"Tonight I will love love you tonight
Give me everything tonight
For all we know we might not get tomorrow
Let's do it tonight"
La futura bella durmiente bailaba por la vida despreocupada sin necesidad de pensar, siendo superficial y viviendo con excesos, sin nada que le importará más que vivir al máximo antes de cumplir con su destino de dormir cien años. No había problemas ni estrés en su cabeza, solamente felicidad y diversión en su día a día, perreando en las mejores discotecas de la Villa Final del Libro, coqueteando y ligando, consiguiendo al final de la noche alguien que calentará su cama. Briar se mostraba independiente, confiada, atractiva e impulsiva, nadie sabía que mentía ocultando lo jodido que estaba su corazón, tan atrapado en un silencioso amor secreto. Porque en sus romances fugaces y aventuras recurrentes, sus sentimientos siempre estaban pensando en la misma chica: Apple, su mejor amiga.
Llevaba años amándola profundamente, no solo era deseo como a otras, era un amor intenso permanente. Al principio creyó que se le pasaría porque la rubia era tan insoportablemente hetero puritana hablando una y otra vez sobre su relación con su príncipe predestinado. Pero tras Juego de Dragones resultó ser una lesbiana reprimida, por su madre castradora. Ahora era homosexual, fantástico ¡Pero por qué comenzó a salir con Darling Charming?! ¡¿Fue por el beso improvisado de mierda?! Eso fue una RCP y no un beso de amor verdadero. No tenían historia previa ni tuvieron miradas pasadas, no hablaban, no se esforzó una mierda por ella. Lo máximo que vio que hizo fue lanzar un rápido guiño coqueto, jodida Darling.
No tenía pruebas, pero tampoco dudas de que la relación con el marimacho Charming surgió por el afán de su mejor amiga con el puto destino predeterminado. Eso fue frustrante. ¡¿Pero también tuvo que salir con la pick me, gótica? Había estado desde el Día del Legado tocando los cojones negándose a cumplir su papel de villana y creando una revolución ¡¿Y eso enamoró a Apple?! Esto ya fue humillante ¡Cómo le jodió con la maldita Raven Queen antes que con ella! ¡Se la habían robado en la cara, no una sino dos veces! Mientras Briar siempre estaba ahí de mejor amiga, viéndola enamorarse de otras personas, romperse por ellas, teniéndola que consolar luego, guardándose su dolor personal. Tuvo que acostumbrarse a vivir con celos, fingir que su amor no la destrozaba, que las fiestas y el sexo era para lo que vivía.
Aunque en parte, sí que era fanática de lo sexual, tenía grandes habilidades en la cama y era lo único que calmaba sus pensamientos diarios tormentosos como una sombra viviente. Porque no era capaz de olvidarla y superar a pesar de que sabía que no saldría de la friendzone. El sexo le permitía ser dominante, tener el control del momento en sus manos, desfogarse físicamente y dejar de pensar en ella y su miserable vida amorosa durante el momento en que se centraba en lamer y tocar el coño de su folla amiga actual antes de que llegará y gritará alto mientras notaba en sus labios el orgasmo que le había provocado. Y cuando cambiaban de posición para que Faybelle se lo devolviera, Briar cerraba los ojos y podía quedarse en blanco mientras agarraba las sábanas fuertemente y su cuerpo temblaba por el sexo oral que recibía antes de que sacaran sus juguetes secretos. Sin embargo, era penosa luego, no pasaban ni cinco minutos que se recuperaba de su último clímax y ya su cabeza volvía a la rubia. Esta vez, Faybelle ni siquiera había terminado de liar el porro típico postsexo.
El hada malvada fumaba las primeras caladas sin hablar, disfrutando de la marihuana entrando en sus pulmones. Era la única que conocía su amor secreto, pues después de tantas horas de sexo habían cogido demasiada confianza y una versión de ella muy borracha se lo reveló una vez. Faybelle consideraba una verdadera putada que le robaran no una sino dos veces. Debía ser frustrante de narices. Por eso hacía mucho evitaba enamorarse, los compromisos serios y las relaciones largas para evitar humillaciones y burlas de los demás.
"¿Me pones su cara cuándo lo hacemos?" Preguntó divertida expulsando el humo de su boca, rompiendo el silencio y llamando su atención abstraída para pasarle el cigarro.
Aquella pregunta tardó unos segundos en procesarla y después Briar frunció el ceño mirándola, ante su innecesaria estupidez. Era cómoda la relación exclusivamente física sin compromisos ni expectativas que tenían, pero cada vez detestaba más el momento después cuando fumaban y le gustaba joderla burlándose de sus sentimientos amorosos.
"Eres gilipollas" Concluyó indiferente aceptando el cigarro para fumar.
"Puedes decirlo, no me importa una mierda en quién piensas mientras follamos" Habló riéndose ante su falta de sinceridad, entreteniéndose siendo la perra mala que era.
La risa de Faybelle inundó los oídos de Briar irritándola todavía más. Sentía un verdadero amor-odio por esta perra, concretamente odio cuando le gustaba encontrar su límite, provocarla y lanzarle comentarios punzantes solo por diversión perversa. Las primeras veces casi quería que la hiciera dormir sus cien años que escuchar sus molestos comentarios riéndose a su costa, después se acostumbró y se lo tomaba con algo de humor. En verdad con ella no tenía que fingir que todo estaba bien en su vida, porque ya sabía lo jodida que se encontraba. En cierto modo la villana era cómo Briar quería e interpretaba ser: alguien que no creía en los estúpidos cuentos de hadas y en el amor verdadero, una cínica y desapegada del amor, follándose a quién quería y riéndose del mundo. Ojalá no fuera mentira, pudiera dejar de sufrir y sobre pensar en su vida. Pero no, no podía dejar de fantasear e imaginar que había compartido este intenso momento sexual con Apple, que la había dominado y penetrado a ella.
"No, ella tiene mejores tetas que tú y seguramente vaya depilada completamente" Al final, desconocía por qué acababa metiéndose en su juego.
"¿Ah sí? No me digas que se las has visto debajo de su ropa de vieja" Se burló de esas camisas con lazos y los jerséis ultra pijos que llevaba, junto a una diadema a juego.
"Es un estilo preppy, cateta" Respondió sonriente soltando humo, imaginando las curvas perfectas femeninas que ocultaban esos atuendos clásicos y tradicionales a la vista de todos. Esa camisa blanca hasta el último botón abrochado y con un lazo perfecto, detrás de un jersey de rombos escondía en serio los mejores pechos de la Escuela.
