Pero entiendo que este es un caso especial. Las personas con depresión suelen sentir que no merecen la ayuda o el apoyo de nadie, como si fueran una carga. Es un pensamiento cruel que se alimenta de su propia oscuridad.

Debo hacer algo. Programaré una reunión con Usagi y las demás. Debemos mostrarle que puede ser abierta con nosotras, que no está sola. Pero no es como si pudiéramos abordar el problema de frente. Hay que ser cuidadosas.

-Chicas, lo siento, son vitaminas para la anemia. Solo… no quería pasarme de la hora - dijo Ranma tímidamente. Ahora que lo pienso, desde esta mañana parecía estar incómoda. Probablemente, quedarse sin sus pastillas la puso en una situación difícil.

-Bien, chicas, ¡vamos de compras! - exclamó Ranma, intentando sonar animada. Pero podía verla temblar. Se está forzando demasiado.

-No hay prisa. Aún es temprano, así que quizás podamos pasar por un helado primero - sugerí, pensando que sería mejor darle tiempo para que los medicamentos hicieran efecto. Solo espero que le guste la idea.

-¡Helado! - Ranma me miró con ojos brillantes, como si hubiese dicho una palabra mágica que transformara su estado de ánimo.

-Esa es una buena idea - dijo Minako, juntando las manos con entusiasmo al ver la expresión vibrante de Ranma. Por primera vez en el día, parecía realmente animada. En ese aspecto, me recuerda mucho a Usagi.

Unos minutos más tarde, mientras observaba a Ranma comer su helado con la misma emoción y velocidad que Usagi, no pude evitar pensar que parecía una hermana perdida de ella. Era como si, de repente, hubiese recibido un choque de dopamina.

-Hmm, ¡está delicioso! ¡Me gustaría volver a esta heladería! - exclamó Ranma, con una mano en la mejilla.

El joven que nos atendía se acercó de repente, con una sonrisa que parecía demasiado confiada.

-Sabes, si me das tu número, tal vez pueda hacerte un descuento - dijo, mirando a Ranma.

-¿¡En serio!? - exclamó Ranma, con los ojos brillando de emoción.

-¡Hey! ¡Es un día de solo chicas! ¡Ella no está interesada! - Minako abrazó a Ranma de forma sobreprotectora y miró al joven con algo de desprecio. -Shu, shu, vete - añadió, haciendo un gesto con la mano.

El chico, que era bastante lindo, se retiró con una expresión de sorpresa. Me sorprendió que Minako, siendo Minako, lo tratara así.

-Oh, no sabía que estaban en ese tipo de relación… Si estoy haciendo mal tercio… - bromeé, intentando aligerar el ambiente. Ranma se sonrojó, pero Minako, en lugar de avergonzarse, la miró directamente a los ojos y dijo algo que me dejó intrigada.

-No sería mala idea. Solo mírala: esos ojos azules como el cielo, ese apasionante cabello rojo, y su piel es tan suavecita - dijo Minako, frotando su mejilla contra la de Ranma de forma cariñosa.

-¡Hey, detente, pervertida! ¡La vas a asustar! No creo que ella… - comencé a decir, pero Ranma me interrumpió.

-No… no me molesta… Es solo que a mí sí me gustan las mujeres. Si actúas así, podría tomarte en serio… - murmuró Ranma, con un tono que mezclaba timidez y sinceridad.

-¡Aw, mírala! ¡A Haruka le encantará escuchar esto! - exclamó Minako, con una sonrisa traviesa.

El resto del día lo pasamos visitando diferentes tiendas.

-Muy bien, en esta tienda solo pueden entrar chicas, así que, Ranma, ¡pruébate esto! - exclamó Minako, entregándole un conjunto de sostén y bragas negras, claramente diseñado para ser sexy.

-Esto… no creo que sea de mi talla - murmuró Ranma, de pie frente al probador, mientras Minako intentaba empujarla dentro con entusiasmo.

-Oye, Minako, basta - la regañé, cruzándome de brazos.

-¡Ay! De verdad vas a romperme una costilla si sigues haciendo eso - se quejó Minako, llevándose una mano al costado, pero sin ceder ni un poco en su entusiasmo.

-Deberías saber que algunas mujeres se sienten incómodas por el tamaño de sus… - comencé a decir, pero me detuve al ver cómo Ranma se quitaba su camisa de estilo chino. Debajo, su torso estaba vendado con fuerza, aplastando su pecho.

-Ranma… ¿estás lastimada o algo? - pregunté, preocupada. Ella se sonrojó, tartamudeando mientras intentaba explicarse.

