Sinopsis:
Ella busca información acerca de la verdadera naturaleza del que parece ser el amor de su vida. Él está dispuesto a todo por salvar a la mujer que cree amar. Ambos creen tenerlo todo aunque en realidad no tienen nada. Saben que sus vidas son malas, pero desconocen que juntos podrían ser muy buenos.
(Basada principalmente en la canción "So good" de Halsey)
La historia sucede en el viaje de Bella y sus amigas a Port Angeles, y durante la 2da temporada de The Vampire Diaries.
La línea temporal será de cuando se estrenaron las películas y la serie, es decir en 2004/2006, pero, voy a combinar elementos del año real en que se empezó a publicar la historia en 2022. (Solo es por si describo algunos hechos o cosas que en esos años aun no existían o aun no pasaban pero en la actualidad sí)
Disclaimer: Los libros de Twilight es propiedad de Stephanie Meyer. Los libros de The Vampire Diaries es L. J. Smith. También la historia puede contener partes de las películas y la serie de los respectivos libros. O alguna frase de alguna canción porque me inspiré en ella.
(Isabella POV)
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—¡Bella! —la voz de Charlie sonó desde la cocina en cuanto entramos a la casa. Sus pisadas se escuchan viniendo en nuestra dirección con rapidez.
—Hola —digo sin ganas. Lo único que quiero es ir a mi habitación, beber alcohol hasta desmayarme hecha bolita en la cama y dormir por el resto de mi jodida vida. Si, como una muerta. Si me muero será más fácil todo.
—Deja de pensar en esas idioteces —Damon me gruñe desde debajo de los escalones del pórtico.
Charlie aparece frente a mí, su rostro luce agitado y consternado, además de ligeramente aterrado. ¿O es molestia la que hay en su rostro? No lo sé, no tengo ganas de analizar el comportamiento de las personas el día de hoy.
—¿Porque no vas a casa de Angela a… recoger lo que... ya sabes? —mi padre dice las palabras tan rápido que me cuesta procesarlas. Además de que sus manos me están empujando con insistencia de regreso en dirección la puerta.
Miro a mi padre con sospecha en mis ojos. ¿Angela? ¿Quiere enviarme con Angela? Este hombre se quiere deshacer de mí.
—¿Por qué? —pregunto con sospecha. Mis ojos se entrecierran, el rostro de mi padre se transforma en una mueca nerviosa y aunque trata de ocultarla y permanecer tranquilo, no logra engañarme.
—Es que… Angela me llamó... ¡Si, eso!... y dijo que era urgente que fueras por eso que me dijiste el otro día, lo que se quedó en su casa —su insistencia es demasiada, incluso volvió a darme las llaves que había dejado hace 2 segundos colgadas junto a la puerta.
¿De qué carajos habla?
Ya me duele suficiente la cabeza con la conversación –o discusión- que tuve con Edward hace poco. Lo único que pido es llegar a mi habitación y dormir hasta que haya pasado una semana. Quiero esconderme debajo de la cama y dejar que todo el puto mundo circule a mí alrededor sin que me moleste.
—Vengo de con ella —digo. Doy un paso en dirección al interior de la casa. De nuevo.
—¡No importa! —grita agudamente mi padre. —Ve de nuevo.
—Charlie, no creo que…
—¿Qué carajos nos ocultas, Charlie? —Damon gruñe a mis espaldas.
Me empuja haciendo que yo empuje a mi padre hacia el interior de la casa. Mientras avanzamos, mi padre me lanza una mirada de miedo, sus ojos se pasan de mí a mi acompañante, al mismo tiempo que su respiración se acelera bastante. Damon nos rodea, gira la esquina del muro y entra en la cocina.
—Vete a la mierda —gruñe. Me apresuro a ir detrás de él.
—Carajo —es mi turno de gruñir. En definitiva tuvimos que hacerle caso a Charlie y abandonar esta casa en cuanto tuvimos la oportunidad.
—Hola —se levanta de la silla en cuanto nos ve. Yo me quedo tiesa, mis piernas se congelan dejándome a menos de dos metros del enemigo. Supongo que aquí es cuando demuestro la educación que he recibido durante toda mi infancia.
Se amable, Bella.
—Hola —digo de regreso. Bueno, ya fui amable, ya le devolví el saludo, ya la puedo mandar a la mierda.
—Bella, hija —Charlie llama mi atención, pasa con cuidado a mi lado y se coloca en el medio de ambas —¿Recuerdas a tu tía Isobel?
—Lamentablemente —resoplo. Mi comentario es ignorado.
—¡Oh Charlie! —la mujer se rie falsamente. —Ella era muy pequeña la última vez que me vio.
—No era tan pequeña —le digo en tono mordaz. —Soy algunos años mayor que Elena. La recuerdas, ¿verdad? Tú hija, la que abandonaste y le borraste la memoria.
Ella me mira con cierta sorpresa en sus ojos, pero se recupera rápidamente. Da un par de pasos en mi dirección, pero son los mismos que yo retrocedo pegándome más a Damon que sigue de pie bajo el marco que divide el pasillo de la cocina.
Isobel no me da confianza.
—Si me recuerdas —dice casi… ¿maravillada? No lo sé, su mueca falsa me impide asimilar sus emociones reales. Charlie pasea su mirada entre nosotras un par de veces, antes de aclararse la garganta luciendo visiblemente incómodo con la situación.
No es el único que se siente de esa manera. El ambiente es pesado y sofocante, además que el espacio de la cocina es muy reducido para estar todos dentro.
Al parecer esta mujer está esperando que yo diga algo, y resulta que yo me rehusó a decir más palabras, así que me permito darme el tiempo de observarla a detalle; Usa jeans de mezclilla, botas negras, un suéter morado oscuro y sobre él una chaqueta del mismo color que sus botas. Su cabello lacio, largo y de color negro cae sobre sus hombros. Su rostro sigue mostrando esa mueca falsa, sus ojos del mismo color de su cabellera me miran atentamente, su nariz respingada hace que sus pómulos se vean más pronunciados, además de que sus labios tienen un color de labial casi imperceptible pero que contrasta bien su tono pálido de piel.
—Charlie dijo que no pasas mucho tiempo en casa —comenta rompiendo el silencio. —Puedo ver la razón.
Sus ojos se desvían a mi acompañante.
—Vete a la mierda —le gruñe.
—Así que —comencé, cruzándome de brazos con casualidad, —¿visita de cortesía? ¿Solo para joder? O en realidad ¿Qué es lo que quieres?
—Un poco de todo, en realidad —respondió encogiéndose de hombros ligeramente.
—¿Por qué? —pregunto, mis ojos se entrecierran. —¿Por qué estás aquí?
—Quiero hablar contigo —me responde fingiendo que está dolida por mis preguntas secas y cortantes.
—La última vez que nos vimos me parece que todo quedó muy claro —siseo. Ella hace una mueca por la mención de los hechos.
—¿Cómo esta Reneé? —decide usar la evasiva y cambiarme de tema. —Hace mucho que no sé de ella y la última vez que la vi, no estaba bien.
Sí, aún recuerdo los gritos de Reneé dentro de la ambulancia.
—Haciendo su vida —suspiro sin querer dar más respuestas. Isobel me mira, pero no menciona más.
—Charlie —llama la atención de mi padre, haciendo que este se sobresalte por la mención de su nombre. —Ahora si me gustaría aceptarte un café.
Chasqueo la lengua, pongo mis ojos en blanco.
—Vete a la mierda —Damon vuelve a decir. —Allá venden café.
—Solamente quiero hablar con mi sobrina, Damon —Isobel vuelve a usar ese tono dolido. —Además, esto no es asunto tuyo.
—Si lo es, Isabella es mí asunto —dice él. —Y por si no ha quedado claro, no confió en ti Isobel.
—Antes lo hacías —el tono coqueto que usa, casi me hace vomitar.
—No, nuca confié en ti. Aunque fueron días divertidos, lo acepto —Damon gira su cabeza hacia mí y levanta una ceja cuando ve mi cara de asco.
—No quiero saber a cuantas de mi familia te has cogido —sacudo mi cabeza. Si despertar después de la casi muerte me había dejado una sensación de mareo y aturdimiento, ahora lo que siento es repulsión y unas inmensas ganas de regresar lo que he comido, que ha sido únicamente sangre de Damon, según recuerdo.
—Porque no van a la sala y me esperan allí —propone Charlie. —Ahora los alcanzo.
Me da una mirada antes de cruzar la cocina y colocar la cafetera. Supongo que sus súper poderes de policía lo están obligando a actuar por instinto, él lo sabe, yo lo sé, creo que todos los presentes sabemos que algo sucede y cómo algo sucede es mejor prevenir, será más para todos si tenemos una puerta que nos conecte con el mundo exterior.
Sobre todo si recordamos lo que pasó la última vez que estuve en la misma casa que Isobel.
Salto cuando siento las manos de Isobel sobre mis hombros. En algún momento se acercó a mí para sujétame y arrastrarme hasta uno de los sofás de la sala de estar. Miro sobre mi hombro para ver a Damon siguiéndonos muy de cerca.
