Pequeño glosario para iniciar el capítulo.
Komon: Tipo de kimono informal para vestirse día a día.
Temari: Son un tipo de pelotas de mano hecha con hilos de colores que forman patrones.
Butsudan: Es un altar familiar en el budismo.
Irori: Es un tipo de chimenea tradicional japonesa. Se para cocinar y como calefacción, consiste en un hoyo cuadrado en el suelo donde se ponen las brasas.
"El beneficio de la duda"
Primera parte
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- Abuela... Abuela... ¡Abuela!
La joven voz que la llamo la trajo de vuelta a la realidad.
Se encontraba de pie en su hogar, entre sus manos sostenía su vieja vaporera de madera.
Parpadeo un par de veces tratando de aclarar su ya cansada vista, encontrándose con la familiaridad de las viejas paredes de madera que conformaban la casa.
- Abuela.
Volvió a llamarla esa conocida voz típica de un infante. Su corazón dio un brinco y al instante giro la cabeza de izquierda a derecha intentando encontrar al pequeño de dónde provenía el sonido, buscando esa cabellera blanca tan similar a la nieve fresca.
- Abuela
Llamo una tercera vez, está vino acompañada de los tirones insistentes en los bajos de su simple komon* de algodón. Ahí, casi pegado a sus piernas se encontraba un pequeño niño de alrededor de 7años. Sus oscuras cejas fruncidas en molestia.
No pudo evitar sentir un dejo de tristeza y decepción, no era Toshiro.
- ¿Qué pasa, Daichi?
Respondió con tranquilidad, empujando esos sentimientos que le provocaban una opresión en el pecho y de los cuales ese pequeño no tenía la culpa.
- Me estás ignorando de nuevo- murmuró con un puchero en los labios.
La mujer dejo sobre la mesa el objeto en sus manos para después arrodillarse, buscando quedar a la altura del niño. Al hacerlo, llevo sus arrugadas manos hacia los delgados hombros del infante y acto seguido acaricio en un gesto de cariño la castaña cabellera.
- Perdón Daichi, ¿Qué era lo que querías decirme?
- Abuela, mis amigos van a jugar un rato a las orillas del río, quería pedirte permiso para ir- Anunció lleno de emoción.
La mujer llevo sus dedos a su mentón, fingiendo estar considerando la petición de su niño.
- ¡Ah! Prometo llegar para antes de la comida y no ensuciarme demasiado. ¿Puedo?
Sonrió ante tal declaración.
- De acuerdo, puedes ir.
- ¡Yei! Gracias a abuela.
A lo lejos llegaron las estruendosas voces de los niños del vecindario llamando a Daichi, este les respondió con un "voy" al tiempo que tomaba la temari* que tiempo atrás Momo le había regalado a su "hermanito".
Antes de salir beso la mejilla de su abuela y después de calzar sus sandalias salió disparado. La mujer se quedó ahí quieta observando la infantil figura perderse en la lejanía acompañado de sus amigos.
Y fue hasta ese momento de soledad que se permitió externar sus emociones, esas que con tanto esfuerzo trataba de ahogar en lo más profundo de su ser. Las lágrimas no tardaron en llegar acompañadas de sollozos ahogados contra la manga de su komon.
Su querida niña había muerto
Eso decía la primera carta que recibió días atrás. ¿Bajo qué circunstancias? Sinceramente no quería saberlo, la noticia ya de por si era terrible como para agregar el conocer como había sucedido esto, por ello agradeció infinitamente que no viniera en la carta. No importaba, lo único que necesitaba saber era que ella ya no estaba más.
Su pobre, pobre niña. Siempre tan dulce y amable.
Jamás fue de su agrado que se convirtiera en Shinigami, ni ella ni su pequeño Toshiro. Era un trabajo demandante y peligroso, pero ¿ella que podía hacer al respecto?, ambos habían tomado su decisión y lo único que podía hacer por ellos era apoyarlos y rezar por qué estuvieran a salvo. Al inicio lo hacía casi en cada momento del día, pero con el tiempo se dio cuenta de lo capaces que eran sus niños, por lo que comenzó a hacerlo con menos frecuencia.
Si tan solo hubiera sabido, no debió confiarse, debió pedir por ellos a cada minuto del día para que los dioses los protegieran.
Levantándose de dónde se encontraba tomo dirección hacia el humilde butsudan* que se hallaba en un rincón de la sala contigua al irori*. Abrió las puertas para encontrar una pequeña foto de su castaña niña que había sido puesta recientemente. En ella se mostraba a una joven Hinamori sonriendo orgullosa al mostrar su nuevo uniforme Shinigami.
Sus manos temblaron cuando encendió una varita de incienso como ofrenda. Jamás la muerte le había sabido tan amarga. Supuso que así se sentía cuando aquel ser que amaste, criaste y viste crecer se iba antes que tú.
Junto ambas manos y en silencio ofreció una oración para su niña de ojos chocolate, rogando por qué su dispersa alma encontrara paz en los arroyos de agua cristalina, en el cálido viento y en los rayos del sol. Era lo mínimo que podía obtener un habitante de la sociedad de almas al ser dispersados como un diente de león al viento.
