Mensaje inicial: Muchísimas gracias por el recibimiento que le han dado a esta historia. Me llena de alegría y gran entusiasmo el haber podido iniciarla. A todas las que me han agregado a sus favoritos, siguen esta historia o tuvieron la bondad de tomarse el tiempo de comentar, le agradezco inmensamente por todo.
Parece que ha habido algunas confusiones en cuanto a los acontecimientos del tiempo en el que se desarrollará la historia. Si hablamos de cuatro años después de la separación estaríamos refiriéndonos a fines de 1919 e inicios de 1920, es decir hablamos en una época en la que Susana todavía no había muerto. Según CCFS, Susana podría fallecer como siete u ocho años después de la separación, tal vez incluso más. Cronólogicamente hablando, de acuerdo a lo que puedo entender del CCFS y considerando el fin de la Primera Guerra Mundial, para 1919 y 1920 se situaría lo que es la aclamada representación de Terry como Hamlet y su posterior gira por Inglaterra. Para este momento ya se habrán mandado todas las cartas entre Candy y Albert del epílogo del CCFS, dando a entender que Candy todavía vive en el Hogar de Pony donde con la ayuda de Albert se pudo construir una Clínica Feliz. Considerando todos los puntos establecidos, es exactamente en ese momento donde sitúo esta historia.
DISCLAIMER: Los personajes de "Candy Candy" no me pertenecen, son propiedad de Kyoko Misuki e Yumiko Igarashi. Realizo esta historia con fines de entretenimiento y sin ningún ánimo de lucro. Sólo el ferviente deseo de liberarme de la espinita clavada en el corazón después de ver el anime y leer el manga. Por siempre seré terrytana de corazón.
DESEOS DE AÑO NUEVO © 2017 by Sundarcy is licensed under CC BY-NC-ND 4.0. Está prohibido la reproducción parcial o copia total de este trabajo.
DESEOS DE AÑO NUEVO
By: Sundarcy
o-o-o
Capítulo 1: DESEO DE TERRY (Parte 1)
Manhattan, Nueva York
31 de diciembre de 1919
Todo el mundo sabía que la paciencia no era una de sus virtudes. No estaba en su naturaleza ser paciente, mucho menos se atrevía a poner a prueba sus limitaciones. Sin embargo, sinceramente, en esta noche nada podía ser peor para él.
Terrence miró a su alrededor por milésima vez, a punto de lanzar un gemido en su frustación, poco le faltaba para explotar y gritar ahí mismo de fastidio.
¡Por favor!... ¡En esta noche, su paciencia estaba enfrentando la peor prueba de su vida!
Suficiente era con soportar la plática sin sentido que Susana o la Sra. Marlowe hacían cada vez que estaban con él, a eso ya estaba desafortunadamente acostumbrado. Pero ahora, agregando a todo lo anterior, ¿tenía que aguantar las voces irritantes de las mujeres más cizañosas de todo Nueva York?
Eso… ¡Eso ciertamente superaba sus límites!
Con mucho temor, se daba cuenta que estaba perdiendo la batalla. Él no quería exponer a su carácter, que de por sí ya es complicado, a este tipo de situaciones.
"Entonces, ¿cómo rayos he terminado aquí?"— meditó él, molesto otra vez. Se venía haciendo la misma pregunta desde que había llegado ahí.
Desviando sus ojos por el salón, se concentró en determinar cada uno de los detalles de su entorno. Sin duda, todo el lugar hablaba de riqueza y opulencia; grandes candelabros de cristal colgaban del techo iluminando toda la estancia, finos detalles en porcelana y plata se encontraban en las mesas, relojes y otros adornos de oro estaban fijados en las paredes y… ¡ni qué hablar de las personas! Él las examinó atentamente.
Todos ellos trataban de exponer su riqueza hasta de las maneras más sutiles; en sus finos trajes, en sus lujosas joyas, en sus expresiones y gestos. Él podría mirar y contar decenas de sonrisas fingidas y miradas hipócritas, todos ellos junto con el lugar hacían un conjunto perfecto de la más absoluta frivolidad.
Terry rio por lo bajo, mientras su característica sonrisa sarcástica aparecía en su rostro, pues la conclusión de toda su observación era muy sencilla.
"Realmente, todos son una jauría de lobos de la peor calaña."— pensó con un toque de ironía. — "Listos para atacarse entre ellos en cualquier momento."
Con razón Susana había insistido tanto en venir a este ridículo lugar en la víspera de Año Nuevo. De todas las invitaciones por celebración de Año Nuevo que habían recibido los miembros de la compañía, ella había tenido que escoger precisamente ésta, la celebración ofrecida por el gobernador Al Smith(*1), sabiendo que en este lugar estaba asegurado que se congregarían las personas más importantes de la ciudad. Si bien es cierto, el mundo de la farándula no siempre era visto en este tipo de reuniones, ellos eran regularmente invitados por personas influyentes que patrocinaban su trabajo.
Susana se había empeñado tanto en venir, que no había parado de rogarle en asistir a esta tonta fiesta desde el momento en que recibió su invitación. ¡La Sra. Marlowe y Susana lo atosigaron durante semanas! De hecho, ésa fue otra gran prueba para su paciencia.
Al final terminó cediendo, sólo porque Robert había asegurado que también asistiría. Eso lo relajó en ese entonces, tal vez podría soportar todo esta 'función' acompañado de su amigo. Sin embargo, las cosas no habían salido como él las había planeado, pues Robert tuvo un asunto familiar de último minuto que lo llevó a tomar un tren a Boston, evitando su asistencia a este lugar.
"¿Asunto familiar? ¡Claro!"— entornó los ojos con incredulidad. Nunca había creído ese intento de excusa de Robert en ningún momento. Lástima que ya no podía hacer nada, ya estaba en ese lugar después de todo.
Y así es cómo terminamos aquí, prácticamente solo en una cueva de lobos a punto de perder la paciencia, a pocos minutos de que su 'encantador' temperamento sea más que conocido por todos los presentes.
