Octavo cumpleaños

-Entonces... ustedes dos hicieron el amor... -dijo Piko, intentando hacer una pregunta, pero cambiándolo a una declaración al ver los rostros de Len y Yuki sonrojarse al momento de decirlo.

-¡Piko! ¡Esas cosas no se preguntan! -le regañó Miki, dándole un jalón de oído como escarmiento por estar arruinando lo que debería de ser el desayuno de cumpleaños de Yuki en un restaurante poco conocido pero en donde daban comida suficiente para saciar el apetito.

Era una pequeña tradición que Yuki, Kiyoteru y Miki habían adoptado tras su primer año como Vocaloids, y era más que nada para recordar la cercanía de sus cumpleaños en diciembre. Unos años luego de que Kiyoteru se casara se volvió una tradición más de Yuki y Miki, aunque quedí abandonada dos años atrás cuando Miki y Piko empezaron a salir y se volvieron novios. Ahora se volvía a retomar gracias a una llamada rápida que la chica pelirosa hizo a su amiga en la mañana siguiente.

-Pero Len me lo preguntó el día después de que tu y yo lo hicimos, así que es más o menos lo mismo -reclamó él mientras se defendía un poco.

-Estoy segura de que fue algo más sutil de todos modos, porque cuando menos no lo preguntó estando yo presente -contestó Miki, sabiendo como habían sido las cosas.

Len y Yuki, no obstante, no se habían tomado las cosas que decía Piko tan a pecho. Si, era una pregunta íntima, pero había cierto grado de alegría, por no decir orgullo, que sentían con el hecho de que su relación se les reconociera de esta manera. Los dos se tomaron de la mano, y Yuki se adelantó a contestar.

-Si, lo hicimos... -había una sonrisa de complacencia cuando lo dijo.

Len se sorprendió un poco por la forma directa en la que Yuki lo dijo. Había un tono de inocencia fingida, pero también sumamente atrevido de su parte, algo nuevo en ella, tal vez con un cierto impulso exhibicionista, aunque Len estaba seguro de que ese era el límite al que ella llegaría desde ese punto.

-Y si tengo que agregar... -dijo ahora él-. fue la mejor noche de mi vida -por debajo de la mesa tomó la mano de Yuki y él pudo sentir cómo ella se tensaba de la vergüenza y de alegría por escucharle decir eso, mientras los dos seguían comiendo.

Piki y Miki solo se miraron tras la declaración de sus amigos, incluso Piko estaba más que sonrojado por esa declaración.

Ese tipo de atrevimiento, sentir la mano el uno del otro, era la clase de cosas que Len y Yuki comenzaban a darse el lujo de disfrutar, pudiendo ser un pequeño disfrute privado o incluso un fetiche, el sentirse de pronto que lo suyo era conocido por el mundo, poder disfrutar de una unión que nadie más podía comprender y decirlo, aunque fuera de poco en poco, al mundo entero.

Al menos para Len, la noción del exhibicionismo ya se le había pasado por la cabeza un par de veces por el pasado. Pero para Yuki aquella era más bien el pensamiento de el "poseer". Explicarlo en voz alta sería imposible para ella, pues sonaría a una idea muy absurda o muy atrasada a su época, a la forma de pensar que tenía que tener una mujer en esos tiempos, pero se sentía que le pertenecía a Len, no como un objeto o una mascota, sino porque su corazón era de él y de nadie más. Podía volver a sonreír, sentirse plena sabiendo que él estaría ahí para ella, y podía tener cuanta idea extraña relativa al placer y al sexo que deseara, pues sabía que habría alguien quien recibiría su goce y su placer.

Y esa era toda la verdad. Yuki no sabía si podía decir que le gustaba el género masculino por completo porque el único hombre que realmente le había causado atracción física y emocional era Len, con él había despertado su sexualidad y no le parecía nada menos que ideal que con él se desarrollara más esta. Para Len, el asunto era más de descubrimiento. Con Rin había crecido desde muy pequeño, descubrió como se veía una mujer con ella, descubrió lo que le gustaba a una mujer, y se hizo a la profunda idea de que esa era la manera en la que la sexualidad funcionaba.

Sonaba tan enfermo y tan incorrecto, pero fue como pasaron las cosas. Len aprendió cómo era una mujer gracias a su hermana. Y ahora, con Yuki siendo su pareja y su única amante, era todo un mundo nuevo de descubrimientos. Rin era exigente, su forma de entablar relaciones sexuales con Len era que este era el que tenía que complacerla, adularla, hacer sentir como lo más elevado del mundo antes de poder ella corresponder y "entregar" un favor, como si fuese una clase de intercambio entre los dos. Con Yuki la cosa era más mutua... no era una palabra que Len usaría como si nada, pero la cosa era más... "gratuita", aunque sabía que Yuki era de esta forma con él solo por ser él, y no lo sería con nadie más. Cuando Len lo iniciaba, Yuki lo seguía, y ambos jugaban como si fuera un tipo de Rol.

Solo un beso o una caricia en el lugar privado adecuado y era como si Len encendiera un interruptor en el cuerpo de Yuki, y ella se entregaba para formar parte del juego, y disfrutar también del cuerpo de Len.

Esa era otra de las diferencias. Yuki disfrutaba de aprender del cuerpo de Len, emocionada por descubrir que podría hacerlo eyacular. Rin era poco afín a la idea de que Len también lo hiciera, y pensaba que tenía que ser un trabajo de él, y solo de él. Yuki se dejaba tocar por Len, incluso por los fetiches más extraños, sintiéndose halagada ante cosas como que Len disfrutara de tocar sus pies o de darle mordidas en la espalda, mientras que Rin era más restrictiva, y no era siempre que cumplía en "complacer" los deseos de su gemelo.

Era gracias a esto que los dos pudieron sentirse libres en su actuar y en la forma de comportarse. Tan solo esa misma tarde del desayuno se encontraron besándose apasionadamente en el metro mientras algunas personas los veían, llegando a tocarse mutuamente un poco más de la cuenta pero nunca demasiado como para volverlo algo obsceno.