-E-es solo que… yo… bueno… - murmuró, mientras aflojaba las vendas.

-¡Santa cachucha! ¡Son como sandías! - exclamó Minako sin ningún pudor, llamando la atención de todas las chicas en la tienda.

-¡No exageres! - gritó Ranma, completamente avergonzada.

-Pero es que es difícil no sorprenderse. Normalmente te ves, bueno… ¡plana! - añadió Minako, sin filtro alguno.

-Bueno… desde que mis padres… se fueron… he estado procurando no gastar demasiado. Aún no sé cómo cobrar la pensión que me dejaron, así que… - explicó Ranma, bajando la mirada.

Había oído que se quedó huérfana hace unos seis meses, antes de ser transferida. Eso es mucho tiempo para andar con el pecho vendado.

-Escucha, Ranma, es importante que uses un sostén adecuado. ¡Tener tu pecho vendado todo el tiempo no es bueno para ti! - la regañé con firmeza. Ella asintió, agachando la cabeza.

Unos momentos después, ya con una talla adecuada, Ranma salió del probador para mostrarnos cómo le quedaba el conjunto.

-Nada mal. ¿Qué digo? ¡Se ve genial! - exclamó Minako, levantando un cartel improvisado con un número 10. Bueno, si ella puede hacerlo, ¿por qué no? Levanté un cartel con un número 10 también. Incluso la vendedora que nos acompañaba se unió, levantando otro cartel.

-Señoras y señores, ¡la señorita Ranma ha alcanzado la máxima puntuación! - anunció Minako como si fuera la presentadora de un concurso, provocando que las demás chicas en la tienda le siguieran la corriente y aplaudieran.

Por supuesto, Ranma se escondió avergonzada detrás del mostrador.

-Sabes, Haruka se morirá de envidia cuando le cuente esto - dijo Minako, con una sonrisa traviesa mientras contenía una risa con la mano en la boca.

Un tiempo después: reunión de chicas

El aroma del té recién hecho se mezclaba con el incienso en el ambiente tranquilo del templo Hikawa. Ami había convocado a todas las chicas, y aunque el tema no se había dejado claro en el mensaje, todas podían sentir que algo importante se iba a discutir. Rei, como siempre, servía el té con una seriedad inquebrantable, mientras Usagi terminaba la última galleta de la bandeja sin percatarse de la tensión en el aire.

-¿Entonces, Ami-chan? ¿De qué va todo esto? - preguntó Makoto, apoyándose en la mesa. -Pareces más seria de lo habitual.

El sonido del viento meciendo las ramas de los árboles llenaba el silencio en el templo Hikawa. Todas estaban reunidas, pero el ambiente era inusualmente serio. Ami miró de reojo a Minako, buscando el momento adecuado para comenzar a hablar. Habían acordado no dar demasiados detalles, pero sabían que las demás necesitaban estar al tanto.

Ami tomó una bocanada de aire. Podía sentir el peso de la responsabilidad sobre sus hombros, pero sabía que, para ayudar a Ranma, tenía que ser firme.

-Gracias por venir, chicas - comenzó Ami, con su tono calmado pero firme. -Minako y yo queríamos hablarles sobre algo… algo importante.

-¿Importante? ¿De qué se trata? - preguntó Makoto, inclinándose hacia adelante con interés.

-Pero que no sea otra cosa de matemáticas, Ami-chan, por favor… - bromeó Usagi, intentando aligerar el ambiente. Pero al ver la expresión seria de Ami, sus labios se cerraron de inmediato.

-Se trata de Ranma - dijo Minako, tomando la palabra con un tono inusualmente directo. -Creemos que está pasando por algo muy difícil, algo que ha estado guardándose solo para ella.

Las demás intercambiaron miradas, algunas con sorpresa, otras con evidente preocupación. Rei fue la primera en romper el silencio.

-¿Difícil? ¿Qué tipo de problema? - preguntó, cruzándose de brazos.

Ami tomó aire, bajando ligeramente la mirada hacia el cuaderno que llevaba en las manos.

-En la tienda… nos dimos cuenta de que está tomando un medicamento… es un antidepresivo para casos graves. Lo supe por el nombre en la receta que Minako y yo vimos. Eso significa que probablemente está enfrentando… una depresión aguda.

Hubo un momento de silencio absoluto, roto solo por el crujido de la madera bajo los pies de Makoto mientras cambiaba de posición, inquieta.

-Pero… ¿por qué no nos ha dicho nada? - preguntó Usagi con un tono casi quebrado. -Somos sus amigas. Debería poder confiar en nosotras…

-Minako y yo pensamos lo mismo, pero no es tan sencillo - explicó Ami, ajustándose las gafas. -Las personas con depresión muchas veces sienten que no merecen ayuda o que son una carga. Es algo que no se puede enfrentar directamente sin empeorar las cosas.

