¡FELIZ NAVIDAD!

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De acuerdo, yo sé que es Julio y falta un poquito para navidad pero este año nos tiene a todos bien locos y bueno, decidí que era momento de terminar este fic que empecé para la navidad del 2018 y apenas pude concluir. Si necesitan poner un poquito de música de la época para ambientarse o ver El Grinch primero, pues adelante. No importa que sea verano, espero que este fic les traiga un poquito de felicidad en estos momentos medio complicados para todos. ¡Disfruten!

Office Xmas Party

Mucho papeleo, decenas de formularios desparramados por todo su escritorio esperando a obtener un poco de su atención y en cualquier otro día del año, ese exceso de trabajo la hubiera incomodado, pero no esa noche. En ese momento, lo agradecía, así tenía una excelente excusa para ausentarse de…

- ¡Misty Waterflawer!

El grito en un grave profundo la obligó a dar un pequeño salto sobre su mismo asiento, para después observar a la figura del hombre parado en la puerta de su diminuta e incomoda oficina.

- Señor, no pensé que aún estuviera aquí, supuse que estaría en…

- Donde tu tendrías que estar. ¿No te pedí que asistieras a la fiesta navideña de la Liga?

- Si, pero…

- ¿Y acaso no soy tu jefe como para asegurarme de que, oh, no sé, acates mis ordenes?

- ¡Vamos Lance! – Se olvidó por completo de las formalidades levantándose de golpe, dedicándole un gesto de total disgusto al imponente pelirrojo. – ¡No puedes obligarme a convivir con toda la gente de este edificio! Los veo a diario y créeme, sé perfectamente lo tediosos e insípidos que son la mayoría.

- ¿Te das cuenta que estás hablando de tus compañeros de trabajo?

- Por supuesto, los conozco a la perfección, paso con ellos ocho horas diarias todo el año, ¡y quisiera descansar de ver sus horrendas caras por lo menos hasta pasado el Año Nuevo!

- ¡Basta de quejas ridículas! Baja ahora mismo a la sala principal de conferencias o juro que el trabajo que tienes ahora, se duplicará si continuas negándote.

- ¡Pero…! – Los brazos cruzados y la ceja levantada del Maestro Dragón indicaban que no había caso en seguir discutiendo, era una batalla que ya estaba perdida, aunque eso no impidió que Misty dejara en claro su descontento con la resolución. Cerró su laptop con un manotazo y marchó pesadamente para finalmente pasar de largo a su jefe sin siquiera mirarlo.

Una vez que se alejó unos pasos, dio un largo suspiro. La verdad era que no sentía el espíritu festivo y las pobres decoraciones en las puertas de las grandes oficinas para nada mejoraban su humor. Aquellos sombreros de Santa Claus sobre los escritorios de oficina sólo le provocaban ganas de salir corriendo de allí tan rápido como le fuese posible. Aún así, el trayecto del elevador le pareció más corto de lo usual y apenas se abrieron las puertas que la guiaron al piso principal del edificio, escuchó el bullicio de la dichosa fiesta.

La música, las risas y otro montón de ruidos que no podía identificar del todo, sin duda le parecieron… extraños. En verdad no mintió cuando dijo que en la Liga la mayoría de los inspectores, auditores y abogados eran tan aburridos como un discurso político; que fueran capaces de divertirse no parecía algo que iría en su descripción de oficio.

Pero ni el preámbulo auditivo la preparó para lo que vio una vez que se hizo paso por la enorme puerta de cristal templado y casi se le desencaja la mandíbula ante el espectáculo que allí se desarrollaba: cada uno de los miembros de la liga tenía uno – o incluso varios – tragos en mano; más de un empleado ya daba señas de encontrarse en un estado inconveniente y eso quedaba más claro con algunos que no dejaban de bailar como desquiciados e incluso había un par de hombres con todo y sus trajes de oficina, profundamente dormidos en algunas de las sillas que se encontraban repartidas por todo el salón.

Conforme caminaba hacia una gran mesa para tomar un bocadillo, se daba cuenta que las sorpresas no acababan allí y sin duda prefería nunca haber visto el par de parejas que ni se habían molestado en buscar algún rincón apartado para… "demostrarse cariño" o a una señora que pasaba de los cuarenta llorando como adolescente porque el chico que le gustaba ni siquiera se fijaba en ella.

Decidió mejor mirar detenidamente el reloj digital al fondo del salón, mientras saboreaba un par de aperitivos. Supuso que si se quedaba media hora ya podía dar por cumplida la orden de Lance y podría irse sin temor a que su jefe la reprendiera, pero no habían transcurrido ni un par de minutos cuando su plan ya se veía arruinado por completo.

De forma tambaleante y con una extraña mirada, se acercaba a ella un hombre de mediana estatura, un tanto delgado y cabello rubio. Recordaba vagamente haberlo visto en las juntas de logística de la mayoría de los eventos de la Liga.

- Hola preciosa, – Su pronunciación era pausada y torpe. Sin duda ya estaba ebrio. Tal vez por ese motivo, a él no pareció importarle que mientras hablaba con ella, la mitad de su bebida se hubiese derramado debido al movimiento oscilatorio e involuntario de su propia mano. – ¿Por qué estás tan sola cuando podrías estar conmigo? – Misty rodó los ojos e incluso tuvo que contenerse de no vomitar ante tan penoso intento de "conquista".

- Gracias por la oferta, mmm... ¿Cristian, cierto?

- ¡Ey me conoces!