Los siguientes fines de semana, que era cuando podían verse a toda libertad, fueron similares. Quedando en la casa de Yuki, los dos lanzándose sobre los brazos del otro en cuanto estaban solos, besándose hasta que sus saliva se combinaban y no dejaban de saborearse. Tocándose, volviéndose conocedores del cuerpo del otro, usando la ropa que el otro pedía (Yuki era fanática de ver a Len usando ropa de estudiante con corbata y anteojos, Len era más abierto, prefería a Yuki con medias largas y faldas cortas).

Todo aquello ocurrió durante los primeros meses de su relación, el invierno fue frío y duro en esa ocación, y los cielos fueron todos grises. Pero lo que para otro habría sido un temporal sombrío, para Len y Yuki adquirió sentimiento de soledad, de compasión, de cercanía en mitad de una ambiente frío, calma en mitad de tormentas, el calor de su amor en mitad de la helada.

Ese fue el invierto, pues los hechos ocurridos en el verano pasado los siguieron. Si, el siguiente año empezó con sus dos primeros meses como si nada, pero el inicio de la primeravera les trajo algo nuevo, un hecho de la mano de Rin... aunque sería injusto culparla solo a ella, pues Len había sido quien le había dado su semilla.


-No le permití que lo hiciera... no se lo permití... por más que muchas otras veces en la vida me he pronunciado neutral a todo esto... -decía Miku, sentada en el sofá de la oficina del Master-. Pensaba que podía ser neutral, dejarla hacer lo que quisiera con su cuerpo, al fin y al cabo... era algo no deseado... producto del... incesto -se rompió un poco su voz, se lamentaba, no sabía como continuar.

Ocurrió pues, en los primeros días de la primavera, aunque el momento más importante ocurrió justo el día del equinoccio.

-¿Y Rin te hizo caso? -preguntó el Master, el viejo representante de Miku, quien se retiraba sus gafas y toaba el puente de su entrecejo-. Quiero decir, conociéndola, no habría manera en la que tu podrías haberla contenido, al fin y al cabo, ella siempre ha sido demasiado autónoma...

-Aun así, yo la hice sentir culpable todo el tiempo... -dijo Miku, frente a ella estaba Len, y de forma paralela estaban Yuki, Miki y Piko, quienes se habían invitado solos a ese asunto-. Tal vez fue desde que vi las primeras ecografías me di cuenta de que de verdad era un ser humano... alguien vivo, y fue cuando empecé a decirle todo el tiempo que no podía abortar... -se lamentó nuevamente-. Pero mírenla, dió a luz a un bebé hermoso...

La voz de Miku sonaba tan adolecida, pero era la verdad, ella había evitado que Rin asesinara a su propio hijo, ese que había sido tan poco deseado y despreciado por ella desde el inicio. La forma del inicio del drama era tan indeterminada, solo podía sacarse de todo ello que Miku fue la confidente de Rin, y que en el proceso de desarrollo del bebé ella fue la persona que supo de que existía. Fue tanto así que lo único que los medios supieron era que Rin había tomado un año sabático y nada más.

-Y... Len... ¿Por qué dices que él es el padre? -preguntó el Master.

-Por que tuvimos una relación amorosa... -contestó Len, con tanto o más dolor que el de Miku-. Todo... todo terminó hace unos nueve meses... ahora... ahora lo entiendo todo -agregó sentado en el sofá individual-. hablamos de lo imposible que sería llegar a algo serio en nuestra relación, y yo de verdad quería dar el siguiente paso...

-Con tu propia hermana... -dijo Miki, como si tuviera que agregar a la ofensa que Len ya había cometido.

-Ya sabemos que es su hermana -agregó Piko-. creo que es suficiente humillación por el solo hecho de tener que reconocerlo...

-Me doy cuenta, de que Rin dejó de hablarme por eso... no estaba dispuesta a tener a ese bebé conmigo, o a decirme cara a cara que iba a abortar...

Esas palabras le afectaban de sobremanera, no podía visualizar esa idea, no podía ver a su hermana como una asesina de repente y menos aún de algo que los dos habían creado... incluso si fue durante los últimos tiempos de una relación desanimada y moribunda. Y esas palabras afectaban más aún a Yuki, la cual no había dicho nada del asunto desde que había llegado con Miki y Len, a recomendación del Master, quien se había enterado de la nueva relación.

-¿Qué va a hacer Rin ahora? -preguntó Len mientras seguía pensando en lo que había pasado-. ¿Qué fue lo que le ocurrió durante el parto?

-Hubo complicaciones, perdió sangre, sumándole a la anemia que llevaba desde antes por la falta de cuidado -habló el Master-. nada que la medicina moderna no pueda pagar, ella habría muerto si esto hubiera ocurrido hace cien o doscientos años... lo importante, es que, pese a todo lo que hay en esta historia, el bebé... está saludable.

La noticia le llamó más la atención a Len que a nadie, e incluso Yuki levantó su cara con mayor tranquilidad al enterarse de aquello.

-Es algo sorprendente, al parecer las posibilidades de heredar una enfermedad congénita no fueron suficientes, pero eso no significa que el bebé no pueda desarrollar más problemas en el futuro -dijo el Master mientras miraba a Len-. Con respecto a Rin, ella sigue bajo contrato, y por sorpresivo que suene este no se ha roto como tampoco lo ha hecho el tuyo... el problema es el conocimiento que ahora toda la prensa tiene acerca del suceso, y que la compañía no está dispuesta a hacer un control de daños. En otras palabras, ustedes dos están solos ante el público y todas las repercusiones que esto conlleve.

Todos se quedaron en silencio, se miraron los unos a los otros, era algo inesperado, Piko no se atrevió a decirlo, pero él esperaba a que el bebé tuviera alguna clase de discapacidad.