"¡Y vaya que la suerte está de mi lado este día! ¿Eh?"—caviló él mismo, hastiado. — "¡Juro que si veo otra estúpida sonrisa en alguna de estas personas voy a explotar!"
Volviendo su mirada a Susana, la vio sentada en su silla de ruedas junto a su madre, conversando amenamente con un grupo de mujeres con las voces más chillonas que había escuchado en su vida.
Sólo a ella le encantaba estar exponiéndose en este tipo de veladas, pero él las detestaba. Odiaba este mundo de apariencias, vino a América precisamente dejando atrás todo esto. El mundo de la aristocracia británica era igual al que se encontraba expuesto ahora, un lugar en el que sólo te consideraban por el dinero o la posición que tienes. ¡Cómo si esas cosas importaran para él!
"Es que…"— pensó, hartándose de estar rodeado de tanta falsedad. — "… ¿hay alguna persona realmente auténtica en este condenado lugar?"
¡Por favor! Más fácil sería que la señora Marlowe dejara de ser tan irritante o que no dijera alguna de sus acostumbradas insensateces antes que alguna persona en este lugar dejara de actuar hipócritamente.
—Al parecer no, ni este lugar…— murmuró suavemente, observando a las personas a su alrededor. —…ni en ningún otro.
"¿En serio lo crees así?"— preguntó una voz en su interior inesperadamente. —"¿De verdad crees que nunca has conocido a una persona realmente auténtica?"
Sus pensamientos se detuvieron en ese instante, al contemplar la respuesta a esa pregunta.
"Reconócelo de una buena vez, ¿quieres?"—le dijo esa misma voz. —"¡No lo crees así!"
Era cierto, no lo creía así. Él había conocido a una persona verdaderamente auténtica una sola vez, hacia varios años.
Sin planearlo, su rostro se suavizó cuando una viva imagen de unos hermosos ojos verde esmeralda junto con unos rizos dorados como el sol, un rostro lleno de pecas y una encantadora sonrisa, vinieron a su mente intempestivamente. Lo llevaron a un paisaje de recuerdos de su vida en los que el mayor protagonista era la felicidad, a la vez que un extraño brillo se apoderaba de los ojos del joven actor y su mirada parecía perdida en un punto distante.
"Sí, sólo ella." —suspiró profundamente. —"Ella es la única persona auténtica que he conocido."
Y como siempre había vuelto al mismo punto que había tratado de evitar pensar en todo el día. Por suerte, tan rápido como apareció, ese brillo de sus ojos se desvaneció, que si alguien lo hubiera visto ese momento ni siquiera lo habría notado.
Endureció el gesto en el acto y guardó con llave esos recuerdos junto con los otros que tenía resguardados en su mente y corazón. Él no era una persona que acostumbrara a dejar traslucir sus emociones, mucho menos en público.
"No divagues más."— se ordenó. Debía volver a su realidad, a su desafortunado presente.
Prestando atención de nuevo a su entorno, comenzó a escuchar por todos lados diferentes conversaciones, risas que desaparecían en el bullicio, y esporádicamente se oían el sonido de copas chocándose junto con la música de fondo.
No habían iniciado el baile todavía. ¡Gracias al cielo! Terry tenía entendido que el gobernador como anfitrión acostumbraba iniciarlo después de la medianoche. ¡Cuánto mejor para él! Normalmente cuando empezaba el baile, numerosas mujeres comenzaban a rondarlo como buitres desesperados por comida, siguiendo sus movimientos con ávidos ojos, soltando suspiros con cada paso que daba y esperando en contra de toda esperanza que él las saque a bailar.
Terry las ignoraba olímpicamente, y muchas terminaban decepcionadas al no ser elegidas. Bueno, ¿podría alguien culparlas por querer estar cerca de tan hermoso ejemplar de hombre, capaz de llenar todos sus pensamientos y fantasías? Era prácticamente imposible no admirarlo, aunque con ello se ganaran miradas feroces de Susana.
Lo cierto era que lo que menos quería Terry en ese momento era pasar Año Nuevo ahí, rodeado de todos esos esnobs, mucho menos bailando. Mejor para él si el baile empezaba después.
Volviendo a observar a su alrededor, pudo determinar otro patrón común de ese lugar. Las mujeres y los varones habían formado grupos claramente definidos, los varones a un lado y las mujeres al otro. Algo extraño, considerando el momento, generalmente sucedía esa separación después de la cena.
Ahí fue, con gran sorpresa, que se dio cuenta que era el único varón en ese lado del salón.
"Con razón en este lado sólo habían mujeres."—pensó consternado, mirando a sus costados.—"¡Es el lado de las mujeres!"
Se había quedado ahí porque Susana siempre insistía en quedarse cerca de él, haciendo que sea prácticamente imposible que él se despegara de ella. No se había percatado que los hombres se dirigieron a otro lado. ¡He ahí los resultados! Al final, él siempre quedaba como un tonto ante todos los demás.
—El único hombre en este lado. — musitó fastidiado.
No sabía que era peor; o tener que soportar estas absurdas charlas de chismes y cotilleos, o las conversaciones de política que seguramente se daban del otro lado. Suspirando frustrado, examinó sus opciones.
En el lado donde estaba, él podría jurar que estas mujeres no habían cerrado la boca desde que llegaron. Mientras que mirando hacia el lado de los varones, pudo notar que se sostenían acaloradas discusiones.
"¡Por Dios! ¡Aquí parece que ni siquiera se detienen a respirar! Tal vez sería mejor ir al otro lado, antes que mi paciencia colapse."
Terry estaba considerando ampliamente esa alternativa hasta que...
"¿De qué rayos hablas? ¡No conoces a nadie allá!, además odias la política tanto como los chismes y cotilleos."— razonó lógicamente. — "¡Vamos! ¿Qué prefieres? Señoras chismosas hablando de las 'últimas novedades', mientras buscan defectos en las otras para luego criticar de ellas; o demócratas y republicanos discutiendo la recién aprobada Ley Seca.(*2)"
¡No! Ninguna opción lo tentaba en absoluto, ¡ni siquiera un poco!
