Capitulo 71


FLASHBACK

Yo provengo de una antigua familia que se ha dedicado a proteger Asgard desde su fundación. Mis antepasados fueron Dioses Guerreros, y yo estaba entrenándome para seguir sus pasos.

Se ve a un joven Surt, de no más de diez años, saltando entre acantilados cubiertos de nieve.

-¡Ten cuidado, hermano!- Grito una niña de ocho años de cabello rojo que vestía ropa para el frio.

Y a mi lado, estaba mi hermana menor: Simone. Mientras yo entrenaba para ser Dios Guerrero, ella fue escogida para servir como dama de compañía para las damas Hilda y Fler. Ella era la luz de mi vida.

Y un día, de la nada, llegó Camus.

Surt vio el tronco de un árbol viejo. Sonriendo, salto hacía él, pero una figura lo paso y golpeo el árbol primero.

Surt abrió los ojos, viendo a un niño de su edad, de cabello celeste largo con ropa para el frío verde y ojos azules como el hielo. El joven le sonrió desafiantemente a Surt.

Reconociendo el reto, el pequeño pelirrojo corrió hacía su siguiente objetivo a golpear, negándose a quedarse atrás de este extranjero.

Camus llegó a las tierras heladas de Asgard para entrenar como Caballero Dorado. En Asgard, los extranjeros eran raros de ver, y a veces mal vistos en esa época, pero yo estaba interesado en el extranjero que ya tenía un Cosmos tan grande que me superaba.

Camus y Surt saltaron entre montículos de nieve, golpeando lo que veían: troncos, árboles, rocas. Todo era destruido por sus puños, pero se podía notar que Camus había roto más que Surt.

Frustrado al ver como el extranjero lo superaba, Surt golpeo una ladera, que provoco que la nieve encima cayera y se dirigiera hacía abajo, hacía...

-¡Simone!- Grito al ver como la nieve caía como avalancha hacía su hermana, y ella se congelo de miedo al ver lo que se acercaba.

-¡Polvo de Diamantes!-.

Ejecutando su técnica, Camus lanzo la ráfaga de aire helado justo delante de la niña, creando un muro de hielo que bloqueo la nieve que caía, sin hacerle ningún daño a la niña.

Surt salto hasta llegar hasta su hermana. -¡¿Estas bien?!- Pregunto preocupado. -¿Estas herida?-.

-No...- respondió la chica, sacudiendo la cabeza.

Surt vio la pared hecha de hielo que protegió a su hermana. Escucho el ruido de pasos en la nieve y miró para ver al extranjero acercarse.

-Protegiste a mi hermana...- dijo suavemente, como si no pudiera creerlo. -¿Por qué?-.

-Proteger a los inocentes es el deber de un Santo de Athena. Eso es todo- respondió Camus, como si dijera que el cielo es azul.

Surt vio con gran sorpresa al chico. Le habían dicho que se mantuviera alejado del extranjero, que traería problemas... pero él acababa de salvar a su hermana de un accidente que él provoco solo porque si. Alguien así no puede ser tan malo como todos dicen.

-Creo que no me he presentado correctamente...- dijo Surt, dando un par de pasos hacía Camus y extendiéndole la mano. -Me llamo Surt y ella es mi hermana Simone-.

El peliceleste observo la mano del chico un segundo antes de sonreír y estrecharla. -Camus, Santo Dorado de Acuario al servicio de la Diosa Athena, aunque aún soy novato. Vine a estas tierras a entrenar y perfeccionar mis habilidades. Espero no ser una molestia-.

-No. De hecho... siempre es bienvenido una ayuda-.

Así fue como conocí a Camus.

Los siguientes días fueron llenos de diversión. Camus hablaba mucho del Santuario y de Siberia, del resto de sus camaradas de orden.

Era de noche, y se veía en el interior del comedón de la mansión donde vivían Surt y Simone, a los hermanos comiendo y charlando con sonrisas con un sonriente Camus que les contaba diferentes cosas.

-No puedo creerlo...- dijo Simone, riendo.

-Es cierto. El Patriarca estaba tan molesto por haber encontrado a Mascara de Muerte bebiendo que lo hizo lavar las barracas de los aprendices por un mes- contó Camus. -Y Milo se unió a él por haberse reído de la situación. Ese tipo no tiene remedio. Es increíble que pudiera ganar la armadura con esa actitud-.

-¿Y toda la elite del Santuario son solo niños de tu edad o un poco mayor?- Preguntó incrédulo Surt.

-Esta el Patriarca, así como el Viejo Maestro de los Cinco Picos y otros Santos adultos, pero en general si. Aioros, Mascara de la Muerte, Saga, Shura y Afrodita son los mayores de nosotros. Ellos son los que protegen los Templos del Zodiaco mientras el resto estamos fuera entrenando nuestras habilidades, ya que obtuvimos nuestras armaduras hace poco- explico Camus, llevándose un trozo de carne a la boca. -Por eso debo hacerme más fuerte-.

-Eso no es nada. ¡Dentro de poco, yo seré uno de los Dioses Guerreros al servicio del Dios Odín!- Proclamo Surt.

Admito que fueron buenos tiempos. Tal vez los más felices de mi vida.

Surt y Camus, en la cima de unas ruinas a las afueras de una ciudad, observan los polvos de diamantes que caen en esta noche, creando un espectáculo hermoso con el hielo.

-Se ve hermoso con la luna- comento Camus.

-Aunque sea hermoso, ese polvo de diamantes significa muerte en Asgard- comenta Surt. -¿Por que viniste a un país olvidado como este para entrenar?-.

-Es precisamente con este clima que es perfecto para mi- responde Camus. Levanta su mano, creando un aire frío visible en su palma con su Cosmos. -Los Caballeros de Acuario han sido los maestros del frío desde la Era del Mito. Pensé en ir a Siberia para entrenar, pero cuando escuche del frío de estas tierras, decidí venir a probarme. No me arrepiento, ya que siento que he mejorado mis habilidades, acercándome al Cero Absoluto-.

Surt ve fascinado el aire frío que Camus creo. Aunque siente que se ha vuelto más fuerte, aún puede notar la gran diferencia de Cosmos que hay entre los dos. Camus sin duda era un prodigio, alguien que solo puede recorrer un camino de oro.

-Además que al venir aquí, pude conocerte a ti y a Simone- agrego Camus, sorprendiendo a Surt por esas palabras. -En estas tierras, puedo ver el polvo de diamantes, las luces de una aurora. Me parece que tome la decisión correcta al final-.

