Hola a todos aqui les traigo el nuevo capitulo quiciera decirles que me demore bastante porque este es mucho mas extenso que los anteriores y tambien que mi historia supero los mil views eso me sorprendio bastante y me anima mucho a seguir con la historia sin mas que añadir les dejo con el capitulo.


Capítulo 4

Recuerdos dolorosos

Lincoln observó como Linka se fue del parque. Este volteó en dirección donde ella estuvo sentada y vió el sándwich a medio comer. Lincoln resignado tomó el emparedado y lo arrojó al bote de basura que estaba junto a la banca.

—Bueno, mi esfuerzo para acercarme a Linka fue un fracaso. Creo que papá tenía razón, me apresure demasiado e hice que las cosas salieran mal—. Se dijo Lincoln un poco frustrado.

Pasaron alrededor de diez minutos desde que Linka se fue del parque.

—Bueno, creo que le dí suficiente ventaja, mejor me iré a casa.

Eran alrededor de las doce de la mañana cuando Lincoln llegó a su casa. La primera persona que lo vió llegar fue su padre.

—¿Cómo te fue hijo, pudiste hacer algún avance?—. Preguntó Sr. Lynn.

—No muy bien, sólo sé que a ella no le gusta la mantequilla de maní—. Dijo Lincoln con un tono de resignación.

Lincoln fue a sentarse en el sofá junto con su padre y este al percatarse de la actitud de su hijo, extendió su brazo para tomarlo del hombro y acercarlo un poco a él.

—Quizás otro día tengas otra oportunidad para hablar con ella.

Lincoln no creyó que eso fuera posible.

—No entiendo porque ella es así —Dijo con impotencia—. ¿Simplemente no podía ser alguien normal, que estuviera feliz de reencontrarse con su familia después de tanto tiempo? ¿Por qué ella está aquí? Sólo está haciendo las cosas difíciles para todos.

Sr. Lynn miró a Lincoln con algo de duda ante el desquite de su hijo y antes de responder dió un rápido vistazo a su alrededor para cerciorarse de que nadie más estuviera en el cuarto.

—Bueno, cuando tu madre me contó que ella vendría, me dijo que su madre adoptiva tuvo un accidente de auto —Respondió su padre—, y como ella solamente mantenía el contacto con tu abuelo, él fue quien nos contó todo. Por ahora su madre está bien, pero pasará bastante tiempo antes de que pueda volver a ver a Linka.

Sr. Lynn dió una pausa para aclarar su garganta.

—Yo y Rita no quisimos contarles esto desde un comienzo, porque queríamos que trataran a Linka con normalidad y con el tiempo cuando ustedes fueran más cercanos, ella o nosotros con su permiso se lo diríamos.

—Entonces, esto significa que ella tenía que volver con nosotros por obligación, porque no había nadie más que la cuidara—. Dijo Lincoln un poco sorprendido.

—Así es. Lo más probable es que Linka no quiere estar acá y por eso actúa de manera tan distante, pero tengo fé de que algun dia todos se llevarán bien —Sr Lynn empezó a revolver el peinado de Lincoln—. Así que no te desanimes.

Lincoln se safo de las manos de su padre con una sonrisa —Gracias papá, me ayudaste bastante y haré todo lo posible para que ella se adapte.

Lincoln se arregló su peinado como a la vez empezó a subir las escaleras. Cuando entró a su habitación, Linka había entrado por la puerta principal.

Sr. Lynn desvió su mirada para verla. Ella sólo hizo un gesto de saludo con su mano y se dirigió a su habitación y cuando subió el último escalón, fue golpeada por un pastel de crema que cubrió toda su cara. Linka se quitó la crema que le cubría y vio a Luan con las manos en la boca y los ojos abiertos como platos—. Lo siento, lo siento, lo siento... no, no sabia que eras tú Linka, pensaba que eras Lincoln —Dijo Luan mientras se acercaba a Linka para sacarle el pastel de crema que le había lanzado.

