Capítulo 5
Misma línea de salida, caminos separados
Habian pasado alrededor de una hora desde que Linka había contado su historia. Ambos jovenes seguian sentados en la banca pero ya se habían separado desde que Linka se pudo calmar.
—Linka, ¿quieres ir a la casa?
—Todavía no, ¿acaso no te gusta tener momentos de paz?
—Sí, me gusta tener esos momentos de vez en cuando, pero no me gusta cuando estoy demasiado tiempo solo.
—Veo que te gusta vivir con estrés, como si te gustara que te presionaran en todo momento. Eso te hace sentir vivo ¿no?, cuando tienes un problema hasta el cuello y cuando lo resuelves te siente de maravilla.
—Bueno, podríamos decir que es algo así.
—¿Alguna vez has pensado si en un accidente hubieras perdido a toda tu familia?
—Jamás se me hubiera ocurrido pensar eso.
—Ya veo. ¿Alguna vez has pensado que harían tus hermanas sin tí? ¿qué harían sin su hermanito, quien le resuelve sus problemas todos los días?
—Nunca lo habia pensado, pero sé que ellas podrían arreglárselas solas sin mí. Espera ¿cómo sabes que yo ayudo con los problemas de mis hermanas?
—¿Qué no es obvio? el primer día que llegué a la casa y ustedes entraron a mi habitación, tú fuiste el único que se le ocurrió hacerme caso y no seguir presionando, además que cuando esa deportista de segunda iba a abalanzarse en mi contra, tú fuiste inmediatamente a retenerla.
Linka suspiró al ver la cara de incredulidad de Lincoln —Tú mismo lo dijiste, quieres que todos nos llevemos bien ¿no es así? Se ve a simple vista que yo soy el problema aquí y tú intentas solucionarlo.
Lincoln se sorprendio y pensó «aunque Linka no lo demuestre, sabe que hago todo lo posible para que nos llevemos bien. Pero a ella no le gusta estar con las demás personas»
Linka continuó hablando —¿Nunca has sentido que tus hermanas se aprovechan de ti?
—Bueno, a veces mis hermanas me obligan a asistir a sus conciertos, campeonatos y concursos, pero no creo que lo hagan con malas intenciones.
—¿Alguna vez te has negado a participar?
—Sí, pero terminó asistiendo a sus actividades de todas formas.
—¿Cómo no te das cuenta que tus hermanas se aprovechan de tí? siempre tienes que estar disponible para ellas ¿te han ayudado con tus problemas?
—Sí, pero solamente cuando ellas están involucradas o cuando se trata de abusadores.
—Apuesto de que si no fueras tan amable con ellas, te desecharían de inmediato.
—¿De qué rayos hablas? ¿Cómo se van a deshacerme de mi?—. Dijo Lincoln confundido
—Me refiero de que si un dia dejas de ayudarlas, te dejaran a un lado para jamás pedirte algo denuevo.
—Eso nunca pasara, somos hermanos y aunque a veces nos peleamos, siempre nos reconciliamos.
—Hey, no las defiendas por todo, sólo digo de qué harías en esa situación —Se quejó algo molesta.
—No te cansas de imaginar esas cosas.
—No, de hecho me encanta imaginar este tipo de cosas, así me distraigo de como es mi vida, por eso me gusta estar sola. Y ¿qué cosas te gustan hacer a ti?
—Me gusta leer comics, ver películas o series de ciencia ficción y jugar videojuegos, si quieres podriamos ocupar el televisor de la sala para que juguemos.
—No creo que podamos ya que si jugamos tus digo… nuestras hermanas van a querer jugar también y digamos que no me agradan.
—No creo que eso suceda, mis hermanas no tienen los mismos gustos míos, cada una le gusta hacer algo diferente, por eso normalmente juego con Clyde.
—De acuerdo, cuando quieras puedes decirme que jugemos a la consola, creo que sería divertido.
—¡Genial!
Lincoln estaba mirando como pasaban los autos hasta que escuchó el sonido de un encendedor y al ver en la dirección donde estaba Linka, la vio fumando. Lincoln estaba boquiabierto no podia creer lo que estaba viendo.
Y después de un breve momento Linka se dio cuenta que su gemelo la estaba observando.
—¿Quieres uno? —Dijo con una leve sonrisa.
—Claro que no ¿cómo puedes siquiera estar fumando? apenas tienes once ¿sabes que te hacen esas cosas? —Preguntó preocupado.
