Capítulo1.

Era un día normal, como cualquier otro en el que podían ver a un chico de pelo rojo corto levantándose por la mañana. El chico estaba levantándose de su futón en la réplica de su casa. En la ciudad de Kuoh. Él, Shirou Emiya, había acabado en esa ciudad después de haber vivido una vida larga ayudando a otros en su mundo hasta que al final dio fin a su vida después de no poder salir ileso de una zona de guerra ayudando a los civiles a salir de la zona de conflicto.

En el momento que este dejó ese mundo, pensando que Alaya reclamaría su alma y no sabiendo cómo, llegó a este mundo en el que se encontraba con una niña pequeña de pelo blanco muy enfermiza, Illya, o por lo menos la Illya de ese mundo. Esta chica era, o por lo menos eso decía, su hermana menor, su única familia después de la muerte de sus padres en un accidente.

Esa chica disfrutaba de ver dibujos animados de chicas mágicas y de contarle sus tramas a Shirou que este disfrutaba escuchar hasta que un día ocurrió lo peor. Un loco entró a su casa mientras él estaba en el mercado haciendo recados. En el momento que él llegó a su casa, una réplica como ya se mencionó anteriormente, de su casa en Fuyuki, se encontró con el silencio y la estática del reproductor de video sonando en su sala principal.

Illya siempre ponía episodio tras episodios de sus serires, pero no hubo nada más, cuando entró vio algo que lo marcó en su pasado, el cuerpo frio de su hermana con un agujero donde tendría que estar su corazón.

La policia se hizo cargo del caso y encontraron al asesino y justo ese día se iba a celebrar el juicio en la mañana. Shirou se había prometido a si mismo que no tomaría la justicia por su mano y que tendría una vida normal.

Ese día se preparó y fue a esperar el resultado del juicio, no quería estar presente cerca de ese ser que le quitó a su única familia. A lo largo del día, más precisamente al medio día, se presentó un policía en la puerta de su casa.

- ¿Hablo con el señor Emiya? - Dijo el policía de aspecto joven que tenía un papel en sus manos.

- Ese hombre fue mi padre, puede llamarme Shirou. - Dijo el chico. - ¿Se ha dictado sentencia?

- Así es. - Dijo el policía con un tono un tanto sombrío. - Ha sido absuelto por enfermedad mental, lo siento mucho.

Un jarro de agua fría fue tirado en Shirou, de forma figurada, y solo pudo despedir al policía que dejó el papel que tenía en sus manos que resultó ser un documento informativo para terapias psicológicas para familiares de las víctimas.

Su mundo se derrumbó y solo pudo quedarse leyendo el documento. Resulta que la primera cita era esa misma tarde, por lo que decidió ir.

De camino a la cita pasó por la zona comercial mayoritaria, es decir, por la zona en el que había grandes almacenes y centros comerciales donde había mucha gente ya sea paseando, trabajando o repartiendo panfletos de sus negocios o promociones.

Sin que se diese cuenta terminó pasando por la tienda de productos anime en el que solía comprar los videos de sus series a Illya. Allí, una chica disfrazada le dio un panfleto que no se dio cuenta de haber cogido y, de forma automática e inconsciente se lo llevó al bolsillo.

No tardó mucho más en llegar a la terapia que resultó ser en grupo, allí había padres y madres afligidos y otros que brindaban apoyo a los demás. Al rato llegó el psicologo a cargo de la terapia e introdujo a Shirou como el nuevo integrante a la sesión que, por el momento, estaría el día de hoy.

Shirou se presentó el mismo y habló de su caso, el cual enervó la sangre de más de uno, no solo por la muerte de una niña pequeña sino porque ese mismo hombre ya había hecho de las suyas con anterioridad y siempre se había librado por lo mismo que había sido absuelto el día de hoy.

Cuando todo terminó Shirou fue a su casa, su oscura, silenciosa y solitaria casa donde se encerró en su cobertizo donde solía tener su taller en su mundo anterior donde había encontrado trazas de magia que ya solo era un recuerdo. Allí se sentó y no pudo evitar dejar salir lagrimas que, poco a poco, terminó siendo un llanto.

Después de unos minutos este fue a limpiarse la cara, pero un sonido de papel siendo arrugado de su bolsillo le hizo ver el panfleto que tenía un dibujo que claramente era un círculo mágico que, la tocar uno de sus lágrimas este brillo en color azul gélido.

Debido a la presencia de magia, Shirou, tiró el papel al suelo solo para ver cómo es que este brillaba tanto que le hizo cerrar los ojos. A los pocos segundos el brillo bajó y Shirou abrió poco a poco los ojos para ver a una chica de pelo nergo atado en dos coletas que resaltaba el color azul de sus ojos mientras vestía un conjunto de chica mágica de color rosa y un bastón de mano que terminaba con una estrella.

- Hola, hola. Soy Levi-tan, la chica mágica del infierno que viene a cumplir tus deseos. - Dijo la chica mientras daba vueltas sobre si misma con los ojos cerrados. - Dime mortal, ¿Que deseas? - Dijo la chica con una sonrisa que casi desaparece al ver la cara del chico.

- ¿Qué eres? - Dijo el chico al ver a la chica que acababa de aparecer, su olor no era nada de este mundo, por lo que no era una maga.

- Soy Levi-tan, la chica mágica del infierno, también conocida como Serafall Leviatan, un demonio que está dispuesta a cumplir tus deseos. - Dijo la ahora nombrada Serafall. - Dime cuál es tu deseo.

Shirou se quedó en silencio mirando a la chica haciendo que ella, poco a poco ella se pusiera nerviosa. No fue hasta unos segundos más tarde que él se levantó y le pidió a Serafall que lo siguiera ya que quería que ella conociera a alguien. Serafall no pareció importarle y siguió al chico mientras esta hizo un hechizo para que nadie más la viera.