—Supongo que también le hubieras dicho que estaba empastelado ¿verdad? —Dijo Linka.

Luan intentó no reírse para evitar hacer sentir mal a Linka, pero desafortunadamente no evitó soltar una carcajada mientras recogía la base de aluminio que estaba en el suelo.

—¿Sabes? si no estuviera de buen humor, te hubiera hecho pagar de inmediato, pero sólo por esta vez te la dejo pasar ¿de acuerdo? Ahora si me disculpas, iré al baño a quitarme la comedia barata que me lanzaste.

Una vez terminó de limpiarse la cara, abrió la puerta y se topó con Leni, quien estaba enfrente de la puerta y no le dejaba salir del baño.

—¿Me puedes dejar pasar? tengo cosas que hacer —Dijo algo irritada.

—¡Wow! tú y Lincoln se parecen, como que son gemelos o algo así —Dijo Leni bastante sorprendida.

Linka entrecerró los ojos e inclinó la cabeza.

«¿De verdad acaba de aclarar lo obvio?», pensó Linka.

—Sólo les falta ropa del mismo color para que se vean totalmente iguales —Leni continuó hablando.

Linka dió un suspiro

—¡Oh! me acabas de dar una gran idea ¿Por qué no me buscas una blusa naranja y una falda a cuadros de color azul? así sería como la versión femenina de Lincoln—. Dijo con una voz notablemente sarcástica.

—¡Eso seria increible! mejor empiezo a preparar las telas, tengo mucho que hacer, déjame tomarte las medidas.

Leni tomo de la mano a Linka para guiarla a su habitación, la coloco al medio de esta y con una cinta empezó a tomar registro de sus medidas.

«¿Acaso no sabe lo que es el sarcasmo o me tope con el cerebro de la familia?»

Cuando Leni terminó de tomarle las medidas la sacó de la habitación.

—En unos cuantos días tendré tus ropas listas ¡adiós!—. Dijo Leni antes de cerrar la puerta.

—Al menos la "inteligente" no me va a molestar por un par de días.

Linka se dirigió a su habitación. Cuando abrió la puerta, vió que Lucy, quien estaba en su propia cama, estaba leyendo un libro de tapa negra. Linka sólo la ignoró y subió la escalera de su camarote para continuar leyendo su libro, cuando de repente sintió que alguien la observaba. Bajo su libro para ver que Lucy era quien la estaba viendo desde la escalera.

—¿Qué quieres?—. Dijo Linka algo molesta.

—Hola, me llamo Lucy, no sabia que tambien te gustaba la lectura, casi nadie en esta familia lee libros que no tengan imágenes. A mi me gustan los libros sobre vampiros.

—¿Sabes Lucy? tus libros sobre "vampiros sexys que luchan contra hombres lobo por tu amor" me aburren. Casi todos los libros para adolescentes que se convierten en película son iguales: una protagonista independiente que logra sus metas en un mundo injusto.

Lucy se sintió incómoda, pues "sus libros de vampiros no eran así, o al menos no la mayoría"

—Y ¿De qué se trata el libro que estás leyendo? —Dijo Lucy ntentando cambiar el tema.

—Mi libro se llama "Preguntale a Alicia", se trata como una chica empieza a tocar el fondo por culpa de sus errores y cuando intenta solucionarlos se vuelven peor. Nada mejor que leer un poco sobre la realidad ¿no?, además este es el único libro que me gusta así que no pienso formar parte de tu club de lectores de la oscuridad vampírica ¿de acuerdo? —Dijo Linka irritada.

Lucy bajó las escaleras para devolverse a su cama.

Cuando Rita mencionó que el almuerzo estaba listo, Linka tranquilamente salió de su habitación para ir a comer, no obstante, chocó con Lynn en su camino, quien estaba dirigiéndose al baño provocando que ambas cayeran al piso.

—¡Hey! ten cuidado ¿es que acaso te faltan neuronas al igual que la rubia con lentes? —Dijo Linka totalmente enfadada.