Su llanto de poco se fue calmando y con ello la casa se sumió en un casi completo silencio que se rompía por las lejanas voces de los vecinos realizando sus actividades diarias allá afuera. Cómo extrañaba esa algazara tan común de esos lejanos días.
La añoranza la embargo, así que de debajo del mismo mueble saco una caja de madera con bordes de metal, esta había sido un regalo de Toshiro y ahí guardaba sus tesoros más valiosos. La tapa se abrió con un chirrido, mostrando el interior a sus ojos. Dentro un sin fin de objetos descansaban: fotos, obsequios, recuerdos y cartas. El papel de estas lucía un poco amarillento debido a la humedad del ambiente que lograba hacer mella a pesar del poco tiempo que estás tenían.
Desató el lazo que las mantenía unidas. El remitente de cada una de ellas era el mismo: Hinamori Momo.
Sonrió. Desde el momento en que Momo logro ingresar a la academia el tiempo que tenía libre había disminuido, y fue mucho peor al graduarse para formar parte del gotei 13, esto apenaba mucho a su niña, por lo que se escribían lo más a menudo posible.
Ella siempre le contaba cómo le iba, sobre sus amigos, su día, sus logros. Y de vez en cuando se hacía tiempo para pasar a visitarla, trayendo consigo regalos. Para Toshiro y para sí misma resultó ser una época un tanto triste cuando Hinamori partió. A pesar de que ella no vivía como tal con ellos, era común encontrarla ahí, ofreciendo risas y algarabía.
De entre el paquete de cartas tomo la última que le había llegado dos meses atrás. En ella hablaba acerca de lo emocionada que estaba de conocer Daichi, llegando a referirse al recién integrado miembro como "su hermano menor", incluso enviando un obsequio para el pequeño.
Un nudo se formó en su garganta. Todas y cada una de ellas iniciaba con las palabras "Querida abuela". Eso siempre le causaba ternura, a pesar de que ambas no estaban relacionadas por la sangre su vínculo era tan fuerte que era como si realmente fuera su abuela. Los tres eran una familia, sus niños le causaban felicidad y orgullo y hasta hace unos días estaba tan emocionada por reunirlos y presentarles a Daichi, ese pequeño que acogió en su seno para cuidarlo. La familia iba a crecer.
En su lugar, ahora su niña había muerto...y su niño estaba desaparecido.
Saco de entre su ropa la segunda carta que le llegó, escrita por la teniente del escuadrón de Toshiro. Matsumoto-chan le daba sus condolencias, pero también le avisaba de la repentina desaparición de su capitán, del cual no sabía el propósito de su partida. Nadie parecía tener noticias de él, pero Matsumoto le prometía escribirle en cuanto tuviera noticias, además de ofrecerle apoyo en cualquier dificultad.
Su pequeño niño, estaba segura que se encontraba solo y perdido en sus sentimientos. Cómo deseaba poder abrazarlo y decirle que no sufriera, que siempre la tendría para calmar su agitado corazón.
Pero él era necio, siempre queriendo demostrar que él solo podía. Muy pocos atravesaban sus barreras, para ella era obvio que haber perdido a una de esas personas, la más importante tal vez, le resultaba difícil.
Volvió a acomodar las cosas dentro de la caja, agregando al paquete las dos últimas cartas de Matsumoto y del gotei 13. Se mantuvo inmóvil. Por un momento cerro los ojos, dándose el permiso de imaginar cómo serían las cosas si sus niños se hubieran quedado en casa con ella.
Su serio Toshiro, astuto y persistente como era habría encontrado un trabajo que le gustara, siendo el mejor en ello, como en todo lo que se proponía.
Hinamori era un alma más bien libre con una fuerte convicción y un noble corazón. Lo más seguro es que se habría dedicado a ayudar y enseñar a los niños del distrito.
Pero, sobre todo, estaba segura que entre ellos encontrarían esa pieza que los complementa. Formarían juntos otro tipo de hogar, serían excelentes padres, pasarían sus días entregados a esa familia.
Negó. Lo único que quedaba era seguir adelante, honrando su memoria.
Con un "clic" cerró la caja, guardando en ella todos esos bellos momentos que ya no regresarían.
...
Su boca no había pronunciado más que unas pocas palabras, pero dentro de su cabeza se repetía incesante esa voz que repetía "No quiero saberlo".
Tal vez era un vano intento de su mente de tratar de mantener intacta la poca cordura que le quedaba, o simplemente era su asustado corazón hablando el que se encontraba renuente a ser conocedor de lo que sucedía.
Hinamori trato de aplacar esa sensación, sabedora de que no importaba cuánto quisiera huir, eso era algo que tenía que enfrentar, si no ahora lo sería más tarde, y tal vez para ese momento ya no habría nada que hacer.
Sus temblorosos labios expulsaron el exceso de temor de su interior mientras evocaba las palabras que alguna vez Hisagi le hubiese dicho cuando apenas eran estudiantes: "El primer paso siempre es el más difícil, pero una vez lo des, lo demás será sencillo".
Muchas veces le resultó útil, como una esperanza de que el dolor y el miedo solo era pasajero, esperaba que está vez también fuera así. Por lo que busco mantenerse firme frente a aquel hombre que tanto daño le causó en el pasado.