—¿Sabes, Isabella? Aún recuerdo cuando tu madre y yo éramos niñas. Sentíamos que éramos nosotras contra el mundo —tomó un respiro dramático. —Soñábamos que algún día nuestras hijas fueran igual de unidas.
—Si eso no sucedió, no fue porque Elena y yo no lo hayamos querido —gruñí por lo bajo. —Ninguna tiene la culpa de que tú seas una cobarde.
La mano que Isobel que aún se mantiene sobre mis hombros, se transforma en una prisión que mantiene fuertemente atrapado mi cuerpo. Lo más seguro es que me saldrán unos moretones en donde sus dedos están presionando mi piel, la ventaja es que el exceso de sangre de vampiro en mi cuerpo los curará en algunos minutos.
Mi mente me trae de vuelta un recuerdo de Isobel de hace algunos años, cuando era humana no era una persona que demostrara cariño. Siempre ha sido fría y cortante, siempre lo ocultaba en su falso tono de cariño, pero sin duda Isobel conocía tus puntos débiles y sabía a la perfección como manipularte. Cuando era niña no lo notaba, pero ahora que he crecido puedo verlo con claridad, además, puedo ver que ahora que se ha convertido en vampiro, es el doble de manipuladora y loca de lo que era antes.
Isobel continua sujetándome, nos empuja a ambas hasta quedar sentadas en un sofá, Damon se coloca en el sofá de enfrente, asegurándose de tenerme en su campo de visión todo el tiempo.
—Yo amo mi hermana, Isabella —la mano desocupada de la mujer se coloca sobre mi pierna, dando un fuerte golpe mientras aterrizaba. Perra. —Estoy segura que Reneé me ama, y también, sé que me extraña.
Pongo los ojos en blanco, sin controlar la mueca de fastidio que apare en mi rostro. Sí, le creo la parte que Reneé la extrañaba, después de lo que pasó esa noche, seguido la mencionaba y sé a la perfección que a mi madre le dolía el recuerdo de su hermana, o por lo menos, el recuerdo de su hermana que debía estar 5 metros bajo tierra.
—Reneé está bien sin ti —le digo en tono mordaz.
—¿Sabías que te llamas Isabella, por mí? —sus palabras sonaron como un suspiro perdido en su memoria, pero mi reacción fue saltar para girarme y mirarla como si de repente le hubieran salido 5 manos y 3 pares de ojos.
—Estás loca —gruño.
—¿Charlie? —Isobel eleva la voz haciendo la pregunta en silencio.
—Par de víboras —Charlie bufa al mismo momento en que entra a la sala con una bandeja en sus manos, sus gruñidos molestos son en dirección a Isobel. —No me dejaron nombrar a mi propia hija.
—Gracias a nosotras, tu hija tiene un precioso nombre —la mujer acaricia mi cabello, casi podía sentir ternura en el gesto, casi. —Te llamas Isabella, por mí, obviamente —me guiña un ojo. —Y Marie, en honor a mi madre.
Se necesitó de toda mi fuerza de voluntad para apretar mi mandíbula y evitar responder. Honestamente, no tenía nada en contra de mi nombre, de hecho me gustaba, pero, ahora las cosas han cambiado, ahora no me gusta la historia detrás de él.
—A Reneé no le quedó más opción que ponerte el nombre de su madre —Charlie me mira ligeramente ruborizado. —Era su última esperanza.
—¡Oh, sí! —Isobel se carcajea con unas risas burlescas. —Olvidaba que cuando se casó contigo, mi madre consideró a Reneé muerta.
—Y ahora la anciana es la que está muerta —mis palabras destilan veneno en el momento en que abandonaron mi boca, no pude evitarlo, esa era la verdad. Marie era una señora cruel, fría y manipuladora, pero amaba a sus hijas sobre todo en el mundo, estaba dispuesta a todo por darles una buena vida. Lástima que, sus hijas tenían otros planes, obligando a la anciana y a su ego, a enfrentarse sola a la muerte.
La abuela Marie murió sabiendo que, una de sus hijas estaba viva, pero la consideraba muerta por traicionar sus planes, y la otra, había traicionado sus planes para terminar muerta, o medio muerta, considerando lo que es ahora.
Hablando de la medio muerta, Isobel continua palmeando mi pierna con fuerza, aunque su gesto parece casual y distraído, mi piel está sufriendo por sus verdaderos sentimientos de odio y rencor.
—Aún recuerdo cuando nos llegó la foto de su boda —Isobel mira a Charlie, mi padre parece que se ha perdido en su mente. —Debo admitir que me sentí muy dolida y traicionada, pero también me sentí decepcionada de Reneé. Aunque, creo que lo que más sentí era odio, hacia ti, Charlie, por robarme a mi hermana mayor.
—Isobel... —mi padre trata de hablar, pero no pudo decir nada más. La bruja lo interrumpe.
—Pero, luego Reneé volvió a casa, huyendo de ti y de tu aburrida vida con esta preciosa niña en sus brazos, y yo... —se queda callada por unos segundos, Charlie y yo la miramos sin saber cómo reaccionar. —Yo recuperé a mi hermana y todo Mystic Falls se enamoró de la pequeña Isabella.
Sus labios se curvean en una sonrisa. Yo no tengo idea de cómo reaccionar.
Tengo muy pocos recuerdos de mis primeros días en Mystic Falls, esa época resulta borrosa en mi mente, conforme fui creciendo es cuando mis recuerdos se vuelven más claros, pero recuerdo a la perfección que toda la gente de ese lugar era muy amable, todos se cuidaban y todos me cuidaban a mí. En mi mente hay memorias infantiles de personas desconocidas regalándome una sonrisa mientras voy de la mano de Renée o Isobel, incluso, tengo recuerdos de esas personas llevándome a casa porque mi madre me olvidó en algún lugar.
—¿Nunca entendiste porque Reneé había actuado así? —la voz de Charlie me saca de mis pensamientos. —Es decir, nunca me perdonaste, incluso aunque yo no hice nada malo.
—No, nunca te perdoné —ella con un encogimiento de hombros. —Pero debo admitir que cuando supe que estaba embarazada de Elena, pude comprender algunas de las razones detrás de los comportamientos de Reneé.
—¿Lo hiciste? —yo pongo los ojos en blanco.
—Cuando estas esperando al hijo de la persona que amas, te comportas como una completa idiota —Isobel se burla.
—Pero, Reneé si me amaba —mi padre suena desesperado y molesto, aunque su rostro se veía tranquilo. —Tú no amabas a John.
—Tienes razón, yo no amaba a John —ella se encoge de hombros. —Es demasiado poca cosa para merecer mi amor. Pero, si amaba el mundo que él me mostró en ese momento.
—¿Un mundo en el que siempre te está siguiendo la muerte? —Charle la mira con una expresión de sorpresa. Sus palabras me toman por sorpresa a mí también. Por un segundo se me olvidó que él también era consciente del mundo sobrenatural.
—Cuando eres humano sabes que tu vida se va a terminar, vas a morir —Isobel habla en un tono como si le explicara a un niño. —Todos le temen a la muerte. Le temen a morir sin vivir.
—¿Y tú no? —le pregunto cruzándome de brazos, el único movimiento que nuestra postura me permite hacer. Aun no me suelta de los hombros.
—Querida niña —suelta un suspiro que pareció en realidad una risa. —Yo vivo mi vida.
A mi otro lado, escucho a Damon reírse con ironía. Me sobresalto, ha estado demasiado callado escuchando a esta mujer.
—¿Enserio, Isobel? ¿A eso le llamas vida? ¿A estar escondiéndote y huyendo de Klaus? —mi boca escupe las palabras con sorna, mis preguntas la bombardean buscando la manera de lastimarla. —¿De verdad vives? ¿O solo existes?
Isobel no ha perdido en ningún momento la sonrisa en sus labios, pero ahora su quijada estaba apretada y tensa, sus ojos arden con fuego y, de nuevo, sus brazos se apretaron más a mí alrededor para lastimarme. Me duele, no lo voy a negar, pero es tarde para detenerme, mi boca sigue soltando palabras.
—Eres una idiota si crees que ser vampira te vuelve superior a la muerte, eres idiota por creer que, por ser vampira, ya ganaste —ahora es mi turno de reír y burlarme con una seca carcajada. —Ser humano no te hace débil, pero, ser inmortal no te hace menos cobarde. Seas lo que seas, debes luchar para sobrevivir…
Mis ojos la miran, de arriba hasta abajo y luego de regreso. Una mueca de asco se coloca en mi rostro.
—Me queda claro que si no lo haces, acabas así —la señalo con mi cabeza.
—¿Así? —pregunta entre dientes.
—Abandonando a la hija que tuviste con un hombre no te ama, o que ni siquiera te tolera, metiéndote en un mundo donde tu cabeza tiene precio y, arrastrándote para salvar tu seco pellejo.