—¿Qué acabaste de decir? —Preguntó Lynn enfadada.

—¿Acaso eres sorda también? te dije que te faltan neuronas para saber que no hay que chocar con la gente.

—Ya verás —Dijo Lynn,quien se levantó bruscamente para lanzarse contra Linka, pero Lincoln quien salía de su habitación alcanzó a intervenir agarrandola por la espalda para que esta no fuera a golpear a Linka.

—Lynn cálmate, no es necesario que la golpees, sólo disculpate —Dijo el peli blanco.

—Pero ella es quien me llamó estúpida —Dijo Lynn totalmente furiosa mientras intentaba soltarse del agarre de Lincoln.

—Alfin, alguien con sentido común. Bueno, iré a comer, tampoco es necesario que te disculpes marimacha, sé que alguien como tú preferiría comer de la basura antes que disculparse —Linka se levantó y bajó las escaleras. Cuando ya no estaba a la vista Lincoln soltó a Lynn y esta le recrimino.

—¿Cómo dejas que nos trate así? ¿Vas a dejar que una total desconocida nos diga cualquier cosa cuando le plazca?

—Yo sólo quiero que todos se lleven bien —Dijo Lincoln tímidamente.

—¿Y por eso la dejas que nos insulte? Vaya hermano que tenemos —Lynn se dirigió al baño, no sin antes soltar una mirada asesina a Lincoln.

Lincoln realmente no sabia que decir, quería que todos se llevaran bien, ¿Pero cómo lo haría si Linka no hacía nada para llevarse bien con las demás?

En la sala, Linka notó que los integrantes de la familia se estaban repartiendo entre dos mesas. Ella optó por ir a la mesa de los grandes, porque ahí era menos probable que alguien la molestara, ya que sus padres estaban al frente. Sólo hubo una interrupción durante toda la comida y era Sr. Lynn dirigiéndose a Linka

—Linka, nosotros ya te inscribimos en una escuela. Es la misma a la cual Lincoln asiste, mañana empezarás ¿esta bien?

—De acuerdo —Respondió Linka.

—Nosotros te compramos una mochila junto con unos cuadernos y lápices—. Dijo alegremente Sr. Lynn.

—Gracias, aunque no era necesaria la mochila, hubiera usado mi propia maleta para ir a la escuela —Dijo Linka un poco avergonzada.

—No seas asi Linka, llevar esa maleta con tan pocas cosas seria bastante incomodo —Linka sólo guardó silencio y siguió comiendo.

El dia transcurrio con naturalidad, todos hacían sus actividades de costumbre a excepción de Lincoln, quien estuvo explicando a Clyde todas las cosas que le habían transcurrido durante el fin de semana.


Linka estaba en el parque, sentada en un columpio mientras veía como caía la nieve a su alrededor. Al mirar al suelo, notó como unas gotas caían de su cara, se dio cuenta que estaba llorando, a la vez vio cómo su cuerpo temblaba por el frío.

De repente escuchó una voz.

—¡Hey! ¿cómo te llamas? —Era una muy voz alegre y a Linka se le hacía bastante familiar.

Linka levantó su mirada y vio a un chico. Era un poco más alto que ella, tenía el cabello castaño y tenía la piel pálida.

—Niña, ¿te encuentras bien? —Volvió a hablar el chico.

Linka no podía hablar, tenía la mente totalmente en blanco.

—Vamos, no tienes porque estar sola, puedes jugar conmigo —La voz del chico se escuchaba cálida y con mucha confianza.

—Sígueme, vamos a jugar —Entonces el chico tomó de la mano a Linka y empezó a tironear para que esta la siguiera.

Linka, al tener agarrada la mano del chico, sentía como todo el frío de su cuerpo se iba. Era una sensación tan placentera, es como si estuvieras dentro de un saco de dormir junto a una chimenea en una casa de madera.

Linka solo tenía la vista perdida en ese chico, hasta que su mirada empezó a encandilarse a la vez que escuchaba el chirrido de los neumáticos de un auto en la calle y súbitamente Linka se despertó.