"Debes estar realmente feliz ¿no? Le pintaron pajaritos en el aire" Siguió hablando, recordando la ruptura con Raven hacía unos meses.
Esta vez la castaña tuvo que reprimir una risa inesperada ante la referencia a la canción comparándola con la reciente vida amorosa de su mejor amiga. Pues sí, la rebel había dicho que la amaba y después se fue dejándola ilusionada, jurando un falso amor y haciendo que se lo creyera cuando sus promesas se quedaron en el aire. Pero joder, se sentiría mal si se riera. Faybelle no sabía lo mal que lo había pasado Apple tras la ruptura. No debería alegrarse por su pena, aunque ella llevaba sufriendo años una y tantas veces. Solo una pequeña parte le agradó la fallida relación con Raven, el resto de su corazón sufría aún más viéndola triste y abatida en los meses atrás.
"Otra pregunta ¿Es normal que siempre tenga cara de malfollada?" Faybelle quería dar explicación a por qué era tan insufrible amargada incluso cuando tuvo pareja.
Para Briar la comparación con la canción fue gracioso, el siguiente comentario de mierda le tocó en serio los cojones. Ella tenía mucho humor, y se reía incluso de su situación sentimental, pero otra era reírse de su Apple. El hada malvada no era nadie para soltar delante de su cara lo malfollada que ya sabía que estaba.
"Oye perra, cállate, eso ya no tiene ni puta gracia" Le advirtió seriamente cabreándose y dejando las bromas afuera, no quería que hablaran más de la princesa rubia.
Faybelle ni se disculpó ni se inmutó frente a su insulto, sonrió satisfactoriamente por haber vuelto a encontrar el límite. Era el reto personal diario que se proponía conseguir cada vez que quedaban. Su amante sentía un placer tan gratificante burlándose de ella y su insoportable señorita perfecta, Briar era una completa imbécil enamorada. Se preguntaba cuándo superaría ya su jodida obsesión por la co-presidenta del Consejo Escolar.
Mientras la castaña daba largas caladas distrayéndose de tener que escuchar su incordió con más estupideces de mierda, sonó una notificación del iphone. Era un mensaje de la chica que no soportaba la mayoría del tiempo, que peleaba por todo y discutía por todo, y a la vez que se sentía atraída por su forma tan cargante de ser, considerando que era parte de todo su encanto personal. Porque le encantaba tanto, era su razón para levantarse, quién sacaba su lado romántico y fiel, quién la cuidaba cuando se encontraba enferma… Su adorada y amada mejor amiga la reclamaba.
"He pensado en comenzar el trabajo para princesología ¿Estás disponible ahora? En serio, ¿Te propone hacer eso un sábado por la noche? Joder, normal que la dejen, es un puto aburrimiento sus planes" Leyó en alto imitando la voz, el mensaje privado que le habían mandado a su amante.
"Venga, a tomar por culo ya de mi habitación" Le anunció no tardando ni dos segundos en responder que estaba disponible y levantarse inmediatamente de la cama. Tenía que arreglar todo este desastre de sábanas, hacer su cama, abrir las ventanas, echar la ropa sucia al cesto, ducharse para quitarse el olor a sexo y estar presentable… Todo esto en menos de una hora.
"¿Me estás echando? ¿Te llama tu princesita y me dejas tirada al instante? Me siento ofendida, yo que pensaba que volverías a follarme" Dijo con fingida molestia mientras daba una calada tranquilamente sin apenas moverse.
Briar la ignoró y le apagó el cigarro. No tenía tiempo. "Venga coño, vístete y lárgate"
Le lanzó su ropa arrugada del suelo y en cuanto dejó de estar desnuda, la echó con prisas de su dormitorio. Tenía que adecentar y arreglar todo el desastre sexual que había invadido el ambiente, ocultar cualquier rastro indecente de lo que había pasado antes, ya que su mejor amiga seguía siendo tan modosa y mojigata como si no hubiera empezado su vida sexual con Darling en su relación pasada. También debía quitar el olor a tabaco que olería al instante y criticaría, pues no soportaba ese olor. Esta vez, quería evitar otra charla innecesaria sobre los beneficios negativos que podía producirle un único cigarro porque no le importaba, era su vicio y le gustaba coño.
Sin embargo, apenas salió de la ducha y Apple ya estaba llamando a su puerta, era tan asquerosamente perfecta que no podía ni retrasarse ni cinco minutos. Ahí estaba a la hora que acordó entrando a su dormitorio con su atuendo preppy agarrando su kit de estudio y su ipad lleno de artículos o libros académicos que habría encontrado para el trabajo.
Su nariz al instante dio un respingón involuntario y Briar como muchas veces creía, ya debía estar incrustado un palo de fregona en su redondo trasero.
"¿Otra vez has fumado? Ay Briar, es cancerígeno y huele fatal, voy a encender una vela aromática si no te importa" Le informó tapándose la nariz un momento y sacando de su bolso una jodida vela con olor a peonías y unas cerillas.
Se le quedó mirándola desesperada por lo criticona y rígida que era con todo lo que había a su alrededor. Le sacaba verdaderamente de quicio que fuera tan exagerada y maniática con los olores, hasta el punto de llevar una vela aromática en su bolso como si fuera algo normal. Y mientras la encendía tenía que reprenderla con su eterna charla sobre lo mal que estaba fumar, las enfermedades que podía producirla, el dinero a lo tonto que se gastaba, etc.
Después tuvo que ponerse a reordenar el escritorio porque por supuesto, si no, no podía concentrarse en el trabajo de princesología, ya que no estaba armonioso visualmente ni bien aprovechado el espacio. Apple siempre entraba arrasando su espacio y Briar, aunque más que irritada, no sabía por qué nunca le impedía que dejará de cambiar sus cosas, cuando odiaba que toquetearan sus pertenencias. Y finalmente, cuando ya había organizado a su manera el escritorio y colocado la vela aromática en el mejor lugar para que fluyera correctamente el feng shui en el dormitorio, hubo otra reprimenda para ella sobre perjudiciales dolores de espalda cuando prefirió tumbarse bocabajo en la cama a hacer el trabajo.
