HOLA DE NUEVO! Ya sé que no es Navidad y no, para nada es una broma de día de los inocentes, esto fue un rápido intento de no dejar de lado este año esta colección de fics Navideños (tal vez el próximo año si los acabe) pero sobre todo, quería dejar algo en este día de una querida amiga Belen! Feliz cumpleaños te deseo lo mejor y prometo seguir todos mis fics muy pronto para que nunca dejes de ilucionarte con el pokeshipping. n_n Espero que sea de su agrado algo sobre la navidad a pesar de ser 28

Alone on Christmas Day

No recordaba que ciudad Eterna fuese tan fría o propicia a ligeras nevadas, pero de cualquier manera, prefería llenarse de copos de nieve en ese balcón que entrar de nuevo al lujoso salón donde, entre bullicio, plática insulsa y música aburrida tuviera que continuar con el 'cumplimiento de su deber'.

En definitiva, prefería congelarse – porque un traje fino y de diseñador como ese no podía ser opacado por un grueso saco, según los consejos de su amiga –, leyendo ese mensaje de texto otra vez.

"Lástima que tu gira por Sinnoh se tenga que extender, sin duda la Navidad no será igual sin ti. Te extraño, sobre todo ahora que hace tanto frío. ¿Nos veremos en año nuevo?"

A veces odiaba tanto los celulares, la mensajería rápida hacía que todos se olvidaran de una función más de ese aparato que era algo como... ¡Hacer llamadas! Así por lo menos podría escuchar su voz... Suspiró molesto con su propia mentira, en esos días estaba tan ocupado que ni podría contestarle si lo hubiera llamado.

Ocupado en Navidad... Resopló. Pensaba que eso solo podía ocurrirle a Santa Claus, no a él, él debiera estar en casa de su madre colocando el árbol con todas sus decoraciones o mejor aún, probando cada postre de temporada preparado por ella. Debía estar tirado frente al televisor y al igual que cuando era un niño, pasar el día entero en sus piyamas decorativos viendo cada película que le hacía creer en la magia de ese día, en que todo se arreglaba porque el amor y los buenos deseos son más fuertes que toda la maldad en el mundo... Pero no era un niño, no más, era un adulto con un puesto muy importante y un montón de obligaciones atadas a ello. Por eso no podía pasar una tranquila Nochebuena en su pueblo natal, por eso estaba en una distante región alejado de su hogar, alejado de ella, quien había hecho aún más especiales las festividades que disfrutaba desde siempre, gusto que afortunadamente compartían.

En definitiva iba a ser una época muy difícil de sobrellevar si faltaba una semana para la Navidad y ya se sentía tan a la deriva y solo...

- Ash...

Una dulce voz lo hizo olvidarse de sus problemas y mirar a quien le llamaba en lugar de seguir absorto en la pantalla de su celular. Se obligó a recomponer su semblante decaído y dedicarle una sonrisa a la chica junto a la puerta corrediza. La culpabilidad lo invadió por sentirse abandonado cuando por lo menos a todos esos eventos asistía ella, su amiga y asesora de imagen, quien había dejado tanto con tal de acudir a su ayuda. Aunque no entendiera porque lo hacía, solo tenía la certeza de que no podía ser desconsiderado con ella.

- Serena, no creo que sea conveniente que estés aquí, podrías enfermarte.

- Lo mismo podría pasarte a ti, ¡está helando! - Dijo dando unos pasos hacia él cubriéndose los antebrazos con sus propias manos. Un vestido strapless de coctel multicolor como el que portaba, estaba diseñado para ser el centro de atención en un salón lleno de gente, no para perseguir a un joven hasta el gélido exterior. - Además tienes que hablar con el señor Anderson, el será uno de los mayores patrocinadores del próximo torneo y Lance insistió que seas tu quien...

- Si, si. Ya voy... – Contestó algo hastiado mientras guardaba su Smartphone, dejando sus manos dentro del bolsillo del pantalón. Entre más obligaciones tenía, mayor era el agobio que sentía y solo esperaba que esa noche terminara.

Ni siquiera se molestó en mirar a su amiga castaña o pedirle que lo acompañase de vuelta a la fiesta, simplemente la pasó de largo, algo que Serena no apreció mucho y lo sujetó del brazo, obligándole a detenerse.

- ¿Te pasa algo? – Su bella voz denotaba total inquietud. Instantáneamente, Ash se sintió como un completo patán por percibir de la castaña tanta preocupación mientras su mente y corazón estaba en otro lado, en ciudad Celeste para ser exactos. Sonrió casi por obligación.