- No por gusto... como te decía, agradezco la oferta, pero... estoy esperando a alguien. – Mintió y no muy convincentemente, pues era difícil no hacer algún gesto de desagrado al percatarse del aliento etílico que el chico despedía.

- ¡Oh vamos preciosa! No tienes que ser tímida, yo perfectamente puedo quedarme aquí y... – El impertinente muchacho estuvo a punto de pasar su brazo sobre los hombros de la chica, pero no pudo acercársele lo suficiente. Misty lo había empujado para después dedicarle su más aterradora mirada.

- ¡Escúchame bien pedazo de...!

-¡Eeeeey! ¡Allí estás!

Esa voz masculina un tanto familiar llamó la atención de la enfurecida chica así como de su indeseado acompañante. Ambos miraron con curiosidad al moreno que rápidamente se posicionó entre ambos, atrayendo hacia su musculoso cuerpo a la pelirroja.

- Lamento llegar tarde, pero ya sabes cómo es mi trabajo, no importa que toda la Liga esté aquí, siempre hay pendientes por hacer y me eligen a mí para terminarlo. – Junto a sus palabras, ofreció una cándida sonrisa a la chica que estaba en verdad sorprendida al verlo, por eso tardó unos segundos antes de decidirse a seguirle el juego.

- N-no te preocupes, lo importante es que ya estás aquí. – Contestó finalmente con inseguridad.

-Y... ¡Ey! Amigo, gracias por hacerle compañía a la bella dama, pero yo puedo encargarme de eso a partir de ahora. – Antes de que el tipo borracho o su amiga pudieran reaccionar, arrastró del antebrazo a la chica para estar tan alejados del indeseado pretendiente como les fuera posible.

Misty simplemente lo observó alejarse, percatándose como en unos cuantos segundos se acercaba a otra incauta muchacha a quien rápido intentó conquistar de la misma insulsa manera que a ella apenas minutos antes. No le dio importancia y se giró para finalmente mirar a su rescatista, observando su risueño rostro por unos segundos antes de finalmente hablarle.

- No era necesario que hicieras eso, Ash.

- Si lo era, estabas a punto de insultar a uno de los directivos regionales más importantes y por muy "mano derecha" que seas de Lance, seguro te metías en un gran problema.

- ¡Él estaba insinuándose! ¡Quién debería de estar en problemas por eso es él!

- Yo no discuto eso, pero ya sabes cómo es ese tipo de gente y sería su palabra contra la tuya. Créeme, de esta forma, te ahorré muchos problemas.

- Oh, ¡Gracias valiente maestro Pokémon! – Juntó sus manos como si estuviera haciendo una plegaria y lo observó con fingida ternura – ¿Qué hubiera hecho yo sin usted? – Siguió con su acto de damisela en peligro, extendiendo una mano, logrando una pose en verdad dramática. Aquello sólo consiguió que él la observara enfadado.

- Bueno, si prefieres que te deje a solas con tu "nuevo novio", creo que ya está disponible otra vez – Ash señaló al chico que una vez más se encontraba en busca de pareja cuando la muchacha con la que estuvo platicando huyera despavorida. Misty consideró las posibilidades y aunque sabía que su respuesta solo le daría satisfacción al joven Maestro, no tuvo más opción que acceder a su compañía.

- Supongo que no me mataría quedarme un rato contigo – En su voz se podía distinguir el enfado que sentía al pronunciar aquellas palabras y su característico malhumor se acrecentó al notar como se ampliaba esa odiosa sonrisa en el tonto rostro del chico, señal inequívoca de que se sabía victorioso. Pero ella lo conocía mejor que nadie y rápidamente pensó en una forma de amargarle el triunfo – Eso me dará la oportunidad de averiguar porqué terminaste vestido así. ¿Acaso Santa Claus y todos sus elfos vomitaron sobre ti? – Pero al contrario de la reacción que esperaba al criticar su atuendo, Ash no se molestó, sino que se asombró de ser atacado por un atuendo del que él se enorgullecía.

Traía puesto un pantalón negro y camisa de manga larga en un tono marfil, sin duda nada fuera de lo normal de lo que usaba a diario para trabajar, pero también había agregado una colorida corbata de un tono carmín con estampados navideños bastante exagerados, lo mismo que su chaqueta: de un rojo intenso, con pequeños Santa Claus y muñecos de nieve impresos por todos lados.

- ¿Acaso no te gusta? – Su sonrisa no había cambiado y la alegría que irradiaba con esa pregunta a Misty le pareció de lo más bobo que había visto en mucho tiempo.

- Quisiera decirte que no, pero sería más acertado un: "¡diablos no!"

- ¡Pero si es parte de las festividades! Deberías de usar algo similar. – Esa ultima afirmación era demasiado absurda, lo que provocó que la chica riera a carcajadas por un rato antes de volver su mirada fría hacia el chico para responderle con voz firme y contundente.

- Ni en un millón de años.

- ¿Por qué no? Te verías bien.

- Me vería increíblemente ridícula, justo como te ves tú ahora.

- Tal vez, pero es parte de la navidad.

- Si bueno, yo definitivamente no quería celebrarla, por lo menos no aquí –Resopló y dejó caer su cuerpo contra la pared observando nuevamente sus alrededores viendo como todos reían sin parar o bailaban sin importarles hacer el ridículo enfrente de todos. ¿Qué no se daban cuenta que se verían las caras nuevamente al día siguiente en esas mismas oficinas? Ella no creía que fuera buena idea ponerse en vergüenza en frente de toda esa gente, sobre todo cuando sabía los chismosos que podían ser algunos miembros de la Liga.