Demasiados años de amistad ya y seguía siendo insoportablemente mandona como el primer día, con un nivel de control y orden absurdamente ridículo teniendo que corregir hasta el más mínimo detalle posible. Con una confianza ciega de que siempre sabía lo que era mejor o cómo creía que debía ser. No solamente le tocaba las narices a ella, aquella demandante e intensa personalidad molestaba en general a sus otras amistades porque se entrometía en todo: a Ashlynn le daba su innecesaria opinión crítica desaprobando su relación con Hunter; y, a Blondie se le ponía a cuestionar y darle "mejores ideas" para sus videos del Blog del Espejo. Era una tocapelotas única, sin embargo, aunque se burlaba demasiado y quería pegarse un tiro en muchos momentos por su culpa, adoraba cómo era y no cambiaría ni una sola parte de ella. Amaba a su mejor amiga con cada uno de los defectos que tenía que soportarla, porque al final del día era su persona favorita en el mundo. Así era su Apple White, con esa personalidad única que desquiciaba regularmente, esa perfección permanente y ese estilo de vestir tradicional clásico.
"¿Oye tú también piensas que soy aburrida?" Le preguntó la rubia tras media hora desde que comenzaron con el trabajo, quería corroborar algo de lo que se enteró.
¿La verdad? Esto era un puto coñazo, estar haciendo un trabajo de princesología el puto sábado por la tarde, esto solamente podía ser idea de Apple. Normalmente las cosas que hacían por iniciativa de ella eran demasiado aburridas, pero le gustaba complacerla y verla sonreír. Así que no iba a ser tan sumamente zorra de decirle su sincera opinión y herir sus sensibles sentimientos si le soltaba la dura verdad. No a ella. "No, claro que no pienso eso"
No se quedó nada conforme con su contestación falsa. "Briar, me ha dicho Blondie que las tres pensáis que soy un coñazo de persona, que decís que tengo un palo metido por el culo"
Vaya, tenía que haber sido una zorra ya la jodida bocazas de siempre, que tenía que contar todo o reventaba, se dijo a sí misma. Eso fue una conversación privada fuera de la discoteca con Ash mientras estaba fumando Briar y se desahogaba molesta porque otra vez la rubia había rechazado venirse de fiesta con ellas. Es que incluso en el cumpleaños de una de ellas decía no. Fue un momento en que estaba borracha y molesta, y lo dijo sin pensar una única vez. Ahora tenía que explicar correctamente aquella situación mal contextualizada. "Lo siento, no te lo tomes personal estábamos borrachas o algo, no me acuerdo bien, la verdad"
"Pues ella sí lo recuerda. Perfectamente. Jo, pues muchas gracias por pensar eso de mí, en serio" Le dijo con ironía ofendida de saber lo que hablaba su grupo de amigas durante su ausencia.
Conocer esta opinión de ellas a Apple le afectó mucho más de lo que quería admitir, pues al final era la percepción de sus amistades más cercanas y le dolió un montón a su autoestima personal. Además, le recordó a cómo Raven le pidió una vez que fuera más guarra en la cama ¿Definitivamente así la veían todas las personas que quería, como una chica aburrida y beata? Le molestó mucho que esa fuera la imagen que parecía que tenía pública cuando no se creía para nada así. No era un coñazo de tía, no era una sosa en la cama y mucho menos tenía un palo de fregona metido en su culo.
"No entiendo por qué pensáis que no soy divertida cuando lo pasamos genial aprendiendo y haciendo cosas productivas con mis tardes organizadas de lectura académica, catas de té y etiqueta real o jornadas de voluntariado" Ella planeaba actividades súper entretenidas y divertidas para las cuatro.
Briar prefería no tener que opinar sobre la pequeña diferencia inexacta que tenía sobre la idea de diversión. Solo había que observar los mil bostezos de Ashlynn siempre y que Blondie no paraba de mirar su teléfono cuando quedaban. Las otras dos últimamente tenían muchos inconvenientes para poder asistir a esos planes que organizaba, pero ella no se perdía ninguno. Si le gustaban a la rubia esas cosas, ella iba aunque eso fuera la antidiversión.
"Las pastas que haces en tus catas de té y etiqueta real, te salen deliciosas" Comentó en un intento torpe de no herirla sin tener que mentir descaradamente.
El cumplido a sus pastas de té no ayudó. Apple estaba enfadada de que su mejor amiga no pudiera respaldarla y confirmara silenciosamente de nuevo que parecía ser aburrida, algo que se negaba aceptar. ¿Lo más frustrante? Según la otra rubia, mientras ella era la persona aburrida del grupo, Briar era a quién consideraba la persona más divertida del mundo.
"¿Y por qué tú eres la más divertida y graciosa del grupo? Porque te aseguro que no lo eres. Briar, te quiero tanto, pero eres irresponsable, explosiva e impulsiva, es una forma de ser caótica y para nada me parece divertida"
Joder primero le decía que la quería y después le estaba insultando en la cara sin reparos, esto era otra cosa que solo era capaz de hacerlo Apple. Dios la amaba demasiado porque ni siquiera le salía mandarla un poquito a la mierda. Esto era amor verdadero. Es más, no quería romper su realidad alternativa en la que claramente vivía. ¿Cómo qué por qué ella sí era graciosa y divertida? Coño es que eran completamente opuestas en actitud y enfoques de la vida. Tendría esos "defectos" que comentó y muchos más, pero ser la reina de la fiesta era un talento natural que le salía solo. Encantar, entretener y atraer a la gente eran sus mejores cualidades. ¿Y por qué Blondie la creía divertida? Joder porque les daban ataques de risa cada diez minutos juntas y habían ido a tantas noches de fiesta a discotecas y habían compartido tal vez los mejores porros de su vida. No obstante, no quería dañar más sus sentimientos. "Tienes razón no tengo ni idea de por qué hay esa percepción de mí, qué curioso"
Aquella contestación Apple lo percibió con sarcasmo y se sintió tan triste pensando que no se lo estaba tomando en serio y además, se estaba cachondeando de ella en este tema que era tan importante para su imagen, autoestima y orgullo. Acto seguido le preguntó intentando mantener la voz normal sin quebrarse, si se estaba riendo de ella en su cara. Briar se sintió terriblemente mal al intentar protegerla y cuidarla y haber parecido que se estaba burlando. Supo que hubiera sido mejor ser honesta y admitir que si era aburrida, pero que no pasaba nada porque así la seguiría hasta el final. Pero antes de que pudiera asegurarle que jamás en su vida se reiría de algo que ella considerara importante, se encerró en el baño.
La rubia se encontró destrozada emocionalmente e insegura porque a su mejor amiga si la veían como una bomba de diversión todos alrededor mientras creían que ella tenía un palo metido en el trasero. Se miró al espejo su reflejo inmaculado tristemente. ¡No se veía aburrida! ¡Joer, no era para nada así! Su autoestima y ego estaban tan hundidos comparándose con Briar. ¿Tenía que irse de fiesta para ser divertida? A ese tremendo espanto de lugar, donde había que estar con gente sudada bailando pegados, que pudieran transmitirle enfermedades por la cercanía, la suciedad de las discotecas, pagar por estar hasta el día siguiente despierta… No le llamaba para nada la atención las fiestas, pero odiaba la imagen de que fuera aburrida, su orgullo herido decía que tenía que demostrar que también podía ser la reina de la fiesta, emborracharse y acostarse más tarde de las doce de la noche. Entonces decidió frustrada que dejaba el importante trabajo de princesología para marcharse inmediatamente a bailar a una discoteca este sábado noche.