Al ver su reloj despertador vio que eran las 6 de la mañana.

—Mejor me prepararé para la escuela —Se dijo a sí misma algo adormilada.

Un tiempo después, todos estaban despiertos para ir a sus respectivas escuelas.

Cuando Lincoln se terminó de preparar, bajó la escaleras y vió a Linka sentada en el sofá viendo televisión. Junto a ella estaba su mochila y cuando ella observó que Lincoln había bajado las escaleras, apagó el televisor.

—Al fin estas listo, un poco mas y me moría del aburrimiento acá —Dijo ella con un tono de impaciencia.

Lincoln se sorprendió ¿ella lo estaba esperando? ¿qué no estaba enojada con él?

—¿Por qué me estabas esperando si nosotros nos vamos todos juntos en la van?

—Porque quiero caminar a la escuela y no esperar pacientemente como nuestras demás hermanas se maquillan excepto la deportista, quien seguramente debe estar jugando con un balón como un perro. Si las esperamos a todas nosotros llegaremos tarde, así que ¿me vas acompañar a la escuela o esperarás a las demás como si fueras su mascota? —Dijo con un tono burlesco.

—Esta bien, vamos —Respondió Lincoln resignado a la vez que se dirigió a la puerta. Linka se levantó inmediatamente para seguir a Lincoln.

Cruzaron la puerta y Lincoln alzó un grito hacia su casa —¡Me iré a la escuela caminando, Linka va conmigo!

Iban por la mitad del camino cuando Lincoln habló.

—¿Sigues molesta conmigo por lo de ayer?—. Pregunto algo preocupado.

—¿Molesta contigo? ¿Por qué? —Respondió con su típica voz antipática.

—Ya sabes, porque ayer te fuiste del parque y no terminaste tu sandwich —Explicó algo tenso.

—¡Ah! ya veo, creo malinterpretaste eso. Me fui del parque porque me aburri de hablar contigo, a la vez quería estar sola y lo del sandwich es porque no me gusto la jalea que le pusiste —Linka soltó una sonrisa de burla.

Lincoln puso una cara de alivio al saber que ella no lo odiaba por haber hecho las preguntas equivocadas y esa cara rápidamente fue reemplazada por una de vergüenza por haber creído que ella nunca más le dirigiría la palabra sino fuera estrictamente necesario.

Cuando llegaron a la escuela, varios chicos quedaron sorprendidos, ya que la mayoría conocían de reojo a Lincoln por su cabello blanco, pero no tenían ni la menor idea que este tenía una gemela y cuando llegaron a la oficina del director para pedir el horario de Linka, este dejó que ellos tuvieran el mismo horario, de modo que Linka se adaptara mejor a la clase y al establecimiento.

Cuando entraron a la clase, varios estaban asombrados de ver a Linka y todos le hacían preguntas a ambos pero Linka se negó a contestarlas ignorando a cualquiera que le hablase, mientras que Lincoln sólo le contestaba a los chicos que él conocía. La avalancha de preguntas fue interrumpida cuando la profesora Johnson llegó al salón y se dirigió a sus alumnos.

—Bueno alumnos, como ya sabrán, hay una nueva integrante en este salón ¿Podrías pasar adelante a presentarte Linka?

Linka se levantó de su asiento y se dirigió a la clase.

—Bueno, como bien la profesora dijo, me llamo Linka, vengo de Canadá y llegue el día Sábado a Royal Woods y como se habrán dado cuenta, yo y Lincoln somos gemelos. ¡Ah! y otra cosa, tanto Lincoln como yo no sabiamos que existia el otro hasta el viernes cuando me dijeron que tenía una familia en esta ciudad.

Al término de su presentación, se dirigió a su asiento que estaba al final del salón.

Las clases concurriendo con naturalidad, exceptuando que Linka ignoraba a cualquiera que le dirigía la palabra.

A La hora del almuerzo Lincoln se sentó al lado de Linka, mientras que Clyde se sentó al frente de Lincoln.