Después de escupir mis palabras, ambas iniciamos una especie de guerra. Nuestros rostros se colocan frente a frente, los ojos de amabas parecen estar ardiendo en las llamas del odio que de un momento a otro comenzamos a demostrar. Sé que si ella se mueve, yo también lo haré, y ninguna de las dos se tentara el corazón o los lazos familiares.
Damon me ha enseñado la lección de que soy yo primero antes que nadie más. Soy yo, luego yo, y por ultimo yo. Ese es un aprendizaje que voy a usar durante toda mi vida, así sea larga o corta. Es una lástima que también se lo enseñó a Isobel.
—Tu y yo —escupe las palabras con odio, —somos muy parecidas, Isabella.
El repentino cambio de su voz al final de la frase, me dislocó. De estar a punto de tronarme el cuello, pasó a hablarme con ternura. ¿Es malditamente bipolar?
—Te sientes fascinada, atraída por lo sobrenatural —sus ojos brillan mientras dice las palabras. —Estas dispuesta a arriesgar tu propia vida por ese mundo, como yo lo he hecho.
—Tú y yo no somos iguales —niego. Pero ella parece ignorar mis palabras.
—Elena es una tonta que no sabe aprovechar lo que la vida le pone enfrente, solo llora, se queja y cuando trata de hacer algo, solo le sale el triple de mal.
Eso no se lo puedo negar. Ahí Isobel tiene razón.
—No subestimes a tu hija —la voz de Charlie nos sobresalta. Por un segundo habíamos olvidado su presencia. —Elena es popular, amigable, la reina del concurso de belleza. Sabemos que desde pequeña ha sido temerosa e insegura y le tiene pavor a la idea de sentir dolor, pero eso no la hace una tonta.
—Bueno, pues gracias —bufo en dirección a mi padre. ¿No se supone que debería adularme y ayudarme a mí que soy su hija?
—Mentiras no dijo —dice Damon. Le lanzo una mirada asesina.
—Isabella es todo lo contrario a Elena, sí. Es solitaria, un ratón de biblioteca que necesita aprender a maquillarse mejor —miro a Isobel indignada por el tono y las palabras que ha elegido para describirme. —Pero, Isabella sabe sobrevivir, porque sabe reconocer cada oportunidad y riesgo que tiene frente a ella. Es impulsiva, y eso la hace no tener miedo, además, Isabella vive del dolor.
—Ella tampoco ha dicho mentiras —apunta Damon. ¿Qué no ha entendido que cierre esa maldita y sensual boca?
—Sí, supongo que estoy acostumbrada a sentir dolo y por eso lo tolero —me encojo de hombros, de repente cada cicatriz en mi cuerpo ha comenzado a doler como si me la hiciera por primera vez.
—A veces me haces desear... —Isobel hace una pausa, sus ojos miran mi rostro con detenimiento. También hay un sentimiento que brilla en su mirada. —A veces me haces desear haber sido yo tu madre, Isabella.
Muerdo el interior de mis mejillas para evitar confesar mis pensamientos; A veces yo también llegué a desear eso. Ambas suspiramos aunque nuestras razones son diferentes.
—Si te hubieras quedado con Elena, sería diferente, ¿lo sabes? —Charlie habla en voz baja y pausada. —Todo sería diferente.
—Por supuesto que me dolió dejar a mi hija, Charlie, no te voy a mentir. Pero yo aún era una niña cuando me embaracé —Isobel de repente pareció humana, sus palabras le dieron una apariencia vulnerable. —Yo quería vivir mi vida, no jugar a la casa de muñecas.
—Entonces… —mis cejas se juntan en el medio de mi frente. —¿Por qué ahora vienes a tratar de convencerme para que yo me entregue en su lugar? ¿Por qué ahora vienes a mentir y engañarme para que dé mi vida por tu hija?
Damon deja escapar el aire en sus pulmones, Charlie abre los ojos alarmado mientras un jadeo escapa de sus labios. Los dos miran a Isabel, de nuevo molestos con ella. Yo miro a los presentes con una mueca de asombro, hasta este momento, mi padre no se había dado cuenta de las verdaderas intenciones de Isobel.
—Eres demasiado lista —me adula la mujer. Quiero estirar mis manos y romper su cuello.
—O quizás tú eres demasiado Idiota —le respondo tranquila.
—Quiero que ambos me comprendan —Isobel nos mira a Charlie y a mí con una súplica en sus ojos a ambos. —Es lo menos que puedo hacer por Elena. Lo menos que puedo hacer es tratar de hacer su vida más sencilla ahora.
—Es demasiado tarde para tus idioteces —dice Damon. —Ahora mismo, no necesitamos tus patéticos intentos de maternidad deseada, Isobel. Elena es quien menos los necesita.
Asiento en silencio dándole la razón al vampiro.
—Elena está metida en algo muy grande, Isobel —Charlie exhala. —No puedes esperar que el resto de nosotros también lo hagamos.
—En realidad todos estamos dentro del hoyo —responde ella haciendo un gesto con su mano para restarle importancia.
—¿Eso tiene que hacernos sentir mejor? —Damon pone los ojos en blanco.
—¿Y crees que esas palabras son suficientes para entregarte a mi hija? —Charlie le da una mirada incrédula.
—Les voy a explicar. Elena está en este nivel —hace una seña con su mano señalando al aire un nivel a la altura de su pecho, pero luego su mano baja, como si descendiera unas escaleras. —Isabella está metida más profundo.
Me remuevo incomoda por la manera en la que Isobel me está exhibiendo con Charlie. Mi padre me mira levantando una ceja, acompañando el gesto con un movimiento de su bigote. Mierda, ahora sí estoy en serios problemas.
—Eso importa poco —desvió el tema con voz muy segura. —No voy a dejar que me entregues para que Nicklaus me asesine.
—No voy a dejar que te entregues para que Klaus te asesine —gruñe Damon.
—No voy a dejar que entregues a mi hija para que Nicklaus la asesine —Charlie sentencia con la voz el doble de segura que la mía.
—No voy a permitir que Klaus asesine a Elena —Isobel jadea con indignación.
—Bueno, pues estas jodida —Damon chasquea la lengua.
—No puedo quedarme a un lado. No puedo y no quiero —Isobel se cruza de brazos. —No voy a ser testigo de cómo sacrifican a mi propia hija.
—De nuevo, estas jodida —Damon resopla. Se levanta y se dirige a la cocina, solo para volver segundos después con un par de botellas de Burbon, supongo que Charlie reabasteció su reserva de alcohol.
—¡Deben de comprenderme! —Isobel chilla con histeria.
—Es que eso es imposible, Isobel —le digo. —Abandonaste a tu hija y ahora vienes suplicando que salve su trasero. ¡No lo entiendo!
Isobel me mira, como si estuviera asombrada de que no comprendiera sus razones para pedirme lo que me ha pedido.
—Yo… yo quería más en este mundo —confiesa Isobel en voz baja. —Elena no era lo que yo quería.
—Si no la querías… ¿Por qué lo hiciste? —le pregunto. Mi espalda se endereza, mi cuerpo se inclina hacia ella. —¿Por qué ruegas por su vida si no la quieres?
—Es mi hija —ella suspira. Esa es la excusa que está usando porque no sabe que más decirme, lo sé, la conozco.
—Lo recuerdo ¿sabes? —le digo. Ahora mi voz se ha vuelto monótona, fría y muy filosa. —Aún recuerdo la última vez que fuimos una familia.
—Yo también lo recuerdo —me dice. Gruño.
Vamos a ver que tan bien lo recuerdas, perra.
—Recuerdo muy bien la última vez que tú y yo nos vimos, Isobel.
—Yo…
—Explícamelo, Isobel —le exijo interrumpiéndola. —Si Elena no era lo que tú querías, si no la quieres, ¿Por qué me estas pidiendo esto?
—Isabella….
—¡¿Por qué me hiciste eso?!
—¿Qué carajo hiciste? —Damon le pregunta a Isobel. Su cuerpo está inclinado hacia nosotras, su rostro se ha vuelto sombrío y amenazante, puedo ver la s venas debajo de sus ojos marcándose en su piel. —¡Habla, carajo!
Ella solo nos mira.
—Nunca ha sido un secreto que Isobel siempre ha sido fanática de investigar todo lo que le da curiosidad, comenzando por la historia de Mystic Falls —Charlie comienza a hablar, se gana una mirada furiosa de la mujer, pero él decide ignorarla. —Cuando conoció a Jhon, ambos encajaron porque eran iguales.
—Jhon e Isobel supieron desde el momento en que nació Elena, que estaba condenada —ahora soy yo quien habla. Mis ojos no abandonan el rostro de Isobel que ahora está nervioso. —Ambos sabían que si permitían que se supiera del dopelgänger, Elena estaría muerta.
—¿Lo sabían desde un inicio? —Damon pregunta. Nosotros tres asentimos. —No me jodas.
—Jhon dijo que no podía soportarlo y se fue —dice finalmente Isobel. —Yo me quedé sola con Elena.
—No estabas sola —frunzo las cejas al escucharla. Jodida mentirosa que es esta vieja. —Reneé y yo vivíamos en Mystic en ese entonces. Y yo desde pequeña estuve muy unida a Isobel, así que cargaba conmigo para sus investigaciones y todo eso, creía que una niña no podría darse cuenta de sus planes maquiavélicos.