Los dos caminaron en silencio haciendo que la chica, que se había denominado como un demonio, se incomodara un poco, lo más normal es que la pidiesen que le bailara un poco y actuara de forma linda y adorable mientras hacia su papel de la chica mágica levi-tan de su serie. Pero ahora todo le parecía muy raro, si se volviese muy turbio ella podría librarse sin problemas del chico y cuando llegó al cementerio esta ya se puso en guardia.

Los dos caminaron entre los paseos hasta llegar a una tumba en específico, una tumba de estilo europeo en el que ponía Illyasviel Von Einzbern, descansa en paz.

- Hola Illya. - Dijo Shirou mientras se sentaba en el suelo haciendo que serafall se quedara a su lado. - Esta es una amiga mia, se llama Levi-tan, es una chica mágica de una serie que ha salido hace poco. - Dijo Shirou con lágrimas saliendo de sus ojos. - Siento no haber podido encontrarla antes para que pudieses haberla visto, seguro que te encantaría.

- ¿Quién es ella, chico? - Dijo el demonio mientras se acercaba a la tumba.

- Era mi hermana pequeña, por parte de padre, yo era adoptado. - Dijo mientras se limpiaba las lágrimas. - Un loco se coló en casa y le arrancó el corazón.

- ¿Cómo que le arrancó el corazón? - Dijo la demonio mientras se giraba para ver a Shirou.

- Exactamente lo que dije. - Dijo el chico. - Le abrieron el pecho y le arrancaron el corazón. - Dijo haciendo que a Serafall se le contrallaran los ojos como a una serpiente por la rabia que sentía. - Eres un demonio y puedes cumplir mis deseos, ¿puedes traerla de vuelta?

- ¿Hace cuanto que ha fallecido? - Preguntó ella pensando en uno de sus peones restantes.

- Hace un mes, 27 dias, y 7 horas – Dijo él sabiendo a la perfección la respuesta.

- No puedo, solo puedo reencarnar a un humano en demonio después de la muerte inmediata. - Dijo ella. - Por lo que no puedo traer de vuelta a la vida a tu hermana.

- Entonces. - Dijo Shirou sacando una foto de su bolsillo trasero, la foto del asesino. - ¿Puedes encontrarlo y llevarme hasta él?

Serafall miró la foto con seriedad, ella podría cumplir con la venganza del chico, pero esta se congeló al ver la cara del asesino. Ese hombre se llamaba Takamura Shoichirou, un demonio callejero que había logrado acabar con la vida de su señor debido a un ritual sacrificial en el que consumió a todos sus compañeros de nobleza, era un ser peligroso.

- No sé yo sí es buena idea. - Dijo la chica mágica para luego ver al chico. - Es un demonio extraviado y muy peligroso.

- Me da igual, no sé si lo has notado o no, pero no soy un humano normal. - Dijo Shirou poniéndose de pie para luego mirarla a la cara. - Soy un magus y ya he luchado contra seres sobrenaturales, monstruos, apóstoles muertos, me da igual. Me prometí tener una vida normal, pero esto no lo voy a dejar pasar.

Serafall no entendió muy bien eso de magus, pensó que quería decir mago normal y corriente o hechicero, pero no le dio mucha importancia, al igual que lo de los apóstoles muertos. Miró de nuevo la foto y concentró su energía demoniaca en buscar la firma mágica de Shoichirou, la cual no tardó en encontrar ya que solo había tres firmas mágicas de origen demoniaco relevantes en esta zona y dos de ellas era una de su hermana menor y la otra de su mejor amiga, por lo que la firma que estaba en las lejanías de la zona industrial de la ciudad tenía que ser de ese hombre.

Serafall le indicó que la siguiera, esto hizo que le agradeciera el chico, pero por el momento no le hizo mucho caso. El camino fue en silencio hasta que llegó a una nave industrial en el que se almacenaban productos terminados para su posterior distribución.

La chica mágica le dijo que su objetivo estaba allí dentro y que si él quería podría ayudarlo, pero este desestimó su ayuda diciendo que él tenía que enfrentar a ese monstruo. Los dos entraron a la nave industrial para ver una gran cantidad de productos que podrían ser usados como cobertura en el momento de que las cosas escalasen a una batalla mayor.

No pasó ni un segundo dentro cuando Shirou captó un olor nauseabundo, mucho más fuerte que el de la chica que lo acompañaba, lo abrumaba, tanto que se vio obligado a cubrirse la cara para no inhalar el olor del lugar.

Tras unos pocos minutos se oyó una voz resonar en toda la nave industrial.

- Por los cuatro grandes maous. - Dijo la voz profunda de un hombre en todo el lugar. - ¿Se puede saber qué es lo que hace aquí el rey demonio leviatán y un humano?

- He venido a hacerte pagar. - Dijo Shirou muy serio y dejando salir un poco de su energía mágica. - Soy el hermano mayor de la chica alvina a la que asesinaste.

- Oh si, ya me acuerdo. - Dijo el hombre después de unos segundos de silencio pensativo. - Esa chica tenía mucho potencial para ser una maga de alta categoría, por lo que su corazón me mantendrá vivo unos cuantos años más. - Dijo haciendo que Shirou se enfadara poco a poco cada vez más. - Tenías que haberla oído, llamando como una desesperada a su Onii-chan, fue de lo mejor.

La rabia de Shirou estaba en su límite y llevó a su mente un montón de planos que destruirían la nave en poco tiempo, pero de la nada, un dragón de agua se hizo presente para destruir todo a su paso dejando ver al demonio que tenía la piel pálida, pelo negro de punta, ojos rojos y vestía con una chaqueta deportiva de color rojo con un pantalón de chándal de color negro mientras calzaba unos zapatos para correr del mismo color de los pantalones.

- ¿Qué pasa Leviatan? - Dijo Shoichirou. - Me he asegurado de no hacerle nada a tu querida hermanita pecho plano. - Dijo este causando la crispación de la chica. - Solo he matado a una moribunda.