- Entonces, ¿Con que deberíamos empezar? – Insistió el.
Había muchas preguntas arremolinándose en la punta de su lengua listas para salir como un torbellino en lo que seguro se iba a convertir en un balbuceo sin pies ni cabeza. Mentalmente acomodo cada una de ellas en diferentes formas y después de unos minutos analizando su situación llegó a la conclusión de qué lo mejor para ella era preguntar de manera que los acontecimientos llevarán un orden lógico que le permitiera digerir la información.
-Esta orden, ¿De dónde la obtuvo?
-De un grupo de shinigamis pertenecientes a las fuerzas especiales. Como habrás notado en la orden, se ha pedido que tu cabeza sea cortada, ahora mismo varios grupos están en tu búsqueda.
-¿Cómo sé que esto es real y no un intento suyo de engañarme?
-Es cierto que es solo un papel, podría ser falso, pero si te hace sentir más tranquila puedo llevarte ante un grupo de ellos. Aunque claro, después tendría que matarlos.
Hinamori apretó los labios en desagrado, sin embargo, sus siguientes palabras fueron inesperadas hasta para sí misma.
-Lo considerare… Siguiente pregunta-Continuo, ahora que había empezado a hablar realmente fue más sencillo- Suponiendo que es real esta orden, el que yo haya sido calificada como traidora ¿tiene que ver con usted?
El peli lila suspiro dramáticamente antes de contestar con un tono un tanto irritado.
-No, mi vida actual depende de que la sociedad de almas no sepa de mi existencia, lo cual he estado haciendo bien estos últimos años. Seguramente suponen que alguien te ayudo, pero el quien, apuesto que aún es un misterio para ellos.
-Entonces, ¿Porque? Por más que lo he pensado, a mi parecer no hay una razón válida para haber terminado de este modo, y mientras más lo analizo, lo único que encuentro son… incongruencias.
La tapa de la olla que en la estufa bailaba desde hace unos minutos, al mismo tiempo que emitía vapor, fue apagada por Ichimaru quien dejo pasar unos segundos antes de servir un tazón rebosante de fideos con verduras, mismos que condimento con cebollines y un poco de soya, para después empujar suavemente el recipiente hacia la morena en un movimiento que indicaba era para ella. El aroma que expedía era ligero y agradable.
-Eso suena interesante. ¿Por qué no las compartes? ¿Qué te parece?
Nuevamente como la vez anterior miro con cierto recelo el plato de fideos para después resignarse, tomar los palillos desechables que descansaban en la barra y dar un sorbo, consolándose en el hecho de que muerte por envenenamiento era una manera poco divertida y vistosa para deshacerse de ella, además de que conseguir venenos que funcionarán en los Shinigamis era complicado... Eso, y que su estómago suplicaba por ser llenado.
Arrugó la nariz, estaban buenos.
-Bien-Anuncio
Hinamori admitía que no tenía ni idea de lo que pasaba, pero tampoco es como que su cabeza estuviera vacía para no lograr notar las irregularidades que se desarrollaron a su alrededor, había tenido el tiempo suficiente a solas, antes de que llegase Ichimaru, para pensar un poco en todo lo sucedido desde el momento en que se le asignó la misión, hasta cuándo casi muere y aunque no tenía las piezas completas por lo menos podía hilar las pistas sueltas que tenía a la mano... Aún si estás no la llevaban a ningún lado.
- Muy bien - musito - Primero, la misión. Si bien era solo de reconocimiento, en realidad debió ser de exterminio y limpieza; el reporte hacía mención a una gran cantidad de avistamientos hollow, con tantos testigos es imposible que sean falsos, por lo que lo más correcto era, en todo caso, hacer un equipo mixto con miembros del escuadrón 11 o 6 para el ataque, el 5to en reconocimiento y un par de miembros del 4to para tratar heridas en caso de ser necesario. -Froto su frente, analizando la situación de ese momento- Estaba tan emocionada por recibir una misión después de tanto tiempo que ni si quiera me di cuenta de esas incongruencias, ¿Cómo es posible que algo así haya pasado?
- Paso porque se decidió que así fuera, aún si te hubieras dado cuenta y lo reportaras nada habría cambiado - Gin agitó su mano, restándole importancia a lo que decía- Te habrían dado excusas y la misión continuaría cómo si nada. Y es así porque ese viejo loco del capitán comandante así lo quiso, no fue un error.
Hinamori dudo, una parte de ella quería refutar esas palabras, en su interior creía fervientemente que el capitán comandante siempre fue una persona justa que peleaba por el bien, no solo del rey, también de la gente del Rukongai y de los subordinados del seireitei. Pero otra parte de su ser, la más lógica, le recordaba que también existían cosas turbias en el manejo de la sociedad de almas, la cámara de los 46 y el gotei 13. Ella era únicamente una teniente, si bien era un puesto alto, no lo era tanto para conocer a detalle los casos de más alto rango y discreción, por lo que no podía decir con certeza como se manejaban los asuntos secretos.
-Pudo ser así, que él no haya estado al tanto- Intento excusarlo en un último intento de defender a aquellos a los que había servido por tantos años-El capitán comandante siempre ha protegido a sus subordinados, el nunca permitiría...