Surt mira a Camus por un momento, sorprendido por esas gentiles palabras llenas de calidez que vienen de un chico que maneja el hielo.

-Me decidí- dijo Surt de repente. -Si tu eres un Santo Dorado, entonces yo me esforzaré para convertirme en un Dios Guerrero. Así, entre los dos podríamos crear un puente para Asgard-.

-¿Un puente?- Repite Camus sin entender.

Surt mira al cielo. -Mis maestros me han hablado de la constelación del Cisne, aquella que extiende sus alas como si uniera dos partes de la galaxia, un vínculo de dos mundos- camina un poco hacía adelante. -Cuando sea un Dios Guerrero y tú un Santo Dorado de pleno derecho, entonces podríamos unir nuestras fuerzas para crear un puente que conecte el Santuario y Asgard, ¿no sería eso genial?-.

Camus mira sorprendido a Surt. Nunca había pensado esa idea de unir fuerzas con guerreros de otros panteones.

-¿Será seguro? Ambos seguimos a diferentes deidades...-.

-El deber de los Caballeros de Athena es proteger todo el mundo, ¿no? Y el deber de los Dioses Guerreros es proteger a Asgard, y Asgard es parte del mundo, a pesar de lo aislado que esta. Estoy seguro que si unimos fuerzas, el Dios Odín nos bendecirá con una oportunidad para proteger mi hogar y traer un mejor mañana-.

Camus se puso pensativo. La opción de unir fuerzas con otros guerreros nunca paso por su joven mente. Hasta donde sabía, el Santuario siempre había enfrentado las amenazas de los Dioses por su cuenta, sin la ayuda de nadie. ¿Pero si fuera diferente? Aunque sirven a dioses diferentes, contar con más ayuda para la Guerra Santa contra Hades como los Dioses Guerreros podría marcar una diferencia significativa.

-Creo que tienes razón- dijo Camus. -Tendría que platicarlo con el Patriarca, pero no veo motivos para que dijera que no-.

-Entonces esta decidido- Surt se acerco hasta Camus y levanto su brazo. -Ambos protegeremos a Asgard y al mundo entero, tú como Santo Dorado y yo como Dios Guerrero. Es una promesa-.

-Cada vez que veamos la cruz del norte, recordaremos esta promesa- dijo Camus, aceptando estrechar su mano con la de Surt.

El futuro parecía brillante para los dos... hasta que Camus lo destruyo todo.

Por qué él... ¡mato a mi hermana!

Durante un entrenamiento de Camus y Surt, con Simone observándolos desde abajo de la colina, ambos saltaban entre montículos de nieve.

Camus ve un tronco viejo y no duda en acercarse y partirlo en dos con su puño. Sonrió ante su acción, pero la sonrisa se borra al escuchar un estruendo.

Ambos niños ven hacía arriba, viendo como el tronco que rompió Camus desestabilizo la montaña, provocando una avalancha de nieve.

-¿Pero que...?-.

-¡Simone!- Gritó Surt, corriendo hacía su hermana.

Pero la avalancha es más rápida que los jóvenes, enterrando primero a Camus y luego a Surt, quien lo único que pudo hacer fue estirar su mano hacía su hermana antes que la avalancha lo enterrara.

La avalancha que Camus provoco nos enterró. Ambos sobrevivimos gracias a nuestro entrenamiento y nuestros Cosmos, pero Simone quedo atrapada y ella…

Cuando Camus logra salir de la nieve, se sujeta su brazo derecho con su mano izquierda. Camina mirando a todas partes, buscando a sus amigos.

Los encontró rápidamente, y lo que vio lo destrozo.

Surt estaba de rodillas, sujetando en sus brazos el cuerpo pálido y sin vida de Simone. Surt lloraba a mares y soltaba débiles sollozos que no podían mostrar la totalidad del dolor que sentía.

Las lágrimas no tardaron en caer de los ojos de Camus al darse cuenta de lo que sus acciones temerarias e imprudentes hicieron, de como destruyo ese tronco sin pensar en lo que ocasionaría o a quien podría lastimar.

Cayo de rodillas mientras lloraba en silencio, no pudiendo soportar el peso del pecado que acababa de realizar. El daño irreparable que cometió hacía su amigo.

Ese día no solo perdí a mi hermana, sino también a mi amigo y mi razón de luchar.


Hyoga se mantenía callado, escuchando atentamente y sin interrumpir la historia de Surt. Era la primera vez que escuchaba algo del pasado de su maestro antes de que se conocieran, y aunque siempre le gustaba escuchar cosas de él, esto... sin duda era diferente a todo.

-Después del funeral de Simone, el cobarde de tu maestro se fue sin decir palabra. No lo volví a ver, pero el odio que sentí hacía él despertó como una llama intensa- proclamo Surt. -Ya no me motivaba el honor o la responsabilidad, ni siquiera el deseo de un futuro mejor. Me entrene arduamente para volverme Dios Guerrero con el único propósito de matar a Camus. La venganza fue el impulso que me motivo-.

El fuego que envolvía la hoja de su espada incrementaba su volumen y soltaba brasas en respuesta a las emociones de su portador.

-Pero no fue suficiente. A la hora de la prueba, perdí el puesto de Dios Guerrero ante Mine. Mi odio no fue suficiente para lograrlo- apretó los dientes con ira y frustración al recordar ese momento humillante de su vida. -Y lo peor, fue que después de la batalla de los Santos de Athena contra los Dioses Guerreros, me entere que Camus había muerto en la guerra civil que tuvo el Santuario... a manos de su propio discípulo. El propósito de todos mis años, había sido asesinado por alguien a quien entreno- apunto su espada hacía Hyoga. -Se podría decir que él mismo ocasiono su muerte. Al enterarme de eso, no sabía si reírme de la ironía, o gritar por mi venganza robada-.

-¿Y como te uniste a Loki?- Preguntó Hyoga.

-Al perder la oportunidad de volverme Dios Guerrero la primera vez y que mi objetivo de venganza ya estaba muerto, perdí el rumbo, caí en lo más fondo que puede caer un hombre. Gaste la fortuna de mi familia en alcohol y drogas- Surt recordó esos años oscuros de su vida, los años de más vergüenza. -Pero cuando estaba en lo más oscuro, una luz me salvo: fue el Dios Loki, que vio mi sufrimiento y me extendió una mano. Mientras Odín abandono a su gente y permitió que gente de Asgard muriera como mi hermana, Loki me extendió su mano gentilmente y me dio una nueva oportunidad en la vida, así como un nuevo propósito: servir a la creación de un nuevo mundo, uno que será más puro que este mundo podrido-.