- Nada de que preocuparse, – Colocó su mano sobre la de Serena - Solo... Siento un poco de nostalgia. Por mis viajes, hubo muchas Navidades que viví lejos de casa, pero en los últimos años pude celebrar las fechas en pueblo Paleta y creo que ya me estaba acostumbrando, ¿sabes? Además... Creo que Misty también disfruta más de pasarlo conmigo... – Con tan solo recordar a la pelirroja, volvió a él esa pesadez que nacía de su lejanía - Aunque no me lo dice, creo que no está nada contenta de pasar la Navidad separados, sobre todo cuando esta sería la primera que celebraríamos como pareja… – Sus propias palabras lo herían y en ese instante volvió a él la sensación amarga que comenzaban a infectar toda su personalidad. Ya no se sentía como el niño alegre que siempre fue, solo era un hombre gris, como muchos otros en el mundo.

Y volvió a sumirse en sus problemas, en su angustia tan profundamente que no percibió la tristeza en el rostro de Serena. Ella también sufría una gran pena, aunque claro, en ella existía por razones diferentes.

Mientras Ash quería más que nada estar en otro lado, Serena estaba justo donde deseaba: junto a él, pero esperaba que él tuviera una actitud más positiva con respecto a ello. Que sintiera algo de alegría por tener que atender esos compromisos que los obligaban a verse, a trabajar juntos y que ella esperaba los condujera a otro tipo de acercamiento. Sin embargo, llevaban más de cinco días en fiestas glamorosas y de todas ellas, el entrenador había escapado, prefiriendo observar su teléfono y pensar en Misty…

No iba a permitir que así transcurrieran los días restantes, debía haber algo que pudiera hacer para cambiar el mal genio de Ash y estaba determinada a conseguirlo.

- Yo sé que el trabajo a veces es difícil, yo también estoy un poco triste por estar aquí y no en casa – Mintió – Pero al menos podemos pasar la Navidad... juntos - Se plantó frente a él atreviéndose a posar sus pequeñas manos sobre las solapas de la chaqueta de Ash y éste la miró fijamente. Al sentir la tierna mirada del joven, Serena se sonrojó al instante. – Para ese día estaremos en Hearthome y ya reservé una cena especial para los dos en el Bistro Matisse. Es el mejor restaurant de la ciudad, su comida es en verdad deliciosa. Creo que podría ser una noche entretenida si cooperamos un poco. – Siguió observándolo con una perfecta sonrisa congelada en su rostro en espera de alguna respuesta por parte del entrenador. Él solo se atrevió a curvear un poco sus labios, en un gesto amistoso que no alcanzaba a ser una sincera sonrisa.

- Supongo que suena como un buen plan... dadas las circunstancias. Me alegro de tener amigos cerca en situaciones de crisis. Gracias Serena.

Sin saber que con sus amables palabras, destruyó toda ilusión en la bella mujer, Ash caminó de vuelta al salón dejando a la castaña con una sensación de desazón.

- Si, para eso están los amigos…

Susurró apretando los puños, sin preocuparse ya por el frío, pues la nieve cayendo sobre sus hombros desnudos se sentía cálida a comparación del amistoso agradecimiento de Ash.

Por un instante pensó en rendirse, resultaba tan dolorosamente obvio que el objeto de su amor parecía enfocar toda su atención en otra chica, en Misty para ser exactos. ¿Estaba mal que a pesar de saberlos juntos aún quisiera ganarse el afecto del entrenador? Se contestó con un No nacido de la total necedad. De momento, Misty no estaba allí y ella si, situación que no pensaba desaprovechar. Con su persistencia y un poco de suerte podría ser que al inicio del nuevo año, las cosas la favorecieran… podía ser que Ash le diera una oportunidad…

oOoOoOoOoOo

- Debería alegrarme, aunque sea un poco, ¿no lo crees, Pikachu? - El muchacho consultó al pokemón en su hombro, mismo que parecía no entender del todo la pregunta. Ladeó la cabeza emitiendo un corto 'pika', esperando que el chico se explicase mejor. – Es decir, compré buenos regalos para Misty y Mamá, las veré apenas regrese, no debiera estar tan... - "asquerosamente triste." Pensó para si el muchacho, continuado su camino por las calles llenas de aparadores y gente.

- Pi pika, pikachu – El consejo proveniente del roedor solo logró confundirlo más.

- ¿Qué quieres decir con que siga adelante? ¿Quieres que… me olvide de todo? ¿Crees que estoy exagerando y no debo pensar tanto en Misty?

Pikachu movió su cabeza en signo de negación, exasperado de lo obtuso que su amigo podía llegar a ser. Volvió hablarle y a pesar de que era bastante complejo, al final Ash captó el mensaje correcto.

- Si, creo que tienes razón. El trabajo en la liga no es tan malo y no siempre las cosas van a salir así de mal, sé que solo es una mala racha. Aún así hay algo que no se siente… bien. Suena tonto, pero no creo que deba pasar la Navidad con Serena.