—Pensé que quizás tú seguirías mis pasos —dice ella en tono inocente. Suelto un resoplido.
—Ahorrémonos tus idioteces, Isobel —Damon sisea.
—El asunto es que… Cuando yo tenía cerca de cinco o seis años, llegó a un vampiro nuevo, Michael. En el pueblo nadie lo conocía, pero, de alguna manera logró infiltrarse en el consejo —explico rápidamente, Damon me mira con evidente interés. —Comenzó a buscar información sobre Mystic y alguien le comentó que Isobel sabía bastante sobre el tema, así que se conocieron. Después comenzaron a salir y a coger.
—¿Es necesario ese detalle? —Isobel pregunta, incomoda con el tema. Es ignorada de nuevo.
—Elena era muy pequeña y se quedaba con Renée. Isobel me llevaba a mí a las citas que tenía con Michael —continuo hablando, esta vez mirando directamente a Damon. —Michael pensó que yo era la hija de Isobel. Ella nunca lo corrigió.
En segundos, Damon y yo nos conectamos en la misma sintonía.
—Le hizo creer que tú eras el dopelgänger —Damon dice acusatoriamente. Yo asiento. Ahora va a comprender porque estoy metida hasta el fondo en esto.
—Jhon volvió el siguiente verano de cuando Michael llegó. Y fue obvio que a ninguno le gustó la idea de tener al otro en Mystic, mucho menos cerca de Isobel y de Elena —casi me rio al recordar el concurso de meadas de ambos. —Así que, como todo buen macho defendiendo a su hembra, buscó un plan para alejar a Michael, pero solo logró exhibirlo.
—Michael es esposo de Esther, la madre de Klaus —Charlie explica. —Pero no es su padre.
—¿Disculpa? —Damon levanta una ceja.
—Esther tenía un amante, un hombre lobo —Isobel le explica. —Cuando Michael se enteró, lo buscó y lo asesinó, pensaba hacer lo mismo con Klaus pero…
—Déjenme adivinar —Damon dice sacudiendo sus manos. —No pudo tocarle ni un cabello al imbécil.
Todos sabemos que Klaus no es la persona favorita de Damon.
—Lo único que consiguió fue hacer que la parte licántropa de Klaus quedara encerrada en su interior —Isobel dice. —Esa maldición es la que quiere romper, la que necesita a un dopelgänger.
—Michael lleva siglos asesinándolos para que Nicklaus no pueda liberar su parte licántropa —digo desviando mis ojos hacia Isobel, no necesito su confirmación a la información que he dicho, pero ahora esta mujer sabe que la pequeña Isabella no era una estúpida.
—Michael sabía que en Mystic Falls estaba un dopelgänger —acepta ella. —Eso estaba haciendo en el pueblo.
Un estremecimiento cruza su cuerpo y es lo que finalmente hace que me libere de su agarre. Se aleja de mí, hasta el otro extremo del sofá. ¿Ahora la culpa es demasiado para ella?
—Isobel me vendió —escupo las palabras que llevan años quemándome. —Le hizo creer que yo era su hija, que yo era el dopelgänger. Entre ambos hicieron un plan para dejarme sola en la casa y que Michael me asesinara.
Damon gruñe entre dientes, no tiene que decir ninguna palabra, todo en él muestra lo encabronado que está. Su rostro se ha vuelto más peligroso, su postura más amenazante, está al borde del sofá, dispuesto a lanzarse a atacar. Isobel se estremece.
—Ninguno de ellos contaba con que ese día, yo llegaría a Mystic para recoger a Bella —Charlie sacude su cabeza con decepción.
—Era una noche común. Elena y yo estamos jugando, Isobel se supone que estaba en su estudio y Renée en la sala —mis ojos se desenfocan trasportándome a ese momento de mi pasado. —Michael llegó a nuestra casa y Renée lo dejó pasar, obviamente.
—Lo conocía, lo había visto antes —Charlie murmura. —Nunca se imaginó que era un estúpido vampiro con ganas de asesinar a mi hija.
—Al escuchar la puerta, bajé la escalera con Elena siguiéndome solo para encontrarme con el momento exacto en que Michael apuñalaba a Renée con un cuchillo de la cocina —mientras las palabras salen de mi boca, un escalofrío recorre mi cuerpo. —Yo grité y traté de acercarme a ella para ayudarle. Michael me atacó, me mordió. René al inicio pensó que era solo un robo o que pensaba violarnos, pero cuando logró desprenderlo de mí, notó la verdad. Michael me lanzó lejos, y yo solo le grité a Elena que se escondiera.
—Les había ayudado a Bella y a Elena a arreglar una especie de sótano que había en la casa donde vivían —Charlie confiesa, está perdido en sus recuerdos como yo. —Elena que en ese entonces tenía tres o cuatro años, se escondió allí.
—Imagínate —suelto una carcajada seca. —Yo una niña de seis años, tratando de asesinar a un vampiro, mientras su madre se estaba desangrando en el suelo de la sala y su prima de tres años se escondía en el sótano.
Damon suelta un gruñido. Isobel no se atreve a decir nada.
—Michael trató de asesinarme, me apuñaló un par de veces. Se detuvo cuando le grité que yo no era hija de Isobel —me estremezco de nuevo.
—¿Dónde mierda estabas tú? —el pelinegro le pregunta Isobel.
—En casa de Jhon, cogiendo con él —respondo por ella. Isobel desvía la mirada, es tan cobarde que no dice nada. —Ella le había contado del plan. Se escapó por la ventana horas antes de que todo pasara y abandonó Mystic Falls con Jhon.
—Michael estaba furioso por las mentiras de Isobel. Por suerte, gracias al escondite del sótano, no pudo encontrar a Elena por más que la buscó —Charlie exhala ruidosamente. —Por desgracia, decidió incendiar la casa.
—En ese momento llegó Charlie —miro a mi padre, él no me mira.
—Lo primero que vi fue a Renée desangrándose y gritando por Bella. Fue a ella a quien saqué primero —murmura quedamente. —Regresé a la casa buscando a Bella, ella herida y desangrándose, había ido a por Elena al sótano.
—Elijah llevaba años siguiendo a Michael —digo. —Él llegó al mismo tiempo que Charlie a la casa.
—Quiero suponer que Elijah se encargó de Michael —murmura mi padre. —Nunca supimos que fue lo que pasó con él.
—Elijah me sacó de la casa —confieso. —Luego volvió por Elena, se había desmayado por el humo que respiró, pero estaba bien.
—Isabella y Renée tenían quemaduras graves, además de las heridas causadas por Michael —Charlie aprieta los puños. —La ambulancia no llegaba, al parecer había otro accidente en el pueblo y estaban ocupados. Hice lo único que podía hacer, rogarle a Elijah que salvara a Isabella y a su madre.
—Charlie nunca ha sido un tonto —Isobel frunce los labios. —Se dio cuenta de mis investigaciones, se dio cuenta que había algo malo conmigo, y por eso sabia de lo sobrenatural.
—Elijah nos dio su sangre para sanar nuestras heridas —digo con cariño. Elijah me ha salvado de muchas cosas.
—Los bomberos fueron los últimos en llegar. La casa se consumió por completo en el fuego —Charlie continúa contando los hechos de esa maldita noche. —Por eso Renée piensa que Isobel está muerta. Ella no sabe que su hermana es una maldita cobarde que huyó antes de ver lo que causó.
—No podía permitir que asesinaran a mi hija —lloriquea Isobel. Contengo el impulso de poner los ojos en blanco. Ella lo causo, ella dice no querer a su hija y ¿se supone que yo debo creer que sufre por haberle hecho daño? —Tenía que protegerla a cualquier costo.
—Miranda estaba allí, siendo espectadora de los hechos al igual que todo el pueblo —intento sonar animada por ese hecho, no puedo. —Le rogué que adoptara a Elena. Después le rogué a Elijah que le borrara la memoria a Elena, que le hiciera creer que vivía feliz junto a la familia Gilbert. Y que se olvidara de nosotros.
—Yo le pedí a Elijah que le borrara la memoria a Bella y a Reneé —mi padre se encoje de hombros. —Apenas me enteré que solamente lo hizo con Renée. Le hizo creer que Isobel había muerto en ese incendio e hizo que se olvidara de Elena.
Mi mente me lleva a ese momento, donde Elijah le borro la mente a mi madre, recuero lo maravillada que quedé y cómo sentí curiosidad cuando se me acercó. No comprendí en ese entonces porque decidió mantenerme a mi consciente de todo, hasta ahora. Desde ese entonces, él sabía que por lo que yo había visto y leído, sabía demasiadas cosas del mundo sobrenatural, sabía que tendría un aliado fuerte en mí. Así que únicamente me dijo que haríamos un trato, que él haría todo lo que yo le pidiera, pero que a cambio yo haría todo lo que me pidiera. Acepté.