-Te esta usando. Para él, no eres nada más que un recurso que puede usar y desechar como quiera-.

-Como yo lo veo, no es diferente a lo que hace Athena. En cuanto Camus murió, ya estabas tú para reemplazarlo- replicó. -Pero aparte de ser parte de los elegidos para traer un nuevo mundo, Loki me hizo ver que mi venganza aún podía cumplirse, aunque no de la forma que deseaba. Al matarte a ti, el discípulo de Camus, quien heredo sus técnicas y su armadura, habré matado a ese hombre al eliminar su legado en esta tierra, no siendo nada más que un recuerdo que se perderá con la destrucción del viejo mundo. ¡Con su nombre olvidado y el mío pasando a la historia como uno de los guerreros del nuevo mundo, habré completado mi venganza!-.

Hyoga entrecerró los ojos antes de suspirar y mirar a Surt con lástima. No podía verlo de otra forma. Él sabía mejor que sus hermanos cuanto daño podría provocar el trauma de perder a un familiar. Haber perdido a su madre en aquel barco y su deseo de volver a verla fue lo que lo motivo a convertirse en Santo de Athena en primer lugar, y fue ese deseo lo que hizo que cometiera acciones imprudentes, como su primer intento de ir a verla, provocando que Isaac tuviera que salvarlo, sacrificándose y haciéndole creer que había muerto por su culpa.

-Isaac...- al recordar ese momento y la culpa que sintió por eso, Hyoga recordó algo importante, algo que no le había prestado atención, hasta ahora.

FLASHBACK

Hyoga se encontraba en su habitación, habitación que había compartido con Isaac hasta hace unos días, pero ahora era toda suya por culpa de sus acciones imprudentes y egoístas. Estaba sentado en su cama, con las rodillas a la altura de su pecho y sus brazos envolviendo sus piernas mientras lloraba, lamentando la perdida de su amigo por su culpa.

Ni siquiera escucho el sonido de la puerta abrirse o los pasos que se dirigían hacía él, pero si sintió como el colchón de su cama se hundía y la mano que se puso de manera reconfortante en su espalda.

-Esta bien llorar para liberar emociones, pero ya ha pasado una semana. Las lágrimas no traerán de vuelta a Isaac- dijo Camus suavemente, tratando de no sonar tan frío como siempre. En esta situación, debía intentar ser más comprensivo.

-Pe-Pero fue... ¡fue mi culpa!- Exclamo el joven Hyoga entre lágrimas. -¡Isaac me salvo porque no escuche sus advertencias! ¡Por qué creí que ya era lo suficientemente fuerte para ir a donde estaba mi madre! ¡Yo debí morir, no él!-.

-Te dije que no debes tener apegos que te limiten, mucho menos con los muertos- reprendió Camus, aunque se maldijo a si mismo cuando el llanto de Hyoga se hizo más fuerte. Él no era el mejor para consolar a otros. -Y sentirte culpable no traerá de vuelta a Isaac. Honra su sacrificio como él lo hubiera querido: luchando por la justicia-.

Hyoga recordó la pelea que Isaac y él tuvieron antes de aquel incidente, en donde Isaac lo reprendió y golpeo al escuchar el motivo del porque quería ser un Santo.

-Y-Yo no se si pueda...-.

Sin que el rubio lo notara, la mirada azulada de Camus se suavizo mientras su mente rememoraba una situación igual a la que su aprendiz pasaba.

-Te entiendo. Yo cometí el mismo error que tú, Hyoga-.

El pequeño, aún con lágrimas en los ojos, levanto la mirada al escuchar las palabras de su maestro.

-Hace años, cuando tenía alrededor de tu edad, fue imprudente y mis acciones provocaron un accidente que se llevo la vida de la hermana de un amigo-.

Hyoga detuvo sus lloriqueos, calmándose lo suficiente para escuchar a su maestro.

-Aunque fue un accidente, no cambia que mis acciones imprudentes provocaron su muerte. El pecado que cometí rompió una brillante amistad que había forjado y empeño el futuro que ambos podríamos haber formado. No tuve el valor de verlo después de eso y me fui antes que pudiera gritarme, con justo motivo, sobre su muerte. Hasta el día de hoy, lamento como terminaron las cosas y me jure que si llegara la oportunidad, dedicaría mi vida para redimir ese pecado-.

Camus giro su cabeza para ver a su discípulo. Los ojos azules de ambos se vieron fijamente, y por primera vez, Hyoga no vio el frío en esos ojos, sino un brillo de comprensión.

-Es cierto que tus acciones provocaron la muerte de Isaac, nada podrá cambiarlo o borrarlo, pero lamentarlo tampoco lo hará. Como individuos que aún estamos vivos, lo único que podemos hacer es honrar a los muertos viviendo como hubieran querido, atesorando los recuerdos que pasamos con ellos. Isaac hubiera querido que siguieras viviendo en nombre de la paz y la justicia. La única duda que queda es si tienes la voluntad para seguir-.

Hyoga pensó en esas palabras. Aún quería ver a su madre que esta bajo el agua y sacarla para darle un entierro digno, pero le había quedado desafortunadamente claro que no tenía el poder para lograrlo, no todavía. Si quería lograrlo, necesitaba seguir entrenando hasta obtener la armadura de Cisne, la razón por la que vino a este lugar en primer lugar.

Y además... si abandonaba ahora, el sacrificio de Isaac habría sido en vano. Sabía que de los dos, Isaac era el que más probabilidades tendría de obtener la armadura. Habría estado dispuesto a dejársela al ver lo dedicado que estaba, pero ahora... no podía rendirse. Tenía que ganar esa armadura, por su madre e Isaac.

-Yo... quiero seguir, maestro- dijo tras meditarlo. -Quiero convertirme en un Santo de Athena, por Isaac-.

Camus asintió de manera aprobatoria. -Me alegra escuchar eso. Mañana reanudaremos el entrenamiento- se levanto de la cama. -Hoy, termina de derramar tus lágrimas. Un caballero del frío no puede dejarse llevar por sus sentimientos, así que quiero que esta sea la última vez que te dejes llevar por ellos durante el entrenamiento-.