Iba a demostrar que no era ni "aburrida" ni "clásica" se dijo a sí misma, comenzando a deshacerse el lazo simétrico que llevaba, a quitarse el jersey precioso que llevaba hoy y doblarlo correctamente para dejar encima su diadema. A abrir varios botones delanteros de su camisa blanca recién planchada, a subirse la falda para revelar más las piernas, y descosió un lateral para hacer una raja y que se viera un poco parte de su muslo. Después con la mano se despeinó su perfecta cabellera rubia peinada para conseguir un estilo desenfadado que solían llevar sus amigas.
Finalmente salió tras unos minutos encerrada. "Te doy cinco minutos para cambiarte. Nos. Vamos. De. Fiesta. A dónde tú quieras, me da igual. Pero nos vamos. Esta va noche va a ser la mejor de nuestra vida"
En segundos Briar pasó por tres emociones distintas: de la preocupación a la confusión y al instante a la fascinación. Espero que no hubiera formado un charco a su alrededor cuando todas sus hormonas juveniles se alborotaron al verla en ese atuendo mucho más atrevido de lo normal. Buah, y escuchar de sus labios que le ordenaba por primera vez salir de fiesta juntas. ¡Joder se le estaban humedeciendo las bragas! Le sobraron cuatro minutos y medio para vestirse y llevarla a la mejor discoteca de la Villa Final del Libro.
Al instante en que abandonaron el dormitorio, Apple reconoció mentalmente la mala idea que acababa de tener y cómo había roto su falda por una tontería espontánea nada propia de ella. ¿Irse de discoteca? ¡¿En qué estaba pensando?! Los planes había que organizarlos con tiempo, hacer el análisis DAFO, tener controlado todo… Por eso odiaba los planes sorpresa. Sin embargo, era tan orgullosa que se negaba a reconocer en alto que se había equivocado completamente. Así que solo le quedó fingir confianza y seguridad cuando esto en verdad la estresaba de sobremanera, haciéndola sentir muy nerviosa mientras bajaban por el ascensor.
La hija de la Bella durmiente conocía perfectamente a su mejor amiga y no tenía dudas de que esta decisión era como una forma de querer demostrar algo, que porque quisiera salir o le apeteciera de verdad. A ella no tenía que demostrarle nada, la querría siempre.
"¿No quieres abrocharte un botón más? Ese escote es bastante pronunciado" Le preguntó sabiendo que no estaba cómoda llevando la camisa tan abierta.
"¿Qué pasa solo puedes enseñar tú con ese pequeño y ligero vestidito?" Respondió con fingida seguridad, mencionando la elección del vestido que miraba desaprobatoriamente sin decir nada esta vez, pero que no le parecía nada apropiado para una princesa Beauty.
"No, por supuesto que no, si te queda increíble Apple" Contestó halagadora sin molestarla su insinuación, si quería llevar ese escotazo, era maravilloso para sus ojos.
Un ligero sonrojo apareció en sus mejillas ante el cumplido que le dio una pequeña seguridad en sí misma. Le agradeció mientras le daba un suave toque amistoso en el brazo.
Al traspasar las inmensas puertas de la discoteca, la rubia corroboró aún más que esto había sido una terrible idea, deseaba haberse quedado estudiando en su noche de sábado, princesología o administración del reino que tenían exámenes dentro de tres meses. Nada más entrar, la música tan alta le hizo querer taparse los oídos y las luces de colores tan molestas en medio de la oscuridad le generaban dolor de cabeza, pero el aire tan cargado de distintos olores era lo peor. Miraba con aprensión cómo debían meterse entre la multitud para poder llegar a la barra mientras dejaba que su mejor amiga la llevara hasta ahí agarrada de su mano. Apple presenciaba con horror todo lo que pasaba a su alrededor en la pista de baile: bebidas que se derramaban, gente bailando pegados de forma provocativa, besándose y tocándose sin vergüenza alrededor de muchos otros. No entraba en su mente cómo se podía disfrutar en este caótico y bastante vulgar ambiente.
Mientras la otra princesa estaba en sus jodidos elementos: el alcohol, la fiesta y la discoteca. Se sentía como estar en su casi primera casa, conocía cada metro cuadrado de este local y cada persona que trabajaba allí, cada camarero, barman o seguridad, y cada adolescente frecuente con el que había compartido muchos viernes y sábados. Caminaba confiada, divertida, brillante hacia la barra con tanta facilidad, parecía que el resto de las personas se separaban y le abrían paso inmediatamente como si fuera la reina indiscutible del lugar. La camarera ya se había enterado de su presencia antes de que cruzaran la pista de baile para llegar ahí y ya estaba preparando su bebida alcohólica favorita, que cada fin de semana se pedía. Después miró y preguntó a Apple qué quería beber.
Nunca había bebido alcohol de verdad en sus diecisiete años, solamente vino en algunos eventos formales a los que asistía. La castaña, experta en años de cubatas, prefirió decidir lo que mejor recomendaba para su primera vez.
"Para ella, un malibú con piña" Dictaminó con una sonrisa de cariño reflejado, porque eran ambos dulces y suaves.
Apple interpretó aquello como una burla sutil, no bebía, pero si sabía los nombres de los cubatas más famosos y populares, y este apenas llevaba alcohol. Definitivamente no quería eso ni ninguna otra bebida que ella tampoco eligiera, decidió que iba a pedir lo mismo que lo que contenía ese vaso burbujeante: vodka con limón.
Tras el cambio de bebida, Briar dudaba si le hacía más gracia la elección de su misma bebida que no le iba a gustar o que fuera tan fina necesitando una maldita pajita para beberse el cubata. Haciendo que la camarera tuviera que buscar dónde estaba el olvidado tarro de pajitas. Durante la espera, Apple viendo su mirada divertida le dijo incrédula que debería hacer lo mismo, pues no sabían cómo de limpios estaban los vasos y que no quería coger una muy probable mononucleosis o cosas peores. Ella le contestó con humor que en las discotecas también existía el invento famoso del lavavajillas y lo usaban, pero su hipocondría alarmante no lo creyó. Era tan terriblemente adorable y exagerada, mientras ella literal podía beber de cualquier vaso que tuviera alcohol, se decía "para delante".