Pero sin duda Ash pensaba diferente. Mientras ella se mantenía ocupada con sus propios pensamientos, él había sacado un adorno que tenía guardado en un bolsillo interior de su chaqueta y lo había colocado con mucho cuidado sobre la cabeza de la muchacha.

- ¿Ves? La Navidad te sienta perfecta.

- ¿Ah? – Misty no entendía a qué se refería, sólo sabía que Ash la miraba demasiado entretenido. Fue entonces que se percató del peso extra sobre su cabello. Subió sus manos tratando de inspeccionar el objeto extraño que él había puesto sin que lo notara y entonces supo de que se trataba: una simple diadema que tenía un par de astas, como las que tienen los stantlers. - ¡¿Qué demonios es esto?!

- Es un poco de alegría a tu vida, señorita adicta al trabajo.

- ¡No soy adicta al trabajo!

- ¿De verdad? Que yo sepa, eras la única trabajando en las oficinas si no es porque Lance fue a despegarte de tu lugar.

- ¿Cómo sabes que él...? – Ash desvió la mirada como solía hacerlo desde siempre cuando quedaba al descubierto alguna de sus travesuras y entonces todo resultaba más claro: no había sido precisamente Lance quien quería obligarla a divertirse, sino el mismísimo Maestro Pokémon de Kanto y claro, siendo los dos hombres más importantes de la Liga, no podrían evitar ser cómplices en ciertas cosas.

Pues estaba segura que encontraría la forma de hacerlos pagar por eso.

Por lo pronto, sólo podía fastidiar a Ash. Así, una ligera y malvada sonrisa se dibujó en su rostro sabiendo como podía molestarlo.

- Debes saber que si trabajo tanto es porque alguien aquí tiene que arreglar todos los problemas que el todopoderoso Campeón de Kanto causa todo el tiempo.

- ¡Ey! ¡Yo no causo ningún...!

- Los reportes atrasados de meses que se supone tienes que revisar los termino haciendo yo. ¿Sabes la cantidad de horas extras qué paso a causa de eso? Eres casi un peso muerto, Ash.

- ¡Deja de decir mentiras! Yo no hago tu trabajo tan difícil!

- El trabajo, mi infancia, mi vida en general...

- ¡Eso no es cierto! Si ocasionalmente te molesto un poco…

- ¿POCO?

- ¡Es solo porque intento hacer todo más...! ¡interesante! Admítelo, te morirías de aburrición sin mi. – Su última afirmación fue acompañada con una cándida sonrisa, de esas mismas que sabían desarmarla desde que eran niños y en esa ocasión no fue diferente. Con tan sólo ese gesto, deshizo su falso enojo y sintió la necesidad de corresponderle con otra sonrisa.

- Es posible que tengas algo de razón. Ser testigo de lo ridículo que te ves, sin duda fue un regalo de Navidad adelantado.

- Eso es suficiente para mi, – Ash sonrió nuevamente ante aquella declaración de su mejor amiga y no dudó en demostrarlo pellizcando con picardía una de sus blancas mejillas. Misty solo rió un poco antes de alejar la mano del chico con un manotazo. – ¡Pero esto sólo es el inicio del festejo!

- ¡Nada de festejos! Si intentas ponerme algo todavía más ridículo encima tendré que matarte.

- ¡No! No hablo de eso, hablo de... – El chico observó por todos lados en el salón hasta que encontró su objetivo. Sin darle ninguna explicación, la tomó de la muñeca hasta una mesa alejada y sobre esta había una hilera de vasos junto a un enorme tazón de cristal lleno de un líquido rojo. Rápidamente Ash vertió el ponche en dos vasos de plástico, entregándole uno a su acompañante – ¡Debemos brindar!

- No creo que sea buena idea. – Misty examinó el vaso sin estar ni un poco convencida de dar ni siquiera un sorbo de la bebida que recibía.

- ¿Por qué no?

- ¿Has visto a tu alrededor? Todos están completamente intoxicados y estoy muy segura que ésta es la razón.

-Vamos Mist, un trago... o tal vez dos – Misty alzó su ceja en señal de desapruebo por ese comentario, pero Ash pareció no darle importancia – No te pasará nada malo, lo prometo. – Al decir aquello, Ash usó otra de sus armas infalibles contra la pelirroja: la miró larga y tiernamente, como si quisiera decirle con los ojos que él jamás permitiría que nada la hiriera. Misty se odiaba a sí misma por confiar tanto en él, pero así era, así que, al cabo de tan solo cinco segundos, suspiró derrotada.

- Tu ganas Ketchum, ¡pero solo un trago! – Dijo con falso fastidio y sin más explicaciones bebió del ponche sintiendo de inmediato la sensación entre cálida y dulzona de la bebida. Luego sonrió observando el rostro perplejo de Ash ante sus acciones. – O quizás tome dos.

Entonces Ash se supo victorioso mientras chocaba su vaso ligeramente con el de Misty. Por fin había conseguido que ella intentara divertirse aunque su llegada a esa fiesta hubiese sido casi forzada.

***—***—***—-***

- ¡Ahora si voy a ganarte! – Ash gritó seguro de esa afirmación antes de beberse todo el contenido de su vaso.

- ¡Muy lento Ketchum! – La triunfante pelirroja levantó el vaso vacío al mismo tiempo que pasaba su lengua por sus labios para limpiar los residuos del ponche que había terminado segundos antes, mientras Ash aún iba por la mitad de su bebida.

- ¡Es extraño que siga perdiendo contra alguien que no quería ni un trago de esta cosa!