-Tenemos que ayudarla - declaró Makoto, golpeando suavemente la mesa con el puño. -No podemos dejarla sola con esto.

-Por supuesto - asintió Ami. -Pero debe ser algo sutil, algo que no la haga sentir observada o presionada.

Minako levantó la mano, como si estuviera en clase.

-Ya lo hablamos un poco, Ami y yo. Creemos que lo mejor es asegurarnos de que nunca esté sola demasiado tiempo. Podemos turnarnos para hacer planes con ella y mantenerla ocupada, como si solo estuviéramos divirtiéndonos como siempre.

-Es una buena idea - comentó Rei, pensativa. -Si se siente apoyada sin saber que estamos al tanto de su problema, tal vez pueda abrirse cuando esté lista.

-Exacto - confirmó Ami. -También debemos estar atentas a cualquier señal de que necesite más ayuda, aunque por ahora debemos ser pacientes.

-Entonces, ¿qué hacemos primero? - preguntó Usagi, con determinación en los ojos.

Minako sonrió, recuperando parte de su habitual energía.

-¡Primero organizamos algunos planes geniales! Podríamos planear una salida de chicas, cocinar juntas, incluso invitarla a dormir en casa. ¡Todo lo que la haga sentir más acompañada!

Por supuesto, Ranma no tenía idea de cuánto iba a mejorar su vida, pero al mismo tiempo, cuanto llegaría a depender de la compañía de sus amigas.

Una noche divertida

Había pasado un tiempo desde que comenzamos a implementar el plan para apoyar a Ranma, y los resultados eran evidentes. Poco a poco, ella había comenzado a abrirse más con nosotras. Aunque aún no estaba completamente recuperada, su estabilidad emocional era notable, y su dependencia de los medicamentos había disminuido. Verla así me llenaba de alivio y esperanza.

Esa noche, nos reunimos en casa de Rei para una pijamada. Era una oportunidad perfecta para relajarnos y disfrutar juntas. Pasamos un buen rato probándole diferentes atuendos a Ranma, algo que, para mi sorpresa, ella realmente disfrutó esta vez. Incluso daba sus propias opiniones, algo que antes habría sido impensable.

-Oigan, definitivamente creo que me queda mejor usar jeans con un tank top. Me hace ver sexy y ruda - dijo Ranma con una sonrisa confiada.

No pude evitar sonreír al verla tan cómoda consigo misma. Era un pequeño pero significativo paso hacia adelante.

-Pero también te queda muy bien un baby doll. Podrías usarlo para… bueno, impresionar a alguien especial - bromeó Usagi, provocando risas en el grupo.

-¡Ya sabes que mi corazón solo acepta mujeres! - respondió Ranma con orgullo, lo que desató aún más risas. Era refrescante verla tan abierta y segura.

Fue entonces cuando Minako, con su energía habitual, sugirió algo inesperado.

-¿Por qué no jugamos a la botella? - propuso, con esa chispa traviesa en los ojos que siempre la caracterizaba.

-Pero solo somos chicas - se quejó Usagi, cruzando los brazos. Tras un instante de pausa, añadió: -Podría llamar a Mamoru…

-¡No! ¡Solo chicas! O qué, ¿tienes miedo de que te dejen de gustar los hombres? - Minako se burló, sacándole la lengua.

La dinámica entre ellas siempre me hacía reír. Aunque a veces parecían discutir, había un cariño genuino detrás de cada palabra.

El juego comenzó, y la botella giró, creando una expectación palpable en el aire. Primero le tocó a Usagi y a Rei. Ambas se miraron incómodas, especialmente Rei, quien parecía más nerviosa de lo habitual. El beso fue breve y torpe, seguido de risas nerviosas y comentarios sobre dientes y torpeza.

Cuando la botella apuntó a Ranma y Minako, el ambiente se llenó de emoción. Minako, como siempre, tomó la iniciativa con confianza.

-¡Ranma-chan! - exclamó, inclinándose hacia ella con una sonrisa traviesa. -Espero que no me digas que mentiste sobre lo de que solo te gustan las mujeres.

-¡Claro que no! - replicó Ranma, con el rostro completamente rojo.

Observé cómo Minako colocaba suavemente una mano en el rostro de Ranma antes de inclinarse para besarla. Fue un momento breve, pero Minako, fiel a su estilo, lo hizo parecer más intenso de lo que realmente fue. Al separarse, sonrió con satisfacción, como si hubiera ganado un premio.