Mientras la castaña bebía cómo si fuera agua el vodka con limón, el primer sorbo de ella le produjo una arcada interna casi, le sabía a colonia pura, estaba asqueroso y muy fuerte. Acababa rápidamente de conocer que odiaba este cubata, pero otra vez su orgullo prefería tener que llegar a beberlo entero que reconocerlo. Ni muerta.
Al principio de la noche la hija de Blancanieves se sentía tan fuera de lugar en la pista de baile, apenas haciendo un ligero movimiento tímido, soportando la música que taladraba sus oídos y centrándose en que nadie le diera un empujón y pudiera derramar la bebida tan cara y mala que había pagado. Bebía resignada intentando no hacer muecas de asco mientras veía con asombro e incredulidad cómo Briar era capaz de estar perreando, como si no supiera que era un baile sucio y vulgar. Pero estaba despreocupada bailando así, al ritmo de la canción de reggaetón que cantaba a todo pulmón emocionada, al tiempo que se rozaba sin importarle con el grupo que tenían al lado bailando. Si se pudiera hablar y escuchar aquí, ella ya le habría amonestado por mover de esa forma provocadora las caderas y muslos hasta abajo. Observaba en desacuerdo sus movimientos, sin embargo, no podía evitar sonreír un poco, estaba convencidisima de que había nacido primero como una diva sexy carismática y después como princesa real.
A medida que pasaba el tiempo, Apple se dejaba llevar más y más a bailar, cambiando su primera percepción y prejuicios que tuvo de la discoteca. El vodka con limón realmente no estaba tan malo, la música tenía un ritmo muy bailable en verdad o las luces de colores moviéndose creaban un ambiente de sombras y luces increíble. Poco a poco empezó a sentir el estado de euforia en su interior, sabiendo que no quería pensar más, ni controlar más, teniendo claro que iba a cantar y disfrutar como los demás sin que nada le importara más. Se permitió bajar las defensas y perder el obsesivo control que necesitaba llevar en su vida porque Briar estaba aquí acompañándola, siendo todo lo contrario a ella, dejando siempre que fuera como quisiera sin tratar de cambiarla. No le decía qué hacer ni qué decir, dejaba vivir a los demás vivir sus vidas al tiempo que ella vivía la suya, disfrutando el momento porque el tiempo se acababa y atrás no se podía ir. Todo lo contrario a la forma en que Apple vivía, con disciplina y cautela temiendo lo peor siempre asustada pensando que la iban a juzgar, señalar o criticar.
Entonces por una sola vez decidió vivir en el presente, apartando el miedo a un lado y dejándose de preocupar por lo que fuera sin darle sentido a todo, únicamente bailando este sábado noche con su mejor amiga en la discoteca.
"¡Esto hay que repetirlo! ¡Me siento tan libre! ¡Creo que he perdido mi palo de fregona del culo!" Gritó a todo pulmón riéndose encantada de sí misma, mientras seguían moviéndose al ritmo de la música latina tras casi tres horas.
"Tú no tienes ningún palo metido en el trasero" Le negó Briar observándola a su lado, mirándola fascinada, creyendo que era imposible lo bonito que era su rostro, lo bonito que era su cuerpo, era bonita por fuera y por dentro, preguntando en clase o disfrutando sin pensar.
Ella se rio aún más divertida totalmente desinhibida y relajada, reconociendo a sí misma y en alto lo gracioso que era su obsesión con la perfección absoluta que le gustaba que hubiera a su alrededor. Sus amigas tenían tanta razón con esa broma ingeniosa. "¡Es totalmente verdad! ¡Soy una esnob, controladora y estrecha! ¡Estoy reprimida, vivo reprimiéndome! ¡Quisiera ser como tú! Sin seguir reglas ni normas, solo haciendo lo que quiero cuando quiero y como quiero. ¡Pero sobre todo me da envidia no saber mover el culo así de espectacular!"
Briar era pura confianza y seguridad haciendo twerking, dominaba a la perfección la técnica y le encantaba mostrarlo para que la miraran en cada fiesta. Siempre recibía elogios y envidias que adoraba escuchar sin vergüenza ninguna, pero escuchar que esos ojos azules admiraban su twerk fue especial.
Se colocó detrás ofreciéndose a terminar de enseñarla, estaba cerca de pillarle el truco, solo le faltaba un poco de más coordinación, unas recomendaciones y soltarse del todo. Apple muy sonriente con emoción, se dejó guiar, sintiendo la música comenzando a mover las caderas sensualmente intentando ir al compás mientras Briar pegaba su cuerpo suavemente por detrás muy junto a su trasero y con sus manos en su cintura la ayudaba a encontrar el ritmo perfecto. Le mostró que dependiendo de la canción podían acelerar o ralentizar el perreo, mover las caderas de un lado a otro o en círculos, y que podía hacer giros suaves para cambiar de dirección sin perder el ritmo. Al inicio estaba algo tímida y torpe, pero tras varias canciones apenas tenía que corregirla ya, había pillado cómo mover su cuerpo ya, cómo sincronizarse con otra persona y la velocidad que debía llevar según la canción. La rubia descubrió que no era un baile sin clase como pensaba, estaba riéndose y disfrutándolo, no se sentía obsceno ni sexual con su mejor amiga detrás sino un momento cómplice entre amigas, siendo cómodo y cálido. Mientras la castaña se sintió como si acabara de aprenderlo a bailar con alguien por primera vez, había sensualidad e intensidad, pero no con provocación descarada ni siendo vulgares. No era un juego de seducción al que siempre jugaba, no había roces ni gestos obscenos exagerados, sino compartían una conexión emocional más allá de física.
El tiempo para Briar voló muy rápido con ella cerca, bailando con sus cuerpos pegados, subiendo y bajando, adorando cada parte de su ser brillante iluminado aún más por las luces de la pista. Estaba jodidamente enamorada. Una y otra vez. Desde la primera ocasión en que abrió lentamente su corazón y antes de que se diera cuenta estaba perdidamente enamorada. Se había convertido en su fuente de felicidad, en el centro de su mundo y en toda su alma. Debió haberla olvidado, sin embargo, fue imposible. Iba a quererla siempre, aunque estuvieran destinadas a no ser. Ahora ya no tenía miedo del cruel destino de dormir un siglo, sino de despertarse y tener que aprender qué era vivir en este mundo sin su Apple.
