Cuando llegó a casa, lo primero que hizo fue ir al baño; tomando una toalla, se secó el rostro. Había estado sudando desde que salió del baño de la escuela. Al recordar lo sucedido hace un rato, se acercó a su espejo y vio su cuello.

"-Ay, mamá...-"Pensó con desgana al ver la marca roja. o era extraño ese tipo de marcas en ella.

"El abuso físico no siempre es evidente. A veces son solo momentos, un empujón o un golpe que parece menor, pero que se acumulan y causan daño a largo plazo."

Los recuerdos de la voz de esa cinta la hicieron sentir un escalofrío en su espalda, sus ojos verdes vieron aquella marca en su cuello, ya no se veía tan roja, aunque aún se notaba que estaba allí.

Hilda volvió a verse en el espejo, su reflejo le parecía ajeno a sus ojos, no era ella quien le devolvía la mirada. Las imágenes de aquel video seguían en su cabeza, entrelazándose con recuerdos que ella preferiría ya haber olvidado.

Sintiendo el sudor bajando por su nuca y frente, cerro los ojos y suspiro, sin embargo, la imagen de aquella cinta llego a ella, las imágenes de personas golpeadas o con vendas se reproducían detrás de sus ojos.

La voz profunda del presentador resonaba en su mente, hablando sobre la violencia física y los estragos que causa en el cuerpo y en la mente de quienes la sufren. Con cada palabra, Hilda sentía que el aire se volvía más denso a su alrededor.

El aire tenso del gimnasio la hizo sentir incomoda, las imágenes que mostraban, aunque no explicitas, si dejaban en claro lo que pasaba. Aún tenía en mente que, al voltear a ver a sus compañeros estos miraban aburridos e indiferentes las imágenes, cuando volteo a ver a Frida y a David, estos se miraban algo incomodos, pero no parecían afectados.

Sus maestros tenían una cara seria y podía ver a los miembros de la patrulla de seguridad con un aire hostil a su alrededor.

Saliendo del baño se dirigió directo a su habitación, ignorando la mirada de Twig y Alfur al pasar. Camino más rápido de lo que usualmente lo haría, sentía el sudor bajando lentamente por su sien a su cuello.

El uniforme escolar era en esos momentos una prisión. El suéter verde que usaba se sentía demasiado apretado, la camisa blanca que usaba se sentía ajustada y podía sentir el cuello de la camisa apretarle la tráquea, como si una serpiente estuviera apretándole el cuello, lista para asfixiarla y llevarla a su muerte.

Al llegar a su cuarto, apenas pudo se quitó el maldito suéter que tanto la estaba asfixiando, respirando de forma rápida comenzó a quitarse la corbata roja y a quitarse la camisa de manga larga quedando solo en un corpiño blanco.

Su respiración comenzó a volverse errática, sintiendo su corazón latir cada vez más fuerte, solo pudo atinar a lanzarse a su cama y sentir el edredón frío contra su piel desnuda.

Su visión palpitaba cada vez más, tragando saliva se quitó la falda y tiro sus botas en cualquier lugar de su propia habitación. Escuchaba todo como si estuviera bajo el agua y, en cierto modo, se sentía así al tener dificultades para respirar.

Su rostro se sentía caliente, al mismo tiempo que veía puntos negros en el techo, estaba por desmayarse hasta que sintió un cuerpo pequeño y caliente a su costado, unas patas se posaron en su estómago y pronto una lengua comenzó a lamerle la cara.

Sus manos se posaron en el pelaje del ciervo-zorro, quien gimoteaba y lamia le rostro de su dueña.

El pelaje cálido del animal la hizo sentir mejor, comenzó a poder acariciar a su compañero al mismo tiempo que, su corazón comenzaba a calmarse y sentía que ya no se estaba asfixiando.

Su mano fue hacia la cabeza del animal quien, rozo su hocico contra la palma mientras dejaba su cuerpo sobre el de su dueña. Hilda podía sentir el pelaje suave de su compañero, el cuerpo cálido y la forma en la que respiraba logro calmarla lo suficiente para poder respirar de forma menos errática.

El ciervo-zorro bajo sus patas y se sentó en la cama de la niña quien simplemente poso su mirada al techo, los ojos verdes de Hilda miraban sin ver realmente su techo. Tragando saliva de forma pesada, suspiro y cerro los ojos para así, dejar su cuerpo en posición fetal.

La sensación en su pecho era pesada y difícil de ignorar, abrazando sus rodillas dejo su cara en ellas, una lagrima salió de uno de sus ojos y resbalo por su mejilla, aquella gota se sentía caliente contra su piel. El sudor frio la hizo temblar y pronto, un gemido ahogado salió de su boca y tal vez, nunca se sintió tan vulnerable como en esos momentos.

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Johanna llego con comestibles, dejando la bolsa de compras vio un par de botas rojas en la sala. Suspirando fue al cuarto de su hija, le había dicho muchas veces que debía poner sus botas en un lugar donde nadie pudiera tropezarse.

Al entrar a su habitación vio el uniforme de su escuela tirado, pero sin rastros de ella. Yendo al baño intento abrir la puerta, pero la encontró bloqueada.

Toc! Toc!

-¿Hilda?-

Silencio.

Sin respuesta alguna.

-¿Hilda, estas bien?-

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Hilda movió su rostro al escuchar la puerta ser tocada, su cabello y rostro estaba mojado, la piel de su cuerpo estaba roja y podía verse que estaba llorando.

-¿Hilda, estas bien?-

¿Estaba bien?

Viendo la esponja con la que tallaba con fuerza su piel, al punto que podía sentir como comenzaba a arderle bajo el contacto del agua.

¿Ella estaba bien?

¡Cric! ¡Cric! ¡Cric!