—¿Por qué vinieron a sentarse junto a mi? Mira, aunque no los odie tampoco significa que me agraden del todo —Le dijo Linka a Lincoln

—Pues como estabas sola, pensé que no te haría mal un poco de compañía —Dijo Lincoln alegremente.

—Está bien, sólo no hagan nada que llame la atención. Ya tengo suficiente con que alguien llegue a mi lado cada diez minutos intentando hacer una conversación sin sentido—. Respondió molesta.

—De acuerdo —respondieron ambos chicos a la vez.

Lincoln y Clyde se levantaron apenas terminaron su comida, pero en ese momento llegó Chad junto con dos amigos tras de él.

—Hola Loud, ¿sabes? oí por ahí a unos chicos diciendo que ustedes en vez de ir a mi fiesta de cumpleaños se pasaron limpiando inodoros en el arcade y que eso era más divertido que ir a mi pobre fiesta de cumpleaños. No sabes la humillación que pasé cuando ese rumor se esparció, así que yo y mis amigos te queremos devolver el favor —Dijo Chad enfadado.

De repente Linka se levantó para acercarse a Chad

—¡Hey! no tengo nada en tu contra, sólo queremos pasar un rato con tu herma… —Pero Chad fue interrumpido por Linka.

—¿Te crees la gran cosa por tener a tus amigos detrás de tí intimidando a quién se te plasca? déjame decirte algo, tú no eres nadie sin esos dos detrás tuyo. Si ellos no estuvieran, tú serías igual de peligroso que un niño pequeño que orinó sus pantalones. Cuando seas lo suficientemente hombre para amenazar a alguien sin que nadie te esté cuidando la espalda vuelves ¿esta bien?

Chad no sabía qué responder y al ver que todos los que estaban en la cafetería estaban atentos al conflicto, él sólo se dió la vuelta para largarse, pero sintió que alguien le tocó su hombro izquierdo y al darse vuelta Linka le dio un gran golpe en la cara a tal punto de hacerlo caer al suelo.

—Espero que hayas comprendido porque está mal abusar de los demás, ojalá nunca más lo hagas porque el próximo el golpe no irá a tu cara, ni a tu torso, ni a ninguna de tus extremidades ¿Te imaginas un lugar delicado de tu cuerpo donde un simple golpe te puede hacer sufrir por varios minutos? —Dijo Linka mientras se puso de rodillas frente a Chad.

Chad tragó un poco de saliva y empezó a asentir con la cabeza. De un momento a otro se levantó y junto con sus amigos se fueron de la cafetería.

Lincoln como Clyde no podían creer lo que había pasado, Linka los había defendido incluso golpeó y espantó a Chad.

—¡Linka, eso fue asombroso! —Dijo Clyde emocionado.

—Gracias, no sabía qué hacer hasta que apareciste tú —Dijo Lincoln un poco avergonzado.

—Yo no lo hice por ti ni por el nerd que tienes de amigo.

—Y entonces ¿por qué lo hiciste? —Dijo Lincoln confundido.

Linka ignoró esta última pregunta y se fue de la cafetería para entrar a clases. Los chicos al verla retirarse, decidieron hacer lo mismo. Todo transcurrió con normalidad hasta el momento del término de estas.

—Amigo, tengo que preguntarle a Linka que sucedió en la cafetería, sabía que ella era seria y que no le gustaba estar con las demás personas, pero golpear a alguien quien ni siquiera conoces es demasiado y para eso necesito estar a solas con ella ¿de acuerdo? —Le dijo Lincoln a Clyde mientras veía a Linka yéndose a casa sola.

—Lincoln, no estoy muy seguro. Para que alguien actúe así de impulsivo debe de haber tenido alguna razón escondida y creo que viniendo de ella esa razón no será muy agradable de escuchar.

—No importa Clyde, quiero saber que le sucedió, porque si esto se repite tendrá problemas y no quiero que ella los tenga.

—De acuerdo Lincoln, te deseo suerte.