El pequeño rubio asintió. Se iba a volver más fuerte. Eso era una promesa.

FIN FLASHBACK.

-Debía haber estado refiriendo a Surt y Simone aquella vez- pensó Hyoga, sintiendo como las piezas de un rompecabezas que no sabía que estaba armando se formaban. -Si es así, eso significa que... maestro...-.

-¿Qué pasa, Cisne? ¿Saber la horrible persona que era tu maestro te dejo mudo?- Preguntó Surt ante el silencio del rubio.

-Para nada. Lo que me dijiste, aunque trágico, hizo que me diera cuenta una vez más que a pesar de lo frío que podía ser, mi maestro tenía el corazón más cálido de todos- respondió Hyoga.

-¿Qué dijiste?- Exclamo Surt disgustado.

-¡Surt! Te has dejado consumir tanto por tu dolor y odio que te has cegado ante lo obvio: la muerte de tu hermana, aunque trágica y lamentable, fue un accidente. Camus jamás lo hubiera querido y se lamento eso por el resto de su vida-.

-No importa si fue un accidente o no, él rompió ese tronco, ¡fueron sus acciones lo que provoco esa avalancha y mato a mi hermana!-.

-Tal vez, y tal vez tienes derecho a estar enojado, pero aunque me mates, nada cambiara. Simone seguirá muerta, al igual que mi maestro-.

-Pero contigo muerto y el Ragnarok habiendo creado un nuevo mundo para los dignos, su legado y nombre se borrará de la historia. Eso es lo que yo llamo justicia-.

-Eso no es justicia, es venganza. Loki ha usado tu odio y te convirtió en su arma para usar a su antojo. No es de confianza-.

-¡Cállate! ¡Gracias a Loki, pude obtener el poder que siempre he buscado para cumplir mi venganza!- Agito su espada, creando una línea de fuego en el suelo. -Ya me arte de charlar. ¡Es hora de morir, Cisne!-.

No tenía sentido. Surt estaba tan sumergido en su odio que las palabras no le llegarían de ninguna forma.

-Si mis palabras no le llegan, tal vez mi Cosmos si- pensó Hyoga, elevando su Cosmos que lo cubrió como un aura dorada. -Maestro Camus, por favor présteme su fuerza para apagar la llama de odio de su viejo amigo-.

-Hasta que te decidiste a luchar- dijo Surt al ver el aura dorada. Encendió su Cosmos que lo rodeo como una capa naranja como el fuego. El Zafiro de Loki brillo levemente y sus ojos ganaron un tono purpura. -He esperado mucho tiempo para este momento- levanto su espada al cielo. -¡Espero que donde sea que termino tu alma, estés viendo esto, Camus!-.

Y con un grito de llamas, Surt se lanzo hacía Hyoga, decidido a usar su llama del odio para apagar el viento helado del discípulo de quien una vez llamo amigo.


(Con Kiki)

Fafner arremetió contra Kiki usando a Ridill como una espada, pero el joven Ariano esquivo las estocadas moviéndose por el campo, atacando con su puño y Cosmos, pero Fafner lograba alejarse antes de golpearlo.

Con una onda psíquica, mando a Fafner a volar, pero este giro, recuperándose en el aire y apoyando los pies en un pilar, usándolo como impulso para lanzarse hacía Kiki. Aries lo vio venir y aprovechando que venía directo, lanzo un golpe Khen que impacto de lleno en el Dios Guerrero, haciendo que gritara de dolor mientras era mandado a volar a chocar con varias estanterías de libros.

Kiki vio el lugar en donde se estrello su enemigo, antes de mirar al cristal. Debía aprovechar para destruirlo antes que su enemigo se recuperara. Elevo su Cosmos para preparar su técnica.

Pero antes que la ejecutara, una esfera de Cosmos azul fue directo hacía él a una gran velocidad que apenas pudo hacerse a un lado. Más esferas vinieron en su contra y Kiki tuvo que brincar para bloquearlas.

-Maldito mocoso...- Fafner salió entre los escombros de los estantes y libros, con sangre cayendo de su mandíbula y nariz por el golpe y el casco dañado por las evidentes fisuras que tenía. -¿Cómo te atreves a dañar a la mente más grande de Asgard?-.

-Te recuperaste rápido- observo Kiki impasible. -Pero te recomiendo que desistas de luchar-.

-¿Qué dices?-.

-Mi único objetivo es eliminar este cristal. No hace faltar derramar sangre innecesariamente-.

-Maldito...- Fafner gruño como un animal, y la Cosmoenergía que lo rodeaba brillo de azul, antes de ser reemplazada por una de color púrpura. -¡No te atrevas a menospreciarme!-.

Kiki noto el gran cambio en el Cosmos de Fafner, pero sintió algo raro.

-El Cosmos que emana es muy oscuro y perverso- entrecerró los ojos. -Este Cosmos no es de él. Viene de otra fuente- sus ojos se posaron en el Zafiro de Loki que el Dios Guerrero tenía. -¿Qué es eso?-.

-¿Esto?- Se toco el zafiro que estaba ubicado en su pecho. -Es una de mis mayores creaciones: el Zafiro de Loki. Están basados en los Zafiros de Odín, pero estos tienen una pequeña parte del Cosmos del Dios Loki. Con su Cosmos, amplifica el Cosmos de su usuario y lo vuelve más fuerte. Aunque tomo un tiempo de prueba y error crearlos para evitar efectos secundarios, pero por suerte el Dios Loki me dio muchos especímenes con los que probar-.

-¿A que te refieres con eso?- Preguntó Kiki, pero sin estar seguro de querer realmente saber.

-¿No es obvio? Tuve que usar a mucha gente como sujetos de prueba para crear los Zafiros de Loki- respondió Fafner. -Por supuesto que no fue fácil, ya que no cualquiera puede soportar el poder de un Dios, aunque sea solo una pequeña parte- su rostro adopto una expresión de retorcida diversión. -Debiste ver sus caras, como sentían un gran poder en su cuerpo, como se sentían invencibles, hasta que no podían soportarlo y terminaban explotando. Fueron meses de lento progreso y solo pude crear siete zafiros, pero soy un hombre paciente y no necesitaba más que ese número. Prefiero ir lento pero seguro, ¿me entiendes?-.

