Había sido un día de mierda y solo quería llegar a su casa a comer, después tener a su pecoso de postre y luego dormir durante dos días. Pero al llegar a casa, solo encontró a su novio hecho un mar de nervios y ninguna comida a la vista esperando ser devorada.
-T-Tengo una sorpresa para ti Kacchan. ¿La puedes esperar en el cuarto?
Soltando un gruñido, camino directamente a su cama compartida, desnudandose en el camino y cayendo en su cama solo en boxers. Hace un mes se habían mudado juntos y el poder oler sus aromas combinados en la cama era algo muy reconfortante. Era su secreto mejor guardado.
-¿Kacchan? ¿Puedes sentarte y cerrar los ojos?
Soltando un gruñido, y repitiendose que adora con el alma a ese estúpido brócoli, tomo asiento en su propia cama, reposando la espalda en la pared.
-Por favor, no abras los ojos, si lo haces, vas a arruinar la sorpresa, y he trabajado en ella toda la tarde y me he esforzado mucho. -Después de años de práctica, Katsuki había desarrollado la habilidad de entender los murmullos de su novio. Sin embargo, la sorpresa vino cuando sintió un peso sobre sus piernas. Casi abre los ojos de la sorpresa pero logro contenerse.
-¿Zuku?
Su novio paró las murmullos cuando, en especulación, puso su peso sobre las piernas de Katsuki. El rubio podía sentirlo moviéndose pocos centímetros para acomodarse, mantuvo sus propias manos en alto para no estorbarlo.
-Ya puedes abrir los ojos, que tengas buen provecho.
El rubio abrió sus ojos de inmediato, y tuvo que recordar como se respiraba ante semejante vista en su regazo. Su novio, su maravilloso y cachondo novio estaba acostado en sus piernas usando nada más que una pantaleta negra con una x anaranjada. El jugoso trasero de Izuku estaba levantado y en la cima, un bote de lubricante con sabor a chile habanero.
Sin decir palabras, ya que pensaba que Izuku se pondría más rojo y si lo hacía, podía explotar de pena, Katsuki tomo el lubricante y bajo la pantaleta, revelando no solo esas firmes nalgas que el tanto amaba, si no que también un discreto tapón anal, con una joya naranja. El exceso de lubricante brillaba al rededor del tapón, delatando que Izuku lo había hecho hace poco.
-Que buen novio, preparadome comida picante y sabrosa. -Izuku soltó un chillido de vergüenza, pero estaba completamente quieto en el regazo de Katsuki.
-Itadakimasu.