—Isobel sabía que esa noche yo moriría, y ahora me está pidiendo que me vuelva a sacrificar.
—¿Estas idiota o qué demonios te sucede? —Damon le pregunta con una mueca de asco en su rostro. —Tiene que haber otra manera.
—Ya lo intenté, Damon —dice ella. —Intenté buscar otra solución, pero no la hay. Klaus va a sacrificar a tres personas para ese sacrificio, le cueste lo que le cueste.
—¿Y tú eres una de las cosas que le costara, verdad? —le digo. —¡Eres una puta egoísta que solo busca salvar su pellejo! Viniste aquí porque él te lo ordenó.
—Isabella…
—Te conozco mejor que tú misma —la acuso. —Sé que en este jodido momento algo está pasando, algo que no estamos viendo y que solo estas aquí para ser una maldita distracción.
—¿De qué hablas? —Damon pregunta. En el exterior de la casa, se escucha un movimiento inusual. —¡Mierda!
Veo su silueta salir disparada en dirección a la puerta, pero no intento moverme, mi vista sigue puesta en Isobel quien me mira con una expresión de dolor.
—No sabes cuánto lo siento, Isabella —dice la mujer. —Hice lo que tenía que hacer, y sé que tú también lo harás.
—¿De qué carajos estás hablando? —pregunto.
—¡Bella! —escucho la voz asustada de Angela.
—¿Qué carajos hiciste? —pregunto. Mis manos toman los hombros de Isobel y la sacudo buscando que suelte la maldita información que necesito. —¡¿Qué carajos hiciste, Isobel?!
Isobel se limita a mirarme.
—¡Bella! —de nuevo el grito de Angela dispara una ola de pánico en mi interior. Su tono urgente, desesperado y lleno de miedo hace que me levante del sofá y salga corriendo en dirección a la puerta trasera de la casa. Charlie viene detrás de mí.
—¡Mierda! —decimos ambos.
Elijah y Damon están peleando con vampiros que no sé de dónde han salido. Angela está detrás de ellos, en el borde del bosque, sus manos se mueven formando figuras en el aire para ayudarles con magia. Uno que otro vampiro se ve envuelto en la ola de energía que mi amiga está formando y son lanzados por los aires dejándolos fuera de combate por algunos segundos. A veces, cuando uno se le acerca demasiado, fuerza su mente con magia, haciendo que caiga de rodillas con un dolor de cabeza que ningún vampiro soportaría.
Escucho que Charlie se aleja a la alacena que está debajo de la escalera. Yo doy un paso al exterior pero soy detenida por una mano que rodea mi muñeca tirándome hacia atrás.
—¡Suéltame! —un rugido acompaña las palabras. Isobel parece no escucharme.
—Isabella, espera —dice. —Quiero pedirte un favor. Dile a Elena que lo siento mucho, por todo.
—Vete a la mierda —sacudo mi brazo con brusquedad para librarme de su fuerte agarre.
Isobel se ríe. Me acaricia el cabello con un gesto tierno y coloca un mechón detrás de mí oreja.
—Eres mi hija, Isabella, aunque no hayas nacido de mí —me dice. Me remuevo incomoda. —Y sé qué harás lo mismo que yo; sobrevivir a cualquier precio.
—¡Bella! —un nuevo grito de Angela llega a mis oídos.
—Incluso aunque yo tenga que pagarlo —Isobel habla de nuevo. De algún lugar ha sacado una estaca. Quizás la ha tenido todo este tiempo.
—¿Por qué? —es lo que pregunto.
—Ya no sirvo como peón en este juego —exhala, se encoje de hombros. —Y de todos modos Klaus va a matarme por no entregarle a Elena.
—¡Carajo, Isabella! —Damon es quien me grita ahora. —Deja esas aburridas estupideces de reencuentros familiares para después, ahora tenemos un asunto más movido que resolver.
Por mi vista periférica observo a Charlie salir por la puerta trasera. Sé lo que lleva en sus manos, él se va a encargar de ayudar afuera.
—De corazón, espero que te pudras en el infierno —digo fríamente mirándola a los ojos. Mis manos arrebatan en un movimiento la estaca de sus manos y se la entierro en el corazón con otro movimiento.
Mis ojos no dejan los suyos, mi mirada la sigue hasta el suelo cuando cae de rodillas mientras su piel se torna de color gris, luego cuando cae frente a mis pies con un ruido seco.
A través del bosque, se escuchan los tiros de la escopeta de Charlie, estoy segura que está armada con balas cubiertas de verbena. Solo espero que nadie de mis amigos haya sido tan estúpido como para cruzarse en la trayectoria de alguna bala.
Pasa un tiempo de absoluto silencio, supongo que mientras se aseguran de haber matado a todos los invitados no deseados.
—¿Qué mierda pasó? —Damon pregunta. En silencio salgo por la puerta trasera para ver la escena que está en el patio trasero de la casa.
—Los estaban rodeando, y tú, jodido imbécil, no te dabas cuenta —es la respuesta que le da Elijah.
—¡Disculpe, su majestad! —Damon lo empuja. —Estaba ocupado enterándome de cómo Isobel vendió a Isabella para salvar su trasero y el de Elena.
—Bueno, parece que finalmente estamos todos en la misma sintonía —Elijah le da una palmada en el hombro.
—¿Tú también lo sabías? —Damon le pregunta a Angela. Ella le da una mirada que grita: "obviamente". Damon junta las cejas.
—¿Qué pasó? —pregunto. Mi voz se escucha demasiado monótona y plana. Elijah pone su atención sobre mí, una de sus cejas se levanta.
—Eso mismo quiero saber —me dice. Sus manos se mueven por su cuerpo, acomoda su ropa y la sacude de la tierra y ramas del bosque.
—Isobel estuvo aquí —digo rápidamente. La comprensión brilla en sus ojos.
—¿Trató de convencerte de morir? —pregunta. Asiento en silencio. —Me lo esperaba. Se tardó más tiempo del que imaginé.
—¡¿Sabías que esta mierda pasaría?! —Damon bufa. Elijah no responde, solo continua mirándome.
—Hay que entrar a la casa —Charlie dice, su cabeza va y viene a nuestro alrededor evaluando el bosque. —Hablaremos con más confianza dentro.
Todos asentimos.
—¿No pensabas meterme un tiro, cierto? —Damon le pregunta.
—¿Por qué habría de hacerlo? —Charlie pregunta. —¿Por acabarte todo mi alcohol y no ser capaz de reponerlo? ¿Por vivir en mí casa sin mi permiso? ¿Por las actividades nocturnas que tienes con mi hija?
Siento la sangre subir a mis mejillas. Se sabe que no somos nada discretos, pero jamás pensé que Charlie sacara ese tema a colación.
—No me arrepiento de nada —Damon dice, camina despreocupadamente hasta mí, coloca un brazo alrededor de mis hombros y camina a mi lado hasta entrar de nuevo la casa.
—Hay una bala con tu nombre, Salvatore —Charlie carga la escopeta. —Te lo aseguro.
Miro suplicante a mi padre que continua mirando con furia al vampiro que me arrastra a su lado.
Escucho a mis espaldas un jadeo, luego un par de maldiciones.
—¿Por qué tenemos un cadáver en la cocina? —Charlie me mira interrogante cuando se coloca a nuestro lado. Damon y yo hemos detenido nuestros pasos a un lado del cuerpo de Isobel.
—¡Por fin cerró la boca! —Damon exhala. Su cabeza se levanta al cielo como si le diera las gracias.
—Dijo que hiciera lo que tuviera que hacer —me encojo de hombros. —Y lo hice.
—Vamos a echarla a la chimenea —Damon se inclina para tomar los pies de la mujer muerta. —Al menos así nos servirá de algo.
Él se dedica a su tarea con nosotros cuatros observándolo en silencio. Desmiembra el cuerpo, lo hecha al hueco de la chimenea y le prende fuego. Luego se sienta en el sofá donde estaba cuando estábamos hablando con la muerta y me hace una señal para que me acerque a él.
En automático mi cuerpo lo obedece.
Los demás nos alcanzan poco después.
—Esto se está poniendo serio —Angela dice. Yo le doy una mirada, sé lo qué quiere decir, se nos acabaron las malditas vacaciones.
—¿Cuál es el plan ahora? —Damon pregunta.
—No tengo idea —decimos Angela y yo.
—Pues vaya mierda —resopla el pelinegro. El silencio nos absorbe por algunos minutos, parece que todos nosotros nos perdemos en nuestros propios pensamientos.
—Todos aquí tenemos en claro que Elena va a morir, ¿cierto? —Angela pregunta de la nada.
—Si —decimos al unísono.
—No hay ninguna otra alternativa más que usarla en el sacrificio —Elijah habla tranquilamente. —Klaus no va a esperar otros 200 años para romper la maldición.
—Pero, ¿la dejaremos morir? —Charlie pregunta mirando en mi dirección.
—Si —me encojo de hombros.
—¡Isabella! —mi padre me reprende. —No puedes dejar morir a tu prima.
—¿Y entonces que propones? —le respondo hostil. —¿Qué haga lo que dijo Isobel? ¿Qué me entregue?
