Se había decretado una orden que venía directamente de las salas patriarcal y la de firmada con el puño y letra de la misma diosa.
Al principio, muchos de los habitantes no entendían el ¿por qué?, según se describía en cada carta, el caballero en cuestión debía dirigirse al sitio especificado para poder reencontrarse, tal vez, con suerte con sus raíces, esperar de alguna manera la posibilidad de pertenecer a un círculo familiar, aunque por muy mínima que fuese, no debía de perderse la esperanza.
Al final de unos días, se supo que solamente cinco caballeros emprenderían el viaje. Aún no muy convencidos de la tarea impuesta. " Si la felicidad está fuera aguardando, no veo motivo alguno para no poder encontrarla'. Había sido la frase final de la diosa. Básicamente una sutil orden que debía ser acatada, claro, una orden de Saori no sería desairada.
Aún Shaina no terminaba de ver por última vez su pequeña cabaña, sobre la mesa se encontraban un par de pasajes aereos y la carta detallada por Shion, guardó el pequeño lienzo de tela bordado con hilo de plata. Tal vez como Shion lo había dicho ella sería afortunada de encontrar a algún familiar con esas iniciales, hace un tiempo pienso en la idea de que no debía buscar a quien la abandono a su suerte desde que ella vino al mundo, Pero con todo lo que había vivido y experimentado en su estadía en el santuario, ir en busca de fantasmas sonaba más consolador que permanecer. Eso implicaba que, ahora ella sin su cosmos era como cualquier ser humano común, debía aceptarlo y dejar atrás todo lo que significó alguna vez, su armadura, el rango y por supuesto la máscara que ahora solo parece un trozo de metal que podría adornar cualquier muro. Oprimió fuertemente su máscara, todo lo que significó una vez y la dejó sobre la mesa. Tomó sus pertenencias y los papeles sobre la mesa, salió y cerró la puerta, a lo lejos divisó a Marín y Aioria, era magnífico mirarlos enamorados y correspondidos. Guardó los papeles dentro de su chaqueta, había decidido algo y lo haría sola a pesar de las órdenes recibidas.
— Entonces es cierto que te vas, — aunque no sonaba como pregunta, Marín lo dijo con toda naturalidad.
Shaina, le sonrió y asintió levemente. La pareja la miro un poco entristecidos por la decisión de ella. Sabían lo que había sucedido con Shura en el templo principal y su discreción era fundamental para la italiana.
Marín se acercó para abrazarla y demostrarle todo el efecto que necesitaba Shaina en ese momento, no se separaron por un buen rato hasta que la japonesa con ojos enrojecidos dijo al fin.
—¿ De verdad no quieres que te acompañe?—
La otra negó, a punto de quebrarse, hacia un esfuerzo inmenso al no soltarse a llorar como chiquilla. Acaricio los cabellos rojos de la águila y le dió un beso en la mejilla.
— Solo iré para satisfacer la orden de arriba amiga, regresaré, aunque creo que podrían darme algo que hacer, para variar— suspiró y acomodó los cabellos detrás de la oreja de Marín.
— Eres tan querida y respetada amiga, como cualquier otro caballero. Por favor deja de demeritarte. — se volvieron abrazar y después la italiana se dirigió a Aioria. — Jurame que de verdad la amas y que la haras muy feliz. —
El león dorado sonrió ampliamente y tocó el brazo de la ojiverde.
— Por ella sería capaz de todo, la amo lo juro, —
Shaina lo miró complacida y sonrió al menos una de ellas había encontrado un amor verdadero. Y así sin más, camino a la salida del santuario dejando a su paso una vida increíble para el mundo exterior. Cuando estuvo fuera miró por última vez el imponente sitio. Por fin un par de lágrimas brotaron y sus ojos se llenaron de agua.
— ¿ Sabes que es lo curioso? , creí que te despedirias también de mi—.
Shaina reconoció fácilmente el tono de voz.
— No era mi obligación despedirme de todo el santuario.— admitió.
— Vaya que eres arrogante. Mucho tiempo creí ser el único con ese defecto. —
El hombre se puso de frente a ella pudo apreciar el rostro serio de la joven mujer. Sus ojos parecían cansados. Y ella, en si desprendida una aura muy lastimada. El griego podría adivinar que fue lo que pasó después de que Morpheo fuera desterrado a una dimensión desconocida. No todo había terminado ahí y el tenía curiosidad en saberlo.
— Tu también tienes que irte. —
— Es cierto y aunque me opuse en un principio, Camus me aconsejo ir, como él y otros, incluyéndote iremos a rumbos diferentes. —
Milo suspiró agotado. Ambos se quedaron en silencio unos minutos, debía ser difícil apartarse del lugar donde han vivido una larga existencia hasta ahora.
Pero Shaina no podía dejar de recordar la visita a la sala patriarcal. Ella ahí al igual que el santo de capricornio.
flashback.