- ¡Pues tenías razón! Es divertido – Misty lo decía muy en serio. Habían pasado un par de horas en las que no había dejado de platicar, de tomar, pero sobre todo, de reír. Era tan sencillo hacer esas cosas con Ash... y claro, había diversión extra con toda esa gente intoxicada a su alrededor. – ¿Pero sabes qué más es muy entretenido? – Tomó a Ash del brazo para girarlo un poco mientras señalaba hacia la mesa donde estaban las grandes y rebosantes fuentes del ponche – Larry de jurídico, está completamente ebrio. – Siguió aferrada al brazo del chico, ambos observando al hombre de mediana edad que intentaba servirse un vaso de ponche sin mucho éxito. Todo el líquido terminaba desparramado en la mesa ya que no tenía ni un atisbo de coordinación. El colmo de lo absurdo fue cuando la nariz roja de plástico que tenía pegada en el rostro, cayó dentro del gran tazón de cristal.

Ambos jóvenes rieron a carcajadas al presenciar eso y siguieron haciéndolo sin importarles que Larry los mirara un tanto enojado por ser el objeto de su burla. Finalmente Ash se disculpó con el hombre al pasarlo de largo, llevando a Misty del brazo casi a rastras mientras ella seguía riendo sin restricción alguna.

El joven maestro creyó pertinente salir del salón; había prometido a su amiga diversión, pero no quería que se sobrepasara y sin duda Misty ya estaba más alegre de lo que había pensado que estaría a esas alturas. ¡Diablos! Él mismo ya estaba un tanto mareado y las luces intermitentes sumado a la estruendosa música de fiesta no estaban ayudando a su estado, por eso sintió que mantenerse un poco alejados del bullicio les sería beneficioso a ambos.

Salir hacia los pasillos del gran complejo de oficinas fue más fácil de lo que pensó puesto que su amiga no se resistió en ningún momento, solo continuaba riendo, siguiendo el camino que él sin querer le había impuesto. Cuando estuvieron a una distancia considerable del bullicio, Ash detuvo a la chica, recargándola con cuidado en la pared más cercana.

- Ha sido bastante entretenido – Dijo la pelirroja al cabo de unos segundos, mientras apagaba de a poco sus carcajadas. Ella estaba bastante consiente de su estado, podía sentir sus mejillas un tanto calientes y en general su cuerpo adormecido. Estaba sumamente relajada y se había dado cuenta de que hablaba con mayor soltura y sinceridad que en otras ocasiones, pero no le importaba ser de esa manera con Ash. Junto a él, siempre podía permitirse dejar de lado las formalidades que el trabajo a veces requería. – Aunque... – Una duda asaltó su mente y su actual estado la llevó a expresarlo en voz alta sin mesura – No sé porqué te empeñaste en que la noche resultara de ésta manera.

- Ey, yo sólo quería que te divirtieras no que te pusieras ebria, no quieras culparme de eso. – Sus palabras no fueron bien recibidas, ella alcanzó a darle un manotazo en el hombro a forma de regaño. Ash solo le mostró la lengua infantilmente ante la agresión de su mejor amiga.

- Dejando a un lado el alcohol, en serio Ash, ¿por qué le pediste a Lance que me sacara de mi oficina? – Sus ojos grandes y azulados habían formulado aquella pregunta más como un ruego que sólo él podía atender. Mentalmente, el joven Maestro se abofeteó a sí mismo porque solo bastaba con que Misty le pidiera algo para que él quisiera complacerla. Le daría el mundo entero si ella lo pidiera, por supuesto le confesaría la verdad sobre sus actos de ese día.

- Porque… sé que trabajar en la Liga no es precisamente como lo imaginaste, – Ante esa afirmación, Misty lo miró con interés. – Yo… sin duda pensé que estar aquí sería más emocionante, pero muchas veces sólo es una montaña de formularios por llenar y juntas interminables. En verdad solo quería… – Un suspiro involuntario se escapó de sus labios y ese acto hizo que Misty le prestara demasiada atención a su amigo quien después de un instante la miró tan atentamente como ella a él. Finalmente recaudó el valor necesario para confesar el porqué de su pequeña travesura – Mist… yo solo quería que pasaras un buen rato durante las fiestas.

La confesión fue más simple e inocente de lo que imaginó y eso sin duda la hizo sonreír. El pensar que usara sus influencias solo para que ella estuviera entretenida esa noche le pareció algo tan dulce… algo tan clásico de Ash.

Sintiéndose dichosa – y agradecida – al instante, se acercó un poco más al joven que se había recargado a su lado y ahora ella estaba completamente apoyada en su costado izquierdo. Sentía el material de su camisa además de sentirse intoxicada de nuevo, pero no del alcohol en su sangre, sino del aroma que se desprendía de la piel morena de Ash. Suspiró al sentirse tan relajada, como no lo había estado en semanas y sonrió.

- Pues lo conseguiste.

- Ya sabes que yo siempre obtengo todo lo que me propongo. – Sonrió con arrogancia esperando alguna respuesta sarcástica de la chica, como solía pasar cuando pecaba de engreído, pero eso no pasó.

Al no obtener un contraataque, volvió a ponerse frente a ella, pensando que se toparía con su mirada enfadada o con esa mueca de desagrado que siempre le dedicaba en sus peleas, pero en lugar de eso, encontró los ojos de Misty fijos en los suyos, como si quisiera hipnotizarlo y claro que lo conseguía. Sin quererlo acercó su cuerpo al de ella, sin dejar ni un solo instante de mirarla. En tan solo un segundo estaban tan cerca que podía sentir el roce del esbelto cuerpo femenino ejerciendo presión a su pecho.