No podía soportar más la angustia de la emoción contenida de verla con ese aura nuevo desinhibido y liberador cómo interpretaba ser ella. Pero en la realidad seguía sufriendo en silencio agarrando su cintura, estando tan cerca, pecho con pecho, y ahora cara a cara mientras la música no paraba en su discoteca favorita. La castaña iba a explotar de cohibirse, de guardar secretos o reprimir deseos ocultos porque así nunca fue su naturaleza de ser. Temía ahogarse más profundamente en soledad, aunque no supiera cómo encontrar las palabras de que no quería más ser su amiga, sino su fiel pecadora.
Tanto daño y años perdidos, reteniendo su impulsividad natural para este amor. Necesitaba expresarlo ya. "Deberíamos romper nuestra amistad y convertirnos en amantes"
Cuando Apple sonrió y rio juguetonamente, sonrojada, creyendo que era una simple broma traviesa coqueta susurrada, Briar pensó a la mierda todo mientras cruzaba los límites de su amistad acortando la poca distancia que sobraba entre ellas desbordando todos sus sentimientos en un beso que siempre soñó en sueños. No hubo permiso, no había preguntado antes, no tenía su consentimiento verbal, prefería pedir perdón luego que autorización ahora y seguir reprimiendo su deseo de no besarla, de no acariciarla, de no tocarla más de la forma que quería. Fue impulsivo, sin meditar que esto sería un desastre después, que la destrozaría emocionalmente el instante rechazo, pero valía la pena por un único beso compartido de unos segundos. Definitivamente sería el absoluto mejor desastre de su vida haber sentido por una primera vez esos labios rojos, nunca se sintió tan feliz.
Fue un roce tímido al inicio en las comisuras de ella, urgente y desesperado con lentitud para saborear todo lo que era un sueño hecho realidad antes de que fueran una amistad rota. Queriendo degustar su calidez y suavidad, al tiempo que la embriagaba el sutil sabor a vodka y limón de la única vez que bebió alcohol puro. El corazón de Briar latía con más intensidad que nunca al no ser rechazada, y ahí tuvo un problema porque amaba cuando todo se llevaba al máximo, si no había límites buscaba reclamar más. Se volvió más dominante capturando su boca, agarrando su cintura con firmeza empujándola a ella y al descontrol caótico en el que se caracterizaba vivir. Y la princesa rubia aceptó al corresponder a cada profundo e intenso beso, impresionada, queriendo mucho más también, sorprendiéndose a sí misma de la atracción que estaba despertándose en su cuerpo. Descubriendo qué era el ardor y la adrenalina en cada encuentro siguiente con sus labios, sensaciones no dulces, no prudentes, no cautas que solía sentir cuando había jugado al coqueteo del amor cortés con sus exnovias.
Para Apple esto no era cómo las chicas decentes debían comportarse, su cabeza lo sabía porque a Darling y Raven tardó varios meses hasta que creyó correcto permitir que pudieran darse un primer beso con discreción de que las viera alguien. Aparte, por supuesto debían estar dentro de una establecida y seria relación desde hacía un tiempo tras un filtreo moderado. Entonces se preguntaba por qué se sentía tan mal y a la vez tan bien que su mejor amiga anticompromiso estuviera mordiendo y succionando con descaro su labio inferior en público, rodeadas de un montón de personas desconocidas. Siempre había obedecido a su corrección moral tan fuerte, pero esta vez estaba perdida y alejada de conseguirlo, resultando muy difícil no permitir que la lengua de Briar jugueteara con la suya en su boca mientras las manos de ambas se aferraban a la otra pegándose más. No debería suspirar entre sus besos cuando manoseo también sin preguntar su pecho derecho y bajo a besuquear su cuello después provocando que temblara y vibrará su cuerpo ante su firme tacto al tiempo que se pegaba a ella sexymente.
Apple siguió dejándose perder el control, disfrutando sus besos y caricias, suspirando con la respiración terriblemente agitada, hasta que volvió a escuchar finalmente sus pensamientos cuando la hija de la Bella Durmiente fue tan atrevida de deslizar su mano más arriba hacia el interior de su falda. Ahí se dio cuenta de que esto estaba realmente mal ¡Muy mal! ¡Era terrible! No había habido un coqueteo sutil y apropiado durante unos largos meses, no estaban comprometidas antes de haber habido ningún roce significativo ni tampoco estaban en una relación estable y monógama antes de que vinieran los besos apasionados. Aparte, conocía la nula responsabilidad afectiva de su mejor amiga, solo le gustaba jugar pequeños ratos divertidos con sus ligues de una noche.
"No, no, no para por favor… Yo no soy una aventurilla para nadie" Le pidió rechazando el siguiente beso en la boca, angustiada por estas cosas más íntimas de lo que debían tener.
Briar reconocía haber hecho un papel magistral de perra libre anticompromisos ni sentimientos, que desde cierta perspectiva era real, porque no le interesaba comprometerse en algo con nadie que no fuera la princesa rubia porque su corazón y todos sus pensamientos solo se imaginaban un futuro con Apple. Con ella sí. Si quería una relación ultra romántica donde se llamarán todos los días antes de dormir, que se amaran, respetaran, se escucharan, se entendieran, se comunicaran lo que sentían y lo que les molestaba, que tuvieran citas, buscarán formas a las nubes, se besaran bajo la lluvia bailaran en la cocina y se rieran de tonterías. Era esa persona con la que sí deseaba tener un billón de aventuras mientras se enamoraban una y otra vez. Si fuera posible, ahora mismo en esta noche hermosa, se casaría con ella en una capilla, demostrando que para nada esto sería una aventurilla en su historial y que los besos que estaban compartiendo quería que fueran un "para siempre, por favor no te vayas". Pero para la incansable moral tradicionalista de Apple, no valdría porque no había seguido en orden los cuatro pasos del "amor legítimo" como sus anteriores novias, no había respetado los tiempos correctos del cortejo, no había sigo igual que Darling o Raven.
"Shhhh, lo sé cariño, son solo besos de amigas" Finalmente pronunció con tranquila suavidad antes de volver a buscar sus labios, y entonces ella, con su conflicto interior calmado pudo corresponderle otra vez, deseándolo sin sentirse culpable.
Ambas sabían de sobra que era una verdadera mentira lo que acababa de asegurarle, cuando hacía una hora le había soltado que quería romper su amistad y ser su amante. Ninguna quería parar este momento con la otra, pero para los remordimientos morales de la hija de Blancanieves y que pudieran seguir adelante, necesitaba una excusa para aliviar su conciencia de que estaban corrompiendo sus principios del amor ideal y romántico. Por eso Briar le dio rápidamente una fácil absolución, un salvoconducto, un significado distinto, si eran únicamente "besos de amigas" no hacían nada terrible, no iban a contracorriente del cortejo noble, sincero y caballeresco de la educación sentimental de la rubia.
