El partido estaba en su punto más alto, las emociones de todos estaban a flor de piel. Lentamente se acercaban al último cuarto, y Deimon estaba debajo por 5 puntos. Durante casi toda la primera mitad del tercer cuarto, Akaba se mantuvo fuera del campo. Deimon había anotado un touchdown más, pero Bando respondió con tres goles de campo, poniendo el marcador en 29-24 a favor de Bando.
«Bando no me necesita».
La idea le pesaba en la mente como una piedra. Mientras observaba desde la línea de banda, Akaba sintió que su presencia en el equipo se volvía irrelevante. Su orgullo herido nublaba su juicio. Pero cuando vio el último intento de carrera de Bando, algo dentro de él se estremeció. Natsuhiko detuvo al corredor rival justo frente a él. Akaba pudo notar la técnica incompleta del ala cerrada de Deimon. Su postura y la separación entre sus pies delataban que su entrenamiento no provenía de un defensor. «¿Quién le enseñó?» se preguntó con amargura.
Con el fin del tercer cuarto acercándose, Akaba regresó al campo. Kotaro había hecho algo estúpido, pues Bando reía a carcajadas.
—Lo lamento, yo... —Akaba no sabía cómo disculparse. Su orgullo lo había cegado y no le permitió ver más allá de su propia nariz.
—Cállate. No eres nada inteligente. Si ya entraste en razón, entra y más te vale demostrar cuánto lo sientes. Ve y gánale a ese falso Eyeshield.
—Lo haré. Déjamelo a mí.
Algo había cambiado en Bando. Con la reincorporación de Akaba, el ritmo del equipo entero se transformó. Ahora el partido dependía de su ofensiva, y como era de esperarse, Eyeshield 21 sería quien lideraría el ataque de Deimon.
Akaba se despojó de toda duda. No había tiempo para inseguridades ni titubeos. Cargaría contra Eyeshield y demostraría por qué había sido el jugador más valioso. Pero cuando fue a interceptar a su rival, su cuerpo se torció en un ángulo antinatural, forzado a corregir su equilibrio antes de chocar con Hiruma. Ese pequeño desfase le costó unos segundos preciosos y Sena ganó distancia.
Sin embargo, algo era extraño. No era visible a simple vista, pero Akaba lo notó: la velocidad de Eyeshield 21 había disminuido ligeramente. No lo suficiente como para que cualquiera se diera cuenta, pero sí lo necesario para que Akaba pudiera alcanzarlo en poco tiempo.
Con Deimon estancado, el balón regresó a Bando. La reincorporación de Akaba no solo había cambiado a su equipo, sino que había afectado el flujo entero del partido.
—Me acercaré tanto como pueda, Kotaro. Prepárate para patear en el siguiente intento.
Tal como planeó, Bando avanzó lo suficiente para hacer un gol de campo. El marcador cambió una vez más: 32-24 a favor de Bando.
—¿Estás bien? —preguntó Monta con preocupación.
—Sí, no es nad... nmn —Sena dejó escapar un pequeño quejido. Había pisado mal, y el dolor en su tobillo lo delataba. Podía caminar, pero correr con la misma velocidad era casi imposible.
Deimon estaba en problemas. Si no podían utilizar a Eyeshield 21 en su máxima capacidad, Bando aprovecharía la oportunidad. Y lo hizo. Akaba lideró la ofensiva con precisión quirúrgica, y antes de que Deimon pudiera reorganizarse, Bando anotó otro touchdown. 39-24.
El tercer cuarto finalizó.
Aunque la lesión de Sena no era obvia para todos, los jugadores de Deimon se dieron cuenta.
—¿Qué vamos a hacer ahora? —preguntó Kurita con el ceño fruncido. Nadie quería admitirlo, pero estaban de acuerdo con él. Sin Sena, no podrían detener a Akaba, y si lo sacaban del campo, la moral de Bando subiría mientras que la de Deimon caería en picada.
—Seguiré jugando —aseguró Sena con firmeza.
—Pero Sena... —intentó protestar Jumonji.
—Estoy bien, no te preocupes.
Una voz familiar interrumpió la conversación:
—Yo disminuiré la diferencia. Meteré tantos goles de campo como sean necesarios.
Todos voltearon en la dirección del recién llegado. Muchos de los miembros de Deimon no reconocieron su voz al principio, pero Kurita sí.
—¡Mu... Musashi! —gritó, con lágrimas en los ojos.
Musashi había llegado justo a tiempo para el último cuarto.
—Maldito anciano —Hiruma le lanzó una mirada filosa—. Asegúrate de darlo todo en estos 15 minutos. Necesitamos al menos dos touchdowns y un gol de campo.
—Hiruma... hmm... con el estado actual de Sena, no creo que...
—¿Eres idiota o qué, maldito mono? Tenemos un receptor y un ala cerrada. La enana no siempre podrá jugar.
—Yo... lo entiendo.
—Bando metió el último touchdown en el partido anterior. Nos toca iniciar a nosotros con el ataque.
—Tenemos que aprovechar esta oportunidad. Barbas de chivo, es tu turno.
El árbitro pitó el inicio del último cuarto. Como esperaban, Akaba no tardó en bloquear a Eyeshield, asegurándose de que no pudiera moverse con libertad.
Deimon no podía desperdiciar el ataque. Un pase seguido de una carrera permitió a Natsuhiko avanzar 12 yardas antes de ser derribado. En la siguiente jugada, se alistaron para un pase, pero en el último segundo, Musashi pateó. 39-27.
El tiempo apremiaba. No podría permitirse errores.
Bando no era un equipo sucio, pero tampoco eran ingenuos. Utilizaron la misma estrategia para avanzar, pero esta vez su paso falló. Deimon recuperó el balón. En su siguiente intento, intentaron conectarse con Akaba, pero esta vez era él quien estaba siendo fuertemente custodiado. No solo por Natsuhiko, sino también por Sena, quien, a pesar de su dolor, se aferraba al partido con dientes y garras.
~.~.~.~.~.Notas~.~.~.~.~.
(*) Lo admito, no tengo idea de las reglas del fútbol americano.
Si te gusta mi contenido y quieres ver más, sígueme en mis redes sociales ( kyokousami_autora) o en ( ) y dime qué te pareció. Y si además quieres apoyar mi trabajo, puedes invitarme un cafecito en Ko-fi ( kyokousami). ¡Todo apoyo es súper apreciado! Si disfrutas esta historia, tengo muchas más esperándote en Dreame y Buenovela. ¡Pásate por allí y dime cuál es tu favorito!