—¡No! —gruñe. —No vas a hacer una idiotez, te lo advierto Isabella. No lo voy a permitir.
—¡¿Entonces?! —chillo. Mi cabeza comienza a punzar.
—Tranquila, Bambina —Damon murmura quedamente. Mi mal humor se disipa en segundos.
—Encontraremos una solución —Charlie da un asentimiento. De nuevo el silencio nos envuelve, todo pensando en alguna idea que nos salve el trasero a todos.
—Alguien me recuerda, ¿Por qué carajos romperemos la maldición? —Damon pregunta. —¿Por qué no simplemente matamos a Klaus y ya?
—¿Y quién va a matarlo? —Elijah levanta una ceja. —¿Tú?
—La brujita de pueblo —Damon señala a mi amiga que salta en su lugar. —¿No se supone que tiene un poder nunca antes visto? ¿No sé supone que eres la bruja más poderosa viva actualmente?
—Ya te dije que no puedo controlar mis poderes, idiota —mi amiga hace una mueca. —Me voy a morir antes de poder intentar matarlo.
—Te voy a escribir algo lindo en tu lápida —Damon dice despreocupadamente.
—¡Asno! —le doy un golpe. —No vamos a matar a Klaus y definitivamente no vamos a matar a Angela.
—Además, no podemos matar a Klaus —Elijah señala.
—¿Por qué carajos no?
—Si un original muere, todo su linaje también —Angela explica cómo le hablara a un niño pequeño. —Eso te incluye a ti.
—¿Y ustedes como saben eso? —se cruza de brazos. Su molestia es evidente sobretodo porque sabe que él es el único presente que desconoce información importante.
—Es algo lógico, Damon —Angela se burla.
—¡Bien! —bufa. —Pensaré en la frase para la lápida de Elena.
—Sigue sin gustarme la idea de que muera —Charlie resopla. Es obvio que está preocupado con la idea.
—Creo que tengo un plan —Elijah habla. Todos lo miramos con interés. —Hace unos 500 años, conseguí un elixir para Katherine. Posee propiedades de resucitación.
—Espera, espera —Angela lo interrumpe. —De todos modos se va a morir.
—Pero luego va a revivir —Elijah sonríe.
—¡¿Ese es tu plan?! —Damon lo mira. —¿Una poción mágica sin fecha de caducidad?
—¿Tienes uno mejor? —Elijah le gruñe.
—¿El anillo de Jhon? —Charlie propone.
—Solo funciona con humanos —Angela le explica. —Un dopelgänger es un fenómeno sobrenatural.
—No va a funcionar —murmuro. —Quizás la pócima es nuestra solución.
—¿Qué somos? ¿Hadas madrinas? —Damon se carcajea. —Mejor hay que convertirla en vampiro.
Todos giramos la cabeza en su dirección al mismo tiempo. Puedo jurar que escuche nuestros huesos crujiendo al unísono. Damon tarda, pero cuando razona sus propias palabras abre los ojos al máximo y nos regresa la mirada.
—Podemos convertirla —Damon repite. —¡Vamos a convertirla y problema solucionado!
Da un aplauso, truena los dedos de sus manos y se deja caer contra el respaldo del sofá.
—Podemos —acepto. Su sonrisa se expande. —Pero dudo que eso sea lo que Elena quiera.
Su sonrisa se borra.
—¿Le vamos a preguntar? —pregunta con incredulidad.
—Es lo mínimo que puedes hacer, Damon —respondo. —Preguntar a una persona como quiere vivir su vida. O su existencia.
—¿Entonces porque carajos estamos haciendo un plan para salvar su trasero?
—¿Qué no era esa tu misión desde un inicio? —pregunto con irritación. —Viajaste por todo el país buscando un librito que salvaría a Elena, me amenazaste para protegerla, intentaste matar a Elijah para mantenerla a ella con vida. ¡No seas hipócrita! No vengas a decirme que ahora te interesa poco su vida.
Damon es inteligente y me escucha en silencio. Sabe que estoy resentida, dolida y que estoy escupiendo los sentimientos negativos que me dominan en este momento. Él sabe que con mis palabras quiero hacerle daño, sabe que le estoy diciendo todo esto porque estoy celosa de los sentimientos que tuvo por Elena hace poco tiempo.
—¿No te acercaste a mi desde un inicio solo porque creíste que yo podría ser útil para salvarla?
Una mueca apenas perceptible cruza la esquina de sus labios. Sus ojos azules se mantienen en los míos, calmados, tranquilos, centrados.
—Mis prioridades han cambiado —dice. Su mano se desliza en la mía, da un apretón y me tiene de nuevo a su merced. —Y si tengo que matar a Elena para que Klaus no te vuelva a lastimar, que así sea.
Respiro con tranquilidad.
—Pero, la voy a mantener viva porque es lo que tú quieres hacer. La voy a proteger porque se lo debo a Stefan —sus ojos se desenfocan ligeramente cuando menciona a su hermano. —Y voy a ayudar con el estúpido plan porque se lo prometí a Elena.
—¿Tenemos un plan, entonces? —Angela pregunta.
—Al parecer sí —Elijah dice.
—De todos modos, mantén cerca tu poción mágica por si llegamos a necesitarla, ya sabes, como plan "B" —Damon le dice. Elijah hace un gesto burlesco en respuesta.
—Aunque, tenemos que esperar a que Klaus aparezca, de nuevo —comento con la voz temblorosa. Todos nos estremecemos. —No sabemos dónde está, no sabemos cuál es su nuevo plan.
—Podemos estar listos para cuando haga acto de presencia —Angela frota sus manos. —Vamos a necesitar la piedra de luna y mi libro.
—Si, supongo que los vamos a necesitar —digo forzadamente. Angela me da una mirada cargada de lastima y pesar. —Vamos, hay que volver con los Cullen.
—¡No me jodas! —Damon ruge. —Acabo de sacarte de allí. ¿Porque carajos quieres volver con ellos?
—Porque sí. Tenemos que volver —me pongo de pie trayéndolo conmigo.
—Les hablaron del asunto, ¿verdad? —Angela me pregunta.
—¿"Asunto"? ¿Cuál asunto? —Charlie pregunta. Todos nos ponemos tensos, a él no le hemos hablado de ese "asunto". —¿Hay algo que deba saber?
—Ben estrelló su auto en la escuela —Angela dice apenas separando las palabras.
—¡¿Qué?! —Charlie jadea la palabra, su cabeza se gira en dirección a mi amiga y sus ojos están abiertos al punto que creo que se le van a salir de sus cuencas.
—Así como escuchaste —Damon se burla.
—¿Por qué hizo eso? —Charlie pregunta. —¡¿Qué diablos pasó?!
—Terminé con Ben, tuvimos una pelea, se embriagó y estrelló su auto contra la escuela —Angela repite, esta vez con más detalles y separando las palabras para que sean comprensibles.
—¿Que no habías dicho que estaba muerto? —Charlie levanta una ceja. —O medio muerto como lo estuvo Alaric.
—Sí, así es —Angela acepta. —Pero Alaric sabe de lo sobrenatural y no tuvimos problemas en explicarle. Ben no tiene ni idea.
—Además la loca con voz chillona también estuvo involucrada —Damon señala.
—¡¿Jessica?! —Charlie pregunta histéricamente. —Esa niña es una chismosa igual a su madre.
—Tuvimos que hacer un plan, una historia para que todos saliéramos lo menos perjudicados posible —Angela casi le suplica a mi padre con sus palabras.
—Los Cullen nos ayudaron —escupo. —Edward también estuvo involucrado y pues...
—¡¿Que carajos fue lo que pasó?! —mi padre explota. Realmente no queríamos darle muchos detalles para evitarle una preocupación, solo necesitamos que nos ayude con el tema del accidente.
—Klaus apareció en la escuela, poseyó a Ben —digo. Charlie asiente, eso fue lo que le dijo Angela cuando habló con él. —Klaus atacó a Angela, casi me asesina frente a Edward, Elijah intentó detener a Klaus y salvar a Angela, Damon se enfrentó a Edward porque casi me chupa toda la sangre y al final y con ayuda de los Cullen pudimos controlar la situación.
Charlie me lanza una mirada asustada y furiosa.
—¡Oh! Y ya no tardan en llamarte de la estación —digo mirando las puntas de mi cabello.
—¿No se les pudo ocurrir algo menos...dramático? —Charlie nos mira a todos. Todos sacudimos la cabeza, negando a sus palabras. Se levanta de su sofá aun soltando maldiciones, sube a su habitación para cambiarse e irse a la estación.
—Vamos —Elijah se levanta del sofá. —Entre más pronto hagamos esto, será mejor para nosotros.
Damon me mira, no está feliz con la idea de volver a la casa Cullen, honestamente yo tampoco, pero se tiene que hacer.