"¿No hay alguna solución acaso?"— se preguntó a sí mismo, cansado. — "¿Es que puede acaso esto empeorar?"
De un momento a otro, sintió unas miradas firmemente clavadas en él. Desviando su mirada, sus ojos se toparon con un grupo de tres mujeres a unos metros de distancia, que lo miraban asiduamente cuchicheando entre ellas, Terry levantó su ceja izquierda en un claro gesto de curiosidad. Ante ese gesto, aquellas mujeres aumentaron el volumen de sus cuchicheos, pero seguían siendo incomprensibles para él.
De inmediato, la más joven de las tres mujeres, le dirigió una sonrisa seductora y una mirada atractiva.
—¿En serio?— murmuró con sarcasmo, dirigiendo una rápida mirada al techo como reclamándole al cielo. —¿Por qué a mí?
Terry estaba completamente seguro que la expresión que tenía su rostro era una de terror… ¡Horror! El cual, de hecho, aumentó cuando vio a la misma mujer dirigirse hacia él, después de lanzarles una mirada sugerente a sus compañeras.
"Al parecer, esto sí puede empeorar."— se dijo muy resignado. —"No sé ni para qué hablé. A este paso me terminará pasando lo peor."
Él escuchó a alguien justo a su costado aclarándose suavemente su garganta, eso le hizo desviar su mirada. Ahí frente a él, estaba aquella mujer con un gesto expectante.
Realmente era una mujer bonita con un rizado cabello rojizo y unos ojos color miel. Sin embargo, con sólo mirarla, Terry podía ver la misma expresión que veía en todos los otros presentes, una fría mirada interesada. Traía un vestido rojo, accesorios de rubíes y labios pintados de carmín. En su vida, él había una mujer que le gustara tanto el rojo.
"Esta mujer en serio tiene una fascinación por el color rojo. ¡Y vaya que llegó rápido!"—pensó con un poco de humor. — "¿Quién diablos será?"
Ella lo miraba de arriba a abajo de manera descarada que hasta él mismo se sintió ofendido. Ella ya parecía una fiera al acecho y él una pobre e inocente presa a punto de ser atacada.
"¡Excelente! Y yo que creía sería acechado por los lobos que hay en este lugar… ¡Ahora resulta que soy atacado por 'la caperucita roja'!"— En vez de divertirlo, toda la ironía de la situación no le hacía ninguna gracia.
Él arqueó una ceja inquisitivamente y la miró directamente a los ojos, con un brillo en su mirada que parecía rayar en la insolencia. Claramente, ella esperaba que él iniciará la conversación, pero estaba loca si creía que él lo haría, ni siquiera la conocía.
Evidentemente incómoda por su silencio, decidió comenzar el diálogo.
—Es un placer conocerlo en persona, Sr. Graham. Soy una gran admiradora suya.
Sin dejar de lado su expresión burlona y su sonrisa cínica, él preguntó:
—¿Y usted es?
—Margaret Richardson. — se presentó y volvió a portar una sonrisa seductora. Levantó su mano derecha, esperando que él la besara a modo de saludo, mientras bajaba sus ojos para que sus pestañas chocaran contra sus mejillas, en un claro intento por cautivarlo.
Lástima que esos trucos no funcionaban con Terry. Aunque él tuvo que tomarle su mano como un caballero, sólo la sostuvo un instante, se inclinó sobre ella y rápidamente la soltó de nuevo.
Esa mujer trató de no mostrar la decepción que sentía porque él no besó su mano. Simplemente sin dejarse inmutar, se acercó más a él para que tuviera una mejor vista del casi inexistente escote de su vestido, eso siempre le había funcionado antes. Para su mala suerte, él ni siquiera se mostró afectado ante esa acción.
Mirándolo totalmente desconcertada, tuvo que emplear todas sus fuerzas para no mostrar su enojo en sus gestos. Para las mujeres que estaban acostumbradas a siempre obtener lo que quieren y tener la atención de cuanto hombre ellas desean, les es difícil aceptar cuando uno no cae rendido ante sus encantos como muchos otros lo hicieron.
Eso era precisamente lo que le pasaba a ella, y el que haya deseado conquistar a Terrence Graham desde que lo vio por primera vez en el estreno de Hamlet, cuando comprobó con sus propios ojos lo que muchas otras decían, siendo el más magnífico espécimen del género masculino que alguna vez había visto, obviamente añadía más leña al fuego.
—Srta. Richardson, es un honor escuchar lo que dice. Sobre todo para mí, un humilde trabajador del espectáculo. — Terry habló con un dejo de socarronería. —Es gratificante que los espectadores puedan apreciar de manera tan favorable el trabajo que uno hace, considerando que el teatro es una de mis grandes pasiones.
Sin dejar escapar su oportunidad, ella recuperó su mirada coqueta y se fue acercando más a él.
—Se nota que usted es muy apasionado en todo lo que hace, Sr. Graham. Créame que se nota mucho.
A pesar que Terry trató de evitar reflejar el disgusto que le provocaba su acercamiento, al final terminó fallando miserablemente.
—Eso es algo que admiro en las personas, especialmente en los varones. Déjeme decirle que yo misma soy muy apasionada en todo y cuando quiero algo, no paro hasta…
—¿No nos vas a presentar, querido?— la voz de Susana interrumpió el discurso de la Srta. Richardson.
Apartando sus ojos, su mirada se encontró con Susana, quien lo observaba fijamente con ojos dulzones que destellaban una evidente irritación.
"¿Ahora la que está irritada es ella?"— pensó fastidiado. — "Yo tengo más derecho de estar molesto. ¡Por su insensato capricho estamos aquí!"
Controlando su molestia, trató de mantener su semblante tranquilo y las presentó secamente.
—Susana, ella es la Srta. Margaret Richardson— Él retornó su mirada a la Srta. Richardson y pudo ver cómo ésta miraba a Susana con una clara sonrisa falsa. —Srta. Richardson, ella es Susana Marlowe.