Entonces se dio cuenta que la chica no parecía quererse mover ni un milímetro y él, por una extraña razón que no entendía, tampoco se echaba para atrás; al contrario, acercó su rostro poco a poco hacia el de ella.

- Yo siempre consigo todo lo que me propongo.

Fueron sus últimas palabras antes de presionar con fuerza sus labios contra los de ella.

Después de eso todo pasó demasiado rápido, como fragmentos de un sueño que a la mañana siguiente no se puede recordar con exactitud.

Ambos fundidos en besos largos y un poco violentos, Misty aferrada de su camisa mientras ambos caminaba a tumbos hacia fuera del edificio, aunque sus manos pasaban de aferrarla de la cintura a hundirse en sus largos cabellos de fuego y halar de su nuca para que no separara sus labios de los suyos ni por un segundo provocando con sus acciones largos suspiros por parte de la pelirroja.

¿Estaban llevando eso demasiado lejos? Era una pregunta que ambos se hicieron, pero ninguno expresaba, solo seguían avanzando.

Misty no sabía con exactitud hacia donde se dirigían hasta que su cuerpo chocó contra la puerta del Mercedes de Ash.

Sin dejar nunca de besarla, el chico fue capaz de abrir la puerta del asiento trasero y entró al coche, recostando a Misty sobre él. Siguieron sus besos por un largo rato hasta que parecía no ser suficiente y Ash comenzó a usar sus ansiosas manos, explorando por debajo del delgado suéter de – hasta entonces – su mejor amiga y fue ese contacto de los dedos del muchacho sobre la piel desnuda de su cintura y de su espalda lo que la regresó momentáneamente a la realidad.

- Ash... – Murmuró entre besos, aunque apenas si era capaz de pronunciar su nombre entre los besos que el joven le daba y los suspiros que cada vez parecían provenir desde el mismísimo núcleo de su ser. – Ash… y-yo creo que… debiéramos... – El entrenador intuyó lo que la chica quería decirle, él también tenía pequeños destellos de lucidez, pero éstos se apagaban rápidamente por el latente deseo y sabía que no solamente se trataba del suyo, sino de ella también. Por eso volvió a darle un beso más, como último recurso para detener sus palabras, después, fue él quien hablara breve y contundentemente.

- Por favor Mist, no me pidas que me detenga, porque no creo poder hacerlo. – Y antes de que la chica pudiera debatir al respecto, hundió su cabeza en la curvatura de su fino cuello, usando sus labios de nuevo en mordisquear la piel de la chica hasta llegar a su lóbulo que atacó con pequeños besos, mientras que sus manos hacían lo propio y se deslizaron por su espalda hasta encontrar el broche del sostén de la chica, mismo que deshizo de un solo movimiento dejando muy en claro cuanto deseaba dar ese paso… con ella… esa misma noche.

Sin embargo, la autoritaria pelirroja no podría ser nunca una mujer sumisa sin que tuviera algo qué hacer al respecto y esa situación no iba a ser la excepción.

- Está bien, Ash… – Sus palabras salieron en un tono que al joven se le antojó de por más sensual y lo fue más su actuar, ya que lo había empujado un poco para después girarse y en un certero movimiento posicionarse sobre él. Luego, se quitó del todo el suéter rosa y el sostén del mismo color que, gracias a él, solo colgaba interponiéndose entre ambos. Ash quiso admirarla por un instante, pero ella no se lo permitió ya que volvió a besarlo, hundiendo sus manos en su rebelde cabello obscuro, pegando del todo su pecho desnudo hacia él. Estaba claro quien había tomado el control en ese momento y francamente a Ash no le importaba. Con esa endemoniada y mandona pelirroja, seguro no podía ser de otra manera. – Ahora si, enséñame qué eres capaz de hacer...

***—***—***—-***

Había tenido mañanas difíciles en su vida, pero sin duda aquella era la peor que recordaba en mucho tiempo. Un fuerte dolor se había instalado en sus sienes, haciéndole imposible el simple hecho de levantar la cabeza; la tenue luz que se colaba entre las cortinas resultaba insoportable y ni qué decir de los habituales sonidos provenientes de la avenida fuera de su casa, sentía estar más en medio de una zona de guerra que de un complejo habitacional.

"Arceus… no vuelvo a tomar de esa forma… nunca más"

Fue la falsa y tan quebrantable promesa que hizo y como siempre suelen hacer las personas que han despertado con una resaca tan aguda como la que experimentaba la pobre pelirroja en ese momento.

Pero las consecuencias físicas de su mal juicio de la noche anterior, apenas era un preámbulo de lo mucho que se arrepentiría de haber bebido demasiado en la fiesta navideña anual de la liga.

De golpe, recordó lo ultimo que había dicho – y hecho – sintiendo una instantánea, pero intensa vergüenza. Sintió mucha más al darse cuenta que la bendita celebración había sido en jueves, haciendo de esa mañana infernal, un viernes, aún día laboral previo a sus vacaciones de fin de año y no quedaba de otra más que ir a trabajar con la seguridad de que el rumor de lo ocurrido entre ella y Ash ya se habría esparcido como pólvora y cómo no hacerlo, si ellos habían terminado por consumar todo allí mismo, en el estacionamiento de la Liga...

"¡¿Cómo pude hacer algo tan estúpido?!"

Se reprendió sin que hubiera mucho caso en hacerlo, el daño estaba hecho y no quedaba más que intentar pasar ese día con la mayor dignidad posible... Eso claro, si tuvieron suficiente suerte de que nadie hubiese presenciado el show completo que dieron en el coche de Ash.