—Lo dicen en las mismas cajetillas. Estas cosas me ayudan a aliviar el estrés, además que me ayudan a olvidar algunas cosas que se me vienen a la mente de un momento a otro. Además, no es como si me fumara una cajetilla al día. Las cajas pequeñas me duran más de un mes, solo cuando no puedo seguir soportando el estrés saco un cigarro, por otro lado ¿nunca sentiste curiosidad por probar uno? —Dijo fríamente Linka mientras aspiraba una vez más su cigarro.
Lincoln sabía que fumar estaba mal porque trae muchas consecuencias negativas. Más de una vez escuchó que si fumas de pequeño, afectará tu estado físico haciendo que te canses más de lo debido a la vez que afecta a tu crecimiento y podrías terminar con cáncer pulmonar.
—Bueno, yo… —Murmuraba Lincoln algo preocupado.
Botó todo el humo aspirado antes de hablar —Si no quieres dilo, no tienes porque fingir querer uno para asi agradar mas —Decía Linka con frialdad.
—¿Te agrado? —Dijo Lincoln sorprendido.
—Pues… pues claro idiota, siempre tan insistente... y amable... se ve a kilometros que te preocupas por mi… —Dijo Linka mientras se ponía cada vez un poco más roja de la vergüenza. Esperó un momento para poder aclarar sus ideas para seguir hablando.
—Eres de los pocos que me agradan, por el contrario de otras personas que conocí que siempre terminaban aprovechándose de mí robando mis cosas, pidiéndome dinero que nunca me devolvieron y cuando se aburrían de mi me dejaban a un lado —Linka volvió a aspirar su cigarro.
Pasaron unos segundos antes de exhalar todo el humo y continuó hablando —Yo era una indeseable en la escuela y desde el accidente de Edwin, me prometí que nadie más se aprovecharía de mí y desde entonces empecé a hacer a todos a un lado. —Dijo Linka bastante triste.
Linka se demoró unos segundos antes de volver a tomar la palabra
—Lamento por ser tan ruda contigo… tú fuiste el primero en esforzarse por conocerme de verdad.
Lincoln no podia creer todo lo que le decía Linka, ella había soportado bastante para sólo tener once años y no pudo evitar imaginar estar en la misma posición que ella. Solo un pequeño cambio en la historia de los dos chicos y sería él quien estaría en el otro lado de la banca contando todo lo que había soportado.
—¿Y por qué no le contaste todo lo que te sucedía a tus padres? —Dijo Lincoln preocupado.
—Mi madre no me escucharía y me encerraria en mi habitación por no defenderme sola y a mi padre no lo he visto desde que tenía cinco años —Al Terminar inhaló un poco más su cigarro.
—Pero ¿por qué tu madre haría algo tan horrible? —Dijo Lincoln incrédulo.
Exhaló todo el humo de sus pulmones antes de hablar —Cuando mis padres adoptivos se separaron, mi madre tuvo que empezar a buscar trabajo para mantenernos y encontró uno en ventas telefónicas, pero no le iba muy bien. Aparentemente su jefe era un cretino y sus compañeros de trabajo unos imbéciles. —Dijo Linka con resentimiento.
Miró por un momento sus pies antes de seguir hablando —Siempre llega de mal humor y lo único que hace al llegar a la casa es sentarse al frente del televisor a beber cerveza y siempre se queja del desorden que ella misma provoca todas las mañanas. Y cada vez que hacía algo mal, ella me golpeaba. Yo siempre me decía que cuando regresara papá las cosas volverían a ser como antes, pero eso nunca sucedió… —Dijo Linka mientras volvía a tomar una gran cantidad de humo, entretanto que, por otro lado, Lincoln estaba totalmente pálido.
Linka volvió a botar el humo para seguir hablando —El accidente que tuvo mi madre fue porque ella estaba manejando ebria y cuando se recupere, lo más probable es que será llevada a juicio y posteriormente a la cárcel—. Dijo Linka tristemente.
Linka se tomó un momento antes de seguir con su historia —Los policías dijeron que ella no estaba capacitada para cuidarme y como nuestro abuelo era el único miembro de la familia con quien manteníamos contacto, lo llamaron para que tuviera mi custodia. Pero al vivir en un asilo, no podía cuidarme y en ese momento temía a que me mandaran a un hogar adoptivo pero cuando le pregunté que quién me cuidaría, él me reveló que tenía otra familia, otra madre, otro padre, un hermano gemelo y diez hermanas y que ellos serían los que me cuidarían. —Dijo Linka con un tono de esperanza.