—Gracias amigo.

Rápidamente Lincoln se acercó a su gemela y ella al ver al peliblanco le dijo.

—No es necesario que me guíes hacia la casa, ya me sé el camino.

—No es por eso que venía a acompañarte, sólo quería preguntarte ¿por qué me ayudaste a mi a y Clyde?

Linka suspiró pesadamente antes de responder

—Yo no puedo controlarme cuando alguien está abusando de otras personas sin importar el porque, sino hubiera estado ahí tú y tú amigo ya estarían recibiendo una paliza por parte de esos chicos, pero si tú fueras alguien que supiera defenderse, ni siquiera me hubiera molestado en levantarme. Tienes que cambiar tu actitud con las demás personas o terminarás peor que cualquier paliza que hayan dado en tu vida.

—¿Por qué me dices eso? Me dijiste que no te agradaba del todo, pero de igual forma me das consejos para que no me pisoteen —Explicó Lincoln un poco molesto.

Linka tardó en responder.

—Eso es porque me recuerdas al único amigo que tuve —Su tono de voz empezó a hacerse más triste.

—¿Te refieres a Edwin?¿Me contarás qué le pasó?

Linka tardó aún más en responder...


Linka había llegado a su casa después de la escuela. Había dejado su mochila en su habitación y se disponía a limpiar la casa cuando su madre había atravesado la puerta.

—Sabes que cuando llegues después de clases tienes que limpiar la casa —Dijo su madre algo irritada.

—Sí, pero… —Esta no pudo seguir, ya que su madre la había dado una cachetada.

—¡Sabes que no tienes que darme excusas, ya no limpiaste, eres una floja nunca haces lo que te pido!

Linka se puso a llorar y salió corriendo por la puerta.

—¡Si crees que ta vas a librar de esto corriendo, estás equivocada, cuando vuelvas a casa te las veras conmigo! —Gritó su madre.

Linka se dirigió al parque, al cual siempre iba después de hacer los quehaceres y como siempre se sentó en los columpios. Casi nadie iba a ellos, no sabia si es porque a nadie les gustaba jugar en ellos o era el hecho que siempre se sentaba en ahí.

Linka miraba el suelo mientras seguía llorando, hasta que escuchó a una voz.

—¡Hey! ¿cómo te llamas?

Linka levantó la mirada para darse cuenta que un niño de cabello castaño estaba al frente de ella.

—¿Me… me estás hablando a mi? —Murmuró Linka mientras intentaba no seguir llorando.

—Por supuesto ¿a quién más le estaría hablando? no veo a nadie más cerca —Dijo bastante alegre.

—Es que nadie se me acerca para hablarme, siempre me evitan y me llaman anciana. —murmuró tristemente.

—¿Por qué te llamarían así?

—Me lo dicen por el color de mi cabello.

—¡Que ridicules! tu cabello blanco te hace ver muy linda.

Linka se sonrojó un poco.

—¿Y por qué viniste a hablarme? ¿es por una apuesta que perdiste o algo así?

—Es que te vi sola y un poco triste y te queria preguntar si te encontrabas bien, pero al parecer lo estás.

—¿Por qué te preocupas por mi? nunca te había visto antes.

—Es que soy nuevo en el pueblo, por eso nunca había estado acá. Antes, por cierto, me llamo Edwin y tú ¿cómo te llamas?

—Me llamo Linka

—Que nombre más bonito ¿y cuantos años tienes?

—Tengo 8 ¿y tú?

—Yo tengo 10 ¿quieres ir a jugar a la resbaladilla? —Edwin extendió su mano para guiarla.

Linka dudaba si ir. Quizás tramaba algo para hacerla quedar en ridículo.

—Vamos, no seas tímida, nadie merece estar solo —Edwin agarro la mano de Linka para arrastrarla hasta la resbaladilla.

Después de unos cuantos meses, a Linka solo le importaba ir al parque para jugar con Edwin, sin importar las veces que su madre la castigaba o la amenazaba. Hasta que un dia...