"¡¿En qué estaba pensando?!"

Claramente en nada, sino nunca se hubiera comportado de esa manera en su lugar de trabajo.

Estaba casi decidida a no presentarse ese día, pero eso solo avivaría los chismes. Tenía que estar presente para enfrentarlos... para enfrentar a Ash, pero conocía perfectamente lo indiscretas que podían ser las secretarias e incluso otras personas con supuestos puestos importantes, pero que no hacían más que perder el tiempo y desperdiciar el presupuesto de la Liga. Si no asistía ese día a trabajar, solo alimentaría la imaginación de esas personas holgazanas.

Gruñó más como un último auto regaño para finalmente levantarse de su cama y alistarse tan rápido como le fue posible.

Se bañó, se vistió con el más sencillo atuendo para la oficina y aunque odiara admitirlo, sus ojos presentaban un inusual tono rojizo, así que tomó unas gafas de sol, esperando no llamar la atención de más con ese accesorio.

El camino desde su departamento a la Liga se le hizo excesivamente largo y al final de cuentas no importó que usara gafas obscuras, de todas formas la luz lastimaba sus cansados ojos y el dolor de cabeza se hacía cada vez más intenso.

Necesitaba café y necesitaba ingerirlo pronto así que estaba decidida a pasar por el área de descanso antes de dirigirse a su oficina y quedarse allí hasta las cinco de la tarde para al final de la jornada laboral, emprender la graciosa huida.

El único problema tal vez sería que allí habría más de alguna compañera curiosa, lista para conocer de primera mano los pormenores de lo que podría ser el romance más discutido dentro de la Liga.

"Vamos Misty, no seas tan paranoica. ¿A quien podría importarle tanto tu vida amorosa? Puede ser posible que nadie hable del tema en todo el día… ¿verdad?"

"¿...Verdad?"

Su optimismo se esfumó apenas dio un par de pasos a través de las grandes puertas de cristal, en segundos pudo percatarse de como todas aquellas personas que acostumbraban a ignorarla todas las mañanas, ahora la observaban con curiosidad, con desapruebo... y uno que otro hombre mayor, con lasciva.

No eran discretos y ciertamente no eran silenciosos pues los murmullos a su paso también comenzaron desde un simple comentario que sabía tendría que ver con su situación como un "¿te enteraste?" "Si es ella, ¡la chica de anoche!" a otros menos sutiles como "es un hombre afortunado el Campeón de nuestra liga, ¿no es así?"

"Arceus, mátame ahora" Fue lo único que pensó en su camino por el elevador hacia el décimo piso, pensando que le vendría mejor un shot de tequila que un café a esas alturas, pero recordando que fueron precisamente los tragos de la noche anterior lo que la tenían en esa situación, desistió de la idea.

"Solo una gran taza de humeante café y quizás un bocadillo, luego a la oficina. Solo tienes que caminar un pasillo más Misty, vamos, no es tan difícil, tú puedes hacerlo"

Siguió alentándose a si misma, creyéndose capaz de llevar a cabo tan sencilla tarea… o así fue hasta alcanzar a ver al final de ese pasillo a la otra persona involucrada en el chisme del día, a su mejor amigo de toda la vida y sin duda a quien culpaba por completo de esa situación:

"Ash"

Se sonrojó de sólo saberlo tan cerca de ella y se sonrojó aún más al darse cuenta como al verla él también se puso nervioso, dejando caer un montón de papeles que recogió tan rápido como pudo antes de tener que encararla y prácticamente huyó en dos segundos del lugar.

No lo culpaba, la verdad es que ella tampoco estaba lista para tenerlo de frente y hablar sobre lo ocurrido entre ellos la noche anterior.

Fue hasta ese momento que empezó a cuestionarse como sería toda su vida laboral a partir de ese momento.

¿Sería siempre así de incómodo trabajar con Ash tan cerca? ¿Y que diría Lance, su jefe si se enterara de esa situación? ¿Podrían despedirla por haber tenido un comportamiento inmoral en la oficina? ¡Y con el Maestro Pokémon de la región ni más ni menos!

"Tu si qué haces las cosas en grande. Hasta meter la pata lo haces de manera colosal"

Había puesto en peligro su carrera dentro de la liga además de haber arruinado por completo su relación con Ash porque... ¿Qué tal si él no quería hablarle nunca más después de eso?

Su malestar físico y hasta su vergüenza se vieron reducidos por una extraña congoja al pensar que su mejor amigo, tachara su apasionada noche como un gravísimo y tonto error.

Bueno, no había remedio en pensar en eso ahora, tenía que sobrevivir ese día, después... después Ash se iría de vacaciones a pueblo Paleta como cada año por las fechas y seguro no lo vería en dos o tres semanas. Tal vez ese tiempo y esa distancia era lo que necesitaban para volver a la normalidad, solo tenía que evitarlo unas cuantas horas más...

Algo muy difícil de hacer cuando finalmente llegó al área de descanso para encontrárselo en esa pequeña sala, con su cara avergonzada y su evidente nerviosismo al estar tan cerca de ella.

¿Y qué rayos hacía allí? ¿No tenía a esa tonta secretaria que todo le llevaba hasta la comodidad de su oficina? ¡Él no acostumbraba siquiera pisar ese lugar! ¿Acaso quería torturarla?