Linka soltó un suspiro antes de continuar —No creerás lo sorpresivo que fue para mí enterarme de que la mujer que me cuido por casi por once años no era mi verdadera madre, todo el sufrimiento que pase pudo haberse convertido en risas y felicidad—. Dijo Linka con un tono bastante triste. Esta miró su cigarrillo y lo tiró al suelo para apagarlo con el pie.
Lincoln no tenía palabras para responderle a Linka. Mientras él recibía el cariño de sus hermanas en los malos momentos, ella sólo se tenía a sí misma y tuvo que alejarse de las demás personas para que no fueran capaz de herirla más de lo que ya estaba.
—Pero tú tampoco la tienes fácil, tienes que soportar a tus… digo a nuestras diez hermanas a la vez y debe ser peor cuando cinco de ellas tienen el periodo al mismo tiempo —Dijo Linka con una sonrisa.
Lincoln sabía lo que era el periodo de las mujeres y ese tema lo hacía siempre enrojecerse de la vergüenza, ya que cuando una de sus hermanas estaba en sus días, ésta siempre causaba problemas por cualquier razón, en especial su hermana Lynn, quien se volvia mas violenta contra Lincoln, el cual no podía hacer nada al respecto más que acatar todo lo que le decían.
—Bueno, no siempre es fácil convivir con tantas chicas a la vez, pero me las arreglo —Dijo Lincoln algo incómodo.
—Ya que te da vergüenza hablar del periodo de las mujeres... vamos a casa. —Dijo Linka con un tono totalmente amable.
Era la primera vez que Linka le habia hablado de esa forma a Lincoln y a cualquiera hace bastante tiempo, incluso Linka se llegó a sonrojarse de la vergüenza por la tonalidad en cual habló, ya que su fachada de antisocial consiste en que su voz siempre sonára cansada y casi sin emoción.
—De acuerdo, volvamos a casa y por cierto, ¿qué sandwich te gusta comer?, porque no quiero volver a equivocarme contigo. —Dijo felizmente Lincoln mientras se levantaba de la banca.
—Pues… no te vayas a burlar… a mí me gusta mi sándwich con mantequilla de maní con chucrut —Dijo algo avergonzada.
— ¡¿De verdad?! A mi me encanta ese sandwich ¿pero no me dijiste que no te gustaba la mantequilla de maní? —Dijo dudoso.
—No me gusta, pero me encanta comerla con chucrut es la única forma en que coma mantequilla de maní —Dijo tímidamente Linka.
Con esto, los dos jóvenes se dirigieron hacia su respectivo hogar. Cuando llegaron a casa habían pasado alrededor de tres horas desde que salieron de la escuela.
Ambos chicos se dirigieron a sus respectivas habitaciones y cuando Linka abrió la puerta vio varios trozos de papel blanco cayendo frente suyo. Linka al revisar uno de los trozos, dio un sobresalto y rápidamente se dirigió a su cama y cuando subió a esta, rápidamente levantó su almohada y su cara se puso totalmente pálida.
—No... no... puede ser —Murmuraba Linka.
Bajó rápidamente de la cama y desesperadamente empezó a revisar cada trozo de papel que había en el suelo. A los diez minutos, empezó a agobiarse lanzado los papeles por todos lados y a la vez empezó a llorar cuando se dio cuenta que era inútil seguir buscando. Simplemente se quedó sentada en el suelo rodeada de trozos de papel.
Lincoln, quien se dirigía al baño pudo escuchar unos sollozos que venían de la habitación de Lynn y lucy y cuando abrió la puerta para saber de donde venia ese llanto, pudo observar a Linka en el suelo llorando. Linka al ver que Lincoln estaba observándola dijo —¿Sabes quién hizo esto? —Lo dijo en un tono bastante triste.
—Yo no lo sé, además ¿qué son todos estos papeles que están en el suelo?
—Esos papeles son mi único libro—. Murmuró Linka
Lincoln tragó saliva —Pero no te preocupes, te puedo conseguir otro, sólo dime cómo se llamaba y te comprare otro —Dijo Lincoln intentando animar a Linka.
—Tú no lo entiendes, ese libro era irremplazable —Dijo con un tono sombrío.
—¿Por qué era una edición especial o algo asi? —Dijo algo preocupado.
—No, ese libro me lo regaló mi padre por correo hace un año e incluso escribió una nota en la contraportada con su firma, ese libro era lo único que tenía de él y ahora está hecho picadillos… —Murmuraba Linka mientras temblaba en el piso.