El ex capitán soltó una bocanada de aire, exasperado.
-Lo único que debes entender de Genryuusai Yamamoto, es que el haría lo que fuera para proteger a la sociedad de almas. Lo que fuera. Incluso si tiene que sacrificar a cientos para salvar millones. – Agito suavemente la cabeza de izquierda a derecha en un gesto de negación- Esa es la clase de hombre que es, es por ello que fue elegido para su puesto, no solo por sus habilidades.
Ante tales palabras cerro la boca sobre ese tema, no tenía forma de refutar. Para disimular este hecho llevo más del alimento a su boca y masco con cuidado mientras pensaba en el siguiente conjunto de irregularidades. Una vez que las tuvo listas y ordenadas, prosiguió.
-Segundo, ¿Porque demonios sigo viva? Los hollows tienen un único objetivo en su mente, devorar almas. Tenían un festín de almas, y no de cualquier tipo, de Shinigamis- A su mente llegaron los rostros inexpresivos de sus compañeros- Devorarnos significaría un aumento considerable de poder, aun así, nos dejaron atrás, masacraron a todos y solo se fueron sin más.
Era como si el haberlos exterminado no tuviera ningún significado, más que el hecho de solo estar ahí. ¿Qué habría sido de sus cuerpos? ¿Se habrían desvanecido en la soledad, lejos de todo y todos? ¿Habrían podido regresarlos a casa? Tal vez nunca llegaría a saber.
Bajo la mirada, con la garganta inundada de pesar, aún tenía mucho por lo que lamentarse y llorar. Sin embargo, se forzó a si misma a mantener la calma, se habían ido y ya no existía forma de traerlos de regreso, lo mejor para ella era concentrarse en el aquí y el ahora.
De pronto recordó algunas de las palabras que había intercambiado antes con el ex capitán Ichimaru, aunque en ese momento no quería creer nada de él no significaba que lo hubiera ignorado, por ello un nuevo hilo de pensamientos se formó. Alzó la vista, mostrando una mirada cargada de todos aquellos sentimientos que cómo tornado se guardaban y giraban dentro de ella.
-Lo último es más bien una suposición. Si el inicio de mis problemas tiene nombre y apellido, definitivamente la primera persona que viene a mi mente es Aizen Sosuke. De ser así, el logro que nos relacionaran de tal manera que ahora soy una traidora y peligrosa criminal ¿Cómo? No lo sé, pero si en verdad existe una relación que desconozco…- Un nudo amargo se formó en su garganta ante el desagrado que esto le provocaba, el si quiera plantearse que aun existiera relación con ese tipo le causaba repulsión. Se sacudió rápidamente esos sentimientos tratando de restarles importancia y siguió con su idea, aventurándose con la siguiente declaración- Rangiku jura que usted hizo lo posible para erradicar todo lo relacionado con Aizen… y a todos. Entonces ¿Por qué me salvo?
Cómo si hubiera golpeado en un punto importante, Gin mostró aquella sonrisa zorruna que tanto le caracterizaba, alargada, siniestra, esa que siempre se mantenía oculta en la sombra de Aizen, acechando y presagiando muerte. El vello de su nuca se erizó y una pequeña descarga de adrenalina se hizo presente. De forma inconsciente Hinamori apretó los palillos entre sus dedos, lista para pelear, atenta a cada uno de los movimientos que realizaba el peli plata.
Y así como esa aura de peligro había llegado, se fue en un instante.
Ichimaru guardo sus manos entre sus mangas, su pose relajada, la sonrisa en algo simple y casual.
- Hm- Respondió encogiéndose de hombros.
Relajo su agarre.
Se quedaron en silencio uno frente al otro sin hacer nada en particular, ella aun sentada en el banco alto y el con la cadera recargada contra el fregadero. La teniente bajo la cabeza y removió los fideos de un lado a otro tratando de manejar la creciente incomodidad que le generaba la mirada zorruna sobre ella, Hinamori se preguntaba que esperaba Ichimaru, ¿La observaba? ¿Analizaba sus palabras? ¿Trataba de intimidarla? O podría ser...
-Esos son todos mis puntos
-Oh, ¿En serio? - A través de la tela blanca se podía vislumbrar los leves movimientos de manos de Gin, como si jugueteara impaciente - Debo admitir que esperaba más.
- Lamento desilusionarle, pero es todo lo que tengo - Respondió arisca.
Él se quedó pensativo un par de segundos más, momento que ella aprovecho para terminar de comer. Una vez hecho dejo los palillos sobre el tazón, debatiendo internamente si debería agradecer o no, al final murmuro un suave "gracias".
- Hmmm, entonces es mi turno ¿Por dónde debería empezar? – Parecía estar debatiendo internamente cual era la mejor opción para iniciar esa conversación, o tal vez al igual que ella minutos atrás, intentaba organizar sus ideas. Balanceaba de izquierda a derecha su cabeza mientras lo hacía. Una vez que se detuvo el sutil movimiento declaro – ¿Qué sabes acerca de las 4 familias nobles?