"¿No me digas?" Pensó Pikachu rodando sus ojos. En serio Ash podía ser bastante ciego para no advertir las intenciones ocultas tras las acciones de Serena, por lo menos no a un nivel consiente.

- Pi pika chu. – Dijo el pokemón sin emoción alguna, lo menos que quería era volcarse en contra de la amistosa chica.

- Tienes razón, aún puedo arreglar parte de este problema, aunque sea un poco. Solo debo comprar un regalo más. ¡Creo que a Serena le encantará!

"Lo dudo"

Pikachu se guardó ese comentario porque, aun sin saber qué tenía en mente su entrenador, podía imaginarlo, pero prefirió dejar al muchacho con la alegría de pensarse un buen amigo por la sorpresa que le prepararía a Serena.

Recorrió a toda velocidad el centro comercial, en busca del grandioso obsequio.

oOoOoOoOoOo

"Sólo un día más para Nochebuena"

Pensó sonriendo la castaña, mientras acomodaba su abrigo rosa y se colocaba los guantes de piel antes de salir del taxi, lista para abordar el tren que la llevaría a Hearthome y el momento perfecto que había creado en su mente por fin se haría realidad.

Una noche nevada, la cena más perfecta en el lugar más romántico de la ciudad y todo completamente a solas con Ash. Resultaba imposible contener la emoción, sobre todo cuando lo vio en los andenes. Su figura envuelta en un abrigo negro, pero a pesar de ello se podía adivinar el atlético cuerpo bajo la prenda de lana. En definitiva la tenía completamente embobada, aún más cuando se acercaba a ella con una encantadora sonrisa.

- ¡Serena! Llegaste temprano, eso es perfecto para mis planes – Dijo risueño y ella se sonrojó, sintiendo un revoloteo en todo su interior.

- Si, es que pensé que habría mucha gente en la estación y no quería perderme el tren.

- Pues me temo que lo harás. Espero que no te moleste un regalo de Navidad adelantado. – antes que la chica lo cuestionara, Ash puso un sobre blanco decorado con un listón frente a ella. Confundida, Serena lo tomó, pero la emoción de Ash era mucha como para esperarse a que lo abriera – Es un boleto para ciudad Luminalia. Es el último vuelo de ésta noche, sin duda estarás en casa para el momento indicado.

- ¿En casa? P-pero Ash, ¿acaso tu…? – Apretó el sobre entre sus dedos con algo de rabia. - ¿No quieres pasar la Navidad conmigo?

- Pues…

- ¿En verdad es tan terrible la idea, Ash?

- ¡No! No es para nada por eso. Es porque mencionaste que extrañabas tu hogar, yo sin duda preferiría estar en pueblo Paleta en lugar de asistir a otra aburrida fiesta con posibles patrocinadores. Es obvio que no puedo evitarlo, pero tu si. Has hecho un gran trabajo asesorándome y esta es mi manera de retribuírtelo. Es mi deseo que tengas la mejor de las Navidades, Serena. – Posó sus manos sobre los hombros de la chica que temblaba, más no por el frío, sino por el rotundo e inocente rechazo que el chico acababa de hacerle.

- G-gracias, Ash. – Contestó aguantándose las ganas de llorar. – Es mi deseo para ti también. – Él la abrazó y no pudo contener sus lagrimas por un segundo más. Ahora entendía que el entrenador siempre la vería como una buena amiga. Era momento de aceptarlo y retirarse con dignidad. Se separó de sus brazos limpiando sus ojos con discreción. – Ahora que lo pienso, creo que no la hubieras pasado tan genial en el Matisse, los lugares lujosos no son realmente tu hábitat natural.

- Prefiero ponerme un suéter con Stantlers y comer malvaviscos hasta reventar. – La sinceridad del joven sin duda la hizo reír.

- Bueno, hazlo, solo… no los uses en la cena con los patrocinadores. Aún debes lucir bien en público o acabarás con mi reputación.

- Me comportaré, lo prometo.

Sin más que decir, Serena caminó de vuelta al área de taxis, donde Ash ya tenía todo listo para su trayecto al aeropuerto. Una última despedida con la mano fue todo lo que hubo entre ellos, mientras el automóvil se alejaba de la estación dejando en Ash una sensación de alivio que duró muy poco. Estar en un lugar como ese no era favorecedor para su estado de animo. Familias se reunían para buscar a esa persona que creyeron no llegaría a tiempo; una chica corrió al encuentro de su amado, llenándolo de besos… Si, deseaba tanto poder ser el protagonista de una escena similar…

- Pi, Pikachu. – El pokemón junto a él le proporcionó unas palmadas en la pierna, tratando de reconfortarlo.