Len veía ahora todo de forma diferente, empezaba a darse cuenta de la existencia de un mundo entero el cual apenas había comenzado a contemplar cuando comenzó su relación con Yuki. Haberse vuelto padre de un bebé era una idea que le parecía lejanamente hermosa, algo misteriosa pero contemplada como una posibilidad ineludible, en especial después de tantas veces en las cuales tuvo relaciones sexuales con Yuki, completamente consiente de lo que pasaría si los anticonceptivos fallaban.

-Entonces... ¿Qué tengo que hacer? -preguntó Len, y sus manos temblaban.

-Cometiste el pecado, sigue la penitencia, y por desgracia, Rin es quien la dictamina... -contestó el Master-. Es un asunto que solo ella y tu pueden solucionar.


No hace falta añadir más palabras a la conversación, Len no las habría reconocido de todos modos. Nada de lo que ocurrió en el resto dela tarde tuvo significado para él, ni el viaje desde las oficinas de vuelta a la casa de Yuki, ni el pollo frito que comieron regalado por Piko, pues se lo habían dado como parte de su nuevo empleo. Nada de eso significó casi nada hasta el momento en el que se quedó en soledad con Yuki, pensando todavía cómo era que iba a decir las cosas.

Cuando eventualmente estuvieron solos, como un nuevo temor o como una nueva oportunidad, los dos pudieron hablar, con Yuki comprendiendo que lo que pasaba en la mente de Len era demasiado grande como para expresarlo en pocas oraciones. Hizo espacio y tiempo mientras que Len se mantenía cabizbajo, respondiendo monosílabas a cada pregunta.

Cuando ella estuvo a su lado, le tomó de la mano, dándole a entender que podían conversar. Len fue el que empezó.

-¿Ahora me odias? -preguntó Len, como si fuera algo correctamente merecido, casi como si su voz estuviera cargada de desafío.

-No... para nada -contestó Yuki-. Era algo que... yo ya había conceptualizado desde el inicio, o mejor dicho, desde que me enteré de lo de ustedes dos...

-¿Ya lo habías pensado? -dijo Len con tristeza-. ¿Y es una idea que te...provocaba asco? -preguntó, mirando la seriedad de la cara de Yuki, apenas una adolescente pero tan facil de expresarse que no quería decirle aquellas cosas a nadie más.

-Supongo que era lo normal... lo esperado, en una situación como esa, por más que quisiera evitar pensar mucho en ello, siempre me tomaba por desprevenida un sentimiento de repulsión... creo que más que nada, tenía miedo -añadió siendo aun conservadora con sus palabras.

-¿Miedo de perderme? -preguntó Len, seguía mirando a la nada.

-Miedo a todo... -contestó Yuki, aun con un tono infantil, como si tratara de aminorar la carga en Len-. Si me hubieras dicho que estabas enamorado de cualquier otra chica, como Neru, Miku, o incluso alguien como Teto... no me habría horrorizad igual... sentía miedo de que te perdieras en el pecado del incesto, eso ya te lo he dicho...

-Tampoco lo habría sido si hubiera concebido un hijo con alguna de ellas -dijo Len.

-Exacto... no sé tanto del tema como para analizar todos los hechos, pero sé que un hijo de ustedes dos... podría haber tenido problemas, y sentía miedo de que trajeran al mundo a alguien solo por egoísmo, o que peor aún... que lo mataran antes de llegar -confesó-. ese era mi mayor temor.

-El mío también... y ni siquiera lo sabía -el semblante de Len era ahora el de la absoluta tristeza- Cuando escuché que Rin quería abortarlo... pensé con mucho miedo que yo... tal vez habría aceptado de haber sido convencido con suficiente esfuerzo por ella, después de todo, acepté hacer las cosas más horribles por ella, pensando que eran buenas.

En ese momento fue cuando Len se rompió a llorar, todavía conteniéndose un poco.

-¡Len! No pienses eso... Yo sé que tu no podrías haberlo hecho, no podrías haberte condenado de esa forma... -dijo Yuki haciendo un puchero, pegándose a Len, como si atendiera a un sentimiento profundo e inocente dentro de si misma para decirle aquello.

-Es que no lo sé... tenía tantos sentimientos encontrados cuando supe de la noticia... más que nada un profundo y fuerte arrepentimiento -dijo mientras tomaba la mano de Yuki con fuerza-. Mucho arrepentimiento por haber tenido relaciones con Rin, solo por intentar salvar una relación que pronto iba a morir. Pero entonces... entonces vi la foto, vi a mi hijo, en la incubadora con los respiradores conectados... tan débil tan vulnerable...

-Yo también lo vi... no pude más que sentir lástima... -dijo ella.

-No fue solo eso para mi... de pronto vi a una persona, un ser humano, que vino al mundo por la decisión egoísta que tomamos Rin y yo... -comenzó a dejar salir las lágrimas-. de repente me dolió tanto haberme arrepentido... porque era una pequeña personita... tan débil... yo solo quería tenerlo en mis brazos, disculparme con él por haberlo traído a una vida bajo el tabú del incesto del cual nunca podrá liberarse... y cuidarlo mucho, Yuki, no dejar que nada malo le pase, y darle una vida hermosa.

Yuki abrazó a Len, compadeciéndolo.

-Te entiendo por completo, Len... -dijo ella mientras le tomaba del cuello y se pegaba más a él.

-No quiero que pienses que por esto ha renacido en mi un amor por Rin... para nada, me sigo arrepintiendo de eso, me sigo arrepintiendo hasta el último punto -añadió mientras miraba a su novia-. No voy a dejar de arrepentirme por eso hasta el final de mis días, pero no quiero que ese niño... ese hijo de mi propia sangre, piense que su existencia es algo que lamento.

Yuki sintió aquello de forma más profunda, pues Len le había dicho muchas veces como él mismo se había sentido como un hijo no deseado pues sus padres deseaban solo una niña, y no los gemelos que terminaron por tener. Pero aquello iba más allá que nada más ese asunto.

Los meses que pasaron juntos, los meses en los cuales él y Yuki estuvieron teniendo relaciones y explorando sus pensmientos así como sus cuerpos, fueron meses de reflexión en los que hablaron de su futuro y de sus legados más de lo que Len habló con Rin durante todos sus años de relación. La idea de tener hijos era aterradora, si, pero Len había pensado que si podía tener un hijo en un ambiente de profundo amor como el que tenía con Yuki, entonces valdría la pena.