— Señor, no creo que solo sea un recuerdo, el sentimiento aún se encuentra presente latente como nunca. No puedo ignorarlo, —
— Pero solo es eso, un recuerdo, por lo cual no veo la necesidad de pretender aferrarte a un sentimiento que tal vez se desvanezca con el pasar de los días. Sería una pena que alguien sufriera cuando te des cuenta que no la amas. —
El español oprimió los puños sin poder refutar las palabras de Shion.
Detrás de la gran cortina Shaina junto a Athena escuchaban la discusión entre el patriarca y el dorado de la onceava casa. Saori sabía que Shaina había experimentado algo increible. Que su conexión con Shura había ido más allá de cualquier coincidencia. Tomó la mano de ella al escuchar como era que Shion intentaba disuadir al caballero. Si ella podría ofrecerle algo, era certeza de tranquilidad, sabía lo que el pobre corazón de su guerrera había cargado toda su existencia.
— Tienes una orden Shura y debes cumplirla, no deseo más escándalos en el santuario, te disculparas con tu compañera y rectificaras todo lo que sientes, apoyate de la amistad de tus compañeros, sal de viaje, ten la esperanza de encontrar algun pariente, vive, no desprecies la oportunidad que Athena te ah brindado.
— Amar también es vivir...—. Dijo mirando el piso y con la mirada perdida ignorando las buenas intenciones del sumo pontífice.
— No así Shura.— Para Shion no era fácil la tarea para hacer desistir al caballero de capricornio de iniciar una relación al lado de Shaina.
El español posó su mano sobre el pecho y levanto la mirada.
— El caballero de undécima casa, promete cumplir con la orden dispuesta por Athena. —
Se levantó y con solemnidad giró sobre su eje y comenzó a andar, no sin antes mirar la gran cortina que cubría el camino hacia el templo de Athena. Sabía que detrás se encontraba la mujer de cabellos verdes en compañía de su diosa. Salió de ahí llevando a cuestas el peso de la fidelidad, a pesar del sentimiento que él mismo reconocía, no podría arrancar, no por un largo tiempo.
Detrás de la sala patriarcal Shaina limpió un par de lágrimas y miró a la cara a Saori.
— No habría sido correcto permitir a Shura vivir el recuerdo de una vida pasada. No pasando encima de ti. Espero que lo entiendas mi querida shaina. —
La deidad acaricio levemente la mejilla de la cobra.
— Trato de creerlo, tal vez en tu infinita sabiduría tengas razón. —
Ambas trataron de fingir sonreír. Ninguna podría decir lo lamentable de todo esto.
— Solo quisiera decir una cosa, si me lo permites Athena —
Recibio una sonrisa más franca.
— promete que harás lo posible para ir con Seiya y ser sincera con él, los dos se quieren, lo sé, siempre lo he sabido.
— Shaina yo...—
— Puedes romper el ciclo y por fin ser la mujer que eres y vivir cómo deseas. Amar solamente a Seiya como hombre, no solo como pegaso. Por favor, tu serás correspondida, demostrarle a quien sea que es licito ser una diosa y una humana. Te lo ruego. —
La italiana se postró sobre una rodilla, solo para ser sujetada por Saori, al no poder contenerse ambas se abrazaron por primera vez en su vida como un par de chicas que son cómplices.
— Shaina yo, te lo prometo. — dijo convencida.
Tal vez no serían llamadas amigas, pero de algo estaban seguras, ambas debían luchar por ser felices.
Fin del flashback.
Cuando la italiana dejó de divagar en su mente noto que Milo tenía en sus manos los pasajes que la llevarían a Italia.
— Devuélveme eso.—
El griego no tenía la intención de robarle así que le devolvió después de leer el destino.
— Bueno a ti te sobra un boleto, que supongo era para Marín. Y yo no saldré del país, así que yo podría tomar el lugar de la japonesa y conocer de paso ese lugar remoto en Italia. —
— Eres un fresco si piensas que irás, ¡ Que atrevido! —
Milo tomo el cabello de la guerrera por la nuca oprimiendo levemente, algo que le hizo gruñir sin que pudiera siquiera maldecirlo.
— Ay ya, controlate nadie va a decir nada, tengo el presentimiento que tú no irás a buscar a tu madre o tal vez tú abuelo, Así que haremos esto, yo te acompaño, tu me acompañas, así ninguno llegará a un sitio sintiéndose como un perfecto extraño, ¿ Quieres?
Los ojos de Shaina pronto recobraron su neutralidad, tal vez Milo tenía razón. Así que asintió y relajó su cuerpo.
— Muy bien, andando. — el griego le soltó no sin antes mostrarle una sonrisa pícara sobre el rostro.
Y ambos caminaron a un destino incierto. Uno que tal vez se convertiría en una nueva aventura.
Fin.
Por el momento hasta aquí. Gracias por leer, comentar, darle favorito y seguimiento a este trabajo. Les agradezco infinitamente.
Monse, gracias por leer, bienvenida de nuevo.