Kiki apretó tan fuerte su mano derecha que el repiqueo de la protección de su mano se escucho en toda la cámara. ¿Cómo podía hablar sobre experimentación humana con una sonrisa? Había esperado que alguien que seguía a Loki fuera malvado, pero no tan así. ¿Cómo existían seres como Fafner y Kokabiel en el mundo?

-¿Cómo puedes hablar así de las personas? ¡¿Acaso son solo conejillos de indias para ti?!-.

-De hecho, si- respondió Fafner con tal calma como si le hubieran preguntado que hora es. -¿Por qué debería sentir empatía? ¿De que me sirven esas cosas? Solo obstaculizan el progreso. La ciencia requiere siempre requiere sacrificios. Solo piénsalo, ¿cuántas vidas durante los siglos han sido reclamadas por científicos en nombre de la ciencia?-.

-¿Ciencia? ¿Eres un científico?- Preguntó Kiki sorprendido.

-¿No esperabas a un científico como un guerrero? No te culpo. Aunque entrete un poco de combate, soy ante todo un hombre que usa sus talentos para crear obras que sobrepasan el entendimiento humano y sobrenatural- dijo Fafner, llevándose una mano al rostro. -Antes de conocer a Loki, venía de una familia prestigiosa de magos que habían creado muchos hechizos y cálculos que ayudaron al desarrollo de la magia humana. Yo también quería ser como mis antepasados, pero quería ir más allá que ellos. Quería que mis experimentos cambiaran al mundo, pudiendo demostrar que no había nada que temerle a los Ángeles, Demonios y cualquier otra criatura sobrenatural-.

Kiki se mantuvo callado para escuchar el monologo de su enemigo en donde estaba contando su vida. Podría aprovechar su distracción para destruir el cristal o derrotarlo, pero quería saber como es su enemigo se convirtió en alguien capaz de experimentar en humanos. Tal vez, en su compasión, quería ver si su enemigo aún podía redimirse. Había visto a los peores enemigos ser redimidos, como Kanon o el propio Ikki. Incluso ahora, estaban luchando al lado de los Dioses Guerreros de Odín, cuando en el pasado fueron enemigos.

-Pero cuando llegue a un punto muerto con mis experimentos, entendí que debía tomar opciones más drásticas. Si quería que mis experimentos revolucionaran en el mundo, sacrificios debían hacerse, así que tome a varios vagabundos de las calles y los use. Mis experimentos fueron un éxito... pero nadie los apreciaron- el rostro de Fafner se lleno de rabia.

FLASHBACK.

-¿Y que les parece? No solo traje lo que me pidieron, sino que lo mejore con mis propios diseños- dijo un Fafner más joven, hinchando el pecho con orgullo.

Los tres magos supervisores se vieron entre si mientras estudiaban los documentos.

-Aunque ciertamente trajo lo que le pedimos, y reconocemos que hizo un gran trabajo... no podemos evitar cuestionar un poco los métodos que uso- dijo uno.

-Ah, ¿eso? Solo son simples vagabundos, nada más. Nadie los echo de menos y ya les borre la memoria- dijo Fafner como si nada.

-Es cierto, pero supimos que usted los dejo ir en un estado... delicado mentalmente, ¿no es así?- Cuestiono otro.

-Tal vez, ¿pero que importa? Solo son vagabundos. Como dije, nadie los echara de menos-.

Todo iba bien, era perfecto... hasta que esos idiotas lo arruinaron.

Fafner estaba rodeado por media docena de magos en su laboratorio, donde habían diversos cuerpos sin vida de personas y animales.

-¿Cómo se atreven a hacerme esto? ¡Después de todo lo que he hecho por ustedes!- Grito Fafner, sintiéndose traicionado.

-Los magos tenemos como deber proteger a los humanos de lo sobrenatural, lo que usted hace va contra toda moral y vida. El señor Mefistófeles no va a tolerar más sus experimentos inhumanos- declaro el líder del grupo. -A partir de ahora, queda bajo arresto, con todo sus estudios confiscados-.

-¡Váyanse al diablo!- Grito Fafner, materializando un Círculo Mágico que libero una cortina de humo. Eso le dio el tiempo suficiente para teletransportarse.

No valoraron mis hallazgos ni mi mente esos malagradecidos, así que escape. Decidí llevar mis experimentos en secreto, buscar a alguien que si los valorara. Y lo encontré en alguien que no espere.

Derbal camino por el laboratorio de Fafner, mirando con una sonrisa fría todo el lugar.

-Veo potencial en ti, Fafner. Conocí a tu padre hace años. Él era un tonto, pero tú... tú tienes lo que mi Dios busca-.

-¿Por qué trabajaría por Odín?- Cuestiono Fafner.

Derbal negó con la cabeza. -No por Odín, por Loki, porque él puede ofrecerte lo que siempre has buscado-.

-¿Y eso es...?-.

-Expandir tus conocimientos, poder hacer tus experimentos sin dejar que otros te limiten- Derbal miro a Fafner de tal manera que el científico sentía que estaba viendo a su alma. -Mi Dios puede otorgarte eso y mucho más. Lo único que él pide es lealtad. Te aseguro que valdrá la pena, ya que mientras hagas lo que él te pida, te dará libertad para hacer lo que quieras-.

Derbal le extendió la mano.

-Ven conmigo, y tendrás la libertad que siempre quisiste. Obtendrás un poder y conocimiento mayor que el que te pueden entregar los mortales, Fafner. No dejes que la moral de este mundo te detenga, porque ambos sabemos la verdad-.

-¿Qué verdad?-.

-Qué la moral es una gran mentira-.

FIN FLASHBACK.

-La moral es una gran mentira. Una excusa de las personas para no seguir más adelante, ¡pero yo no pongo excusas!- El Cosmos de Fafner se hacía más grande, la esclerótica de sus ojos se volvía purpura como el Cosmos de Loki. -Yo continuo con nuevas formas de experimento, y gracias a Loki, he tenido toda la libertad que quise y más. ¡Mira a tu alrededor!- Hizo un gesto con los brazos a la cámara. -¡Todas estas islas que flotan fueron creadas por mi! Pude haber recibido ayuda de Loki y los demás Dioses Guerreros, ¡pero fue mi mente la que diseño este gran esquema! ¡Y cuando el Ragnarok borre a los impuros, mi nombre será el que quede grabado en la historia como el responsable de haber puesto en marcha el plan del gran Dios!-.