Tal pregunta la desubico por completo, esperaba algo más como una mención directa de Aizen o del capitán comandante, de quien hace apenas nada hablaban, así que sin estar del todo segura respondió.
-Las cuatro familias son los clanes más importantes dentro de la nobleza, se tiene registro de que ya estaban antes del establecimiento del orden.
Lo que sabía eran más bien recuerdos superficiales de las clases en la academia, como parte del conocimiento general que debían tener los shinigamis, sin embargo, casi siempre la información importante se mantenía limitada, era más bien para recordarles quienes eran sus superiores, lo realmente importante se mantenía entre los más altos mandos, procurando proteger los secretos de dichas familias, por tanto, lo que podía decir era realmente carente de relevancia.
-Los clanes que las conforman son el clan Tsunayashiro, el Kuchiki, Shihoin y el Shiba, en ese orden de relevancia y poder dentro de nuestro mundo, tienen puestos importantes, y se rumorea que protegen secretos importantes con relación a la sociedad de almas e incluso del rey de las almas, según he escuchado, entre clanes tienen roces-continuo la joven.
Gin asintió mostrando cierto grado de satisfacción.
-Los clanes siempre han tenido ideas muy diferentes sobre cómo se debería regir la sociedad de almas, el clan Tsunayashiro en especial, siempre ha sido el más radical de todos- Sonrió con burla- Son ese tipo de personas con las que siempre debes mantenerte alerta, algo que es de conocimiento público entre los altos mandos.
Hinamori reprimió sus deseos de torcer los ojos, le parecía una declaración hipócrita viniendo de la boca de Ichimaru, para ella, claramente él era exactamente ese tipo de persona.
-Si son tan peligrosos, ¿Por qué han mantenido su estatus?
-Por el equilibrio, son uno de los pilares que mantiene el orden dentro de la nobleza, además, al ser una de las primeras familias poseen conocimiento y poder. Arrebatarles su posición indudablemente terminaría en una guerra interna. Los enemigos que más causan daño son los que atacan desde dentro.
Hinamori lo pensó con cuidado, llegando a la rápida conclusión de que Ichimaru tenía razón, un ataque desde dentro desestabilizaba con mayor efectividad y rapidez. Alguien con mas que poder, sino algo tan valioso como conocimiento, era mejor tenerle cerca y vigilado.
-La familia Tsunayashiro ha existido con una sola idea en mente-Continuó Ichimaru- Derrocar al Rey de las almas.
Tal declaración tomo por sorpresa a Hinamori, y eso que muchas veces había visto e incluso escuchado de personas cuyo único interés radicaba en obtener más poder, llevándolos a confabular para eliminar a sus objetivos. Señores feudales, capitanes, tenientes, jefes de grandes familias, lo creería de inmediato si el objetivo fuera alguno de ellos, pero no le cabía en la cabeza que existiera, en ninguno de los tres reinos, alguien con tal ambición.
Su cara debió mostrar sus pensamientos con tal claridad que Gin continuó.
-El clan Tsunayashiro estaba antes del orden, se podría decir que ellos apoyaron a un establecimiento, al ser una familia ancestral y "noble"-Su voz al pronunciar esa última palabra estaba llena de burla- Se consideran los más aptos para tener el control, son personas que no les gusta que alguien más sostenga la empuñadura de la espada.
-En realidad, a nadie le gusta que otro tenga el control de su vida- musitó la castaña
-Sí, y aun así la gente lo hace todos los días-Sonrió con ironía por un momento-…Es comprensible y común en ciertas situaciones, pero en el caso del clan Tsunayashiro, esto se ha convertido en una obsesión insana, su ego les dice que deberían gobernar, pero también han alimentado esta idea con miedo. En el corazón de cada miembro de ese clan siempre ha existido un único temor, que el Rey de las almas, con su infinito poder, decida acabar con todos.
-Eso es estúpido-Declaro decididamente sin siquiera pensarlo-Si el rey de las almas tuviera una idea como esa ¿No lo habría hecho ya?
-Mh, lo que piense el Rey de las almas es un verdadero misterio, podría ser algo exagerado, o podría ser un miedo bien fundamentado, en realidad lo que el Rey piense es irrelevante si los Tsunayashiro lo toman como verdad.
Eso era totalmente cierto, las personas suelen temer a lo que es diferente, lo que no entienden. Algunos se conforman con ignorar aquello que les da miedo, otros lo enfrentan, unos llegan a aceptar esas existencias y hacerlas parte de sus vidas. Pero los más osados, o tal vez los más cobardes, llegan al extremo de buscar eliminar aquello a lo que temen.
Y si lo pensaba bien ¿Por qué no temer a alguien como al rey? Sobre todo si estuviste ahí para ver la inmensidad del poder que es capaz de ejercer. Basándose en las historias las cuatro familias estuvieron desde el inicio ¿no?
-Aun así, aunque teman de ese modo, hemos vivido en relativa paz gracias al rey, y los otros clanes no tienen las mismas preocupaciones ¿O sí?