Pero todo ese asunto no era más que un brutal retroceso. Para Yuki, era entendible que las cosas se vieran de esa manera, pero era el momento en el que ella demostraría como se era verdaderamente amar a alguien.

-Está bien... no pienso eso, sé que me amas más de lo que amas a Rin, me lo has dicho muchas veces, confío en que no me dejarás por ella -contestó Yuki-. Tú... que puedas decir eso, que quieras que ese niño aprecie su vida, eso solo me demuestra que eres humano...

-¿De verdad piensas eso? -dijo él mientras que levantaba la mirada.

-Lo pienso, Len... no te he dejado de amar ni un poco desde que supe de la noticia, siempre que pudiste haber fallado para mi, me has demostrado la razón por la que me enamoré de ti -dijo, sintiéndose de nuevo como una niña pequeña con su "crush" confesándose a él.

-Gracias, Yuki -contestó Len besándole los labios, volviendo a disfrutar de esa intimidad que solo ellos dos podían tener, acariciando sus labios lentamente primero, para luego volver al juego de lenguas al que se habían acostumbrado.

-Entonces... -dijo Len dándo por finalizado la conversación en ese sentido-. entenderás si es que yo... busco la custodia del bebé... -dijo con nerviosismo.

-Lo entiendo, aunque no sé si sea posible con Rin... siendo como es ella -dijo abrazándose de Len.

-No sé, ella es muy posesiva pero también es egoísta, pienso que quiso mantener al bebé para poder tenerlo como moneda de cambio a su conveniencia pero cuando se de cuenta de que es una persona que requiere cuidados y atención constante... eventualmente se cansará -explicó Len.

-Entonces tendrás que ser un padre soltero... al menos por un tiempo -dijo Yuki, ligeramente convencida de su plan-. sonrojándose después... yo, aunque sea tu novia, acepto eso, y creo que, tal vez podría... llegar a convivir con tu hijo...

-¿Eso no te molesta? -dijo de pronto considerando todo lo que podría ser para Yuki-. Yo ya soy un adulto al fin y al cabo, pero tú... sigues en la preparatoria... no quiero que pierdas nada de tu juventud fingiendo ser la madre de un niño que... no es tuyo.

-Lo sé, por una parte, Len... me enternecería demasiado poder ser madre de tus hijos, pero tengo que esperar a su tiempo a que todo se de -confirmó ella-. Yo te amo, y sé que voy a poder amar a ese niño pequeño, y mi sueño de poder formar una familia contigo en un futuro no ha cambiado para nada, incluso si ese pequeño no viene de mi... y si tengo que esperar más años para poder tener una verdadera familia contigo...

-Esperaré los años que sean necesarios, Yuki... -dijo ahora Len-. tú no te preocupes, yo me encargaré del bebé, tú tienes que seguir estudiando, preparándote... y no le digas a tu madre que vas a jugar a que eres madrastra... creo que hasta ahora le he caído muy bien y temo que esto arruine su forma de verme -añadió con pena.

-Está bien, Len -sonrió Yuki con alegría-. Y por cierto... ¿Ya le han puesto nombre al niño?

-Es algo raro... yo había pensado en el nombre hace años y se lo dije a Rin... es en honor a Piko, se lo debo, y me sorprende que, pese a ello, Rin haya pensado en ese nombre para ponerle... considerando todo.

-Tal vez realmente no se le ocurrió otro nombre -opinó Yuki-. ¿Cómo se llama entonces? -dijo más interesada.

-Vigo -dijo Len-. Kagamine Vigo... me gusta como suena.


Las cosas cambiaron, como no podía ser de otra manera. Aunque ese invierno que los dos pasaron juntos nunca volvería, lo que quedaba ahora para los dos era una relación más madura, la clase de relaciones que sobreviven al tiempo.

Por una parte, Len habló apenas con Rin, y aunque en un inicio, durante los primeros dos meses, no le fue posible ver a su hijo, eventualmente se le hizo posible tener acceso a él, pese a ser con muchas condiciones. El primer día en el que lo recibió en la casa, Rin se quedó en su departamento, sin hacer nada más que verlo con desprecio, preguntando por Yuki, cual exnovia celosa, pero ella estaba estudiando para un examen muy importante de final de curso.

Y esa... fue la forma en la que la relación empezó a transcurrir para ellos dos desde esos días. Los fines de semana seguían siendo de pareja, Len iría a ver a Yuki y ella se encargaría de hacer sus tareas durante la semana para poder tener tiempo libre para él. Pero los días entre semana serían de Len y de Vigo, pue Rin había encontrado en Len un niñero gratuito que le dejaría desperdiciar su tiempo como quisiera a partir de las tres de la tarde y de cuantos días fuera necesarios.

Por esta misma razón, Yuki no podía encontrarse con Vigo, los primeros meses las cosas no coincidieron. Esto no impedía que sus citas con Len se mantuvieran en normalidad y en repetidas ocasiones pudieran tener intimidad, pero hacía sentir a Yuki que ella era una persona apartada, como una segunda vida alejada de la vida de padre de familia de su novio. Quizá era algo cierto, pues cuando Len se encontraba con ella, siempre le decía que se sentía juvenil y liberado, no como que ser padre fuera algo malo... pero era un amor todavía adolescente el que tenía con Yuki.

Esto, a él, no le mortificaba... pero a Yuki le hacia pensar que lo estaba reteniendo de alguna manera.

Más aun, cuando las cosas empezaron a ponerse más sencillas para ella debido a las vacaciones de verano, que la madre de Yuki tuvo un accidente, y ella tuvo que quedarse muy cerca de ella para cuidarla todos los días después de la escuela, debido a una delicada cirugía que tuvieron que realizarle con la esperanza de volver a caminar. Por suerte, Len fue capaz de comprenderlo, acompañándola en el cuidado de su mamá durante los fines de semana que eran necesarios, incluso llegando a realizar tareas pesadas o comprar medicamento para el cual Yuki no podía pagar. Aquello volvió a colocar a Len como alguien de confianza para la madre de Yuki, pues su forma de verlo había cambiado luego de enterarse de lo que había ocurrido.