- ¡Cierra tu maldita boca escoria! - Dijo Shirou haciendo que el demonio callejero lo mirase sorprendido de que el mortal que tenía delante se halla dignado a dirigirle la palabra. - ¡Yo mismo te mataré, no permitiré que causes más daño a la gente!

El demonio callejero sonrió a lo que estaba diciendo el mortal. Si él quería jugar jugaría. Shoichirou tomó una espada maldita que había conseguido de su anterior dueño al ser un caballero y se lanzó a gran velocidad hacia el chico pelirrojo.

Serafall intentó advertirle, pero no le dio tiempo, en tan solo un segundo, Shoichirou estaba a tan solo unos metros de Shirou y apuntó su corte en el cuello del chico. Pero, poco antes de que la cuchilla llegara a tocar el cuello una itenfaz de circuitos de color turquesa apareció en su piel, y en el momento que la hoja de la espada chocó contra su cuerpo esta se rompió causnado que tanto Shoichirou como Serafall se sorprendieran.

Shirou no perdió el tiempo, en su mente ya estaban listas para proyectar los planos de sus dos espadas que tanto tiempo le habían estado acompañando, Kanshou y Bakuya, lo que sorprendió al demonio callejero.

- ¡¿Cómo has hecho eso?! - Exigió saber. - ¡No has proyectado ningún círculo mágico ni has cantado ningún hechizo!

- Soy un magus, no necesitamos de círculos mágicos, tenemos circuitos en nuestros cuerpos. - Dijo Shirou con tranquilidad mientras dejaba ir sus hojas dobles apuntando al cuello del callejero. - Esos circuitos transportan la energía mágica para que la podamos usar, solo usamos los circulos cuando es algo de alto nivel, como un ritual. - Terminó de explicar solo para proyectar otro juego de espadas casadas que lanzó nuevamente haciendo que todas las hojas se viesen atraidas por ellas mismas atacando a Shoichirou por todos los lados.

En ese momento, Shoichirou liberó sus alas de murciélago y emprendió el vuelo librándose de del ataque de Shirou. El pelirrojo no perdió tiempo y proyectó su arco junto con unas espadas sin nombre que usó como flechas haciendo que el callejero comenzara a volar en círculos erráticos para poder esquivar la ráfaga de flechas que el pelirrojo le estaba mandando.

La ráfaga de flechas fue correspondida por el demonio lanzando esferas de energía demoniaca que, al colisionar contras las espadas, explotaban causando un muro de humo que el callejero aprovechó para ganar aún más distancia para poder escabullirse a un lado.

- ¿Cómo es posible que un mortal puede hacer algo como esto? - Pensó para sí mismo Shoichirou y no fue hasta que vio a Leviatán estar quieta sin hacer nada. - Ya entiendo, debe haber hecho un pacto o algo por el estilo, debe estar concentrándose demasiado para darle poder al mortal, por lo que si la ataco por sorpresa podre quitarme a un maou del medio.

Esbozando una sonrisa siniestra este aumentó su velocidad de vuelo y se lanzó a por Serafall, la cual estaba mirando con sorpresa las habilidades de Shirou. Debido a eso no vio como un Shoichirou volaba a toda velocidad a por ella. Inmediatamente ella se puso en posición de defensa preparando sus círculos mágicos, pero en un estallido Shirou se puso delante de ella recibiendo el golpe haciendo que los dedos del callejero que incrustara en su pecho endurecido.

- No permitiré que le hagas daño. - Dijo Shirou haciendo que Serafall sintiera algo en su pecho.

Shirou agarró la mano del demonio callejero para luego proyectar una copia de Bakuya con al que cortó el brazo causando un grito por parte de este.

- ¡Puto mortal de mierda! - Dijo el callejero mientras retrocedía y apretaba su nuevo muñón sangrante. - ¡Una escoria como tú solo debe estar destinada a ser nuestra comida! ¡Deja de actuar como si fueses ten fuerte y déjate comer!

En ese momento, el aspecto de Shoichirou cambió, su piel comenzó a ser más oscura, como si estuviese recuvierta de escamas, sus uñas de su mano restante comenzaron a ser más alargadas y filosas mientras que sus ojos pasaron a ser rojos y sus escleróticas a amarillo y una larga cola que terminaba en punta. Por cierto, sus pies estaban en las mismas condiciones que su mano restante.

- ¿¡Por qué no puedo regenerar mi brazo!? - Dijo el callejero mientras veía como su brazo seguí igual.

- Mis espadas tienen un factor antimonstruo. - Explicó Shirou. - Puede que seas un demonio, pero ahora encajas más con la descripción de monstruo, por lo que mis espadas ahora tendrán más efecto sobre ti.

Eso no pareció importar al callejero, pero si decidió tener más atención a sus espadas ying-yang. Shoichirou alzó el vuelo a alta velocidad aprovechando su modificación de la pieza de caballero. Esto hizo que el pelirrojo volviese a convocar su arco y comenzara a lanzar flechas con la intención de derribar al demonio, pero por la alta velocidad no podía atinar, cada vez que este se adelantaba unos pocos metros para interceptarlo este cambiaba de dirección haciendo que las flechas de Shirou no llegasen a impactar.

Debido a esto Shirou estuvo tentado a usar Hrunting, pero eso sería un consumo de prana muy alto. Si lo llegara a proyectar podría hacer que la pelea durara menos, pero él no quería que el sufrimiento de ese callejero fuese igual o superior a lo que sufrió su hermana. Ese será el único acto de egoísmo de Emiya Shirou.

Shirou siguió lanzando flechas en dirección de Shoichirou que seguía evadiendo los ataques con su vuelo veloz.

- ¿¡Qué pasa maldito mortal!? - Dijo el callejero al ver que Shirou cada vez tardaba más en lanzar sus flechas - ¿¡Acaso te has cansado, o es que has admitido tu destino de que vas a ser devorado por mí!?