—Es un placer, Srta. Marlowe.
—Lo mismo digo, Srta. Richardson.
"Y hablando de apariencias."— caviló Terry, rodando sus ojos en exasperación.
Ambas tenían sonrisas en sus rostros, de las más fingidas que había visto Terry en su vida. Esas mujeres se miraban como si estuvieran dispuestas a atacarse la una contra la otra en cualquier momento. Como un acto reflejo, él retrocedió un par de pasos por precaución, no quería estar en su camino antes que empezaran a arremeterse entre ellas.
—¡Ah! ¡Margaret, querida! ¡No te vi llegar!
Terrence se encogió de fastidio en su sitio en cuanto escuchó esa voz. Era la voz de la Sra. Russell, alías 'la chillona sorpresa', era esposa de uno de los magnates del acero en Nueva York; y sin duda, la mujer más chismosa y con la voz más chillona de todo el país. Además de ser una mujer regordeta, tenía su cara tan estirada que permitía que sus cejas estuvieran siempre muy arqueadas y la hacían ver eternamente sorprendida. De ahí el apelativo de 'chillona sorpresa.'
—Estimada Sra. Russell, ¡qué bueno verla! Recién acabo de llegar. — añadió la Srta. Richardson con una sonrisa forzada. —Estaba presentando mis respetos a la esposa del gobernador.
—Llegas justo a tiempo, querida. Aquí estábamos conversando con la Srta. Marlowe sobre sus próximas nupcias con el Sr. Graham.
No se sabe quién estaba más sorprendido por la declaración de la Sra. Russell, si la Srta. Richardson o Terrence. Ambos miraron a la Sra. Russell con desconcierto.
—¿Perdón?— dijo Margaret con una mueca, la cual trató de disimular con muy poco éxito. —No sabía que el Sr. Graham se fuera a casar. Ni siquiera sabía que le había pedido matrimonio.
"¡Ni siquiera yo lo sabía!"— pensó Terry, crispando los puños y mirando a Susana furiosamente. — "Ya quisiera saber cuándo es que supuestamente le pedí matrimonio."
—Me pidió matrimonio hace muchos años, pero no podíamos apresurarnos en ese entonces, todavía éramos muy jóvenes y Terry no había logrado el reconocimiento que esperaba. Así que aunque nos tomó mucho esfuerzo, decidimos esperar.— suspiró Susana con pesar, una muy bien actuada pena que hasta Terry le hubiera creído sino supiera la verdad. —Pero lo cierto era que mi querido Terrence prácticamente me rogaba cada año que me casara con él.
"¿De qué rayos está hablando esta mujer?"—casi exclama Terry en consternación._ "Ahora resulta que yo le rogaba cada año que se case conmigo. ¡Sí, claro!"— No pudo evitar el sarcasmo. — "¿A ver qué más hacía? ¿Acaso también me ponía de rodillas esperando su bendición o qué?"
—Sin embargo las cosas han cambiado este año. Con el éxito que ha obtenido en Hamlet y su próxima gira por Inglaterra, Terrence ya ha asegurado su puesto como uno de los mejores actores del país.
Susana hablaba con una sonrisa estudiada y una seguridad de lo más natural.
—Ahora ya podremos centrarnos en iniciar los preparativos para nuestra boda, la cual será después de la gira. ¿Verdad, cariño?
Ella miraba a Terry con ojos tan dulces que podrían derretir hasta al más frío hielo. A todos, menos a Terry que ya era una volcán a punto de explotar, pero de la ira. Tampoco se sabía quién estaba más furioso en ese momento después de la declaración de Susana, si Terry o la Srta. Richardson.
Hasta ese momento, Susana y Terry no habían hablado de matrimonio abiertamente. Era cierto que él sabía que ella esperaba eso de él, la Sra. Marlowe se lo repetía todo el tiempo. Sin embargo, no había decidido a dar ese paso con ella, él nunca le había prometido matrimonio.
No era posible que tuviera la osadía de decir semejante mentira en ese lugar, rodeado de todas esas personas, cuando todo lo que quería hacer Terry ahora era gritarle a todo el mundo que se fueran al diablo.
No obstante, él sabía que no convenía hacer escenas en público, mucho menos cuando estaba del peor de los humores. Susana aprovechó la situación muy bien, él no podría humillarla en público de esa manera.
Tomando un gran respiro para controlar sus emociones, y apretando su mandíbula para evitar hablar y responder como le gustaría, sólo desvió su mirada con un gesto vago, un gesto que todos tomaron como de afirmación.
—Pues, ¡felicitaciones Srta. Marlowe! Es usted muy afortunada— dijo la Srta. Richardson riendo falsamente, lanzándole miradas asesinas a Susana. Si las miradas quemaran, Susana ya estaría hecha cenizas.
—Tenemos muchas cosas que ver ahora— Ésa era la voz de la Sra. Marlowe. —El lugar, las invitaciones, el vestido. Mi Susy se tiene que casar como lo que es. ¡Una verdadera reina!
"¿Reina? ¿Reina de qué?"— se dijo él con sarcasmo velado. —"¡Será 'la reina de las mentiras'! Sólo mentiras acaban de salir de su boca."
Terry tomó otro respiro para seguir enfriando su ira, pero cualquiera que lo conociera bien notaría como sus ojos aún destellaban rabia.
"¡Cálmate, Terrence!"—cerró sus ojos un momento. —"Recuerda que esa mujer te salvó la vida."
Siempre se repetía lo mismo, no era la primera vez que Susana y su madre lo sacaban de quicio, eso ya era parte de su rutina diaria.
—Hablando de vestidos, quería comentarle a la Srta. Marlowe que el vestido que lleva puesto es una de las mejores creaciones de Madame Leblanc que haya visto. Es la última moda de París, de hecho.
Susana sonrió extasiada por la atención que estaba recibiendo de todos, los cuales admiraban su vestido. Ahí la conversación se encaminó a ese tema.