Y así pasó el año... así pasaron todos los meses de ese año, de Yuki teniendo dieciséis años, pero de alguna manera, fue mejor que el año pasado, ahora sentía dificultad y dolor, pero sentía un posible futuro surgiendo de todo esto. Se sentía profundamente deprimida, pero ya no una depresión gris que anulaba el color de las cosas, sino como una negatividad que le consumía y la hundía, pero la ventaja de esto, es que al menos podía ver una luz desde ese abismo, y esa luz fue Len, en todas y cada una de las ocasiones.


Pero... la historia cambió cuando finalmente fue el cumpleaños de Yuki.

Fue un día entre semana, y por fortuna, Yuki logró convencer a sus amigas de fingir una enfermedad para que pudiera pasar el día entero con Len.

Para ese día, Len había estado desvelándose con Vigo hasta muy tarde y Rin no habría ido a recogerlo sino hasta la una de la mañana, por lo que era natural que su sueño fuera profundo y activo, uno de esos sueños nítidos que se marcan en la memoria por el efecto que esas ideas lejanas tienen en el consiente, y que luego se reafirman o se complementan conforme la memoria los vuelve a explorar.

En este sueño Len se encontraba en uno de esos parques que no tienen fin, bajo un cielo azul con nubes claras que tal vez jamás existió, conversando con alguien que se supone, era muy cercano a ella. Siguió conversando mientras comía tal vez una banana, u otra fruta cuyo sabor le recordaba justamente a los días como esos, en los que era solo un niño. No de una edad específica, pero se sentía como si apenas tuviera suficiente autonomía para poder andar solo y correr por el pasto sin tropezar. Veía sus pies y llevaba sus tenis favoritos, y su sudadera azul que también era la mejor de todas. Entonces, entre hablar con esa otra persona y comer, toda su atención era de pronto atraída por alguien más.

Era alguien muy a lo lejos, entre las colinas verdes y claras, pero veía a esa persona sentada, una niña de un vestido rojo fuerte, jugando entre las flores de ojo de gato que habían surgido tras las lluvias. Como si no tuviera que caminar hasta ella, se dio cuenta de que ya estaba a su lado, y ella volteaba a verla con sus colitas alzandose en el aire al girar su mirada. Era Yuki, como la había visto en lagunas cuantas fotos cuando visitaba su casa los primeros días.

-¡Hola Len! -gritaba ella con sus ojos abiertos y levantando la mano-. Junté unas flores para ti -dijo mientras las extendía para él.

-Gracias Yuki -recibió las flores y vio las lindas mejillas de Yuki enrojecer mientras las suyas se sentían cálidas.

-Ven, vamos a caminar alrededor del lago, hay muchos patos muy bonitos -dijo tomándole de la mano.

La sensación de su mano, cálida y húmeda, pero suave, se acostumbró a ella en cuanto la sintió, y los dos se pegaron juntos a recorrer un lago que fuera del sueño habría muerto hace demasiado tiempo. Vieron las aves que se convertían en papel en el viento, y el lago se extendía hasta formar un largo mar apaciguado y sin final.

Los dos pasaron una tarde jugando y abrazándose con cariño, y sintió los suaves labios de ella sobre su mejilla mientras se sentaban a lo orilla del lago.

-Te voy a querer toda la vida, Len -le dijo, y los dos se acurrucaron juntos.

-Yo también a ti, Yuki... te amo mucho... -fue lo último que dijo, sorprendiéndose por un peso encima de él que de pronto cortó el sueño.

-¿Hasta en tus sueños me deseas tanto? -escuchó a la voz más madura de Yuki, hablando desde arriba de él.

Se sorprendió bastante, aparte de un par de veces, nunca había tenido a Yuki en su casa tan temprano. Él seguía recostado en ropa interior con apenas una sábana encima, mientras que Yuki tenía una sudadera gris como siempre, con el gorro puesto y aparte de eso estaba sentada a horcajadas sobre Len, enseñando solo sus largas medias negras.

-Era... un sueño bonito, no algo pervertido -dijo él comenzando a levantarse, sintiendola por encima de la tela,

-Contigo lo pervertido siempre es bonito... logras hacer que esas cosas sean tan tiernas y románticas -contestó ella mientras le descubría un poco el pecho, viendo sus pezones masculinos.

-Si... pero este era diferente... -contestó él cubriéndose un poco-. En este sueño tu y yo teníamos la misma edad... tal vez cinco años o un poco más, y salíamos juntos en el parque a caminar un poco... todo se sentía tan bien, era tan correcto.

-Suena bien... de verdad me habría gustado conocerte antes, de esa forma, pero...

-Cuando tu tenías cinco años yo ya estaba en la escuela primaria siendo un niño de diez -contestó Len-. realmente me habría gustado que tuviéramos la misma edad... ir a la escuela contigo habría sido lo más divertido del mundo.

-Pero ahora podemos seguir disfrutando... -contestó ella, inclinándose más hacia él, abrazándolo por el torso-. Yo tengo mucho miedo de que me consideraras poca cosa... y ahora, con un hijo en tu vida, significa que tienes más cosas de las cuales preocuparte, que yo que sigo estudiando...

-¡No, para nada! -reclamó Len-. Yuki... en ti veo tanta juventud, tanto potencial... no puedo pensar en nada más que ser un viejo padre soltero ahora que tengo que pasar mis tardes cuidando a Vigo -pensó un rato en lo que sentía-. Ahora tu debes de tener una vida y un potencial propio, y nada de eso tiene que ver con como saber alimentar a un niño ni los jucios que corresponden a tratar de conseguir la custodia de uno... de seguro tienes una vida, muchos amigos y chicos cercanos en tu escuela a los cuales les encantaría poder salir contigo.