CRACK

El suelo bajo los pies de Kiki se rompe por la presión de su Cosmos, que se eleva como una llama y hace ondear su capa y su cabello. En sus ojos había una furia silenciosa que esperaba a salir.

-Fui un tonto al perder el tiempo al escucharte. Por gente como tú, es que los Dioses piensan que los humanos somos egoístas y que deberíamos ser destruidos- mascullo entre dientes. -Olvida lo que dije antes: no pienso dejarte escapar. Además...- libera más de su Cosmos, dañando aún más el suelo debajo suyo, creando grietas que se extienden por todo el suelo. -¡Ya no soporto tu maldito rostro cerca de mi!-.

Fafner da un paso atrás ante el miedo instintivo que siente al ver el Cosmos de Kiki, antes de dejarse llevar por el Cosmos que recibe del Zafiro de Loki y sonreír burlonamente.

-¿Qué no me dejaras escapar? ¡No me hagas reír! ¡Con el poder de Loki, no puedes vencerme!- Declaro Fafner, tomando a Ridill y levantándolo a la altura de su rostro. -Pero no me creas, ¡siente el poder por ti mismo! ¡Bala de Dragonewt!-.

Al ejecutar su técnica, detrás de Fafner se pudo ver la imagen de un dragón con cuernos. Concentra su Cosmos en Ridill y lanza una ráfaga de balas hechas de Cosmos.

-¡Muro de Cristal!- Kiki crea su característico muro cristalino dorado.

Las balas golpean el muro, pero a diferencia de lo que Fafner esperaba, no lo atraviesan, sino que por el efecto del Muro de Cristal, rebotan hacía él y lo golpean de lleno. Fafner grita de dolor cuando recibe su propia técnica que deja agujeros en su armadura.

Kiki comienza a acercarse a Fafner mientras aún hace arder su Cosmos. -Dijiste que la moral limita, ¿no? Pues entonces no tendré moral al eliminarte-.

-E-Esto no puede ser...- Fafner se arrastró por el suelo, incrédulo de que este chico sea superior a él, aún con el Zafiro de Loki. -¿Cómo eres tan fuerte?-.

-Soy fuerte porque entrene hasta que mis huesos se rompieron. Soy fuerte para proteger a las personas inocentes de este planeta de seres malvados como tú- declaro Kiki. -Y ahora serás tú quien sienta ese poder- junto sus manos delante de su pecho, canalizando su Cosmos. -¡Extinción de Luz Estelar!-.

Libero su técnica en múltiples y brillantes golpes en forma de una galaxia que se dirigió hacía Fafner, que intento correr, pero no pudo huir y fue golpeado por la técnica, engullido en aquel destello dorado que lo succiono por completo y hacerlo desaparecer; pero en lugar de teletransportarlo, que era la habilidad secundaria de la técnica, la luz destruyo cada átomo del cuerpo de Fafner hasta no dejar rastros.

La luz dorada desapareció en una columna vertical, y del Dios Guerrero no quedo nada.

Kiki suspiro para calmarse. Había perdido los estribos por un momento. Su maestro lo reprendería por esa acción, ya que siempre debía estar calmado en medio de un combate para no cometer ninguna imprudencia.

-Ahora solo queda...- miro el cristal de la habitación y con una bola de Cosmos, lo destruyo. -Listo-.

De repente, toda la habitación tembló sin control, provocando la caída de los libros que quedaban y también de la estructura del techo cayeron fragmentos y restos.

-¿Acaso la gema era la que estabilizaba la cámara?- Se preguntó Kiki, manteniendo el equilibrio para no caer por los temblores que se hacían más fuertes. -De todos modos, debo de irme-.

Y con la primera victoria para su bando, Kiki corrió fuera de la cámara para seguir con su lucha, esperando que a los demás le vaya tan bien como a él.


(Con Hyoga)

El Santo rubio esquivaba los torrentes de fuego que su enemigo lanzaba con su espada. Las llamas que parecían que lo alcanzarían las apagaba con el frío de su Cosmos.

En menos de un parpadeo, Surt se movió detrás de Hyoga para dar un corte diagonal con su espada. El rubio alcanzo a verlo y se giro, bloqueando la espada con su antebrazo izquierdo. El choque de metal resonó en todo el lugar. La protección del antebrazo era lo suficientemente fuerte para soportar la espada en llamas de Surt. El despliegue de fuerzas provoco que ambos retrocedieran un par de pasos.

Antes que Hyoga pudiera alejarse para atacar, Surt lanzo una estocada que apenas pudo esquivar. Agito su espada de arriba hacía abajo, lanzando un corte de fuego que quemo todo el suelo a su paso, y del cual Hyoga tuvo que hacerse a un lado.

-¿Qué pasa, Cisne? ¿Es todo lo que tienes?- Preguntó Surt con burla, cerrando la distancia con Hyoga y dándole un rodillazo en el estomago que lo hizo doblarse ante el dolor y alcanzar a darle una estocada con la espada en la mejilla. -Nada mal. Si no hubieras girado tu cabeza a tiempo, mi espada estaría en tu boca- río cínicamente.

Apretando los dientes, Hyoga aprovecho la resistencia de su armadura para atrapar entre sus manos la hoja de Surt y elevar su Cosmos para congelar las llamas y toda el arma. Surt pateo a Hyoga, pero Acuario no soltó el arma de su enemigo, llegando a congelar la hoja, y el frío comenzó a extenderse hasta el mango.

-¡Brillo de Scataha!- Los ojos Surt brillaron en carmesí, y Hyoga fue golpeado por un destello de Cosmos que lo lanzo, atravesando dos pilares hasta caer al suelo.

Con sangre cayendo de su boca, Hyoga se puso de pie y se limpio la sangre con el dorso de su mano. Miró a su enemigo de manera fría y calculadora.

-El Brillo de Scataha la uso contra cualquiera que cree que pueda quitarme mi espada. No es un ataque que hace mucho daño, pero cumple su rol- presumió Surt. Las llamas volvieron a surgir en Lævateinn a partir de su Cosmos, descongelando el hielo que la cubría. -Pero si quieres una técnica de verdad, aquí te la daré. ¡Vorágine de Llamas de Ciervo!-.

Concentrando su Cosmos en Lævateinn, y en un movimiento vertical con esta, creo una gran llamarada de fuego que se dirigió hacía su oponente.

Rayo de la Aurora, ataca!- Juntando sus manos y levantando sus brazos por encima de la cabeza, Hyoga lanzó una técnica que era una versión menor de su técnica máxima, que era una gran viento frío que se transformo en una ventisca al ser liberado.