-Tal vez si, tal vez no. De cualquier manera, es una verdad irrefutable que cada líder del clan ha centrado sus esfuerzos por menguar el poder del rey, por cualquier medio, siempre que dé resultados satisfactorios- Gin hizo una pausa, su mirada, al parecer de Hinamori, parecía perdida en un pensamiento lejano, sin embargo, esto no duro mucho tiempo, regresando al momento sus orbes se dirigieron a su persona y sonrió- ¿Qué pensarías si te dijera que lograron limitarlo?
-¿Como? Ósea ¿se refiere a que los Tsunayashiro limitaron al rey de las almas? -Sacudió la cabeza, negando- Diría que es poco probable, se dice que nuestro rey es una entidad omnipotente y omnipresente, prácticamente es como un dios.
-Se dicen muchas cosas del rey, pero ¿Quién sabe toda la verdad? Para nosotros, los shinigamis comunes, el rey casi podría pasar por un mito.
Hinamori masajeo sus sienes, a pesar de que la conversación llegaba a ser interesante (Y que en cualquier otro momento sin duda hubiera sido más curiosa al respecto), tenía la sensación de que se estaban desviando mucho del tema principal, dudaba que lo que quería saber estuviera relacionado con toda esta clase sobre la sociedad de las almas y el rey, aun así, no le llevo la contraria a Ichimaru, le siguió la corriente, con la esperanza de que ya pronto llegaran al meollo del asunto.
-De acuerdo, pensemos que lo que dice es completamente real ¿Qué sería lo suficiente poderoso como para lograrlo?
-Algo tan sencillo como cruel-Gin tomo un palillo de madera, jugueteo con este entre sus dedos para después partirlo en trozos- Lo desmembraron y lo sellaron para convertirlo en la base del mundo como lo conocemos- Sin darle tiempo para sorprenderse, continuó- El clan Tsunayashiro fue inteligente, ya que no tenían a la mano una forma para matarlo tomaron la segunda opción, que fue limitarlo y convenientemente necesitaban un núcleo para el nuevo orden, así que…
-Así que solo tuvieron que convencer a los otros clanes de que esta era la mejor opción para todos-Terminó Hinamori, llegando a la conclusión que era más lógica.
La situación se ponía cada vez más y más rara, esta historia, turbia como era, la estaba absorbiendo, sobre todo porque, como dijo Ichimaru anteriormente, el rey de las almas podría ser un mito, sobre él corrían un montón de rumores creados entre los rangos más bajos, rumores que se mezclaban y cada uno era más disparatado que el anterior, probablemente había cierta verdad en algunos, pero existía uno en especial que llego a sus oídos cuando apenas ingreso al cuerpo de shinigamis.
Se lo contó un sempai una tarde mientras ayudaba a organizar papeles dentro del quinto escuadrón. Aunque más que rumor parecía un cuento de terror, ya que en su historia (que, según él, venia de fuentes confiables) hablaba sobre que el rey de las almas era prisionero en su palacio, donde vivía siendo drenado como una batería, pero la parte escabrosa venia del hecho que, según esto, lo único que quedaba de esta entidad era una cabeza viviente.
En su momento le pareció escabroso, sin sentido y ridículo, pero bien dicen que los rumores tienen algo de verdad. Aunque no espero que este cuento fuera algo acertado, si es que lo era.
La joven shinigami aparto esos pensamientos de su mente.
-¿Puede asegurar que es información es real? –Atacó, ya sin poder contenerse más externó sus dudas- Pero más importante ¿Qué tienen que ver todas estas cosas con lo que me pasa?
Gin mantuvo silencio una vez más, analizándola, parecía algo que se le estaba empezando a hacer costumbre, como si estuviera decidiendo algo, pero no sabía el que.
-No comas ansias, cuando lleguemos al punto, lo más seguro es que desees no saber-Sus palabras le formaron un nudo en la garganta. Gin continuó- A pesar de que el clan Tsunayashiro logro una momentánea victoria esto no los dejó satisfechos, el miedo y las ansias de poder no se iban, así que juraron encontrar una forma de exterminarlo. Han dedicado sus vidas a encontrar la forma. Son un clan con poder, tienen influencias y los medios, cada uno de ellos se ha dedicado enteramente a dicha tarea, llevándolos a desarrollar investigaciones y experimentos cuestionables y peligrosos.
-¿Y?-Insistió
-¿No te viene a la mente otra persona que se interesaría por saber qué clase de experimentos llevan a cabo?
No hizo falta decir más para que comprendiera a que se refería. Aizen Sosuke era principalmente conocido como un traidor, pero en el momento en que esta información se develo, muchas cosas más salieron a la luz, como sus experimentos. Resulto que el hombre sabio y tranquilo era solo una fachada que encubría a un sádico científico loco (o al menos así lo describiría ella) que rivalizaba con Kurotsuchi Mayuri. Su ingenio y habilidades eran algo de temer por el simple hecho de que no se limitaba por la moral.
El ligero palpitar de su cabeza volvió a hacerse presente, ¿Por qué no podía terminar de deshacerse de ese hombre de una vez por todas? ¿Acaso la vida no se sabía otro villano dentro de su vida?
-¿Qué fue lo que hizo?-Su propia voz le sonó cansada e incluso irritada.