A Terry le parecía que todos competían por quién decía las mayores insensateces en el menor tiempo posible. Susana, la Sra. Marlowe y 'la chillona sorpresa' parecían las que más deseaban llevarse el título de campeonas.
"¿Cuándo rayos acabará esto?"—se preguntó melancólicamente.
Con un gesto impaciente, miró hacia el gran reloj que colgaba de la pared más cercana. Tal vez con un poco de suerte, lograría presentar unas disculpas a los anfitriones en cuanto llegará la medianoche.
El reloj marcaba las diez y media.
"Bueno, si ya he soportado aquí más de una hora…"— consideró un poco optimista. —"… Supongo que podré soportar otro poco más, ¿cierto?"
¡Otro de sus grandes errores!
Siguieron hablando de vestidos; de la calidad de la tela, la singularidad del color, el diseño original del encaje, las nuevas tendencias para la siguiente temporada y muchas otras tonterías relacionadas por largo tiempo, que para Terry todo ese parloteo le pareció que duró horas.
Chocando la suela de sus zapatos contra el piso, contaba los segundos en su mente para irse de ese endemoniado lugar, rogando al cielo que llegara la medianoche lo más pronto posible.
"¡Qué raro! Ya debieron haber dicho que era medianoche."— pensó a punto de dejarse invadir por el abatimiento.
Terrence volvió a mirar el reloj esperando encontrar las manecillas a punto de marcar la medianoche, pero para su gran sorpresa, el reloj marcaba la diez y treinta y cinco.
"¿Sólo han pasado cinco minutos?"—se dijo consternado. — "¡Cinco minutos!"
Esos cinco minutos parecieron eternos, él no creía soportar lo que faltaba.
"¡Qué lento que pasa el tiempo!"—ese solo pensamiento era tan desolador.
Mirando a las personas a su alrededor, notaba que todos tenían sonrisas estúpidas mientras sus conversaciones seguían. Las voces se volvían más insoportables a cada segundo, sus risas le calaban los nervios y la impaciencia estaba punto de sacar lo peor de sí mismo. Parecía que a los demás les importaba muy poco su sufrimiento, ¡ni siquiera se daban cuenta de ello!
Tenía que pensar en otra cosa si quería mantenerse calmado. A pesar que trató con todas sus fuerzas de pensar en diversos temas para controlar su desesperación, nada daba resultado. ¡Lo único que quería era que el tiempo pasara más rápido!
"Tic-Tac Tic-Tac Tic-Tac"—Escuchaba ese sonido claramente en sus oídos, resonando sin cesar en su cabeza.
¿Era su imaginación o en serio escuchaba las manecillas del reloj?
Parecía que su mente estaba llegando a un punto sin retorno. Ese sonido siguió en él un rato más, hasta que decidió volver a mirar la hora. El reloj acababa de marcar las diez y treinta y seis.
"¡Con mil demonios!"—casi exclamó audiblemente y en su frustración por poco se lleva las manos a su cabeza. — "¡Esto me va volver loco!"
Ya se le estaba formando un fuerte dolor de cabeza en las sienes, ante la perspectiva de todo lo que tenía que afrontar todavía.
"¡Por favor, líbrenme de este martirio!"—suplicó como una plegaria, mirando desesperado hacia el techo.
Al parecer sus lamentos fueron escuchados y la ayuda se presentaría de la forma menos esperada.
Un mozo que llevaba unas copas con ginger ale(*3) en una bandeja, se dirigía discretamente a hacia un lado del salón. Al pasar cerca del lado por el que se encontraba Terry, sus pies tropezaron con algo que pareció no identificar, haciendo que cayera bruscamente, soltando su bandeja y las copas que llevaban.
Sin duda, todas terminaron tiradas en el piso, mientras la mayor parte de su contenido cayó directamente sobre la persona más cercana, quien no fue nadie más que Susana. El incidente provocó que todo se volviera silencio.
—¡Susy! ¿Querida? ¿Estás bien?— la señora Marlowe fue la primera en reaccionar.
Después de pasada la conmoción, se inició un gran alboroto, pero nada, absolutamente nada, se podía comparar al escándalo que hizo Susana.
—¿Cómo voy a estar bien? ¡Viste lo que hiciste! ¡Mi vestido! ¡Arruinaste mi mejor vestido!
Todos sus gritos caían duramente sobre el pobre muchacho que había llevado las copas, el cual sólo atinaba a agachar la cabeza de manera avergonzada y escucharla.
Si bien los gritos de Susana eran los más elevados, los murmullos también dejaban traslucir comentarios burlones y sarcásticos, uno en especial llamó la atención de Terry.
—¡Oh, pobrecita! ¡Qué pena! Al parecer, la rídicula cojita recibió lo que merece.
Ese comentario fue dicho de manera tan despectiva y con fingida pena que lo llenó de rabia. Si bien Susana no era de sus personas favoritas, no permitiría que otras personas se atrevieran a faltarle el respeto de esa manera. Buscó rápidamente a la propietaria de la voz, encontrándola en la persona de Margaret Richardson.
La observó fríamente, ella miraba a Susana con un brillo particularmente perverso en sus ojos y una sonrisa extraña a la que Terry no comprendía su significado.
La diatriba de Susana continuaba sin descanso, hasta que paró un momento, seguramente para tomar aire. El joven que llevaba las copas aprovechó la oportunidad para defenderse.
—Lo siento tanto, yo no sé… cómo pasó… me tropecé con… no sé con qué. — dijo el chico un poco torpemente. — Yo nunca fallo en mi trabajo, señora.
—¡Se tropezó! ¿Con qué? ¿La alfombra?— Susana gritaba aún más fuerte, mientras el muchacho se sonrojaba.
"¿Tropezarse? ¿Con qué pudo haberse tropezado?"— se preguntó Terry, extrañado. Cuando de la nada, una idea se formó en su mente.
"No lo creo, sería muy descabellado"—caviló tensamente. —"¿No es cierto?"