—Todos somos una bola de idiotas —se queja el pelinegro. —Somos unos jodidos estúpidos, idiotas, cabeza huecas, ¡somos unos masoquistas! —Elijah, Angela y yo resoplamos en el interior del auto, escucho que el original pisa más a fondo el acelerador para intentar que el trayecto pase más rápido. — ¡¿Saben que es lo peor?! Que en vez de estar los cuatro en una orgia de sexo duro, vamos a ir a la casa de unos vampiros, ¡unos fríos! A pedirles ayuda con un tema que no les incumbe.
—No, Damon —Elijah bufa. —No les vamos a pedir ayuda.
—¡Entonces da la vuelta! —le grita. Elijah lo ignora. —No, no, no. ¡Que no!
—¿Tan pronto volvieron? —la voz de Jasper suena desde la puerta del lado de Damon. —¿Ya me extrañabas, corazón?
—Vete a la mierda —gruñe Damon. Le da un empujón para alejarlo del auto y poder bajar a la entrada de la casa Cullen, Jasper le lanza un beso. —Jodido soldadito de plomo. ¡Eres un dolor en el trasero!
Jasper lo ignora, su atención se coloca sobre mí. Soy la única que no ha hecho ningún esfuerzo por bajar del auto, no sé si quiero volver a ver a Edward después de nuestra conversación de hace apenas un par de horas. No, no quiero verlo, esa es la maldita realidad.
—No está —me asegura el rubio. Puedo sentir la energía tranquilizante que fluye en mi interior alejando todas las emociones negativas que estaba sintiendo. Mis ojos buscan los ojos dorados del vampiro. —Carlisle lo envió a Denalí.
—Al menos por lo que resta de la semana —Alice aparece por debajo del brazo de su esposo, su rostro tiene una sonrisa cómplice y tranquilizadora. —Después podemos hablar de su regreso.
—Después —acepto. Finalmente me siento segura de poder bajar del auto, ellos dan un paso atrás para brindarme espacio, luego, flanquean mis costados hasta que me uno a un Damon enfadado que está recostado contra el pórtico de la puerta de la casa Cullen.
—El señor perfección y la brujita de pueblo ya están dentro —me dice. Sus ojos azules me analizan en silencio, sé que siente lo mismo que yo, sé que sabe cómo me siento y sé que me va a obligar a hacer lo necesario para que este maldito plan todo salga bien. Eso me hace tomar su mano y caminar a su lado hasta la sala donde ya están seis fríos, un original y una bruja esperando por nosotros.
La escena que toda protagonista de película de terror quiere vivir.
—Hola, Bella —Esme es la primera que me saluda. En segundos está frente a mí dándome un beso en cada mejilla. —Les preparé una taza de chocolate caliente, está comenzando a llover y hace frío.
—Suena bien —asiento. —Gracias Esme.
Ella va y se sienta al lado de Carlisle. Todos los demás me saludan después de eso.
—Vaya manera de romper el hielo —Damon murmura.
—Sé que nosotros ya estuvimos aquí esta mañana… —digo, insegura. Carraspeo mi garganta como si eso fuera a hacer que las palabras fluyan por si solas en mi boca.
—Gracias por ayudarme —Angela es quien habla. —Con el tema de la escuela y… los sucesos con Ben.
—Charlie ya debe estar en la escuela, haciendo su parte del trabajo —comento.
—La escuela nos ha llamado —Esme dice. —Han suspendido las clases hoy por el tema de la investigación.
—Eso es bueno, supongo —murmuro.
—De todos modos, les agradezco mucho —mi amiga repite, puedo escuchar su vergüenza y conmoción escondida en sus palabras. —Sé que estoy en deuda con ustedes.
—No te preocupes, querida —Esme dice en todo maternal.
—No ha sido nada, Angela —Carlisle asiente. —Hicimos lo que teníamos que hacer.
—Por supuesto teníamos que hacer algo —Rosalie tuerce sus rojos labios en una mueca. —De todos modos, teníamos que limpiar el desastre de Edward, como siempre.
Un silencio incomodo absorbe la sala de estar.
—¿Saben algo de Klaus? —Carlisle pregunta, puedo ver claramente la preocupación en su rostro y no puedo culparlo, Klaus fue quien detonó lo que pasó con Ben y por ende lo que pasó con Edward. Desde la perspectiva de Carlisle, su familia está atravesando por un momento difícil gracias al original.
—No —es Elijah quien le responde. —No sabemos dónde está, pero sabemos que va a volver a buscar a Angela. La necesita.
—Claro, el ritual —Carlisle asiente.
—¿Hay alguna manera de que ese ritual no suceda? —Esme pregunta. A ella tampoco le agrada la idea de que alguien sea herido.
—Lo mismo me pregunto —escucho el siseo bajo de Damon.
—Ese ritual es inevitable —Elijah le dice. —Pero creemos poder cambiarlo, aunque sea un poco para evitar que sea demasiada la sangre que se derrame.
Eso no tranquiliza a nadie.
—En realidad el ritual es sencillo —Elijah habla en tono casual, haciendo otro intento por aligerar el ambiente. —Me parece que ya conocen los ingredientes.
—La piedra de luna —Alice dice.
—Una bruja tiene que canalizar la energía de la luna llena a través de la piedra de luna, para eso, debe usar un hechizo del malleus maleficarum —Elijah explica.
—Esa bruja es Angela —Carlisle da una sonrisa lastimera a mi amiga.
—Es la única con el poder suficiente para canalizar la energía que emana de ese librito antiguo —digo yo. Mi amiga no se inmuta.
—Después de eso, Klaus, que es licántropo y vampiro, debe sacrificar a uno de cada especie —Elijah sacude la mano para restarle importancia. Esme y Carlisle jadean con horror, Rosalie hace una mueca de Asco, Emmett sonríe supongo que mientras imagina la escena. Jasper y Alice están en silencio absorbiendo cada una de las palabras que decimos.
—¿Que sucede con la prima de Bella? —Esme me mira.
—Tiene que beber su sangre —respondemos Angela, Elijah y yo.
Toda la familia de fríos se estremece.
—A ver, a ver... Dopelgänger, piedra de luna, bruja, libro de magia, luna llena, vampiro, lobo y mucha sangre —Emmett repite la lista de cosas que Elijah ha mencionado. —¡Bella dijo que solo eran cinco cosas!
—Ups —me encojo de hombros. Elijah me da una mirada, pero no dice nada, sé que entiende mis razones para no decirles a detalle cómo funcionaba el ritual.
—Esto será más complicado de lo que pensé —medito. — En Mystic Falls aún tenemos algunos cabos sueltos.
No tengo que mirarlos, sé que Elijah, Damon y Angela saben a lo que me refiero. Lo que me consuela saber es que, los días que pasaremos en Mystic Falls, será provechoso si sabemos mover las piezas del ajedrez de manera correcta.
—¿Podemos ayudarles con algo más? —Emmett mueve sus cejas. —¿Alguna distracción que podamos hacer? ¿Algún otro trasero que quieran que pateemos?
—No esta vez, Emmett —le digo, él hace un puchero en respuesta.
—En esta ocasión, nuestra visita es simplemente a recuperar algunas pertenencias de estas bellas damas —Elijah habla, nos mira cuando dice las últimas palabras.
Todos los fríos nos dan una mirada de decepción.
—Claro —Carlisle es el primero en recuperarse. —Adelante.
Angela y yo nos levantamos, cada una va a un lugar en específico en la casa. Yo subo las escaleras directamente al estudio de Jasper, dentro, me dirijo al librero arrodillándome frente a unas puertas que hay en la esquina inferior derecha. En el rincón más oscuro que puede ofrecer la distribución del estudio, hay un baúl con cosas de Jasper de cuando era humano, sus posiciones más preciadas que nadie en esta casa se atreve a tocar, ni siquiera Alice. Por la antigüedad que tienen esos objetos, Jasper trata de moverlos los menos posibles.
Sonrío cuando mis manos encuentran lo que busco. El malleus maleficarum que Klaus necesita para el ritual: el Damnatus de Angela.
Con cuidado lo saco, lo coloco en mi regazo mientras vuelvo a acomodar todas las cosas que he movido, cierro la gaveta para fingir que nada ha sucedido, aunque es obvio que Jasper va a detectar mi aroma aquí. Me levanto llevando el libro conmigo, lo deslizo en una de las mochilas que me encuentro en los cajones del escritorio. Salgo del estudio y bajo las escaleras para reunirme con los demás.
—¡No está! —es el grito con el que me recibe Angela.
—¿De qué carajos estás hablando? —pregunto.
—No está —chilla ella. —No la encuentro por ningún lado, Bella.
—¿Segura que buscaste en el lugar correcto? —me acerco a ella. —Quizás la pusiste en otro lugar.
—¡Por el hechizo más sagrado, Bella! —ella hace una pataleta. —¡Sé que la puse allí!
Sus dedos me señalan un enorme florero de cristal a un costado de la escalera. En el interior hay piedras de vario tipos, tamaños y colores que sostienen un arreglo de ramas secas.
—Hay otro similar en la sala —le digo para tranquilizarla. —Quizás Esme los cambó de lugar.
Angela resopla. —Sabes que puedo sentir la energía que emana de esa cosa. Y no la siento por ningún lado.