-Parece que ya no estas cegada como en antaño-Lanzó Ichimaru en lo que Hinamori sintió como un comentario sin consideración
-Tenía que dejar de negar la persona que realmente era Aizen si quería avanzar
-…Bueno, librarse de Kyōka Suigetsu tampoco es una tarea sencilla-Menciono casualmente, quitándole importancia al asunto, pero a Hinamori le pareció que entre esas palabras la eximia de haber caído en las trampas de Aizen…eso, o tal vez seguía buscando formas de dejar de sentirse estúpida y vulnerable con relación al tema.
Gin prosiguió.
-Ambición es el rasgo en común que comparten el clan Tsunayashiro y Aizen. Ambos con sus propios objetivos en mente llevaron a cabo un sinfín de investigaciones
-Ya, pero, Aizen no quería suplantar al rey de las almas, si no me equivoco, quería hacer un hibrido entre shinigamis y hollows para obtener más poder
-Cierto, y ¿Supiste para que servía el hogyoku?
Hinamori estrujo su cerebro tratando de recordar, y es que, para el momento que ocurrió la batalla final entre Kurosaki Ichigo y Aizen, ella se encontraba aun en pésimas condiciones, atrapada en la sala de recuperación del cuarto escuadrón, bien vigilada para evitar que escapara y cometiera alguna locura. Lo que llegó a saber fue debido a los comentarios e informes que circularon después.
-El hogyoku era una amalgama de espíritus de shinigamis que debía ser alimentada con almas humanas, daba un poder inconmensurable y concedía deseos-Probo dando una respuesta a medias
-Y su deseo era…-Siguió animándola a encontrar algunas respuestas por si misma
-Ser más poderoso que cualquiera-Respondió sin dudas-Estoy segura que él no permitiría que otros estén por enci…-Sus palabras fueron muriendo en sus labios mientras la terrible posibilidad se asentaba en su cabeza
-Correcto-Lanzó como si pudiera leer su mente y supiera justo lo que estaba pensando-Nadie por encima suyo. Nadie. -recalcó
-No es posible, ¿Cómo…? -Ni si quiera sabía que preguntar
Ichimaru rodeo la barra que los separaba, tomando dirección a una de las ventanas del comedor. El shock era tal que ni si quiera se puso a la defensiva por tenerlo a sus espaldas, sin embargo, giro hacia su dirección, más que nada para verlo a la cara, buscar algún indicio de que estaba bromeando, cosa que estaba más que claro que no hacía.
Respiro un par de veces "Deja de sorprenderte por la locura de ese hombre" se reprendió mentalmente, pero le costaba un poco asimilar que la cabeza de Aizen estaba más retorcida de lo que pensaba.
-¿Usted supo de eso todo el tiempo?-El tono de su voz salió un tanto chillón, carraspeo para aclarar su garganta- Digo, todo esto es demasiado, incluso el pensar en ayudar a alguien con un plan como ese...
Ichimaru no dijo nada por unos segundos, miraba hacia quien sabe dónde, más allá del cristal.
-Nadie bajo su mando tenia pleno conocimiento de todos sus planes-Abrió la ventana, dejando que el tibio aire entrara-Siempre fue muy cauteloso-Se giró de nuevo hacia ella, sonriendo con calma-De todos los experimentos que llevaba a cabo, el hogyoku fue al que le dedico más tiempo, tenía altas expectativas, pero no era lo único, había mucho más, todo con el fin de alcanzar sus objetivos
-Pero, el hogyoku funcionó
-Sí, pero en su momento cuando fue creado, había muchas fallas, muchos vacíos en la investigación, así que siempre estaba tras planes de respaldo, cualquier cosa que le fuera útil. Cuando se enteró de lo que quería lograr el clan Tsunayashiro, bueno, ya te imaginaras que para él fue como dar con un botín de información.
-¿Y cómo fue que él supo sobre eso?
El parpado inferior de Ichimaru tembló levemente
-Por desgracia desconozco el cómo. Un día simplemente regreso al laboratorio con una urna llena de sellos, al inicio fue extremadamente reservado al respecto, no comento nada con Tosen o conmigo, no era algo extraño, nosotros solo seguíamos sus órdenes-Una ligera sonrisa siniestra y divertida se dibujó en sus labios-Paso mucho tiempo encerrado trabajando en ello, fue de las pocas veces que realmente lo vi frustrado a tal grado que abandono completamente el proyecto y regreso su completa atención al hogyoku.
-Entonces, ¿supo que era o no? -Presionó, un poco ansiosa por llegar a lo importante, fuera lo que fuera.
Su respuesta no llegó con palabras, en su lugar, el shinigami llevo su mano a la parte interna de su haori desde donde extrajo algo pequeño que sostuvo entre sus dedos índice y medio. Hinamori lo observo desde su lugar, su primera impresión fue que era una cuenta de cristal, pequeña y transparente de apariencia lisa, tenía una coloración azul que recordaba el cielo a medio día. Llevaba un hilo plateado enredado que destellaba aquí y allá, como si estuviera ardiendo en chispazos de pólvora.
Si, se veía simple, como una baratija, pero lo que le causo un escalofrió fue que, si prestabas la suficiente atención, podrías notar como la atmosfera en los bordes de esa cosa se distorsionaba a causa del poder que seguro poseía. Jadeo, empujándose hacia atrás en su banco, el objeto no le daba buena espina.