Lincoln no sabia que decir, era una imagen terrible, Linka estaba totalmente desolada, sin esperanzas, como si el libro que tenía era lo único que le daba fuerzas para seguir con su vida. Linka lentamente se levantó y empezó a caminar hacia Lincoln.
—Me imagino quién hizo esto debe ser esa princesita ¿no? —murmuró Linka.
Lincoln no sabia que responder, sabía que la única persona que podría haber sido tan cruel por la minima provocacion era Lola.
—Bueno, con tu silencio me das la razón, tendré que enseñarle una lección —Dijo Linka fríamente mientras empujaba a Lincoln porque le estaba estorbando el paso.
—Linka detente, no le hagas nada a Lola porfavor —Suplicó con un poco de temor.
—Ahora entiendo porque ella es una malcriada, bueno, al fin alguien de la familia le enseñará a respetar a sus mayores.
Lincoln no sabia que hacer, si Linka había golpeado tan fuerte a Chad porque estaba amenazando a Lincoln, ¿que le haría a Lola? ya que destruyó la única conexión que tenía con su padre. Ese pensamiento hizo estremecer a Lincoln.
—Linka porfavor, es una niña pequeña, es sólo que no se conocen bien, seguro si es que ella sabía que era tan importante para ti seguro no le hubiera hecho nada —Decía un temeroso Lincoln.
—¿Y qué quieres que haga? era lo único que tenía de él y... y… —Las piernas de Linka ya no pudieron soportar el peso de su cuerpo y cayó al piso, agacho la cabeza y volvió a llorar
—Sólo… Sólo… esta vez lo dejaré pasar, por ti Lincoln —Decía impotente Linka.
Lincoln levantó a Linka tomándola de la mano y se dirigieron hacia la alcoba del peliblanco para que nadie pudiera ver el deplorable estado de Linka.
Cuando Linka pudo recuperarse se dirigió a Lincoln.
—Lincoln, puedo pedirte un favor ¿puedo quedarme a dormir esta noche? no siento que sea capaz de aguantar otra noche durmiendo sola.
Lincoln sorprendido por la pregunta de su hermana este respondió —Claro que puedes, para eso está la familia.
En ese momento gritó que la cena estaba lista.
—Ve a cenar Lincoln, yo me quedaré arreglando mis cosas para mañana —Dijo tristemente.
Lincoln al sentarse en la mesa de los pequeños vio como Lola tenía una sonrisa de oreja a oreja, como si hoy hubiera sido el mejor dia de su vida. Lola al observar la mesa de los grandes y percatarse que no estaba Linka, soltó
—Parece que la niña ruda no va a venir a cenar, quizás la sorpresita que le dejé fue mucho para ella.
Lincoln tenía razón, fue Lola quien había hecho tal atrocidad. En ese momento Lincoln sintió algo que no había sentido nunca por una de sus hermanas. Odio, un odio tan grande que ni siquiera se compararía con la vez que Lori rompió sus lentes de realidad virtual, un odio tan grande que sentía unas inmensas ganas de golpear a Lola para borrarle esa sonrisa burlona.
Pero no pudo levantar su mano en contra de su hermana, simplemente no podía. Iría en contra todo lo que le habían enseñado sobre cómo cuidar a su familia.
Durante la cena, Lincoln no podía disfrutar de su comida en paz, sentía tanta amargura en su interior que ni siquiera podía sentirle el sabor a su comida. Podría haber estado comiendo del plato del perro y no notaría la diferencia.
Lincoln apenas pudo terminar su cena, cada vez que veía a Lola y su sonrisa de victoria, sentía que debía botarle los dientes restantes de su cara para ver si es que podía hacerle sentir algo de lo que sufrió Linka por su "sorpresa". Lincoln rápidamente fue al segundo piso para prepararse para dormir, ya que si estaba junto a Lola por diez minutos más, no sabía que sería capaz de hacerle.
Cuando fue a su habitación para ir a dormir, vio a Linka acostada bajo las sábanas en dirección hacia la pared quien estaba totalmente exhausta por el dia tan agotador que tuvo. Así que tranquilamente Lincoln se metió en las sabanas y cuando apoyó su cabeza en la almohada sintió que Linka giró para luego abrazarlo y pudo escucharla murmurando.
—Te extrañe mucho Edwin…
Lincoln se sorprendió un poco con esas palabras, pero al darse cuenta que Linka estaba dormida, simplemente sonrió para luego quedarse dormido.
Fin del capitulo 5
