¡Feliz día de los inocentes!. ¡No tuvieron que esperar 5 años! ( No esta vez xD)
ADVERTENCIA: PENSAMIENTOS INTRUSIVOS Y DEPRESIVOS. MENCIÓN DE SUICIDIO
[El sobre tiene escrito cuidadosamente "Rachel" con letra mayúscula. Dentro hay un fajo de hojas sueltas de cuaderno.]
[Primera página]
Rachel,
La verdad es que nunca tuve la intención de enamorarme de ti. Nunca se suponía que fueras tú, ni Finn, ni nadie; se suponía que crecería, me marchitaría y moriría en Lima. Entonces desperté en esa cama y pensé: "Bueno, parece que me estoy marchitando un poco antes"
Entonces entraste en aquel cuarto de hospital y empezaste a hablar. Nunca has aprendido a aceptar un no por respuesta, ni a callarte, y recuerdo que pensé: "¿Cómo te atreves a venir aquí y robarte mis errores para hacerlos pasar por tuyos?"
Me alegro de que lo hicieras. No lo de los errores, si no lo de llegar a mi cuarto para no callarte nunca.
Quiero que sepas una cosa: nunca te he culpado del accidente. Estaba enfadada, sí, en el sentido de "¿Por qué respondí el mensaje mientras conducía? ¿Porque fui tan estúpida?" porque se me daba bien ignorarte, pero precisamente no lo hice cuando realmente la situación lo ameritaba. Lo había hecho durante años. Pero pasó, pasó el accidente, y luego pasamos nosotras.
Ahora mismo, escribo esto mientras estás sentada en nuestra cama. Llevas el pelo recogido en un moño despeinado, lo que significa que estás harta de llevar el pelo largo, pero no te atreves a cortártelo. Llevas puesta tu sudadera vieja y raída de Wicked, porque ha sido un largo día cantando y bailando con ese disfraz tan corto y te mueres por algo con lo que relajarte. Hace años que te sientes cómoda usándola cuando estamos juntas, y sigo bromeando contigo por poder seguir usando algo que compraste a los catorce. Me sonríes, preguntándome qué escribo con cara seria, pero sé que, si te digo que no es nada, pondrás esa cara ridícula que crees que te hace irresistible, pero en realidad cedo por esa sonrisita de victoria que tendrás cuando te salgas con la tuya.
Te diré que son apuntes para mi trabajo. Lo son, en cierto modo.
¿Sabes cuándo empecé a enamorarme de ti? Fue cuando los médicos me dijeron que debería considerar no ir a Yale porque me costaría vivir una experiencia universitaria normal en la silla de ruedas, y tú simplemente los mirabas con furia como si quisieras arrancarles los órganos con las manos. No tiene mucha lógica porque ni siquiera te gusta demasiado vendarme los cortes de papel por la sangre, pero me recordó que siempre has sido una pequeña y feroz luchadora, llena de contradicciones. Y cuando fijaste tu mirada de pequeña y feroz luchadora en mí y declaraste que encontraste algo de lo que estar orgullosa…
¿Tienes idea del efecto que tienes en mí, Rachel?
Nunca te lo conté, pero escribí mi primer cuento a los once años. Trataba de una niña que despertó con poderes mágicos y salvó el mundo. Mi padre lo rompió, diciendo que no era bueno dejarse llevar por la brujería a mi edad.
Escribí mi segundo cuento cuando tenía diecisiete años y estaba solicitando plaza en Yale. La chica que aparecía en él no tenía poderes, y no salvó el mundo; lo cambió, pedazo a pedazo, porque se conocía a sí misma y sabia de lo que era capaz. Todo esto lo aprendí de ti.
[La frase "Me diste algo sobre lo que escribir" está escrita y tachada varias veces.]
Hasta el día de hoy, creo que lo más sorprendente de mí no es que sea gay, sino que me casé contigo. Como escritora, conozco todos los clichés sobre el odio que se convierte en amor y el abusón de la escuela que se convierte en amante.
Pero nunca te odie ni te odiare.
Siempre me he odiado a mí misma.
Mentí ese día; te dije que veo a una lisiada en el espejo, pero la verdad es que veo a Lucy Fabray, y eso es mucho peor. A Lucy la eligen última en los deportes, hace cosas que sabe que no debería y se odia aún más por ello. Lucy no merece ser amada. ¿Recuerdas aquella terrible analogía del jardinero y la flor que vimos en aquel programa de televisión y que nos hacía reír a carcajadas? En secreto, creo que es bastante apropiada. A veces, cuando me miras, ves más que yo; y a veces incluso creo que ves a Lucy.
Eres el sol, Rachel; me haces fuerte. Eres la jardinera y me quitas las espinas y la maleza de Lucy. Eres la tierra y me nutres.
O, dejando de lado la metáfora del jardinero por completo, eres la flor silvestre que persiste en las grietas. Floreces, impávida, y eres aún más hermosa por tu incongruencia.
[Frases garabateadas; solo las palabras "tal vez" y "feliz" son legibles.]
[Resto de la página en blanco.]