Dirigiendo su mirada a la Srta. Richardson, volvió a ver una sonrisa de triunfo dirigida a Susana, ahora ya entendía el significado. Había sido ella, estaba seguro. Ella había hecho tropezar al muchacho para que hiciera caer todo el contenido de las copas en Susana.
"Ciertamente, esta mujer está muy perturbada. Es la caperucita… ¡'la caperucita loca'!"
Aclarando su garganta, decidió detener el ataque de Susana. No dejaría que gritará al pobre chico, de todos era el que menos culpa tenía de la situación.
—¡Basta ya, Susana! Fue un accidente. — dijo él, lanzándole una mirada feroz a Margaret, quien ni siquiera se inmutó y siguió con su sonrisa satisfecha.
—¿Accidente? ¡Por favor! ¡Fue incompetencia!
El infortunado criado parecía querer que se lo tragara la Tierra. Terry lo observó fijamente, parecía un niño, seguro que no pasaba de los 16 años.
—¿Qué clase de trabajadores contratan aquí? ¡Deberían despedirlo!— continuaba Susana sin descanso.
—¡No, por favor!— De pronto, el joven halló su voz. —Este trabajo es lo único que me ayuda a mantener a mi mamá y mis hermanos.
—¡Es suficiente, Susana!— agregó Terrence firmemente. —¡Ya déjalo en paz! Tal vez lo mejor sea que de una buena vez nos vayamos.
—¿Irnos? Con lo bien que la estábamos pasando. — comentó pesarosa.
"Dilo por ti"— pensó Terry, sarcásticamente.
—¡Susana, vámonos ya! ¿Quieres?— le susurró—¡Estás haciendo un espectáculo!
Viendo la verdad de sus palabras, Susana accedió de mala gana. Al momento que lo hizo, Terry mandó a pedir sus abrigos a un criado. La conmoción se fue acallando, mientras todos volvían a hacer lo que hacían antes del suceso.
Terry observó al chico que derramó las copas, estaba muy pálido mirando al suelo. Él no debía pagar por los errores de otros, así que decidió acercarse y hablar con él.
—¿Muchacho? ¿Te encuentras bien? ¿Te puedo ayudar en algo?
El chico levantó la vista, mirándolo extrañado. Parecía como si nadie nunca lo hubiera tratado con deferencia.
—No estoy muy bien, lo más probable es que me echen. — suspiró pesadamente. —No lo quisiera, ya que fue muy difícil conseguir este empleo por mi edad. Estaba tan feliz que me hubieran aceptado en esta mansión a pesar de ello. Yo quería ayudar a mi mamá, pero ahora parece que perdí esa oportunidad. — Terminó su discurso tristemente.
—No lo creo. — dijo Terry, mirándolo con simpatía. —La verdad no sé qué harán los dueños de este lugar, pero si por alguna razón te despidieran, no dudes en contactarme, yo te ayudaré.
—¿Habla en serio?— El chico lo miró esperanzado, aunque un poco cauteloso sin creerse esa suerte todavía.
—Por supuesto. — Sacando un papel de su bolsillo y una pluma escribió su dirección para luego dársela. —Aquí está mi dirección. Cualquier cosa que necesites, sólo búscame. Soy Terrence Graham.
—Muchas gracias, señor Graham. — añadió vehemente el muchacho.
—No te preocupes. Te deseo suerte. — sonrió Terrence, la primera sonrisa sincera que había dado en toda la noche.
Habiendo resuelto ese asunto, volvió con Susana. Habían traído ya sus abrigos, y junto con la Sra. Marlowe, se dirigieron a despedirse del gobernador y su esposa, para luego irse a la salida.
Terry volvió a mirar a todos los invitados una última vez, y sus ojos sin querer se toparon con los de esa mujer Richardson. Él le dirigió una gélida mirada y ella le sonrió coquetamente, mandándole un guiño casi imperceptible.
"¡Espeluznante!"— caviló con sarcasmo y molestia. — "¿Por qué siempre tengo que atraer a las locas?"
Cuando el viento helado chocó contra su rostro, se pudo calmar un poco. Al menos algo bueno salió de todo la situación que creó 'la caperucita loca', ahora podría salir más pronto de ese lugar. Sí, ahora seguramente ya podría relajarse.
"Quizás, la suerte sí estuvo de mi lado después de todo."
En cuanto salieron por la puerta, un gran silencio se expandió en todo el salón. Habían ya dado un paso hacia la acera de la calle, cuando comenzó a oírse una gran multitud de sonoras carcajadas desde dentro. Terry soltó un gruñido por lo bajo, y abrió rápidamente la puerta de su auto para Susana y la Sra. Marlowe, antes que escucharan las risas del salón. Demasiado tarde, porque si llegaron a oírlas.
"No sé ni para que hablé."—sintió su cuerpo tensarse al empezar a escuchar los gritos de Susana y su madre sobre la injusticia de lo sucedido. —"Sé de sobra que la suerte nunca está de mi lado."
¿Podía pasar algo más en este día? Todavía quedaba un poco más de una hora para descubrirlo.
Continuará…
ANOTACIONES:
(*1) Al Smith: 42 gobernador de Nueva York desde el 01 enero de 1919 hasta 31 de diciembre de 1920.
(*2) Ley Seca: Entendida como la prohibición de vender bebidas alcohólicas, aprobada el 19 de diciembre de 1919, estuvo vigente en los Estados Unidos entre 17 de enero de 1920 hasta el 5 de diciembre de 1933.
(*3) Ginger ale: Es una bebida gaseosa de origen inglés y libre de alcohol. Fabricada con agua mineral, jengibre, azúcar y limón.
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"Las palabras no esperan el momento perfecto, crean sus propios momentos perfectos convirtiendo los instantes más ordinarios en segundos especiales."
Espero haber hecho especiales estos momentos dedicados a mi historia.
Gracias por leer.