Pero Yuki le besó el cuello, lamiendo y succionando de forma tranquila y tierna, provocando en Len un agudo e intenso gemido fuerte que reveló ese pequeño lado de él que había descubierto hace muchos años, cuando Yuki le besó de esa manera por primera vez.

-Tu voz... tan sensual... sigue siendo la misma -susurró.

-Ah... no solo me hace pensar que no debería... tal vez de verdad me aproveché de ti -añadió Len el punto al que quería llegar.

-Len, tu eres un hombre decidido, muy maduro, eso me encanta como no tienes idea, creo que eso es lo que más busca una chica al fin y al cabo, alguien estable, pero decidido, estoico pero comprensivo, y que seas un padre soltero que, pese a todo, gustas de salir conmigo, no por perversión, sino por amor, me hace sentir tan querida, y tan deseada... -se pegó de nuevo a él, inclinada mientras olía su pecho, como si deseara admirar de nuevo el aroma de su sudor masculino.

-Me haces sonar como lo mejor que te ha pasado... -musitó Len-. creo que eres lo mejor que me ha pasado... -confirmó mientras la sentía lamer su pecho, moviéndose y dejando salir su miembro de entre los pliegues de su ropa interior.

-¡Len, ¿Finalmente tienes mi regalo?! -dijo Yuki con un tono bajo con complicidad, percibiendo el bulto del miembro de su novio rozando contra sus muslos.

-Eh... no es eso -dijo él completamente sonrojado-. de hecho tu regalo está en el armario... te lo iba a dar cuando Piko y Miki llegaran, es algo que los tres compramos-. trataba de sujetarla de la cadera para evitar que se frotara tanto, sentía que estaba casi en su límite.

-Ese será mi regalo colectivo entonces... este es mi regalo personal... y necesito desenvolverlo -dijo de forma juguetona, moviendo las sábanas de de encima de Len, descubriéndolo al fin, dejando que su pene tocara entre sus muslos desnudos y humedecidos.

-¡Yuki ¿Por qué no tienes ropa interior puesta? -preguntó Len al darse cuenta, corroborando con sus manos al sentir la piel desnuda de sus gluteos debajo de la sudadera-. No me digas que viniste aquí sin nada puesto...

-¡Para nada, no soy una exhibicionista! -se defendió ella mientras se movía un poco más, disfrutando como se sentía Len-. Aunque a ti parece emocionarte la idea... -agregó al sentir como Len se erectaba todavía más.

-Es una respuesta normal... me acabo de despertar y me recibes de esta manera -casi podía sentir que estaba a punto de entrar en ella-. Es tu cumpleaños pero pareciera que me vas a dar el regalo a mi...

Yuki rió un poco mientras se comenzaba a acomodar, pasando de un lado al otro para quedar a horcajadas sobre Len, pero en posición invertida, terminando ella con su rostro cerca del pene de él y con su propia intimidad sobre la cara del muchacho.

-Tranquilo... me darás mi regalo... -dijo mientras separaba sus muslos para colocar su cabeza entre estos, descubriendo su parte más íntima a la cercanía de la cara de Len-. creo que nunca hemos intentado esta posición.

-Una vez lo intentamos pero nos caímos de tu sofá -dijo Len agradecido de poder hundir su rostro entre los muslos de su novia-. estoy seguro de que el regalo es para mi -añadió mientras acariciaba los glúteos de Yuki, para después inspeccionar la intimidad de ella con sus dedos, como si fuera un platillo exótico.

-Entonces disfrútalo... -ella movió sus caderas para que Len no tuviera que levantarse, ligeramente sentada sobre su cara, empezó a moverse para que él solo tuviera que sacar la lengua para poder probar su centro y dejar escurrir sus fluidos de amor sobre su mandíbula.

Len permitió que ella se moviera de esa manera, acariciando su piel y deleitándose de nuevo con el sabor mientras que permitía que Yuki empezara a lamerlo a él. Sintió su miembro ser estimulado desde ese nuevo ángulo con la lengua de ella moviéndose en la parte superior. Era una nueva sensación y provocaba que la mente de Len se pusiera en blanco de cuando en cuando.

-Ah... espera... es muy... intenso... .susurraba él mientras se movía un poco más-. tratando de respirar hondo debido a las oleadas de placer que le provocaban cada una de las lamidas de Yuki.

-No vayas a terminar tan rápido -dijo ella. Pero era una sensación demasiado fuerte para permitirle a Len correrse.

-Tranquila... me encargaré de darte tu regalo -contestó Len, besando y acariciando el clítoris de ella con su lengua, absorbiendo ligeramente con sus labios cerrados, procediendo con un movimiento circular.

Aquello, como era de esperar, produjo un intenso placer en Yuki, algo que Len disfrutaba, incluso si por esto Yuki dejaba de lamerlo.

-Espera... detente un poco... me voy a... -musitó Yuki, pero no le era posible contenerse, pronto Len empezó a frotar con sus dedos, introduciendo uno de ellos con intriga de ver que tanto podía hacerla gemir.

-Terminaste siendo mi regalo... -dijo Len, metiendo uno de sus dedos hasta el fondo, luego haciendo el vaivén con este y otro más-. parecieras ser mi juguete favorito... -repitió mientras él mismo movía sus caderas para que ella pudiera chuparlo, aun con la intensidad de la masturbación.

-Si... soy tu juguete... -dijo ella, y Len distinguía la mirada que le dirigía desde un lado, tratando de voltear hacia atrás, con el ojo lleno de verguenza por lo que decía, pero la voz saliendo sincera, desde lo profundo de su ser, una sinceridad que pedía más por estar alcanzando el orgasmo-. pero soy solo tuya...

-Me encanta tu voz... hace un año eras todavía la seria y simple Osage... aunque para la gente lo sigues siendo, en los videos y las presentaciones, sigues siendo desanimada, carente de vida... -siguió moviendo sus dedos, la vio esforzarse en seguir lamiéndolo mientras que el cuerpo entero le temblaba y se contraía del éxtasis-. eres lo más asombroso que me ha pasado en la vida...