Sus ojos fueron al picaporte donde vio que intentaba abrirse.

-¡Hilda!-

-E...Estoy bien, mamá. Solo perdí la noción del tiempo.-

El vapor del agua caliente la hizo ver que llevaba demasiado tiempo allí, Twig la miraba con la cara acostada en la tina con ojos llenos de preocupación.

-Creo que... me dormí, pero ahora estoy despertando.- Dijo mientras cerraba el agua, mojándose el rostro esperaba que solo asumiera que durmió demasiado o que el vapor le sonrojo el rostro.

Abriendo la puerta encontró a su mamá quien la miro un momento mientras apretaba los labios sin estar convencida del todo, Johanna podía ver que su hija tenía el rostro sonrojado mientras le sonreía con aquella sonrisa.

Sus ojos fueron al baño donde vio que Twig la observaba además de haber vapor producto del agua caliente, pudo ver la esponja llena de espuma y como el agua de la tina tenia burbujas, sin nada más que ver volvió su mirada a su hija quien ahora que miraba mejor, estaba desnuda y mojada frente a ella.

Había algo en aquellos ojos verdes que se sentía diferente, más no podía vislumbrar que era.

-¿Estás bien? Siento que algo no anda bien contigo.- Colocándose a la misma altura que ella, pudo ver que su piel estaba algo sonrojada, colocando su mano en su frente la vio temblar y su sonrisa tambalear.

-Estoy bien... yo, solo estoy algo cansada.- La sonrisa se miraba más decaída, su temperatura era algo caliente acepto eso.

-Estas algo caliente, ve a cambiarte, te llevare algo para la fiebre.- Y con eso la mujer le dio un beso en la frente a su hija, Johanna se levanto y se fue a la cocina sin ver la mirada contrariada en los ojos de Hilda.

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En la cama apretaba el edredón con fuerza, su rostro miraba el techo mientras su corazón latía de forma pesada. Usaba su pijama al mismo tiempo que la radio de su habitación sonaba una canción, el ruido ya no era un distractorio que pudiera usar.

Colocando sus manos en la cara, gimió mientras cerraba sus ojos y trataba de entender lo que ocurría.

¡creak!

Bajando sus manos mantuvo los ojos cerrados mientras escuchaba los pasos acercarse, una mano fría le toco la frente y solo pudo atinar a estremecerse.

-Mmm... bueno, tu temperatura esta mejor, pero por si acaso.-

El olor a comida la hizo abrir los ojos, vio a la castaña con una bandeja con sopa y entre ello, un sándwich de pepino.

Su madre le tendió una cuchara con sopa lo que dio paso a que esta la alimentara, comiendo Hilda se permitió relajarse, olvidar lo ocurrido en la escuela, fingir que nada ocurrió y que todo estaba bien.

No habían charlas en la escuela sobre abuso, no habían voces diciéndole que estaba bien o mal.

-¿Qué paso hoy en la escuela?-

La pregunta la hizo tensarse, Johanna soplaba la sopa para enfriarla no viendo la mirada de pánico de la joven.

-¿Eh?-

-¿Qué paso hoy en la escuela?- Repitió la pregunta mientras, esta vez veía a su hija a los ojos. -Tu maestra me llamo y dijo que te noto actuar raro.-

Oh...

-Oh, solo salí primero de la charla que estaban dando, no me sentí bien.- Era cierto, pero no le dijo que fue para vomitar gracias a aquella cinta.

-¿Charla? ¿Qué charla?- La pregunta era inocente, ella misma sabía que no había nada de malo con la pregunta, pero entonces, ¿Por qué sentía como si le dieran un puñetazo en el estómago al oírla?.

-Charla sobre simulacro contra Trolls.- Las palabras salieron con dificultad, la sopa esta vez se sentía como ceniza liquida en la lengua, deseaba vomitar.

Johanna le tendió el sándwich y lo devolvió, lo que le gano una mirada preocupada de su madre. Sus ojos cafés le miraban preocupada, al mismo tiempo que tomaba una bolsa fría y la colocaba en la frente de su hija, levantándose acaricio el rostro de Hilda.

- Bueno, asegúrate de descansar. Es importante cuidar de ti.-

Las palabras se sentían... dulces. Eran confortables para Hilda, como si fuera un bálsamo en una herida que no sabía que tenía.

Esas palabras significaban que, ella le importaba, no?

Significaban que todo estaba bien.

-Iré a trabajar a la sala, llámame si necesitas algo.- Y con eso le dio un beso en los labios.

El contacto fue suave, apenas podría considerarlo un beso en comparación con otros que había recibido.

La bolsa fría cayo al suelo y sus ojos miraron la figura de su madre irse.

Sentía como su estómago se cerraba, como su garganta le dificultaba tragar y como incluso, su paladar se sentía asqueroso.

Quería vomitar.

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Ignorando la mirada de la señora Hallgrim entro al gimnasio donde muchos niños ya estaban tomando sus lugares.

-David, ¿de verdad trajiste Jorts?- Pregunto Frida incrédula la ver las bolsas de frituras en las manos de su amigo.

-Bueno ya que, estaremos aquí un tiempo viendo esas cintas vamos al menos podría comer algo.- Dijo mientras se sentaba y abría una bolsa de frituras.

-¿Nunca pierdes el apetito aun viendo estas cintas?-

-No.- Dijo con la boca llena, la sala pronto se quedo en silencio y las luces se apagaron.

La luz del proyector mostro las palabras"Abuso Psicológico"en letras grandes.

Hilda sintió un escalofrió en su espalda y algo de sudor bajar por su sien, ella solo quería alejarse de allí.

Quería ir a casa.

¿Pero realmente ir allí era una buena idea?

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Lamento la tardanza...