No estaban preparadas para ser sinceras con la otra respecto a los sentimientos que se hallaban en sus corazones. Porque una era una mierda expresando verbalmente sus emociones afectivas temiendo ser rechazada instantáneamente y la otra no podía aceptar que acababan de romper su modelo de amor ideal establecido que tenía que seguir mil reglas previas, porque para ella en un romance no había impulsividad, deseo intenso ni falta de control.
"Ven vámonos, puedes quedarte a dormir, Ash hoy se queda con Hunter" Briar le susurró en el oído, agarrando su mano y comenzando a caminar sin perder tiempo.
Apple todavía con la respiración acelerada por sus besos y cercanía, se dejó llevar hacia el dormitorio de las chicas, sin soltar su mano. Queriendo creer que en la discoteca se quedaría este intenso, pero fugaz momento confuso entre ellas. Sin embargo, al instante de encender la luz, la castaña le empujó suavemente hacia la pared antes de atraparla con su cuerpo. Pues Briar no sabía cómo comunicarle abiertamente su amor genuino por ella, era tan torpe emocionalmente con las palabras. No sabía escribir poemas de amor como Darling o cantar baladas románticas con una guitarra como Raven, sin embargo, si sabía demostrar de otra manera lo orgullosa que estaba de tenerla ahora aquí. Si no era amor, entonces que fuera sexo, pero hoy en la noche acababa desnuda en su cama gritando de placer.
Ellas no hablaban con el lenguaje del cortejo sino con el lenguaje corporal porque cuando la mano de la castaña jugueteaba entre sus muslos internos rozando su ropa interior, Apple respiraba más fuerte cerrando los ojos aferrándose aún más a su cuerpo, acercándola más a sus curvas. Reproduciendo un nuevo suspiro vergonzoso cuando finalmente se coló y comenzó a acariciar su intimidad afeitada, en busca sonriente de su punto de más placer. Comenzando a frotar en círculos lentos al ritmo casi de sus acelerados latidos, mientras besaba su cuello, Dios, era un desastre de humedad y tensión ahí abajo. Briar jamás olvidaría la visión de ella, sonrojada y sonriente, con ese escote subiendo y bajando con cada respiración entrecortada mientras su falda estaba todavía más subida porque sus piernas se abrían ligeramente para aceptar su toque queriendo más. Solo inundaba la habitación el sonido de los empujes firmes de sus dedos en su centro, pues se reprimía para no hacer ruido. Mordiéndose el labio inferior. Y eso le incitaba más a seguir, a intensificar el toque porque tenía que escucharla gritar, había soñado demasiado tiempo con cómo sonaban sus gemidos. Y uno involuntario se le escapó finalmente tras muchos temblores, todo su cuerpo se tensó y segundos después se relajó, teniendo su orgasmo en la palma de la mano de su mejor amiga. Esta saboreo su liberación con detalle y cuidado, mirándola, apreciando lo dulce que era y la rubia no podía creer lo excitante que se sintió verla hacer eso.
Después Briar se quitó su pequeño vestido de su cuerpo, revelando su figura delgada y esbelta sin ninguna inseguridad, fascinando tanto a Apple su seguridad de poder llevar únicamente un tanga rosa de encaje. Mientras la castaña aprovechaba su admiración para desabrochar el resto de botones que ocultaban ese amplio escote que tanto se mojaba por visualizar ya. Sus dedos quitaban botón a botón con prisas, esperando fantasiosamente el sujetador blanco o rosa que esperaba ver conteniendo las mejores tetas de la escuela. Le ponía chorreando su actitud puritana, pero verla en lencería negra jodió todas sus bragas.
"Oh, no encontraba mi conjunto blanco" Respondió sonrojada justificando por qué vestía un conjunto negro a una incrédula Briar, que creyó que no existía ese color en su armario.
Su mejor amiga era sexo vainilla, estaba cien por cien segura de que solo había probado el sexo suave y tierno tradicional, algo a lo que estaba mentalizada a hacer para complacerla, aunque no fuera su estilo. Había guardado su dominación, pasión e intensidad, iba a hacerle el amor y no un polvazo. Sin embargo, verla decidiendo ser atrevida con su ropa interior, sintió que era una señal de que había un lado oscuro lujurioso también en ella y deseaba saber cuál era el límite. Ya no iba a ser amable o gentil, cambio de planes, quería tenerla a su disposición para lo que quisiera. Actualmente, mejorando sus fantasías nocturnas, con su lencería negra y sus tacones obedientemente, comiéndola sin replicar ni una palabra.
"De rodillas, ahora" Le ordenó autoritariamente.
La primera reacción de Apple fue de desconcierto total, nunca le habían mandado hacer algo así, ninguna de sus exparejas. La voz mandándola arrodillarse había sonado tan rudo, sucio, imponente… Se sintió tan estimulante, tan vivo y sofocante, le puso cachondísima esa orden. Había hecho palpitar fuertemente su corazón y su entrepierna mientras apretaba los muslos calmando su necesidad. No lo pensó ni dos veces, obedeció sin rechistar como le había exigido, agachándose poco a poco hasta quedar de rodillas frente a su tanga, sabiendo perfectamente qué quería que hiciera.
Entonces le quitó la última prenda, comenzando a dar pequeños besos por sus muslos internos y pasando suavemente la lengua tan cerca de las proximidades de su centro, haciéndola temblar hasta que finalmente fundió sus labios en su sexo húmedo. No empezó con intensidad sus lamidas, sino con una suavidad y dedicación previa a sus labios menores y mayores, con la punta de su lengua de arriba abajo haciendo eterno el momento en que atendió a su clítoris rosado e hinchado por ella. La castaña arqueaba la pelvis acercándoselo desesperada hasta que la lengua de Apple llegó tras hacerla tanto esperar, soltando un gemido cuando por fin estimuló su órgano de placer con movimientos en semicírculos con diferentes presiones y alguna succión espontánea. Aquel ritmo constante e intenso junto a la vista hacia abajo de ese curvilíneo cuerpo, obediente y dedicado a comerla entera hizo que pronto se acercará su orgasmo, sus caderas se movían solas necesitando ya su liberación. Briar poco antes de alcanzar el intenso clímax agarró la cabellera rubia con posesividad, llegando al orgasmo en su rostro haciendo que Apple se comiera quisiera o no el desastre húmedo que había causado en sus muslos.