—¿Sabes Linka? en unos cuantos días más me tengo que mudar, mi familia ya terminó de hacer los negocios que tenía de esta ciudad y necesitamos mudarnos.

—Pero si te vas me quedaré sola y... y no sabria que hacer sin ti.

—"Aunque las cosas malas nunca paran de venir, siempre hay que ser fuerte para superarlas" eso siempre me lo dice mi papá.

—Pero me quedaría sola, no tendría con quien jugar —Dijo Linka tristemente.

—Vamos, no seas así, esos niños de allá seguro que querrán jugar contigo.

—Pero… —Linka no pudo seguir hablando, porque Edwin se dirigió hacia donde estaban los tres chicos jugando con un balón, Linka no tuvo más opción que seguir a Edwin y cuando llegó donde ellos, pudo escucharlos hablar.

—Nosotros no jugamos con raritas, además ella no juegas con nadie más que su noviecito. —Dijo uno de los chicos.

—Ella estaría encantada de jugar con ustedes si le dieran una oportunidad.

El niño que tenía la pelota la pateó de tal forma, que ésta quedó en medio de la calle.

—Maldición Mike, ve a buscar la pelota.

—¿Y por qué no le decimos al novio que vaya por la pelota y quizás consideremos jugar con la rarita? ¿qué dicen chicos? —Le guiñó el ojo a sus dos amigos—. De acuerdo, entonces ¿vas a buscar la pelota?

Edwin no dudó y acató las órdenes del chico. Cuando estaba a punto de recoger la pelota, un auto que iba a alta velocidad dobló repentinamente hacia la calle donde se encontraba el chico. El suceso terminó en un atropello, donde Edwin era la víctima y lo peor de todo es que el auto ni siquiera freno, es más, aceleró aún más para alejarse rápidamente.

Linka fue a socorrer a su amigo que yacía en la calle. Ésta al acercarse lo suficiente pudo ver como el lado derecho de su cara estaba totalmente ensangrentado y la vez que tenía el brazo derecho dislocado

Edwin notó como una figura negra se acercó a él y al notar que tenía el cabello de color blanco empezó a balbucear levemente.

Linka no sabía que intentaba decir, así que se arrodilló para estar más cerca de él y así poder escucharlo.

—Tengo miedo Linka, está todo oscuro… —Dijo aterrado Edwin.

—Yo estoy aquí, no tengas miedo, ya vendrá alguien a ayudarte, tienes que ser fuerte. —Dijo Linka mientras tomaba su mano izquierda.

—¿Pu.. pu… puedes ser fuerte por ambos? —Preguntó con mucho esfuerzo.

—… Sí, seré fuerte por ambos. Dijo Linka con lágrimas en sus ojos.

—¿Me lo prometes?

—… Por supuesto —Linka pudo sentir cómo las pocas fuerzas del agarre del Edwin se fueron al mismo tiempo que el brillo de sus ojos.


Linka no pudo aguantar las lágrimas y empezó a llorar.

—¡ÉL SOLO QUERÍA VERME FELIZ Y POR ESOS NIÑOS INGRATOS YA NO ESTÁ CONMIGO!—Gritó Linka, hasta que su evidente exasperación la calmó—. Se fue... como mi esperanza de volver a ser feliz...

Lincoln la guió hacia una banca cercana para que así Linka pudiera recuperarse, pero al notar que todavía no se calmaba del todo, Lincoln la abrazó, en un primer momento Linka dio un sobresalto, ella quería decirle a Lincoln que se quitara de encima, pero cuando estubo apunto de recriminarle, ella sintió como un calor volvía a ella, un calor que no había sentido desde que Edwin murió, un calor protector y acogedor. Después de unos segundos ella correspondió el abrazo y siguió llorando pero con más intensidad.

Fin del capítulo 4


Por si se lo preguntan, el libro que lee Linka existe de verdad y es bastante bueno. Agredeceria bastante que me dejaran su opinion sobre el capitulo. Hasta la proxima