[Nueva página]
¿Alguna vez te has sentido rara, como si no pertenecieras aquí?
Esta mañana me desperté sintiéndome extraña. Peculiar. Casi desconectada de mí misma. También tenía pensamientos muy peculiares.
Normalmente me levantaría de la cama, me bañaría, me vestiría y luego iría a ver qué me había dejado mi hermosa esposa para desayunar. ¿No? Pero hoy mi cuerpo decidió no cooperar.
Me quedé allí tumbada. Sabía que tenía cosas que hacer, pero no las hice. Tenía las manos a los costados. Mis piernas (como siempre) no respondían. Intenté enojarme conmigo misma. "¡Muévete, perezosa! El resto de tu cuerpo sigue funcionando, no hay razón para que no te levantes"
No es que no pueda, sino que no lo haré.
Entonces pensé: "No me importaría nada dejar de existir"
Eso me dio miedo. No quiero suicidarme, y lamento haberte hecho pensar eso. No quiero. Pero, en ese momento… la idea de simplemente no existir. Sin sonidos del exterior, sin luz interior. Yo, mi respiración y mis pensamientos simplemente… inexistentes.
No odiaba la idea.
Pasó, como una medicina haciendo efecto, como las nubes que se alejan del sol. Me levanté. Comí los gofres que dejaste. Escribí el artículo que he tenido en mente durante unos días.
Se sintió extraño, pero sé que sucedió. Lo escribo para no olvidarlo nunca.
[Nueva página]
Hablemos de ti. Sé cuándo empecé a enamorarme de ti; creo que nunca he dejado de enamorarme de ti.
Mi sonrisa favorita tuya: cuando hago algo que te parece lindo y crees que no te estoy mirando. Iluminas, como el amanecer, y tus ojos ahuyentan las sombras.
Lo que más me gusta de ti: cuando te concentras al máximo en algo, normalmente un guion. Eres feroz, pequeña criatura luchadora, y no sabes lo que es no darlo todo.
Mi beso favorito: cuando olvidas que me tienes. Entonces lo recuerdas y sonríes; me besas como si temieras que desapareciera.
Mi sonido favorito: cuando cantas. Me encantaba tu voz antes de enamorarnos, aunque no lo admitiera, pero cuando cantas, ahora parece que el mundo se detuviera solo para escucharte.
Mi abrazo favorito: cuando me abrazas con fuerza porque te niegas a tratarme como un cristal roto. Puedes verme cuando flaqueo y me reafirmas mi fortaleza.
Mis palabras favoritas: No "Te amo" porque me lo haces sentir, siempre, sino cuando dices mi nombre, cuando estamos solas y me recuerdas QUIEN SOY. [Las palabras están escritas en mayúsculas y subrayadas varias veces.]
Mi risa favorita: cuando algo estúpido te hace gracia. El sonido sale de ti, repentino e inesperado; como agua de un manantial cristalino.
Mi recuerdo favorito de ti: cuando me regalaste las gardenias. Ahí estabas, con tu vestido azul marino, intentando sonreír a pesar de que el corazón te latía con fuerza (es curioso cómo puedes estar en un escenario frente a un público sin temblar, pero tiemblas de nervios por tu público de una sola persona), y lo asustada que estabas de que no te correspondiera. Menos mal que no tenías nada de qué preocuparte ¿No?
["Perdóname, por favor" está escrito y luego tachado, tan fuerte que rasga el papel. El resto de la página está en blanco. La siguiente página empieza con una letra un poco más descuidada.]
Mi día favorito: No puedo elegir solo uno. Me encanta cualquier día en el que decidas sorprenderme. Te encantan tus grandes gestos románticos, y haces que yo también los adore. Debo confesar que en realidad no los miro a ellos, sino a ti, porque tu emoción me llena de amor y me hincha el pecho.
Mi canción favorita: cualquier canción que cantes para mí, porque me recuerda que eres mía.
Mi parte favorita de ti: tus ojos. Contienen un universo.
Lo que más me gusta hacer por ti: besarte la nariz cuando te sientes insegura. No sé si te has dado cuenta.
Amor, mirarte ahora me hace pensar en nuestro primer, segundo y tercer beso. El primero fue un espectáculo público que encendió mi alegría; el segundo, una cerilla que ardía lentamente en mi vientre. El tercero, avivando un fuego que sabía que seguirías alimentando por el resto de mis días. Tu amor me quema, pero renazco como una criatura de fuego, radiante, vivaz y brillante.
[Nueva página]
Los días son cada vez más difíciles. Esa extraña sensación ahora me invade a menudo. A veces me siento culpable por albergarla, porque no hago nada.
Es un ciclo desagradable. Empiezo a odiar en lo que me he convertido. Me odio por odiarme, porque tú me amas, y no hay manera de que pueda odiar algo que tú amas, ¿no? Pero sé que hay una razón por la que no me amo, y el ciclo comienza de nuevo.
Al menos recuerdo lo que es el amor porque te amo.
Te amo, Rachel Barbra Berry. [Las palabras "TE AMO" están escritas con cuidado en mayúsculas.]