—Vamos a buscarla —la animo. Ambas volvemos a la sala de estar, al instante, las miradas de todos se centran en nosotras.
Angela se arrodilla junto al enorme florero que está en una esquina de la sala. Coloca sus manos sobre el cristal, pasándolas por todos lados, arriba y abajo, atrás y adelante. Está buscando la energía, y si está, podemos vaciar todas las piedras para recuperar la que en verdad necesitamos.
—¡No! —lloriquea mi amiga. —¡No esta!
La ansiedad se apodera de mí. Mierda. Esto no es bueno.
—¡Tiene que estar! —chillo histéricamente. Con mis manos inclino el enorme florero sosteniéndolo contra mi pecho y mis ojos buscan al interior antes de meter una mano y comenzar a hurgar entre todas las piedras.
—¿Pasa algo? —Esme pregunta.
—No la encuentro —Angela continua con su berrinche. Yo continúo moviendo mis manos.
—Joder esto es como buscar una maldita aguja en un pajar —me quejo.
—¿Qué es lo que no encuentras? —escucho la voz de Elijah, pero es ignorado.
—¿Qué mierda es lo que no encuentras? —Damon pregunta llamando nuestra atención. Ninguna le responde, ambas nos quedamos quietas. —¡No me jodas, Angela! ¡Dime que no es lo que estoy pensando que es!
De nuevo, ninguna le responde.
—¡¿Perdiste la puta piedra de luna?! —Damon grita con furia, molestia e incredulidad.
—¡Yo la puse aquí! —mi amiga dice. Damon se acerca a mi lado, me empuja lejos de su camino y vierte sobre el suelo todo el contenido del florero. —O en el que está junto a la escalera.
Elijah se mueve en segundos. No puedo verlo, pero escucho que hace lo mismo que Damon, vacía el contenido del florero para poder buscar a detalle la piedra.
—¡¿Porque carajos la escondieron aquí?! —Damon ruge. No puedo culparlo por estar jodidamente encabronado.
—Porque aquí siempre hay uno de ellos —Angela sacude sus manos. —Además, nadie sospecharía que una familia de fríos tenga en su poder la piedra de luna.
—¿Escondieron una de las cosas del ritual en nuestra casa? —Carlisle se escucha alarmado.
—Dos, de hecho —digo en voz baja, aunque sé que puede escucharme a la perfección. —Escondí un libro de hechizos en el estudio de Jasper.
—¡¿Estás loca?! —el rubio me grita. Yo me encojo de hombros. —¿Sabes lo malo que eso pudo salir para nosotros?
Sí, sé que es peligroso. El simple hecho de tenerlos resulta peligroso, pero Angela y yo necesitábamos moverlos constantemente de lugar por seguridad, el último lugar que se nos ocurrió fue la casa Cullen. Sé que, si alguien sabía que ellos tenían en su poder alguno de esas cosas, no dudarían en atacarlos para obtenerlas. En mi defensa, si ellos no sabían ese pequeño detalle, nadie más podría sospecharlo.
—No esta —Elijah sentencia. Damon suelta un florido repertorio de maldiciones.
—¿Están buscando la piedra de luna? —Emmett se acerca tímidamente a nosotros, sus enormes manos se retuercen en el aire.
—Sí —los cuatro decimos.
—¿Una piedra como de este tamaño? —sus dedos hacen una silueta.
—Sí, algo así.
—¿Media plana? ¿Ovalada?
—Sí, exactamente tiene esa forma.
—¿De color azul pálido? Así como… ¿transparente? —Emmett rasca su nuca con una de sus manos.
—Si —los cuatro hemos ido caminando un paso cada que afirmamos lo que nos está diciendo. De alguna manera hemos logrado rodearlo, ahora luce como un pequeño animal indefenso en el medio de un círculo formado por cuatro depredadores dispuestos a saltarle encima.
—¿La viste, Emmett? —pregunto tiernamente. Él traga pesadamente y asiente.
—Dime, ¿dónde la viste? —Angela imita mi tono. El grandote mira nerviosamente un punto a mis espaldas, su atención dura apenas un par de segundos antes de volverse a mi amiga.
—Yo... —balbucea nerviosamente.
—Si aprecias tener tu amiguito donde lo tienes, más te vale que hables —Damon sisea con la mandíbula apretada.
—Habla, grandote —Elijah le dice. —Estoy seguir que quieres seguir complaciendo a tu esposa.
—Es que... —el vampiro se tambalea. Nos mira fugazmente a los cuatro antes de vovler a fiar sus ojos dorados a mis espaldas. —Hace unos días, Jasper y yo rompimos ese florero.
Su mano señala el que está a un lado de la escalera.
—¿Rompieron mi florero? —Esme le lanza miradas asesinas a sus hijos.
—Fue culpa de Emmett, mamá —Jasper se apresura a decir. Levanta sus manos mostrando sus palmas en señal de inocencia.
—¿Dónde está la piedra, Emmett? —Angela le pregunta, esta vez, cada silaba de cada frase es separada haciendo que su pregunta suene más amenazante.
—Jasper y yo conseguimos un florero nuevo para remplazar el que se rompió —le dice a Esme. —No queríamos que te molestaras.
—¿Dónde está la pierda, grandulón? —Emmett suelta un chillido cuando Damon lo sostiene por los hombros mientras hace su pregunta.
—Sacamos las piedras para remplazar el florero —el grandote habla rápidamente, si no fuera por las nuevas habilidades de vampiro que he adquirido por la sangre, sería incapaz de entenderle. —Descubrimos esa que era diferente y nosotros... bueno... es que, nosotros...
—Estamos muertos —Jasper jadea ahogadamente. Sus manos cubren su rostro.
—¡La piedra, Emmett! —le grito. —¡¿Dónde carajos está?!
—En el fondo del océano —Emmett y Jasper hablan al mismo tiempo. Su confesión hace que toda la casa explote.
Damon y Elijah sueltan varias maldiciones, incluso el original usa un idioma que yo desconozco. Los Cullen tienen distintas reacciones, Esme, Carlisle y Alice cierran los ojos, supongo que meditando en silencio y en sus propias mentes los hechos que esto va a desencadenar, Rosalie les brinda a su esposo y su hermano una mueca de decepción absoluta. Yo levanto una de mis manos y me golpeo la frente.
—¡Son un par de...! —Angela les grita, no les da tiempo de prevenir sus movimientos, apenas está diciendo la frase cuando observo la magia salir de sus manos. En segundos, ambos vampiros están en el suelo, doblándose de dolor.
—¡Lo siento! —ambos jadean. —Lo siento mucho, Angela.
—¡Eso no resuelve nada! —gruñe mi amiga. —Par de idiotas.
—Hacer papilla nuestro cerebro tampoco va a resolver nada —Jasper se queja. Sus manos sostienen su cabeza.
—Papilla terminaremos siendo nosotros —le responde Angela. —Por su maldita culpa.
—Lo siento, lo siento, lo siento —repiten una y otra vez. —¡Lo sentimos mucho!
—¡¿Cómo mierda termino en el océano la piedra?! —pregunto.
—Cuando cambiamos el florero, notamos que esa piedra era diferente al resto, Emmett y yo decidimos investigarla y... —Jasper murmura las palabras en el medio de sus jadeos de dolor. —Y como parecía un cuarzo, quisimos comprobar si lo era.
—En internet dicen que los cuarzos flotan en el agua —Emmett confiesa. —Jasper y yo comenzamos poniéndola en el agua, junto a la orilla, luego la lanzamos más al fondo y terminamos jugando con ella.
—¡Par de estúpidos vampiros sin cerebro! — Angela chasquea la lengua y los libera. Los vampiros se retuercen en el suelo, su respiración artificial es agitada y su expresión de dolor puro.
—Vamos a recuperarla, lo prometo —Emmett dice desesperadamente.
—Escuchen con atención lo que les voy a decir —Angela da un paso en dirección a ellos. Ambos abren los ojos, levantan la cabeza y asienten. —Tienen 24 horas para conseguir esa maldita piedra, si no lo hacen, ustedes terminarán al fondo del océano cuando esparzamos sus cenizas. ¿Entendido?
—Si señora —dicen al unisonó.
—El tiempo corre, caballeros —mi amiga gruñe. —Tic, tac. Tic, tac. ¡Tic, tac!
Tras un aplauso que da Angela, los vampiros idiotas, digo, Jasper y Emmett se ponen sobre sus pies en un salto demasiado ágil, solo para salir disparados por la puerta con la voz de mi amiga siguiéndolos.
¿Me extrañaron? jijiji Yo sé que sí.
Dato que a nadie le interesa pero que les voy a decir: Mi cumpleaños fue ayer jiji y mi plan original era actualizar, pero entre el trabajo, las felicitaciones y todo, ya no me dío tiempo. Pero aquí estamos, ¡tarde pero sin sueño!
En fin, disfruten la pequeña calma que hubo en este capitulo porque se nos viene un poco de ajetreo... ups... creo que ya dije demasiado jijiji adiós.
Nos leemos al siguiente.