Y Luego de eso, Len finalmente la dejó de lado, permitiendo que ella se recostara boca abajo.

Yuki se rindió por unos momentos, tener que hacer que Len se corriera en su boca era algo un poco difícil, pero imposible si tenía que concentrarse mientras él era el que la comía con mejor habilidad. En lugar de eso, prefirió como habían terminado las cosas, comenzando a retirarse la sudadera, quedando solo con sus medias negras puestas.

-Aun... no me das mi regalo -con un poco de esfuerzo levantó las caderas apoyándose en sus rodillas, con la cara tapada por la sábana y sus pechos contra el colchón.

-Eh... no sé si tenga condones... -dijo Len apresurado viendo a uno de los cajones.

-Tranquilo... hice la cuenta... es un día seguro, llevo meses planeándolo -contestó, sacudiendo un poco sus posaderas para tentar más a Len-. después podrás darme el regalo que más deseo de verdad... pero por ahora, que mi regalo sea una simulación... sentir tu semilla dentro de mi.

-Estoy seguro de que llevas toda al semana planeando decirme eso... -dijo Len, asombrado por la vista de la parte más íntima de Yuki, completamente sonrojado, pero dispuesto a llevarlo todo al siguiente nivel, ese en donde poco valía contenerse, y en donde podría dejar llevar su instinto animal que añora el apareamiento.

Se colocó en posición, teniendo que inclinar un poco a Yuki para poder tenerla en el ángulo en el que su pene pudiera entrar. Lentamente acercó su pene, ahora frio por la humedad de hace rato, perdiendo un poco de su erección por esto, pero tan pronto como su glande se frotó contra las paredes internas de ella, recuperó esa potencia perdida, endureciéndose como antes, para en un paso único entrar en ella casi de golpe.

-¡Len! -gritó Yuki mientras abría la boca-. con cuidado... aunque hayas entrado muchas veces... sigues estando enorme... -ocultaba su boca, su cuerpo entero temblaba por la intromisión repentina.

-Lo siento... es que me recibes con tanto amor y con tanto cariño... es imposible contener el movimiento de mis caderas -dijo Len deslizándose hasta el fondo, dejando que el calor interno le rodeara y lo recibiera. Se empezó a mover, más con un movimiento circular en su cadera que una simple penetración para alcanzar puntos que normalmente nunca tocaba con su miembro dentro de ella.

-Lo haces increíble... me tocas en los lugares más profundos... esto es mejor que cualquier otra cosa -musitaba Yuki mientras pegaba su pecho al colchón y dejaba que Len hiciera lo suyo, sosteniéndola con firmeza de la cintura, viendo sus nalgas rebotar con cada fuerte estocada angulada en el lugar que la hacía gemir más.

Siguieron un buen rato, Len jugando con sus pezones, besando su espalda y luego los dos girándose para besarse los labios, probando que tan profundo podía llegar al unirse por completo, seguro de alcanzar la entrada de su útero al presionarse por completo. A los dos les hacía falta hacer el amor con esa libertad.

Pero mientras Len experimentaba, sosteniendo los glúteos de Yuki y disfrutando el golpeteo que hacía con cada estocada, escuchó el timbre de la casa, intentando y deseando ignorarlo.

-Disfruta esto... mira el sonido que hacemos -decía mientras continuaba escuchándola gemir con suavidad, sabiendo que no le hacia caso realmente.

Otra vez, el timbre sonó, y otra, mientras que él continuaba y se colocaba más sobre Yuki, presionándose sobre ella. De nuevo sonó otra vez, y otra más, y Len miró el reloj, ya era la una de la tarde, Rin era la que estaba afuera tocando para llevarle a Vigo.

-Len... sigue... no te detengas... -le rogó Yuki, mirándolo de lado mientras ella misma se contenía de gemir más fuerte a causa de la sensación orgásmica.

Él obedeció, y sin prestar atención al timbre, siguió dentro de ella, escuchando luego el teléfono sonar fuertemente, mientras que seguía con el movimieto, cada vez más centrado en su propio placer.

-Me tengo que... -trató de hablar, pero la idea de tener fuera a Rin sin que pudiera verlo haciendo eso le emocionaba más-. Voy a correrme pronto...

-Está bien... hazlo dentro -dijo mientras se tapaba la cara y hablaba de manera lenta-. Por ahora no se puede... pero no puedo esperar a que lo hagamos en serio... y me insemines con tu semilla -le miró mientras sonreía.

Esa era la idea que se ocultaba en la mente de Len durante todo este tiempo, descubrir que era fertil había sido una noticia importante para él, pero ahora... ahora quería hacer suya a la mujer que más amaba, formar algo que trascendiera más allá del sentimiento del orgasmo, poder fundirse con ella y solo con ella a un nivel más trascendente que el de sus propios cuerpo. Formar vida, era una idea que iba más allá del erotismo y del romanticismo, le llenaba el corazón de un sentimiento que no podía comparar con nada más, pero que le hacía entregarse por completo.

Correspondió un último beso y se entregó al orgasmo, con nada más que el deseo de que su esperma formara una vida nueva en compartida con Yuki. La abrazó mientras daba las estocadas, dejado de fijarse en la delicadeza al momento de presionarse hasta dejar salir lo último que pudo.

Yuki estuvo más que complacida, asombrada por lo caliente que se sentía, era la primera vez que probaban hacerlo de esa manera, y aunque el temor fue abundante al inicio, pensando que tal vez podría quedar embarazada, pero esas dudas quedaron disipadas. Se movió hacia Len para impulsar las estocadas, sintiendo el fluido caliente en su interior.

-¡Len... Ah! -solo podía gemir mientras su cuerpo entero caía en la cama y babeaba sobre la sábana como si hubiera hecho lo que tenía que hacer.

-Fue mucho... disfrútalo -Len se siguió moviendo un poco, todavía dejando que su esperma saliera desde lo más profundo.

Finalmente Len se separó, sorprendiendo a Yuki, dejando que el semen escurriera de su interior.