No sabía como actuar, sólo estaba segura que se sentía un poco tonta por traer aún las gafas obscuras que rápidamente quitó de su rostro para guardarlas en el bolsillo de su saco y acomodó un poco su cabello con la punta de sus dedos, a modo de sentirse menos desarreglada. Finalmente, caminó con toda la dignidad posible hacia la cafetera, notando que la única barrera entre su preciado café y ella... era Ash.

Allí, a sólo centímetros estaba su verdadero dolor de cabeza, tan cerca e increíblemente nervioso, algo que extrañamente le sentaba bien, puesto que se veía bastante adorable.

Quizás lo mejor sería encarar el problema, después de todo, tal vez él también sentía la necesidad de remediar la situación.

- "¡¿Puedes creer todo lo qué pasó anoche?!"

Las voces que provenían del pasillo alertaron a ambos jóvenes que, en lugar de acercarse como lo estaban pensando, dieron un brinco en sobresalto y se dirigieron a extremos opuestos de la pequeña sala. Ash se giró para servirse café en la primera taza que encontró a la mano sin importarle que fuera una muy ridícula con la forma de un gato obeso; mientras que Misty se dirigió al pequeño frigorífico, abriéndolo por inercia aunque realmente no podía tomar nada de allí pues nada le pertenecía, pero mirar el interior del refrigerador era mejor que voltear y enfrentar al par de chicas que habían llegado con tan escandalosa plática hasta una mesa redonda, a un costado de la pequeña sala.

- No puedo creer que Mitch se haya emborrachado de nuevo en la fiesta navideña. ¿No aprendió nada de lo ocurrido el año pasado? ¡Casi lo despiden!

- Algunos nunca entienden, como Cristian. Ese hombre prácticamente coqueteó con todas las chicas que trabajan para la Liga.

- No me sorprendería si algún día lo llaman de recursos humanos.

- Pues los rumores dicen que ya lo han hecho y de igual forma su comportamiento es algo… inmoral.

Al parecer las mujeres que habían ingresado no les importó seguir haciendo pedazos a todos los que vivieron momentos vergonzosos la noche anterior. Tan entretenidas estaban en sus propios comentarios mordaces que no se percataron de la presencia de los dos jóvenes que conformaban el más importante y jugoso chisme del momento.

- Hablando de indecoroso… sabes quien finalmente demostró sus verdaderas intenciones, ¿no es así?

- ¡Ay si! La señorita perfecta no resultó serlo después de todo, ¿cierto? Pero yo siempre lo supuse, Lance puede hablar maravillas de ella, pero todos sabemos perfectamente qué pretendía cuando comenzó a trabajar en la Liga – Una de ellas asentía con un gesto de superioridad, mismo que acentuaba al acomodarse las gafas redondas y gruesas que portaba, mientras que la otra joven solo se tapó la boca para contener las risas que le provocaban los comentarios de su compañera.

- La pobrecilla, siempre ha estado enamorada de Ash Ketchum. Esperando que un día la note para que puedan ser algo más que amigos.

- Bueno, ni tan pobre, parece ser que ayer finalmente lo atrapó.

- ¡Por favor Karen! Lo hicieron en el automóvil, ¡en el estacionamiento de la Liga! Es obvio que para el campeón no fue más que la conquista de la noche, no es que vaya a tomarla en serio después de algo tan barato como eso...

Fue más de lo que Misty pudo soportar, azotó la puerta del frigorífico y salió corriendo de allí sin estar segura como sería capaz de llegar hasta su oficina si las piernas parecían no responderle, porque, una cosa era tener todos esos miedos y dudas rondándole en la cabeza y otra muy diferente era escucharla en voz de esas… arpías.

Tomó una gran bocanada de aire apenas estuvo fuera de la sala de descanso, tratando de recabar todas sus fuerzas para echarse a correr sin llorar hasta estar muy lejos de allí, pero la voz de Ash la detuvo de hacer tal cosa.

- Disculpen señoritas, me temo que tienen toda su información completamente equivocada – El par de chismosas enrojecieron al escucharlo, pues la voz del campeón regional era inconfundible. Aunque hubieran intentado huir para esconder sus avergonzados rostros para siempre, sería casi imposible con el joven interponiéndose entre ellas y la salida, pero sin duda lo que les resultó más intrigante era la expresión tranquila e incluso alegre del joven que les hablaba.

- ¿A… a qué se refiere, joven Ash? – preguntó una de las chicas casi por inercia, aunque se notaba evidentemente nerviosa y abochornada.

- Respecto a sus afirmaciones. "Esa chica siempre ha estado enamorada de Ash esperando una oportunidad de ser algo más que amigos" Esas fueron sus palabras, ¿correcto? – Ambas mujeres lo confirmaron y al hacerlo sintieron que sus rostros ya rojos, explotarían por completo al pasar una vergüenza tan grande ante una importante figura de la Liga. – Bueno, pues eso no es así. – Continuó el Maestro Pokemon y al hacerlo esbozó una satisfactoria sonrisa – La realidad es que la situación es completamente al revés, pues soy yo quien esperó durante años por una oportunidad con ella.

Aquellas mujeres, - a quienes Ash realmente no podía recordar para que departamento trabajaban - se quedaron atónitas al ser las primeras en escuchar tal confesión directo de él y ciertamente no sabían que decir al respecto.

Pero no fueron las únicas en escucharlo, Misty seguía en la puerta a punto de un colapso y con las mejillas encendidas sin estar segura de que aquello fuera verdad o sólo un invento de su mejor amigo para callar al par de entrometidas.

- Ash… ¿Qué...? – Intentó articular sin mucho éxito, mientras seguía plantada justo en el marco de la puerta. Ash pareció alegrarse al darse cuenta que, ella, su mejor amiga y dueña de su afecto había escuchado aquella confesión.