-Vaya, Ranma-chan, creo que tienes talento oculto - bromeó, mientras Ranma se cubría el rostro, incapaz de esconder su vergüenza.

No pude evitar sentirme agradecida por esa noche. Ver a Ranma reír y participar con nosotras, incluso en algo tan trivial como un juego, era un recordatorio de cuánto había avanzado. Sabía que aún quedaba un largo camino por recorrer, pero momentos como este me daban la certeza de que estábamos en la dirección correcta.

Pov Ranma

Me desperté temprano en la mañana, sintiéndome relajada. De hecho, no me había sentido tan bien en toda mi vida. Una suave brisa se filtraba por la ventana, ondeando las cortinas. Por supuesto, procuré no despertar a mi acompañante: una chica rubia que, normalmente, era un rayo de sol en la vida de sus amigos. Ahora dormía plácidamente a mi lado. Ambas necesitaremos pasar un buen rato buscando nuestras prendas después de lo ocurrido anoche.

La suave piel de su hombro desnudo reflejaba los rayos del sol que se filtraban por la ventana. No quería que se resfriara, así que la cubrí suavemente con la manta. Le di un beso delicado en la frente mientras escuchaba su respiración tranquila. Con cuidado, me levanté y comencé a buscar mis bragas por la habitación, procurando no hacer ruido. De alguna manera, mi sostén había terminado debajo de su almohada, así que fui extremadamente cuidadosa para no despertarla.

Con un movimiento tan suave como la seda, me levanté, procurando no hacer ruido ni despertarla, y me dirigí a la cocina para preparar un desayuno. Aunque ella había dejado en claro que solo estábamos pasándola bien y que no iniciaríamos una relación formal, no podía evitar sentir que quería entregarle mi corazón. Por supuesto, lo haría con cautela; no podía simplemente imponer mis sentimientos sobre ella. Así que decidí que mantendríamos una sana amistad, respetando sus límites y valorando lo que compartíamos.

—Ranma~ —murmuró ella con voz suave, despertando justo cuando estaba terminando de preparar la mesa. Yo estaba a punto de ir a llamarla, pero verla moverse desperezándose bajo las sábanas, cubriéndose un poco avergonzada, me detuvo.

—Lo de anoche fue... maravilloso —dije con una sonrisa que no pude contener.

—Sí, pero recuerda: sin manos —respondió con un guiño cómplice, trayendo a mi memoria aquel viejo chiste que alguna vez compartimos. Era nuestra forma de entender que, aunque podíamos disfrutar de nuestra compañía, una relación romántica no estaba en el horizonte. Y estaba bien con ello.

—Sí, sin manos —le devolví el guiño con la misma complicidad, antes de invitarla a levantarse y unirse al desayuno.

—Oigan, por favor, para la próxima recuerden que estábamos en la otra habitación. —Usagi cuando bajo a desayunar, seguida de Makoto y Ami.

—Si, y lo de "sin manos" no es Creible, ¡ya formalicen una relación de una vez por todas! —

—Aun asi, escucharlas toda la noche fue, em educativo. — Ami hizo una pausa, observo la pesa. —¿¡Porque solo hay desayuno para dos!? —

Tanto Mina como yo nos quedamos paralizadas…

—¡Lo siento! — x2

Pov Ranma

Desperte de un agradable sueño, Estoy a solas en la habitación separada de Raphtalia, Filo y los demás..

-Uh, siento nauseas, afortunadamente, los días rojos se terminaron desde que tengo el escudo, por lo que al menos estoy segura de que no es eso, sin embargo, podría ser algo peor que eso.

Observe la tira de mis medicamentos, prácticamente se terminaron luego de la primera ola en la que participe, debería de haber tenida una reserva extra, pero me confié, bueno, no es como si simplemente pensara que me arrancarían de mi realidad sin posibilidad de comprar más.

Originalmente ya no las estaba necesitando, pero, desde que vine aquí parece que he recaído un poco.

-Quisiera volver a casa- me froté las sienes con esas palabras, al inicio creí poder manejarlo bien, pero, últimamente…ya no estoy tan segura de ello.

Bien, este es todo el capítulo de esta vez, solo quería agregar más detalles sobre la vida de Ranma antes de ser invocada en Melromarc.
probablemente si hiciera un remake de esta historia, debería plantearlo todo de otra forma.
En fin, el otro capítulo ya está listo, así que si, 2 capítulos en menos de 24 horas lol.
aunque técnicamente el otro capítulo podría dividirlo en al menos 3 capítulos debido a su extensión de 60 paginas… pero, no lo hare.