El aire frío y las llamas colisionaron a mitad de camino, intentando repelerse uno al otro. Un choque entre las temperaturas más extremas de la tierra que provocaba que grandes columnas de vapor se esparcieran por toda la cámara.

Surt se desplazo hacía un lado y disminuyo su poder, permitiendo que el ataque de Hyoga superara sus llamas y avanzara, pasándolo de largo mientras corría hacía su enemigo.

Pero esta vez, Hyoga lo estaba esperando. -Koliso-.

Hyoga dio un brinco hacía atrás, esquivando la espada de Surt, quien ingreso al interior del anillo de hielo sin que se diera cuenta. Cuando lo hizo, ya había quedado atrapado en el aro de hielo.

-Maldición...- gruño, encendiendo su Cosmos rojizo, que empezó adquirir un tono purpura al igual que sus ojos.

Pero antes que pudiera hacer algo, Hyoga aprovecho que su enemigo se inmovilizo para atacar a la velocidad de la luz con una de sus técnicas.

-¡Tornado Congelante!- Hyoga lanza un gancho ascendente a la mandíbula de su enemigo, expandiendo su aire frío que crea un tornado que golpea a Surt, que fue elevado al aire por el golpe y asciende aún más por el tornado de hielo.

Surt ruge de dolor ante el frío extremo que congela su armadura y su cuerpo mientras está en el centro del tornado. Se eleva tanto que termina por estrellarse en el techo de la cámara, levantando una gran cantidad de polvo.

-Ahora es el momento- Hyoga sabe que su enemigo no esta vencido, pero debe aprovechar para cumplir su objetivo. Se gira y posa sus ojos en la gema del centro. -¡Polvo de Diamantes!-.

Lanza su técnica básica hacía la gema del centró, congelándola hasta destruirla en pedazos.

Escucho algo caer detrás suyo y al girar, ve que Surt, que se había clavado en el techo, cayo al suelo, con su espada a un lado. Las protecciones de su brazo derecho, pierna y su tiara habían sido destruidas, y el resto de su armadura había sido congelada, aunque parcialmente.

-Esto aún... no termina...- dijo Surt con dificultad por sus heridas. No salía sangre de él porque había sido congelada desde el exterior. Puso una mano contra el suelo mientras la otra busco su espada, encontrándola y tomándola para clavarla en el suelo y apoyarse en ella para levantarse. -Mientras viva... no terminará-.

-Tal vez para ti, pero ahora que destruí la gema de esta cámara, ya terminó para mí- respondió Hyoga.

Pero para su confusión y preocupación, Surt río con burla y cinismo. -¿Creíste que sería tan fácil? A diferencia de las otras, esta cámara tiene un secreto-.

De la estatua donde estaba la gema, fuego comenzó a salir desde abajo de su base. La estatua se fracturo hasta romperse en cientos de pedazos por un torrente de fuego que surgió debajo suyo como un geiser, haciendo que toda la cámara obtuviera un brillo anaranjado como el fuego.

-La cámara de fuego, Muspelheim-.

De donde estaba la estatua de hielo, un nuevo cristal surgió, más grande que el anterior y de color carmesí.

-Una cámara con dos cristales...- murmuro Hyoga sorprendido por el ingenio de sus enemigos. -Eso quiere decir que mi trabajo aún no termina-.

-Así es- Surt da unos pasos, rodeando a Hyoga hasta pararse delante del cristal. -Esta batalla no terminará hasta que uno de los dos muera, ¿qué no lo has entendido?-.

Hyoga miró fríamente a Surt durante unos segundos, antes de hablar: -Surt… si fuiste amigo de mi maestro, estoy seguro que fuiste un hombre honesto, pero la muerte de tu hermana y tu profundo odio te cambiaron-.

-¿Y eso que?- Preguntó Surt, sin importarle. -Mi hermana murió por culpa de tu maestro. En Asgard, creemos la regla de ojo por ojo. Como su discípulo, debes pagar el pecado de Camus-.

-Entiendo tu dolor, Surt. Cuando era un niño, perdí a mi madre y me convertí en Santo para poder verla, pero mi maestro me enseño que tengo que dejar atrás ese tipo de lazos, porque si me aferro con demasiada fuerza, esos sentimientos se volverán tóxicos y no me dejarán seguir adelante. Es lo que te esta ocurriendo-.

-¡No intentes compararnos!- Gritó Surt, su Cosmos estallando en rabia e ira. El brillo purpura en sus ojos aumento. -Déjate de tonterías y sigamos luchando. Aún no te he mostrado todo mi poder-.

El Cosmos de Surt se elevo cada vez más. Hyoga vio con preocupación como el aura cósmica del pelirrojo se volvía en una morada. Eso no le trajo un buen augurio.

-Al perder a mi hermana, perdí mi esperanza en el futuro. Al saber de la muerte de Camus, perdí mi objetivo en la vida; pero el Dios Loki me mostró un nuevo camino, y con eso, tuve acceso a un nuevo poder- pensaba Surt mientras elevaba su Cosmos al máximo. -No necesito una familia ni amigos. Cortaré todos mis lazos. Me lo juré a mi mismo aquel día. Y entonces lo conseguí-.

Las llamas surgieron de nuevo en Lævateinn, pero esta vez no eran las típicas llamas rojas, sino que eran unas llamas tan azules como el frío mismo.

-El poder de la helada llama azul-.

Lanzo un corte horizontal que creo un corte de fuego azul. Hyoga abrió los ojos al ver a la velocidad a la que iba. Apenas pudo crear un escudo de hielo que se derritió al instante, y fue golpeado por las llamas, soltando un grito de dolor al sentir como traspasaba la protección de su armadura y cortaba su cuerpo y quemaba su carne.

-¡Toma esto!- Las llamas azules se extienden por el cuerpo de Surt, rodeándolo mientras toma su espada con ambas manos. -¡Llama Azul del Odio!-.

El Dios Guerrero se lanza contra Hyoga como un meteoro azul que golpea al Dorado, quien apenas puede cruzarse de brazos, pero no le sirvió de mucho, ya que es arrastrado por la fuerza descomunal de su enemigo por toda la cámara, hasta recibir una patada que lo eleva al aire. En esa posición, Surt aprovecha para dar un corte horizontal que golpea directo a Hyoga, que aunque su armadura protege su cuerpo del filo del arma, no lo protege de las llamas que explotan y lo queman un segundo después.