- Oye. - Dijo Shirou desechando por completo su idea de no gastar por completo sus reservas de prana, lo iba a dar todo. - ¿No bajas a luchar contra mí por miedo o porque eres un cobarde?

Shoichirou, en ese momento miró con rabia al pelirrojo y se lanzó a por él a una velocidad aún mayor que cuando se lanzó a por él con la espada al principio, pero lo que no esperó fue que sintiese un ardor en su mejilla justo antes de que llegara al chico, haciendo que este retrocediera hasta tener una buena distancia entre ellos.

- ¿Qué coño has hecho ahora? - Dijo el callejero con rabia.

- ¿Tú conoces los trabajos que la iglesia ofrece a sus trabajadores? - Dijo Shirou confundiendo al callejero y a la reina demonio que la acompañaba. - Normalmente, la cara pública solo conoce a los curas, sacerdotes, obispos y monjas, pero para la cara oculta iluminada por la luna. - Dijo señalando la ventana que iluminaba el lugar justo en el que estaba. - Hay trabajadores conocidos como exorcistas, personas que cazan demonios, imagino que a esos los conoces. - Dijo con una sonrisa muy parecida a la de Archer. - Pero hay otro tipo de trabajador que no muchos conocen ya que casi no hay miembros de ese grupo, puede que ya no hayan de estos, ¿Conoces a los ejecutores? - Ese nombre sorprendió a los dos demonios. - Sí, los exorcistas se encargan de los demonios, mientras que los ejecutores se encargaban de dar caza a los magos, cosa que puede llegar a ser incluso más peligroso que ciertos demonios.

- ¿Y eso a mí que me importa? - Dijo el callejero.

- Bueno, debería importante, yo fui un ejecutor, por solo un año, pero me especialicé en luchar contra cosas muy peligrosas, tú no eres mucho peor, para empezar, ¿Por qué no pruebas a moverte? - Shoichirou pareció confuso por lo que había dicho, pero se sorprendió al intentar volver a lanzarse en contra del pelirrojo. - Sorprendido verdad, si llegaras a mi mirar entre tus piernas llegarías a ver una espada pequeña de mango rojo en forma de cruz, esta es llamada llave negra, un sacramento de la iglesia, una burda mentira o disimulo de magia que usan en la iglesia como los magos a los que cazaban. - Dijo Shirou con un poco de enfado. - Sirven para purificar a los monstruos infernales, pero también sirven para cualquier ser cuando se calva en sus sombras para inmovilizarlos. - En ese momento se acercó hacia él mientras proyectaba seis llaves negras que sujetó entre sus dedos, tres en cada mano. - Podría quemar tu cuerpo usando estas cuchillas, pero quiero matarte de la misma forma que mataste a mi hermana.

- ¿Y cómo harás eso? - Dijo este. - Mi piel está muy dura, ni si quiera con esa cuchilla santa negra o como sea no me llegó a cortar.

- Tengo un arma que puede cortar cualquier cosa, incluso el mismo destino. - Dijo Shirou para luego desmaterializar las seis cuchillas que tenía en las manos. - No soy un espadachín invencible, jubei. No soy el elogiable maestro del espionaje, Hanzo. No soy el famoso hechicero Ame No Seimei. Porque, de todas las personas, yo, un herrero, fui invocado. Por no poder prever eso, esta es tu derrota.

La magia en el ambiente comenzó a ser más densa haciendo que Serafall y el demonio callejero se pusieran más serios.

- Una vez busqué la última espada. Una hoja de acero que no cortara carne, ni huesos ni vida. Lo que busco es la eliminación del resentimiento. El corte de los lazos, el destino y la causalidad. Es decir, librarse del karma - Dijo haciendo que el ambiente se volviese más denso haciendo que Shoichirou comenzara a luchar por liberarse. - Ha su llegada hay innumerables herramientas. Talladas sobre mil espadas, formando una pila de escombros. Este es el lugar donde se cruzan todos los caminos. - Dijo para luego dar un paso haciendo que una honda de fuego recorriese el suelo del lugar dejando ver un montón de katanas clavas en el suelo. - Este es el lugar donde fluyen todos los deseos. Este es el lugar donde esperan todas las muertes. Toda mi vida fue para este movimiento. - Todas las katanas se volvieron bolas de fuego que fueron volando hasta la mano derecha de Shirou formando una katana envuelta en llamas. - ¡El corazón de la espada está aquí, es mi Tsumukari Muramasa!

Shirou balanceó su katana, pero en ese momento, Shoichirou descubrió que podía moverse ya que no había nada que pudiese inmovilizarlo y cuando vio que la espada de Shirou comenzaba a caer este esquivó dando un salto hacia la derecha, lo que no esperó él, ni Serafall, era que una explosión de fuego reventara el lugar dejando un corte humeante de cerca de diez metros dejando a un Shoichirou arrastrándose con solo un muñón ya que le faltaban el brazo izquierdo y sus dos piernas parecían estar quemadas por completo.

Shoichirou se arrastró como pudo por el suelo sin poder llegar muy lejos hasta que Shirou llegó hasta donde el demonio callejero intentaba llegar. Mientras esto pasaba, Serafall se quedó quieta, mirando como había pasado todo.

- Tú, mataste a mi hermana, no soy el tipo de persona que le gusta regocijarse en el dolor de los demás, por lo que no te voy a devolver el dolor que le hiciste sufrir. - Dijo el pelirrojo mientras sus ojos dorados comenzaban a mostrar menos brillo pareciendo más una hoja dorada de una espada. - Pero si voy a hacer que dejes este mundo de la misma forma que ella lo hizo.

Shirou alzó su mano derecha mientras levantaba el cuerpo humeante de Shoichirou por el cuello hasta que sus ojos estuvieron a la misma altura. El magus canalizó su energía mágica a través de su mano libre haciendo que una red de circuitos de color aguamarina.