-Fue el mejor regalo de todos... -contestó ella mientras cerraba los ojos, escuchando nuevamente el celular de Len.

Len lo dudó unos instantes, aun desnudo y con su miembro flácido se levantó hasta alcanzar su mesita de noche y contestar su celular a regañadientes.

-¡Espero que ya hayas terminado de coger con la puta que llevaste a tu casa! -le gritó Rin-. ¡¿No te da vergüenza dejar a tu hijo esperando?! -Len tuvo que apartarse del teléfono, indicándole a Yuki que se cubriera rápido, apenas teniendo tiempo para tomar una sudadera del suelo y caminar al baño como pudo.

-No traje a nadie... sé que no sería correcto, además, ¿A quien piensas que traigo? -preguntó Len, apenas colocándose el pantalón para ir a abrir la puerta de su departamento.

-A la zorra esa de Yuki -contestó Rin, al momento en el que Len abría la puerta, llevando ella en sus manos al pequeño niño rubio de casi nueve meses que trataba de dormir en los brazos de su madre.

-Ella no es así, en todo caso, es mucho más digna que tú -le contestó Len, recibiendo a su hijo en sus brazos, tratando de hacer que siguiera dormido-. Aun si viniera, eso no significa que sea para cosas indecentes... -trató de defenderse.

Pero Rin solo miró hacia abajo, encontrando los zapatos de Yuki al lado de su ropa interior. Len ni siquiera se había fijado en ello.

-Yo no vi nada... si tu dejas de decir cosas de los chicos con los que salgo -dijo Rin enojada mientras le dejaba la bolsa de los pañales y la medicina de Vigo.

-Está bien... solo... -pero Rin no lo dejó terminar, solo se dio la vuelta y le dejó a su hijo en los brazos.

Len se agachó y levantó la ropa de Yuki del suelo, suspirando mientras llevaba a Vigo y dándose cuenta de que la cuna que le había dejado estaba llena de cosas de la mañana anterior.

-Lo siento... -escuchó a Yuki decir, ella salió con la sudadera negra de Len puesta en lugar de la propia, se había confundido-. no quería complicar las cosas con Rin...

-Es una tonta, piensa que tiene algo que decirme por salir contigo solo porque eres menor que nosotros... pero no tiene ninguna base legal para acusarme de nada, como si eso fuera posible -dijo él.

-¿Crees que se sienta reemplazada? -preguntó Yuki mientras se sentaba, retirándose las medias pues habían terminado llenas de sudor de los dos, y volviendo a ponerse la ropa interior.

-No lo sé... digo, claramente no está a gusto sabiendo que tu y yo estamos juntos... pero creo que ella jamás te despreció... -dijo tranquilamente mientras volteaba a -Vigo para que no la viera cambiarse.

-Ya sé, siempre fue una clase de "amiga de una amiga" creo... pero pienso que siempre me tuvo algo de envidia porque... yo era más tierna y adorable... ya sabes, yo entraba más en el estereotipo "loli" -levantó las manos para explicar eso sin querer que Len le diera demasiada importancia a ese término.

-No creo... no creo que eso le importe más -dijo Len conteniendo su risa-. Bueno, por ahora solo sé que no quiere tener nada que ver conmigo, solo espero que cuando ella consiga a alguien más me deje seguir viendo a Vigo -miró como Yuki se había vestido, poniéndose unas botas blancas que había dejado ahí otro día, y ahora miraba a Vigo.

-Seguiré sintiendo como si fuera una intrusa en tu casa... -dijo sentándose a su lado-. espero que no te provoque problemas... sé que tu quisieras quedarte con la custodia de Vigo...

-Yuki... -estaba a punto de decir otra cosa, pero vio como su hijo la miraba-. ¿Te gustaría cargarlo? -le ofreció a su hijo, era la primera vez que los dos estaban con tranquilidad en la misma habitación.

-¡¿Eh... yo?! -dijo ella con miedo-. se me podría caer... no lo sé... se ve tan pequeño y frágil -dudó bastante, pero Len lo acercó con el cuidado adecuado.

-Tranquila, es como te dije, solo extiende tu mano para sostener desde su espalda, su cuello y su nuca, aunque tu mano sea pequeña, puedes sostenerlo -le dijo colocando su mano en la posición indicada-. con la otra sostén sus pompis y trata de que no se resbale, como si se sentara en ella... -le dijo mientras se lo colocaba de la forma más simple posible.

Yuki recibió al bebé en sus brazos, aunque ahora era mucho más grande y rechoncho que en las fotos y tenía más cabello rubio y peinado ligeramente.

-Esa es la forma más fácil de sostenerlo... -añadió Len en lo que recostaba al pequeño Vigo en el brazo de Yuki-. y esta posición es para amamantar o en mi caso, para darle su biberón -le indicó mientras sacaba la botella de fórmula, hecha para bebés de su edad, y se lo daba a Yuki para que lo alimentara.

Sonrió, pues Yuki hablaba mucho de cómo quería ver al bebé, y se había esforzado en intentar verlo antes, al menos ahora se sentía como una clase de regalo extra.

-Gracias... este es un bonito regalo... -contestó Yuki-. Digo... me refiero a poder tenerlo de cerca... parece un Len pequeñito -dijo con una sonrisa, conteniendo las ganas de llorar que de pronto le habían surgido.

Tal vez otras mujeres llegaron a tener esa sensación antes en sus vidas, pero ella tuvo ese fuerte deseo, ese sentimiento de poder concebir con Len tan solo unos minutos antes, y luego en sus brazos veía lo que sería parecido a el deseo consumado. Por una parte sintió ese fuerte deseo de volverse madre, y ahora, por ese pequeño instante, aunque fuera el hijo de otra mujer, y aunque la idea de Len conservando la custodia fuera compleja e improbable, sentía el instinto materno desde lo más profundo de su ser.

Ese fue el mejor regalo que recibió hasta ese momento... y una computadora, que entre Miki, Kiyoteru, Piko, Miku y Len compraron, aunque no todos fueron acreditados por ello.


Fin del capítulo 8