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By: Sundarcy
NOTAS DE LA AUTORA:
Este capítulo me salió muy largo, así que consideré prudente dividirlo en dos partes, publicaré la segunda parte el domingo. Ahora dedicaré este espacio para responder a todos los preciosos reviews de las muchas personas que comentaron.
Guest 1: Te agradezco infinitamente que te hayas tomado el tiempo de comentar. Si te pareció un bonito comienzo es suficiente para mí. De verdad que me llena de emoción que alguien lo considere así. Espero sigas leyendo y me dejes tus comentarios. Estaré super encantada de seguir leyendo lo que piensas de acuerdo a cómo se va desarrollando la historia. Saludos.
Guest 2: Tranquila, como ya he asegurado esta historia no tendrá mucho drama. Es fantasiosa con un poco de romance, además que involucrará muchas escenas un poco cómicas. Gracias por tomarte el tiempo de leerla y comentar. Estaré muy contenta si sigues leyendo y comentando que te parece lo que viene. Saludos para ti.
LucyTA: Estoy muy encantada que te haya gustado el prólogo, hermosa. Fue un prólogo que no estaba planeado, pero al final se me ocurrió añadir por puro impulso. Bueno, aquí está el siguiente capítulo que esperabas, espero haya podido cumplir tus expectativas. Ojalá y te siga gustando lo que viene. Cientos de abrazos a la distancia para ti.
Azul: Gracias por pasar a leer esta historia. Que te haya dejado con deseos de leer más historias me emociona mucho. No me considero una experta en esto, como he dicho estoy recién comenzando. El que haya podido dejar a alguien con deseos de leer más me emociona demasiado. Hermosa, el placer es todo mí al ver captado tu atención. Deseo que continúes conmigo en esta historia y me sigas diciendo tu opinión.
Alondra: Inmensas gracias por comentar, preciosa. Precisamente, en el momento que describo en el prólogo es de los momentos más intensos en el sufrimiento de Terry, creo que sólo puede ser comparado con el momento de la tan odiada separación en las escaleras. En este preciso instante en el barco es donde su vida cambia por completo al conocer a Candy, quien le devuelve su confianza en el mundo, ayudándolo a superar todos esos momentos de soledad y tristeza que vivió desde niño.
Es cierto que todo lo que necesitaba nuestro precioso Terry era un poco de amor y compresión, mucha falta le hizo eso mientras crecía. Yo también amo la manera en que se conocieron, creo yo, ambos se conocieron en los momentos más críticos de sus vidas. Los dos se enseñaron muchas lecciones de vida y juntos aprendieron a amar intensamente. Candy llegó a su vida a iluminarle sus días y Terry le enseñó a Candy a dejar ir sus temores, y a las personas que perdemos y nunca podremos volver a recuperar después de la muerte. Espero te siga gustando los siguientes capítulos. Bendiciones para ti.
Eli: Gracias por tus bellas palabras, hermosa. Ser capaz de merecer tus felicitaciones es un verdadero honor para mí. Confieso que escribir el prólogo fue una experiencia muy especial. Entrar en la mente de Terry en esos momentos, en los que estaba experimentando la peor de las decepciones y tristezas después del amargo rechazo de su madre, sin duda, fue muy duro para mí, casi podía sentirlo como mi propio sufrimiento.
Personalmente, considero a Terry como el personaje más profundo y complejo de toda la historia. Posee un carácter y personalidad que es una hermosa mezcla de bastantes matices y colores. Sabemos que fue una persona que sufrió mucho desde muy joven, pero fue ciertamente ese desprecio que recibió desde niño lo que le formó ese lado inalcanzable de su carácter, esa forma de reaccionar a las personas, su propia naturaleza reservada y esos muros de arrogancia e indiferencia con los que se protegía. Todas esas barreras en realidad esconden a una de las personas más nobles de toda la historia, esos muros caen cuando aprende a confiar y amar intensamente a Candy por primera vez en su vida, a ella es a la única a la que le muestra su verdadero yo. Adoro a la pareja de Candy y Terry, soy de corazón terrytano hasta el final, un amor tan intenso como el de ellos merece un final justo donde se queden los dos juntos.
Lamentablemente, Susana todavía sigue existiendo:( Ojalá se fuera pronto. (Jajaja, yo tampoco la soporto) Hablando en serio, como dije desde un comienzo, quiero guiarme en el anime, el manga y el CCFS, y según este último para estos años, Susana todavía sigue en este mundo. Pero no te preocupes, nuestros rebeldes terminaran juntos y tendrán su muy merecido final. Nunca en la vida dejaría que Susana pueda salirse con la suya. Espero te siga gustando los siguientes capítulos. Cuídate mucho. Besos y abrazos.
Guest 3: ¡Fantástica tu review! Super feliz que te llegara a gustar, especialmente porque está cien por ciento dedicada a la historia de amor de nuestros amados rebeldes. Gracias por seguirme. Sí es cierto que los albertfics estaban superando en número. Espero te guste este capítulo y lo que todavía está por venir. Abrazos y besos.
Guest 4: Mil gracias por apuntarte a leer esta historia. Me alegro que te haya gustado la perspectiva del prólogo y que estés de acuerdo con el que no tenga mucho drama. Como ya dije el drama será para otras historias, ésta sólo se centrará en momentos más ligeros, mi propia manera de escribir no ahondará en grandes dramatismos. Deseo firmemente que te siga gustando lo que viene. Besos y abrazos para ti.
Blanca G: Yo también creo que el sufrimiento de Terry es muy profundo, heridas demasiado hondas que necesitaba sanar y sólo pudo hacerlo con Candy. También lo considero como uno de los personajes más nobles de la historia, se muestra esa nobleza demasiadas veces en toda la historia. A veces he llegado a considerar que posee una nobleza que sólo podría ser comparada con la de Candy. De la misma forma, ambos renunciaron el uno al otro en sacrificio de Susana, aunque ella no se lo merecía. ¡Qué más prueba de nobleza que aquel acto! Ellos no se merecían ese final del anime y el manga. Espero poder aportar con esta historia un digno final para ellos. Ojalá te sigan guste este capítulo. Cuídate mucho.