-¿Qué demonios es eso?
-Fue nombrada como "la semilla del rey"- La rodo entre sus dedos, la luz que entraba desde la ventana le hacía brillar, lanzando motas de luz azul sobre el piso- Su naturaleza, bueno, eso es un poco más complicado-Cambio la cuenta azul a su otra mano, sosteniéndola con el pulgar y el índice para después reajustar con mucho cuidado el hilo que la envolvía, con esta acción el halo de poder disminuyo, Hinamori comprendió que era alguna clase de sello-O tal vez no, para eso me tome la molestia de ponerte en contexto.
-Por el nombre es obvio que está relacionado con el rey de las almas, y por la historia, con el clan Tsunayashiro.
Gin asintió.
- En su búsqueda de poder Aizen robo del clan Tsunayashiro algo realmente valioso. -Cerro entre su puño la pequeña cuenta- Fue cuando abandono sus investigaciones que dejo de ser cuidadoso al respecto, centrado en el hogyoku tuve la total libertad de indagar entre los documentos que había robado de los Tsunayashiro. En ellos se mencionaba un tesoro "obsequiado" del rey de las almas al clan.
"Un objeto formado de la más pura energía espiritual, proveniente del mismo rey. Pero solo eran palabrerías para maquillar la historia, en realidad y haciendo un resumen quitando toda la basura que los eximia de culpas, data que cuando cortaron sus extremidades la sangre derramo por primera y única vez de su cuerpo, un miembro del clan considero que esto era valioso, así que busco una forma de preservarlo. Usando rituales que no son explicados y después de muchos intentos al final solo pudo conservar un número limitado de gotas, cristalizándolas. A esto fue a lo que llamaron semillas"
Hinamori estaba impactada, ante ella estaba algo que alguna vez fue parte del rey. Eso explicaba el inmenso poder que provenía de algo tan pequeño y tan puro como lo era esa "semilla". De un momento a otro sus manos picaron por sostener aquella cuenta, pero al mismo tiempo cierto peso sobre su pecho iba aumentando, al igual que el nudo en su garganta, un tipo de presentimiento, y no de los buenos.
-Como podrás notar, no fue un obsequio, fue un hurto, y no es un tesoro, más bien es un arma. -El ex capitán guardo de nuevo entre su ropa la semilla, apartándola de la vista- Los demás documentos de los Tsunayashiro eran registros de sus propios experimentos, supongo que Aizen se hizo únicamente con los más prometedores, por lo que no eran tantos. Principalmente se enfocaban en su composición y al mismo tiempo, en ello trataban de encontrar que era lo que concedía la divinidad, pero jamás llegaron a algo en concreto.
"Hizo varios experimentos, tanto propios como una continuación de los que ya habían hecho los Tsunayashiro, pero la semilla resulto más compleja de lo que se pudo imaginar, como dije, jamás vi a Aizen tan frustrado y, según sus registros, de la cantidad inicial de semillas que tenía, tras los experimentos e investigaciones solo quedaron unas pocas, de las cuales no llegó a obtener el resultado planeado"
Gin hizo una pausa, sus cejas se fruncieron, mostrando una nueva expresión a Hinamori. Con ese simple gesto ella pudo notar por un segundo lo que le pareció frustración ¿tal vez preocupación? Pero tan rápido como vino, se fue, borrándose de sus facciones.
-Debo admitir que bajé la guardia, creí que no había logrado nada... Al final resulta que lo encontró.
La teniente trago pesado.
-¿Cómo que creyó? ¿Qué es lo que logró hacer con la semilla?
-Descubrió una manera de usarla para crear un nuevo rey de las almas.
…
Hola pelusitas lectoras, ha pasado tiempo, espero que cada uno de ustedes se encuentre bien.
Como verán este capítulo está un poco enrevesado, estoy segura de que van a decir "y esto que", jajaja pero en el siguiente se irán aclarando un par de cositas.
Estaba recordando que esta historia la empecé en el 2014 y todo comenzó con la única escena del prólogo en mi cabeza. Desde la primera vez que vi Bleach, Gin y Hinamori se convirtieron en mis personajes favoritos, pero en realidad no pensé en ellos como una shipp sino hasta que leí un fic HitsuHina llamado la fragilidad del universo donde, si no mal recuerdo, tienen una interacción que me pareció de lo más hermosa. Busqué historias donde fueran pareja, en español solo encontré como dos así que dije "bueno, toca escribirla" y como también me gusta el shipp HitsuHina pues, de ahí nació "De una sonrisa".
Pensar en los años que han pasado desde entonces hasta ahora me hace sentir mal porque yo esperaba que para estos tiempos ya hubiera terminado la historia o incluso estar al término, pero entre una cosa y otra al final las cosas no han salido como esperaba.
Como sea, espero que disfruten el capítulo y nos estamos leyendo. Ah, agradecimiento especial a Antonella (nop1929) que me fue a sacar de la tumba y me recordó que, mientras haya una sola persona que disfrute leer lo que escribo, con eso es suficiente.
Cuídense y bendiciones de Yato-chaan 3
Febrero 2025