Surt aterriza, poco antes que el cuerpo de Hyoga que se estrella boca abajo, emitiendo humo. Su cuerpo tenía quemaduras de tercer grado que se notaban principalmente en su rostro. Con esfuerzo, el rubio se puso de rodillas.

-¡Tu aire frío es inútil ante mi llama azul!- Declaro Surt, corriendo hacía Hyoga para cortarle la cabeza. -¡Este es tu fin, Hyoga!-.

-¡Polvo de Diamantes!- Hyoga se recupera rápido, lo suficiente para lanzar su técnica que Surt bloquea con su espada llameante, derritiendo y apagando el aire frío, pero que sirvió para detener su avance.

-¿Aún te quedan fuerzas? Si que eres tenaz- mascullo el pelirrojo de mala gana.

El aura cósmica dorada de Hyoga se hizo más intensa. Surt lo mira con sorpresa.

-¿Por qué no lo entiendes, Surt?- Preguntó Hyoga con voz entrecortada. -¿Por qué no entiendes los sentimientos de Camus?-.

-¿Los sentimientos de Camus?- Repitió Surt, como si ese concepto le fuera desconocido.

-Mi maestro sabía que cometió un pecado imperdonable. Él se fue sin decirte nada porque se sentía culpable de lo que te hizo, del error que sus acciones provocaron. Estaba dispuesto a hacer lo que sea para redimirse ante ti, y estoy seguro que su vida no estaba fuera de eso. ¡¿Por qué no puedes entender sus sentimientos?!-.

-¿Cómo le queda tanto poder?- Se pregunto aturdido Surt al sentir el Cosmos que salía de Hyoga. Sacudió la cabeza antes de responder a sus palabras: -¡Lo que un muerto sienta no me interesa! ¡No necesito ningún amigo! ¡Mi venganza y mi misión para mi Dios Loki es todo lo que necesito!-.

Viendo a Surt correr hacía él con su espada cubierta de esa llama azul en alto, Hyoga decidió terminar esto. Separo las piernas y alzo las manos juntas al cielo por encima de su cabeza, juntando sus antebrazos de forma que simulara una jarra. Concentró todo su poderoso Cosmos en sus manos.

-Es hora de poner fin a esta historia de venganza. ¡Derretiré tu llama congelada con mi hielo ardiente, usando la técnica que mi maestro me enseño a costa de su vida!- Declaro Hyoga mientras una ventisca de hielo lo rodeo. -¡Ejecución de la Aurora!-.

Hyoga bajo los brazos hacía Surt, liberando un violento aire frío al cero absoluto, que detuvo en su trayecto todo átomo y el gélido aire transformo en hielo todo a su paso.

Surt blandió su espada en un corte vertical contra el máximo ataque de Acuario, resistiendo por dos segundos ante de que su espada se congelara por completo y se rompiera en pedazos y el violento aire frío siguiera lo golpeara, congelando cada átomo en su cuerpo y mandando su cuerpo a estrellarse con la gema, que se congelo por el aire frío y al igual que la anterior, termino hecha pedazos.

El mango de Lævateinn cayo de las manos de Surt, seguido por su cuerpo. Su armadura había sido congelada por completo y todo su cuerpo tenía una capa de escarcha, su piel era peligrosamente pálida y las energías lo abandonaron.

-Yo... yo...- mientras trataba de mantener las fuerzas para hablar, para vivir, la cámara comenzó a caer en pedazos ante la perdida de la fuente que lo mantenía.

Escucho el ruido de pasos con metal acercarse, y con las pocas fuerzas que tenía, vio a Hyoga, aunque por su posición de boca arriba, lo vio al revés.

-Mi maestro realmente te apreciaba. Aún si nunca lo expreso con palabras, aún si era alguien frío... no tengo dudas que a pesar de todo, aún te siguió considerando su amigo-.

Por un momento, a los ojos de Surt, la figura y rostro de Hyoga fueron reemplazadas por las de Camus.

Un fragmento del techo de la cámara se desprendió, permitiéndole ver el cielo del exterior. Ya era de noche en esta parte del mundo, y en el cielo, vio algo que lo termino por derrumbar y liberar sus lágrimas por primera vez desde la muerte de su hermana.

La Constelación del Cisne. La Cruz del Norte.

Tal vez sea una ilusión de su mente en sus últimos minutos, tal vez no sea la verdadera constelación, pero ver el símbolo de su promesa con Camus para un futuro mejor en esa época hace que las lágrimas que salgan no sean solo de arrepentimiento por las decisiones tomadas hasta hoy, sino también de alivio.

La llama de su odio que había ardido intensamente, finalmente se había apagado.

-Camus...-.

Con su último aliento, exhala el nombre de su… de su amigo.

Con los trozos cayendo, Hyoga se agacha y cierra con suavidad los ojos de Surt.

-Ya puedes descansar. Deseo desde lo más profundo de mi corazón que puedas reunirte con tu hermana y con mi maestro y puedan platicar por mucho tiempo- dijo Hyoga con esperanza. Cuando un escombro cayo cerca de donde estaba, se giro y comenzó a caminar hacía la salida. -Mientras tanto, obsérvenme mientras lucho por la paz y la justicia de este planeta-.

Y con la cámara cayendo a pedazos, el caballero del hielo se dirigió a su próxima misión, su próximo paso para detener a Loki.

Por qué Hyoga no perdonaría a nadie que usara el dolor de individuos como Surt para su beneficio. Humano o Dios, esto no quedará impune.

-Eso es una promesa-.


N/A: Hasta aquí el capitulo, que creo que me quedo estupendo para que lo diga yo.

Aunque abarco ambas peleas, es obvio que le di más emoción a la historia de Surt que a la de Fafner, aunque igual le di algo de trasfondo. Para la historia de Surt use tanto lo visto en Soul of Gold, como un poco de elementos de Unity, el amigo de Degel en The Lost Canvas. Espero que me haya quedado bien.

El siguiente capítulo le toca a Shiryu y Utgard luchar, para luego seguir con las luchas de Syd y Frodi. Así será el cronograma de los capítulos. ¿Qué les parece?

También aprovecho de avisar que mis clases en la universidad volverán, así que tardaré aún más en las actualizaciones. Espero su comprensión y paciencia.

Sin nada más que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias por favor. CHAO.