Guest 5: Hermosa, el que te haya dejado sin palabras me deja a mí también sin palabras. Son pocas las cosas que lo logran, creo que es el hecho de haberte dejado a ti de esa manera lo que me conmociona. Que te haya fascinado el prólogo es muy significativo para mí. De verdad, te agradezco que te tomaras el tiempo y te dieras la oportunidad de leer. Aquí está la nueva actualización. No demoré mucho, la siguiente tampoco me tomará tanto tiempo. Cuídate.
Candicefan01: ¡Nuestro Terry hermoso! Es cierto que ha sido una persona que ha sufrido mucho desde niño, captar sus sentimientos y entrar un poco a la psicología del personaje puede llegar a ser complicado. Feliz que te haya gustado la manera en la que capté sus sentimientos. Me gustaría mucho si continuas leyendo y dejándome tus comentarios. Saludos.
Phambe: Muchísimas gracias por pasar a leer esta historia, es un verdadero placer para mí que se encuentre entre mis lectoras. Desearía por responderle en francés, pero no domino muy bien ese idioma y mejor no me arriesgo a escribir erróneamente algunas palabras o frases, llegando a confundir el mensaje de lo que quiero transmitir. Le pido perdón de antemano por ello. La preciosa Ayame me había hablado de usted y del admirable trabajo que hace traduciendo las historias en español. Estoy muy honrada que se haya tomado el tiempo de traducir y leer esta historia.
Concuerdo con usted, el final del anime y el manga fue tan injusto. Demasiado frustrante y mucho fue el sufrimiento de la protagonista. De hecho me sorprende que siendo principalmente para público tan joven, se centrará en tocar temas tan crudos: maltrato infantil, intentos de suicidio, etc. Sinceramente, el final de tanto el anime como el manga me dejó con el corazón muy decepcionado.
Para mí, Terry es y siempre será la pareja perfecta para Candy, en muchos aspectos, ellos dos son el completo perfecto del otro. Albert también es muy querido para mí, pero nunca he podido verlo como una pareja para Candy. En cambio, Terry siempre me ha fascinado al ser un personaje tan profundo y tan humano. Por eso precisamente lo amo por no ser perfecto y ser una persona que muchos defectos que llegó a tocar fondo, pero que pudo resurgir de las cenizas y volver a brillar, un personaje absolutamente deslumbrante e inolvidable. Además, siempre he adorado su carácter tan irreverente, impetuoso, su intensidad y pasión con la que siente, y por supuesto su lado sarcástico.
Tiene mucha razón en lo que se refiere a destacar las consecuencias de sus decisiones y las direcciones de las vidas de Candy y Terry. De hecho quise centrarme en eso en los primeros capítulos. Se puede hacer un gran contraste entre sus vidas al existir vastas diferencias entre ellas. Candy lleva una vida más tranquila, alejada y en el campo. En cambio Terry que vive en Nueva York, rodeado de todo lo que el mundo de Broadway implica, significa una vida mucho más agitada y seguida por la prensa, al ser él una celebridad.
Esta historia explora una situación fantasiosa, como podría darse cuenta por el nombre, y que no ameritara situaciones dramáticas o complicadas, no creo estar preparada para abordar ese tipo de tramas. Pienso que el melodrama no es para mí, meno cuando todavía sigo buscando mi estilo al escribir. Así que al menos por ahora me abstengo de escribir historia melodramáticas.
Sí, Ayame me convenció en empezar a escribir esta historia. Tenía mis reservas porque no tengo casi nada de experiencia en esto de escribir y la verdad es que me aterra no poder captar la esencia de estos personajes que son tan queridos para mí. De hecho, ése es el mayor de mis miedos todavía. Trataré de hacer mi mejor esfuerzo para no perder la esencia de los personajes. Aún sigo aprendiendo todo esto y espero no desviarme de ese rumbo. Desde ya estoy muy feliz por haber iniciado todo. Es como un sueño en el que trataré de darle un digno final para Candy y Terry, como tanto lo merecen.
Abrazos y besos. Cuídese mucho.
Guest 6: Gracias por el tiempo de leer esta historia. Es un placer que te haya parecido lindo el prólogo. Me alegro poder haber logrado transmitir las emociones de Terry para que ustedes mismas la sientan. Pues, aquí está el siguiente capítulo. Llego lo más pronto que pude, deseo haya podido cumplir tus expectativas. Saludos.
Guest 7: Mil gracias por leer esta historia, linda. Que te encantará el prólogo me hace sentir muy dichosa. Escribo por puro entretenimiento y como una forma de desestresarme, también como autocomplacencia. El que a alguien más le guste lo que escribo me llena de una gran emoción. No creo ser tan buena escribiendo, pero hago mi mejor esfuerzo. Aquí tienes el capítulo que seguía, espero poder cumplir tus expectativas. Estaré super encantada si sigues leyendo y comentándome tu opinión de esta historia. Saludos para ti.
Mita sanchez: Gracias por seguir esta historia y comentar. Me alegro muchísimo que te gustara el comienzo. Las actualizaciones serán muy probablemente los viernes. Bueno, la siguiente parte de este capítulo lo publico el domingo. Entre los viernes y los domingos estaré publicando capítulos. Espero te siga gustando lo que todavía está por venir. Saludos.
andrea: Gracias por comentar, linda. Estoy encantada que te haya gustado el prólogo. No te preocupes que no pienso abandonar esta historia. Las actualizaciones serán los viernes o los domingos. En el caso de la siguiente parte de este capítulo lo publicaré el domingo nada más. Ojalá sigas leyendo y acompañándome en lo que viene. Abrazos.
Para Ladyofimagination98, Ani4941, Nally Graham y skarllet northman. Muchísimas gracias por sus reviews, les respondo muy feliz vía PM. Saludos a todas.
Gracias por leer esta historia. Nos veremos el domingo para la segunda parte de este capítulo. ¡Feliz fin de semana!
Sunny =P
05/01/2018