El callejero abrió los ojos con horror, él sabía lo que iba a pasar y no podía impedirlo en este punto. Fue solo un segundo, la mano de Shirou penetró en el pecho del demonio callejero causando un grito ahogado de este y de un fuerte tirón un amasijo de carne roja sangrante emergió de su pecho solo para que el pelirrojo aplastara el órgano y dejarlo caer al suelo para luego ver como una figura de un caballero de ajedrez cayese al suelo para luego romperse al chocar contra el pavimento.

Después de eso, Shirou dejó caer el cuerpo sin vida del demonio. Poco a poco, Serafall se fue acercando mientras Shirou solo se quedaba ahí quieto.

- ¿Te sientes mejor ahora? - Dijo la maou con un tono pausado.

- No. - Dijo Shirou. - Eso no traerá de vuelta a mi hermana, pero por el momento, creo que se ha hecho justicia y creo que podré volver a mi vida a partir de ahora.

- Imagino que vas a tener que volver a tu trabajo. - Dijo la chica demonio.

- Si, pero también debería buscar una escuela que me sea compatible. - Dijo el chico. - Debería terminar por lo menos la enseñanza obligatoria.

- ¿De qué trabajas si se puede saber? - Dijo Serafall.

- Trabajo en un bar, limpiando mesas y trabajando en la cocina. - Dijo Shirou. - De vez en cuando, también sirvo mesas, pero solo cuando hay poca gente.

- Esta ciudad tiene una academia, creo que te permitirán compatibilizar el trabajo y el estudio. - Dijo Serafall llamando la atención del chico. - El trato está completado, por lo que me voy a ir, te dejaría algo de mi poder para que pudieses llegar a salvo a tu casa, pero creo que no vas a tener problema para llegar.

- Estoy un poco cansado, pero creo que no pasará nada. - Dijo Shirou. - Muchas gracias por cumplir este deseo egoísta.

- No te preocupes. - Dijo con una sonrisa. - Espero que te valla bien.

Después de eso, la chica demonio desapareció mientras se sumergía en un círculo mágico de color azul oscuro dejando solo al chico pelirrojo. Este salió de la nave industrial en pésimas condiciones solo para ver las estrellas. Estas brillaban con lo que a él le parecía más intensidad.

En el camino de vuelta Shirou pensó en lo que había hecho, había usado un noble phantasm en contra de un demonio para luego arrancarle el corazón, sin duda había hecho una locura ya que se había mostrado ante un ser de este mundo, por lo que debería ir con cuidado, el demonio que le había ayudado había sido, por el momento, un ser bueno, pero eso no indica que todos los demonios de este mundo sean iguales.


Mientras todo esto había estado pasando, una chica pelirroja de pelo largo estaba mirando por una ventana con una mirada afilada.

- ¿presidenta? - Dijo una voz femenina a su espalda. - ¿Qué ha sido eso?

- Un estallido de energía mágica. - Dijo la pelirroja. - Akeno, diles a Yuuto y Koneko que vallan a investigar y que mantengan las distancias de cualquier entidad sobrenatural.

- Como ordenes Rias. - Dijo la chica llamada Akeno para luego salir de la habitación.

- Esto no es normal, no había ningún demonio por la zona al que no teníamos el ojo puesto. - Dijo para sí misma. - Debo hablar con Sona.


Kiba Yuto y Koneko Tojo estaban de camino a una nave industrial en el que había claros indicios de lucha, pero lo que encontraron dentro los dejaron congelados.

Una franja en el suelo que parecía sospechosamente a un corte con claros indicios de fuego y un cuerpo de un demonio que estaba empezando a desaparecer. Del cuerpo original solo quedaban la cabeza y un poco de cuello y a su lado había una figura rota de un caballero de ajedrez.

- Koneko-san. - Dijo Kiba mientras miraba la figura de caballero. - ¿Alguna vez has visto algo como esto?

- Nunca he visto como el cuerpo se desvanece en persona. - Dijo ella mientras guardaba la distancia. - Solo lo había visto en los libros. - Esto hizo que Kiba la mirase confundido. - Eso suele pasar cuando cortas el karma de una criatura, al cortrar su karma cortas también lo más importante en el significado espiritual del cuerpo, por lo que atacó directamente para asegurar la muerte de este enemigo, lo que termina con la desaparición del cuerpo.

- Hay que informarlo a la presidenta. - Dijo Kiba al dar la vuelta al cuerpo que se deshacía. - Es un demonio callejero que la presidenta tenía echado el ojo. Shoichirou, un demonio de la casa de Decarabia que acabó con su maestro.

Con la información ya conseguida, la pareja de estudiantes desapareció en un círculo rojo brillante.


El tiempo pasó y Shirou empezó a ver cómo sería inscribirse en la academia Kuoh. Necesitaría copias de su documento de identidad, el certificado del pago de matricula, certificado de estudios anteriores y una matrícula cumplimentada por un tutor legal que actualmente no tiene ya que se mantiene por sí mismo, pero no es legalmente emancipado.

Los demás documentos los pudo encontrar sin problemas en la réplica de su casa en este mundo y podía realizar el pago, pero no había nada de un representante que se haga cargo de él. En un momento dado llegó a pensar en su jefa, una mujer amable que le permitió trabajar en su bar sin necesidad de documentación. Pero no podía dejar que Miyako, su jefa, también se hiciese cargo de él en lo que estudios se refiere.

Con el fin de recabar más información, fue a hablar con el director de la academia, el cual era un hombre de mediana edad con poco pelo y un poco rechoncho con una cara amable llamado Rentaro Ushinomiya.

- Señor Emiya. - Dijo el director saludando a Shirou e invitándolo a sentarse. - Es un placer conocerle, dígame, ¿Qué necesita?

- Buenos días señor Ushinomiya. - Saludó Shirou. - Me gustaría matricularme a la academia, pero por desgracia no cuento con uno de los requisitos.