"Lo has hecho tan bien, cariño. Mereces un premio. Túmbate ahora en la cama completamente desnuda para mí mientras yo ahora voy" Decidió premiarla por su gran esfuerzo, dijo mientras su sangre volvía de su entrepierna a su cabeza y la miraba sumisa todavía arrodillada ante ella, se lo merecía después de todo su chica buena.
La necesidad física de la rubia creció aún más, latiendo fuertemente entre sus piernas de nuevo, había descubierto que le encantaba obedecer a ese tono duro y mandón de Briar. Incluso aunque tuviera bastantes inseguridades con su cuerpo a la luz, porque con sus exnovias prefería una luz muy tenue apenas visible, le dio igual esta vez. Fue caminando hacia la cama como le mandó, desabrochando su sujetador y bajándose las bragas por el camino, esperándola tumbada muy ansiosa. Nunca había estado tan caliente y deseosa en su vida.
Tras desnudarse y esperar intrigada en la cama, la castaña salió poco después del baño vistiendo un arnés sexual que llevaba un consolador. Tenía un lubricante en la mano.
Los ojos azules reflejaban diferentes emociones mientras se acercaba apuntándole con eso. Tenía miedo y a la vez excitación. Nunca dejó que Raven metiera su propuesta de utilizar juguetes sexuales, le repelía la idea porque no lo veía natural, pero con Briar era tan diferente. No le preguntaba antes o pedía permiso, iba con esa seguridad de que le importaba un bledo lo que quisiera, esto era lo que quería ella y lo que se haría le gustase o no.
"Te va a encantar esto, vas a disfrutarlo, lo sé" Le aseguró colocándose entre sus piernas, observando las mejores tetas de la escuela subiendo y bajando entrecortadamente. Joder, esta era su fantasía más deseada: penetrarla.
Si Apple dudaba sobre esto, se olvidó por completo de protestar cuando cerró los ojos y se arqueó porque Briar metió dos dedos en su interior comenzándolos a mover en busca de su punto G al tiempo que también jugueteaba con su clítoris y terminaba de prepararla para el pene de plástico. Se empapó completamente con mucha rápidez. Entonces levantó sus piernas hacia atrás y cambió su mano por el consolador, rozando su resbaladiza entrada burlonamente segundos antes de deslizarse en su interior, causando un largo siseo en la rubia por la intromisión. Dejando unos segundos para que se dilatara y se acomodara al tamaño antes de que estableciera un ritmo dónde sacaba hasta la punta el consolador y después volvía a meterlo otra vez. Y otra vez. Y otra vez más profundo. Sus pechos se movían cada vez más rápido, dispersos, y ella no se olvidó de comerse esos pezones puntiagudos que la miraban con necesidad, pidiéndola que los chupara y lamiera con atención.
No se había confundido cuando supo que esto era lo que necesitaba su cuerpo. Sus gemidos y jadeos fueron intensificándose en la habitación, haciéndose cada vez más altos, tanto que se escucharon golpes en la pared de la habitación contigua. Eran las tres de la mañana. Briar muy divertida le tapó la boca acallando sus gritos, mientras seguía embistiéndola, sentir su mano en su boca le sorprendió y aumentó más su excitación haciéndola tener el mejor orgasmo de su vida en la cama de su mejor amiga.
"Date la vuelta, quiero ver ese culo" Le ordenó sin dejarla descansar, observándola con la melena despeinada, su piel resbaladiza de sudor y todavía sabiendo que estaba caliente de excitación.
En estos momentos se sentía tan cosificada, como un objeto sexual listo para usar y no pudo volver a mojarse más. Era indescriptible lo que sentía ser sexualizada por Briar, no tenía que ser perfecta, no se preocupaba por el aspecto que tenía ahora o por tomar ninguna decisión. Era solo carne. No había respeto ni delicadeza ni caricias… la sometía a su voluntad personal. Y ella obedecía sumisa, disfrutándolo, anhelando su toque en su cuerpo todavía más.
Briar la vio preciosa en cuatro, premiándola con un azote inesperado que retumbó por el dormitorio, marcando su mano en su nalga derecha blanca. Colocándose detrás y viendo cómo chorreaba su feminidad por ella, no haciéndole esperar mucho y de un movimiento volvió a llenarla mientras azotaba su culo exigiendo que lo moviera cómo le había enseñado antes. Apple gritó moviéndose como ordenó, volviendo rápidamente a los gemidos ahogados mientras la penetraban sin detenerse sosteniendo con una mano sus muñecas juntas en la espalda. Con la otra mano libre la castaña agarraba sus pechos estrujándolos, tiraba de su cabello con firmeza o le azotaba dejando sus nalgas irritadas. Dolor y placer. Se sentía tan guarra y eso era lo que hacía que le gustará más esto, escuchando el sucio sonido continuo del choque de piel contra piel mezclandose con sus gemidos.
Los golpes en la pared de la habitación contigua, volvieron a sonar, esta vez más fuerte, pero a Briar se la sudaba totalmente, qué se jodieran al lado. Únicamente su atención estaba en contemplar su desnudez, y en la visión cachonda maravillosa de ver salir y entrar el consolador por el interior de la rubia, todo lleno de fluidos orgásmicos. Sin embargo la petarda de Faybelle al ser ignorada entró molesta, ya que una vez le dio una llave y cuando iba a decir que dejara de hacer ruido a las putas 4.30 a.m se encontró con ambas teniendo sexo. Su enfado se transformó en asco cuando vio a la hija de la Bella Durmiente follándose por detrás a una desesperada y gritona hija de Blancanieves. Parecían animales, no reconocía a la co-presidenta royal, desde luego ya no estaba malfollada.
"¡Ay Dios mío!¡Es increíble!¡Sigue!¡No pares!¡No pares por favor!" Le gritaba consumida perdida en el disfrute y la sensualidad de lo que estaba viviendo, sin importarle nada más que no fuera eso. Apoyando la cabeza en el cabecero sonriendo de placer aguantando con demasiado gusto sus penetraciones y nalgadas por detrás. Restregando su trasero en busca de más fricción deliciosa, pidiéndole más.
Briar contestó a su petición, empujando más duro agarrando firme sus caderas, sacudiéndola entera, haciéndola gritar. Continuando su ritmo imparable follando su sexo mientras le dedicaba un guiño coqueto de despedida al hada malvada que estaba cerrando la puerta murmurando qué no quería volver a ver esto en su vida, joder.
Últimamente he leído muchos fanfics con BriarxApple involucradas y siempre estaba Briar sufriendo por su amor no correspondido, y en esta historia quería que fuera un poquito feliz por una noche.
Espero que os haya gustado. Agradezco comentarios y opiniones.