[El resto de la página está llena de garabatos de estrellas.]
[Nueva página. La letra es suelta y desordenada]
Todo es una lucha. Incluso abrir los ojos lo siento como una lucha.
Estoy cansada. No solo agotada como después de la fisioterapia o un largo día fuera. Cansada hasta lo más profundo de mi ser.
Cada vez lo siento más.
Tú también estás cansada. Siempre te esfuerzas, pero ahora te estas esforzando también por mí.
No creas que no veo que me lo ocultas todo; estoy lisiada, no ciega.
Rachel… Quiero que todo pare. Solo quiero descansar.
["Estoy tan cansada" está subrayado con una línea temblorosa]
[Nueva página]
Me alegra mucho que al menos todavía pueda escribir; gracias a Dios. Aunque tenga que escribir las letras con estos dedos temblorosos, aunque tenga que parar de vez en cuando para estirar los dedos, aunque las palabras se vuelvan borrosas después de una hora... ESCRIBO. ESTOY VIVA. [Palabras escritas en mayúsculas y subrayadas con cuidado.]
Tengo dos juegos de notas; estarías orgullosa de mis habilidades actorales. Mientras tengo mis notas reales encima del bloc, añado palabras a este bloc secreto justo delante de esa hermosa nariz tuya. Felicítame, princesa. ¿Te enorgulleces de mí?
Quizás debería haber sido cineasta o fotógrafa, así podría capturarte mejor que estas palabras en una página que nunca leerás. ¿o sí?
[Nueva página]
No puedo dormir. No puedo dejar de pensar en lo que dijo el médico. Así que es inevitable, entonces...
Te observo dormir, quisiera decir que pacíficamente, pero no. Tienes una pequeña arruga entre tus cejas, lo que significa que incluso dormida, no dejas de preocuparte, de sufrir.
Esto no era parte del trato Rachel.
No lo era.
Se suponía que el sufrimiento debía ser mío y solo mío.
¿Por qué te empeñas en quitármelo? ¿En compartirlo?
Te contaré algo. Cuando estaba embarazada, pensé en dejar de existir, solo fue un pensamiento intrusivo, en donde me lo planteé, para no sentir más y respirar tranquila. No lo hice, OBVIAMENTE ["¿Debí hacerlo?" está escrito y tachado] Pero no por alguna señal de Dios o por darme cuenta de repente que era valiosa. No lo hice por Beth. Porque no merecía pagar por mis errores, así que seguí adelante.
Pero Rachel, tomé la decisión por alguien más, no por mí.
Si Beth no hubiera estado...
Si tu no estuvieras acostada a mi lado, Rachel...
Quisiera tomar la decisión por mí, Rachel, pero verte dormida a mi lado, ver tu sonrisa todos los días, ver tus ojos llenos de amor cuando me miras. Me lo pones difícil.
Te amo, te amo con todo mi ser Rachel. ["TE AMO" Esta escrito y subrayado varias veces]
El dolor es casi inaguantable. Pero ni siquiera me refiero al dolor físico. Me refiero al dolor de verte renunciar a tus sueños, a tu vida. Solo por mi
Mi amor, mereces mucho más.
["Mucho más que yo" Esta escrito y tachado varias veces]
Me odio, Rachel.
Me odio, por no poder levantarme de la cama. Me odio porque me demoro horas escribiendo tres frases con estos dedos temblorosos y débiles. Me odio porque la comida no me sabe a nada. Me odio porque he perdido la cuenta de las pastillas, medicamentos y vitaminas que debo tomar a diario. Me odio porque intento alejarte de mí hiriéndote de la manera más cruel.
Pero, Rachel, me odio más que nada, porque te estoy privando de disfrutar tu vida, disfrutar tu sueño. SER FELIZ.
No puedo seguir odiándome Rachel. Es agotador
No puedo seguir marchitándote a mi lado. Me carcome el corazón
Mi partida es inevitable...
¿Cuál es la diferencia entre hoy y mañana?
Me odiaras por un tiempo, lo sé. Pero no tanto como me odio a mí misma en estos momentos.
Espero que, con el tiempo, me perdones.
["PERDONAME, PORFAVOR" está escrito varias veces]
Espero que con el tiempo puedas recordarme como la persona de la que te enamoraste y no como la última imagen que veras de mí.
No estarás sola. Tienes a nuestros amigos, a nuestra familia. Nos han cuidado desde el principio. Confió en que seguirán cuidándote después de mi partida.
Yo también, te cuidaré, desde donde quiera que esté yo y hasta donde quiera que estes tu.
En esta y todas las vidas. Te amo Rachel Barbra Berry
[Nueva página]
[La escritura empieza a mitad de página. La letra es apenas legible, con marcas donde parece que se le cayó el bolígrafo al escribir.]
¿Seguirás amándome cuando me haya ido?
[Ultima página]
Recuérdame como la persona de la que te enamoraste y no como la última imagen que veras de mí. Perdóname.
[Fin de la carta]
Fin.
Gracias.