- Bueno, seguro que se puede solucionar. - Dijo el hombre con una sonrisa amable. - Si es por el certificado de estudios se puede hablar con la institución secundaria donde curso para que le manden una copia del certificado y con una fotocopia del original del documento de identidad con una fotografía sería suficiente, además de que ofrecemos ayudas a los estudiantes a modo de becas.

- No es por ninguna de esas tres. - Dijo el chico haciendo que el director se confundiera ya que serían lo más problemático. - Resulta que mi padre falleció hace un tiempo y no ha dejado a nadie con la tera de ejercer como mi tutor legal y legalmente no se me puede considerar como emancipado, aunque trabaje.

- Oh, eso sí que puede ser un problema. - Dijo el director. - En caso de huérfanos suelen ser los directores de esas instituciones que ejercen como tutores legales hasta que esos niños sean adoptados, pero este caso es muy especial y especifico. - Dijo el director mientras pensaba en ello. - Hagamos una cosa por el momento, déjenos sus datos de contacto, organizaré una reunión con la junta del centro y plantearé su problema, a ver a que conclusión podremos llegar, pero no se preocupe, le aseguro que, aunque no pueda inscribirse en mi academia, le daré una solución para cuando usted quiera seguir estudiando.

Shirou asintió y le dejó sus datos a su secretaria para luego irse a la zona comercial para hacer sus quehaceres domésticos. Ya en la noche temprana llegó la hora de empezar a trabajar. Allí una mujer de pelo castaño vestida con un vestido rojo dejando en claro una bonita figura que estaba detrás de la barra le saludó.

Miyako le preguntó que tal estaba su día a lo que Shirou le contó lo que le estaba pasando, lo que no tardó en ofrecerse como su tutor, pero el pelirrojo le indicó que ya había hecho suficiente por él y que no se preocupara.

Con el tiempo fueron llegando clientes que estaban deseando desahogarse de sus problemas. Lo bueno del bar de Miyako es que es un bar pequeño y que no suele ir mucha gente que cause problemas.

Shirou se limitaba a servir sus bebidas mientras asentía y de vez en cuando preparaba algo de comer para ellos. Pero hubo algo que le perturbó. Un olor que reconoció al instante ya que estuvo con ella hace unos pocos días.

Inmediatamente dirigió su mirada a la puerta, lo que llamó la atención de Miyako, lo que terminó también por mirar la puerta confundida. Pocos segundos después una silueta de una chica que no parecía superar la edad de instituto aparecía por la puerta.

La chica, con sus dos coletas larguísimas y vestía con un vestido sencillo azul claro a juego con sus ojos.

- Hola, jovencita. - Dijo Miyako. - Pero a no puedo servirte alcohol.

- Oh, tranquila, pero no vengo por alcohol, no bebo, me sienta mal. - Dijo la chica que Shirou conocía. - Vengo a hablar con él, si no es molestia.

La mujer miró a su empleado a lo que este asintió indicándole que estaba bien, por lo que le indicó a la chica que se sentara en el asiento más alejado de la barra para que tuviesen un poco más de privacidad.

- Bueno, ¿vienes por mi alma? - Dijo Shirou haciendo que la chica se riese. - ¿Qué pasa? ¿No suele ser as? Te pedí un favor y ahora vienes a cobrar ese favor.

- Bueno, puede que, si hubieras acabado con otro demonio si, fuese ese el caso, pero no. - Dijo ella mientras miraba la carta de bebidas hasta que la dejó. - ¿Todo tiene que llevar alcohol?

- Has venido a la hora a la que se permite tomar alcohol, por lo que sí, esa carta solo sale a estas horas. - Dijo el chico haciendo que el demonio suspirara.

- ¿Se puede pedir un café? - Preguntó la demonio

- A esta hora es mejor un té con leche. - Dijo Shirou. - A parte, así no molestaremos con el ruido de la cafetera.

- Bien visto. - Dijo Serafall con una sonrisa.

- Pero volviendo al punto. - Dijo el pelirrojo. - ¿A qué has venido?

- Ah, solo quería hablar un poco contigo y a jugar a un juego. - Dijo ella sacando una baraja de cartas a de no se sabe dónde. - En el infierno se suele jugar más al ajedrez, pero mi nivel es muy alto por lo que veo más justo jugar a las cartas, donde la suerte es un factor crucial.

- ¿Y no tienes a nadie con quien jugar? - Dijo Shirou haciendo que a la reina demonio se hundiese en su sitio por ser llamada solitaria.

- Si que tengo, pero se dejan ganar alegando que no saben cómo jugar. - Dijo ella con un tono airado. - Nadie de mi nobleza quiere jugar en serio conmigo. - Shirou arrugó la frente al escuchar eso. - Una nobleza es el grupo que tiene un demonio, pueden ser otros demonios o humanos reencarnados o transformados en demonios. Para ellos usamos una cosa llamada evil pieces que están basadas en las piezas de ajedrez. - Ella explicó mientras comenzaba a barajar la baraja para luego repartir dos cartas a cada uno y colocar cinco cartas bocabajo en la barra. - Las piezas pueden sobreponerse para rencarnar a un ser poderoso o usar una pieza más alta para ello, pero lo normal es que los peones se superpongan más que las piezas mayores.

- ¿Y tú tienes piezas sobrantes? - Dijo Shirou en un tono serio mientras miraba a la chica sonriente que miraba su mano, obviamente tenía una buena.

- Bueno, me sobran cuatro piezas de peones y una reina. - Dijo ella. - Los peones me los estoy guardando para una actriz que hace de chica mágica, ya me puse en contacto con ella, dijo que me respondería cuando acabara su contrato, y mi reina... Ella se ha casado, la dejé libre para que pudiese tener una vida feliz con su marido.

- ¿Y para eso has tenido que matar gente? - Preguntó Shirou muy serio.