- Es cierto la extraño demasiado – confesó el chico sin quitar la vista de esa enternecedora escena, sintiéndose como un niño envidioso, viendo a otro abrir el regalo que él jamás podría recibir – Y es difícil, sentirme así, pero por lo menos estoy contigo, ¿no amigo?

- ¡Pika! – Confirmó su compañero de aventuras haciendo sonreír a su entrenador.

"Pasajeros del tren de las siete rumbo a Herthome, favor de dirigirse al anden tres. Pasajeros del tren de las siete… "

- Es hora de abordar, Pikachu… Solo debo seguir adelante ¿cierto?

- Pi…

oOoOoOoOoOo

Vaya que se dedicaba a su carrera. Que fuese veinticuatro de diciembre no le daba un poco de descanso. Había pasado toda la mañana en juntas que se hacían cansadas porque la noche anterior había tenido su dichosa cena con los dueños de la compañía Pokétch.

Eran cerca de las nueve cuando por fin pudo llegar a su cuarto de hotel, cansado, fastidiado… triste, enojado. Ni siquiera tenía un plan para la noche y después del regalo que le hizo a Serena, ni un amigo con quien recibir la Navidad y Pikachu… seguía dándole ánimos, diciendo una y otra vez que aquello acabaría pronto.

"El dolor pronto se desvanecerá"

Ya no sabía si era su pokemón o el Maestro de una de esas películas de artes marciales. Era realmente raro, pero de cierta forma quería creerle, ya lo hacía. Suspiró un poco más tranquilo aflojando su corbata antes de entrar a su habitación… y sentarse en la completa obscuridad pues por más que intentó encender la luz, ésta nunca iluminó el lugar.

- Diablos, y la encargada de la recepción no pudo decirme cuando vendrán a arreglarlo. – Se lamentó sonando un poco más viejo, un poco más amargado. Echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos. Tal vez era solo mejor descansar…

Sería difícil conseguirlo, pues un ruido enseguida llamó su atención.

Nadie había llamado a la puerta, pero claro escuchó cuando esta se abrió. Quiso levantarse de un salto y averiguar quien había irrumpido su tranquilidad, solo que un peso extra sobre él se lo impidió.

- ¿Qué dem…?

- Feliz Navidad para ti también, Ash.

La voz, el aroma que lo envolvía, el recuerdo exacto de esos brazos, ese cuerpo… los cabellos largos color naranja sobre su rostro.

- ¡Misty! – Separó un poco el rostro de la chica con ambas manos, solo para asegurarse que en verdad era ella. Sin duda lo era y a su parecer lucía más bella que nunca.

- ¿Esperabas a alguien más?

- ¡Por supuesto que no! Tampoco te esperaba a ti, es decir ¿cómo es esto posible?

- Así. – del bolsillo de su abrigo, extrajo un sobre. En él, estaba el boleto que usó para viajar desde ciudad Celeste hasta allí. Junto al pasaje venía una nota.

"No puedo enviarte a casa como tu lo hiciste conmigo, pero si puedo llevar a ti lo que más deseas.

Feliz Navidad Ash"

Era una caligrafía perfecta, escrita en tinta color rosa. No era muy difícil saber a quien le debía tan encantador regalo de Navidad.

- Serena me contacto ayer en la noche, dijo que no había sido fácil, pero finalmente consiguió un vuelo que me traería aquí… "para llegar justo en el momento indicado." Esas fueron sus palabras.

- ¿Y tu…?

- ¡No tenía mejores planes que aceptar el regalo de Serena! Bueno, tu madre me hizo prometerle que iríamos en el instante en que lleguemos a Kanto y…

No habló más, no pudo hacerlo pues el entrenador ya estaba besándola con completa avidez, algo que a ella no le importó contestar con la misma intensidad.

- Ash… - Ella fue la primera en romper el contacto, sintiendo la pena de haberse sentado sobre él, - Tal vez debamos… buscar algún lugar con luz o…

- ¿Por qué? Si así es perfecto. – De nuevo la atrajo hacia su boca ignorando los reclamos de la chica que al final de cuentas terminaría contestando sus besos…

Así de sencillo, el dolor, la tristeza, la amargura, todo se había esfumado y Ash nunca sabría si es que su pokemón podía ver el futuro o poseía sabiduría más allá de su entendimiento porque todo el tiempo tenía razón.

Solo debía continuar adelante hasta llegar a un momento en el que todo marcharía mejor.


Corto y aunque es pokeshippero Misty no sale tanto, lo sé, pero en parte es por la canción que me inspiró. Los próximos estarán más tiempo juntos lo prometo. Nos leemos pronto y mil gracias por los reviews, que pocos y lo que sea - y de hace un año - pero me encantaron.