- Ahora si me disculpan, justo venía a averiguar si soy realmente afortunado y la chica de mis sueños quisiera darme una verdadera oportunidad de estar conmigo por mucho más que solo una maravillosa noche. Con permiso, señoritas.

Al joven Maestro poco le importaba si aquellas mujeres le habían contestado la cortesía o no, su mirada estaba fija en Misty quien parecía no saber qué decir o cómo actuar, así que no fue difícil para él poder tomar su mano y guiarla hacia los elevadores e ingresar en el primero que estuvo libre sin importarle a qué piso se dirigía, lo único que buscaba era un espacio libre de chismosos para finalmente terminar con esa conversación que podría cambiar por completo el rumbo de sus vidas.

Su intención era hablar de inmediato, por supuesto, pero se encontró contemplando a la jovencita que siempre le pareció hermosa y que en ese momento, con el rostro totalmente sonrojado, le resultaba todavía más encantadora de lo normal. Fue entonces que se dio cuenta que le faltaba el aire, pero sobre todo las palabras.

- Ash, – Fue ella quien inició la conversación, apenas con un hilo de voz y sus palabras trémulas, semejaban más a dulces susurros. – Tu… ¿En verdad...? ¿En verdad eso es lo que sientes o fue sólo algo que dijiste para evitar que esas mujeres continuaran con sus ridículos chismes? – Había un poco de esperanza en su pregunta, Ash podía darse cuenta de ello. Sonrió, aunque estaba igual de nervioso, después de todo, estaba a punto de revelar sus verdaderos sentimientos por su mejor amiga.

- Ya me conoces Mist, yo siempre digo la verdad, aunque a veces sea en los momentos más inapropiados – Sonrió y tal acto sonrojó aún más a la pelirroja quien seguía dudando de su aparente buena suerte, pues el único chico que siempre amó parecía corresponderle de igual manera.

- ¡Vamos Ash! No necesitas protegerme de las lenguas largas de la Liga, siempre he sido capaz de esquivar sus malintencionadas charlas.

- Eso lo sé perfectamente – Y lo odiaba. Nunca logró entender porqué se habían ensañado con ella desde que entrara a trabajar como asistente de Lance – Pero créeme, esto no se trata de ellos o de lo que piensen, se trata de mi y lo que siento. Misty, yo te... Yo te amo. – Concluyó determinante, aunque eso no evitó que su rostro se coloreara de un intenso carmesí.

- E-estás exagerando como siempre. – Seguía en un claro estado de negación, algo que no le sería posible mantener por mucho más tiempo.

- Solo digo las cosas como son, como siempre han sido. Te amo y quiero que estés en mi vida, todo el tiempo posible… empezando con una fecha importante. Así que… si aún no tienes planes, quisiera pedirte que... me acompañes a pueblo Paleta. Mi madre y yo seríamos muy felices si estás con nosotros durante las fiestas.

- Pasar una Navidad en casa de tu madre... Wow suena a qué vas en serio conmigo. ¿No es cierto?

- Tan en serio que Mamá ya está tejiendo un par de suéteres iguales para que usemos en Nochebuena.

- ¿De verdad? ¿Por qué sabría que te acompañaría? Si nosotros sólo hemos estado juntos desde anoche…

- Y desde el momento que te dejé en tu casa tenía la intención de pedirte esto... Así que le hablé a mamá diciéndole que irías.

- Muy confiado de una respuesta afirmativa de mi parte, ¿no es así señor Ketchum?

- Tenía la esperanza de que tal vez... Tu sintieras lo mismo que yo y aceptaras mi oferta. – Él sonrió provocando la misma reacción en ella. Ya no había ninguna duda para ninguno de los dos y aquel cariño que siempre se tuvieron ya no quedaría en una simple amistad. De todas maneras, Misty siempre encontraría la forma de molestarlo, incluso en ese momento.

- A veces es demasiado confiado de sus habilidades, señor Maestro Pokemon – Dijo con un tono bastante seductor mientras se acercaba lentamente a él, oportunidad que Ash aprovechó para tomar su mano y entrelazar lentamente sus dedos con los de ella.

- Ya lo sabes y te lo demostré anoche. Yo siempre consigo todo lo que me propongo.

Sin nada más que decir y tan cerca de la chica que lo volvía loco, sólo quedaba actuar, así que la besó con todas las ganas que habían quedado en él aún con lo ocurrido la noche anterior, pensando en lo bien que se sentía perderse en sus dulces besos. Poco le importó que el ascensor hubiese llegado hasta la planta principal del edificio, abriendo sus puertas y dejando al descubierto aquella escena que disipaba el rumor del que todos hablaban en la Liga, pues la relación entre Ash y Misty era cien por ciento una realidad.


Momento de las confesiones:

Si notan que algunas partes no quedan taaan bien con otras, tengan en cuenta que han pasado años entre algunas escenas y pues bueno, las perspectivas cambian. De verdad siento un poco todo esto, antes me costaba un par de semanas para escribir un one shot y ahora... pues es más complicado. Sea como sea espero que les haya gustado y ¡si! es una canción, se llama Office Xmas Party de Los Abandoned

Y si son fans de mis otras historias, tengan por seguro que las continuaré y yo espero que muy, muy, pero realmente muy pronto, tengan una nueva actualización de mis long fics... *cof cof* ya pronto el capitulo 30 de Everything *cof cof*

A quienes me dejaron reviews aquí, los contestaré mañana, se los prometo.

Nos leemos pronto