- Oh por los cuatro reyes demonios. - Dijo ella ofendida. - Por supuesto que no. - Dijo ella ofendida. - Por raro que parezca señor mago yo respeto y admiro a los humanos, solo ellos han sido capaces de seguir a delante después de todas las adbersidades que han sufrido, muerte, depresión, plagas, pandemias... Ellos han seguido a delante, nosotros los demonios, al tener vidas tan largas solemos encerrarnos en nosotros mismos cuando algo malo paso. Hay nobles que tras perder a su conyugue todavía siguen de luto, incluso si han pasado siglos, los humanos tardan poco tiempo en comparación con nuestra larga vida. - Ella explicó después de mostrar las primeras tres cartas de la barra haciendo que la chica frunciera el ceño, su jugada no había logrado avanzar.

- ¿Tanto te gustan los humanos? - Preguntó el chico.

- Si, es más, mi deber el en infierno es mantener una relación exterior en condiciones. - Dijo ella con orgullo. - Como en política, cuando un primer ministro va a otro país para tener una reunión y demás, pues lo mismo, solo que con otras razas y facciones, por lo que yo me ocuparé de que los humanos no salgan heridos de una forma colateral por una posible guerra. -Dio la vuelta a las últimas dos cartas obteniendo la misma mala reacción de antes. - Tengo una pareja de reyes, ¿Qué hay de ti?

- Dobles parejas. - Dijo Shirou mostrando dos dieces y dos cuatros que había completado con sus cartas y las cartas de la barra. - He ganado, eres muy mala en esto.

- ¿Y eso por qué? - Dijo ella molesta mientras inflaba sus mejillas causando la risa de Shirou.

- Por tu cara. - Dijo él con calma. - Eres muy expresiva y eso te traiciona, a lo mejor es por eso por lo que te dejan ganar.

La chica refunfuñó por lo que le había dicho el chico y exigió una revancha. Todo terminó con unas cuantas partidas terminadas todas de la misma forma, la derrota de la reina demonio.

Mientras el tiempo pasaba, la vida del chico siguió y en poco tiempo recibió una respuesta del director de la academia Kuoh en el que podía matricularse como caso especial en el curso que iba a empezar el siguiente año escolar, que sería unos meses más tarde.

También pasó algo que él no llegó a comprender, la reina demonio que había ido al bar a jugar a las cartas con él siguió yendo, no solo al bar, sino a cualquier lugar que él iba, no siempre, pero si muchas veces, pero por raro que le pareciera su compañía no le molestaba y hasta llegaba a disfrutar de ella.

Poco a poco, la chica iba todos los días al bar y hasta se presentó un día en la casa de Shirou donde presentó respeto al pequeño altar que Hizo el chico para sus padres y su hermana menor. Ella dejó una copia en DVD de su programa infantil del inframundo que sorprendió de sobremanera al pelirrojo.

Durante ese mismo tiempo empezó a haber una pequeña relación entre los dos de amistad hasta que un día llegó este tema.

- Yo quise ser una chica mágica gracias a los humanos. - Dijo ella mientras bebía un té verde en la mesa de estar. - Desde que vi un programa en uno de mis encargos hace ya unos años me decidí que en el inframundo haya una figura que inspire e los niños que actúen con el bien por delante.

- Yo por mi parte no tengo un sueño propio. - Dijo el chico. - Mi sueño fue legado por mi padre, él siempre quiso ser un héroe de la justicia, pero me dijo que estaba muy mayor para poder hacerlo, por lo que yo decidí seguir su sueño. - Explicó el chico con una sonrisa. - Hice cualquier cosa para ser un héroe, ayudaba a la gente mayor, me ofrecía a hacer todos los trabajos de clase e incluso participaba en todas las actividades de la compañía vecinal, como recogida de basura o buscando sospechosos de pequeños crímenes.

- Vaya, todo un héroe de la justicia sin duda. - Dijo ella con una sonrisa mientras se acomodaba en la mesa. - ¿Ahora sigues haciendo algo por el estilo?

- No, después de que desarrollara mi magecraft comencé a hacer trabajos que pensé que serían las adecuadas, pero hice cosas que no me parecieron correctas, por lo que decidí abandonar la iglesia y centrarme en mi vida con mi hermana pequeña, hasta que pasó lo que pasó. - Dijo el chico en un tono triste. - Pero, en fin, solo soy un imitador, una vez alguien me dijo que estaba condenado a seguir un ciclo de autodestrucción que no se rompería.

- ¿Y en que consiste ese ciclo? - Preguntó ella interesada.

- Me convertiré en la peor versión de mí mismo, dejando de lado esos ideales que tomé de mi padre e ignorando por completo el valor de lo más importante. - Explicó él. - Siempre que siga esos ideales terminaré como ese tipo de persona que odio.

- ¿Y has pensado en dejar los ideales de tu padre? - Preguntó ella preocupada.

- No puedo hacerlo, es todo lo que soy, no pienso dejarlo. - Dijo él.

- Y veras, ¿Si te conviertes en un demonio, no se terminaría ese ciclo del que hablas? - Dijo haciendo que Shirou pensara en las palabras de Archer, si seguía con sus ideales en algún momento sería reclutado por Alaya. - ¿Si te convierto en un demonio podrías salir de ese ciclo?

- Si. - Dijo Shirou pensando nuevamente en Archer, si ya estaba al servicio de alguien más Alaya no podría tomarlo para la contrafuerza hasta que muriese, y siendo un demonio podría alargar su vida prácticamente hasta lo suficiente como para que Alaya se rindiera con él, su mejor sabueso. - Pero si me convierto en un demonio, no quiero hacer nada malo contra las personas inocentes.

- Por supuesto. - Dijo Serafall con una sonrisa digna de una chica mágica al final de un episodio para luego sacar un estuche de piezas de ajedrez mostrando cinco piezas de un color azul gélido. - De normal te ofrecería las cuatro piezas restantes de peón, pero viendo que lo hiciste, sé que no van a poder contigo. - Dijo ella para luego tomar la figura de la reina. - Con esta figura todas tus características tanto físicas como mágicas se verán incrementadas. Así también tendrás que ayudarme siendo mi pieza más cercana. ¿Estás dispuesto a ayudarme a que haya una buena relación entre las facciones y que reine la paz entre ellas?

- Si con ello puedo ayudar a todos que así sea. - Dijo este contento por seguir con sus ideales de héroe.

Con eso, Serafall comenzó a recitar unas palabras haciendo que la pieza comenzase a brillar para luego flotar hasta el pecho del chico alojándose dentro de él. En el momento que entró este sintió una gran fuerza que lo abrumó hasta el punto de que este se vio obligado a apoyarse en el suelo de rodillas mientras le costaba respirar.

Esa sensación duró unos pocos segundos hasta que Shirou pudo suportarlo sintiéndose más ligero y fuerte.

- Mirate, no había visto tantas alas en un novato en mi vida. - Dijo la voz de Serafall haciendo que el chico alzara la mirada viendo como su nueva compañera tenía ocho alas de murciélago naciendo de su espalda. - Unas seis preciosas alas, se nota que no eres nadie corriente. - En ese momento ella sacó un espejo de donde Shirou no tenía idea y se vio. Estaba él en el suelo con tres alas a cada lado de su espalda. - Ahora eres mi reina, la reina de la reina demonio Serafall Levatian, espero que podamos trabajar juntos. - Dijo alzando la mano. - Ven te voy a presentar a un amigo mío, es también un rey demonio, pero tranquilo, no es tan estirado o perezoso como los otros dos, se llama Sirzechs y actualmente ostenta el cargo del rey demonio Lucifer.

- ¿Lucifer? - Dijo Shirou confundido mientras se levantaba. - Pero si ese era un ángel caído no un demonio.

- Bueno, luego se convirtió en un demonio y sus descendientes siguen viviendo en el infierno, pero actualmente no tienen sus puestos por una guerra que ya te explicaré más adelante. - Dijo ella explicando un poco como era el infierno. - Pero bueno, es un buen tipo y su mujer es muy amable y fuerte, te presentaré ante él y su nobleza y allí estimaremos tu rango.

Shirou se mostró confundido por lo que significaba el rango por lo que mientras ella hacía el circulo mágico con el que se transportarían al territorio de los demonios explicó que había tres rangos. El rango bajo que eran los demonios que más abundaban en el infierno y que la gran mayoría de demonios obtenían al reencarnar, la clase media, otro gran grupo pero que era un poco menor en comparación con el de clase baja y que eran principalmente las noblezas de demonios con varios años de experiencia, y el rango alto, que era básicamente el grupo de la nobleza y pocos demonios que habían conseguido tener los méritos suficientes para ascender y tener su propia nobleza, también había un rango superior a ese que era reservado para los reyes, por lo que no lo contaban para los demonios normales.

Cuando se transportaron pudieron ver un paisaje un poco extraño para el magus demonio, él estaba acostumbrado que el cielo era de color azul por el día y negro por la noche, resulta que por el día en el infierno era morado y azul marino casi negro por la noche según le había dicho su rey. Delante de él había un castillo de lo que parecía ser de estilo occidental.

Nada más aparecer un grupo de sirvientes apareció para darle la bienvenida a Serafall, entre todos los mayordomos había una mujer que estaba al frente vistiendo un traje de sirvienta francesa que tenía el pelo largo blanco y ojos rojos que ha Shirou le recordaron a su hermana.

- Muy buenos días señora Serafall. - Dijo esta mujer mientras se inclinaba hante Serafall. - ¿A que debemos su visita el día de hoy?

- Hola Grayfia. - Dijo ella en un tono casual. - Vine a presentar a mi nuevo amigo a Sirzechs. Por favor, dile a tu marido que salga, me gustaría establecer su rango.

Eso ultimo sorprendió al pelirrojo, no esperó que la jefa del servicio fuese la esposa de un rey demonio.

La sirvienta asintió y les indicó que la siguieran. Durante el camino, Grayfia estaba en silencio mientras que caminaba, Serafall aprovechó ese momento para decirle que ella era de esa clase superior que había explicado y que era parte del servicio porque ella quería y que no estaba siendo obligada. Ella le indicó que no tenía que actuar de una forma extraña con ella.

Después de unos minutos llegaron a lo que parecía ser una oficina donde había un hombre de pelo largo de color rojo como la sangre con ojos azules tan claros como el hielo que al ver algo que no eran los documentos que tenían en la mesa.

- Mira quien ha decidido venir. - Dijo el rey demonio con una sonrisa al ver a Serafall. - Imagino que estás aquí por el joven que tienes al lado.

- Así es Sirzechs, este de aquí es Shirou Emiya, mi nueva reina y uno de mis mejores amigos fuera del infierno. - Dijo ella con una sonrisa. - Me gustaría establecer su rango bajo la supervisión de uno de los cuatro reyes demonio sin que se vea influenciado por mí.

- Ya veo. - Dijo este con una sonrisa para luego girarse a ver de cerca al chico para luego levantarse y estrecharle la mano. - Encantado soy Sirzechs Lucifer, la mejor forma de establecer el rango sería con un examen, puede ser de fuerza o por control de tu energía mágica, pero creo que lo mejor sería la prueba de fuerza. - Dijo él con calma. - Te tendrías que enfrentar a un juego completo de una nobleza, pero como me lo ha pedido a mí, solo te enfrentaras a dos de mis piezas, a uno de mis caballeros y a mi reina aquí presente, la prueba será en unos minutos, prepárate iré a llamar a mi caballero.

Serafall asintió con una sonrisa y acompañó a Shirou para que se preparaba, su nueva vida había comenzado y ahora tenía que luchar contra las fuerzas de un rey demonio, se sentía como si estuviera en un juego de alta dificultad.